EL AMOR ES MÁS FUERTE El amor es el motor más poderoso del mundo. Cualquier persona que lo sienta puede atreverse a realizar cosas que tal vez en su vida cotidiana no haría o lo pensaría dos veces. Viajar miles de kilómetros por encontrarse con ella -o él-, escribirle poesía a alguien que no conoce o armar un cartel para alentar a esa persona en un maratón. Este último gesto amoroso es el inicio de Más fuerte que el destino, film que sigue la historia de Jeff Bauman, un hombre común y corriente que pasa a la fama luego de sobrevivir al atentado del Maratón de Boston en 2013, convirtiéndose en un “símbolo de esperanza” de su ciudad y de los Estados Unidos. La película empieza con el hecho simple que deriva en todo el desarrollo posterior: qué hacía Bauman en el maratón. Estaba allí para darle aliento a su ex novia, la cual corría en el evento, e intentar recuperar su amor. El decide hacerle un cartel para llamar su atención teniendo la mala suerte de colocarse -justo- donde estallaron las bombas que provocaron la tragedia. Esto ocurre en los primeros instantes del film y a partir de allí, el relato exhibirá cómo intenta sobrellevar las consecuencias de lo sucedido, las diferentes reacciones de sus familiares y amigos, y sus sentimientos ante la adversidad. Más allá del destino es un correcto relato sobre superación personal, el cual mantiene una narración alejada de la sensiblería, mostrando las sensaciones del sobreviviente de una tragedia y presentando los dramas personales que tiene que sobrellevar el protagonista, desde un punto de vista cercano. A su vez, exhibe cómo se lo toma como un “símbolo para la sociedad”, tratando de presentarlo como un fenómeno en vez de reflexionar sobre lo sucedido. En estos instantes se observa en forma concreta cómo la familia pretende sacar el mayor provecho de la situación, siendo su novia la única que piensa en lo que le pasa al “bueno” de Bauman. En todo este pasaje, se destaca la enorme actuación Jake Gyllenhaal, un intérprete que parece sentirse a gusto con roles donde debe superar adversidades y esta no es la excepción, acompañado por un elenco que cumple su tarea al detalle, donde se ve la mano de un director que supo entender el rol de cada personaje en esta historia real. Lamentablemente hacia el epílogo, la película comienza a caer en escenas sensibles que podrían omitirse o tener otro tratamiento, y que se nota claramente que adquieren ese tono en pos de cerrar la historia. De todos modos, Más fuerte que el destino es un film correcto, con buenas actuaciones, que permite conocer una historia quizás alejada a nuestra tierra pero que es digna de contar. Tal vez si el cierre hubiera sido distinto, sin remarcar tanto el mensaje ni la búsqueda de la lágrima fácil, estaríamos hablando de otra cosa. Esta no defrauda, pero tampoco impacta o emociona.
SIN DIAMANTES El feminismo se ha convertido en el gran movimiento de estos últimos años. La lucha de las mujeres por la igualdad de derechos ha llegado con tal fuerza que golpea la sociedad en sus cimientos más profundos en la búsqueda de un cambio de paradigma. Este hecho ha provocado que en los diferentes medios de comunicación el tema comenzara a tratarse y el cine no está ajeno a ello. Y precisamente el largometraje local Lucy en el infierno se inmiscuye en esta temática presentando a Horacio, un empresario extremadamente misógino y machista, que acuerda una cita a ciegas con Olga, una mujer embarazada. El le propone pasar un día al aire libre, alejados de la ciudad, y ella acepta. Sin embargo, una vez allí, Horacio es noqueado y secuestrado por Olga, quien le confiesa sus verdaderas intenciones: someterlo a un singular experimento para lograr un cambio integral en él. Intentando un registro de comedia negra, la película va buceando entre el delirio y el horror pero de una manera confusa y desprolija. El intento de apuntar a lo delirante resulta caótico, sin un uso correcto las herramientas discursivas que dispone. Que algo sea delirante no significa que no deba tener una coherencia dentro de esa locura, por lo que la película falla en su premisa. Además, en varios tramos Lucy en el infierno tiene lagunas pronunciadas que la convierten más en un drama existencial que en una comedia irónica y oscura. Estos pasajes, además, la vuelven muy teatral, donde los parlamentos y las situaciones parecen teatro filmado más que un guión cinematográfico. Siguiendo este mismo (des)orden, las actuaciones nunca logran salir de la exageración e impostación, resultando agobiantes para el espectador. Ni la presencia en pantalla que transmite Romina Richi puede cambiar esta sensación de desborde constante. En definitiva, Lucy en el infierno es un intento por hablar de feminismo desde un punto exacerbado y demencial que resulta fallido, porque nunca logra concretar nada de lo que propone. La película termina siendo una producción caótica que más allá de su bajo presupuesto, erra en su premisa básica que es la historia, para la cual no se necesita dinero, sólo una buena idea.
