Odio cuando las películas se dan maña para arruinar una premisa con potencial, y ése es el caso de The Boy. El setup está bueno, hay buenas actuaciones, y el misterio está bien planteado... lástima que el final es un desastre y está plagado de explicaciones vulgares. The Boy amenaza con ser otra película de muñecos poseídos - al estilo de Annabelle - pero comete el error de cambiar de agenda a último momento, lo cual termina por matar todas las buenas expectativas creadas durante los primeros dos tercios de la película. La idea de que una chica sea contratada como la niñera de un muñeco siniestro - al cual todos tratan como un niño real - es formidable. Mas que un fetichismo, es una manera retorcida de poder lidiar con la muerte de un niño, creando un simbolo que lo mantiene vivo en la vida de sus padres. El tema es si todo ese trato bizarro ha terminado - de algún modo - de darle vida al muñeco, sea por la expectativa de los padres o, bien, porque el espíritu del niño ha quedado encerrado en la figura. Como todos los filmes de fantasmas, la explicación sicológica es posible - es la mente de los padres lo que está provocando los fenómenos sin que estos estén concientes de ello -, lástima que el libreto no está conforme con ello. Como prueba de su incapacidad para tratar la premisa a fondo, ha añadido una subtrama en donde la niñera es una víctima fugitiva de su abusador ex-novio, el cual parece estar dispuesto a seguirla hasta Inglaterra para continuar con el maltrato. Es una manera de meter relleno y de forzar un final que no era necesario, cuando el shock debía ser fruto natural del develamiento del misterio. En cambio tenemos niñeras importadas con pasado turbio, sicópatas capaces de tomar un vuelo transatlántico para perseguir a sus víctimas, proveedores charlatanes que saben demasiado, pasados rebuscados para explicar que el pibe muerto no era un santo, y una ausencia inexplicable de los padres de turno, los cuales se cansaron y decidieron decir basta de un día para otro. ¿Que persona normal decide dejarle su casa y su "hijo" a cargo de una mina que contrataron hace tres días?. El tercer acto es una cosa tan horrenda y estúpida que resulta indignante. (alerta spoilers) Todo se vuelve vulgar y se transforma en una especie de Gente Detrás de las Paredes (1991), con idiota musculoso dotado de máscara fashion, el cual vive en una casa paralela montada detrás de los muros. Entre eso y la absurda aparición del novio matón de la niñera - que, por otra parte, está encarnado por el tipo menos amenazador del mundo - genera un final largo, forzado e idiota, en donde todos corretean por la casa a ver quién acuchilla a quién. ¿No era mucho mejor seguir con el tema del muñeco poseído?. No lo hicieron... ¿por qué? ¿Porque no tenían dinero para efectos especiales?.(fin spoilers) Si quiere ver The Boy, le recomiendo que vea el trailer y después imagine su propia película. El filme real es decepcionante y ni siquiera las partes buenas compensan la pérdida de tiempo. Este es un bodrio irremediable, resaltado por el hecho de arruinar una premisa potable que hubiera resultado en un buen filme, al menos si hubiera caído en manos de cualquier otro director.
Las acciones de la Literatura para Jovenes Adultos - último curro de la industria del entretenimiento en Hollywood - vienen en baja y La Quinta Ola es el último exponente de semejante decadencia. Con una flagrante falta de originalidad y una dirección hiper tibia, no hay nada aquí que resulte mínimamente excitante o seductor como para que alguien tenga ganas de ver siquiera la suerte de estos héroes en un segundo capítulo de la saga. Honestamente, el problema no es que se trate de chicos corriendo aventuras en mundos utópicos, sino que todos estos autores de pacotilla carecen de calidad como para escribir algo realmente original, y se dedican a tomar por asalto clásicos de la literatura fantástica, chupando ideas de cuanto libro o película conocida encuentren a mano. Aún cuando encuentren un setup interesante, el esquema es tan repetitivo - héroe / heroina pendex envuelto en triángulo amoroso; chico / a que se sale de la norma y va a liderar revolución libertadora que hará caer a régimen corrupto; profecía del chosen one en donde sólo un flaco es capaz de alterar el orden inalterable desde hace siglos; descubrimiento de una verdad oculta tras la fachada de un régimen implacable - que satura inmediatamente. Por el mismo camino ya mordieron el polvo El Dador de Recuerdos, Soy el Numero Cuatro, The Mortal Instruments: City of Bones y tantos otros títulos que no pasaron de la primera instancia, un desperdicio tan grande de dinero y esfuerzo que demuestra a las claras que el género está agotado. La tibia recepción de los capítulos finales de Divergente es otra clara señal que marca el fin de un ciclo. Bastan cinco minutos para que el espectador promedio perciba que La Quinta Ola es una mezcla de V, Invasión Extraterrestre, Dia de la Independencia, Invasión a la Tierra: Batalla Los Angeles, y cuanto filme de invasiones alienígenas conozca, comenzando por las naves masivas posadas sobre ciudades, tipos con implantes cerebrales, visitantes que se pasan de bando, amén del tradicional triángulo amoroso de los protagonistas y que es un cliché del género desde Crepúsculo y Los Juegos del Hambre. Sinceramente, lo que más me impresionó del filme es Maria Bello. ¿Qué diablos le pasó a esa mujer?. Parece un zombie pintarrajeado, está reenvejecida y no convence como uniformada ultradura que adiestra a los niños en la lucha contra los extraterrestres. El resto es bastante aburrido y previsible: la Moretz corretea por los bosques con su boquita torcida y una M16, la tirotean, la recoge (euh!) el único granjero que parece salido de la tapa de Sports Illustrated, ella se babea con él antes de saber que es un infiltrado y, mientras tanto, se dirige a la base militar mas cercana para liberar a su hermano pequeño al cual enrolaron a la fuerza para exterminar aliens. Claro, hay un sentido oculto detrás de todo esto (alerta spoilers) y es que los militares están infectados por los alienígenas, los cuales enrolan a los chicos como fuerza de choque para matar a los humanos remanentes (haciéndoles creer que son extraterrestres). La Moretz se infiltra en la base militar para sacar a su hermano, pero detrás de ella va el granjero pintón, que resulta ser un alien que está recaliente con la piba. Las explicaciones de turno ("nos dijeron que el amor no existe, que es una mentira humana") son tan estúpidas como el hecho de que el granjero sea una especie de MacGyver intergaláctico y ataque él solito toda una base militar infestada de soldados hiperentrenados, bombardéandolos como si hubiera puesto bombas atómicas. El climax es tan absurdo e inflado que pulveriza las escasas virtudes que tenía la película hasta ese momento (fin spoilers). La Quinta Ola no es un filme horrendo, pero es tan predecible que aburre. No hay un problema de actores o perfomances, sino de libreto chato (gracias, Akiva Goldsman!). El género ya dió todo lo que tenía que dar y es hora de archivarlo para buscar otro vellocino de oro... el cual estará en manos de tipos muchos mas creativos que los responsables de esta obra tan chata como insulsa.
