El sexismo en el deporte, con lúcida mirada Nunca hay películas sobre tenis, y sin embargo este año tocaron dos. La anterior era un buen drama, quizá demasiado serio, sobre el famoso duelo entre Borg y McEnroe. Pero esta "Batalla de los sexos" es una comedia hilarante, sin que por eso deje de tocar un tema serio, como es el del machismo y la discriminación de las mujeres. Al matrimonio de codirectores formado por Valerie Faris y Jonathan Dayton, expertos en videoclips de grupos alternativos con REM, les gusta hacer películas sobre competencias que toquen temas de fondo, y ese era el encanto de su película más lograda, "Little Miss Sunshine". Ahora se centraron en un evento muy recordado en los EE.UU., que tuvo lugar en 1972 cuando el tenista playboy y ultrasexista Bobby Riggs enfrentó, en un extraño partido, a la tenista feminista Billy Jean King. "Me encantan las mujeres, en la cama o en la cocina" es una de las barbaridades que dice muy suelto de cuerpo un brillante Steve Carrell, que se luce como Riggs, una especie de adalid de la incorrección política. Las situaciones y diálogos provocan estallidos de carcajadas, pero también la indignación del personaje de Emma Stone, que equilibra el film con el lado más dramático de esta extraña situación en la que se metió. El dúo Faris/Dayton logra una narración con buen ritmo y momentos graciosos, además de excelentes actuaciones y un aprovechamiento de la estética de la época. Aquí el tenis es lo de menos, y es por algo que nadie hace películas de tenis.
Si la primera era mala, ésta es peor En la primera película de esta historia, un patético Will Ferrell hacía lo que sea por lograr que los hijos de su mujer lo acepten como familia. Cuando aparecía el padre biológico, Mark Wahlberg, la guerra parecía totalmente perdida, si no fuera por la autocensura de hacer una auténtica comedia negra con niños y temas familiares. Con más audacia, la premisa podría haber derivado en algo mejor que ese film olvidable, que ni el cable nos recuerda nunca en medio de un zapping. Pero gracias al genio de los ejecutivos de Hollywood, la "guerra de padres" resurge en esta inesperada secuela con abuelos involucrados en la competencia por la figura paterna de unos pobres actores infantiles que harán ricos a sus padres, pero sobre todo al ejército de terapeutas que podrán estudiar sus traumas por décadas: "No es mi culpa, de chico me obligaron a interpretar al nieto de Mel Gibson en "Guerra de Papas 2". Dado que el talento original lograba potenciar algunos momentos chistosos, si ahora le agregamos a Mel Gibson y John Lithgow en el árbol genealógico de Wahlberg y Ferrell -quienes tenían buena química y rivalidad-, la apuesta se redobla de un modo tan absurdo que a veces hace reír por surrealista, lo que nunca dura mucho por lo anodino del contexto. Si la pasan mas en el cable que a la otra, no habrá manera de no disfrutar de algún gag más o menos chapucero con estos cuatro actores que hicieron y harán muchas buenas películas, generalmente por separado.
“Hechizo del tiempo”, pero con crímenes El género de terror se adueña del clásico de la comedia romántica-fantástica de los 80, que interpretaron Bill Murray y Andie McDowell, aunque el “eterno retorno” es ahora un asesinato que se repite una y otra vez. Acá hay una chica asesinada por un tipo con máscara de bebé caricaturesco, sólo para despertarse a la mañana siguiente en un lugar extraño y volver a ser asesinada horas más tarde. En un momento clave, a la ya media docena de veces liquidada, a Jessica Rothe le comentan que lo que le viene pasando se parece mucho a la película "Hechizo del tiempo" ("Groundhog Day", dirigida por Harold Ramis en 1993). Ella asegura no tener idea de que película le hablan. "La de Bill Murray, nunca la viste?". Ya hubo varias copias de "Hechizo del tiempo" en estilo adolescente, pero lo divertido de esta es que parte de la base que tanto el público como sus personajes saben que están en una versión de cine de terror de dicho film y si alguien no lo sabía, o no la había visto, el diálogo citado se lo explica-. Por otro lado, el argumento también roba el ambiente de un campus universitario y el onomástico de la pobre chica asesinada una y otra vez en el slahser de J. Lee Thompson "Feliz cumpleaños para mí" ("Happy Birthday To Me", 1981). Esto es: mucha originalidad no hay, pero a partir de que se establece la premisa de la repetición homicida debida a alguna anomalía temporal, la acción, terror y suspenso no se detienen nunca. Por momentos Christopher Landon, guionista del film de culto "Otro día en el Paraíso", de Larry Clark, amaga con cosas formidables, que casi siempre terminan mitigadas por la repetición. De lo que no cabe duda es que logró una película tan terrorífica como divertida.