UN ERRÓNEO REGRESO A veces, la falta de ideas genera que se busquen recursos olvidados (extinguidos) para volver a cautivar al público, apelando a una vieja fama que ya no existe y que se piensa que por arte de magia todo va a volver a ser como antes. Hay ocasiones en que ese recurso sale bien, pero son contadas con los dedos de la mano. Normalmente, el proyecto va destinado al fracaso. Esta característica posee El pájaro loco, film en el cual se pretende revivir el dibujo animado que hace años dejó de ser visto, intentando que mediante la animación el ave vuelva a ser lo que fue. Esta producción narra cómo un acaudalado abogado decide irse a vivir con su hijo y su nueva novia a una casa soñada en el medio del bosque. Pero allí descubrirá que para construir su hogar deberá cortar un árbol en el que vive un curioso pájaro carpintero, contra el que empezará una guerra para decidir quién se queda con el lugar. Desde su inicio, ya se puede observar que el film atrasa veinte años, con situaciones que ya tuvieron éxito en otras películas (Mi pobre angelito, por ejemplo) y que aquí se intentan copiar pero resultan tan vistas que no tienen el mismo efecto. Además, se agrega que el trabajo de los actores con la animación es muy pobre, ya que se nota en demasía cuando el intérprete realiza determinado movimiento para dar al pájaro insertado por animación su espacio. Asimismo, nunca termina de determinarse si el protagonista es real o un dibujo de fantasía. En un diálogo, “Loquillo” se determina como un dibujo animado profesional y durante toda la película lo toman como un animal en peligro de extinción. Otra falencia resulta ser la indefinición del film, que nunca termina de establecer para qué público está dirigido: por momentos parece apuntar a los niños más pequeños pero después cambia su estructura y se dirige a los jóvenes y luego vuelve a ser infantil y así toda su duración. A su vez, en este cambio constante, el protagonista también se modifica, siendo un pájaro inteligente y sagaz en algunos momentos, mientras que en otros se vuelve torpe y estúpido, agregando más confusión a un relato ya caótico. Por último, si El pájaro loco es un film destinado a los niños, ciertos mensajes que transmite el relato son decadentes y muy poco cuidados, además de contradecirse constantemente dentro de la ya confusa estructura. En definitiva, esta producción es un lamentable intento por revivir un personaje al cual recordamos con mucho cariño y queremos que siga así, en nuestra memoria de momentos alegres y no de esta errónea vuelta.
