De la mano de un prácticamente desconocido guionista y director Holandés se estrena Amor por sorpresa. Una comedia romántica plagada de humor negro y situaciones tanto graciosas como incómodas, que le dan a este film un lugar diferente al del resto de las películas del género. ¿Y si existiese una empresa que puede encargarse por cuenta de sus clientes de ese engorroso proceso que puede ser el suicidio?. Jacob está cansado de vivir una vida carente de toda emoción para él, por lo cual, apenas fallecida su madre, intenta por varios medios suicidarse, pero todos sus intentos son truncados. Finalmente Jacob se topa de forma casual con una empresa que brinda un servicio único a quien lo pueda pagar: asesinarlo para que el final de su vida llegue. Jacob contrata inmediatamente los servicios, sin saber que en la misma empresa conocerá a Anne, otro cliente que quiere terminar con su vida, y con la que finalmente comenzara a entender los intrincados sentimientos que afloran en la vida de un ser humano. Claro que ambos ya firmaron su contrato y ahora están contra reloj viviendo una historia de amor con caducidad anticipada. Ya desde el comienzo, Amor por sorpresa deja bien en claro que el humor negro va a ser el verdadero protagonista de este relato. Ayudado por un personaje principal que logra volver convincente una expresión de piedra en su rostro, los intentos de suicidio fallidos y la imposibilidad de este multimillonario de encontrar un momento para estar solo y poder terminar con su vida, son al mismo tiempo patéticos y divertidos, muy al estilo del humor inglés, pero con la incorrección política clásica de los directores de comedia europeos. Con un argumento más bien sencillo, este director se da el gusto de poner en juego algunos valores preconcebidos en nuestra sociedad, y hacerlos drásticamente a un lado, mientras se ocupa de lo que las decisiones tomadas generan en los personajes. Jeroen van Koningsbrugge como el insensible Jacob y Georgina Verbaan como la perdida Anne son la pareja protagónica que tiene que encarar el difícil trabajo de volver verosímil un guión siempre al borde de la exageración. La química entre ellos es más que creíble y realmente logran que uno se crea el enamoramiento en una situación tan extrema. La historia de amor en un punto termina tomando demasiado protagonismo, y ahí el director, con una destreza admirable, pone en Jacob la carga de traer lo realmente importante nuevamente a la pantalla. Un punto aparte en la película es el genial elenco secundario, los integrantes de esa empresa misteriosa que harán lo que sea por lograr cumplir con el contrato firmado, volviéndose protagonistas de la parte de comedia física infaltable en el género.
A trece años de haber enamorado a los cinéfilos de todo el mundo con la historia de Marlin y Nemo, padre e hijo que, junto con la ayuda de la olvidadiza Dory tienen que reencontrarse física y metafóricamente, Disney – Pixar nos trae Buscando a Dory, una innecesaria pero aun así efectiva secuela. Un año después de haberse embarcado con Marlin en una aventura que la hizo recorrer todo el océano, Dory tiene repentinamente un recuerdo que la lleva a una pista de donde puede estar su hogar, el de sus padres y únicos familiares. Insistente e impulsiva como es, arrastra a Marlin y Nemo en una aventura a través del océano para poder encontrar a su familia y así poder recuperar una parte de su vida que creía olvidada (y perdida) para siempre. El guion es básicamente un refrito de Nemo, en el cual Marlin vuelve a ser ese pez miedoso y demasiado cauteloso, desconfiado de todo y de todos (como si todo lo aprendido en la película o aventura anterior no hubiese existido), Nemo vuelve a estar en desacuerdo con él, y el gran cambio es que acá es Dory quien se pierde accidentalmente por culpa de los tratos sobreprotectores de Marlin. Buscando a Dory es claramente una película para un público más chico que aquel que disfruto de su predecesora, y así está planteado su guion. Escenas cortas, colores versus sombras, la acción dividida en muchos pequeños momentos y los obstáculos son acá mucho más claros y menos metafóricos también. El punto fuerte en esta entrega vuelve a ser el elenco. La gracia que la voz de Ellen Degeneres puede lograr es innegable, cada frase que dice tiene la perfecta tonalidad y el remate de los chistes es perfecto. El resto del elenco está a la altura de este tipo de películas que más se parece a la saga de La era del hielo que a una película de Disney – Pixar. La gran pregunta que nos dejan estos films es ¿para qué hacer una secuela? No parece haber detrás de Buscando a Dory una necesidad real de contar una historia como si pasaba con Nemo, sino más bien un intento de ampliar una película que era perfecta en su concepción inicial, haciendo de este film un producto bueno, pero más bien innecesario.
