Marihuana Boogie Denny Brechner junto a Alfonso Guerrero y Marcos Hecht escriben y dirigen una ficción acerca del abastecimiento de la marihuana en Uruguay. Luego de que se legalice en dicho país, el entonces presidente José “Pepe” Mujica no tenía las herramientas para producir la cantidad que se consumía. Por eso decide enviar a Alfredo Rodriguez (Denny Brechner) y a su madre (Talma Friedler) a Estados Unidos para poder arreglar de cualquier manera el objetivo. Traigan el porro se potencia con la ambición de la idea original, yendo a Estados Unidos a filmar, teniendo varias apariciones -hilarantes- de José Mujica y presentándose en diferentes espacios de debate sobre la legalización de la marihuana. Un relato divertido como entretenido que lleva a Alfredo a vivir diferentes experiencias. La estética fílmica donde la cámara está todo el tiempo “escondiéndose” o tapando caras para preservar la identidad de personas reales crea una ilusión de documental de noticiero con una impronta humorista. Las locaciones aportan el toque extra a la locura, en barrios donde viven las clases bajas de Nueva York, jugando al fútbol con jamaiquinos en típicas canchas de cemento. La temática “marihuana” es algo que todavía no ha sido explotado en Latinoamérica pero sí en países como Estados Unidos y Traigan el porro puede ser la desencadenante de este género en esta parte del mundo. A pesar de ser comedia, la película podría haber contado información aunque sea mínima acerca de esta droga para transmitir al espectador ajeno.
Presentada como un falso documental que toma un tema de mucha actualidad, la aprobación del consumo legal de marihuana en Uruguay y un atractivo único la participación en la comedia surrealista nada menos que del ex presidente Pepe Mujica, que se prendió al delirio con un increíble sentido del humor. Dirigida, guionada y producida por Denny Brechner (responsable además de la idea original y es el protagonista) junto a Alfonso Guerrero y Marcos Hecht. Todo comenzó con una cámara oculta en una farmacia, que se hizo viral en todo el mundo, y esta incluida en la película. Y todo se trata de una misión imposible, abastecer de marihuana al país una vez aprobada la ley. Para eso el “comando” de avanzada, el farmacéutico, su mamá y un policía, acuciados por el jefe (Pepe Mujica) harán lo imposible por conseguir el producto con un delirio atrás de otro. Con buen tono, algún paso en falso gratuito, pero con un sostenido humor.
La historia comenzó el 10 de diciembre de 2013, cuando Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar el cultivo y la venta de marihuana. El hecho fue celebrado y denostado por partes iguales, convirtiendo al “paisito” en noticia mundial. Pero después surgió un problema: no había materia prima suficiente como para abastecer a todo el país, por lo que a la sanción parlamentaria le siguieron meses de incertidumbre y escasez. Fue en ese contexto que Denny Brechner, Alfonso Guerrero y Marcos Hecht idearon un plan que consistía en crear una “Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal" con el objetivo de viajar a Estados Unidos y conseguir unas cuantas toneladas de la sustancia verde. De esa excursión nació lo que años después se convertiría en Traigan el porro. El falso documental (mockumentary) rodea a esa anécdota de un endeble marco ficticio que involucra al mismísimo José “Pepe” Mujica como jefe del operativo. A su mando están los tres protagonistas, quienes, amparados en la Cámara apócrifa, consiguen participar –y hasta dar charlas– en diversos eventos cannábicos de Estados Unidos. Traigan el porro es más graciosa en su premisa que en sus resultados. Hay poco y nada de construcción cinematográfica en esta comedia que acompaña las aventuras del grupo a lo largo de su gira, yendo de Denver a Washington y de allí a Nueva York, para compartir charlas -y unas cuantas secas- con referentes de la materia. Con la voz en off como recurso omnipresente y un relato desparejo, Traigan el porro tiene destino de video viral en YouTube. De ahí a que sea una buena película hay un largo trecho.