Esta será una review sincera y frontal. Lo primero que voy a decir es que no soy muy fanático de los últimos dos trabajos de Tarantino. Tanto Bastardos Sin Gloria como Django Desencadenado tienen su cuota de grandes momentos, pero las vi dispares: no me causaron esa euforia que me había producido Pulp Fiction o Kill Bill, ese desborde de originalidad, humor y violencia - constante a lo largo de toda la trama - que Tarantino ha sabido cosechar con su propia marca. Por el contrario, me sonaron a que el maestro había desempolvado bocetos viejos escritos durante su juventud - con dos o tres escenas geniales - y después lo había estirado con un script no tan inspirado. Desde ya, cinco minutos de un Tarantino aburrido tiene mayor creatividad que 10 películas juntas de cualquier cineasta comercial de hoy en día, pero no le vi un nivel parejo de ideas y sorpresas; y desde ya, los finales de ambas peliculas me dejaron un sabor raro en la boca. Lo mismo no puedo decir de Los 8 Mas Odiados, la cual me parece un regreso de Tarantino a su mejor nivel, con la ventaja de mostrar a un cineasta mas maduro - menos propenso al reciclado juvenil y pulp, y mas dedicado a construir personajes y climas hasta detonarlos en la mayor de las glorias - y seguro en sus decisiones creativas. No es un western tradicional sino una de misterio a lo Agatha Christie, sólo que acá las cosas se resuelven con baño de sangre en vez de una melancólica confesión - obtenida diplomáticamente a la hora del te y espetada frente al inspector de policía -. En muchos sentidos lo que hace Tarantino - y que ha ido perfeccionando hasta la maestría durante todos estos años - es generar una suerte de orgasmo cinematográfico: el tipo crea el clima, genera la tensión, empieza a dar vueltas y vueltas hasta que las cosas se vuelven insoportables... y allí desata toda la tensión en un baño consagratorio de sangre. Quizás sea una metáfora grosera, pero creo que es ilustrativa: ese sentimiento orgásmico lo sentí en Bastardos Sin Gloria, fundamentalmente en la escena inicial en donde Hans Landa se sienta con el granjero francés a hablar de bueyes perdidos y pronto la conversación se empieza a ponerse cada vez mas espesa y peligrosa. Si esa escena le pareció larga y explosiva, Tarantino ha reciclado aquí sus mecanismos y los ha estirado hasta el punto de la primera hora y media, que es cuando las tapaderas se deshacen, se dispara la primera bala y empieza el baño de sangre. Hasta ese momento teníamos diálogos y personajes escritos con alto vuelo, y una sucesión de anécdotas que iban de lo chispeante a lo bizarro - como el relato central de Samuel Jackson -. Y cuando toda esta gente se pone tensa, basta el mínimo roce como para que todo vuele por los aires, cosa que termina por hacer en última e inevitable instancia. Es realmente un filme extraño. Tarantino se toma la licencia de filmar en Ultra Panavisión 70, lo que le da una pantalla anchisima y épica - es lo que se usaba para rodar mega clásicos como Ben-Hur o La Gran Ofensiva, películas espectaculares que saturaban la pantalla con fastuosos escenarios y masivos despliegues de extras y decorados -, y la usa para filmar por unos minutos el gran paisaje helado de Wyoming... pero después aplica esa pantalla super widescreen (de 2.76: 1) a un escenario cerrado, lo cual resulta tan impactante como claustrofóbico. El parador donde se encuentran los protagonistas no es mas que una inmensa habitación carente de paredes internas, de manera que estos tipos - se toleren o no - deben verse todo el tiempo las caras mientras charlan (que es lo único que les permite hacer el encierro provocado por la ventisca). Así es como vemos a Bruce Dern en una punta y, 15 metros mas allá (en el cuarto y en la pantalla) a Kurt Russell sacudiendo de lo lindo a Jennifer Jason Leigh para que se calle y le deje cenar tranquilo. Desde ya el clima va in crescendo - matizado por un score original de Ennio Morricone, el cual se parece mas a un soundtrack de un giallo que a alguna de esas legendarias bandas sonoras que escribiera para Sergio Leone -, especialmente porque todos tiene un pasado importante y espeso: no hay ningún nene de mamá sino tipos mas violentos que el diablo y de los cuales el mas memorable resulta ser una mujer. No creo que exista en la historia del cine una mujer mas violentada, bastardeada y ensuciada que Jennifer Jason Leigh (lo mas parecido que recuerdo sería la saranda por la que pasó Linda Blair como la chica poseída de El Exorcista). A la Leigh le rompen la nariz, le voltean un montón de dientes, le dejan un ojo negro, y la salpican con todo tipo de fluidos corporales; pero, cuando la chica tiene la ocasión, saca a relucir toda la maldad que lleva adentro. Honestamente, si no la nominan a un Oscar por esto, debería pegar en el palo. oferta software de facturacion electronica Dificil decir mas cosas sin arruinar el efecto de la trama. El resto del elenco va de lo muy bueno a lo sobresaliente y, desde ya, el otro que descolla es Samuel L. Jackson. Tiene las mejores lineas y las mejores anécdotas y, junto con Kurt Russell, se roban la pelicula con perfomances sacadas y duras hasta la médula. Pero si la tensión es importante y el suspenso lo deja a uno al borde de la silla, las cosas explotan orgásmicamente cuando empiezan los balazos. Los baños de sangre son los típicos de tarantino: gloriosos, sorpresivos y tremendamente cómicos. No importa lo grosero o morboso que sea, el público los festeja de pie porque ése es el efecto que el director ha buscado provocar después de tanta espera y tensión. Los 8 Mas Odiados es por lejos lo mejor y lo más sólido de Tarantino de estas últimas épocas. Sigue siendo un artesano original e impredecible pero aquí ha logrado obtener una de sus obras mas parejas e inspiradas. Sólo él puede elevar la violencia al nivel de hecho artístico y aquí lo ha hecho de nuevo, sólo que con mayor vuelo creativo y menos dosis de reciclaje. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/8-odiados.html#sthash.6Je9ipM7.dpuf
32 años. Ese es el tiempo en que los fans de Star Wars estuvieron esperando una secuela decente de la película que idolatraron desde su infancia. Algo que prolongara las aventuras de los héroes legendarios, que respetara la mitología y que, sobre todo, fuera emocionante. Nada de tipos saltando desde 10 pisos de altura sin lastimarse, o de enanos dando volteretas en el aire y que después se la pasan rengueando con un bastón; o sapos parlanchines e insectos ridiculos de mal genio pensados únicamente para generar merchandising infantil. Atrás quedaron los malos romances y los temibles diálogos. Desaparecieron las estupideces de los hipocloritos, midiclorianos o como diantres se llame lo que figure en la sangre para medir científicamente que uno es el chosen uán. A quén carajo le importaba la suerte de un pibe perdido en un planeta desértico si desde 1977 hemos estado esperando correr nuevas aventuras con Luke Skywalker, Han Solo y el resto de su troupe de héroes. Lo que ocurre es que, agotado el talento, entra el pánico escénico: si metia la pata con una secuela directa de un original tan venerado como imbatible, George Lucas corría el riesgo de matar a la gallina de los huevos de oro: su fuente eterna de dinero gracias a un merchandising interminable que se prolongó hasta 4 décadas después de su natural fecha de vencimiento. Hoy en día nadie fabrica videojuegos de Lo que el Viento se Llevó, hace luncheras de la Trilogía del Dolar de Sergio Leone, o siquiera vende merchandising a nivel masivo de 2001, Odisea del Espacio simplemente porque fueron productos de su tiempo y han quedado relegados a la categoría de recuerdos. Es por ello que sería injusto desconocer el mérito de Lucas en esto, en el hecho de mantener la leyenda viva y vigente para las generaciones surgidas a lo largo de 40 años; pero cualquier universo de ficción precisa evolucionar y expandirse para poder sobrevivir y, sobre todo, debe respetar las expectativas de los fans. Lástima que la cobardía creativa lo llevó a embarcarse