El personaje más icónico de Marvel está de vuelta con su séptima adaptación cinematográfica (más una animada) y segunda dentro del MCU luego de que Sony y Marvel Studios se pusieron de acuerdo para incorporar al arácnido en el universo cinematográfico más importante de los superhéroes. En esta ocasión, Peter Parker (Tomh Holland) y sus compañeros deciden dejar atrás el "snapeo" y tomarse unas merecidas vacaciones en Europa. En medio de este viaje, Peter tiene decidido declararle su amor a MJ (Zendaya), pero, sin embargo, nada en la vida es fácil para el sorprendente Spider-Man y en medio de sus vacaciones lejos de casa deberá demostrar que puede ser el heredero de Iron Man al ser convocado ni más ni menos que por Nick Fury (Samuel L Jackson) para detener la amenaza de Los Elementales, unas criaturas que responden a cada uno de los elementos y prometen destruir la tierra. Claro, Spidey contará con la ayuda de Quentin Beck (Jake Gyllenhaal) un "misterioso" héroe que, al parecer, tiene todo para ser el verdadero remplazo de Tony Stark. En si, esta película es bastante entretenida y con el mismo humor que su antecesora Homecoming (2017) ya que repite a Jon Watts en la silla de director. Sin embargo, en cuanto al guión, y sin ser una mala película, está unos pasos por detrás que la anterior. Esto posiblemente piensen los que queremos ver un Spidey un poco más fiel a los cómics, el amigable vecino Spider-Man, y no a un Iron Man Jr con toda la tecnología Stark a su alcance. Nuevamente vemos a un Peter completamente influenciado por las acciones de Tony, aún después de muerto y quizás era momento de independizarlo un poco. Recordemos que en la primera película hasta El Buitre, el villano, estaba vinculado con Tony Stark al haber sido desplazado de su trabajo de recolectar escombros post batallas de Los Vengadores. Por otro lado, el plot twist se ve venir casi desde el principio de la película y no hace falta ser un arduo lector de cómic para darse cuenta de varias intenciones de los personajes, ya que nada es lo que parece. Sin embargo, las verdaderas sorpresas de esta película, de esas que si que nadie se lo esperaba, se encuentran en sus escenas post-créditos. Con Lejos de casa se cierra la fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel, con lo que es una pastillita, entretenida pero pastillita en fin, para saborear luego de el verdadero plato fuerte que fue Endgame. Ahora quedará por ver que le depara al Hombre Araña, un personaje que aún le queda mucho camino por recorrer, siempre y cuando logre hacerse de ese camino por sí mismo por que ¿quién no quiere seguir viéndolo en la pantalla grande? (A no ser que sea la tercera de Sam Raimi o las dos de Marc Webb)
Después de Toy Story 3 en 2010 pensábamos que la saga estaba terminada con un final redondo y muy emocionante, en lo que fue, la mejor película de Pixar según la crítica. Sin embargo, y casi de sorpresa hace unos años nos llego la noticia de todavía le quedaba un capítulo más a esta saga, esta vez con un nuevo director, Josh Cooley. Llegó el momento y Toy Story 4 ya está en los cines y como no podía ser de otra manera, es una muy buena película tal como ya nos acostumbraron. Sin embargo, lejos quedó de la excelencia de su anterior entrega y por eso en esta crítica nos haremos hincapié en aquellos detalles que la hacen la película más "floja" a pesar de que el resultado final es muy positivo. En primer lugar, Toy Story 3 era el final perfecto, Andy creció y la separación con sus juguetes ponía fin a un ciclo que comenzó allá por 1995. Esta nueva entrega vendría a ser una especie de epílogo, contándonos un capítulo más de esta historia que para algunos posiblemente sea innecesaria, notándose en algunos momentos por una falta de ideas para resolver ciertas incógnitas. Otro punto a tener en cuenta es la emoción. En la 3 ya arrancábamos emocionados, no solo por volver a ver a Woody, Buzz y todos los personajes 11 años después, sino por que ya sabíamos que tarde o temprano los juguetes se iban a separar de Andy (y quizás entre ellos), algo que era totalmente inevitable. Ahora tenemos una historia que en todo momento, a través de la aventura, busca justificar la emoción que recién llega (y medio que de la nada) en los últimos 10 minutos de la película y de una forma que tan rápida que no nos dan tiempo a largar todas las lagrimas (aunque no se puede negar que esas lagrimas si