El Borat uruguayo Irreverente y políticamente incorrecta es Traigan el porro (2018), la comedia uruguaya que deambula entre el documental y la ficción para narrar las desventuras de una misión secreta a Estados Unidos, enviada por el propio ex presidente José "Pepe" Mujica para paliar la falta de marihuana en su país luego de la legalización de la misma. Meses antes que Uruguay se convierta en el primer país en legalizar la marihuana, Alfredo Rodríguez (Denny Brechner, responsable de la idea original y protagoniza el film) junto a su madre Telma empiezan a vender brownies alucinógenos en su farmacia con un éxito arrollador. Pero la materia prima escasea y Alfredo negocia con los narcos para conseguirla. Termina preso y sale libre con una condición: debe ir a Estados Unidos antes del famoso encuentro entre el presidente Pepe Mujica y Obama, para conseguir importar la planta alegre a su país y cumplir con el abastecimiento necesario que exige la reciente ley. El principio de la película es genial porque marca el tono y describe al carismático personaje: oportunista y sin ningún reparo ético, ideológico o moral para conseguir sus objetivos. Con ese ímpetu, asociado a la idiosincracia uruguaya, viaja al país del norte casi un mes antes del encuentro entre presidentes con la misión secreta de solucionar a cómo dé lugar el problema de abastecimiento. A partir de entonces, la película es una suma de situaciones estrafalarias, con Alfredo como presidente de la falsa “Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal” hablando con los yankies en convenciones y organismos de Colorado -único estado donde la marihuana es legal- para robar fórmulas y pedir ayuda para su problema. Lo irrisorio del asunto se hace presente desde el primer minuto: necesitan ser demagogos para promocionar su país y van, desde mencionar futbolistas de la celeste hasta destacar el progresismo de un gobierno de izquierda justo en los Estados Unidos. La participación del mismo Pepe Mujica es fundamental como una suerte de M de quién Alfredo recibe órdenes cada tanto para no perder el objetivo de su misión. Pero también Traigan el porro tienen un ritmo arrollador, los problemas se suceden, se suma Tato, un veterano oficial de la policía de Uruguay, y los tres se infiltran entre fumones latinos, negros y jamaiquinos, fiestas dragonas donde Alfredo consigue una novia afroamericana, pasando por la embajada uruguaya y las emblemáticas calles de Nueva York. Todo en una hora quince de película. Lo mejor de esta delirante comedia es que no pierde nunca el humor 100% uruguayo, pero no para hacer una crítica a la idiosincracia de su país como hiciese el director de Borat (2006) y El dictador (The Dictator, 2012), sino para exponer las incongruencias y sin sentidos alrededor de la cultura canábica en el mundo.
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“Traigan el porro”, de Denny Brechner Por Marcela Gamberini Una misión es dada a unos personajes que, desde el inicio, se comportan como verdaderos antihéroes. ¿Quién sería entonces el Héroe, según ese viejo modelo aún vigente a la hora de conformar la narrativa de los géneros populares, en esta película uruguaya? Indudablemente la presencia en el filme de Pepe Mujica, lo reconfirma inmediatamente como uno de los personajes más afables, simpáticos y sencillos no solo del universo ficticio que trabaja la película, sino de todo el Universo. Será el jefe de la banda que lidere la misión que emprenderá viaje hacia EEUU. Este hombre que ha sido ex guerrillero, ex preso y ahora ex presidente; se muestra como un actor poco dotado pero terriblemente carismático. Uruguay ha decretado la ley de acceso a la marihuana, el problema surge cuando escasean las plantaciones y el negocio – legal y licito- de la venta del cannabis para uso medicinal y/o recreativo se ve afectado. Una misión formada por un joven farmacéutico, su madre y un policía uruguayo viajan a EEUU a fin de convencer a alguien, a cualquiera, del traslado de algunos kilos de cannabis desde el país del Norte hasta nuestro país vecino. Innumerables gags se suceden uno tras otros, algunos desopilantes otros no tanto. La película va formándose con fragmentos de documentales, con reuniones, con festivales, con agentes de policía todos ellos falsos, ficcionalizados. En este caso la ficción aparece como soporte de un género como la comedia, donde sus principales materiales han sido falseados. Sin embargo, quien esto escribe cree que hay algo más detrás de esta comedia popular, algo que puede visionarse como un gesto político que se dispara en varias direcciones. Es, en principio un homenaje a ese ex presidente único en el continente; también es una sátira sobre el mundo violento del narcotráfico y sobre la imposibilidad de ver en el cannabis algo recreativo y medicinal. La comedia siempre pone en escena tensiones que pueden ser sociales, económicas, afectivas, culturales. Un género que desde su origen visualiza conflictos más allá del puro entretenimiento. Por ejemplo, la secuencia en la que en una ciudad de EEUU, todos los trabajadores de la calle, disfrazados de personajes de reconocidos dibujos animados, son latinos. Acá, hay, inevitablemente una mirada política sobre la situación de los inmigrantes en el país del Norte. La comedia, un género popular que aun, degradado o subvertido, subsiste como uno de los modos de la resistencia a la cultura hegemónica. TRAIGAN EL PORRO Traigan el porro. Uruguay, 2017. Dirección y guión: Denny Brechner. Intérpretes: Denny Brechner, Talma Friedler, Gustavo Olmos, José “Pepe” Mujica, e Ignacio Roqueta. Fotografía: Alfonso Guerrero y Marcos Hecht. Edición: Duane Ríos. Distribuidora: Cinemark Argentina. Duración: 75 minutos.
