La vanguardia es así El término tropicalia traza varias líneas interpretativas, por un lado responde al movimiento contracultural que en los últimos años de la década del sesenta penetró en distintas ramas del arte en Brasil, entre ellas el cine con Glauber Rocha a la cabeza y la música, con artistas jóvenes como Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa, Arnaldo Baptista, Rita Lee y Tom Zé. También es el título de uno de los álbumes rectores de este movimiento (editado en 1968, un año después de Sargeant Pepper de The Beatles) y la respuesta contra la palabra tropicalismo, pues -como decían sus creadores- todo ismo implica separación y la idea central de la corriente Tropicalia precisamente era la mixtura de la música popular brasilera con influencias extranjeras. Pero Tropicalia es el título de un documental del realizador Marcelo Machado, que pudo verse al aire libre en el Bafici hace unos años y que ahora afortunadamente se estrena en el circuito comercial. A Marcelo Machado (ver entrevista) lo sedujo la idea de reflejar la efervescencia política y cultural de aquellos años difíciles de Brasil, en los que la dictadura marcó el rumbo y el exilio obligado de muchos artistas, como los ya mencionados Veloso y Gil a Londres, Portugal y París. Precisamente son ellos a quienes convoca Machado en el presente de su obra para mostrarles en una pantalla gigante fragmentos de archivo propios del tropicalismo, en los que los artistas se identifican, luego de alguna que otra emoción contenida, en los rostros de miles de jóvenes que manifiestan por las calles. Además, dice presente el recuerdo con aires de melancolía y sabor a tiempo perdido en algunas melodías de sus canciones más representativas, como Alegría, alegría y Domingo no parque, ambas finalistas del Tercer Festival de MPB da TV Record. Con ese recurso de confrontarlos, Marcelo Machado consigue que aquello que representaba una anécdota del pasado, para ellos cobre un significado mayúsculo, gracias al valioso aporte de testimonios, un nutrido e inédito material de archivo, que se despliega en pantalla bajo una estética de collage –fiel al tropicalismo- para mezclar texturas, colores y una banda sonora inmejorable. El auge del tropicalismo se extendió por tres años y su alta dosis de transgresión, a partir de la deconstrucción de valores tradicionales de la cultura popular brasileña, le generó enemigos puertas adentro, la mayoría universitarios que esgrimían discursos en pos de un nacionalismo y tradicionalismo a contracorriente de aperturas hacia otras geografías como Norteamérica, aspecto que desde los medios de comunicación masiva también se procuraba mantener vigente. En ese sentido, uno de los mejores segmentos de este multifacético y fascinante documental lo constituye el enfrentamiento entre Caetano Veloso ante una audiencia de estudiantes hostil, a la que el artista terminó saludando con una frase sentenciadora: Ustedes no entiende nada. Podría haberse parafraseado en aquella convulsionada velada a Charly García para rubricar con la frase la vanguardia es así. Incomprendida, transgresora, mutante y como suele ocurrir adelantada a su contexto sociopolítico. En materia cinematográfica, Tropicalia no viene a revolucionar el cine documental ni mucho menos, pues se pueden encontrar recursos clásicos en su estructura narrativa, pero también otros no tan convencionales que terminan constituyendo una pieza única que vale la pena descubrir y por supuesto abrir el debate cultural bajo la perspectiva histórica de Latinoamérica, en tiempos donde la globalización del arte ha quitado rasgos de identidad a los países, aunque haya aportado nuevos discursos y formas de entender el mundo.
Te llevo en la sangre En Tropicalia (2012) el realizador Marcelo Machado presenta, a través del género documental, un recorrido por los inicios del movimiento cultural que revolucionó Brasil a finales de la década del 60. Partiendo de la música como gran elemento movilizador, pero focalizando también en el teatro y el cine, Machado propone un documental clásico, fraccionado en los tres años claves del movimiento (67.68, 69), recurriendo a material de archivo inédito, testimonios antiguos y actuales, y la siempre vigente música de grandes exponentes del género como Mutantes, Arnaldo Baptista, Gilberto Gil o Tom Zé. Para ello recurre al género de la entrevista de diversas personalidades representativas, pero también al material de archivo con shows de conciertos históricos de figuras como Caetano Veloso, Rita Lee o Gal Costa. Pero lo que hace también interesante a este documental es el trazado sociopolítico que se hace de una época y el rol que los integrantes de este movimiento ocuparon en la vida brasileña. Tropicalia no es solo un “rockcumental”, expresión que se usa para denominar habitualmente a los documentales musicales. sino también un trabajo en el que Machado supo plasmar visualmente un movimiento emblemático y el rol que este ocupó en la construcción de un país donde la música y el fútbol son factores determinantes para su ciudadanía.