en la construcción de una saga de horrendas precuelas, las cuales fueron odiadas por todo el mundo y siendo él el único que abogó por mantenerlas a flote a toda costa como si se trataran de productos minimamente potables. Debo admitir que no soy un gran fan de La Guerra de las Galaxias. Me gustó la primera, el resto me parecieron ok, y las precuelas las odié con toda mi alma. Siempre me parecieron algo ñoñas, carentes de filo, cuentos juveniles sobre producidos. Aún con todo ello abracé con fruición su mística por fuera de los filmes: es que los mismos tenían ocurrencias geniales - las naves, los sables laser, Darth Vader, la música - que funcionaban muy bien en otro entorno (por ejemplo, he quemado mi vista (y mi trasero) en interminables partidas de los simuladores X-Wing y Tie Fighter y he probado casi todos los juegos de estrategia basados en Star Wars). Le faltaba un enfoque mas maduro y, aunque La Guerra de las Galaxias: El Despertar de la Fuerza no es un avance enorme ni un cambio radical de la mecánica de la saga, al menos da algunos pasos en el sentido adecuado. Hay violencia, sangre y matanzas, y la amoralidad flota en el ambiente. Ciertamente hacerse cargo de semejante monstruo debe haber sido una tarea tan fascinante como aterradora. Imagina que la saga mas amada del planeta le ha sido arrebatada a su dueño - por mal ejercicio de su patria potestad - y ahora te la han dado a ti. Es una oportunidad algo tardía - si esto hubiera pasado en 1999 (cuando llegaron las precuelas), tendrías a un Harrison Ford o un Mark Hamill aún frescos y con años por delante para correrías arriesgadas y creíbles - pero aún tenemos algo de tiempo para aprovechar lo que el destino nos ha dejado en el estado en que se encuentre. La magia digital ha avanzado hacia limites imposibles; los protagonistas originales están algo vetustos, y John Williams siempre está a mano como si viviera en un frasco de formol. Entonces, ¿qué hacer?. Si Lucas tuvo pánico escénico y decidió escaparse por la tangente con sus precuelas, J.J. Abrams decidió hacer la gran Superman Returns y recicló una enorme cantidad de elementos de los filmes originales: respetando mitología, continuidad y emotividad - como hizo Bryan Singer en la aventura del encapotado - se aseguró efectividad y el respeto por parte de los fans y la crítica especializada. Abrams cuenta con la ventaja que aún dispone de los vetustos y oxidados ídolos del original, con lo cual no es necesario un polémico (o discutible) reemplazo. Sumémosle algunos protagonistas frescos que sí puedan saltar y pelear, y agregue una enorme cantidad de nostalgia. Oh, sí, hay mucho reciclado en El Despertar de la Fuerza y - en el caso del climax - el olor a recalentado puede resultar bastante molesto pero, a diferencia de las idioteces que George Lucas rodó a partir de 1999, el filme de Abrams emociona. Es lo que ocurría con Singer y Superman Returns, con el hombre de acero volando sobre el planeta y guiñando a la pantalla tal como lo hacía Christopher Reeve, o el placer de escuchar la partitura original, el deleite de ver que los protagonistas mantienen su personalidad aún después de varias décadas de inactividad y de ser interpretados por otros actores. oferta software de sueldos Lo primero que me gustó fue la camada de recién llegados, que son excelentes en lo suyo. Oscar Isaac, el cual siempre detesté desde Sucker Punch, va camino a una segura rehabilitación conmigo - es un delicioso engreído, tan simpático como valiente -. John Boyega mezcla heroismo y comicidad con absoluta naturalidad. El nuevo robot BB-8 es un ladrón constante de escenas y tiene mas expresividad que el antiguo R2D2 (es increíble lo que puede hacer sólo moviendo la cabeza). Pero las palmas se la lleva Daisy Ridley: es emocional, fuerte, despierta, hermosa y carismática. Oh, yes: the recycled is strong in this one: otra persona que vive en el desierto y encuentra un robot que contiene un secreto, el malo que viene con las tropas a obtenerlo y tortura a los héroes, la super arma planetaria que va a arrasar todo en cuestión de segundos, el salvataje a ultimo momento por parte de un grupo de tipos valientes. Como Star Trek: The Next Generation cada personaje nuevo es un licuado de personajes preexistentes: Finn tiene algo de C3PO, Rey es el par femenino de Luke Skywalker, y Poe Dameron (imagino a los tipos que escribieron esto inventando el nombre de Cameron Poe y buscando recetas para que no sonara tan corriente) es un Han Solo enrolado en la milicia. Mientras que el trío (y el robot) deslumbran, lo que me resulto mas deslucido es la inserción de los personajes clásicos: Carrie Fisher está demasiado vieja y inexpresiva como para transmitir algo, Harrison Ford da la impresión de funcionar en piloto automático, lo de Chewbacca no es mas que un cameo extendido y lo de Mark Hamill es tan corto que uno se lo pierde si pestañea demasiado. Digo: esta gente cuando aparece en pantalla el público lo aplaude de pie - y lo mismo ocurre con la utilería, sea parlante o no; son formidables las entradas del Halcón Mileniario y la sorpresiva aparición de C3PO - pero, a los que les toca actuar, pareciera que vinieran a media marcha. Ese es el problema de trabajar con tipos que bordean los 70 años. Gracias George Lucas: nos hiciste perder la flor de la juventud de nuestros ídolos cuando éstos aún podían mover musculos faciales en 1999. Por suerte la trama es rápida y la accion es intensa. Los nuevos personajes son interesantes y llevaderos. Los combates rebosan excitación, en buena parte debido a que Abrams los sacó del contexto clásico - el espacio - y los puso sobre decorados reales (junglas, desiertos, lagos). Todo el filme da la impresión de ser Star Wars: Una Nueva Esperanza versión 2.0 con efectos mas modernos, guiños para los fans y detalles pulidos. Ciertamente la existencia de los filmes originales pesa ya que muchos de los mecanismos de El Despertar de la Fuerza funcionan por una cuestión de ineludible - e impresionante - carga nostálgica. Saquen a Han Solo o Leia (o reemplácelos por otros personajes con distintos nombres), y seguramente la trama perdería efectividad. Algo de eso ocurre con los villanos, ya que los históricos están muertos o desintegrados: hay un Moff Tarkin pelirrojo y algo gritón (que parece la versión malvada de Ron Weasley), un clon pendex de Darth Vader y un Gollum gigante con aires de emperador. Los tres están bien, pero distan de ser memorables: son funcionales a la trama, tienen sus momentos, pero carecen de misterio. El mas elaborado es el Kylo Ren de Adam Driver - con el cual el departamento de maquillaje se las ha apañado para hacerlo atractivo e interesante y tapar los radares que tiene por orejas -, otro tipo atormentado por problemas personales y que suele perder el temperamento a cada rato, algo que contrasta con la fria eficiencia imperativa de Darth Vader. Es un malvado ok, que tiene sus momentos de intensidad, pero que no genera una impresión durable. Al menos exuda bravura en el combate final, el cual me resultó mucho mas excitante que la mayoría de los duelos que pululan a lo largo de toda la saga. ofertas de software Star Wars: El Despertar de la Fuerza no es ni por asomo el colmo de la originalidad, ni tampoco es ese monstruo innovador del género que fue Episodio IV: Una Nueva Esperanza en 1977; pero posee un elemento que se había desvanecido en la franquicia, y es la capacidad de emocionar. Súmese la nostalgia, el reencuentro con nuestros idolos de la infancia recreando sus papeles clasicos, y obtendrá un éxito formidable. Es un licuado hecho con viejas ideas, pensado para fanáticos y neófitos, y que tiene cosas apasionantes para todos. La esperanza ahora es que no sólo cumpla lo que promete sino que se de maña para encontrar un camino nuevo, fresco y excitante, de manera de poder salir de la sombra del clásico que le antecede a la vez de generar su propia estatura y personalidad... un reto mas que dificil en vista de lo enorme y sagrado que resultan ser las credenciales previas de la franquicia.