UNA BELLA EXPERIENCIA Cuando uno elige mirar una película protagonizada por un comediante, en forma casi lógica piensa “ojalá con esta película llore de risa”. Tal vez este sea un preconcepto antiguo, de quienes asociamos la comedia con la carcajada, con chistes burdos, con tropiezos, con Porky’s por ejemplo. ¿Pero si la comedia pasa por otro lado? ¿Si pasa por lo cotidiano, lo común, lo que nos ocurre todos los días, en vez de aquello extraordinario que es un chiste? Por suerte en estos últimos años Sandler, Stiller y compañía nos han demostrado esto, que el cine de “comedia” también puede ser otra cosa. Con el cual te podés reír de una determinada situación, pero a su vez reflexionar sobre ella o hasta incluso llorar. Siguiendo esta línea, Un amor inseparable narra la historia de Kumail, un joven paquistaní que conoce a una chica estadounidense llamada Emily. Cuando su relación empieza a crecer, Kumail empieza a preocuparse por lo que sus padres, musulmanes muy tradicionales, puedan opinar de ella. Cuando Emily de pronto enferma, Kumail se verá en una encrucijada mental y emocional sobre qué camino tomar para continuar su vida. Con un comienzo veloz, simple y de gran fluidez a la hora de exponer las situaciones, Un amor inseparable muestra los primeros momentos de la relación de Kumail y Emily, y cómo va creciendo. Pero la velocidad con la que de repente ella cae enferma, resulta un quiebre y lleva a una pequeña confusión: el “noviazgo” ¿es la base del film? Lo es, pero no el típico sentido de la comedia romántica (ya lo verán). A partir de allí, la película abandona la comedia simple para pasar a ser más profunda, más irónica y sensible. He aquí donde se ven los mejores momentos, donde la identificación, el desarraigo, el abandono, el amor y la familia como base de todo se encuentran en primer plano, sin remarcar ningún mensaje, exponiéndolo de forma natural y cotidiana. Estos instantes se logran por la destacada tarea de todo el elenco, encabezado por un acertado Kumail Nanjiani, lográndose un ambiente de calidez y emoción que va creciendo lentamente pero en forma concreta. Hacia el final, todo lo narrado tiene sentido y ese andar cansino es una preparación ideal para el desenlace. Un amor inseparable no será la comedia romántica por excelencia ni será premiada hasta el hartazgo, sin embargo, es una bella experiencia donde se narra la loca historia de amor de dos personas, en la cual intervienen muchísimos factores que hacen que el film sea cercano a cualquier espectador. La cotidianidad, la sencillez y lo común de su trama logran transmitir a quien observa la sensación que cualquiera puede ser protagonista de esa historia, de esa vida; una vida que puede ser de comedia pero en la cual no se está todo el día riéndose a carcajadas de chistes burdos.
EL HOMBRE DEL MILAGRO Las producciones que se basan en historias reales deben tener un mayor cuidado en el desarrollo de la trama ya que al conocerse el nudo y el desenlace de la misma, el trayecto para narrar lo sucedido debe ser lo sustancioso, lo potente. Un claro ejemplo de ello es Titanic, de James Cameron, en la cual todos sabíamos que el barco se hundía pero la potencia de la historia de Rose y Jack hizo que el film pasara a la historia a pesar de que todos sabíamos la base de la trama. Intentando reflejar un nuevo acontecimiento real, Bajo cero: milagro en la montaña se basa en un talentoso y rebelde jugador de hockey sobre hielo que en busca de adrenalina se dedica al snowboarding. Una tarde se pierde en una masiva tormenta de invierno en High Sierras, siendo empujado hasta los límites de su propia resistencia mientras hace todo lo posible por sobrevivir. El film se desarrolla presentando –a la par de lo sucedido en la montaña- flashbacks que exploran diferentes momentos de su vida que quizás fueron trascendentes para alcanzar ese comportamiento rebelde. Estos instantes están bien logrados y no resultan extraños, ya que están bien insertados en la trama como recuerdos del personaje que lo motivan a continuar con esta travesía. Toda la cuestión de la resistencia ante la dificultad se encuentra bien representada y magistralmente filmada, con brillantes planos y una excelente fotografía. A esto se suma la correcta labor del protagonista, Josh Hartnett, que hace creíble su personaje y una Mira Sorvino demasiado “sensible” pero que aporta cierta emoción al relato. A pesar de su buena factura, la película no pasa de la media por ser ya una temática demasiado trillada en el cine. Existen un montón de películas sobre personas que han superado accidentes y como ello transformó su vida. Y Bajo cero: milagro en la montaña termina siendo una más dentro de este conjunto. De todas maneras, Bajo cero: milagro en la montaña es una correcta producción que no pasará a la historia ni hará que el espectador salga exultante de la sala, pero que entretiene y hace pasar un momento ameno conociendo la travesía del “hombre del milagro”, como le pusieron los rescatistas al sobreviviente.