Cuando Caetano y Gilberto hicieron historia Cualquiera que conozca un mínimo de historia de la música brasileña sabrá las aspectos centrales del movimiento tropicalista que irrumpió a mediados y fines de los años ’60, y cautivó al mundo (decenas de artistas incluso anglosajones fueron influidos por su fuerza). Sin embargo, aun para los iniciados en el tema, Tropicália regala imágenes y testimonios muy poco vistos (incluso hay bastante material inédito). Además, ofrece una narración tan poderosa, vistosa (con un look por momentos psicodélico) y sensible a la vez que es difícil no emocionarse. Con un excelente trabajo de investigación (qué envidia provoca ver a los brasileños contar con tantos buenos archivos mientras en la Argentina se ha perdido buena parte de nuestra memoria audiovisual), Machado va reconstruyendo el surgimiento, apogeo y caída (o progresiva desintegración) de ese movimiento que reunió arte y política, vanguardia y protesta, combinando lo más genuino de la canción brasileña (desde la bossa nova a la música bahiana) con el rock, el hippismo y la psicodelia. Las imágenes íntimas y de presentaciones en vivo (y en muchos casos los inteligentes testimonios) de Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa, Os Mutantes, Tom Zé, Nara Leão, Rita Lee, Jorge Ben Jor y Rogério Duprat sirven como hilo conductor para un film que expone también el clima sociopolítico de la época, desde “la euforia adolescente”, como ellos mismos admitieron, hasta la represión, la cárcel y el exilio forzado de Gilberto y Caetano en Londres a partir de 1969. Las contradicciones entre los por entonces jóvenes artistas y los estudiantes, periodistas e intelectuales que los acusaban de “extranjerizantes”, la pasión que por ellos tuvieron los europeos y los estadounidenses, y el trabajo sobre “el espíritu de época” son otros hallazgos de Tropicália, que -además de un buen uso de imágenes de films de Glauber Rocha, Carlos Diegues, Júlio Bressane, Rogério Sganzerla y Leon Hirzman- termina con los propios Caetano y Gilberto viéndose en pantalla, 40 años después, y cantando a dúo con ellos mismos. Un cierre bello y conmovedor.
Tropicalismo, ecos que aún resuenan Tropicalia ya lo decía Hélio Oiticica, quien así bautizó una de sus ambientaciones, conocida en el Museo de Arte Moderno de Río en abril de 1967 "no es sólo un título; es una postura estética (...); una tentativa consciente, objetiva, de imponer una imagen obviamente brasileña al contexto de la vanguardia y de las manifestaciones en general del arte nacional". Al confrontar esa imagen con movimientos artísticos internacionales como el pop, pretendía combatir el colonialismo infiltrado en la cultura brasileña. En otras palabras, buscaba la creación de una verdadera cultura brasileña para lo cual era necesario que asumiendo la propia condición mestiza (blanca, negra e india) absorbiera antropofágicamente la herencia europea o norteamericana. "La búsqueda de una síntesis entre ideas totalmente contradictorias, una utopía", la definió Gilberto Gil, uno de los principales representantes del movimiento que se destacó sobre todo en la música popular, con Gil y Caetano Veloso a la cabeza, pero también en otros terrenos como el teatro, las artes plásticas, el cine y la televisión. La canción-tema de Caetano, la que declara que organiza el movimiento y orienta el carnaval todavía no tenía título cuando ya integraba el repertorio que él había seleccionado para su primer disco solista. Ninguno podía ser más adecuado que el de la obra de Oiticica, un ambiente tropical cubierto de arena y gravilla y lleno de plantas y pájaros, donde al final de una especie de laberinto se desembocaba frente a un televisor encendido. Era natural que también lo fuera en este documental cuyo rasgo distintivo coincide con el del tropicalismo: la mezcla. Entre tantas obras que han hurgado en el pródigo territorio de la música popular el cine documental brasileño lo ha hecho con frecuencia en los últimos años, el film de Marcelo Machado que se ofrece en BAMA y a partir de mañana todos los sábados, a las 22, en el Malba, sorprende por la variedad y riqueza del material que pudo acopiarse durante los cinco años de minuciosa investigación que le dedicó Antônio Venâncio, nombre decisivo entre quienes contribuyen a rescatar la memoria nacional, pero también cautiva porque Marcelo Machado evitó cuanto pudo el formato "cabezas parlantes" y casi todos los restantes