En el 2013, Uruguay, un pequeño país de Sudamérica, se convirtió en el primer país en legalizar la marihuana. En el 2017 comenzó a venderse marihuana en las farmacias. ”Traigan el porro” cuenta la historia secreta de cómo se pudo llevar esto a cabo gracias a un plan liderado por el entonces presidente José Pepe Mujica. Ponele. Esto es lo que sucede en el falso documental que sigue a tres miembros de una supuesta Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal en un viaje para poder conseguir la cantidad necesaria de marihuana. Un viaje que los lleva a convenciones, recitales, festivales, entrevistas, todo relacionado al maravilloso mundo de la cannabis. “Traigan el porro” está construida de manera dinámica y divertida pero sin dudas su mayor hallazgo es la presencia de Mujica, quien se presta al delirio que los realizadores Denny Brechner, Alfonso Guerrero y Marcos Hecht (que se hicieron famosos por una cámara oculta que ellos armaron previamente y funcionó como base para el largometraje en cuestión) proponen. Partiendo de hechos reales e imágenes de archivo (como el encuentro entre Mujica y el por entonces presidente de los Estados Unidos Barack Obama), se construye esta historia que apuesta a un tono desenfadado y políticamente incorrecto y que juega a bucear entre la idiosincrasia uruguaya. La trama gira en torno lo que sucede cuando Uruguay se da cuenta de que no tiene suficiente marihuana para abastecer a su país. Entonces aquel trío comandado por Mujica viaja buscando soluciones, con un imprescindible paso por Colorado (estado de USA donde también es legal) e intentando conseguir datos y contactos que le permitan conseguir 50 toneladas de marihuana. En el medio de esta aventura se irán dando ciertos percances y situaciones (como conocer la Iglesia Canábica de la Fe Verde o encontrar el amor). Sin grandes artilugios a nivel cinematográfico y con una omnipresente voz en off que termina sobrando, “Traigan el porro” resulta una propuesta fresca, original y divertida que al mismo tiempo trae una temática actual con un tono que más allá del delirio y el humor se percibe honesto. No es una película más sobre fumones. En cuanto a la distribución que le tocó en esta semana de estreno en nuestro país, la película se puede ver sólo en el Hoyts Abasto en una única función a la noche. Es recomendable tratar de acercarse. Es recomendable tratar de acercarse.