existen) y que rompe con varios conceptos que se fueron armando a lo largo de todas las películas. En esta nueva historia, Woody intentará convencer a Forky, una manualidad creada en el primer día de jardín de la pequeña Bonnie, que no solo es un juguete, sino que es trascendental para el crecimiento de la niña, al mismo tiempo que irá descubriendo que para la pequeña, él ya no tienen esa importancia que si la tenía con Andy. Cuando Bonnie lleva a todo el grupo a su excursión familiar, Woody termina en un inesperado desvío que incluye un reencuentro con su vieja amiga perdida Bo Peep, un personaje que de haber sido omitida en la última película pasa a tener un notable protagonismo . Otro aspecto que no termina de conformar es que la vieja banda de juguetes, los clásicos, tienen un protagonismo muy menor (incluido Buzz) con respecto a otras películas. Es que claro, los verdaderos protagonistas terminan siendo Woody y Bo Peep, pero sin dudas se espetaba un poco más de los otros personajes. Todo esto no quita que Toy Story 4 es una película muy divertida, con una excelente animación, con las dosis de humor justa y con personajes alocados que de a poco entraran en nuestro corazón. Ahora sí, creemos, llegó el adiós definitivo de una saga de película "infantil" pero que terminó atrapando a mas de una generación y que pasará a la historia de lo mejor del cine, pero con Toy Story uno nunca sabe si todavía que algo más para darnos..
En 1999 se estrenaba Hombres de negro (Men in Black), una película basada en un cómic de la editorial Malibu que cosechó un gran éxito en crítica y taquilla y que, junto a Tommy Lee Jones, terminó de consagrar a Will Smith luego de su salto de la TV al cine en Día de la independencia un año antes. Tal fue el éxito que la franquicia se expandió con 2 secuelas directas (2002 y 2012), que si bien lograr un éxito comercial similar, recibieron mayoría de críticas negativas, en especial la segunda. Ahora, 22 años después, la franquicia producida ni más ni menos que por Steven Spielberg presenta una nueva cinta que funciona como reboot. Es importante aclarar que Hombres de negro: Internacional no es una remake de las originales (no cuenta la misma historia) sino que al ser un reboot nos presenta una nueva historia original y con nuevos protagonistas pero que se ubica dentro del mismo mundo que las tres películas anteriores. En esta ocasión los nuevos protagonistas son Tessa Thompson como la Agente M/Molly, una flamante "hombre" de negro que tras descubrir en su niñez la existencia de la agencia se preparó toda su vida para ser una agente, y Chris Hemsworth como el Agente H, un ya experimentado agente de la organización considerado un héroe tras evitar una invasión alienígena unos años atrás junto con el Agente T (interpretado por Liam Neeson), el jefe de la sucursal de Hombres de negro en el Reino Unido. Ni Will Smith ni Tommy Lee Jones repiten sus papeles y ni siquiera son mencionados, más allá de verlos en un cuadro, por lo cual se nota la intención de presentar esta película de manera independiente para poder ser vista aún sin haber visto las entregas anteriores. La única que repite sus papel es Emma Thompson como la Agente O, la jefa de la sucursal estadounidense de los hombres de negro. Es un poco extraño volver a ver el mismo duo protagónico que hace apenas 2 años compartieron pantalla en Thor Ragnarok, pero se nota que desde ese primer encuentro crearon una gran química y logran separarse de los papeles del MCU. Además, a diferencia de Thor, acá quien tiene un papel más protagónico es Tessa y es quien saca adelante la película en varios momentos, quedando Chris Hemsworth como su acompañante, a pesar de ser él el experimentado. En cuanto a la película, nos encontramos con un sube y baja de escenas que intercalan algunas bastantes divertidas con otras un tanto aburridas y con personajes pocos aprovechados -como el caso de Liam Neeson o Rebecca Ferguson- en contraparte a los protagonistas que son quienes se roban toda la película y le hacen frente a un guion chato y poco trabajado. Sin llegar a la altura del film que inició esta franquicia, Hombres de negro: Internacional funciona como una película que sirve para pasar el rato y no mucho más. Cual un oxímoron, amplia el mundo de los Hombres de negro pero a su vez busca ser una película independiente que, si la taquilla la acompaña, intenta ser el inicio de una nueva saga.
