Tras el súper éxito de taquilla que fue El Clan, Pablo Trapero regresa al cine con La Quietud, una propuesta que parece estar a las antípodas de sus anteriores películas. Dos hermanas y una madre protagonizan este drama se secretos y mentiras. ¿De qué se trata La Quietud? Una familia encabezada por Esmeralda (Graciela Borges) y sus dos hijas (Martina Guzmán y Bérénice Bejo) empieza a descargar tensiones guardadas cuando el padre de esta familia sufre un ACV. La convivencia obligada hace que las relaciones entre estas tres mujeres empiezan a ser cada vez más tirantes. Con qué te vas a encontrar En la conferencia de prensa, Pablo Trapero dijo que, pese a las apariencias, La Quietud tiene una fuerte conexión con su cine anterior, en especial con El Clan, en tanto esta es una versión femenina y espejada de aquella familia siniestra. Ok. No es que no tenga razón, pero si vas con la idea de ver una película de ese estilo, no va a pasar. La Quietud está mucho más cerca del melodrama y solo se aleja de este tono cuando se mete en la trama policial. La mezcla de géneros es interesante, pero da la sensación de que la historia de las dos hermanas, su madre y sus hombres (Joaquín Furriel y Edgar Ramírez) no dejó espacio para desarrollar la historia judicial, que es bien interesante, pero casi resulta menor. Hay ciertas escenas que parecen forzadas e intrigas que no terminan de definirse. Lo mejor de La Quietud, por lejos, es el trabajo de una Graciela Borges extraordinaria. Esa maldad pícara se lleva la película y la eleva varios puntos. Hay que reconocerle a Pablo Trapero el haberse corrido de la zona de confort para dirigir un melodrama de clase alta, opuesto a todo lo anterior. La Quietud, hay que decirlo, entretiene, pero hay algo de sabor a poco. Puntaje: 5/10 Duración: 117 minutos País: Argentina Año: 2018
Gastón Duprat, quien fue codirector de El Ciudadano Ilustre y El hombre de al lado, se separa temporalmente de Mariano Cohn para estrenar en solitario Mi Obra Maestra, con Guillermo Francella y Luis Brandoni como protagonistas. De qué se trata Mi Obra Maestra Renzo (Luis Brandoni) es un artista en decadencia que no logra vender sus obras. Arturo (Guillermo Francella) es su amigo y galerista de toda la vida, quien intenta ayudarlo sin éxito. Tras asociarse con la galerista internacional Dudú (Andrea Frigerio), Arturo intentará reflotar la carrera de Renzo. ¿Podrá hacerlo? Mientras lo intenta, un joven español e idealista (Raúl Arévalo), llegará a sus vidas para complicarlo todo. La comedia del arte Mi Obra Maestra es una comedia sencilla y efectiva. Un cuento bien contado que se mueve en aguas luminosas y optimistas. Digo esto porque no puedo evitar comparar esta película con El hombre de al lado y El Ciudadano Ilustre. La primera se valió de la arquitectura y la segunda de la literatura, con excelentes resultados. Los guiones de Andrés Duprat, quien además de guionista es el director de Museo Nacional de Bellas Artes, consiguen contar una historia en el mundo del arte y hacerlo accesible. Eso es maravilloso. En Mi Obra Maestra se explora el mundo de la plástica desde un lugar más profundo, es mucho más la razón de ser del conflicto, pero también desde una mirada más, si se quiere, liviana. No lo digo como algo malo, sino como una diferencia. Aquí queda atrás la oscuridad, cierto pesimismo incluso trágico de las películas anteriores para mostrar un mundo que, aunque cruel, es más colorido, más inocente en el tono. Detrás de esa fachada, los Duprat se encargan de entregar una buena dosis de honestidad sobre el esnobismo del mundo del arte, la ilusión de trascendencia y los interrogantes sobre el talento. Y qué mejor que alguien que sale de la costilla de ese mundo para darnos este momento de honestidad brutal. Buenos resultados Aunque Francella y Brandoni no habían trabajado juntos en cine antes, uno tiene la sensación de que sí. Los dos están estupendos en sus papeles y logran hacer lo necesario para mostrar ese choque de mundos que tanto le gusta a la dupla Duprat – Cohn (esta vez como productor). Los protagonistas, uno tan prolijo, el otro tan rotoso. Uno tan correcto, el otro tan rebelde. A ellos los acompaña Andrea Frigerio, siempre tan efectiva. El grupo se completa con el talentoso español Raúl Arévalo, a quien de tan honesto, lo odiás. Detrás de su aparente simpleza, encontrás una película bien hecha, bien contada y que, sin ser un thriller, tiene una pizca suficiente de suspenso para mantenerte atrapado hasta el final. Puntaje: 7.5/10 Duración: 100 minutos aproximadamente País: Argentina / España Año: 2018