Miramos a Uruguay con recelo, mientras hace unos años la mirada era de subestimación o como si uno mirara a un hijo, muchas recientes conquistas sociales, políticas, han despertado una envidia sana. Gran parte de esto ha sido la figura de “Pepe” Mujica, un presidente que ha dado, y sigue dando cátedra, en materia de ideales y de comprensión sobre el verdadero motor de la función pública. “Traigan el porro” (2018) de Denny Brechner, recupera su imagen y un proyecto particular, la legalización de la marihuana y la intención de poder, desde el mismo gobierno, controlar y erradicar el comercio ilegal. Así, el realizador, y tomando como punto de partida la visita a Estados Unidos de Mujica para encontrarse con Obama, decide embarcarse en una misión ultrasecreta para poder, junto a su madre, traer el material necesario para emprender la comercialización oficial del cultivo. Atravesada por el humor, y en un registro cuasi documental, que transita la lábil línea que divide la ficción y el registro real, Brechner se pone delante de cámara junto a su madre en la vida real, emprendiendo un camino que los llevará a conocer a personajes asociados al libre pensamiento y consumo, pero que también permiten desarrollar la ironía dentro de un contexto que sin pasarse de tono, acerca material pedagógico y entretenimiento. Si por momentos uno duda de algunas cuestiones que se reflejan, también tiene que ver con que la docuficción se inscribe en una larga tradición de realizadores, principalmente americanos, que desde el humor, como Sacha Baron Cohen, Michael Moore, han forjado carreras de divulgación periodística cinematográfica e imponiendo leyes de género. Brechner toma de esa escuela, pero también de envios que utilizan la cámara oculta como motor narrativo, para configurar un dinámico acercamiento al universo de la marihuana, su consumo, su producción, su defensa, su divulgación, trascendiendo la anécdota y reforzando su intención de generar un nuevo estilo. En ese punto “Traigan el porro” avanza con un relato diferente, en donde el ridículo va cediendo lugar para convertirse en una pieza pedagógica en la que el chiste se desvanece y se suma la fuerza de la convicción como pieza fundamental para comprender que detrás de la propuesta hay una seguridad y una solidez en los objetivos que busca el film. La transgresión supera la base del relato, y con momentos antológicos y un código compartido la película se convierte en una pieza fundamental para tiempos en los que las ideologías y la necesidad de renovar políticas y estamentos se hacen evidente. “Traigan el porro” es una fresca, novedosa, y dinámica propuesta que se corre a los pocos minutos de iniciada de cualquier polémica que se busque en ella, ofreciendo un relato honesto sobre la búsqueda y la necesidad de legalizar una sustancia en un siglo nuevo y con nuevas ideas.
En 2013, Uruguay se transformó en el primer país del mundo en legalizar la marihuana. Ese año, Denny Brechner filmó una cámara oculta que terminó viralizándose: era sobre un supuesto test oficial con brownies cannábicos en una farmacia. En 2017, cuando efectivamente empezó a venderse marihuana en las farmacias uruguayas, Brechner y dos codirectores - Alfonso Guerrero y Marcos Hecht- subieron la apuesta con una gran idea: un falso documental sobre una misión secreta para importar la hierba y, así, abastecer la demanda del flamante mercado oriental. El propio Brechner protagoniza la historia en el papel de Alfredo Rodríguez, un farmacéutico que viaja a los Estados Unidos para conseguir el cargamento de droga junto a su madre química -Talma Friedler, madre real del director- y un supuesto funcionario policial. Quien les encarga esta tarea no es otro que José Mujica -en la ficción, que transcurre en 2014, aún es presidente del Uruguay-, que se prestó para actuar en la película. Si bien el más importante, el Pepe no es el único personaje que le da visos de realidad a esta comedia delirante. Porque el trío, como miembro de una supuesta Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal, participa de convenciones cannábicas y se entrevista con funcionarios y personajes ligados al mundo del porro. Esas inmersiones de los personajes en la “realidad” borran por completo el límite entre ficción y documental y son los momentos más logrados de la película. Dejan en segundo plano algunas limitaciones actorales y una narración en off anticlimática, y consiguen provocar la sonrisa que merece toda comedia fumona que se precie de tal.
Comedia de la otra orilla Este falso documental uruguayo que incluye cámaras ocultas que dieron origen al proyecto, recuerda al trabajo de Sacha Baron Cohen, cambiando la acidez del británico por un estilo más simpático. La historia sobre la misión de un farmacéutico (Denny Brechner), su madre (Talma Friedler) y un policía (Gustavo Olmos) para conseguir en los Estados Unidos marihuana para abastecer a Uruguay, después de la legalización, está llena de momentos divertidos y agudos, además de contar con la actuación del expresidente Pepe Mujica. Pero el formato de largometraje choca con el espíritu del material, que sería ideal serie web de episodios breves.