Imaginen esto: Diego Capusotto como el Joker, irrumpiendo en la guardia de un hospital bonaerense sitiado por la policía, y enfrentándose a una especie de versión villera de la Liga de la Justicia. Guau, qué imagen mas volada. Francamente la secuencia es deliciosa, lástima que el resto del filme no le va en saga. Kryptonita es un experimento mas intelectual que entretenido, que sirve como una delicatessen apreciable por un puñado de selectos dotados de paladar delicado - una camada de nerds argentos amantes del comic -. Es una elaboración ingeniosa de la mitología de los superhéroes a la criolla, lástima que la historia de fondo no termina de ser satisfactoria. Quiten trajes, superpoderes y segundas lecturas, y verán que la historia del médico de guardia - de vida amarga y solitaria, y que sobrevive a un sitio policial de 12 horas en su lugar de trabajo, infestado de violentos malhechores - no es tan redonda como debiera. Si hay un filme con el cual uno podría emparentar Kryptonita, ése sería Zenitram (2010). No sólo ambos tienen superhéroes, sino que funcionan como una especie de alegoría peronista de la realidad argentina, sea la actual o la histórica. Los superhéroes provienen de la villa, maltratan a los ricos y benefician a los pobres, y no dejan de ser ignorantes de buen corazón a los cuales el destino les ha mezquinado la educación a cambio de un poder excepcional. Ciertamente Zenitram era un producto mas burdo y de sensaciones encontradas - el superhéroe era una especie de idolo maradoniano viviendo en una realidad alternativa adoradora de la iconografía peronista como los monumentos y posters gigantes, los coches de marca Justicialista y el culto a la persona - que no dejaba de regurgitar las macanas de la vida real del Diego en otro contexto (una visión romántica del peronismo / menemismo) y pretendiéndolas vender como si fueran salidas cómicas. Kryptonita, por el contrario, tiene bastante mas personalidad: Leonardo Oyola demuestra ser un buen conocedor del mundo del comic y, en vez de quedarse en la anécdota, se las ingenia para darle tridimensionalidad a los personajes - en especial el de Lady Di (o la versión argenta y trasvestida de la Mujer Maravilla) - a la cual le da parlamentos muy interesantes, amén de jugar con lo inusual de la propuesta. Uno nunca sabe si estos tipos no dejan de ser una camada de drogones que imaginan cosas, si es el médico (posiblemente dotado de cultura comiquera) que reinterpreta lo dramático de la situación en términos fantásticos, o si realmente se trata de un grupo de chabones con superpoderes. El tema es que los superhéroes villeros ayudan a los pobres, combaten al Capital a su manera, son enemigos mortales con la policía bonaerense - cuerpo de seguridad de fama dudosa si los hay -, y confían en las cámaras del canal Crónica como garante de imparcialidad. Sumen a eso los nombres del cast (y su filiación política), la K en el título, la historia de la dignidad transexual, el empoderamiento de los pobres en el cono sur, el castigo a los millonarios...y veremos una opera fantástica con ribetes kirchneristas. Honestamente, no hay nada malo en que la ideología se mezcle con la fantasía; casi diría que se trata de una condición sine qua non de la ficción fantástica argentina. Desde El Eternauta de Oesterheld hasta la Invasión de Borges & Bioy Casares, la literatura fantástica criolla ha utilizado la metáfora como manera de abordar una realidad política tan candente como inescrutable - imposible de discutir en términos racionales debido al exceso de dogmatismos y apasionamientos -, amén de proveer un mecanismo para difundir discursos y utopías. Kryptonita parece caer en esos tópicos al intentar un speech de "dignidad villera" - individuos ignorantes pero de gran corazón que promueven el cambio desde la marginalidad y reestablecen el orden social que el gobierno ha alterado - que rápidamente es bastardeado cuando Faisán / Linterna Verde muele a golpes al médico de la guardia, el cual no deja de ser un laburante de clase media que tuvo la desgracia de estar trabajando en el lugar y momento menos indicado. No sólo contradice y rebaja la condición de héroes de los protagonistas, sino que los convierte en amorales egoístas a los cuales sólo les interesa su supervivencia y sus propias causas sin considerar a los terceros que los rodean. De ser así, entonces, ¿cuál es el mérito del superhéroe villero?. Aún así, hay muchas cosas destacables en Kryptonita. Oyola toma todo esto y lo convierte en una especie de Universo 52 ambientado en la Villa 31. Desde ya, abundan otras contradicciones: si son tan superpoderosos, ¿por qué no pueden simplemente escaparse de la policía - una camada de simples mortales - por los tejados?. ¿Por qué no ir al Hospital Alemán u otro nosocomio mejor dotado para reestablecer la salud de su jefe?. ¿O por qué no utilizar la sabiduría omnisciente de la versión argenta de J'onn J'onzz para tomar decisiones como la gente?. Quizás el punto sea que estas personas no logran alcanzar la plenitud de sus superpoderes debido a su propia ignorancia. oferta software de sueldos De todos modos las virtudes superan los defectos de Kryptonita. Nico Vazquez, por ejemplo, resulta ser toda una sorpresa; está genial como pibe cabeza, malhablado y violento, versión argentina de Linterna Verde que sólo piensa en apretarse a una Dama Halcón a la paraguaya. El otro que descoya es Lautaro Delgado como Lady Di, la Mujer Maravilla travesti, el cual recarga su historia de origen con mucho sentimiento. Diego Cremonesi rezuma misterio como El Ráfaga (o Flash, versión villera), y Diego Velazquez aporta dignidad como el médico de la guardia, protagonista del relato. Palomino hace lo suyo, lástima que está limitado a un cameo extendido y algunos flashbacks; y ni que hablar de Capusotto, que uno quisiera que hubiera tenido mas tiempo de pantalla - sólo figura en un par de escenas como el desquiciado mediador de la diabólica Bonaerense, Guasón a la argentina que tiene los mismos tics de Sergio Corona (y de él toma el apellido) - y fuera el antagonista principal; el tipo rebalsa de gracia e intensidad, y me animaría a ponerlo en el panteón de perfomances memorables del Joker al lado de Ledger y Nicholson. El único que desencaja es Pablo Rago, el cual carece de carisma como Batman (lo gracioso es que su historia de origen ambienta el asesinato de sus padres a la salida del Ital Park!) y se reduce a recitar sus parlamentos de manera robótica; pero ése ya es un problema endémico del cine argentino, en donde el personaje encargado de las exposiciones largas (como pasaba con Federico D'Elia en Los Simuladores) termina siendo reducido al papel de locutor, el tipo encargado de vomitar las alocadas explicaciones del autor, en vez de ser un personaje con auténtica carnadura. Sin lugar a dudas Kryptonita es un título de culto; y, como tal, está reservado a las minorías. Para la mayoría - que no hilan la mitología de los superhéroes de la DC Comics - le parecerá un disparate; para otros es un drama demasiado estático considerando que ofrece versiones alternativas de reconocidos personajes. Yo creo que es un experimento intelectual válido y muy interesante, apreciable sólo por unos pocos. No es un filme de acción, la falta filo como comedia, es sólo una alegoría bastante bien elaborada... lástima que el drama de fondo no es movilizante - ¿realmente el médico se ha vuelto mejor persona gracias a las horas que pasó con estos facinerosos disfrazados? -, y es mas una curiosidad bien hecha que un filme innovador y emocionante.