Luego de un muy buen paso por el BAFICI, finalmente se estrena comercialmente en nuestro país la película El eslabón podrido. Cine de terror con un gran elenco, un buen guion y un clima asfixiante. Ercilia vive en una localidad pueblerina con sus dos hijos, Raulo y Roberta. Raulo, quien sufre de un retraso mental, sirve a la comunidad como leñador, mientras que Roberta trabaja como la nueva prostituta del pueblo. Su madre, otrora una bruja curandera, está comenzando a verse afectada por la senilidad y Roberta ira alternando el cuidado de su madre y su trabajo. Pero a través de las enseñanzas de Ercilia, Roberta empezara a ver las amenazas que le esperan fuera de su entorno familiar, comenzando un juego de celos, desconfianzas y tensión sexual entre los habitantes del pueblo y ella, mientras que Raulo, mira todo desde afuera y sin comprender nada de nada. Este es el puntapié para el film El eslabón podrido que enfrenta al cine de terror más clásico con una estética marcadamente argentina. El film arranca, como buena película de terror, con mucha violencia e intriga, mostrándonos a Roberta conflictuada enfrentándose a los habitantes del pueblo, al mismo tiempo que se vuelve víctima del mismo, Y así la trama retrocede en el tiempo, para mostrarnos la particular interacción entre los personajes de tan alejado paraje, en el cual la pequeña comunidad de “casitas” alejadas la una de la otra, es unida geográficamente por Raulo y físicamente por Roberta. La actuación de Paula Brasca como Roberta, la joven prostituta que abastece de placer al endogámico pueblo, es genial. Muerta por fuera en su trabajo y todo amor en su casa, cuidando a la madre que Marilu Marini interpreta, la mitad del tiempo atacada por la demencia, la otra mitad, denotando una lucidez que nada deja escapar. Y en el medio Raulo, quien solo sabe que su madre y su hermana son lo único real en su vida, que se contacta con los otros habitantes del pueblo solo a través de su trabajo como leñador, y que en su torpeza es el único testigo de las verdaderas miserias que en el pueblo se viven. Y será él, encarnado por el siempre genial Luis Ziembrowski, quien tenga que poner las cosas en su lugar cuando la doble moral del pueblo se cobre su víctima. Un clima asfixiante, generado por una estética muy cuidada desde la calidad de la imagen y del sonido realmente construyen un ambiente que lleva al espectador a prepararse para el gran final que el cine de terror nos tiene acostumbrados. Un nuevo producto del cine argentino que demuestra que en el país se puede hacer cine de género sin perder la impronta de una estética propia y sin copiar preconceptos del cine comercial que termina agotándose a si mismo.