Está hablando del faso Dicen por ahí que el humor salva al mundo. Dicen por ahí que el cine como arte tiene la capacidad asombrosa de transformar. Y en un país como Argentina, con varias asignaturas pendientes todavía, el mockumentary –o falso documental- Traigan el porro (2017), dirigida, guionada y producida por Denny Brechner, parece traernos un halo de esa frescura transformadora bajo una actitud desfachatada (en el mejor sentido de la palabra). Todo comenzó en Uruguay semanas antes de que se apruebe la legalización de la marihuana con un video que se volvió viral –visto por más de un millón de personas en todo el mundo- en el que se mostraba cómo en una farmacia de barrio se ofrecían brownies de cannabis. Después la legalización fue un hecho pero había otro problema: faltaba materia prima para su producción. Así, el mismo equipo de la farmacia crea la falsa Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal con el apoyo del mismísimo José “Pepe” Mujica, en ese entonces presidente, como parte de una prueba “piloto” del propio gobierno, que consistía en viajar a los Estados Unidos y traer esa mercadería. Lo que parecía ser una propuesta de película casera, imposible de ser tomada en serio, se vuelve toda una producción de nivel, siempre apelando al delirio consciente, a los diálogos desopilantes y a escenas perfectamente contadas que recrean satíricamente una misión secreta y hasta reuniones con embajadores y el ex presidente Barack Obama (con imágenes de archivo adaptadas y editadas acorde al tono y la situación). La pregunta obvia del espectador es cómo Denny Brechner ha conseguido todo esto, pero eso no importa. Era un momento memorable. Todo el mundo estaba mirando a Uruguay y el realizador aporta su granito de arena con desparpajo: de una apuesta simple y cómica a un film más elaborado, no pretencioso pero tampoco improvisado que “habla del faso”.
En 2013, cuando Uruguay discutía la aprobación del consumo de marihuana con fines recreativos, los pícaros de una productora de videoclips y publicidades hicieron un esquicio con cámara oculta, donde un falso farmacéutico y un falso policía sorprendían a los posibles clientes. La siguiente broma fue inventarse la página oficial de una supuesta Cámara Uruguaya de Marihuana Legal, y en tal carácter inscribirse en una gran convención de marihuaneros en Denver, Colorado, único Estado norteamericano que legalizó el consumo. Luego, una colecta entre amigos, clientes y simpatizantes les permitió viajar a ese y otros encuentros cannábicos, armar allí un stand, hacer otras macanas similares y registrarlo todo con cámara oculta y/o con diversos compinches. Ahora, la frutilla del postre: en la broma participan el entonces presidente uruguayo y el embajador de ese país en los EE.UU. Tardaremos bastante en saber si lo hicieron plenamente a sabiendas o a ellos también les tomaron total o parcialmente el pelo. Por lo pronto, y por complicidad o por montaje, he aquí una comedia de humor típicamente uruguayo donde Pepe Mujica en persona le encarga al presidente de la Cámara (el antedicho farmacéutico), la madre de éste (madre auténtica del actor), y el policía (ya retirado) que traigan de Norteamérica 50 toneladas de cannabis para consumo interno. Y allá van nuestros héroes. Sorprende la originalidad, la gracia y el desparpajo del grupo. También, la bonhomía campechana de Mujica. Y se pasa el rato, aunque algunos conocedores dicen que esta película se disfruta mejor si uno está fumado. Eso recuerda la anécdota de aquel viejo cine porteño que exhibió en trasnoche la comedia under "Pernicioso vegetal", en 2002. Había tanto humo en la sala que el proyectorista no podía hacer foco. "¿Vos crees que se van a dar cuenta?", lo tranquilizó el dueño del local.
La premisa de este falso documental uruguayo es tan ingeniosa como divertida. Traigan el porro imagina la improbable trastienda del proceso que culminó en la legalización de la marihuana en la República Oriental. Un farmacéutico que "ve la oportunidad" y se lanza, acompañado por su madre, a contactar y conseguir porro en Estados Unidos, como avanzada a la visita del Pepe Mujica a Barack Obama. Bien realizada, con la ficción apuntalada por archivo reciente y la presencia del Pepe, tiene momentos desopilantes en su primera parte. Es cierto que el chiste se gasta un poco por el camino, o no sostiene hasta el final la misma gracia. Pero como broma construye un sólido docureality a la uruguaya, de entusiasmo cansino, con ese humor asordinado, un poco a contrapelo, que brilla en las mejores ficciones de la cinematografía charrúa.