Luego de su auge en los 90s y principios de los 2000s, la "nueva" comedia americana -aquella que tuvo a American Pie (1999) en lo más alto y llegó hasta Super cool (2007)- en los últimos años cosechó más fracasos que aciertos. Con el pasó de comedias aburridas y sin gracia - vamos, para ser comedia tiene que al menos causar gracia- todo parecería indicar que es un generó que está muriendo de a poco. Sin embargo, cada tanto llega una película que por suerte le hace frente a ese destino y nos hace volver a creer en el género. Y este es el caso de Ni en tu sueños. Esta película que se acerca más a la comedia romántica está dirigida por Jonathan Levine (50/50 y The Night Before) y tiene como protagonistas a Seth Rogen -un experto en el género- y a Charlize Theron. Si bien en principio esta pareja puede parecer un poco despareja, la química entre ambos es increíble. La historia se centra en Fred Flarsky (Rogen), un periodista político que opone al sistema y que en su peor momento laboral se encuentra con su ex niñera y primer amor Charlotte Field (Theron) quién es ni más ni menos que la secretaria de Estado y candidata a ser la primera presidenta mujer de los Estados Unidos. Atraída por su visión del mundo y su sentido del humor ella lo convence de que sea el encargado de escribir sus discursos. Si bien la relación entre ambos comienza un poco áspera, a medida que se van conociendo en profundidad se terminarán enamorando a tal punto que las aspiraciones políticas de Field se verán condicionadas. Esta dupla esta acompañada por un elenco de lujo de grandes y reconocidos actores como Bob Odenkirk, Andy Serkis, Alexander Skarsgard, June Diane Raphael, Randall Park y Lisa Kudrow y hasta algunos se prestaron para realizar pequeñas apariciones. Por otro lado la fotografía y escenografía de la película logran destacarse -algo no muy común en el género- creando los ambientes adecuados, especialmente en los viajes por el mundo que incluso incluye a Buenos Aires -que no es más que un salón ubicado en algún estudio de Estados Unidos- pero que nos regala los infaltables chistes sobre nazis y a Charlize Theron bailando "Por una cabeza" junto a Alexander Skarsgard. Posiblemente lo mas flojo de la película no esté en la película en sí, sino en su nombre -tanto original como su "traducción"- que no le aporta el atractivo que se merece. Ni en tu sueños es una película divertida, entretenida y muy simpática que llegó de la nada para reivindicar un género que en los últimos años se encontraba agonizando.
El peor final La franquicia de los mutantes es una de las más cambiantes del género de superhéroes y del cine en general. Un poco por los cambios en la continuidad (y de actores) debido a los viajes en el tiempo, y otro poco por los altibajos en la calidad de sus cintas con grandes películas como las primeras dos X-Men, Primera generación (First Class), Días del futuro pasado (Days of Future Past), Deadpool y Logan, y otras bastantes más flojas como X-Men 3: La batalla final (Last Stand), Wolverine Orígenes y Apocalipsis. Para sorpresa de nadie (o si para algunos optimistas) Dark Phoenix se ubica en este segundo grupo. La película ya de por sí arrancó con varios problemas de producción que llevaron a patear su estreno casi un año e incluso en un momento se especuló que podría nunca llegar a los cines. Además, su director Simon Kinberg (productor de la franquicia) tuvo que realizar varios reshoots cambiando prácticamente todo el tercer acto, algo que se cree, es debido a la compra de Fox por Disney y la futura incorporación de los mutantes a el MCU. Todo eso sumado a las inconsistencias de la continuidad planteadas luego de Días del futuro pasado y que reintrodujeron a los personajes clásicos interpretados por nuevos actores mas jóvenes. Tal son esas inconsistencias que en Dark Phoenix se vuelve a contar la historia de como Jean Grey es poseída por la Fuerza Phoenix, algo que ya se vio en la igualmente floja Last Stand, e incluso con varios cambios en la trama no logra ser interesante. Pero además de que la trama nunca logra atrapar, tampoco lo hacen sus personajes tanto de la nueva generación encabezado por Sophie Turner como Jean Grey y Tye Sheridan como Cíclope, como de los “clásicos” que comenzaron en First Class con James McAvoy como el Profesor X, Michael Fassbender como Magneto y Jennifer Lawrence como Mystique, personaje que nunca debo tener la importancia que le otorgaron en el “reinicio” de la franquicia. A estos últimos se los nota desganado, dando el presente solamente por el compromiso de sus contratos ya firmados. Por otro lado tenemos a Luna, la villana encarnada por la debutante en la saga Jessica Chastain, un personaje que no logra aprovechar ni de cerca a la gran actriz que la interpreta. Al igual que en su trama, la película nos presenta un villano chato, del cual no sabemos casi nada y así como está, nada cambiaría ante su ausencia. La idea de Kinberg era crear un personaje original, pero ¿era necesario existiendo muchos grandes villanos en los cómics? Sin climax, sin buenas escenas de acción, con actores desganados, y con dudosas decisiones artísticas con el fin de ahorrar en el presupuesto, Dark Phoenix logra algo de lo que hasta ahora las demás películas más flojas venían zafando: ser aburrida. Con Dark Phoenix llega un triste y pobre pero necesario final de una saga cuyo inició en el 2000 con X-Men nos regaló grandes momentos y fue la puerta de entrada para todo un nuevo género de cine de superhéroes que hoy en día festejamos, a pesar de algún que otro traspié.
