Nuevo “Drácula” de un Dario Argento muy poco inspirado Luego de tantas buenas películas, el maestro del Giallo, Dario Argento no ha vuelto a encontrar la inspiración de sus buenos viejos tiempos, y da la sensación de que para esta nnecesaria versión del personaje de Bram Stoker, ni siquiera lo intentó. Al menos hay mucho sexo y lo más divertido son las escenas con efecto 3D tan obvias como eficaces, que en algún punto recuerdan los chistes visuales del "Frankenstein" en 3D de Paul Morrisey vendido como si fuera una produccion de Andy Warhol. Es que nueva "Drácula" también es una comedia gore, con muy pocas novedades en la narración de las maldades de este viejo personaje que no encuentra un buen actor en Thomas Kretschman, ya que curiosamente las escenas más insípidas son las que tienen que ver con el Conde, que no llegan a ser nunca aterradoras ni tampoco funcionan en su tono humorístico. Y tal vez el punto más débil del film sea desaprovechar a un grande como Rutger Hauer, que como el Dr. Van Helsing es el experto en clavar estacas a diestra y siniestra (lo que provoca un efecto digital de convertir los cuerpos en cenizas de una manera un tanto repetitiva). Lo más original es darle a los vampiros la cualidad ya no sólo de volar como murciélagos al estilo del venerable Bela Lugosi, sino que también pueden apelar a Kafka para transformarse en insectos, lo que en algunas escenas está muy bien logrado. Por otro lado, siempre es un placer volver a ver a Asia Argento la hija del director- en escenas terroríficas, aunque esto no alcanza para levantar una película que sólo ofrece dos horas de muy mediana diversión, y algún toque gracioso en lo musical, incluyendo algún ritmo disco para rematar un chiste demasiado largo.
Un apologético telefilm Dado que Steve Jobs murió hace menos de dos años, la idea de una película biográfica suena un poco apurada, y necesariamente poco objetiva, dado que en estos casos los guionistas no suelen tener otra misión que algún tipo de apología funeraria. Sobre todo, si el apuro tal vez se deba a que el otro cofundador y visionario técnico de Apple, Steve Wozniak, fue contratado por otra producción que también contará la historia de la empresa pionera en la difusión masiva de la computadora y todos sus derivados que cambiaron el mundo. Justamente entre los variados problemas de "jOBS", el principal es intentar enfatizar todo en el protagonista, sin preocuparse por resolver de una manera verosímil la participación de otra gente que no sea Steve Jobs (al que le otorgan algunos fantasmas personales que en realidad no resultan muy interesantes dramáticamente). Por otro lado, todo guiño a los riquísimos detalles de la historia de la tecnología están casi obviados por completo, y también se soslayan las enormes posibilidades narrativas y visuales de los cambios sociales que provocaron las ideas de Apple (y de hecho, de Pixar, el estudio pionero en la animación digital asociado a Disney, del que Jobs se ocupó cuando fue excluido de su manzanita). De todos modos, hasta que aparezca otro film más imaginativo e históricamente distante y objetivo, este "jOBS" podría percibirse como un buen telefilm; para empezar, la composición absolutamente exterior a cargo de Ashton Kutcher es típica de una producción para la pantalla chica. Para un largometraje, no lo es, y este defecto se nota más por culpa de las sólidas actuaciones del resto del elenco, empezando por el talentoso Josh Gad como Wozniak. Luego , se luce especialmente Matthew Modine, y hay varios muy buenos actores tan desaprovechados que ni vale la pena mencionarlos, aunque ayudan a darle un nivel correcto a una película que se deja ver y no está del todo mal, aunque tampoco da para recomendársela a nadie.
