Spectre es un licuado de grandes escenas y pésimas ideas argumentales; excelentes actuaciones y conceptos a medio cocinar; grandes acrobacias y rebuscados hilos dramáticos. Hay una parte de mi que puja por ponerle 2 Connerys mientras que, por otro lado, siento que el filme me ha satisfecho mucho mas que Quantum of Solace. Quizás el problema sea que se trata de un armatoste sobreproducido que precisaba un argumento muchisimo mas pulido. Como quien dice, es un partido mediocre jugado por grandes jugadores, en donde el resultado es apenas pasable y dista mucho de lo memorable que debía ser. Acá vamos a ir directo a la llaga, así que creo que nadie se morirá de un infarto si decimos que Christoph Waltz es Ernst Stavro Blofeld (hay un retorcido vericueto para llegar a semejante identidad). Para los tipos de menos de 25 años, el nombre no significará nada y para los veteranos como yo (que se vieron todas las de 007, desde Doctor No hasta la fecha), la movida se puede anticipar desde 100.000 kilómetros de distancia, especialmente cuando Waltz aparece en algunas fotos con trajecito de cuello Mao y dice que es el lider de Spectre. No es el secreto inviolable de, por ejemplo, El Juego de las Lágrimas. Por otro lado, es una movida que despierta un apetito feroz en los fanáticos de la franquicia. A final de cuentas Spectre quedó archivado en 1971 con Los Diamantes son Eternos (último filme de la era Connery), simplemente por una cuestión de derechos. A principios de los 60 Kevin McClory co-escribió un libreto para cine junto con Ian Fleming y allí aparecía Spectre - la super organización criminal capaz de jaquear al planeta entero con un par de bombas atómicas robadas -. Luego el script - como no enganchó a nadie para producirlo - terminó siendo archivado y años mas tarde Fleming decidió reciclarlo en forma de novela, dando a luz Operación Trueno. Al toque McClory le saltó a la yugular del inglés reclamando su participación en los derechos de la novela primero y, más tarde - cuando Broccoli y Saltzman decidieron rodarla - en los de la adaptación fílmica. De ese modo McClory se volvió el forzado co-productor de Thunderball y, ni bien terminó el rodaje y el estreno del filme, se lanzó de lleno a una sangrienta batalla judicial contra Broccoli, Saltzman y Fleming por los derechos sobre la franquicia. Si bien McClory es co-creador de Spectre, al tipo se le ocurrió que también era co-creador de James Bond aunque el personaje existiera desde hace rato y hubiera aparecido en unas cuantas novelas publicadas antes que se imprimiera Thunderball. Después de muchos años la cosa se zanjó con una decisión judicial salomónica, la cual decía que McClory era co propietario únicamente de Operación Trueno y del concepto de Spectre y que, por lo tanto, podía hacer todas las versiones que quisiese de esa historia - lo que derivó en el regreso de Sean Connery al personaje en Nunca Digas Nunca Jamás (1983), la cual es una remake no oficial de Thunderball -. Ello no bastó para el inquieto McClory, el cual siguió hinchando las petunias durante años hasta el punto de organizar una segunda remake de Thunderball y quedar a punto de contratar a un retirado Timothy Dalton a mediados de los años 90 (prácticamente sobre el inicio de la era Brosnan). Los estudios se encargaron de torpedear el proyecto negociando a escondidas de McClory un intercambio de derechos (la MGM cedió los de Spiderman a cambio de que la Sony le entregara los de Thunderball y se comprometiera a cancelar cualquier tipo de reclamo a futuro sobre la franquicia del agente secreto), y haciendo que el tipo reventara en su salsa. McClory se murió en el 2006 sin poder seguir adelante con sus remakes, y sus herederos prefirieron el camino fácil, vendiendo los derechos de Thunderball a la MGM en el 2013. De ese modo Spectre quedó legalmente bajo el mismo techo que 007, y la organización quedó en condiciones de reutilizarse después de haber pasado en estado durmiente las últimas 4 décadas. Ciertamente la posibilidad de que Spectre fuera resucitada pasó por mi mente desde el momento en que mencionaron que Casino Royale era un reboot de la franquicia. Digo: si en aquel momento la saga de 007 parecía estar sintonizando la misma onda que el género de superhéroes - con un tono mucho mas oscuro a lo Batman Inicia -, existía una alta probabilidad de seguir con dicha mentalidad comiquera y considerar a los villanos clásicos de la franquicia (el doctor No, Goldfinger, etc) como némesis inmortales y recurrentes tal como pasa en el mundo de la historieta (o incluso partícipes de un universo cinemático compartido a lo Marvel). Si la primera aventura de Daniel Craig implicaba su ingreso en el cuerpo de agentes doble 00, ello significaba que nunca se cruzó como Emilio Largo o Ernst Stavro Blofeld, con lo cual se podían generar versiones remozadas o alternativas de dichos personajes - como el Khan de Star Trek: En la Oscuridad -. Y lo que parecía un pálpito se convirtió en una realidad palpable con el rodaje de Spectre, el cual es el primer film Bond con sabor clásico de la era Craig: regresa la secuencia de la mirilla del arma (gunbarrel) al principio del filme, la banda sonora intercala con frecuencia el tema clásico de Monty Norman, tenemos un villano mesiánico, un secuaz ultra letal, un montón de referencias / homenajes a filmes anteriores (desde locaciones como el hospital en los alpes austríacos donde trabaja Lea Seydoux - ¿quién no pensó en la guarida de Blofeld en OHMSS? - hasta peleas en el tren - Desde Rusia con Amor -, smokings clásicos cortados a lo Connery, autos plagados de gadgets, o un Rolls Royce