Un gran casting. Una idea magnífica y subversiva. El visto bueno del estudio para ser tan oscuro como resulte posible. Lástima que todos estos elementos no dan por resultado la obra maestra que todos esperaban sino una película tibia medianamente disfrutable y mínimamente recomendable. La idea de atacar ponzoñosamente a la fiestas navideñas (y, en especial, a todas las edulcoradas preparaciones previas) resulta en una oportunidad desperdiciada en Krampus, el Terror de la Navidad. El director Michael Dougherty (libretista de X2 y Superman Returns) carece de los genes de Tim Burton o Sam Raimi, y no logra anotar marcador cuando la cancha estaba servida para una goleada memorable. El concepto, en el fondo, es atacar la ñoñería navideña, sopor en cual se sumergen los norteamericanos año tras año con una serie de ritos tan aburridos y repetitivos como insufribles. Quizás sea un tema de la idiosincracia nacional, esa cuestión de caer siempre en los mismos rituales monótonos y glorificarlos como si fueran la esencia de la vida misma. Pasa con las chicas ricas y malas de los secundarios, el deseo ferviente de pertenecer a una estúpida logia universitaria, la glorificación de las cheerleaders y los jugadores de futbol americano, la necesidad indispensable de tener un tema romántico común para la pareja, la estúpida monotonía de comer siempre pavo en el Día de Acción de Gracias... Alguien me dijo hace algún tiempo que la necesidad de atarse a rutinas tiene que ver con una cuestión de inseguridad personal, con lo cual endiosamos rutinas relativamente triviales con el único fin de sentirnos incluidos en el conjunto de la sociedad. La gente cumple rituales estúpidos para no sentirse diferente, y ni siquiera se atreve a cuestionarlos o alterarlos en lo mas mínimo. En el fondo hay algo terriblemente miserable en todo ese mecanicismo, ya que la gente lo cumple de manera masiva y es incapaz de elaborar la posibilidad de festejarlo o cumplirlo de forma diferente. Podés comer otra cosa, podés vivir sin unirte a una fraternidad, o podés pasar una navidad sin armar un estúpido muñeco de nieve. Quizás sea la standarización de la mediocridad, eso de que uno no puede ser menos y que, por lo tanto, debe hacer lo que hacen todos sin cuestionar si es lo correcto o si realmente es divertido. Algo parecido le pasa a los estudios de cine, que vomitan horribles filmes navideños todos los años a la altura de diciembre, esperando ser la nueva Milagro en la Calle 34 (1947). Al menos es de agradecer que Krampus intenta salirse de la vaina, aunque es mucho menos afilada de lo aparenta. La idea es similar a Mentiroso, Mentiroso (1997): nene desencantado con su familia pide un deseo... y el mismo se cumple, aunque de la manera mas retorcida posible. Acá lo que termina invocando es un ancestral demonio europeo - el cual es real, no un invento del filme, y se le reconoce en tierras germanas como parte de la mitología que rodea a Santa Claus: una figura perversa que castiga a los niños que se han portado mal -, el cual desata el caos en el barrio en donde vive toda esta gente. Al estilo de La Niebla de Stephen King, los tipos deben salir armados para recuperar los suyos, descubriendo que la zona está poblada de demonios, los cuales desean atraparlos para llevárselos al mismísimo infierno. La gracia de esto es que los demonios tienen la forma de juguetes, aunque su apariencia es espantosa: tenemos a un jack in the box (un payaso saltarín que sale de una caja) plagado de dientes y ojos rojos; muñequitos de jengibre canibales; un oso de peluche gigante con aterradores dientes negros; y el Krampus de marras, un demonio encorvado con cuernos enormes, patas de chivo y rostro demoníaco similar a un Santa Claus de pesadilla. Considerando el casting repleto de comediantes - Adam Scott, David Koechner, Conchata Ferrell - uno supone que esto va por la vena de la comedia negra... lástima que los chistes aparecen salteados aquí y allá, y no son lo que se dice desopilantes. Al menos cuando esta gente se reune y se pone en modo bad ass - pateando traseros de demonios - las cosas funcionan y son entretenidas... sólo que el tono siniestro de la película termina triunfando y cada ataque de los bichos termina con alguien devorado o secuestrado por las criaturas. Hay que reconocer que la aparición de los bichos va de lo bueno a lo impresionante, y debe ser el apartado en donde mejor funciona el filme - el payaso gigante que devora pibes es estremecedor -, pero todo no deja de ser tibio. Digo: como comedia de terror es bastante sosa, y como filme de horror tiene sus momentos pero toda la premisa es demasiado vaga. Al menos la sensación de impredictibilidad inunda el ambiente... pero te da la impresión que ni el libretista sabe muy bien para dónde apuntar. (alerta spoilers) Al menos el final es oscuro y resulta festejable, ya que todos estos tipos detestables terminan en una especie de purgatorio en donde deberán festejar la Navidad por el resto de la eternidad (fin spoilers). software CRM Krampus, el Terror de la Navidad es recomendable por intentar hacer algo diferente. Las actuaciones son buenas - en especial Koechner, que logra humanizar a un personaje detestable - y tiene sus momentos; el problema es que le falta filo como comedia negra - no es Gremlins, aunque intenta imitarla por momentos - y la premisa es algo vaga. Acá se precisaba otro director, un tipo con menos miedo a ser radical y shockeante, alguien rebosante de humor negro como para atacar la petulancia de los ritos navideños y disparar locura y sangre por todos los poros... lástima que no estaba disponible en el momento adecuado, razón por la cual nos quedó esto, lo cual no deja de ser una gran idea a medio cocinar y carente de los ingredientes adecuados. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/krampus.html#sthash.H6byCIxg.dpuf