estereotipos que acechan detrás de cualquier documental sobre músicos. Prefirió dejar hablar a las imágenes, tomadas de films y noticieros, (y a la música, claro), por sí mismas Entre muchas -algunas poco o nada difundidas antes están las de Caetano y Gil cantando "Shoot me Dead" ante la multitud en la isla de Wight; la de Nara Leão registrando a Caetano mientras presenta "Alegría alegría" en el festival que para algunos marca el comienzo del movimiento, o la "clase" impartida -muy a su estilo- por Tom Zé. Y lo principal: interesa porque supo no descuidar el contexto histórico y político y las distintas facetas en que el movimiento se manifestó, si bien tal actitud sólo puede apreciarse mejor desde el punto de vista de quien conoce la historia contemporánea del Brasil y la excepcional riqueza de su producción musical. Tal presunta "distracción" también tiene su flanco benéfico: el espectador puede disfrutar de muchas joyas. Unos pocos ejemplos; el de "Panis et Circensis" de Os Mutantes, el "Divino, maravilhoso" en vivo de Gal Costa, o la versión imperdible que Caetano ofrece de "Asa branca" tomada por la televisión francesa. Otro hallazgo está sobre el final, al retratar hoy a los protagonistas viendo imágenes del pasado. El tropicalismo dejó escasa obra, pero con su propuesta derrumbó prejuicios y abrió puertas. Sus ecos todavía resuenan.
Valiosa evocación de un hito cultural del Brasil La Tropicália o Tropicalismo fue un movimiento musical brasileño, de corta duración pero intenso en su significación histórica, que tuvo a Caetano Veloso y Gilberto Gil como las cabezas más visibles y populares. A fines de la década del 60, Latinoamérica tenía como eje la revolución social y el antinorteamericanismo. Amante del cine y la música de EE.UU., Caetano se resistía a lo que él consideraba un abordaje superficial del asunto. Pero además, veía en ciertas expresiones "modernas" del pop británico y norteamericano, en los postulados del hippismo, en las libertades sexuales nacientes de los países centrales, una vitalidad de la que parecían carecer los movimientos políticos de su país. A contrapelo de muchos, se sentía atraído por igual por las canciones y la expresividad de Roberto Carlos y por la herencia cultural africana, por la psicodelia y la bossa nova (la "música popular culta" en el Brasil de entonces), por el rock & roll y el fado portugués, por la televisión y el internacionalismo cultural por sobre el nacionalismo. Con algo menos de potencia de liderazgo, en aguas parecidas navegaban su hermana María Bethânia que sin embargo prefirió no sumarse al Tropicalismo-, Gil, Gal Costa, Tom Zé, Rita Lee, Arnaldo Baptista, Sérgio Días (estos tres últimos, integrantes de Os Mutantes) Nara Leão y Rogério Duprat, o los poetas Torquato Neto y José Capinan. Época culturalmente caliente, de búsquedas y dictaduras, fue el escenario que dio lugar precisamente a este movimiento aunque nunca terminó de gustarles ese concepto movimientista- que dejó marca en la historia musical de Brasil, que existió como tal entre 1967 y 1968, les valió el repudio por "entreguistas" de un buen sector del "bienpensantismo" y los artistas más ligados a los movimientos revolucionarios, dejó solamente un disco como tal: el colectivo "Tropicália ou Panis et Circencis", publicado en enero del 68, que contenía la canción de Caetano que dio nombre a todo, y que terminó, casi absurdamente, con la detención por dos meses y luego la expulsión hacia Londres de Caetano y Gil. De todo ese mundo, ya lejano, da cuenta este documental de Marcelo Machado, rebosante de imágenes de archivo, quietas y en movimiento, públicas o más privadas (como las del casamiento hippie y playero de Veloso), casi todas en blanco y negro. Hay, muy pocas opiniones actuales y desde la perspectiva histórica. En cambio, hay mucho material de época o más cercano en el tiempo, de muchos de los protagonistas o "actores de reparto" de este hito cultural. Y todo fue planteado desde una estética varias veces, coloreada" al estilo pop art- que busca ilustrar también desde lo formal sobre la época abordada. El film fue visto aquí en el BAFICI 2012 y ahora circulará solamente por salas no comerciales. No es una película apuntada a lo masivo; porque tampoco lo fue, en definitiva, el Tropicalismo. Pero es sin dudas un material valiosísimo, bien presentado, con mucho de desconocido, que regocijará de quienes se interesan por la historia musical brasileña.