No sólo para fans de exitosa saga literaria Tal vez los millones de ávidos lectores adolescentes de las novelas de Cassandra Clare tengan sentimientos encontrados al ver esta primera adaptación al cine de una saga que ya casi va por la media docena de libros, sin contar la serie paralela que funciona como precuela de este universo mucho más dark, gótico y auténticamente imaginativo y terrorifico que cualquier otro fenómeno editorial previo del género "literatura fantástica juvenil". Es que esta película tan esperada por los fans de la novela, por un lado logra plasmar de manera formidable ese universo paralelo de ángeles cazadores de demonios a los que se suman criaturas sobrenaturales de todo tipo- que conviven con la gente "mundana", pero por otro lado, el guión no se toma tan en serio el asunto como si se tratara de una adpatación de Dostoievski. El director noruego Harald Zwart, conocido por comedias familiares hollywoodenses como "La pantera rosa 2" (es decir, la secuela de la remake moderna del clásico de Blake Edwards) o "Agente Cody Banks" (pero también productor de la reciente "Kon Tiki") evidentemente es un fan a muerte del cine fantástico de la década de 1980, la época gloriosa con hombres lobos americanos en Londres, gremlins, enigmas de otro mundo, y todo tipo de fuerzas siniestras, ya sea del espacio exterior, del más allá o donde sea. Por eso, luego de cuatro minutos de escenas tan serias que dan miedo, sobre todo al espectador ajeno al fenómeno literario, la película explota con un homenaje a John Carpenter que no sólo está perfectamente incluido en la historia, sino que además es de lo mejor que se haya hecho en este tipo de homenaje cinéfilo. Luego, durante los siguientes 120 minutos hay de todo, incluyendo clips musicales hiper kitsch para escenas románticas, vueltas de tuerca melodramáticas que redoblan cualquier parentesco sorpresivo o amor incestuoso de "Star Wars", más guiños a John Landis, Tobe Hooper, Joe Dante, Sam Raimi, el humor lunático de Spielberg y Zemeckis, y hasta el Ridley Scott de "Leyenda", Y lo mejor es que no hace falta ser un freak del cine de culto para disfrutar los climax cinéfilos que propone Zwart. Como nadie es perfecto, a su película le falta, entre otras cosas, un mínimo de sensatez. Este es un disparate memorable, que puede funcionar muy bien si el espectador percibe cada nuevo paso hacia el delirio como parte de una progresiva catarata de gags visuales y estilísticos en medio de eficaces escenas de auténtico terror y superacción, y no como un exabrupto incongruente. Pero de lo que no cabe duda es de que hay una aspecto muy serio en el film: el concepto formal de cada detalle del arte, la fotografía, y sobre todo, en momentos culminantes del armado de climas para describir la cosmogonía de Cassandra Clare, utilización de recursos del mejor y más genuino cine a secas. Basta decir que la combinación escandinava de música y dirección de fotografía (gentileza de Atli Örvarsson y Geir Hartly Andreassen) funciona como rigurosa contrapartida de los aspectos menos serios. Tal vez éste sea uno de los factores que equilibran "Cazadores de sombras" como adaptación de un libro idolotrado en 36 idiomas por una horda de seguidores incondicionales. Los lectores y lectoras- seguramente apreciarán el elenco que por momentos parece ser una versión gótica y felizmente, bastante sexy- de Barbie y Ken. Finalmente, no hay manera de no recomendar una película donde una beldad vestida con ceñido latex y cuero negro hace estragos armada con el más poderoso lanzallamas.
Buscar en Google, cómo verla gratis en la web Como comedia es muy mediana, pero puede interesar más en su faceta de propaganda de Google camuflada como película cómica protagonizada por el mismo dúo de la exitosa "Los rompebodas". El problema es que aquí Vince Vaughn y Owen Wilson, es decir los dos antihéroes que en esa comedia negra se colaban en fiestas de casamiento para comer y beber de arriba y seducir amigas de la novia un poco ebrias, ahora sólo son un par de cuarentones desesperados que encuentran la solución a todos los problemas de su vida en Google. Ambos personajes son dinosaurios analógicos que venden relojes caros y anticuados sin entender que el mundo esta cambiando. Golpeado por la realidad, uno de ellos descubre que además de perder su trabajo, su casa está por ser embargada, y su novia lo está por abandonar. Esa noche, utilizando su computadora en serio por primera y quizá última vez, el vendedor encuentra la esperanza al ver su rostro reflejado en el logo de Google en la pantalla de su PC: anotándose como aprendices, y superando una serie de exámenes compitiendo con toda clase de nerds jóvenes y ciber-expertos, ambos podrían actualizarse y conseguir trabajo. Hay algunos gags eficaces, pero por más buenos comediantes que sean Vaughn y Wilson, el asunto se queda corto en chistes, dado que a cada rato aparecen más detalles del guión que obligan a entender lo buena que es la "googleza" y exhibir desvergonzadamente todos los productos y ventajas de la empresa en cuestión. A quien realmente le interese este híbrido, se le recomienda que busque en Google la manera de verlo en forma gratuita en la web.