El Buen Dinosaurio es otra entrega de los productos Pixar. La gente de Pixar hace rato que viene intentando recuperar el rumbo - como con Intensamente y el filme que nos ocupa -, especialmente después de una racha de secuelitis con filmes de calidad cuestionable o poco brillante. Por contra, pareciera que la Disney hubiera absorbido el mojo de Pixar, ya que sus últimos filmes digitales - como Zootopia o Big Hero Six - gozan de una frescura y originalidad tal que parece habérsele escapado a los padres de la animación digital. El Buen Dinosaurio, a decir verdad, es una bolsa de gatos. Visualmente es un orgasmo - es increíble darse cuenta que esos ríos, ese cielo, esas tormentas, esas montañas y, sobre todo, esa vegetación, están producidos en una Commodore 64 en vez de ser reales -, pero el diseño de los personajes principales bordea lo abominable. Digo: en semejante desborde de fotorealismo los tipos han decidido trazar a los dinosaurios como si fueran figuras de arcilla salidas de alguna animación de Wallace & Gromit, lo cual causa un contraste chocante. Lo mismo ocurre con los villanos - terodáctilos, raptores - que parecen versiones bizarras de Willie E. Coyote, con ojos disparatados y dientes deformes. Pero si bien esto es debatible - no es mas que una cuestión del estilo elegido -, lo que termina partiéndome al medio es el escenario de historia alternativa que han decidido utilizar. Ahora resulta que el meteorito que provocó el cataclismo que mató a todos los dinosaurios en la Tierra pasó raspando cerca del planeta, y ello terminó provocando que - con el paso de millones de años - los dinosaurios se volvieran inteligentes, civilizados y erigidos en la raza dominante sobre el planeta. Chicos: los dinosaurios hablan, construyen silos, aran y plantan su comida y, en el caso de los carnívoros, los tipos se han vuelto cowboys y crian búfalos como fuente de comida. Este último detalle da lugar a una versión alternativa - y super bizarra - de los típicos campamentos de los filmes western, en donde los dinosaurios prenden una fogata (¿cómo?¿con qué manos?), tararean canciones usando grillos como si fueran armónicas, y cuentan anécdotas como si fuera una noche de boy scouts. oferta software de facturacion electronica Las preguntas se acumulan en mi cabeza. ¿Por qué los dinosaurios evolucionaron y no lo hicieron, por ejemplo, los bisontes que ahora crian en rebaño?. Ahora los hombres son bestias y se comportan como perros salvajes. De hecho el dinosaurio protagonista tiene a un niño humano como mascota, y lo llama como si fuera un perro. Todo esto es tan bizarro que atenta contra la historia que El Buen Dinosaurio intenta contar - una road movie en donde el joven protagonista termina perdiendo el miedo y se vuelve en un experto aventurero capaz de lidiar con los dramas de la supervivencia en un mundo tan hostil como es el prehistórico -. Por cada momento en que Arlo conecta con el chico Cromagnon - compartiendo la pérdida de sus propios padres, viviendo aventuras juntos, descubriendo el camino a casa -, hay un momento excéntrico con Arlo peleando con una banda de raptores devenidos cuatreros, o dialogando con un triceratops pasado de rosca que usa sus cuernos como una especie de pajarera ambulante. Honestamente, El Buen Dinosaurio es un filme tremendamente dispar. Lo visual es fabuloso - las tormentas son una delicia para quienes tengan un home theater y un buen televisor HD - , los personajes tienen su corazón, pero la historia en que los meten tiene cosas muy extrañas. Para mí es un 3 y medio pero aquí damos cifras redondas; y como el espectáculo prima sobre los problemas de credibilidad del argumento, prefiero ser benévolo. Desde ya, ni se acerca a los títulos formidables del panteón de oro de Pixar; el problema es que intenta ser original y lo logra, pero a costa de seguir un recorrido tan extraño como poco creíble.
Si hay algo que me desborda, es el exceso de adaptaciones cinematográficas que han padecido las historias de Frankenstein y Drácula a lo largo de la historia del cine. ¿Hasta cuando Hollywood va a seguir succionándoles la sangre?. ¿Qué tanto mas se puede agregar a algo ultraconocido?. Habiendo pasado hace rato su fecha de vencimiento, ha llegado la hora de dejarlas yacer en paz... pero no: como son marcas reconocidas a nivel mundial y tienen la ventaja de estar en dominio público (con lo cual pueden usarse sin abonar un peso), el abuso continuará durante décadas y versiones fieles, heréticas y comiqueras continuarán pululando en el universo del entretenimiento hasta el fin de los tiempos. Victor Frankenstein es otra de esa innecesarias adaptaciones. La novedad acá es que no trata tanto del monstruo sino del científico, funcionando como una especie de Frankenstein Begins y estilizada como si fuera una de Guy Ritchie (a lo Sherlock Holmes): ¿por qué el genio quiso experimentar con la resurrección de cadáveres?. ¿Cómo es que el monstruo es tan fuerte e inmortal? ¿Cómo consiguió financiamiento para su experimento?. Dudo mucho que alguien se muera por las respuestas a semejante trivia pero al menos aquí se ensaya un paquete de teorías, las cuales resultan medianamente satisfactorias para el que le interese dilucidar la intriga. Aún con toda la previsibilidad y el hastío que me produce la historia de Mary Shelley (y la tonelada de versiones que han hecho de la misma), Victor Frankenstein me sorprendió gratamente. No es el bodrio que todos braman (y que los idiotas de la critica insisten en copiarse unos a otros, como si el arribo de un filme polémico fuera la excusa que estuvieron esperando desde hace un año para estrenar toda clase de creativos epítetos difamatorios), aunque tampoco es una película equilibrada. Tiene sus momentos de brillo, otros que son discutibles, y el tercer acto es bastante fallido. Es mas bien un filme serie B sobreproducido, que entretiene mientras dura, pero que no entrega mucho mas que un show pasable durante los 110 minutos de su duración. Yendo al detalle, el guionista de esto (Max Landis, responsable de la excelente Chronicle pero tambien de American Ultra, la cual no le gustó a nadie) parece haberse inspirado mas en las leyendas urbanas erigidas sobre Frankenstein que en el original de Mary Shelley. Por ejemplo, nunca existió un Igor - a no ser en los dibujitos animados o en El Joven Frankenstein de Mel Brooks -, aunque si existieron otros ayudantes jorobados con otros nombres, los cuales funcionaban como esbirros del buen doctor (en vez de colegas de la profesión como aquí figura Radcliffe). Aparece el inspector Turpin, el detective con brazo ortopédico - que hacía el buen Kenneth Mars en el clásico de Brooks y que se basaba en el personaje de Lionel Atwill en El Hijo de Frankenstein (1939) - y figura que Victor tuvo un hermano llamado Henry (tal como se llamaba el caracter de Colin Clive en la versión clásica de 1931). Como se puede ver todo esto deriva en un licuado de ideas y homenajes, no tanto al texto original sino a las versiones mas destacadas que existieron en la historia del cine. ofertas software para estudios contables Honestamente la primera media hora me resultó muy buena. Daniel Radcliffe hace de jorobado y actúa con completa fragilidad, demostrando que el ex Harry Potter puede actuar. James McAvoy, en cambio, parece haberse inyectado una sobredosis de adrenalina, ya que se la pasa bramando a la cámara hasta el punto de bañarla en saliva. Es una sobreactuación de gran altura pero, qué diablos, es lo que precisa un personaje de este calibre. El libreto le reserva un par de parlamentos realmente buenos - en donde debate la naturaleza de su obra y, especialmente, cuando tiene el chisporroteo verbal con Turpin, donde discuten si la ciencia es paganismo o si la religión es simplemente un invento humano - y McAvoy se relame con ellos. Su perfomance es de una intensidad admirable. En donde Victor Frankenstein empieza