De la mano de Catherine Corsini, y luego de su paso por varios festivales tanto como película invitada como en competencias varias, llega a nuestro país Tiempo de revelaciones, una película sobre el feminismo, la familia, las costumbres y también sobre el amor. Delphine es la única hija de un matrimonio de la campiña francesa que trabaja junto a sus padres en la granja de la familia. Allí, a la aparente espera de una proposición matrimonial de su pretendiente, Delphine descubre en realidad que la vida de casada, por lo menos con un hombre no es exactamente lo que tiene en mente. Es así como luego de una desilusión amorosa se traslada a la ciudad para trabajar y estudiar. Y ahí un poco por azar y otro poco por su forma sencilla y frontal de ser, conoce a Carole, una activista del movimiento feminista, que la iniciara en el camino de la rebeldía, el cual Delphine adoptará sin ninguna traba, más que nada porque conocer a Carole y enamorarse fue cuestión de solamente un momento. Y es con ella con quien deberá no solamente reclamar por sus derechos como mujer, sino también como mujer que ama a otra mujer. Lamentablemente, Delphine se ve forzada a regresar a la granja y es ahí donde Carole comprende hasta donde el cambio es real y en donde su amiga sigue siendo la misma campesina prejuiciosa que conoció meses atrás. Tiempo de revelaciones es un film que logra retratar con mucha precisión una época de revolución e inquietud, mostrando una movimiento feminista unificado a pesar de las diferencias de enfoques, la apertura sexual de esas mujeres (para con ellas y para con el resto de la gente) y las políticas que defienden. Por momentos, la directora olvida eso completamente, posicionándose solamente en el punto de interés de Delphine, dándole mucha preponderancia a la relación sentimental, pero rápidamente la presión del entorno, las familias del campo y la propia Delphine hacen que el conflicto real no se pueda ocultar al espectador demasiado tiempo. Sin lugar a dudas, las actuaciones en este film son el principal punto de interés. Tanto Delphine (Cécile de France) como Carole (Izïa Higelin) están compuestas muy bien, con sus personalidades muy definidas, volviendo creíbles situaciones que el espectador no siempre comprende. Y aunque las escenas de sexo son a mi entender lo menos logrado de este film (parecen paradójicamente, hechas bajo la premisa del imaginario de un hombre heterosexual que de lo que la realidad podría implicar) aun así, la química entre ambas protagonistas es admirable y en gran parte lo que vuelve a Tiempo de revelaciones un film tan disfrutable. Con personajes muy atrayentes, una historia más que interesante y la pintura de una época y un lugar tan importante, Tiempo de revelaciones es una muy interesante propuesta para ir a ver, reflexionar y disfrutar.
Dos años Después del rotundo éxito español de 8 apellidos vascos, llega la secuela, 8 apellidos catalanes que como su nombre bien lo indica, va a prescindir de todo disimulo cuando se trate de copiar la fórmula de su predecesora. Nuevamente encontramos a Rafael, sevillano él, pasando de cama en cama, de mujer en mujer y de fiesta en fiesta. El y Amaia ya no son pareja y Rafael aprovecha la ocasión para volver a disfrutar de la soltería, aunque todo cambia cuando el padre de Amaia llega para decirle que ella se está por casar con otro hombre, y Rafael comienza entonces un viaje para reencontrarse con su amada y así impedir el casamiento. Suena el argumento conocido? Sin dudas, hemos visto esta historia repetida hasta el hartazgo en el cine, con resultados desparejos. 8 apellidos catalanes está muy abajo en la lista de esas comedias románticas, no sólo por intentar copiar fórmulas usadas hasta el hartazgo y hacerlo mal, sino por no poder siquiera despegarse de la película original. Los chistes se repiten, las situaciones picarescas se repiten, y en el medio, los actores no parecen saber muy bien a qué juegan. Demasiado apoyada en Dani Rovira (el actor que interpreta a Rafa) la cámara abusa de su gestualidad, como si fuese una especie de Jim Carrey español. El resto del elenco, con algunos aciertos, realmente no parece tener mucha idea de cuáles son las características de sus personajes. Y los chistes… Los chistes realmente no son nada graciosos. El guión es errático y no parece poder decidirse entre la comedia física y el chiste verbal, y como suele pasar en esos casos, ni uno ni otro termina saliendo bien. 8 apellidos catalanes es una película poco graciosa, que dividirá al público de acuerdo a qué tan bien le caiga el personaje de Rafa, pero que carece de los elementos necesarios para hacerla una buena comedia aún para pasar el rato.