Esta cinta funciona como un falso documental, la cual esta ficcionada sobre la compra de marihuana en Estados Unidos, para luego ser llevada a Uruguay, donde participaron dos personajes increíbles: madre e hijo (Denny Brechner y Talma Friedler), enviados y la visita a ese país del Presidente José Mujica (entre 2010 y 2015) y su reunión con el presidente Obama. Tiene mucho de parodia, sátira, un buen toque de humor, resulta divertidísima, además cuenta con un buen montaje y bien musicalizado. El objetivo es desdramatizar el uso de la marihuana. A este audaz equipo de realizadores no les resulto fácil filmar en Estados Unidos. Su estructura narrativa tiene un toque a la película “Borat” (2006).
ARMATE UNO En su debut como director tras dar sus pasos como productor, el realizador uruguayo Denny Brechner incursiona con un film extraño y subversivo que a pesar de sus irregularidades encuentra en su frescura un elemento cómico y sorpresivo. Mockumentary (es decir, un falso documental que, por lo general, resulta paródico) con elementos de ficción que se confunden con la realidad a través del montaje, Traigan el porro incluso se da el lujo de contar con figuras como José Mujica o Carlos Pita para darle cierta dimensión de verosímil a la locura del guión. El resultado no está exento de fallas en su concepción, esencialmente porque algunos elementos improvisados no terminan de encajar en la narración, o la interacción entre los personajes se encuentra fuera de timing para la comedia, pero la propuesta no pasa desapercibida. Traigan el porro narra una hipotética misión secreta de Alfredo (el mismo Denny Brechner) para poder traer marihuana de Estados Unidos bajo el mando del mismísimo presidente Mujica. La razón es la cuenta regresiva que se le presenta antes de que finalice su mandato y la falta de producción propia, sin poder satisfacer la demanda que la aprobación de la regularización del consumo tendría. Esto implica una disparatada incursión al estado de Colorado donde el grupo integrado también por la madre de Alfredo (que además, también es la madre de Brechner) y un veterano policía en decadencia (Gustavo Olmos), tratará de buscar los medios para obtener toneladas de la preciada hierba en los días previos a la incursión de Mujica en las Naciones Unidas para detallar los motivos de la regularización en Uruguay. El desarrollo de la expedición a Estados Unidos liderada por Alfredo los lleva a ferias cannábicas, con figuras que representan la lucha por el consumo legal en ese país, bajo la improvisada organización de la Cámara Uruguaya de la Marihuana Legal, mientras buscan socios para poder negociar el abastecimiento de marihuana. En paralelo vemos el montaje de secuencias documentales que anotician la presencia de Mujica en el país del norte, cuando estas no forman parte de la ficción al interactuar con los protagonistas del film -con momentos hilarantes donde vemos el carisma de Mujica a pesar de no tratarse de un actor profesional-. El film mantiene astutamente esa hibridación entre ficción y documental al presentar figuras reales y ponerlas a confrontar con nuestros personajes, siendo imposible determinar qué parte es documento y cuál ficción, algo semejante a otros mockumentarys como Borat. Pero sin duda, la mayor riqueza está en el registro urbano de las calles de Washington y Nueva York, que refleja cierto grado de denuncia sutil al retratar la periferia y los empleos a los que puede aspirar el trabajador de origen “latino”. Ficción o no, el segmento cumple en mostrar una faceta crítica contundente. Por otro lado, resulta más irregular el desarrollo del trío protagónico a lo largo de su expedición, específicamente, la faceta romántica resulta forzada y se desvanece del guión sin consecuencia alguna. La presencia de elementos aleatorios, así como personajes ocasionales, denota la carga de improvisación que tuvo el guión a pesar de contar con un norte, algo que por momentos da frescura y por otros resulta en secuencias torpes que no cumplen ninguna finalidad en el transcurso de la acción. En todo caso, Traigan el porro es una rareza del cine uruguayo que apenas supera la hora y consigue entretener a pesar de cierta falta de solidez. Esto no quita un uso notable del montaje paralelo hacia el desenlace que con el relato en off genera un efecto cómico que está entre lo mejor del film; contarlo sería arruinar el mejor momento del relato. Sin duda se trata de una audaz ópera prima de Brechner (Denny, no confundir con el también uruguayo Alvaro) que a pesar del caos de ideas logra afirmarse minuto a minuto.