Luego de los acontecimientos de Godzilla (2014) en la cual el reptil gigante despertó y arrasó toda San Francisco en su lucha contra dos MUTOs (Organismo terrestre no identificado masivo), toda la civilización se encuentra alerta de que otros monstruos milenarios puedan despertar. Para evitar que la humanidad desaparezca,la agencia criptozoológica Monarch se encarga de controlar a los titanes, mientras un grupo paramilitar que venera el verdadero orden natural con estos monstruos a la cabeza, buscará despertarlos a todos. Esto es sencillo. Sí te gustó la película de 2014 es muy factible que también te guste esta nueva entrega que es, apenas, un poco más ambiciosa. Pero si, como quien escribe estas palabras, Godzilla te aburrió, lo mismo sucederá acá. El principal fallo de de esta película -y de del monstruoverso en general- es darle demasiado importancia a los humanos, enfocándose en ellos y sus historias trilladas, mientras que Godzilla y el resto de los monstruos (quienes deberían ser los principales protagonistas) luchan de fondo y destrozan todo. Ya estamos cansados de ver a un grupo de científicos, soldados, etc, tomando las peores decisiones posibles solo para guiar la trama y que se vuelva "interesante", o aquel que se sacrifica épicamente para que el resto pueda sobrevivir. Lo vimos en Godzilla 1, lo vimos en Kong: Isla Calavera y lo volvemos a ver acá. Lo que queremos ver es a lo monstruos peleando, y a los humanos a un costado. Lo positivo de esta cinta es que abre el abanico de monstruos presentando nuevos titanes como Mothra, Rodan y el dragón de tres cabezas Ghidora. Todos con unos diseños espectaculares, pero que por la forma de estar montada las peleas con planos de milisegundos (vimos más de estos monstruos en los promocionales que en la misma película) no logra disfrutarse en su totalidad ni salvar un guion muy flojo. En principio a esta franquicia le queda una película más por el momento Godzilla vs Kong que esperamos, prometa una verdadera pelea entre estos dos titanes con poca participación de los humanos, y sino, le deseamos una muerte rápida y sin dolor a este monstruoverso.
Al principio no sabíamos que fue lo que llevó a Elton John, una estrella musical aún vigente, a querer realizar una película sobre su vida. Conociendo su particular personalidad podría tratarse simplemente de un capricho tras conocer el proyecto de Bohemian Rhapsody, la película sobre Freddie Mercury y Queen. Además, que él mismo esté tan involucrado en el proyecto sobre esta biografía podía pretender que se buscará contar una versión limpia de la historia, pero por suerte sucede todo lo contrario: Rocketman es una biopic, si, pero también una fantasía musical desenfrenada que en ningún momento oculta todos las situación que vivió Elton durante su ascenso que incluían problemas familiares, el afrontar su homosexualidad, sus relaciones tóxicas y por sobre todo, sus adicciones. Todo esto mezclado con las canciones más representativas de un ícono del pop. La película comienza con un Elton John, interpretado de manera espectacular por Taron Egerton, entrando a rehabilitación a principio de los 90s y a partir de allí comienza a relatar toda su vida desde su infancia hasta traernos nuevamente a ese momento. Esta claro que Elton quiso contar lo difícil que fue su ascenso a la fama y los excesos propios de este estilo de vida, posiblemente sus años más gloriosos pero también más difíciles. Ya tenemos el "qué contar", ahora falta el "cómo", lo que si duda hace que el espectador promedio, aquel que no compra una entrada solo por la figura de Elton John, decida ir a verla. Y es este "cómo" el mayor acierto de la película. Como ya dije Rocketman no es solo una biopic, es también una fantasía musical por su manera de estar contada. Mientras que la ya mencionada Bohemian Rhapsody contaba una historia utilizando la música de Queen únicamente en los momentos de recitales y grabaciones, es decir, los momentos más verosímiles, esta película utiliza tanto la música como algunos detalles técnicos