El anti fair play No es para nada casual que el fútbol, lo que representa a nivel cultural y social, sea foco de estudio de diferentes ramas de las ciencias exactas como la sociología, la antropología o la psicología social por citar algunos ejemplos fácilmente reconocibles. Tampoco que implique como deporte algo más que una hazaña deportiva que va más allá de vencer a un rival por goles en un campo de juego. Motivador de culturas y también unificador de grupos sociales diversos, hay hinchadas que comparten la rivalidad en los términos de la no violencia desde las tribunas, bajo los códigos de la tolerancia sin importar credos, color de piel o postura ideológica. En el mundo de la FIFA eso se traduce como Fair Play y es el supuesto compromiso de los jugadores al disputarse cualquier partido en una cancha, donde la estrategia, la táctica y la destreza física se contagian de la efervescencia de la pasión tribunera y eso es lo primero que se destaca en este documental de Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano, ¡Yallah Yalla! que traducido del palestino al español significaría algo así como ¡Dale dale!. Frases de aliento que desde los entrenadores de diversos equipos palestinos encuentran en la Franja de Gaza las contradicciones e inexplicables muestras de intolerancia por parte de los israelíes para desarrollar el deporte que les permita sobrevivir a una situación donde la ocupación territorial y el maltrato constante para pasar de un lado al otro ya no es excepción a la regla. Hasta este lugar de conflictiva permanente, y resistencia pacífica por parte de los palestinos, llegaron los documentalistas argentinos para recoger testimonios vivientes de protagonistas que por el sólo hecho de ser palestinos y querer progresar en el fútbol profesional deben atravesar una suma de obstáculos que a veces los condena hasta la prisión sin causa y solamente por razones de seguridad de Estado, que amparan el brazo duro del régimen del Estado de Israel. Las historias de vida coinciden en una lucha desigual, en someterse a ligas de fútbol árabes para desarrollar con muy escasos recursos el juego, la competencia y la proyección de algún que otro jugador que pueda escapar de ese asedio. Un gol no es simplemente para estos jugadores sumar puntos en una tabla de posiciones; hacer un gol es un acto de absoluta rebeldía ante un sistema político que los sojuzga con la indiferencia de una comunidad internacional y un organismo como la FIFA, que a pesar de sus eslógans del Fair Play hace realmente muy poco por mejorar el futuro del fútbol de Palestina, su pasión deportiva y por sobre todas las cosas el trabajo de todos los días cuando se consigue una cancha a expensas de la suerte que puedan o no tener sus entrenadores, jugadores y todo un pueblo que no deja de vociferar cada vez que se mueve una pelota en el césped o en la tierra bajo un in crescendo que detona en ¡Yallah Yallah! y se hace abrazo en la esquina de un córner.
El fútbol en Palestina “¡Yallah! ¡Yallah!” (2017) es un documental que constituye la primera coproducción oficial entre Argentina y Palestina. Está dirigido, producido y escrito por Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano, que lo filmaron entre 2014 y 2015. Los protagonistas son Abed-Fatah Arar, Roberto Kettlun, Yosef Alazzah, Susan Shalabi, Nabeel Hrob, Mohammad Abu Sulaiman, y Eyad Abu Garguood. Se presentó en la edición del año pasado del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) y en el Festival Latinoamericano de Cine Árabe de 2014 obtuvo el premio a “Mejor Trabajo en Progreso”. A través de siete ciudadanos palestinos vinculados al fútbol, Romanazzo y Pirovano retratan, desde un ángulo muy original, cómo el pueblo se ve constantemente acosado por el Estado israelí. Sin necesidad de mostrar escenas sangrientas, la cinta transmite los diversos problemas cotidianos a los que se enfrentan los jugadores, tales como las autorizaciones y visas que se necesitan para trasladarse hacia otro lugar, las detenciones sin ningún tipo de argumento, la clausura del Club Islámico, la discriminación y el marcado carácter que tiene Israel al no querer ver triunfar en el deporte a Palestina. En los jóvenes se puede observar cómo el fútbol es utilizado para evadir la situación actual de su propio país. A pesar de que muchos hace años que no pueden reunirse con sus familias, se los ve apasionados por jugar y demostrar su talento. La pérdida del entrenamiento diario, así como la falta de recursos y/o financiamiento, influyen en el desempeño del equipo, por eso algunos que tuvieron que pasar por la cárcel mantuvieron la práctica física desde allí. Como se ve, las ganas de superarse a sí mismos están en lo más profundo de su ser. “¡Yallah! ¡Yallah!”, que significa “¡Dale! ¡Dale!” en español y es la frase que los palestinos utilizan para alentar a su cuadro, refleja con mucho compromiso una realidad actual angustiante e injusta, donde hasta los realizadores al filmarla estuvieron en zona de peligro. Un trabajo que nos hace tomar conciencia de lo mal que está el mundo y lo necesario que es que este conflicto se resuelva de otra manera, dejando de perjudicar de una vez por todas a los civiles.
Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano nos traen la primera coproducción argentino palestina con el documental “¡Yallah! ¡Yallah!” (“Dale! Dale!”), que cuenta, a partir de ciertos personajes, la relación que tienen con el fútbol y así, cómo se vive el conflicto entre Palestina e Israel desde una óptica muy interesante. Todos tenemos una idea de la situación bélica que atraviesa la relación actual entre Israel y Palestina y el pueblo palestino hospedado en zonas aledañas. Pero lo que nunca llegamos a comprender por lo ajeno que nos es el conflicto es la cotidianidad en Palestina y cómo se ven ellos ante el mundo. Los dos directores argentinos nos hacen un gran acercamiento hacia esto, tomando como eje y punto de partida algo que a nosotros nos interpela directamente, el fútbol. El documental nos va contando escenas del día a día de varios personajes palestinos vinculados al fútbol, jugadores, directores técnicos, aficionados, etc.; y, a través de ellos vemos cómo el contexto político irrumpe en su práctica y les condiciona el hacer. De esta manera, muestra la influencia del deporte en la vida de un pueblo tan lejano y con tanto dolor. Cómo en situaciones tan adversas para jugar, mientras la pelota gira, los problemas se hacen a un costado y también el sentimiento que este deporte genera para un grupo social. Todas cuestiones que podríamos estar horas pensando en Argentina, más con los tiempos políticos que corren y el mundial, pero queda para que el espectador lo reflexione, ya que son contextos completamente distintos. El largometraje está muy bien producido y tiene una fotografía muy apuntada y bella. Vemos paisajes increíbles e imágenes muy lindas, como de niños y niñas jugando al fútbol en la calle. Muchas de éstas tienen condimentos simbólicos que a cualquier futbolero o futbolera nos encanta, como es ver a un niño palestino caminando con la remera de Messi. Es importante señalar que todas las funciones se verán acompañadas por una muestra de fotos maravillosas realizadas por los directores. El punto flojo es quizás que por momentos el documental se torna denso, pero hay que tener en cuenta que la temática es muy compleja y sensible como para hacer un producto entretenido, principalmente cuando se trata del primero realizado por los creadores. En síntesis, “¡Yallah! ¡Yallah!” es un documental muy interesante, muy bien producido y con una fotografía espectacular; que logra hacernos un acercamiento hacia el sometimiento del pueblo palestino desde el fútbol. PD: Es importante recordar que las proyecciones serán acompañadas de una muestra de fotografías maravillosas tomadas por los directores.
El fútbol como vehículo para poder hablar de una problemática que trasciende fronteras y pasiones. Los directores buscan en siete personas el denominador común para hablar de cómo con objetivos claros no hay conflicto ni guerra que pueda opacar nada.