que parece salido de Goldfinger), y el humor seco y mordaz que caracterizaba a 007. Ahora, la pregunta del millón es: ¿realmente la serie necesitaba volver a ese carril tan transitado y reciclado?. ¿No era mejor mantenerse frescos siguiendo a Jason Bourne o a la Mision Imposible de Tom Cruise?. Si bien el bondizaje de Spectre satisface al fanático, por el otro lado tiene algo de decepcionante, la sensación de que no se puede escapar de los carriles tan fuertemente demarcados por la franquicia. Parte del problema son los libretistas (siempre Purvis & Wade metiendo la mano), que necesitan ser reemplazados por tipos con una visión mas iconoclasta. El otro punto es cómo meter a algo tan elefantiásico como Spectre - una organización acostumbrada a delirios épicos como robar cápsulas espaciales a los rusos o mandar a la estratósfera satélites plagados de cañones lasers - en el universo realista que la franquicia viene pisando desde Casino Royale. Suena algo desinflado que el plan ultramaestro de Spectre sea hackear información de un sistema de vigilancia a escala global - una idea robada de Capitan America: El Soldado de Invierno -; por otra parte, parece forzado que el villano haya bombardeado medio mundo para producir un estado de terror tal que culmine en una alianza de las agencias de seguridad para formar dicho sistema de supervigilancia (era mucho mas estremecedor este mismo argumento, pero como lo manejaban en Misión Imposible: Nación Secreta). Ni siquiera se explica por qué estos tipos fueron a armar su sistema paralelo en el medio del desierto del Sahara (alerta spoilers) el cual es absurdamente destruido con un par de balazos a las cañerías de gas de la instalación. ¿Era un centro de computos o una estación de bombeo de Gas del Estado?¿Para qué querrían tener tanto gas acumulado? ¿Porque en el desierto hace mucho frío en invierno?. (fin de spoilers). oferta software de sueldos Pero si las motivaciones de Spectre son bastante sosas, esperen a ver el culebrón que armaron los guionistas para darle algún tipo de motivo personal al villano de marras. En un ataque de ridiculez han decidido hacer que Bond y Blofeld sean medio hermanos. Sí, como Austin Powers y el Dr. Evil (Dios santo... ¿no se les ocurrió otra cosa mejor?). Resulta que el padre de Oberhauser / Blofeld se encargó de un adolescente Bond cuando éste perdió a sus padres en un accidente de ski hace años. Después al alemanote le agarraron celos, se piró, agarró su gatito blanco, liquidó a su viejo y cargó toda su bronca personal contra 007, tal como le pasaba al personaje de Mike Myers. Ciertamente es de admirar que Christoph Waltz salga a flote con alguna de las líneas ridiculas que le reserva el libreto, en donde se recarga con un resentimiento estúpido y absurdo. ¿Cómo el hijo de un entrenador de ski pudo crear semejante megaemporio del espionaje sin que nadie se enterara en todas estas décadas?. ¿Ganó el dinero en la lotería y se puso una agencia internacional de extorsión?. Si la organización es floja y el villano está mal perfilado, esperen a ver lo mal compaginado que está el final. (alerta spoiler) Está fragmentado y carece de punch literalmente. Volvemos al absurdo de las organizaciones malvadas multitudinarias en donde el villano de turno termina haciendo las cosas en persona; o que las balas de una misera Walther PPK de escaso calibre funcionen como misiles tierra aire y derriben a una aeronave en pleno vuelo, o que el tipo - que puede irse a Mozambique si enfila el helicóptero por cualquier avenida - prefiera ir por el río para que lo baleen a gusto y piacere desde una lancha. Ni que hablar de que el asesino frio e impersonal se vuelva piadoso a ultimo momento - ah, sí: tenemos que mantener vivo a un personaje importante e interesante, tal como sacrílegamente hacía Joss Whedon en Serenity -. Los cinco minutos finales de Spectre bordean lo indignante (fin spoilers). ofertas software para estudios contables Aún con todo el veneno destilado en las líneas previas, me animaría a recomendar Spectre. El manejo de cámaras - sobre todo en la escena inicial del Dia de los Muertos, en donde hay una toma única e imposible - es formidable. Craig sigue siendo un Bond soberbio pero ahora tiene mas humor y cinismo, muy a lo Connery. Los secundarios del Mi6 - Moneypenny, M, Q - realmente son muy buenos. Lea Seydoux es adorable y carismática, y tiene mucho sparring verbal con Craig, el cual es de alto vuelo (¿por qué no escribieron el resto del filme así?). Waltz empieza siendo Waltz - afable, descontracturado, casi payasesco - pero después da un par de giros que le dan algo de estatura y oscuridad (igual no es un gran villano, y debe ser de los Blofelds mas flojos de la saga pero al menos zafa), y lo mejor del filme debe ser Dave Bautista. Es frio, expeditivo, brutal, pero estremecedoramente calmo. Hay un chisporroteo casi cómico con Bond que me hace acordar a la química que tenía Roger Moore con Richard "Jaws" Kiel. Y definitivamente la pelea en el tren es de las mejores escenas de la totalidad de la franquicia (aun cuando carezca de originalidad). Spectre es un Bond tan espectacular como desprolijo. El viaje es muy entretenido, pero el argumento es mediocre. El script tiene problemas de tono y las soluciones aplicadas dejan mucho que desear. Mi veredicto final sería un 3.5 pero, como carezco de puntajes intermedios (y porque no me gusta lo que hicieron con Blofeld, aparte del climax), prefiero quitarle medio punto. Ok: divierte mucho, los personajes tienen su chispa, hay buenos actores y muy buena acción, lástima que al libreto le falten un par de horneadas.