como elementos fantasiosos. Ver a un Elton John adulto hablando con un Elton John chico, o toda una multitud flotando durante un concierto permiten trazar una clara analogía a la vida desenfrenada y fantasiosa que vivió. Además, todas estas escenas están también logradas por el director Dexter Fletcher (que por casualidad o no tanto fue quien se hizo cargo de Bohemian Rhapsody tras la partida de Bryan Singer) que a pesar de la inverosimilitud no pierde el hilo en ningún momento de lo que se intenta contar. El trabajo de Taron Egerton, quien fue propuesto por Elton John tras trabajar juntos en Kingsman El circulo dorado, no tiene nada que envidiarle al de Rami Malek y su papel de Freddie Mercury que le valió un Óscar. Su gran interpretación, junto a un gran diseño de maquillaje y de vestuario con trajes calcados a los originales, posiciona este papel como el mejor de toda su carrera. El elenco lo completan Jaime Bell como Bernie Taupin, el socio de toda la vida y responsable de ponerle letra a las canciones de Elton; Richard Madden como John Reid, su manager y primer amor y Bryce Dallas Howard y Gemma Jones como su madre y abuela respectivamente. Mientras que para Elton John la película le puede servir como un modo de hacer catarsis y a su vez como un autohomenaje en una época en la que cada vez se va alejando más de los escenarios para dedicarse de lleno a su familia, a los fanáticos (y no tan fanáticos) nos quedará una gran película.
Desde el vamos, esta remake live-action de Aladdín nació con muchos cuestionamientos. Desde la elección del siempre polémico Guy Ritchie como director de la cinta hasta las primeras imágenes que se dieron a conocer, especialmente por el aspecto de Will Smith como El genio. A medida que se iban conociendo más detalles de la película, cada vez las personas de la generación que se criaron con la película animada desconfiaban más y más de esta versión, llegando a generar tan pocas expectativas como ningún otra película de Disney hasta el momento. Ahora que Aladdín ya se encuentra en los cines es momento de hablar con todo el material disponible y no solo con pequeños vistazos y especulaciones. Lo primero que hay que aclarar es que la película animada de 1992 es una de las películas más clásicas y representativas de Disney, de aquellas que desde hace unos años tienen el afán de querer realizar adaptaciones con personas reales. Esta nueva película es prácticamente una adaptación fiel de la original, tal es así que las canciones son las mismas y están utilizados en el mismo momento. Los únicos y pequeños cambios en la trama sirven para ayornar la historia con varios aspectos que han cambiado en los últimos años, como por ejemplo la cuestión de género. Al respetar gran parte de la historia original y su música, Aladdín logra pegar desde lo emocional y nostálgico que genera volver a ver en cine esas escenas con las que muchas personas crecieron. Sin embargo, hay varias cuestiones que en una película animada, desde su mayor inverosimilitud, quedan mejor y son mas aceptables a que si suceden en una película con personas reales. Además las películas animadas suelen ser mas cortas por lo cual en esta nueva versión, para adaptarla a tiempos normales, se la nota un poco estirada con escenas un tanto aburridas. En cuanto a la interpretación de Will Smith como El genio, quizás uno de los puntos más cuestionados previamente, termina siendo sin duda de lo mejor de la película. Con todo su humor, carisma y pasos de bailes logra robarse el espectáculo. Las interpretaciones de Mena Massoud como Aladdín es bastante correcta al igual que la de Naomi Scott como la princesa Jasmín quien a su vez juega un papel un papel un poco más importante que en la versión original. Quizás, Marwan Kenzari como el villano Jafar haya sacado la peor parte, propia del rol monótono y serio del personaje. En resumen, Aladdín es una película que merece ser vista por su experiencia, nostalgia y por Will Smith que logra sacar adelante una película que por momentos se vuelve aburrida.
