La nueva película de Pablo Trapero (Elefante Blanco, Carancho) se centra en la familia Puccio, y su historia entre 1982 hasta la fecha en la que fueron arrestados. La cinta comienza con el declive de la dictadura militar originado por el final de la Guerra de Malvinas, situando a Arquímedes Puccio dentro de la famosa “Mano de obra desocupada”, mientras aplica los conocimientos que adquirió durante los años de plomo en la SIDE (Secretaria de Inteligencia Del Estado) para organizar una suerte de PYME familiar que se dedicaba a los secuestros. No hay grandes secretos sobre la trama, siendo que la mayoría de los acontecimientos son de dominio publico, pero la película ahonda en las relaciones familiares, y a su vez, las relaciones de Arquímedes con el poder, y el arropaje de protección que los pasillos de la usina militar le dieron. Si bien Trapero aparenta abandonar la denuncia social que viene teniendo en sus últimos proyectos, de alguna manera están presentes en este nuevo guión, siendo que la mayoría de la gente, ignoraba la relación del patriarca de los Puccio con los militares. La sociedad, en su mayoría, hacia hincapié en el hecho de la familia de clase media que secuestraba a personas dentro de su circulo social, pero desconocía que básicamente lo que hizo este hombre bestial, es privatizar lo que otrora hacía para el estado. La factura técnica de la película es indudable, teniendo tal vez una de las escenas que mas me han impactado en los últimos años en el cine (me encantaría describirla, pero no vale la pena el spoiler). Sinceramente creo que el hecho de no estar tan pendiente de hacer algo tan de denuncia, le permitió a Trapero contar una historia y enfocarse mas en la manera de contarla que en el contenido. En lo personal, no me agradó la banda de sonido en Inglés, creo que se ha desaprovechado la oportunidad de hacer muy familiar y cercana la historia y desentona con la “Argentinidad” que tiene el metraje completo, pero tal vez tenga que ver la distribución internacional de la cinta a cargo de Twenty Century Fox Internacional. En pocas palabras, y sacando la suerte de lavada de cara que le da al resto de la familia, es una gran película, con extraordinarias actuaciones de Francella, Lanzani, Popovich y elenco. Súper recomendable.
La última entrega de la saga de los dinosaurios, tenía una presión enorme, casi insalvable. La primera, es una película casi perfecta, y la 2 y LA 3 fueron un desastre. Es decir, la gente tenía el recuerdo de la decepción de las dos secuelas, y la vara muy alta con la primera. La película nos lleva al mítico Parque Jurasico, que ahora se llama Mundo Jurasico, más de 20 años después de la primera. El parque ahora cuenta con atracciones mas dinámicas, y las interacciones con los humanos que lo visitan son más cercanas a Disney o Mundo Marino. Todo en el parque esta pensado en función del merchandising, y de esa manera hablan de los animales que lo habitan, son productos, no vidas. En vez de Mickey, tienen Tyranosaurios. La historia se centra en dos hermanos que van a visitar a su tía, la encargada del parque, una mujer tan centrada en su trabajo que parece no tener sentimientos. Y como contrapunto, esta Chris Pratt, una “domador” de especies, que ha logrado entrenar a cuatro velocirraptors para que obedezcan ordenes. Cuando un nuevo dinosaurio diseñado genéticamente (una especie creada a base de ADN de los extintos animales y agregados de otros) se escapa, el parque de diversiones se transforma en un coto de caza para la nueva bestia que esta arriba de todo en la nueva cadena alimenticia. Esa es la base para esta nueva entrega de la saga, que si bien no llega al nivel de la primera, es muy superior a las mal logradas secuelas. Aun estando plagada de lugares comunes, la película es entretenida porque no pretende ser nada mas que lo que es, una aventura catástrofe donde los dinosaurios se comen a la gente. Y PUNTO. Los efectos están muy logrados, y la química entre los actores es buena. El carisma de Chris Pratt a esta altura es innegable y suma muchísimo, y si bien abusan las referencias a la primera entrega, como para que quede demasiado claro que es el mismo lugar, esas mismas referencias mas la música que todos conocemos, nos hacen sentir que hay algo muy familiar en lo que estamos viendo, y de alguna manera, toca esa fibra interior para despertar al niño que tenemos dentro y hace 25 años se maravillaba con los dinosaurios del Sr. Hammond. En conclusiòn, la mejor despuès de la primera.