Marcelo Machado se puso en esta titánica misión de contar en un relato lo más inexplicable que existe: la conexión entre los sonidos y la tierra, la magia que sucede cuando un pueblo se manifiesta a través de una música que le es absolutamente propia en su mezcla entre lo autóctono y lo impuesto, entre el paso del tiempo y el paso de las modernizaciones y, con su mensaje, cultiva adeptos en el resto del mundo. Tropicalia no es sólo un movimiento musical de los 60s en Brasil. Tropicala tiene su nombre a partir de una obra conceptual expuesta por esos primeros años del movimiento y hasta vemos sus manifiestos al estilo del Neorrealismo Italiano en cine, vemos performance en teatros, en literatura y en poesía. Heredando formas y estructuras extranjeras, logra condimentar con estilo propio una forma de vanguardia que será lo que combine el amor del pueblo por el fútbol, sus ideales políticos en contra de la dictadura y su censura y mucho de la idiosincrasia brasileña. El film muestra cómo los estereotipos llevaron a confundir esta música con una pasión por el rock que lo hicieron tan popular internacionalmente y puede reconocer épocas e idiosincrasias en ese ambiente maravilloso que plantean. Lo interesante es no sólo la cantidad de material de archivo que tienen (que muy acertadamente combinan con formatos cuadrados para simular televisores), sino los narradores de la historia entre los que vemos a Caetano Veloso y Gilberto Gil, que nos llevan por el espíritu de poder manifestarse en estos turbulentos momentos. Porque, como movimiento que ha tocado a toda forma de arte, ha sido un espacio de catarsis para el pueblo. Otro gran acierto de Machado fue que el hilo conductor entre el material sean casi siempre las voces de los entrevistados, donde pareciera que orgánicamente nos ponemos en contexto y podemos comprender por qué significó lo que significó. Era un movimiento donde se respiraba una renovación joven, con su identidad y la mezcla que pide la tierra y eso se ve reflejado en cada fotograma del film. Es un film extenso, pero muy explicativo. Tan plagado de ejemplos que a uno no le queda otra opción que comprender el amor que le genera a este director y guionista este movimiento con el que creció. Un capítulo completo sobre historia del arte latinoamericano, en dos horas. Muy recomendable.
La creación del tropicalismo, por Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa y muchos más. Con testimonio, archivos y las más bellas canciones de la época. Un documental para ver.
En apenas un par de años –la película va de 1967 a 1969– el tropicalismo produjo un impacto musical y cultural llamativo en Brasil. Años después iría saliendo al mundo pero en versiones un tanto diluidas, que no alcanzaron nunca a expresar la enorme complejidad de ese movimiento que fue mucho más que musical y que expresó un sincretismo cultural que alcanzó muchos ámbitos de la cultura. El documental de Marcelo Machado tomará como centro a sus figuras claves como Caetano Veloso y Gilberto Gil, claro, pero también a otras figuras musicales (Os Mutantes, Nara Leao, Tom Zé, Gal Costa, etc.) y no se detendrá allí, exponiendo las ideas de este heterogéneo grupo a través de arquitectos como Hélio Oiticica, cineastas como Glauber Rocha y productores y poetas como Rogerio Duprat o Torquato Neto, entre otros. Esa iniciática tropicalia fue un mestizaje, una cruza de elementos culturales locales (bahianos, mayoritariamente) con influencias externas (norteamericanas y europeas, antropofágicamente transformadas) que intentaban alejarse tanto de la movida más pop tipo Joven Guardia (el modelo Roberto Carlos, similar en cierto punto al Club del Clan argentino) como de los movimientos más claramente politizados que se iban expandiendo en tanto la dictadura brasileña se endurecía. Ese mix único que luego derivó en un suerte de producto comercial exportable como “tropicalismo” (versión cool y amable de esta explosión cultural) duró poco por circunstancias tanto internas como externas que la película intenta analizar. En un punto –y con sus grandes diferencias específicas– es comparable al surgimiento del rock en Argentina, en su primera época de Los Gatos, Moris, Los Abuelos de la Nada, Almendra y otros, junto con las experiencias artísticas que por entonces se exploraban en el marco del Instituto Di Tella. tropicalia-11Con un material de archivo impresionante –en su mayoría de shows competitivos de música por televisión en los que Caetano, Gil, Os Mutantes y otros actuaban a menudo– mezclado con testimonios