Documental que deja demasiadas incógnitas No hay nada peor –más naturalizado, menos reflexionado– que lo que está de moda. Desde hace unos años, en el terreno del documental se usa la erradicación (total y en cualquier circunstancia) de la voz en off y de toda clase de dato, indicación, puesta en contexto u orientación gráfica. Esto es producto de una reacción sanísima y de lo más necesaria frente al modelo de documental convencional, superpoblado de locuciones en off, cabezas parlantes y data al pie, que detalla el nombre y a veces la profesión del hablante. Si ese dispositivo facilista y extradiegético puede remplazarse provechosamente por herramientas más genuinamente cinematográficas (acciones en lugar de palabras, asociación e inducción en vez de descripciones verbales de sentido unívoco, lo real “en crudo”, sin ayuda de gráficas filotelevisivas), en buena hora. Pero a veces sucede que esos recursos “viejos” (la voz en off, el entrevistado hablando a cámara, algún zócalo al pie del cuadro) pueden ser útiles, convenientes y hasta necesarios. Y su erradicación total, producto de la conversión del cambio de modelo en dogma inmutable, contraproducente. Es lo que sucede con Yallah! Yallah!, documental sobre el fútbol palestino y su relación con la política, que por negarse a la utilización de algunas herramientas –como si el simple hecho de usarlas condenara a todo documental al infierno del rubro– se vuelve, por tramos, de dificultosa comprensión. Primera coproducción entre Argentina y Palestina, Yallah! Yallah! –que fue parte de la Competencia de Derechos Humanos en el Bafici 2017– focaliza sobre un grupo de personajes vinculados al fútbol. Algunos jugadores, un director técnico, dirigentes de lo que podría llamarse “la AFA palestina”, el líder de una hinchada. Con ellos como protagonistas se va hilando el ramillete de historias, que no se presentan en sucesión sino en forma rapsódica. De desarrollo embrionario, el fútbol palestino parece ser (primera duda surgida de la falta de información) reciente. Y creciente, tal como demuestran los abundantes picaditos callejeros que se ven sobre el final del documental, dirigido por los realizadores Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano. Hay un torneo oficial, que se juega en estadios pequeños, equivalentes a los de las categorías B o C en Argentina. Pero con menos tablón y más cemento. Las dificultades son de todo tipo, y detrás de todas ellas surge la sombra del Estado ocupante. Jugadores detenidos sin causa judicial, problemas a veces insolubles para los que no viven en la misma localidad y están obligados a atravesar o eludir los checkpoints, ahogos financieros, hinchadas siempre pequeñas (centenares de simpatizantes nada más) cantando canciones de resistencia, los clásicos combates piedra-contra-gas-o-tiro. Pero las dificultades son también para el espectador, por la falta de data señalada. El relato, y en más de una ocasión sus protagonistas, atraviesan Gaza, Cisjordiana, Jerusalén, sin que se sepa dónde están y por lo tanto sin poder determinar siquiera si se hallan en casa o en territorio “enemigo”. En una escena al director técnico se lo ve entrenando, y no se sabe si eso sucede en una escuela de técnicos o qué. Se ignora cuántos equipos hay en la liga, así como el grado de inserción popular del fútbol en Palestina. Hay, por lo visto, jugadores extranjeros, iraquíes sobre todo, pero no se precisa cómo fueron a parar allí, cuándo ni por qué. Una lástima.
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"Fútbol, pasión y lucha" se subtitula este interesante documental sobre el amor a la pelota en Palestina, un país que ya en 1928 tenía su Asociación de Fútbol, desde 1998 es miembro de la Fifa, y actualmente ocupa el puesto 96 del ranking oficial de selecciones nacionales, dos puntos por encima de Israel, un mérito que se valora todavía más considerando las dificultades que sufren cotidianamente sus jugadores para entrenarse y desplazarse de una parte a otra del país. "¡Yallah!" es una expresión de aliento, algo así como nuestro "vamos, vamos", y eso es lo que registran los directores Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano, siguiendo a varios profesionales, dirigentes e hinchas en sus esfuerzos, ilusiones y contiendas. A destacar, los cánticos de las hinchadas, inesperado ejemplo de buena educación, respeto al contrario y espíritu religioso dentro de la cancha. También las referidas contiendas, civilizadas en el césped y bastante bravas en la calle, contra los soldados israelíes. Y la participación de Susan Shalabi, vicepresidenta de la Asociación y miembro ejecutivo de la Asian Football Confederation, y Roberto Kettlun, el mediocampista chileno que jugó en la Primera de la Liga Palestina y volvió para ser D.T. de un club de su país: el Deportivo Palestino. Música de Le Trio Joubran, integrado por tres hermanos nazarenos. Para la estadística: ésta es la primera coproducción argentino-palestina, y tiene pareja cantidad de técnicos de ambos países.