Chappie de Neill Blomkamp trata de ser la exploración de la antiquísima pregunta “¿que es el alma?” y “¿que nos hace humanos?”. Y digo trata, porque falla, falla por mucho. La historia se centra en una ciudad inmersa en el caos (Johannesburgo), con 300 “asesinatos o hechos violentos por día”. En ese contexto, se crea un ejército de robots policías, que son utilizados para efectuar sin riesgos allanamientos, arrestos, etc. Un empleado (Dev Patel) de la mega corporación que ha creado y maneja estos aparatos, sueña con la inteligencia artificial, y crea un programa para poder realizarlo. Se roba un robot que va a ser descartado y se lo instala, no sin antes discutir con Vincent Moore (Hugh Jackman), un fanático de la violencia, militarizado, inmerso en una lucha por desplegar una maquinaria de guerra urbana muy similar a los ED-209 de robocop, poco sutil, y que es constantemente denostada por sus compañeros. Hasta ahí uno piensa que es una gran base para una película de acción, pero en ese momento, el director/guionista, empieza a discurrir sobre el alma humana, de manera poco sutil y casi tratando a todos los que la estamos viendo como niños. Chappie queda al cuidado de una banda criminal, que sinceramente, y odio usar este término peyorativamente, parecen tontos. Le enseñan a nuestro robot a hablar, caminar, etc., dándose nombres pocos sutiles como “mami”, “papi” y al ingeniero que le instaló el programa “creador”. (Por si la metáfora de Dios, Padre y Madre no era clara) Y en ese afán de demostrar que para ser humano no hace falta ser de carne y hueso, que el alma habita en alguien por mas que no tenga sangre, y que el corazón puede ser un adjetivo además de un órgano, las cosas que van pasando causan gracia por ser inverosímiles y estar encausadas en diálogos poco profundos en bocas de personajes estereotipados. Chappie se transforma en un chico que se sorprende con la violencia, porque su inocencia no le permite saber que las personas pueden ser lastimadas, pero al mismo tiempo, sufre cuando lo atacan como si no pudiera relacionar el castigo físico propio con el ajeno. Es utilizado en un plan criminal por sus captores, que al mismo tiempo sufren como padres amorosos. Del otro lado, Hugo Jackman, una caricatura de un mercenario violento que en la locura de lograr usar su invento, se transforma en un terrorista. Ni hablar del final, que para no spoilear no digo nada, pero si algún día lo ven, van a entender de que estoy hablando. Más allá de eso, la película tiene momentos muy divertidos, y la factura técnica en cuanto efectos es superlativa, como todo lo que ha hecho Neill Blomkamp. En pocas palabras, le recomendaría a Neil que dirija lo que otro escribe, porque tanto Elysium como Chappie carecen de personajes complejos que le den profundidad a lo que nos quiere contar, y eso desdibuja de tal manera la historia, que las excelentes escenas de acción, se pierden en el ruido que nos hace Chappie hablando en tercera persona.
Terremoto, La Falla de San Andres, es el típico producto de la maquinaria de cine de verano Hollywoodense. Dwayne “The Rock” Johnson es un rescatista de la ciudad de Los Ángeles, mientras Paul Giamatti es un científico y profesor de la universidad de Caltech, que al principio de la película nos vaticina lo que vendrá. La tierra tiene 1.300.000 terremotos por año, y la Falla de San Andres, que atraviesa el estado de California, debería acomodarse cada 150 años... Hace 250 años que no pasa... asi que hagan las cuentas. La primera escena de la película ya marca el tono que tendrá. Un accidente de auto plagado de efectos digitales, y completamente inverosímil, es resuelto por nuestro protagonista arriesgando su vida, pero salvando a todo el mundo en el proceso, llevando más allá de los límites a su equipo, tanto humano como mecánico. Como contrapunto, cuando un sismo muy fuerte le cobra la vida a un colaborador de Giamatti, al mismo tiempo que trata de predecir futuros terremotos, nuestro científico intenta advertir al mundo de lo que puede llegar a pasar, y pasara: toda la falla de San Andres se ha activado, y destruirá a la mitad de California. Esa es la premisa principal de la película, que para variar, sigue todas las fórmulas del cine catástrofe cliché por cliché. El científico al que no le creen (pero que tenia razón), el héroe divorciado, la ex que se casa con alguien aparentemente mejor (mas rico, con mas tiempo, etc.), la familia del héroe que corre peligro, una hija que rescatar, un enamorado de la chica que la ayuda, una ex que recuperar, un pasado traumatico que marco a nuestro héroe pero que se redimirá, un niño gracioso para hacer comentarios divertidos y miles de personajes secundarios para matar sin que nos importe. Solo le falta un presidente negro para cantar bingo. Mas allá de los efectos, que son extraordinarios, la película no ofrece nada nuevo. Lo único que hace ruido, y mucho en este caso, es la elección de la profesión del protagonista. En la mayoría de las películas, el héroe se obsesiona con salvar a la familia, pero es un guionista con poca suerte (2012), o algún otro trabajo “normal”. En este caso, el protagonista que es RESCATISTA, básicamente ignora al resto de la población para buscar a su familia, y los ayuda cuando le queda tiempo… algo que queda muy claro en la escena del edificio donde rescata a la ex esposa... Pasa por 10 rascacielos colapsando, sin inmutarse por los demas. En pocas palabras, nada nuevo, excepto los efectos especiales.