Hollywood nunca ha sido un narrador creíble de historias basadas en hechos reales. Las ha corrompido, alterado, masificado, pasteurizado o elucubrado hasta el punto que resultan ser pálidas copias de las tramas verídicas que pretendían contar. Tambien es cierto que la realidad no siempre maneja la estructura narrativa de una obra en tres actos ni posee el flujo continuo que todo relato debería tener para resultar interesante durante 90 minutos. Una cosa es que Mario Puzo maneje a su gusto y piacere los tiempos, personajes y subtramas de las décadas que involucra la épica de El Padrino, y la otra es querer comprimir en una hora y media una historia real que llevó 30 años madurar, respetando sucesos y cronologías. Es por todo ello que Black Mass da por resultado una película policial pasable pero no memorable; su formato natural hubiera sido el de miniserie ya que aquí las subtramas abundan y precisaban oxígeno para crecer y obtener el impacto que se merecían. Así como está parece un compilado de grandes momentos de Los Sopranos, sólo que en versión irlandesa y con muchísimo menos tiempo para el melodrama. Black Mass no es ni por asomo el mejor filme de mafiosos que existe. Es uno muy prolijo, plagado de buenos momentos, pero demasiado episódico para ser efectivo. El problema es el tiempo, el cual era necesario para desarrollar un puñado de personajes principales - en especial el amoral agente del FBI que compone Joel Edgerton -; en cambio sólo tenemos pantallazos esporádicos (y fascinantes) del brillante sicópata que interpreta Johnny Depp (sacando a flexionar sus músculos actorales después de demasiados años de canalizar a Jack Sparrow y sus respectivos clones). Oh, sí, el tipo se luce y tiene su cuota de momentos estremecedores - creo que el peor de todos ellos es la visita "amigable" que le hace a la esposa de Edgerton en su dormitorio y en medio de una cena de negocios -, pero se ve acotado. Los sucesos saltan de a varios años, y no hay sensación de fluidez. Lo que tenemos son capítulos sólidos - algunos rodados con tanto virtuosismo como brutalidad - y buenas perfomances, pero precisaba un libreto con mas de filo y profundidad. Ciertamente los acontecimientos reales de Black Mass fueron tan estremecedores que terminaron haciendo mella en el público norteamericano - la historia de base de Los Infiltrados está inspirada en la vida de Bulger -. El problema de fondo no es que un oficial del FBI sea corrupto por dinero y le pase soplos al capomafia de turno, sino que el agente se corrompa por una cuestión de ego, carrera laboral y retorcidas deudas de honor con el que fuera su amigo de la infancia. A Connolly lo único que le importa es subir en el FBI y Bulger es su pasaporte; pero, una vez que se ha dado cuenta del berenjenal en el que se ha metido, lo único que atina es a seguir tapando agujeros como puede mientras mantiene a flote su carrera. Es escalofriante ver cómo el tipo le saca la protección a un testigo - un brillante Peter Sarsgaard - simplemente porque puede ser un estorbo en su retorcida operación de informantes. Digo: es horrible pensar que un policía te va a dejar morir, simplemente porque quiere que un criminal le siga pasando datos para seguir recibiendo medallas por su trabajo de inteligencia. Mientras tanto Depp anda en onda Terminator a full, evaporando testigos y obstáculos de la manera mas brutal posible. Los detalles abundan en forma de retazos; en el caso de Depp, hay una historia familiar y personal profunda e interesante, pero es demasiado abreviada como para pintarlo de cuerpo entero. Por un lado es un patriota que colabora con el IRA, un buen vecino que ayuda a los ancianos, un hijo y un hermano fiel y adorable pero, por otro lado, es un brutal carnicero que masacra sin asco al que se le pone adelante. Circunscripto al círculo intimo de aquellos que ama como los únicos que valen la pena vivir, el resto es descartable y maleable de acuerdo a las circunstancias: no es un código de honores al estilo de El Padrino, sino un caso de pragmatismo puro en donde la amistad que hoy sirve mañana puede convertirse en una molestia que necesite ser erradicada, sin importar el sentimiento, parentesco ni antiguedad que se tenga. Black Mass es un policial ok, una especie de épica mafiosa light rodada a lo Scorsese. Tiene lo suyo y sirve para pasar el rato, pero no tiene originalidad ni potencia como para dejar un rastro memorable. Es simplemente un thriller bien hecho que te deja satisfecho luego de bañarte en sangre y profanidades durante los 90 minutos de su duración.
McGyver en el espacio. Así se podría definir a The Martian - el último filme del meister Ridley Scott - en pocas palabras. Un tipo se queda varado en el espacio y tiene que apelar a la inventiva para sobrevivir como sea con las pocas cosas que tienen a mano. Y si bien es un gran espectáculo plagado de creatividad y momentos de tensión, hay algo que se echa de menos y es el realismo dramático. Matt Damon está demasiado entero mentalmente a lo largo de toda la jornada y, aunque sea un optimista empedernido, debería tener períodos de oscuridad o al menos, algo de filosofía barata y zapatos de goma. Digo: si te quedás solo en medio de la nada, el 99% de las probabilidades es que te vayas a morir y, aunque el resto supiera de tu existencia, demorarían demasiados años en poder mandarte siquiera un sandwichito con una coca... ¿cómo te pondrías de la cabeza?. ¿No comenzarías a pensar cosas profundas como el sentido de la vida o por qué el destino te eligió para que seas el único tipo de la historia de la humanidad que va a morirse en otro planeta distinto a la Tierra?. Ciertamente el libreto de The Martian es bárbaro. Drew Goddard - Daredevil de Netflix, Cloverfield, La Cabaña en el Bosque - escribe como los dioses y se las ingenia para hacer una tonelada de ciencia dura completamente digerible al espectador promedio. The Martian sigue la misma onda de Gravedad - supervivencia de un náufrago en el espacio; ciencia realista pura y dura - pero el filme de Alfonso Cuarón era mucho mas completo, asfixiante, atrapante y creativo. Acá la sensación de claustrofobia se pierde debido a que el tipo tiene un planeta entero para deambular. Es mas un espectáculo voyeurista de ver qué es lo que se le ocurre hoy para sobrevivir, o como vence un contratiempo inesperado. Matt Damon es un actor formidable y no hay papel en el cual no esté bien, aunque ésta sea la tercera vez que tengan que ir a buscarlo a algun lado (primero en Rescatando al Soldado Ryan y después repitiendo su naufragio espacial en Interestelar). Se la pasa hablando a cámara, explicando lo que va a hacer, y exhibiendo un optimismo a prueba de balas. El libreto está plagado de ocurrencias - desde crear un invernadero fertilizado con excremento humano hasta utilizar el vetusto Mars Pathfinder para comunicarse con la Tierra, inventando un ingenioso lenguaje gestual sobre la marcha - y, cómo todo relato de supervivencia, hay obstáculos. Lo curioso es que, ni aún el peor desastre del universo logra desanimar a Damon - solo desde hace meses, carente de comunicacion humana, y alimentado a una dieta compuesta puramente de papas -. Quizás su estado mental se deba a que tiene un buen stock de capítulos de Happy Days pero, ¿es tan así?. Yo creo que un entorno de tecnología no puede librarte de un pensamiento pesimista en una situación tan apremiante como esta. Es cierto que The Martian no es la versión interplanetaria de Náufrago - Matt Damon dispone de muchísimos mas recursos para entretenerse y subsistir antes de tomar una pelota de basquet, pintarle una cara y comenzar a hablarle para aliviar su soledad -, pero la situación (tarde o temprano y debido a su gravedad) te tiene que desbordar. Acá el tipo siempre está en sus carriles, y ni siquiera una dieta del demonio logra desequilibrarlo. descarga de programas gratis Aún con esa falta de evidente desesperación por parte del protagonista The Martian brilla. Ridley Scott sigue demostrando que es un maestro en el terreno de la ciencia ficción, y sabe crear grandes secuencias y excelentes climas. Si hay otro detalle que resulta acotable - y hasta molesto - es la chupada de medias con que se despacha el libreto para seducir a las plateas chinas; y es que la misión de rescate sólo subsiste debido a que los asiáticos son los únicos que cuentan con un super cohete que puede llevarle las provisiones a Damon sin recambio de fuel oil por el camino. La trama no lo precisaba y sólo queda como un descarado esfuerzo de marketing. The Martian es una aventura sólida y digna de recomendación. Es un drama en donde la ciencia se luce, transformada en creatividad pura debido a la supervivencia. Quizás el aspecto humano no está tan bien desarrollado, pero el show está servido y es realmente entretenido, siendo uno de los mejores filmes de sci fi del año que termina.