El drama de un veterano de guerra Se luce Juan Palomino en este drama sobre un veterano de guerra que vive de pequeñas changas, tirado en la plaza, con el solo sueño de encontrar a su hijo. No anda pidiendo nada con una garibaldina de combate, ni cuenta sus recuerdos de Malvinas. Solo contará su parte de culpa, cuando al regreso empezó a tomar y arruinó del todo su vida. ¿Alguien lo acompañó en ese momento? Ahora, ayudado por simples laburantes, pero hostigado por personal de seguridad y adolescentes pendencieros, vemos un día de su vida, la penosa noche de ese día, y una mañana de consuelos tardíos. Eso es todo, y trae recuerdos. Según referencias, se inspira en un personaje real. Como diría Borges, "Es verdadera la historia, / y más de un hombre fue aquel hombre". Mal que nos pese. La película está hecha en Pergamino, ciudad natal de su director, el debutante Cristian Tapia, que por alguna razón le ha dado su apellido al personaje. Peca de monocorde, entre otras imperfecciones. Tiene en cambio un elenco de gente creíble, música de Emilio Kauderer, y una razón de ser, que es lo que importa.
Mezcla de Musetta y de “Kill Bill” Esta película coreana no es demasiado original, ya que luce como una mezcla de "Nikita" de Luc Besson con toques obvios de "Kill Bill" de Quentin Tarantino. Lo que sí es diferente son las creativas masacres, empezando por el largo prólogo donde la protagonista, sola, liquida más o menos un centenar de pandilleros armados hasta los dientes. Luego la historia se va centrando en cómo ella es captada y adoctrinada por un organismo de inteligencia que no sólo pule sus dotes de asesina, sino que perfecciona otros aspectos de su personalidad para que pueda interactuar con el resto de la sociedad, e inclusive le enseña actuación, lo que determina que en su vida "de civil" la protagonista sea toda una actriz. Las escenas de acción son imaginativas, pero el estilo narrativo no es demasiado claro, y los cambios de ritmo que abundan no ayudan a la fluidez del film, que se empantana un poco al abusar de los flashbacks complicando demasiado la historia. Eso sí, los que busquen super acción y ultraviolencia la tendrán en abundancia.
Halle Berry superstar en el thriller “Desaparecido” Este es un festival Halle Berry, protagonista absoluta de lo que en realidad es una persecución permanente. Es que toda la película, excepto un breve prólogo, cuenta los desesperados intentos de una madre por atrapar a los delincuentes que secuestraron a su pequeño hijo en un parque de diversiones. Es un tour de force para el director español Luis Prieto que hizo la remake hollywoodense del film holandés "Pusher", ya que la persecución casi no se detiene a lo largo de una película que pasa volando, por lo que la dosis de suspenso y acción están aseguradas, a pesar de que para esto ciertos aspectos del guión fueron forzados más allá de lo razonable. Por ejemplo, cierta tendencia de los personajes, empezando por Halle Berry, a hablar solos. Y en el caso particular de la protagonista también hay una proclividad a gesticular demasiado, e inclusive a sobreactuar, lo que no ayuda demasiado. Los villanos son realmente tan horribles como deberían ser los que se dedican a secuestrar niños, y las persecuciones automovilísticas están muy bien filmadas.