George Miller tiene 70 años. Lo repito, George Miller tiene 70 años y dirigió Happy Feet 2. Porque lo digo así? Porque este viejito piola hizo la mejor película de acción de lo que va del año (no creo que la superen). A simple vista, la cuarta entrega de la historia de Max Rockatansky (otrora interpretado por Mel Gibson y ahora por Tom Hardy), es más de lo mismo. Un futuro apocalíptico, y tribus luchando por la supervivencia. Charlize Theron es la Emperatriz Furiosa que escapa con el de Immortal Joe, el tirano de la ciudad. Hasta ahí la premisa es simple. Inclusive obvia. Y si nos ponemos quisquillosos, no tiene un trabajo de guión importante. Y eso es, a mi entender, porque George, nuestro viejito vivaracho, no quería hacer una película de guión. Quería hacer una orgia visual y sonora. No importa porque, no importa quien, no importa como, hay docenas de autos chocando y volando por los aires, hay guitarras eléctricas que escupen fuego, hay arena, hay explosiones, y todo ello esta coreografiado de una manera exquisita. Parece un ballet de locura interminable, donde el lago de los cisnes es interpretado por un fanático con un lanzallamas... A esto se agrega la manera en la que Miller usa la cámara, la simetría de las tomas, que juro es casi perfecta, el uso de efectos prácticos en vez de digitales, dándole una dosis de cine real a tanto efecto digital. Así se hacían las películas, ASI LAS HACEN LOS VIEJOS DE 70 AÑOS! Porque cualquiera puede usar un Mouse, pero solo un genio pone a un tipo en un péndulo delante de un auto, manda el auto por el desierto, y explota de todo detrás. Porque para ser artista, hay que estar un poco loco. Personalmente, salí maravillado del cine. No esperen guión, no esperen historias complejas, ni nada por el estilo, pero esperen que alguien los suba a una montaña rusa, y los vaya cacheteando mientras ven la película.
La séptima entrega de la saga de Rápido y Furioso empieza donde termina la sexta, con el pasado visitando el presente para terminar con el futuro. La película empieza cuando Deckard Shaw (Jason Statham), visita a su hermano en el hospital (Owen Shaw, el antagnista de rápido y furioso 6) y jura vengar lo que le han hecho. Saliendo de verlo, ya se nos aclara el tono de la película. De manera cuasi cómica, vemos que ha arrasado con todo, el personal policial, la seguridad privada y casi el edificio mismo. Mientras sale, llama a Toreto (Vin Diesel) y le dice que va por el y los suyos, todos los que lo ayudaron a postrar a su hermano, y lo hace después de matar a Han, parte del equipo que había recuperado su libertad después de ayudar a la ley en la sexta entrega. Y así comienza la aventura, con Dominc Toreto y Brian Oconner (Paul Walker) buscando como detener Deckard, y a la vez, ellos mismos buscando venganza por meterse con la familia que han formado. Como toda película perteneciente a una saga, cada una tiene que superar la anterior, y el gran problema, es que la anterior, Rápido y Furioso 6, ya era exagerada. Y eso nos deja con escenas de acción que carecen de sentido lógico, pero no la lógica de la vida “normal”, sino la lógica de las propias películas de acción. Son tan inverosímiles ciertas cosas que causan gracia (entre ellas el famoso salto de un edificio a otro que se ve en el trailer), y el final es digno de una parodia estilo la pistola desnuda. Cabe destacar, que las escenas de acción con autos (el asalto al camión, por ejemplo) están muy bien filmadas, pero cuando empiezan a utilizar la exageración y los efectos digitales arruinan lo mejor que tiene la película, que es autos a toda velocidad y tiros. Como siempre, Dwayne The Rock Johnson cumple, aunque saturan los constantes “one liners” que tira, dignos de una de Schwarzenegger de los 80’s. Párrafo aparte a las referencias constantes y poco sutiles a la muerte de “uno de la familia”, y la cantidad de veces que repiten que “no quieren ir a otro funeral” jugando con la perdida física de Paul Walter, que se redime con la manera en que lo despiden al final. Para terminar, es más de lo mismo, pero exagerado. Una lastima porque en la quinta entrega parecía que la saga iba para otro lado, pero en algún lado torció el camino, y digamos que la franquicia “choco”.