El género de Found Footage - inaugurado por El Proyecto Blair Witch y potenciado por Actividad Paranormal y sus imitadores - ha dado hijos de todo tipo y color. Lejos de dar muestras de agotamiento siempre hay alguien que le encuentra una nueva vuelta de tuerca y éste ha resultado ser Levan Gabriadze, un antiguo colaborador de Timur Bekmambetov (quien aquí produce el filme junto a Jason Blum), quien dirige Unfriended y se las apaña para mantener toda la acción en el escenario inusual de una pantalla de computadora. Quizás el resultado final diste mucho de ser shockeante pero al menos el estilo asumido es digno del aplauso. Siendo honestos, dudo mucho que Unfriended le quite a alguien el sueño. No es el filme de horror mas efectivo del universo y ni siquiera las muertes están rodadas de manera impactante (todo se ve en pequeñas ventanitas de chat y tirando a borroso), pero no debo dejar de reconocer la originalidad del enfoque y el grado de inmersión que provoca, especialmente si uno está viendo la película en la computadora de su casa. La idea es simple: cinco amigos comparten una conferencia de videochat y un extraño comienza a acosarlos. Primero se acopla a la charla y no lo pueden echar, después empieza a comunicarse y - para matizar la cosa y que esto no se transforme en 90 minutos de ver una estática pantalla de Skype - comienza a mandar fotos, videos, enlaces web, archivos de todo tipo y color como para probar de que se trata de una camada de tipos con mala leche. El acontecimiento que provoca semejante situación es el aniversario del suicidio de una ex-compañera de la escuela, la cual se fue de parranda una noche y terminó desvanecida y tirada en un barrial, empapada en líquidos corporales de origen variopinto. El video de semejante juerga se filtró, la chica recibió la burla de todo el mundo y por último decidió pegarse un tiro. Ahora, un año después, alguien - o algo - ha decidido asediar a aquellos que la hicieron víctima del escarnio: los que la emborracharon, los que la filmaron, los que subieron el video a YouTube. El primer paso es acosarlos a través de las redes sociales. Lo que al principio parece un hacker (o un angel vengador) pronto revela ser algo sobrenatural. El sujeto parece estar en todos lados, controla las computadoras de los participantes, y los impulsa a un juego mortal que consiste en revelar sus verdades mas sucias, caso contrario el que mienta morirá. ¿Y cómo morirá?. Al parecer la entidad es capaz de apoderarse de tu cerebro, obligándote a suicidarte de las maneras mas estúpidas posibles. Y después te saca una instantánea y te la postea en Facebook como para que tus amigos se den cuenta de que el ciber-fantasma está hablando en serio. Unfriended está rodada en tiempo real, un detalle esencial para aumentar la efectividad del formato. Lo que vemos es la pantalla de la computadora de la protagonista, la cual chatea en privado, ve videos en YouTube, escucha música on line, imprime cosas mientras el fantasma de la suicidada los tortura mentalmente un poco antes de masacrarlos. Honestamente, el filme debe haber sido un infierno de logística - las acciones de la pantalla están rodadas al instante; los cinco flacos estaban ubicados en distintas habitaciones de una misma casa; la protagonista opera una gran cantidad de ventanas al mismo tiempo - pero la originalidad del estilo narrativo es tremenda. Lástima que... Mientras que Unfriended debe ser ejemplar para un estudiante de cine, al espectador promedio le parecerá una cosa tremendamente sosa. El fantasma de Laura Barnes es todo poderoso y controla de manera absoluta programas y ciberaplicaciones, borrando botones de confirmación, manipulando conexiones a su antojo, mandando archivos desde algún servidor ubicado en el Purgatorio (o Dios sabe dónde), eso sin contar que es capaz de hipnotizar a los usuarios y hacerlos cometer harakiri de las maneras mas rebuscadas posibles. Si al menos hubiera una mano esquelética agarrando del cogote a alguien a través del ciberespacio... pero aquí tenemos gente pegándose tiros o arrancándose la garganta con licuadoras, lo cual tendría algo de impacto si no fuera que lo vemos en una ventanita de 320 x 240 pixels. Yo creo que Unfriended vale la pena verla sólo por el estilo; aparte de eso, no hay mucho mas para contar. A mí me gustó pero como experiencia pasajera - dudo que volvería a verla de nuevo siquiera en cable -. En todo caso es como un chiste bien contado pero con final flojo, el cual divierte mientras dura pero al final no cumple las expectativas creadas, con lo cual uno lo termina olvidando al poco rato de haberlo escuchado. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/unfriended.html#sthash.bemDWQVa.dpuf
Tarsem Singh: un director fascinante, un virtuoso en el apartado visual. Quizás sus filmes no sean una maravilla en cuanto a historia - La Celda, Espejito, Espejito, Inmortales - pero estéticamente son impresionantes. Es un cineasta que trabaja con fantasías, colores, texturas, creando auténticos cuadros vivientes, talento que ha dado prueba patente en La Celda - quizás su mejor obra -. Sea por ocio, dinero o como un reto personal, lo cierto es que aquí Tarsem ha abandonado todo su estilo florido y se ha encastrado con un thriller común y corriente, el cual ni siquiera califica de minimamente potable. ¿Ha perdido su mojo?. ¿Tanto le ha disgustado la historia que ha trabajado a desgano y por eso produjo este bodrio?. ¿O será que, aparte de lo visual, no hay un auténtico talento como narrador en las manos de este cineasta indio?. El filme viene rubricado por los hermanos Alex y David Pastor, los cuales hicieron la pasable Infectados (2009) y la extraña Los Ultimos Dias (2013). Aquí hay una idea de fondo que es apasionante, pero el enfoque tomado es una pifia de acá a la Quiaca: un hombre asume otra identidad (y otro cuerpo) y empieza una nueva vida, hasta que descubre algo intrigante que comienza atormentarlo y arruina su nueva existencia. No es una idea nueva - la brillante Seconds de John Frankenheimer es quien inauguró el concepto, convirtiéndolo en un thriller paranoico excepcional -, pero aquí está terriblemente ejecutada. Comenzando por el casting, en donde Ben Kingsley se la pasa haciendo tics, destilando soberbia y frialdad. Si el tipo es el millonario que se va a morir (y a cambiar de cuerpo), algo de su personalidad debería permanecer en el nuevo recipiente... pero no. El alma de Kingsley va a parar al cuerpo de Ryan Reynolds, el cual no