Esta película dirigida por dos realizadores argentinos, primera coproducción oficial entre Palestina y nuestro país reconocida por el Incaa, se estrena en un momento de máxima tensión en Medio Oriente, luego del traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén. Ya en el arranque, los planos generales sobre los que se sobreimprimen los títulos del documental ayudan a reconocer el entorno en que se ubica el largometraje: una región militarizada, atravesada por muros divisorios y plagada de torres de control levantadas por las fuerzas de ocupación israelíes a partir de 1967. Aún en ese contexto de hostilidad (en el film se cuenta cómo Israel detuvo a siete jugadores de un equipo palestino que terminó perdiendo la categoría después de ese incidente, por caso), muchos palestinos juegan -y muy bien- al fútbol en la calle y siguen de cerca las campañas de los dos grandes de España (Barcelona y Real Madrid) como si buscaran consuelo sumándose, a la distancia, a la celebración de victorias ajenas. ¡Yallah! ¡Yallah! logra transmitir con claridad y eficacia la incomodidad de vivir en ese ambiente en el que resuenan los ecos de la opresión. En este relato solo se escuchan las voces de los palestinos, agobiados por exigencias burócraticas que no permiten el desarrollo del deporte, un lenguaje universal que sobrevive incluso en uma zona de conflicto como esta.
“¡Yallah! ¡Yallah!”, de Cristian Pirovano y Fernando Romanazzo Por Ricardo Ottone Yallah! ¡Yallah! es la primera coproducción entre Argentina y Palestina. Sus realizadores, Cristian Pirovano y Fernando Romanezzo, así como gran parte del equipo son argentinos y el documental, que está filmado en los territorios de Cisjordania, cuenta con la participación de la Asociación de Fútbol de Palestina (AFP) ya que su objeto es echar una mirada a la situación del fútbol en dicho país. Un Estado reconocido por Naciones Unidas y la mayor parte de las naciones del mundo pero ocupado por Israel desde hace décadas, con una autonomía política restringida y con constante presencia militar del ejército ocupante. Dada esta situación el tema de fondo que sobrevuela durante todo el film es (tiene que ser) la ocupación y cómo esta repercute inevitablemente en la vida de todos sus protagonistas El documental se centra en la vida de un puñado de personajes: varios jugadores, un entrenador y miembros de la AFP, todos ellos ligados a un deporte que intenta profesionalizarse aún en circunstancias muy adversas las cuales incluyen los constantes arrestos de jugadores y los impedimentos para viajar y salir de gira. Los jugadores no saben si pueden salir de los territorios y si consiguen salir no saben si pueden volver. En un entrenamiento, mientras observa a los jugadores, uno de los entrenadores dice que hay muy buen material pero les falta constancia. Algo que puede parecer una observación simple pero dado el constante hostigamiento de las autoridades de Israel adquiere un relieve más significativo acerca del por qué esa constancia es constantemente boicoteada. Un familiar, mientras se habla del arresto arbitrario de una de las principales figuras de la selección, sostiene que Israel no quiere que Palestina obtenga una hazaña deportiva. Lo cual no se percibe meramente como un capricho o mera hostilidad sino como producto de una política consciente de impedir la visibilidad. En pos de esa visibilidad se ubica el documental de Pirovano y Romanazzo y lo hace sin apelar a un relato en off y entrevistas, sino a un registro de observación y seguimiento de sus personajes