Soldados y mafiosos en tiempos de guerra La comedia dramática tiene como trasfondo la buena relación entre las tropas norteamericanas y el crimen organizado en la Segunda Guerra. Antes del Día D, los aliados desembarcaron en 1943 en Italia desde Sicilia. Las tropas comandadas por Patton tenían un arma secreta: el apoyo incondicional del capo mafioso Lucky Luciano. La combinación de guerra y mafia, y el choque cultural que surge entre los soldados estadounidenses y el pueblo siciliano, tienen el máximo potencial para que el director, guionista y protagonista Pif (alias de Pierfrancesco Diliberto) intente una mezcla de comedia y drama a la que también le agrega una historia romántica, lo que es demasiado. Pero, cuando esta ensalada siciliana da lugar a escenas cómicas, Pif y todo el elenco se lucen con diálogos y situaciones sin desperdicio, que muchas veces funcionan precisamente por no preocuparse mucho por la coherencia argumental. En realidad, hace lo mismo cada vez que necesita enfatizar los lazos entre el Gobierno estadounidense y la Cosa Nostra, y todos los males que esto produce en la sociedad siciliana. Más allá de lo desparejo del conjunto, las mejores escenas se disfrutan y justifican la película.
Los superhéroes no entretienen como antes Superman ha muerto, y la noticia empieza a traer personajes desagradables a la Tierra para aprovechar su desaparición y tomar el poder. Pero Batman, que aún se siente culpable por la muerte de su colega, empieza una campaña para unir a todos los superhéroes y defender nuestro planeta. El problema con la "Liga de la Justicia" es que, en este caso, la unión no hace la fuerza. La participación de algunos superhéroes funciona mejor que la de otros, y así es que cómo la Mujer Maravilla ya se encuentra cómoda dentro de la historia desde la película anterior (en la que Superman peleaba con Batman), también está Flash que aparece solamente para hacer chistes bobos (algunos muy divertidos, eso sí), y Cyborg, que no se siente a gusto en su cuerpo biónico, no aporta demasiado. El que tiene un par de escenas buenas es Aquaman, dado que Jason Momoa es un buen actor y está más suelto que el mismo Ben Affleck, quien tal vez nunca debió personificar a Batman. En todo caso la búsqueda y unión de superhéroes para enfrentar al malvado Stepenwolf (Ciaran Hinds, otro buen actor desaprovechado) termina fragmentando la historia en una serie de anécdotas y luchas llenas de efectos especiales, pero no siempre interesantes. Por más que le duela a CD Comics, los Avengers de Marvel funcionan mejor.
Esta película de animación alemana podría ser considerada un subproducto pasable realizado a partir del éxito de "Hotel Transylvania" y similares. Sólo que el título local, que remite a la vieja serie de TV "Los Munsters", ayuda a dejar claro lo insulso de estas nuevas familias. Igual que "Los locos Addams", Los Munsters jamás podían cambiar su estilo de vida, lo que no impedía que fueran tolerantes y comprensivos con la gente "normal". En cambio los miembros de esta "familia feliz", según el título original, son convertidos en monstruos de acuerdo con sus disfraces de Halloween, siguiendo un hechizo ordenado por el Conde Drácula. Los protagonistas quieren dejar de ser monstruos, y de eso se trata. Pero, cuando los humanos de una familia disfuncional son más intensos que sus alter egos monstruosos, hay un problema. Lo que no quita que las imágenes sean atractivas, acompañadas de gags propios del sentido del humor alemán, lleno de meteorismos y cornupias como para deleitar a niños de todas las edades.
“Paterson”, poesía y viajes en bus con Jarmusch Paterson es el nombre del pueblo en New Jersey donde vivieron los poetas William Carlos Williams y Allen Ginsberg, y también el comediante Lou Costello. Y Paterson también es el nombre del protagonista del último film de Jim Jarmusch, que describe la vida de este chofer de micro y poeta a lo largo de una semana que, en principio, parece no tener modificaciones importantes día tras día, aunque a medida que se acerca el fin de semana las cosas van tomando otro rumbo. El film es un ejercicio de minimalismo que se relaciona con una de las mejores películas de Jarmusch, "Mistery Train", en la que varias historias se interconectaban en la ciudad de Memphis. Claro, Memphis es la ciudad por excelencia del rock y del soul, y por eso el film tenía otro ritmo. En Paterson el tema es la poesía, y Jarmusch lleva al espectador a una comedia del absurdo reposada, y por momentos divertida. También es un tour de force narrativo, ya que el director plantea un lunes preocupante por lo poco que pasa en la pantalla, para luego atraparnos con las mínimas variaciones de diálogos entre distintos pasajeros del bus, o de los diferentes parroquianos del bar donde Paterson va todas las noches con su bulldog, personaje esencial en la trama, que además actúa casi tan bien como Adam Driver, el colectivero poeta.