La premisa era buena. Una familia de granjeros adopta un bebe que cae en una nave espacial y con el paso del tiempo el chico comienza a manifestar superpoderes que utilizará para hacer el mal. O más simplificar: ¿Qué pasaría si Superman fuera malo? Claro, esta historia apócrifa las vimos muchas veces en cómics y tal vez el caso más representativo sea el de Ultraman, el “Superman” de Tierra 3, una tierra donde todas las contrapartes de los superheroes de DC son malvados, y esta era una gran oportunidad para ver esta idea en pantalla gigante. Pero, lamentablemente, pocos son los aciertos. Para comenzar, ya desde la publicidad de este film pocas expectativas nos dejaba cuando, en vez de promocionarla con su director, lo hicieron con su productor James Gunn (director de Guardianes de la Galaxia). Claro está que el nombre de Gunn es mucho más llamativo que el desconocido David Yarovesky, pero en general, cuando esto sucede, es por que de algún lado hay que venderla. Posiblemente, en lo que falla la película, esta vinculado con su bajo presupuesto de apenas 6 millones de dolares. Esto se refleja en los escasos y pobres efectos especiales, a tal punto que en una escena de vuelo da la sensación de ver la forma de los cables que ayudan a sostener a los actores, e incluso cuenta con algunos errores de montaje. La corta duración de apenas una hora y media también ayudan (para mal) a que todo suceda tan rápido que la historia no llega a explotar en ningún momento. Por otro lado la película que se etiqueta dentro del género de terror poco tiene de este. Brightburn es una película que intenta contar la historia de un Superman malo y termina siendo una película más mala que buena.
La vuelta de Baba Yagá Con el estreno de John Wick en 2014, el novato director Chad Stahelski entendió, con su ópera prima, lo que el público quería de una película de acción: nada más ni nada menos que la acción, explicita y sin relleno. Tal es así que fue todo un éxito tanto en la taquilla como en la crítica que le valió una secuela en el 2017 y una tercera parte que llega a los cines esta semana. Posiblemente este éxito tenga mucho que ver con que el propio Stahelski trabajó durante muchos años como coordinador de dobles de riesgo, lo que lo llevó a conocer a profundidad este género, pero con eso solo no alcanza y para que el éxito sea tal, encontró en el consagrado Keanu Reeves al actor perfecto para interpretar a este experto cazarecompenzas. Esta nueva entrega comienza en el mismo punto donde finalizó la segunda película. Luego de que John Wick asesinara dentro del hotel Continental (algo que está sumamente prohibido dentro por La Orden Superior) su cabeza tiene un precio y todos los demás sicario buscarán ser quienes acabaron con el famoso John Wick y así cobrar los 14 millones de dólares. Pero si hay algo que no hace John Wick es rendirse y no se las dejará muy fácil.. A diferencia de las películas anteriores no estamos ante una historia de venganza, sino una de supervivencia, lo que hará que todo aquel que se encuentre con nuestro personaje principal quiera asesinarlo sin darle descanso alguno. Tal es así que ya desde el arranque John Wick se enfrenta a distintas mafias, en distinto ambientes y con distintas armas como pistolas, cuchillas, caballos! y también peleas cuerpo a cuerpo, lo que directamente remite a un videojuego de acción con diferentes niveles. Ahí esta la gracia y el éxito de esta saga. Las películas son 100% acción. Poco espació hay para una trama más profunda. Como ya dije, el director encontró una formula que le da apenas poco (pero necesario) lugar a la historia, y que lejos de ser repetitiva y cansadora, mientras siga estando bien justificada, cada vez nos atraerá más y más. Los personajes secundarios (pero con actores de primer nivel) también logran aportar lo suyo. Ian McShane como Winston, el encargado del hotel Continental y Laurence Fishburne como Bowery King vuelven a repetir sus roles, y aún con mayor importancia ya que ambos también serán culpados por permitir que John Wick haya violado las reglas. Quien se suma en esta entrega es la talentosa Halle Berry, que interpreta a Sofia, un personaje del pasado de Wick que lo ayudará cuando más lo necesite. Un párrafo aparte merecen todos los aspectos técnicos de está película, desde la excelente fotografía, hasta los movimientos de cámara que, junto al gran trabajo coreográfico, logran unas escenas de acción tan reales y que incluso llegan a causar gracia al público. John Wick 3: Parabellum es la mejor película de una saga que lejos está por terminar, y mientras siga encontrando la formula (ya está confirmada una cuarta parte para 2021) , pasará a la historia como una de las mejores franquicias de acción.