El inicio lo dice todo. El Ángel comienza con un joven de rulos desprolijos y contextura menuda ingresando a una lujosa casa vacía. Pone un disco y baila al ritmo de “El extraño de pelo largo”. ¿Así arranca la película sobre Robledo Puch, el mayor asesino de la historia argentina? Sí. Porque no es el relato macabro lo que veremos, sino una visión libre -versión libre- de un personaje inescrutable, fuera y dentro de la pantalla. El Ángel está en los detalles Esta nueva y esperada película de Luis Ortega encuentra sus mayores aciertos en los detalles. Y es gracias a eso que, tras dos horas de una historia sobre un asesino brutal, salís del cine tarareando una canción de Palito Ortega. Hablame de la magia del cine. La película no nombra a Robledo Puch hasta los últimos minutos y no es casual. El Ángel muestra al hombre-niño antes de ocupar titulares, cuando solo era Carlitos. No esperes ver una biopic. No esperes ver una película como El Clan, que muestre la oscuridad y la perversidad de un asesino famoso por su sangre fría. El Ángel es otra cosa. Es un retrato alegre, sí, alegre, colorido, desprejuiciado y libre sobre lo oscuro e inexplicable. Y ahí radica la lucidez. Lejos de ir por el camino obvio, Luis Ortega es audaz y libre para contar una historia que atrapa de principio a fin, focalizando el relato en el personaje de Robledo Puch. Le quita almidón al mito y lo presenta como un chico impulsivo al que no tiene demasiado sentido buscarle explicación. Canciones y estética salvajes Excelente banda sonora (escuchala acá). Te resignifica “El extraño de pelo largo” de un modo que no la podés creer. La música como contrapunto de la imagen es extraordinaria. El arte y la fotografía son acertadas al seguir la misma línea: poner color y estridencia en el lugar menos pensado. Se trata de la historia de “asesinos lindos” y esa premisa se lleva al extremo. Incluso los posters de la película reflejan esa belleza. Actores de El Ángel: un reparto de rockstars Lorenzo Ferro como Carlos Robledo Puch la rompe. El pibe te comienza la película derrochando desparpajo, con una mirada que no es cualquier mirada. El tipo mira, te mira, y ahí está todo. Cargar el peso de una película sobre un debutante es un riesgo enorme, pero la valentía tiene recompensa. Ferro se desenvuelve con una soltura total y una irreverencia innata. Born to be wild. Chino Darín está perfecto como su cómplice. Hay una escena en la que baila y hace playback de Palito Ortega que es todo. Aunque suele hacer dramas y acá interpreta a un asesino, su escena más memorable es, si se quiere, graciosa, absolutamente querible. Maravilloso. Para completar el reparto de caras bonitas -una decisión deliberada de Luis Ortega que contó en la conferencia de prensa que podés ver acá – llega Peter Lanzani, que no para de elegir buenos papeles. ¡Bien por él! El Ángel completa su elenco de actores de primera línea de los que no hace falta decir más: Mercedes Morán, Cecilia Roth, Daniel Fanego y Luis Gnecco. La película argentina sobre Robledo Puch No esperes ver El Clan, aunque es difícil no compararlas. El Ángel, toma otro camino, igual de válido, y nos cuenta una historia inspirada en Robledo Puch, el máximo asesino de la historia argentina. Se corre de lo convencional con lucidez y anda libre. No se trata de violencia lírica sino de un punto de vista diferente y atrevido. ¿Vale la pena? Cada minuto. Puntaje: 10/10 Duración: 126 minutos País: Argentina / España Año: 2018