a salirse de carril es en el acto II. Te da la impresión que, en la escena en donde McAvoy se emborracha, se va demasiado de madre y la inclusión de la chica trapecista en todo el meollo es artificial e innecesaria. Ni que hablar del acto III en donde llegamos a la creación de la criatura (lo que en otras historias siempre ocurre en los primeros minutos), la cual parece montada como un masivo show del Cirque du Soleil. En vez de ser un experimento modesto y privado pasamos a un ejército de 30 ayudantes manejando un pandemonio que tira rayos para todos lados. descarga de programas gratis En sí, Victor Frankenstein no es el bodrio exagerado de, por ejemplo, Van Helsing. Los momentos en donde MacAvoy monologa son muy buenos. Quizás el problema es que el personaje principal (Igor) es un engendro creado por el libretista, el cual nunca se ve creíble - es un jorobado genio sabihondo, capaz de acceder a los carísimos libros de medicina de la época, y que trabaja de payaso en un circo donde todos los humillan -. Le hubieran escrito un origen mejor y el filme ganaría convicción. Por otra parte Igor es tan brillante en sus deducciones que le roba brillo a Frankenstein, el cual siempre termina apropiándose de sus ideas. El acto III es un dislate que abandona por completo el texto y mete subtramas delirantes - como el deseo de Victor de revivir a su hermano fallecido -, amén de volverse un festival de efectos especiales que se corta de golpe y deja en off side al resto de las tramas negándoles una resolución satisfactoria. Es tanto el deseo de volver esto una franquicia que, al dejarlo abierto, termina por arruinar los méritos que habia logrado. Sería un delirio decir que Victor Frankenstein es una pelicula equilibrada. Es una bolsa de gatos con cosas muy logradas, otras a medio cocinar y un final poco satisfactorio (o herético, según como se lo vea). A mi me pareció bastante buena, siempre y cuando uno no se ponga papista y pretenda comparar esto con el clasicazo de 1931 protagonizado por Boris Karloff. Han tomado una historia popular y han hecho un show serie B sobreproducido, el cual entretiene bastante mientras dura. A final de cuentas todo el mundo termina rasgándose las vestiduras por la heterodoxia de Victor Frankenstein olvidándose que el 99% de las versiones que existen son serie B o Z, y son de un calibre mucho mas horrendo que ésta. A pesar de la originalidad de su idea el texto de Mary Shelley nunca fue Shakespeare y ha sido explotado hasta el cansancio como un producto de terror por estudios berretas, las cuales han generado bodrios mucho mas estáticos y aburridos que éste. Al menos démosle el margen de la duda al intentar hacer algo diferente, cosa que logra por momentos pero sin la regularidad que hubiera precisado para elevarse por encima de sus predecesores.
Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Parte 2 no es otra Matrix Revoluciones, pero es otra conclusión de saga que te deja mal sabor en la boca. Honestamente no tiene nada que ver la diletante del climax - al menos todos los villanos tienen su merecido de una forma u de otra - sino con que la película es larga y estática. Ok, hay secuencias de acción, pero el estampido de las explosiones sólo sirven para despertarte del sopor producido por largas escenas melodramáticas en donde el trío principal intenta resolver sus cuitas románticas. Honestamente, nunca le interesó demasiado a nadie el aspecto romántico de la historia - ya que siempre estuvo subdesarrollado y no llegó a los culebrones de otras sagas como, p.ej., Crepúsculo - pero acá los responsables de esto cometen el pecado de creerse su propia prensa, y le dan una importancia excesiva al insípido menage a trois de Katniss, Peta y Gale - o, sí se quiere, se ven obligados a darle bola al romance pagando los pecados del subdesarrollo previo de los capítulos anteriores -, matando lo que debería haber sido un último estamento plagado de acción y emoción. Odio los filmes largos. Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Parte 2 dura dos horas 16 minutos y, créanme, se hacen eternos - incluso para mí, que he sido fan de la saga desde la primera película -. Jennifer Lawrence sigue irradiando carisma, y Donald Sutherland & Julianne Moore desbordan de ponzoña pero los noviecitos de la protagonista son la mar de insulsos y están demasiado tiempo en pantalla. Entre eso y toda la burocracia verbal de la revolución, la cosa se vuelve densa hasta ver recién algunos disparos al final de la primera hora. El tema, como siempre, es la manipulación de los medios, los cuales montan todo un teatro para ensalsar a los íconos de la refriega y convertirlos en objetos de propaganda. Katniss se harta de eso y arma sus propios planes, pero la retorcida de Alma Coin tampoco quiere que la ídola de multitudes despegue demasiado. Katniss muerta es mas útil que viva; su imagen de mártir se puede manejar como se quiera, amén de no representar una posible amenaza a su poder. Es por ello que decide no retirarla del frente y, por el contrario, prefiere mandarle un desquiciado Peta - programado para matarla - para que haga de niñera. Pero el ida y vuelta entre estos flacos es tan excitante como enchufarse 4 pastillas de Valium juntas. terminal de ventas para celulares Android Si la acción aparece en cuentagotas, el otro problema es que el final es mucho mas rebuscado de lo que debiera. La complicación atenta contra la satisfacción, y a uno no le da la impresión que Katniss haya triunfado o que la justicia haya regresado a Panem, sino que todo se ha solucionado de manera bizarra. (alerta spoilers) La heroína saliendo por la puerta trasera, una larguísima secuencia post climax (que mata la adrenalina de la situación - si es que había algo de eso para ese momento- y que tampoco te deja satisfecho)... Digo: es un final bastante triste y anónimo para la heroína que representaba el icono moral de la revolución. La carta de Plutarch (leída por Woody Harrelson, ya que para esa altura Philip Seymour Hoffman estaba viendo crecer las flores desde abajo debido a una sobredosis de drogas) es una solución tan abreviada como mal cocinada, como si un tipo te leyera en voz alta las páginas del libreto que faltan. No es un problema de que Katniss no mate a Snow (el cual termina siendo despedazado por el gentío) y sí mate a Coin, sino que todo el final está manipulado y estirado, y le quita toda la gloria a la valiente que contribuyó a que la revolución derrocara a los villanos.(fin spoilers) Cuando la última entrega de una saga millonaria viene floja con la recaudación, significa que la gente le ha dado la espalda por algo; que prefiere esperar a alquilarla simplemente porque el rumor boca a boca no es bueno. Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Parte 2 no es un filme horrible, pero está lejos del espectáculo excitante que debería haber sido. Es sencillamente una película gris, larga y demasiado complicada para lo que debería haber sido simple, breve y venal. En vez de un estruendo obtenemos un susurro, y eso es decepcionante en vista del tiempo invertido y las expectativas creadas.