La fábula religiosa Milagros del cielo nos trae una historia de lucha y perseverancia atravesada por una mirada unilateral y poco creíble, que ahoga lo que en potencialidad podría ser un buen relato. Anna es una niña en apariencia normal, viviendo en el seno de una familia devota que no saltea una misa, no deja nunca de colaborar con sus vecinos y que hasta embargan su casa con la confianza de que Dios proveerá. Pero un día Anna comienza a tener trastornos estomacales y es así como le descubren una terrible enfermedad sin cura, y que le pronostica una corta vida de sufrimientos. Y mientras padre y madre se debaten entre la fe y la desesperación, Anna empeora cada vez más y más Jennifer Garner encarna a la desesperada madre, con las limitaciones que solemos conocerle a sus desempeños actorales. Martin Henderson en el rol de Kevin, el padre de Anna que nunca pierde la fe, acompaña acorde, pero quienes realmente resaltan son las dos hermanas mayores. La propia Anna, encarnada por Kylie Rogers y su hermana más grande, Abbie (Brighton Sharbino) se encargan de poner en pantalla los mejores momentos de actuación, siendo particularmente creíble la puja por ser una buena hija al mismo tiempo que sentir la desesperación de un dolor que no se va. Lamentablemente, la falta de sutileza de los contenidos religiosos que se meten por doquier y con muy poca naturalidad en la película, empañan un relato que, como mínimo, hubiese encantado al público ávido de historias inspiradoras, pero lo cerrado del punto de vista hace del relato algo muy parcial, pero sobre todo muy predecible, al punto tal que hasta aparece un personaje carismático que las ayuda cuyo nombre es Angella, cosa que el espectador puede anticipar sin ningún problema, hasta provocando una que otra risa involuntaria. Más allá de todos estos detalles, y nuevamente resaltando las actuaciones de las dos jóvenes actrices, incluso hasta el mensaje final de Milagros del cielo podría haberse tomado como algo mucho más universal, ya que cualquiera de nosotros puede identificarse tanto con la situación de desesperación de esos padres, como con la necesidad de ayudar con lo que se pueda de todos aquellos con los que se cruzan. Pero al final del día, el guion se divide entre “creer o no creer” y eso es para el espectador un dilema muy duro de resolver en una película tan forzada y falta de contenido. Milagros del Cielo es, en definitiva, una película muy difícil de analizar, puesto que el público al cual apunta es tan particular que cualquier lectura por fuera de esa intención podría verse como errada, será la creencia del espectador la que dé el veredicto final.
El mismo director de varias comedias románticos con elencos corales, como Día de san valentin o Noche de fin de año, llega con Enredadas. Con un elenco multiestelar y un guion inexplicable llega Enredadas pero felices… La historia de varios personajes atravesando diferentes conflictos relacionados con la maternidad. Sandy, que debe lidiar con la nueva esposa de su ex, Jesse y Gabi que enfrentan a una madre prejuiciosa siendo una gay y la otra estando casada con un hindú y Kristin que tiene miedo al casamiento por haber sido abandonada de chiquita por su madre. Julia Roberts, Kate Hudson, Sarah Chalke, Margo Martindale, Jennifer Aniston y más se juntan en Enredadas, que carece de lo más importante, un guión contundente. Las historias no tienen coherencia, los diálogos son torpes y carentes de sentido, y los chistes son, en el mejor de los casos poco efectivos. Garry Marshall, quien supo emocionar con películas como Eternamente Amigas (1988) o Mujer Bonita (1990) parece haber perdido todo sentido de timing, y se limita a poner una detrás de la otra cada escena para llevar a término un grupo de historias totalmente desentrelazadas entre sí, y que no revisten la menor importancia. Casi como si quisiera emular el perfecto juego de Realmente amor (2003) pero sin poder generar química con el espectador. La película se hace larga, muy larga, y es extremadamente previsible, lo cual impide bastante al espectador cualquier posible disfrute. Sin historia, sin actuaciones sobresalientes, Enredadas (El día de la madre es su título original) no es una película que al público pueda llegar a interesar demasiado, aunque puede llegar a encontrar su nicho en algún que otro espectador ultrasensible.
El cine de terror no parece estar encontrando buenas ideas últimamente, y fluctúa en general entre la remake/refrito y la copia de argumentos ya existentes, todo condimentado (en los mejores casos) con muchos sobresaltos. Yo vi al diablo de Kevin Greutert no es la excepción a esta regla. Eveleigh y su marido se mudan a una zona de viñedos para comenzar a armar su familia a la espera de un futuro bebe. Misteriosamente, Eveleigh comienza a ver visiones, o lo que parecen serlo, que según una vecina, están relacionadas con hechos violentos acontecidos anteriormente en la casa. Así, amenazada su residencia y su familia, Eveleigh comienza a enfrentar a la presencia que la atormenta. Ese es básicamente el argumento de esta película que no aporta nada nuevo al cine de terror y que en ningún momento llega a generar el clima suficiente como para que los sobresaltos lleguen siquiera a mellar al espectador. Actuaciones muy flojas acompañan una estética que no se termina nunca de definir, por momentos parece Poltergeist, por momentos apunta al naturalismo de Te Sigue, pero en ningún momento logra meter al espectador en la remanida y reciclada trama. Un producto menor que llega a las salas y que solo interesara a los fanáticos acérrimos del género, que muestra en este tipo de productos, que la ausencia de ideas es su principal enemigo.