La nueva película de Matthew Vaughn (Kick Ass, X-Men Primera Generación, Layer Cake, etc.) es un homenaje a las historias de James Bond, a las primeras, las de Connery (el mejor) o Moore, pero además de eso, es parte de las películas de género que no se toman a si mismas muy seriamente, logrando, paradójicamente, ser grandes exponentes del mismo. La premisa es simple, una organización privada, dedicada a luchar contra “el mal”, sin ataduras gubernamentales, sin responderle a nadie, pero velando por el bien de todos, y con recursos económicos ilimitados. Nada más, y nada menos. El sistema de este grupo de espías también es simple. Esta basado en la leyenda de la Mesa Redonda del Rey Arturo. Colin Firth (Galahad), es el segundo al mando, con Michael Caine como “Arturo”, el jefe de la organización. Galahad, es la personificación del caballero, y el más puro de todos en la famosa leyenda. Y claramente el personaje esta basado en el. Mark Strong (el siempre extraordinario Mark Strong) es Merlín, asistente omnipresente de Arturo, y un “mago” informático. Luego de un error cometido por el personaje de Firth en la secuencia de títulos, la cinta avanza 17 años hasta la época actual, donde se nos presenta al villano de la misma, el inmenso Samuel L. Jackson, también rindiendo homenaje a los clásicos malos de la franquicia de James Bond con su asistente, una mujer asiática con las piernas amputadas, pero que en las prótesis tiene una especie de katana híper afilada. La diferencia entre este villano de Samuel y los que homenajea, es la falta de glamour y sofisticación aparente que tienen esos personajes. Con una gorra siempre con la visera de costado, zapatillas llamativas, parece mas un rapero de 50 años que un mega villano. Fuera de eso, es un mas que digno oponente para los Kingsman.(Cabe destacar en esta escena, la participación de Mark “Luke Skywalker” Hammil como un profesor secuestrado. Y por como esta, la fuerza no lo acompaño) A partir de ahí, el film es un viaje entretenidísimo, con la aparición del aprendiz, el cuasi debutante Taron Egerton (genial en su papel, peleando cada escena con Colin Firth y saliendo airoso) vinculado al error que cometió Galahan años atrás, un chico con una vida complicada, transitando un mal camino, pero con las condiciones para ser todo un espía. Sin ahondar mucho en la historia, el mérito de Kingsman, es el mismo que tienen películas como Guardianes de la Galaxia, John Wick, etc. Son verosímiles. Que quiero decir con esto? Construye el universo donde transcurre. No es en el mundo real, es en su mundo. Y en ese mundo, las reglas son otras, y nos permite creernos las cosas que pasan. En otras palabras, es una película de genero, que no trata de manera snob al mismo, o que se avergüenza de hacer chistes medio tontos, pero efectivísimos. Tampoco se toma en serio a si misma, que no quiere decir que no esta hecha con toda la pasión y el laburo que cualquier otro film llevaría. Quiere decir, que no se oculta tras un velo de superioridad, sabe que es entretenimiento, sabe que es exagerado, sabe que no es Shakespeare, pero lo mejor, no quiere serlo. Quiere que nos sentemos dos horas frente a la pantalla, y la pasemos bárbaro. Quiere que veamos como serian las pelis de James Bond si alguien las hiciera a fondo, sin quedarse entre la realidad y lo verosímil, camino que generalmente lleva a que no sean ni buenas ni divertidas. La banda sonora ochentosa le suma mucho, las escenas de acción están vertiginosamente filmadas, sin abusar de los cortes de edición ni la cámara en mano que abunda en estas situaciones, dando la impresión de un valet violento y entretenido, y los gags secos (es decir, con Colin y Samuel impávidos en situaciones ridículas) son muy buenos. En pocas palabras, es un pavada divertidísima. La recomiendo ampliamente.