QUERIENDO SER LIBRE Teniendo como contexto la compleja situación económica y social del este de Europa, el Djam cuenta la historia de una joven griega que se marcha a Estambul, enviada por su tío Kakourgos, un antiguo marino y entusiasta de la música rebética, para buscar una pieza única que le falta a su barco. En Turquía, la muchacha conoce a Avril, una chica francesa de 19 años que está sola, sin dinero y que ha llegado allí como voluntaria para ayudar a los refugiados. Djam decide entonces ocuparse de la chica hasta llegar a Mytilène, iniciando un viaje lleno de encuentros, música, camaradería e ilusión. La película se centra principalmente en esta travesía que emprende la joven griega, en la que van ocurriendo situaciones simples que son resueltas con demasiada rapidez y liviandad. Así, el film de Tony Gatlif avanza sin una idea concreta, como una sucesión de hechos que lo único que tienen en común son sus protagonistas. Tal vez el único punto de unión es la música típica de esa zona de Europa, que le agrega cierta calidez a un relato chato y opaco. A su vez, en todo momento se intenta presentar a Djam como una persona de espíritu libre, que vive la vida “como debe ser”, sin tapujos y ataduras, pero todo resulta una pose porque nada de lo que sucede contiene algún tipo de profundidad o peso específico que transmita esa sensación de libertad. Quizás en el final, donde se presenta un problema real y concreto, el film lo resuelve de manera acertada, dejando en el aire cierta emoción ausente en el resto del metraje. Por otra parte, el único punto positivo de la película es el acertado armado del contexto donde se desarrolla, exhibiendo los problemas sociales y económicos que viven los países de la parte este de Europa y las consecuencias que han sufrido las respectivas sociedades de esos países. En definitiva, Djam, desde lo técnico, resulta ser aceptable pero su historia casi sin sentido y sin una búsqueda concreta hace que el acertado final sea sólo un desperdicio de un producto que podría haber sido mejor y no lo fue.
AL LADO DEL CAMINO Luego de un importante paso por el circuito festivalero, donde formó parte de la sección Panorama de Cine Argentino del 31° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y obtuvo el premio a Mejor Película en el Festival de Chascomús, tiene su estreno comercial la nacional Bepo, del realizador platense Marcelo Gálvez. Basada en el libro Bepo, vida secreta de un linyera de Hugo Nario y rodada en doce pueblos de la provincia de Buenos Aires, esta película ambientada en 1935, aborda la vida de los crotos que transitan el paisaje pampeano entre trenes de carga, changas, mujeres y las ganas siempre latentes de volver a casa. La película desarrolla en forma correcta la historia de este individuo durante los años 30, en los cuales varios hombres cansados del trabajo bajo el mando del patrón, decidieron seguir las vías ferroviarias para ir moviéndose de pueblo en pueblo y conseguir empleos temporarios que les permitieran seguir subsistiendo. La producción captura en forma acertada la época en que las ideas anarquistas que llegaron con los inmigrantes europeos sacudieron los estamentos de un orden político, económico y social, cambiando la mentalidad de muchos trabajadores, llevándolos a la vida de constante búsqueda de los crotos. Lamentablemente, Bepo tiene una narración sin giros ni momentos de quiebre que la lleven a otro nivel o que produzcan algún tipo de emoción en el espectador. Sin embargo, este amesetamiento narrativo no termina cansando, en una producción que acierta al exhibir una temática poco explotada en nuestro cine.