a través de su vida cotidiana. Claro, su vida cotidiana no es nada simple y mientras la cámara acompaña a los mismos lo que constantemente se observan son muros, alambrados, soldados y controles militares. En los diálogos que los protagonistas tienen entre sí es donde aparece lo más cercano al formato entrevista. Un entrenador asume un poco el rol de entrevistador y logra que le cuenten anécdotas e historias donde el elemento recurrente es la arbitrariedad que ejerce sobre ellos el estado israelí y el maltrato cotidiano para con la población árabe. Esta elección narrativa implica también que, si bien la posición presentada es clara, no hay una bajada de línea explicitada a partir de un discurso de barricada. En un solo momento, cerca del final, se muestra una manifestación con la consiguiente represión, pero en su mayor parte se trata solamente (pero también nada menos) de las historias de vida, ya que los realizadores confían en que el material que muestran es lo suficientemente elocuente sin necesidad de subrayado. La expresión Yallah en árabe se puede traducir como “vamos”, como una forma de apurar y también de arenga. Durante los partidos se la escucha en la voz de los entrenadores y también de los hinchas. El insistir con tratar de mantener el deporte en Palestina a pesar de todas las trabas y dificultades implica entonces algo más trascendente: se trata de no rendirse y seguir adelante con la vida. Yallah entonces como una suerte de versión de nuestro Aguante se puede pensar así como una voz de la resistencia. ¡YALLAH! ¡YALLAH! ¡Yallah! ¡Yallah! Argentina/Palestina, 2017. Dirección: Cristian Pirovano, Fernando Romanazzo. Intérpretes: Yosef Alazzah, Nabeel Hrob, Susan Shalabi, Abed Arar Fatah,Eyad Abu Garguood. Guión: Fernando Romanazzo, Cristian Pirovano. Fotografía: Martín Turnes. Edición: Alejandro Rath. Música: Le Trío Joubran (Samir, Wissam y Adnan Joubran). Producción: Cristian Pirovano, Fernando Romanazzo, Susan Shalabi, A.M. Hijjeh. Jefatura de Producción: Rosalía Ortiz de Zarate, Fernando Casal, Mona Dabdoob, Ishan Abdallah. Producción de Campo: Ismael Al-bes, Moatasem Aliwaiwi. Duración: 74 minutos.
Fernando Romanazzo y Cristina Pirovano se unieron para realizar la primera coproducción con Palestina y para reflejar una curiosidad que pasa por la pasión futbolera y la mirada crítica sobre la situación de los palestinos en relación con Israel. Confinados en la franja de Gaza o en la ciudades estado, con grades trabas que van desde la prisión injusta, a controles permanentes, los equipos de futbol luchan por sobrevivir. Un deporte transformado en “locura”, la modalidad de las hinchadas, los entrenamientos y reflexiones inevitables sobre la vida cotidiana. Una mirada distinta sobre una situación que siempre esta en los titulares y portales de noticias por otras tristes razones.
Este film es una coproducción entre Argentina y Palestina, que algunos tuvimos la posibilidad de disfrutar en el BAFICI 2017. El entusiasmo por el fútbol es mundial, el amor a los colores de una camiseta y su institución, por eso se dice pasión de multitudes. Pero en este documental particularmente se habla sobre el fútbol palestino (jugadores, directores técnicos, etcétera) y como se relaciona con la política. Se encuentra muy bien narrada, lo cotidiano es muy inestable, muestra dificultades de todo tipo, como hacen para sobrevivir y jugar a este deporte, entre otras actividades. Cuenta con buenos planos, una fotografía impecable, imágenes impactantes y a los espectadores los lleva a la reflexión.