La formidable seguidilla de Sexto Sentido, Unbreakable y Signos convenció al público y la crítica que M. Night Shyamalan era el próximo gran maestro del cine de suspenso - y me incluyo en la lista de adeptos -. Después vino un proceso de implosión, caracterizado por un exceso de ego y una serie de fallidas decisiones creativas, lo cual derivó en una larga serie de fracasos y bodrios empezando por la insatisfactoria La Aldea, y reventando a partir de La Dama del Lago, The Happening, The Last Airbender, After Earth así como el mediocre script de The Night Chronicles 1: Devil. Aún con todo ello - y con las terribles reseñas de sus últimos trabajos - los filmes de Shyamalan probaron ser reduitables, aún cuando en algunos casos las cifras de recaudación resultaran muy ajustadas respecto de su presupuesto original. El director comenzaría un lento comeback con la intrigante serie Wayward Pines y con el filme que ahora nos ocupa, el primero en los últimos 10 años que ha obtenido criticas positivas. Definitivamente no tiene el grado de originalidad y efectividad de las obras de su primera etapa, pero es definitivamente una película de terror bien escrita y dirigida. El culpable de The Visit es Jason Blum, el mismo de Actividad Paranormal y el cual se ha convertido en una megafuerza creativa del bajo presupuesto - algo así como un Roger Corman especializado en el Found Footage -. El tipo produce películas recontrabaratas de horror, contrata a directores primerizos, experimentales o en decadencia, y obtiene fabulosos márgenes de ganancia - por mencionar algunos títulos, ha producido Dark Skies, Oculus, Insidious, The Bay, las secuelas de Actividad Paranormal entre 10 toneladas de filmes de terror de los últimos años -. Ahora ha reclutado a Shyamalan, le ha dado un presupuesto ínfimo de 5 millones, y le ha dado rienda suelta para que haga lo que quiera. El resultado final es mucho mas feliz y satisfactorio de lo que uno podría anticipar. Esta es una película de terror con visos de comedia. La idea es mandar a un par de chicos a visitar a sus abuelos - por primera vez en su vida, ya que desde el casamiento de su madre no se han hablado con su hija -, y dejarlos solos con los ancianos durante el transcurso de una semana. Ok, está el cliché exigido por Jason Blum - rodaje en primera persona todo el tiempo - el cual aumenta la efectividad en el caso de ser manejado con prestancia por el veterano Shyamalan. Mas allá de la falta de lógica de seguir rodando cuando alguien quiere acuchillarte o morderte, el rodaje en primera persona sigue siendo el medio mas efectivo de pegarte un buen susto: es su perspectiva limitada - que no te permite distinguir lo que se mueve en las sombras - y su grado de inmersión lo que te hace pegar unos buenos repingos en la butaca. Ciertamente hay algo morboso en la idea de la vejez, en cómo la gente se pone decrépita, agarra costumbres extrañas, pierde funciones mentales y corporales, o se vuelve estéticamente impresionante. Mientras que al principio la visita es amistosa, pronto empieza a caer en niveles bizarros cuando los ancianos se van a dormir a las nueve y media de la noche y se dispara una serie de actividades nocturnas inquietantes, con ruidos de todo tipo, apariciones y olores extraños. Descubrir a la abuela paseando desnuda y arañando las paredes no sería tan estremecedor si el abuelo no tuviera también su propia caterva de rarezas, las cuales se ponen cada vez mas espesas con el correr de los días. Shyamalan afloja el clima de tensión con efectivos pasos de comedia - en especial, a cargo de Ed Oxenbould, el cual se roba literalmente la película - porque, en definitiva, no dejan de ser niños viendo escenas de la demencia senil de sus abuelos (e interpretándolas para broma). Pero las señales comienzan a ser cada vez mas perturbadoras - especialmente porque a la abuela le gusta imitar a Sadako de The Ring, reptando por los suelos con un rictus aterrador en la boca cada vez que se chifla - y las cosas se ponen cada vez menos cómicas. Y, en la últimos 20 minutos el filme entra en un tono definitivamente estremecedor, poniéndose inusualmente violento y shockeante. Honestamente no entiendo las reseñas tibias respecto del filme. No es una comedia de terror - aunque hay momentos que lo parece, ya que Shyamalan juega con las expectativas y se burla de ellas -, sino que es un filme de terror salpicado con tonos cómicos: el final nunca podría ser gracioso en el momento del desenmascaramiento de la verdad. Shyamalan rueda con completa libertad creativa e incluso se aleja de su estilo habitual, relajándose y renovándose. Desde ya, le agrega un componente emocional - el divorcio de los padres, la separación con los abuelos - que es muy efectivo y le da humanidad a los protagonistas. También agrega su típico giro shyamalano, donde hay revelaciones y todo lo visto revierte su significado. El climax tiene su impacto y no me parece un golpe bajo: lo que ocurre es que siempre vimos las cosas desde la óptica de los chicos y cuando la crueldad subterránea sale a flote, no hay márgenes para la comicidad. El único chascarrillo que se le ocurre a Shyamalan es, pasado el climax, meter una melosa banda de sonido - similar a la cursilería que adoraba la mamá de los protagonistas y que la chica estaba por incluir en su documental casero -. The Visit no es una obra maestra ni es el mejor filme de Shyamalan, pero está a años luz de sus últimos trabajos y muestra una clara mejora en el sentido correcto. Yo me atrevo a recomendarla porque me pareció inteligente, bien orquestada, con su cuota de momentos de shock y muy bien actuada. Se parece mas a un filme de Sam Raimi (de sus comienzos) que a un thriller plagado de suspenso de los que rodaba Shyamalan pero, diablos, está bien hecho y entretiene. Y por su valor de pasatiempo es que le perdono los vicios del estilo de cámara en primera persona. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/visit.html#sthash.dxEDSEoR.dpuf