LA GRIETA La “histórica” Campaña del Desierto dirigida por el general Julio Roca tuvo como base la tarea hecha por Adolfo Alsina, quien pensó en dividir el territorio entre la “civilización” y los “bárbaros” (indígenas) a través de una profunda y extensa zanja. El documental La muralla criolla aborda la construcción de esta obra arquitectónica en 1876, mediante diferentes recursos como la animación, la documentación histórica y testimonios como los de Osvaldo Bayer, Marcelo Valko y otros investigadores, recreando un hecho de nuestra historia, a través de sus causas y consecuencias. Esta producción de Sebastián Díaz resulta ser concreta y directa en lo que quiere contar, haciendo una destacada reconstrucción mediante relatos e imágenes de la época. A su vez, exhibe los lugares en su situación actual donde transcurrió este tramo de historia argentina. El análisis sobre la cuestión indígena y la situación de división entre pobladores no sólo refleja lo acontecido en aquellos años, sino que representa un tema en boga por estos días. Esta circunstancia permite observar que nuestra historia se repite, con diferentes contextos, pero la problemática esencial es la misma. Tal vez lo único cuestionable del documental es su posición muy marcada, entendiendo lo sucedido como un plan estratégico para eliminar todo rastro indígena (los verdaderos dueños de estas tierras), sin permitir la opinión de quienes creen que aquella tarea fue un acto “heroico y patriótico”. En definitiva, La muralla criolla es un interesante producto en el cual se exhiben circunstancias trascendentales para la historia argentina, las cuales deberían recrearse más seguido ya que parecen temas tabú para una sociedad en la que se siguen repitiendo los mismos conflictos.
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES Los altos índices de pobreza alcanzados en nuestro país han provocado que muchas personas se vean obligadas a terminar viviendo en la calle como única opción para intentar subsistir en la sociedad. Tratando de exponer este modo de vida, el documental Los amantes indigentes aborda la historia de dos jóvenes indigentes enamorados. Ambos realizan trabajos temporarios o buscan alimentos en la basura y, mientras tanto, se dejan distintos mensajes de amor en diferentes lugares de la ciudad. La producción se dedica a ser un observador de cómo esta pareja pasa los días en la calle y, en ocasiones, escuchando algunos diálogos que tienen. A su vez, contrasta con imágenes de la sociedad que los rodea, que apenas se detiene a darles unas monedas de vez en cuando. Sin embargo, esta observación cercana y silenciosa termina resultando tediosa durante gran parte del metraje, ya que en ningún momento se profundiza sobre sentimientos o pensamientos de lo que están viviendo, como tampoco su origen y cómo terminaron allí. Esta característica vuelve monótono al film, ya que las circunstancias se repiten diariamente y no existe situación alguna que rompa con esa reiteración. Hacia el cierre de la película, el protagonista expresa algunas vivencias y enseñanzas que le ha dado vivir en la calle, aportando cierto contraste al trabajo que no tuvo en más de una hora de duración. En definitiva, Los amantes indigentes presenta un tema duro y candente pero solo desde la mera observación, sin presentar a quienes muestra ni darles una identidad definida. Quizás ponerse a charlar con ellos en vez de solo mostrarlos hubiera sido una mejor idea.
ANÁLISIS IN SITU En el 2008, como parte de la nueva política de derechos humanos, el Ministerio de Defensa firmó una resolución para cambiar los programas de estudio en los Institutos Militares. El documental Palabras pendientes exhibe el trabajo docente en esas temáticas que hasta ese momento no eran abordadas en esos ámbitos, centrándose en el dictado de las clases de Derechos Humanos en el Colegio Militar de la Nación. Mediante entrevistas con profesores y directivos, y la exposición de varios pasajes de las clases que reciben los soldados, esta producción de Andrea Schellemberg se propone reflexionar sobre cuáles son los conceptos que aprenden concretamente los estudiantes, indagando si el fin de transformar la construcción cultural e ideológica de una institución signada por los golpes de Estado y los crímenes de lesa humanidad es efectivamente real. Asimismo, se presentan de manera cronológica los cambios que fue teniendo el Ejército durante estos años, aportando el contexto en donde se desarrolla el análisis que se efectúa. A pesar de instalar algunos apuntes personales, el documental deja mucho a criterio de quien observa sobre los aspectos que exhibe. El trabajo se basa en preguntar y buscar respuestas de los especialistas pero dejando el análisis final en la interpretación del espectador. Este logro resulta ser lo más satisfactorio de Palabras pendientes, que plantea un tema complejo pero no desde la lejanía y con teorías de lindas frases, sino que se inmiscuye adentro del propio ámbito militar y busca los testimonios de quien transitan esa realidad. Palabras pendientes es un documental que a nivel técnico es simple pero prolijo y claro en su narración, dejando la sensación de presentación de un tema para que se delibere sobre él, en vez de finalizarlo con la producción.