conserva ni el mas mínimo gesto de Kingsley. Al menos lo que tiene en comun es ese carácter hosco que lo pone a un millón de kilómetros de la simpatía del público. Es cierto que la agriedad de Kingsley genera una subtrama tan pequeña como insulsa - el distanciamiento con su hija -, que hubiera sido preferible podarla y hacer al personaje un tipo mucho mas social y afable. De paso le daban la excusa de poner a Reynolds en su mejor terreno; pero acá hasta Reynolds desentona, y parece tan a disgusto como en R.I.P.D.. Por suerte la inminente Deadpool se encargará de sacarnos el sabor amargo de la boca. Sin dudas hay cosas buenas en Self/Less; una de ellas es Matthew Goode. Es expeditivo, destila inteligencia y, cuando empieza a pormenorizar el proceso de transferencia de mentes, es por lejos lo mejor del filme. El problema con Self/Less es que no agarra el camino paranoico de Seconds, o siquiera un estilo filosofal / introspectivo (un tipo detestable que tiene la oportunidad de comenzar una vida nueva; o el conflicto de ver cómo su corporación y sus logros siguen sin él - ¿debería comenzar un emprendimiento parecido?; ¿un genio puede aceptar tan fácilmente el anonimato y los placeres terrenales? -), prefiriendo meterse en el trillado terreno de la acción. Oh, qué casualidad, el cuerpo nuevo de Kingsley no le pertenece a un almacenero o a un albañil, sino a un letal ex marine que conoce 60 maneras distintas de matarte con el dedo pulgar. Por otra parte el shock de reconocer que se trata de un cuerpo "usado" no está barajado como debiera. Todo en el filme es rutinario e incluso traído de los pelos: cuando la historia no sabe como avanzar, Reynolds olvida de tomar su pastilla roja y obtiene (en un sueño) los convenientes recuerdos que le guían hacia la guarida secreta del villano. Eso sin considerar que - honestamente - un tipo tan egoista y despreciable como Kingsley tenga de pronto alma y sentimientos, y decida sacrificar su existencia para devolver la vida a la familia abandonada por Reynolds (cuando estaba vivo!), amén de combatir a la organización que hace transferencia de mentes y cuerpos. Es como que Donald Trump salga a patearle los traseros a los científicos que lo pusieron en el cuerpo de un latino, y no por una cuestión de racismo sino porque destrozaron los sueños de una familia mexicana. Absurdo, ¿no?. Self/Less es profundamente insatisfactoria. Mas le hubiera valido a Tarsem Singh firmar con el seudónimo de Alan Smithee, ya que no hay nada aquí que remita al talento anterior exhibido por el cineasta. Self/Less es una película mal escrita, mal actuada y mal dirigida, y ni siquiera entretiene en un nivel mínimo; es simplemente una mediocridad que toma una idea apasionante y se da maña para arruinarla, tomando un enfoque demasiado rutinario y carente de personalidad.
A mí me gustó El Corredor del Laberinto (2014). Considerando la avalancha de películas protagonizadas por adolescentes lidiando contra el villano de turno en un escenario utópico que bordea lo ridículo - que va desde Los Juegos del Hambre hasta Divergente -, The Maze Runner era diferente y fresca. El filme se convirtió en un suceso y pronto se dió luz verde para su inevitable secuela. El problema es que a los productores les pareció algo rebuscado el libro original de James Dashner, razón por la cual decidieron limpiarse el trasero con la historia y se dedicaron a generar una propia, mas inflada y épica. El resultado final termina siendo un collage de ideas, las cuales carecen tanto de frescura como coherencia. Al parecer a nadie de la producción parece importarle un cacso la premisa de origen de la franquicia - un grupo de pibes encerrados en un laberinto y aprendiendo a sobrevivir por su cuenta -, ya que acá caemos en un licuado de ideas conspirativas que van desde el mundo infestado por una plaga zombie, un grupo de adultos prepotentes que buscan una cura de dicho mal a toda costa, el drenaje compulsivo de una generación de adolescentes que generan de manera natural el suero que combate el virus, la aparición de grupos rebeldes que combate a los villanos de turno, el pibe devenido en el nuevo lider de la movida revolucionaria, y un vasto etcétera. Vuelvo a la pregunta de origen: si la idea era simplemente sacarles sangre, ¿para qué los metieron en un laberinto en primer lugar?. Siempre dió la impresión que era una especie de rito de aprendizaje - brutal y expeditivo - planeado para un estamento superior (internarse en una ciudad plagada de peligros?), pero acá las acciones de los villanos son - de una - la de dejar secos a los pibes que portan el gen de la cura, recolectando su sangre mientras los mantienen en masivas incubadoras industriales. Tampoco se explica por qué el protagonista es tan importante que lo persiguen a todos lados, habiendo tantos pibes donantes disponibles a mano. Ciertamente las explicaciones vienen medias traídas de los pelos, y es como que surgen cosas que no tienen que ver con lo que pintaba en la primera película. Hay toda una civilización post apocaliptica alrededor de las bases militares de los villanos - cuya organizacion se llama, en un alarde de creatividad, CRUEL -, y muchas ideas recicladas que van desde Mad Max 2 hasta los Transformers de Michael Bay - pasando por las últimas secuelas de El Planeta de los Simios -, todo lo cual está pegado con saliva. El Corredor del Laberinto: Prueba de Fuego entretiene con lo mínimo, ya que siempre pasan cosas en la pantalla, pero la historia viene en onda de flojita. No hay originalidad pero tampoco demasiada coherencia interna, y si bien el grupo de chicos sigue siendo interesante, los personajes no ganan en desarrollo sino que siguen siendo los monigotes del libreto, el cual los lleva de un lado a otro y los hace enfrentarse a amenazas de todo tipo. Es como que uno se quedan con las ganas de que en algún momento expliquen algo... sólo que las cosas se ponen cada vez mas cripticas y eso empieza a pudrir; algo así como el sindrome Lost - en donde hay 200 enigmas y sólo dos respuestas por semana -. ofertas software para estudios contables Considerando el buen comienzo que tuvo la franquicia El Corredor del Laberinto: Prueba de Fuego decepciona. Es demasiado standard y previsible, y termina arruinando un grupo de personajes que eran interesantes. Sirve para pasar el tiempo, no está a la altura de la original, y sólo mantiene la promesa de hacer algo diferente en la próxima entrega, filme para el cual dudo que aún me sienta interesado.