Basada en la exitosa película chilena Sin filtro, llega Re Loca, la versión argentina protagonizada por Natalia Oreiro. Sencilla e incorrecta, esta remake entrega lo que promete: humor y catarsis para pasar un buen rato. ¿De qué se trata Re Loca? Pilar (Natalia Oreiro) trabaja en una agencia de publicidad y se deja llevar por una vida que no la satisface. Tras un día en el que todo le sale mal, se encuentra con un hombre que la ayudará a ser quien quiere ser. Pilar dejará de contener sus instintos y se volverá re loca a los ojos de los demás. Humor y catarsis Natalia Oreiro vuelve a demostrar su talento para la comedia en Re Loca, una película sencilla pero original. Como catalizadora de las pequeñas iras cotidianas, nuestra protagonistas lidiará y se vengará de eso que a todos nos sucedió alguna vez. No todo, pero sí algo: la ducha fría, el tránsito, el taxista maleducado, la burocracia, los prepotentes, los vagos, los idiotas y las antipáticas, entre tantas otras cosas. Aunque esto no es Relatos Salvajes ni Animal, la catarsis dirá presente y allí estará el humor: en la identificación con un personaje que se harta de todo. Aunque al ver el tráiler temí que el humor escatológico le restara puntos, está regulado y no opaca los buenos momentos de la película (la escena de Uber está destinada a ser un meme, yes!) Con un elenco efectivo, es sobre Natalia Oreiro sobre quien cae todo el peso de la película. También vale destacar el gran trabajo de Gimena Accardi como una mujer desagradable, celosa y manipuladora. ¡Está magnífica! También es excelente la afilada labor de Pilar Gamboa como una enérgica e insoportable influencer. El elenco masculino de la película, con los eficientes Fernán Mirás, Diego Torres y Hugo Arana, cumple muy bien con lo que le toca. Re Loca Re Comendada Martino Zaidelis debuta en la dirección de cine con esta comedia y demuestra un excelente manejo del ritmo en un género donde es fundamental. No tan predecible como uno podría temer, el final que no puedo decir es un paso adelante y se agradece, esquivando el temido cliché. Re Loca es una buena película para pasar un rato divertido y salir del cine feliz. Puntaje: 8/10 Duración: 100 minutos aprox. País: Argentina Año: 2018
Tras el éxito mundial de Perfectos Desconocidos, Paolo Genovese cambia de rumbo y estrena Los Oportunistas, una película que, a excepción de la unidad espacial, poco tiene que ver con aquella comedia. Los cuestionamientos morales serán el centro de Los Oportunistas, un film de planteo interesante y resultado desparejo. De qué se trata Los Oportunistas Un misterioso hombre sentado en la mesa de un café puede cumplir los deseos de quienes requieren su ayuda. A cambio, deben cumplir una misión. ¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar para obtener lo que quieren? Historias cruzadas de múltiples personajes pasan por la mesa de ese bar. ¿Quién es este ser que concede deseos? La ética en el cine El mayor acierto de Paolo Genovese es el planteo de la historia. Lejos de pretender dar respuestas, Los Oportunistas siembra preguntas y te deja pensando. Narra la película desde un único sitio, también desde un único punto de vista y se anima a hablar de moral. Es un cine de palabras, pero eso no le quita mérito. La originalidad de la propuesta definitivamente es el punto más fuerte de esta película italiana en torno a la ética. La debilidad de Los Oportunistas En Perfectos Desconocidos, la unidad espacio-temporal jugaba a favor. Se generaba una película de estilo teatral y funcionaba. Pero en Los Oportunistas, aunque la unidad es solo de espacio, la limitación se siente. No tanto porque uno necesite ver más allá, sino porque llega un punto en que la repetición de acciones puede cansar. Cada persona entrando una y otra vez a ese bar, sin cambiar de mesa y pocas veces de ángulo, se vuelve, por momentos, un poquito tedioso. Tal vez unos minutos menos hubieran aportado ritmo. Aún así, Los Oportunistas es una película interesante y con sólidas actuaciones. Eso sí: no esperes ver aquí nada de Perfectos Desconocidos. Drama sí, y bien variado. Puntaje: 6.5/10 Te dejo acá la conferencia de prensa con el director Paolo Genovese, quien estuvo en Argentina presentando la película en el marco de la Semana de Cine Italiano 2018. Título original: The Place Duración: 105 minutos País: Italia Año: 2017