Lejos de ella es una película sobre una familia china, que atraviesa los cambios socioeconómicos del país a lo largo de 25 años y que se permite incluso teorizar sobre cómo será el futuro de esa sociedad 10 años después. EL final del siglo XX encuentra a tres amigos: Tao, Liangzi y Zhang, estos dos últimos enamorados de la primera. LIangzi trabajador de una mina, sencillo y humilde, Zhang millonario, prepotente y despiadado. Y mientras la Republica China abandona su sistema comunista cerrado, el capitalismo comienza a tomar posesión y es así que Tao se queda con el multimillonario Zhang (dueño ahora de la mina donde trabaja LIangzi)yasí comienza este camino en el cual el director nos muestra la vida de esta familia (pero también la de Liangzi) y como los cambios en la sociedad los afectan. Los afectos, los valores, la salud, la estabilidad… todos los problemas que un pueblo tiene que enfrentar, representados en la interacción entre amigos, esposos, padres e hijos. Lejos de ella es una película que acierta en los tiempos que se toma para presentar a los personajes y el contexto, dando una muestra muy clara de cómo el director tiene muy en claro desde el principio que su mejor herramienta para conquistar al públicoestá en la conexión que puedan establecer no solo con los personajes, sino con todo lo que acontece a su alrededor. Los suburbios que se transforman en ciudad, para luego ser pueblo balneario, y así cada vez los personajes se encuentran más alienados, alejados de cualquier lazo afectivo posible. Excelentes actuaciones por parte del elenco completamente asiático que no comete la impericia de intentar contentar con el código de actuación a un público acostumbrado a las actuaciones naturalistas, y que por el contrario, hacen muy creíble la idiosincrasia de China. La sutileza en todos los aspectos del relato, desde la fotografía hasta los efectos especiales futuristas, como parte central de una apuesta que surge de un guion muy contundente, y se concreta en una película visualmente humilde y potente al mismo tiempo. En conclusión
En un momento en el cual el mundo entero está planteándose el verdadero poder de los medios y sus responsabilidades para con la gente, llega a la cartelera la película Solo la verdad, que cuenta la verdad o los entretelones sobre una investigación que sufrió el presidente George W busch en la campaña previa a su posible reelección. Mary Mapes es la jefa de un grupo de reporteros que siguiendo una pista, desentraña una realidad shockeante respecto del presidente de los Estados Unidos: El mandatario se ausentó sin permiso de sus compromisos con el servicio militar de su país. Así comienza una investigación que, para sorpresa de toda la cadena de noticias para la cual Mary trabaja, termina teniendo como resultado la puesta en jaque de la verosimilitud del equipo de investigación y el total olvido del objetivo de lo investigado. Planteada más como una película dramática que como una película de investigación, Sólo la verdad nos muestra como los medios subyugados bajo el poder político, pasan de ser informantes a ser creadores de opinión en un mundo en el cual las emisoras de TV son cada vez más un miembro activo de la familia. La genial Cate Blanchett encarna el personaje de Mapes, en una brillante y emotiva actuación que opaca la de su nominación de este año en el melodrama Carol. Y esta no es la única nominación para la que esta película debió ser tomada en cuenta pero fue sospechosamente obviada. Por por un lado el guión es atrápante y muy prolijo, con diálogos que sin dejar de ser en ningún momento creíbles, son de una profundidad admirable, y por otro lado el cast que reúne la película no deja a Blanchett sola, sino que la complementa con actuaciones igual de potentes. El genial Robert Redford retorna al cine encarnando a Dan Rather, figura de la TV que termina siendo de las primeras víctimas de esta nueva estructura de mando en los noticieros, y que es la que hasta hoy día vemos alrededor del mundo entero. Una película muy importante para ver no tanto por la forma en la que está dirigida, que es correcta sin ser deslumbrante, sino por la historia que cuenta y la reflexión a la cual lleva al espectador.