Todo mal con El Agente de CIPOL. Considerando las expectativas que uno tenía - el casting, la dirección de Guy Ritchie, el respeto por la ambientación sesentista, etc -, el filme termina siendo un cachetazo a las gónadas de aquellos que son fans históricos de la serie en la que se basa. "Se basa" es un decir ya que nada queda de la tira: no están las lapiceras con radio, el "abran canal D", los ridículos gadgets, el bólido Piraña con puertas alas de gaviota... ni siquiera el humor ni mucho menos el tema musical. Sacrílego por donde se lo mire, con lo cual uno se pregunta seriamente para qué cacso adquirieron los derechos de una serie si después se pasan todos sus fundamentos de base por el tuje. Para ello hubieran tomado la misma trama, la hubieran trasladado al presente, hubieran cambiado los nombres de los personajes, se hubieran ahorrado el dinero de compra de derechos y ambientación histórica, e incluso les quedaría unos cuantos dólares para hacer una aventura mas excitante y con un mejor casting, ¿no?. Honestamente no entiendo cómo pretendían sacar de acá una franquicia millonaria. La historia es aburrida, especialmente la primera hora en donde las escenas se eternizan - como si Guy Richie estuviera enamorado de sus propias tomas y no quisiera cortarlas: el escape en lancha, la sesión de tortura... - y ni siquiera la acción es formidable. Pero si ni la trama ni los stunts son excitantes, esperen ver a Arnie Hammer y Henry Cavill en escena: son dos roperos inexpresivos con carisma cero y que, para colmo, parecen hablar con canicas en la boca. Son aburridos, sin ángel ni gracia. Acá se precisaba una dupla tipo George Clooney & Brad Pitt - que hubiera resucitado el filme con apenas un pestañeo - en vez de un par de estirados. Cavill es mas pedante que sofisticado y Hammer... es Hammer. Igual de anodino que El Llanero Solitario. Ni siquiera la deliciosa Alice Viklander logra inyectarle algo de energía a una historia que parece estar en coma. El misterio es escaso, hay muchas refriegas verbales entre los protagonistas pero la misma no tiene chispa. ¿En serio este proyecto data de 1993 y esto es lo mejor que han elaborado en 20 años de development hell?. Lo salva de la quema a El Agente de CIPOL es la última hora, la cual es mas movida, los protagonistas se relajan y disfrutan un poco más los personajes, y Ritchie mete un par de locuras; pero los malos son unos idiotas genéricos, y solo los escenarios y la reconstrucción de época compensan la morosidad de la narración. Definitivamente El Agente de CIPOL no es una película mala, pero tampoco es una muy entretenida: no funciona como relato realista de la Guerra Fría, o siquiera como delirio sicodélico de los alocados años 60. Se queda a medio camino, mete un montón de detalles raros a los personajes - Napoleón Solo es un ex ladrón metido en espía, y es un supremo sibarita; Kuryakin ahora es un sicópata con brotes de violencia; CIPOL aparece en los ultimos dos minutos y todo esto funciona como una desabrida historia de origen -, y los lanza a una trama genérica y opaca sin mayores sorpresas. Ni siquiera los pasos de comedia hincan el diente como corresponde - como el Alexander Waverly de Hugh Grant, el cual está criminalmente desperdiciado -. Dificil recomendar El Agente de CIPOL. Te da la impresión que es una obra sin gracia, ya desde la primera visión de su insulso poster. Para el fan le parecerá un insulto y para el público nuevo no habrá atractivo que termine de engancharlo. Hubieran puesto a Clooney o a Tom Cruise en el protagónico, y quizás la cosa hubiera despegado; pero Cavill & Hammer son demasiados estoicos y aburridos como para que uno se excite y cinche por ellos a lo largo de la aventura. - See more at: http://www.sssm.com.ar/agente-cipol-2015.html#sthash.YhMaphrq.dpuf
Tom Cruise: el artista supremo. Su vida personal será un bodrio pero, diablos, qué buenas películas que filma. La saga de Misión Imposible ha sido su proyecto mimado, el vehículo cinematográfico que le ha dado vigencia todos estos años, y que lo ha mantenido fresco y poderoso en la taquilla aún a los 53 años - una edad en donde Stallone, Schwarzenegger y Willis comenzaron a trabajar en filmes tibios o de segunda, los cuales ni por asomo han hecho la ponchada de millones que aún sigue haciendo Cruise -. En lo personal, nunca he sido demasiado fan de la saga hasta Misión Imposible: Protocolo Fantasma, la cual considero que es una obra maestra. Misión Imposible: Nación Secreta es una digna sucesora y le pisa seriamente los talones a la precuela de Brad Bird, lástima que tiene algunos detalles de edición y libreto que no la hacen tan prolija. A priori la idea de que todo este circo quede en manos de Christopher McQuarrie no es una que me entusiasme. McQuarrie será un gran guionista - Operación Valikiria, Al Filo del Mañana - pero como director (en Jack Reacher) la pifiaba feo. Era lenta, demasiado conversada, ultra obvia y nada excitante. Quizás el tema pase por las bondades de Tom Cruise como productor de la franquicia; siguiendo el molde de la saga 007, ha generado lineamientos tan marcados y profundos que cualquier director - no importa lo mediocre que sea - terminará generando una buena película. Acá Misión Imposible: Nación Secreta sigue los mismos patrones de Protocolo Fantasma: un gran stunt aéreo de Cruise (el teaser con Tomás colgado de un Airbus a un kilómetro y medio de altura, una acrobacia real sin dobles ni nada de CGI), mucho humor, mucha ley de Murphy, villanos ultraletales, exóticos paisajes internacionales y persecuciones rodadas con nervio. Quizás la trama de Nación Secreta peque de complicada - ¿por qué diablos hay que ir a robar un archivo ultrasecreto escondido debajo de una turbina en medio del desierto africano?; ¿para qué lo pondría alguien allí? - o traida de los pelos, pero siempre pasan cosas en pantalla: peleas, persecuciones, tiroteos... cosas que no siempre salen bien y que nuestros héroes terminan afrontando de un modo u otro. Ciertamente McQuarrie ha imitado muy bien el estilo de Brad Bird en Protocolo Fantasma y ha logrado la segunda mejor película de la franquicia; el problema es que no todas las secuencias de acción están rodadas