La sangre fluye. La luz del día se hace desear. La lucha del cuerpo por salir de la oscuridad será el punto de partida de Animal, la nueva película con Guillermo Francella, dirigida por Armando Bo. ¿De qué se trata Animal? Antonio (Guillermo Francella) es gerente en un frigorífico y vive feliz junto a su esposa (Carla Peterson) y sus tres hijos en una casona de Mar del Plata. Tras llevar una vida ordenada, la salud de Antonio se complica al punto de requerir diálisis semanal y un trasplante de riñón. La espera del trasplante parece un camino sin salida y Antonio se convence de que debe recurrir a otra estrategia para conseguir un riñón. Desesperado, el ejemplar ciudadano que siempre fue empieza a coquetear con la marginalidad. Animal es una película donde el límite entre buenos y malos se desdibuja. Ante la tentación de tomar partido, solo queda ver un poco más allá. Animal, lo nuevo de Guillermo Francella y Armando Bo En general me pasa que en las críticas nombro al director porque hay que nombrarlo. Pero a veces, siento la necesidad imperiosa de nombrarlo. Cuando la cámara tiene personalidad es porque hay un director en serio ahí detrás y eso casi siempre resulta en una gran película. Es, sin dudas, el caso de Armando Bo y Animal. Esta no es solo la nueva película de Francella, sino el regreso al cine argentino de uno de los mejores directores y guionistas de su generación. Hay más. A esto hay que sumarle que el guion está a cargo del propio Bo junto a Nicolás Giacobone, dupla que escribió esa genialidad llamada Birdman y se llevó un Oscar a casa por eso. ¿Qué puede salir mal con todo esta gente poniendo su creatividad y talento a favor del cine? Nada. El film también tiene la inteligencia de tocar el tema de la donación de órganos. Un tópico poco frecuentado aunque necesario y definitivamente relevante. En vez de ir por el costado social hombre vs Estado, toma otro camino. Hombre vs hombre como verdadera problemática de los conflictos globales irresueltos. Francella lo hizo de nuevo en Animal Ya resulta innecesario hablar de los nuevos rumbos de Guillermo Francella y cómo su carrera cinematográfica en el cine de corte dramático cada vez nos genera más placer. Aquí su personaje no tendrá el nivel de oscuridad de El clan (eso es imbatible), pero en cambio hará de hombre común caído en desgracia, impotente, desesperado y, tal vez, animal. A Francella lo acompaña una efectiva Carla Peterson, en un rol bien dramático, que no es lo que más solemos verle. Ahí está, como una ama de casa de mirada perdida, que pronto abrirá los ojos para ver cómo su vida se cae a pedazos. Destaca también la perfecta labor de Federico Salles, que demuestra que su registro actoral puede saltar del teatro al cine sin dificultad, entregando una actuación absolutamente creíble y tan desagradable como el guion lo exige. Mercedes De Santis completa el cuadro protagónico con un muy buen desempeño. Todo en su lugar Mención aparte merece la música, que no es casual ni de relleno, como nada lo es en este film. El contrapunto entre la imagen y el sonido, y la absoluta libertad musical aportan muchísimo al relato, dotándolo de más personalidad. La dirección de fotografía también es fundamental para crear una atmósfera turbia en Animal. La luz reticente, las escenas en atardeceres y amaneceres, y la noche, por supuesto. Hay una oscuridad permanente, desde lo simbólico, no solo como posible fin, sino también como la tentadora entrada a lo marginal, allí, donde parece estar la única respuesta. Solo habrá luz, la máxima y extrema, en el frigorífico, donde corre la sangre. Como un laberinto donde todas las salidas llevan al precipicio. Armando Bo consigue entregar una película sin fisuras, un thriller atrapante. Filmada con personalidad, escrita con inteligencia y actuada de maravillas, Animal se perfila como la película argentina del año. Imperdible. Puntaje: 10/10 Duración: 120 minutos aprox. País: Argentina / España Año: 2018
El director Jason Reitman vuelve a demostrar con Tully que se mueve con soltura en el difícil terreno de la comedia seria. Con una Charlize Theron estupenda, Tully es una película que entretiene con contenido, hablando de la maternidad y la vida misma. De qué se trata Tully Marlo (Charlize Theron) está casada y tiene dos hijos, uno de ellos con problemas para adaptarse a la escuela. Además, está embarazada. Su vida es correr detrás de los niños y la llegada de un bebé no calmará las cosas. Para lidiar con el caos, el hermano de Marlo le contrata una niñera nocturna: Tully. La joven nana parece experta en bebés y devuelve la calma al hogar. Pero, ¿cuánto puede durar la felicidad? Por qué tenés que ver Tully Incluso si estás a punto de tener un hijo, Tully queda 100% recomendada. Es una comedia seria, adulta, si se quiere, de Jason Reitman, el director de “Up in the air” y “Juno”. Nada de maternidad