de antes y de ahora (los aportes de Tom Zé merecen, como el personaje, una película aparte), TROPICALISMO intenta explorar hasta visualmente esa estética de psicodelia pop que envolvía a la movida, no casualmente simultánea en época a movidas similares en el resto del mundo, como probaría la aparición de varios de ellos en el Festival de la Isla de Wight, modélico evento del rock de esa época en Gran Bretaña. Ese repaso alocado de Machado –que puede ser algo confuso para los no iniciados– tiene a su favor el tratar de analizar el fenómeno de manera conceptual e histórica, sin transformarse en un grandes éxitos de Caetano & Gil, y apoyándose siempre en los fascinantes materiales de archivo que ha encontrado, especialmente algunos grabados en Europa (Veloso, al final, haciendo “Asa Branca” en la TV francesa tal vez sea el punto más bello del filme). El sonido en general sucio de las actuaciones en vivo no siempre hacen justicia a la belleza y excelencia en los arreglos y en la construcción de las canciones, pero gracias a los testimonios podemos reconstruir la grabación del mítico disco Tropicalia, los aportes de Duprat al sonido de ese “supergrupo” de futuras estrellas y la energía contagiosa de esa suerte de comunidad. tropTambién se vivencia como un curioso testimonio de una época de efervescencia y creatividad musical que parece haber desaparecido de la televisión abierta y solo se encuentra hoy en circuitos muy independientes. Ver las actuaciones de Os Mutantes o a un jovencísimo Caetano (mucho más caótico y “desprolijo” que el que conocen hoy) en programas masivos es notar, muy velozmente, cuánto han cambiado los medios y cómo se han ido alejando de todo tipo de experimentación, especialmente musical. Uno de los testimonios lo deja claro: la música era entonces para la TV lo que hoy son las telenovelas. Y si bien podremos estar en desacuerdo, creo que quedarán más en la memoria las canciones de Caetano, Gil y compañía que las idas y vueltas de la trama de AVENIDA BRASIL… (Los sábados 11, 18 y 25 de octubre y 1 de noviembre a las 22 en MALBA CINE. Todos los días a las 22, en BAMA) PD. Aquí, extraída de YouTube, Caetano haciendo el clásico “Asa Branca” tal como se lo ve en el filme…
La historia del tropicalismo Este documental cuenta qué fue y cómo impactó el Tropicalismo musical en Brasil. La búsqueda de una identidad, no basada en influencias del exterior, sino en la rica usina cultural brasileña. Lo nacional, lo propio, cimentado en una estética contradictoria. “Una utopía”, según define Gilberto Gil, uno de los padres fundadores del Tropicalismo, más que un movimiento, un alarido cultural en medio de una oscuridad política que atravesaba Brasil a fines de los años ‘60. Con faros como el citado Gil, Caetano Veloso, Rogerio Duarte y Tom Ze, entre otros artistas, Tropicalia hace un trabajo quirúrgico, al hueso, hurgando en los archivos audiovisuales de aquel efervescente Brasil de entre 1967 y 1969. En este documental casi no hay imágen sin intervenir o retocar, los colores bordean las figuras humanas como si fuesen crayones, son pinceladas sobre un lienzo audiovisual que se asemejan al grito cultural que buscaba (necesitaba) dar un país amordazado. El collage, la mezcla, es un signo distintivo de esta puesta surrealista del director Marcelo Machado, que en varios tramos coquetea con la psicodelia de aquel momento. Fluye. Pero no todo era música en aquel movimiento que mostraba a sus íconos como dignos paralelos del furor Beatle a la sudamericana (las imágenes del público son gloriosas), el Tropicalismo desbordó hacia el terreno televisivo, el teatro, las artes plásticas y también el cine. El filme Terra em Transe (1967) de Glauber Rocha -del cual se proyecta un fragmento- muestra la clara influencia de un incipiente movimiento, el cual (en una jugosa entrevista televisiva) Caetano Veloso niega como tal. El Tropicalismo (nombre que le puso el artista Hélio Oiticica a una de sus ambientaciones en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro) se cruzó en este documental con el contexto social-político de época. No es un hecho aislado. La cohesión argumentativa de este trabajo producido por Fernando Meirelles (Ciudad de Dios) se fortalece con extractos de audios de los protagonistas, tanto sean de archivo como actuales. El salto del pasado al presente emociona, sobre todo al final del filme en las imágenes que se ve tanto a Caetano como a Gilberto, contemplar escenas de conciertos durante aquella época utópica. Que aún sigue dando sus frutos.