El amor por el fútbol es algo universal. Atraviesa todas las geografías, convoca a multitudes y por sobre todo, anida en el corazón de la gente de todas las clases sociales, y de todas las religiones. "Yallah! Yallah!" es un documental de Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano (con una gran fotografía de Martín Turnes) sobre los protagonistas del fútbol palestino, en el territorio mismo donde se vive y transita diariamente. Con todo lo que eso implica. Una liga poco desarrollada, jugadores que deben pasar puestos de check in constantemente para ir a los entrenamientos, litigios legales y estadios pequeños. Persecusiones ideológicas que no tienen nada que ver con el deporte. Para mí (y esto es personal), es difícil no relacionar esto con la matriz social y conflictiva que se juega en ese espacio. Uno puede pensar que es sólo fútbol, pero cómo se desliga de lo que viven esos deportistas? El fútbol es válvula de escape social. Pone voz en los estadios, empodera a la masa y la pone de cara a sus aspiraciones. Los enfrenta a los poderosos. Y en esa batalla, el resultado rara vez se transforma en paz. Al menos, por lo que aquí se ve. Eso, se ve difícil donde estos jugadores desarrollan su actividad. "Yallah! Yallah!" (o "dale, dale", frase habitual cuando la pelota está en el campo), es una película que sólo habla a través de sus imágenes. Con esta corriente naturalista y espontánea que abrazan algunos cineastas, la información que tenemos es sólo la que vemos en la pantalla, y no más. Eso hace el film un poco corto, en términos de información. Hay muchas cosas interesantes (la gente haciendo picados en los barrios, desde cuánto hace que sucede? o esta cuestión de los intereses económicos de los clubes árabes...) pero tenemos que inferir más que conocer. Y lo cierto es que quizás hubiese estado más acorde, un poco más de información para entender mejor el contexto. Ya se. El problema político y militar es el que se muestra, con claridad. Pero hablamos, en este caso del fútbol. Y si bien hay relaciones que se pueden establecer, es interesante sumar voces que proveen más información, para ser más profundos en la temática que se aborda. Interesante, de gran factura técnica, pero un poco fría, a pesar de lo que se presenta.
El día a día de siete personas ligadas al fútbol se ven constantemente afectadas por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel. Sin embargo, cada una de estas personas se las arregla para poder vivir y sobrellevar todo tipo de problemas de la manera más digna posible, y así, seguir disfrutando de una de sus pasiones más grandes: el fútbol. Yallah! Yallah! es la primera colaboración cinematográfica entre Argentina y Palestina dirigido por los argentinos Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano. El documental propone introducirse en la situación conflictiva de Palestina a través del Fútbol. A lo largo del film vamos conociendo diversos personajes relacionados con el mundo del fútbol, desde jugadores, hasta técnicos, pasando por jefes de la hinchada, jugadores amateur y dirigentes de la federación nacional de fútbol. Todos ellos, en mayor o menor medida, se encuentran con varias trabas en su actividad debido al conflicto bélico que tiene lugar en la zona en la que viven. Las restricciones y amenazas están siempre presentes y forman parte del panorama cotidiano de estas personas. Los directores de Yallah! Yallah! logran hábilmente captar la magnitud de esta presencia al mostrar cómo, en cada lugar que filman, suele haber un lugar desde el cual se puede ver el muro que los divide. La traducción del título en español vendría a ser “¡Dale! ¡Dale!”. Ésta es una frase muy significativa y apropiada como canto de aliento a estos personajes que parecen ir contracorriente. En este contexto desalentador, el fútbol parece adquirir mayor importancia, no tanto como una distracción o como una forma de negar la realidad, sino más bien como un respiro. Responde a una necesidad de descomprimir por algún lado. Resulta interesante esta idea de tomar una disciplina que genera una pasión desmedida en el pueblo argentino como punto de acercamiento a una realidad durísima y muy lejana. Sin dudas, el mayor logro que tiene la película es justamente ese nivel de aproximación al que logra acceder con los personajes y la situación en la que viven. Gran parte de esto se debe a que la relación con el fútbol facilita la identificación con los habitantes de Palestina. Asimismo, las imágenes que nos brindan, además de ser atractivas, tienen mucho contenido para desglosar y considerar.