idealizada, familias felices y cupcakes de ensueño. La película ofrece una mirada que destila realismo pero sin caer en el drama, sino todo lo contrario. Tully está llena de humor y tiene la astucia para no ser predecible: esto no es La mano que mece la cuna. No, es una película que decide tomarse la problemática de la maternidad con humor y plantearnos un escenario idílico como posible. ¿Y si tener un bebé no implicara dejar de dormir? ¿Y si se pudiera ser una madre feliz, descansada y plena, con tres niños, aunque no tengas mucho dinero? ¿Si alguien tan solo lograra que el bebe duerma? Charlize Theron está maravillosa como esta madre con abdomen flácido que se tira despatarrada a ver un reality show mediocre en el living de su casa mientras los niños duermen. Una madre que vive una realidad que su marido no entiende, porque no la vive. Tully toma la realidad y le agrega dosis de humor, obteniendo un film entretenido, con buen ritmo, sin fallas y con un final excepcional. ¡Queda recomendada! Puntaje: 8/10 Duración: 95 minutos País: Estados Unidos Año: 2018
El amor en fuga Como una oda a la Nouvelle Vague, llega Amantes por un día, un film pequeño, de aspiraciones discretas pero excelente resultado. ¿De qué se trata Amantes por un día? Una joven de 23 años (Esther Garrel) rompe con su novio y regresa a la casa de su padre (Éric Caravaca). Allí descubrirá que él está en pareja con una chica de sus misma edad (Louise Chevillotte). El amor, el compromiso, la fidelidad y la libertad serán puestos en jaque tras varios días de convivencia. Sobre Amantes por un día Algunas películas provocan explayarse. Con Amantes por un día lo primero que viene a la cabeza -y que resume bien la cuestión- es decir que es una una película muy Nouvelle Vague. No porque sea en blanco y negro y hablada en francés, evidentemente (aunque eso le suma), sino por el tema y la forma de abordarlo. Amantes por un día es una película muy François Truffaut. Eso de mostrar el microconflicto romántico, el amor como un algo inexplicable, con ribetes morales vagos y una cierta libertad que actúa antes de cuestionarse, es muy propio del cine de la Nouvelle Vague, pero sobre todo de Truffaut. La atmósfera remite a las clásicas películas de Antoine Doinel adulto u otras como Jules et Jim. Así, sin mayores pretensiones, el director Philippe Garrel entrega esta pequeña película sobre las relaciones de pareja. Un pequeño hallazgo en medio de una cartelera copada por la grandilocuencia, los efectos especiales y los presupuestos millonarios. Una dosis de arte, una mirada a la vida cotidiana como quien espía por una cerradura. Lo impredecible, no como sorpresivo sino como ambiguo. De eso va Amantes por un día, un film bien hecho, bien contado y con excelentes acuaciones. Ideal para los amantes del cine arte con historia. Puntaje: 8/10 Título original: L’amant d’un jour Duración: 75 minutos País: Francia Año: 2017
El cine y la literatura argentina se vuelven a unir para traernos Perdida, un thriller basado en la novela “Cornelia” de Florencia Etcheves. Gran producción y un elenco con importantes nombres son parte de esta película que cumple con lo que promete y, no carente de errores, sale bien parada del desafío de contar una historia compleja. De qué de trata Perdida Pipa (Luisana Lopilato) es una agente de la policía comprometida con los casos de trata. Detrás de su empeño por resolver los casos del presente, hay un misterio sin resolver: qué fue de Cornelia, su mejor amiga, quien desapareció durante un viaje de estudios 14 años atrás, en la Patagonia. Un aniversario pondrá en escena a personas que pueden ser clave para saber qué pasó: una misteriosa española (Amaia Salamanca) y la madre de Cornelia (María Onetto). En un mundo oscuro, Pipa tendrá que saber en quién confiar. Perdida, la complejidad El director Alejandro Montiel tuvo ante esta historia varios desafíos. Uno es hablar de la trata de personas en el tono adecuado. Podría haber optado por un relato oscuro, denso, más cercano al realismo social que al thriller. En vez de eso, optó por hacer una película accesible para el gran público pero no por eso liviana. Perdida consigue manejar bien los tiempos y la estructura del relato en general. La segunda mitad, sobre todo, es la que toma velocidad y atrapa más. La complejidad de la trama, que logra