Una golondrina no hace al verano La frase que da título a esta crítica es pronunciada, entre tantas otras, por Gilberto Gil, uno de los músicos que forman parte del documental Tropicália. En el BAFICI del 2012, esta película formó parte de la amplia grilla de proyecciones y ahora, llega el turno de su estreno comercial. Tropicália, es un compendio de imágenes de archivo –algunas inéditas y actuales- que recrean aquello que fue un movimiento revolucionario brasileño, a finales de la década del ´60, que nació de una performance donde se conjugaban distintas expresiones artísticas. Tomando como centro esta nueva vanguardia, Caetano Veloso fusiona distintos ritmos musicales convirtiéndolo rápidamente en un nuevo estilo, un lenguaje catalizador e influyente en los jóvenes de la época. Os Mutantes, Gal Costa, Rita Lee y Tom Zé entre otros, también formaron parte de esta bandada de golondrinas que trascendió los límites musicales hasta convertirse en Tropicalismo. Cuando azotó la dictadura en el país vecino, Veloso y Gil fueron encarcelados y luego exiliados en Londres por ser los principales exponentes del movimiento, ya con ideas políticas. El Tropicalismo solo duró un par de años pero lo suficiente para que este movimiento expresivo trascendiera sus límites como ave migratoria. Tropicália, un documental musical como testimonio de una época. Existe otro documental titulado Beyond Ipanema (Guta Barra, 2009) que reproduce la llegada del Tropicalismo a los Estados Unidos pero bien podría ser la secuela de Tropicália. En esta reciente producción -con el asesoramiento del director Fernando Meirelles-, Marcelo Machado, dirige su documental desde una postura ideológica neutral haciendo hincapié en la corriente artística, especialmente en la mirada de Veloso, pero sin subrayar los aspectos relacionados con la dictadura. Entrevistas, conciertos, y todo tipo de imágenes se encuentran montadas exquisitamente logrando un ritmo y movimiento natural, propio de aquello que representa.
Cinema fala (de músicas y creaciones de una época) La década de 1960 en Brasil conoció una eclosión en lo político-social-cultural-artístico: el Tropicalismo. Ese movimiento, donde animaban, “agitaban”, creaban y discutían artistas (músicos y compositores, poetas, artistas visuales y plásticos, etc.) y público, padeció la represión de la dictadura de 1964, y quedó, como toda genuina vanguardia, como un monumental (y maravilloso) corpus de obras. Como una referencia ineludible para todo el devenir posterior en el arte y la cultura hasta nuestro presente. Tropicália (2012), del director Marcelo Machado, ya fue vista en unos 15 países y se estrena este jueves 9 en el BAMA Cine Arte, el 11 en el MALBA, y recorrerá luego varias salas y provincias del país, llegando también a Uruguay y a Chile. Con Tropicália puede conocerse cómo fueron los “años clave” 1967, 68 y 69, con los más destacados artistas de ese fenómeno: Gal Costa, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Torquato Neto, Os Mutantes (con Rita Lee), y otros referentes como Jorge Ben, quienes había realizado un mix entre las tradiciones de la cultura brasileña y las nuevas (y “foráneas”) expresiones como el rock, el pop y la “cultura masiva” que comenzaba a propagarse vía la TV. Así, el movimiento, que fue bautizado en referencia a una obra del artista plástico vanguardista Hélio Oiticica, se mantuvo unido en las calles con la juventud y los trabajadores, en manifestaciones contra la dictadura y la represión; y con disputas y discusiones al interior del movimiento, alrededor del “tema estético”: la juventud y los estudiantes estaban en contra de que se admitieran expresiones extranjeras y comerciales locales –por ejemplo el programa “La Joven Guardia”, conducido por Roberto Carlos–, en una suerte de “nacionalismo cultural” que llevó a agitadas y agrias discusiones entre Veloso y Gil con los estudiantes (de ahí surgirá luego, en una solidaridad que se hacía eco de la “incomprensión del público”, padecida por él mismo tiempo atrás, la obra viva vaia (1972), dedicada a Caetano, del poeta Augusto de Campos –referente junto a su hermano Haroldo y Décio Pignatari del movimiento concretista, surgido en los 50, “antropófago” y de fundamental influencia entre estos artistas–). Es en este contexto que, interpretando “É proibido proibir”, Caetano le gritará al público que lo silva (vaia): “¿Es esta la juventud que dice que quiere tomar el poder? Si ustedes son caretas en política como lo son en estética, estamos perdidos”. Otro artista que aparece, inevitable, con sus obras e influencias, es el cineasta Glauber Rocha y su Terra em Transe (1967). La película de Machado cuenta con varias perlas históricas “de archivo”, desconocidas (Caetano y Gil presentados en la TV británica, ya exiliados por la dictadura, anunciando la desaparición del movimiento –o cuanto menos su falta de responsabilidad por lo que se haga en su nombre allá en Brasil–: “el Tropicalismo no existe más”); interesantes declaraciones y datos puntuales (como el que recuerda el empuje de Maria Bethânia en los inicios del movimiento tropicalista); y, hablando en la actualidad (viendo las imágenes de época) Gal Costa, Rita Lee, Tom Zé (vehemente, entusiasmado –como siempre–), Sérgio Dias, Caetano y Gil. Otro autor importante de la música (y las letras) que aparece es Jorge Mautner, incluyendo fragmentos de una histórica película (¿lisérgica?) que hicieron, donde “dialoga” con Veloso… Tropicália es un film ideal para quienes conozcan (y amen) la Música Popular Brasileña (MPB) –cosa que en nuestro país ocurre desde hace rato; desde hace varias generaciones–, para quienes quieran acercarse a ella y conocerla, y también para quienes quieran conocer la historia, el contexto, de ese estallido o big bang que fue el tropicalismo en los 60, cuyos astros –una buena mayoría– continúan brillando en el firmamento del presente.
Tropicália: a chorus of Brazilian voices The Brazilian documentary Tro-picália, by Marcelo Machado, examines the many aspects of one of Brazil’s most influential cultural movements: tropicália, which started in the late 1960s’ against an unstable political and social atmosphere as a reaction to both the pop music and the growing nationalism of the time. Tropicália was first a way for newborn artists to express their revolutionary thinking against the imposing military dictatorship, and it truly became a real struggle to protect freedom of speech as well as individual and civil liberties. A gathering of voices that spoke up in unison. And while it’s true that tropicália first had a strong start as a mix of diverse traits, that is to say Brazilian cultural characteristics with American and European ones, it’s equally true that it didn’t last that long in its original shape. Due to the several social and political circumstances, the movement was later on diluted into a lighter, for export version known as tropicalism. Nonetheless, a precedent of outmost importance had been set. Tropicália, the documentary, is above all, a feature with plenty of exhaustive research. Not only because of the numerous archive footage, but mostly because of its quality. Not quite often, to say the least, you get to see clips of TV shows, photographs, snippets of past interviews and new ones, featuring the likes of Caetano Veloso, Os Mutantes, Tom Zé, Rita Lee, Nara Leão, Gilberto Gil, and Gal Costa performing live and giving their testimonies about their priceless experiences. Since the whole tropicália cultural movement was not restricted to musicians, there are also interviews with filmmaker Glauber Rocha (as well as fragments of hi seminal film Terra em Trance) and poet Torquato Neto (among others). In fact, the discovery of the distinctive colours of the many voices that make up the chorus to account for both Tropicália and tropicalism is perhaps the chief appeal of this well narrated documentary. What they thought and think now, what they said and say now, it’s all juxtaposed in a thought provoking manner that invites viewers to immerse themselves into a one-of-a kind experience. As an informative piece, Tropicália fulfills the expectations it arises. However, considering the complexity of the entire phenomenon, perhaps it would have been more desirable to make a longer feature, a bit more in depth, with more layers to unveil. You may feel that you’d have wanted to know even more, and you’d be right. It’s just that the universe depicted is so fascinating that you might want to stay in there a bit longer. Production notes Tropicália (Brazil, 2012). Directed by Marcelo Machado. Produced by Denise Gomes, Paula Cosenza. With Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa, Tom Zé, Rita Lee. Running time: 82 minutes.