Misión recontra espionaje La predisposición del ex presidente uruguayo Pepe Mujica para ser partícipe de este falso documental de Denny Brechner genera un interés extra en el cómo por encima del qué. Porque el “cómo” implica disipar la duda de la estrategia utilizada por los creadores de Traigan al porro para marcar las coordenadas de esta hilarante aventura que parte de la idea de traer materia prima de los Estados Unidos para que Uruguay pueda satisfacer la demanda de uso legal de marihuana, ley que aprobara la legislación uruguaya en 2013 y que le diera popularidad e interés mundial al tratarse del primer país en darle a la marihuana y a su consumo sin restricciones una luz verde por vía institucional. En ese sentido, el humor llega desde la realidad y la ficción para darle forma de mockumentary a veces con mejores resultados que otros. En primer lugar porque el protagonista Denny Brechner viaja acompañado de su madre en la ficción como representantes de la cámara uruguaya de la marihuana. Se conecta con referentes en el país de Obama en ese momento, participa de charlas e intenta dejar el terreno armado para la operación secreta una vez que el presidente de Uruguay llegue a su reunión con el jefe de Estado norteamericano. La picardía y la épica en tamaño small ganan fuerza en algunos fragmentos, aunque por momentos la trama se asemeja a un largo sketch que puede asociarse con las propuestas de Saborido y Capusotto. No obstante, Traigan al porro funciona, no deja afuera a un público que no sintonice con el universo verde pero tampoco cuenta con elementos extras para sumar audiencias. Todo ello con enorme auto consciencia, humor y falta de pretensión.
Este filme uruguayo que se inscribe dentro de lo que se ha dado en llamar falso documental, siendo en realidad una ficción con formato de documental. Esto establecido desde las primeras secuencias, en tanto acción de los personajes. Un joven que le dice a su madre que no mire para atrás porque da la sensación de paranoia, de estar en falta, para al segundo siguiente hacerlo él. Extraído de una realidad, la legalización de la plantación y venta de marihuana en Uruguay, siendo éste país el primero en esas cuestiones, la producción se plantea la dificultad de cómo conseguir los primeros brotes y semillas. De la idea a la misión ultrasecreta, conocida por todos. del viaje de estos supuestos enviados del poder supremo uruguayo solo hay un paso y mucho delirio. Dirección, idea original, guión, producción y protagonizada por Denny Brechner (responsable además de la idea original) Todo lo inició con una cámara oculta en una farmacia donde se empieza a vender porciones de torta (Brownie) condimentadas con marihuana, las imágenes captadas se virilizaron en todo el mundo. El problema-conflicto se suscita al tratar de abastecer marihuana a todo el país, una vez aprobada la ley. Para eso los integrantes de la Cámara Uruguaya de Marihuana Legal, tan veraz como este filme, el farmacéutico, su mamá y un falso policía, comandados por el jefe (Pepe Mujica) y otros políticos desde las sombras, viajan a EEUU con el fin de conseguir el preciado elemento Todo lo demás está al servicio de construir y desarrollar la idea, el montaje, el uso de material de archivo, hasta los diálogos, algunos muy divertidos otros directamente trastornados, siendo la idea original la que se termina imponiendo como lo mejor de la producción, más allá de lo nombrado y el aporte humorístico del ex Presidente uruguayo Pepe Mujica. Alguno podrá suponer que la calificación va de la mano de la envidia que genera, desde esta orilla, que nuestros vecinos hayan sido los primeros en legalizar la marihuana, o de haber sido los de la idea de esta historia, o de tener como ex presidente a Mujica, ¡Ni por casualidad! Pero no crea que esto es pura certeza, la calificación va por lo que el filme da en relaciona a estructura, relato, realización, actuaciones. No somos envidiosos. No recuerdo quien dijo que si Federico Fellini hubiese nacido en Argentina hubiera sido dueño de una calesita en alguna plaza, porque para grotesco tenemos la vida cotidiana, creo que fue Leon Gieco, pero no estoy seguro. A seguro se lo llevaron preso, hay un video de nuestra ex, diciendo esto, bastante anticipatorio. Pero vaya a verla, es divertido antes que nada, y eso ya es mucho.