condensarse en 90 minutos, deja, aun así, algunos cabos sueltos. Varios personajes que no terminan de ser claros en su función, su rol y su destino. Un detalle. El elenco de Perdida Luisana Lopilato se pone saca el glamour que la caracteriza para ponerle el cuerpo a una policía que trepa, pelea y pone lo necesario para dar batalla. Es raro verla distinta, pero con el correr de la película convence y demuestra mucho girl power. Otra parte del elenco argentino genera expectativa. Sí, porque Oriana Sabatini y Julián Serrano tienen un ejército de fanáticos en las redes y están ansiosos por ver Perdida. “¿Cómo está Oriana? ¿Cómo está Julián?” Me preguntaban por Twitter. Es que Perdida es el debut cinematográfico de ambos. Así que -fans ansiosos- acá va. Oriana Sabatini, como Lopilato, está muy caracterizada. Se quitó todo rastro del glamour que muestra a diario en Instagram para lucir tan distinta que hasta cuesta reconocerla. En su papel se desenvuelve segura y está muy bien. Un detalle que en las películas suma: tiene buena voz para cine. Sobre Julián Serrano, su papel es muy pequeño, pero da con el physique du role, cumple muy bien con lo que le toca y es creíble. O sea, la dupla debutante pasó la prueba. Muy bien, chicos, aprobados 😉 Amaia Salamanca es otra de las actrices que se transforma para interpretar a Nadine, una española con historia que es puro misterio detrás de sus gafas de sol. Hay algo de falso en su personaje, quizás demasiado, incluso siendo adrede. Y no puedo decir más porque es spoiler. Sabiendo lo buena actriz que es, no logra lucirse del todo. Nicolás Furtado acompaña a este elenco de mujeres fuertes, sin tener grandes desafíos pero cumpliendo con lo que su papel pide. Rafael Spregelburd y María Onetto, los más experimentados del elenco, sin embargo, tienen la dura tarea de hilvanar algunos diálogos que suenan forzados hasta en los mejores. Cosas que a veces pasan en las transposiciones de la novela al cine. Cierta falta de fluidez y de realismo le juegan en contra. Un elenco parejo, un gran despliegue de producción y una historia que vale ser contada son los puntos fuertes. Perdida resulta un thriller correcto y sin grandes errores. Puntaje: 7.5/10 ¿Querés chusmear la conferencia de prensa de Perdida? Acá te la dejo. Duración: 90 minutos aprox. País: Argentina / España Año: 2018
Dándole una vuelta de tuerca al thriller convencional, John Krasinski dirige Un lugar en silencio, una película muy bien lograda. De qué se trata Un lugar en silencio Un matrimonio con tres hijos debe procurar no hacer ningún tipo de ruido si quiere sobrevivir. En un ambiente arrasado y en constante pelígro, cualquier sonido puede terminar en catástrofe. ¿Es posible vivir en silencio? John Krasinski y Emily Blunt -pareja en la vida y en la película- se lucen en una película que les pide expresarlo todo sin decir palabra. Aire fresco Me gustan los thriller, en formato película, serie o libro. Cuando viste mucho de este género, no todo te sorprende. La buena noticia es que Un lugar en silencio logra su cometido y más. No solo te da una buena dosis de sustos, no solo te mantiene atrapado por completo a la historia, sino que tiene varios giros originales y fuera de lo común que la hacen impredecible. Su principal fortaleza, evidentemente, es la de plantear una historia típica -una familia tratando de sobrevivir en un ambiente hostil y apocalíptico- con un giro que hace la diferencia: la imposibilidad de hablar o hacer ruido. Un lugar en silencio es, de este modo, una película que honra al cine. A la imagen, y solo la imagen, como vehículo suficiente para transmitir miedo, tensión y contar una historia. Y el sonido, claro, no para llenar silencios incómodos o explicar al espectador lo que el guionista quería que supiera, sino como herramienta clave de la narración. En este sentido, el único punto flojo de la película es no haber tomado la premisa del silencio y llevarla al extremo, eliminando, no los ruidos, sino la innecesaria música incidental. Salvando ese detalle, porque viendo la película la música realmente está de más (y todo lo que está de más estorba), Un lugar en silencio es un hallazgo. Tensión, una buena historia y un inteligente corrimiento de los lugares comunes. ¡Imperdible! Puntaje: 8/10 Duración: 90 minutos País: Estados Unidos Año: 2018