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Fútbol, pasión y bombas Luego de dirigir De los barrios, Arte (2013) Fernando Romanazzo se une a Cristian Pirovano para la primera coproducción palestina argentina. ¡Yallah! ¡Yallah! (2017) es un documental que utiliza el fútbol para observar la opresión israelí sobre los habitantes del pueblo palestino de Cisjordania. La vida del entrenador de la Selección Palestina, un jugador profesional, al jefe de la hinchada de uno de los equipos más populares, una dirigente de la federación nacional de fútbol, un jugador amateur y otro de la selección se ven afectadas diariamente por la ocupación israelí sobre el territorio palestino. Aunque a pesar de todo cada uno de los personajes retratados lucha para seguir disfrutando de la pasión que el fútbol genera. El binomio de realizadores utiliza el fútbol para indagar sobre el sometimiento que Israel mantiene sobre el pueblo de Palestina y de cómo este se las arregla para poder seguir enfrentando la cotidianidad del conflicto sin dejar de disfrutar de lo que le gusta: en este caso tomando como ejemplo el fútbol y las dificultades que sufren aquellos ligados a un deporte que para los israelíes es considerado una forma más de terrorismo (el fútbol es una vía de visibilización que tiene el pueblo palestino y por eso se persigue a aquellos referentes de este deporte) Construido a partir de testimonios que se entrelazan con entrenamientos, partidos de fútbol y el día a día de cada uno de los involucrados, los directores dejan fuera de campo los ataques armados para centrarse en otra arista del conflicto, aunque la amenaza siempre está presente a través de largas secuencias sobre el muro o el sonido ambiente que da cuenta de lo que sucede fuera de lo que se está mostrando. ¡Yallah! ¡Yallah! aborda un tema que otros ya transitaron pero lo hace desde un costado original, tal vez menos ortodoxo aunque no por eso menos significativo o riguroso, que teniendo al futbol como marco tendrá mucha más llegada que aquellos que le escapan a lo popular.
Uno podría decir que esta producción audiovisual, la primera en coproducción entre Palestina y Argentina, no es una película de ficción, tampoco es un documental propiamente dicho, va más con la prerrogativa de definirlo como un panfleto político antigobierno israeli, que por momentos cruza la linea, todo filmado, de mala manera. El mismo abre con la leyenda “En memoria del compañero martir Mohammad Al-Qatri”, un jugador de fútbol palestino asesinado por el ejercito israelí durante una protesta en Cisjordania impulsada por Hamas. Esto es real Esta realización trata de radiografiar el día a día de siete personas ligadas al fútbol en Palestina, para ello recurre a mostrar casi de manera permanente el muro construido por el gobierno israelí a lo largo de la frontera. Como un monumento al insulto, sin embargo desde su construcción disminuyeron los atentados contra la población civil de Israel. La intención es instalar desde el discurso como se ve afectado lo cotidiano de estas personas por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel. El problema mayor es que si bien los personajes son mostrados en esa cotidianeidad no son presentados, algunos otros hablan y denuncian, pero el hecho que las imágenes no muestren lo que denuncian hace que las mismas pierdan el valor de documento para pasar a ser sólo testimonios que pueden ser reales, pero no son corroborados en ningún momento. Un ejemplo claro de esto es cuando uno de ellos muestra el reverso de una hoja diciendo que es el documento por el cual el estado de Israel deniega la entrada de algunos jugadores al país, ese papel nunca es mostrado, menos traducido, lo dobla y se lo guarda. En otro momento un personaje le dice a otro "hay sólo judíos y algunos turistas, ¿Vos ves algún musulmán?"... En la imagen se ve El Muro de los Lamentos en la parte judía de la ciudad vieja de Jerusalem. No hay respuesta. La banda sonora, casi siempre presente, insuflando el drama, por momentos trata de imponer un clima de opresión o tragedia que las imágenes no muestran, como forzando y preparando al espectador para ver algo que nunca sucede. Entre los personajes que circulan hay futbolistas, entrenadores, directores y presidentes de clubes, etc. Si a todo esto se le suma la inequívoca sensación que la cámara nunca esta en función de testigo, sino que los personajes accionan frente a la misma como si todo estuviese guionado, entonces la veracidad va desapareciendoy con ello la derivación documentalista de las intenciones. Si queda claro, como acontece en todo el mundo, que aquellos ligados al fútbol, principalmente los futbolistas, viven muchísimo mejor que la mayoría del pueblo que lo vitorea en cada partido. Sobre el final de la proyección se observa el accionar del ejercito israelí reprimiendo a los manifestantes, no se sabe ni cual ni la razón de la protesta que tampoc, y seamos justos, no son la versión árabe de la Madre Teresa de Calcuta. El otro punto a tener en cuenta es que las balas de uno y otro lado no vienen grabadas nominalmente. La finalidad puede ser la correcta, pero las formas son inconducentes y el resultado negativo.