con la misma intensidad y prolijidad. El caso particular es el de algunos combates cuerpo a cuerpo de la primera hora, en donde McQuarrie cae en una edición ultra frenética y cuasi vomitiva que termina arruinando la efectividad de la escena. En la segunda hora el director parece haberse atemperado y logra el nivel justo, en especial en la fabulosa persecución por las calles de Casablanca, la que me parece por lejos lo mejor del filme. Por otra parte el libreto de McQuarrie se luce con el villano - el Sindicato, modelado a la onda de SPECTRE como una organización multinacional dedicada a producir el caos en los gobiernos del Primer Mundo mediante sabotajes y asesinatos de mandatarios y otros líderes -, el cual es personificado por Sean Harris con absoluta inteligencia y letalidad. Si Cruise logra derrotarlo, es porque sobre la hora se le ocurre un método; hasta ese entonces, el tipo lo tiene zapateando durante toda la película. Mision Imposible: Nación Secreta es una gran película. No, no es una obra maestra pero llega a un 95% del nivel de Protocolo Fantasma. La gracia reside en que a Cruise y su equipo no le salen todas y debe improvisar como puede - lo que da lugar a los mejores gags del filme -, y a eso le sumamos el hecho de que McQuarrie es muy bueno a la hora de crear suspenso y desarrollar personajes. Es una macana que el director no haya calibrado bien la edición de un par de escenas de acción al principio pero.. qué diantres, ésta sigue siendo una flor de película de principio a fin, y un espectáculo generosamente recomendable.
La idea de que una horda de antiquisimos arcades cobren vida, se vuelva gigantescos y comiencen a atacar la humanidad suena interesante. Más aún si los que deben enfrentarlos es un grupo de nerds entrados en los cuarentas, los cuales han vivido una vida plagada de fracasos y que descubren que su antiguo, particular y poco práctico talento - de ser habilidosos en las antiguas máquinas recreativas - les han convertido en los elegidos para salvar al mundo de una amenaza imparable. Es la rehabilitación de los raros y los solitarios, y su salto a la gran palestra con la chapa de héroes del universo. No deja de ser la misma rutina de Los Cazafantasmas (con algo de El Ultimo Guerrero Espacial), sólo que maquillada por la nostalgia provocada por los tiernos recuerdos de nuestra adolescencia, en donde gastábamos veladas enteras (y una tonelada de dinero) en enormes salones infestados de máquinas de videojuegos, los cuales eran lo máximo para su época. Mientras que la idea suena genial, la ejecución de Pixels deja mucho que desear. A decir verdad, es dificil encastrar la idea de núcleo en un argumento que suene coherente y aquí definitivamente no lo logran. El director Chris Columbus lo compensa con bastante nostalgia y recreación de época, lástima que este producto está patrocinado por Adam Sandler - el rey del mal gusto - y sus intenciones son asesinadas de antemano. Lo que tenemos es Sandler haciendo de Sandler, burlándose de un montón de talentosos enrolados a cambio de un cheque generoso, y disparando como siempre una andanada de chistes adolescentes. Pero como Sandler estaba convencido de que podía sacar de esto alguna especie de franquicia familiar y reduitable - el tipo debe ampliar su kiosquito en una movida similar a la que hizo con Hotel Transilvania -, tuvo que amputar sus dardos mas zarpados y soeces, lo cual le saca efectividad en el terreno cómico. Pixels podría ser una fantasía almibarada al estilo de los filmes producidos por Spielberg en los 80's o, bien, decantarse en una comedia cruda y zafada para adultos. Habiendo elegido el camino intermedio no termina siendo ni chicha ni limonada, y lo único que la sostiene son algunas escenas, un par de perfomances (como la de Michelle Monaghan y Peter Dinklage), y la originalidad de las escenas de acción, aún cuando la explicación lógica detrás del absurdo intento de invasión alienígena sea digno de provocarte un aneurisma. En general, esto es algo así como la versión 8 bits de Los Cazafantasmas. Los tipos portan unos rayos de luz - que derriten a los monstruos formados con pixels de energía, y que adoptan la forma de antiguos arcades de los años 80 -, son héroes porque eran buenos en las recreativas hace 30 años, y las amenazas son cada vez mas devastadoras como para que las autoridades depongan sus armas y le deleguen a los nerds la responsabilidad de salvar al mundo. Mientras que el script hace agua por los cuatros costados, hay que admitir que hay algo en Pixels que termina por redimirlo: quizás sea porque uno pasó una adolescencia similar, ensimismado en los arcades, viéndolos como el top de la tecnología de entretenimiento de aquél entonces, y pensando que obtener un formidable puntaje era alguna especie de compensación para la patética vida que uno llevaba en aquel momento. Dificil la vida del nerd joven, el cual camufla (y hasta compensa un poco) las cosas cuando entra en la madurez. Quizás lo otro sea que, por más estúpido que parezca, perseguir a un Pacman gigante por las calles de Nueva York con cuatro Mini Coopers disfrazados de fantasmitas tiene su gracia. Lo que seriamente me pregunto es si semejante nerdeada nostálgica tendrá algún efecto (siquiera mínimo) de simpatía o enganche en generaciones mas frescas, las cuales mamaron la Xbox y los gráficos de 64 bits como algo natural (dicho sea de paso, el libreto le dedica un par de líneas bastante inteligentes a ese aspecto en una de las escenas). Pixels es una linda idea arruinada por una ejecución mediocre. Precisaba mayor creatividad para intentar darle alguna lógica a por qué pasa lo que pasa, y precisaba un humor mas inocente en vez de Sandler y su troupe haciendo barrabasadas. Aún así, hay algunos gags que funcionan, pero es mas un collage de ideas sueltas que una cosa coherente, inspirada y prolija. No es ni por asomo el peor filme del mundo - hay algunos momentos logrados - pero, a la gente joven le resultará indiferente y a los veteranos que tienen un pasado parecido al de los protagonistas le resultará un concepto a medio cocinar. En todo caso la culpa es de Sandler, un artista enviciado con su ego y el cual salpica todo lo que toca.
Si una película quiere jactarse de inteligente, primero debe generar las herramientas narrativas que le permitan comunicar sus ideas a la platea. Caso contrario, lo que tenemos es un tren desbocado que ha perdido a los vagones atestados de pasajeros por el camino. Ese era un problema serio que tenía Primer, la cual es una película de ciencia ficción realmente briillante (era un innovador enfoque sobre viajes en el tiempo) pero cometía el grave pecado de ser soberbia y explicar con cuentagotas qué era lo que realmente pasaba. Todo el esquema de Primer se entiende después que uno terminó de ver la película, sacó una hoja y un lapiz, comenzó a armar esquemas de cómo cacso funcionaba la dichosa máquina del tiempo, y se tomó la molestia de revisionar por segunda vez la cinta. A Terminator Genisys le pasa algo parecido, con el agravante de que se trata de una película de acción. La gente que va a ver la última de Schwarzenegger no viene con lápiz y papel para sacar cálculos en el cine sino que quiere piñas, patadas, explosiones y una trama que se entienda. Es posible que el engendro temporal que el libreto plantea tenga su lógica (aunque a mí me parece que hay demasiadas cosas traídas de los pelos) pero, para el espectador común - y para el seguidor de la trama Terminator - va de lo abominable a lo indigerible. Es el momento en que el director pierde a su público y uno se sienta a contemplar el resto del espectáculo con completa indiferencia, sintiendo que toda esa historia se pasó tanto de rosca que se encuentra a miles de kilómetros por encima de su cabeza. Desde hace años la saga Terminator se encuentra en crisis. Yo soy de los pocos defensores de Terminator 3: Rise of the Machines - a mi juicio, la última película de la franquicia que realmente vale la pena -, la cual aún mantenía las características genéticas de la saga creada por James Cameron; pero después del filme de Jonathan Mostow, nadie tuvo la más minima idea de cómo proseguir con la serie sin la presencia de Arnold Schwarzenegger. Terminator Salvation tuvo la valentía de ir un paso mas allá, de olvidarse de las interminables persecuciones / viajes en el tiempo para matar a la familia Connor (construyendo su propia historia en un futuro devastado por los robots) pero, por otra parte, se metió en un berenjenal propio al poner a otro tipo - el Terminator con alma humana que componía Sam Worthington - como protagonista. Al menos hasta ese entonces tenías 4 filmes de Terminator que eran lineales y se podían seguir, pero... Es difícil determinar a quién le corresponde la culpa del desastre que resulta ser Terminator Genisys. ¿Es la obsesión de los productores por insertar con forceps a un envejecido Arnold Schwarzenegger como el robot de turno?. ¿Es la idea de hacer un reboot / secuela con ideas "bananas", como hizo J.J. Abrams con Star Trek, el Futuro Comienza - manoseando el pasado y metiendo nuevas versiones de personajes clásicos -?. Hay cosas realmente interesantes en Terminator Genisys - el robot enviado a proteger Sarah Connor a la temprana edad de 9 años; John Connor infectado por un virus que lo transforma en un Terminator que conserva su memoria humana; la idea de revisitar escenas de Terminator 1 y 2 pero con otros protagonistas / significados (Sarah Connor salvando a Kyle Reese; el conocimiento anticipado de que deben "procrear" para dar a luz a John Connor, etc) -, lástima que la historia implosiona a los 40 minutos de comenzado el filme porque Alan Taylor es incapaz de manejar una explicación creible para la generación de múltiples lineas temporales. Lo de Kyle Reese Begins - que él conocía desde chico que debía atacar Genisys en el 2017 - es algo tremendamente traido de los pelos; nadie explica quién fue el que mandó al primer Terminator a la infancia de Sarah Connor, y de dónde diántres sale Genisys (cuando Terminator 3 indicaba que Skynet era un sistema operativo de procedencia militar, cuando aquí figura que es una especie de Android asesino, desperdigado por todos los dispositivos informáticos del planeta, y presto para saltarle a la yugular de la humanidad ni bien quede on line). Por si fuera poco Emilia Clarke se ve demasiado adolescente y enana, a miles de años luz de la aguerrida Linda Hamilton de Terminator 2; la Clarke le pone actitud pero le falta físico, y ni siquiera tiene demasiada quimica con Jai Courtney, un flaco que tiene la desgracia de aparecer en franquicias moribundas como para terminar de matarlas - Die Hard 5, Divergente -. Lo que se dice, un yeta total. Si uno se despega del bodrio argumental de los viajes en el tiempo, Terminator Genisys resulta una película pasable, si bien indiferente. Arnold reaparece y tiene su cuota de latiguillos y momentos de gloria, pero parece demasiado relegado a ser un secundario en su propia franquicia. Arnie es la cereza del postre, lástima que éste no está bien condimentado y resulta mas soso que lo habitual. No hay una secuencia de acción mínimamente memorable en Terminator Genisys, ni siquiera un villano con presencia amenazante y, cuando el filme recrea escenas clásicas de Terminator 1 y 2, nos hace añorar el talento que James Cameron tenía cuando regenteaba la saga. Es dificil recomendar algo que resulta insatisfactorio. Quizás sea el momento de jubilar definitivamente a la saga, ya que pasaron demasiados años desde la última entrega y, si la espera solo ha servidor para madurar algo tan entreverado como ésto, mas vale dedíquense a rodar otras historias. Terminator Genisys es una pálida sombra de una franquicia memorable, y mas vale no continuar insultando su memoria. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/terminator-genisys.html#sthash.GVxdDIu8.dpuf