Redford, cada vez más decepcionante Las últimas películas dirigidas por Robert Redford suelen estar dedicadas a temas muy serios e importantes, provistas de elencos impactantes y con todo su potencial disminuido por serios problemas narrativos, un montaje inconsistente y un ritmo más bien lento. Y da la sensación de que cuanta más importante sea el tema, y más impactante el elenco, más flojo será todo lo demás. Por eso una historia tan interesante como la de "Causas y consecuencias", animada por un grupo de actores fabuloso, es simplemente un desperdicio de talento. La trama describe los conflictos de viejos guerreros contraculturales del flower power que, acusados de homicidio, vienen llevando décadas en la clandestinidad, usando alias e intentando adaptar su vida y las de sus seres queridos a algo parecido a una vida normal, aunque sabiendo que su seguridad siempre estará pendiendo de un hilo. Al principio, el film realmente promete, con una serie de tensas situaciones en las que una formidable Susan Sarandon interpreta a una mujer que harta de la clandestinidad se entrega a las autoridades, lo que genera un renovado interés de la ley y la opinión pública por el paradero de varios otros antiguos revolucionarios que siguen en las sombras. Redford es un tranquilo abogado de bajísimo perfil, viudo dedicado a su hija, que casi inmediatamente es reconocido por fotos de aquellos años locos por el joven periodista que interpreta Shia LaBeouf, que por supuesto, irá empapándose de a poco de ese antiguo idealismo. En "Al filo del vacío" (Running on Empty, 1988) Sidney Lumet le pudo dar toda la profundidad y tensión a la historia del hijo de una pareja de ex hippies fugitivos cansado de su existencia clandestina, personaje a cargo de un brillante River Phoenix. Lamentablemente, en las dos horas de metraje de su último film Redford parece dedicado a narrar secuencias episódicas muy dialogadas, con actores que aparecen poco en la historia, pero demasiado en cada una de sus escenas. Lo anticlimático de esta estructura provoca que el interés vaya decayendo a medida que desfila sistemáticamente todo el elenco, con Nick Nolte y Julie Christie apenas menos desaprovechados que los demás. La música de Cliff Martinez y la sólida fotografía ayudan a mantener la atención del espectador, que si espera algo parecido a un thriller o un drama político realmente audaz quedará decepcionado
Gran reelaboración de la saga Star Trek Luego de renovar la saga de "Viaje a las estrellas" con su original precuela "Star Trek: el futuro comienza", el director J.J. Abrams ahora logra hacer otra muy buena película, a pesar de no contar con elementos novedosos para describir los primeros pasos de los tripulantes del Enterprise cuando apenas estaban saliendo de la Academia espacial. Ya habiendo ubicando temporalmente a los personajes años antes de su historia oficial es decir, la de la serie original de fines de la década de 1960- pero esta vez definitivamente fuera de la escuela de cadetes, Abrams se siente libre para reelaborar a gusto cualquier odisea espacial que enfrente la impulsividad del Capitán Kirk con la lógica vulcana de Spock. Con muy buen ojo para elegir el material adecuado, el argumento de "Star Trek: En la oscuridad" apunta a volver a las fuentes de lo mejor de la serie y, sobre todo, la que podria ser considerada como la mejor película de la saga, "Viaje a las estrellas 2 : la ira de Kahn", dirigida por Nicholas Meyer en 1982. Aquel segundo largometraje volvía al vengativo personaje de Kahn siempre con Ricardo Montalban- años después de la acción narrada en el show televisivo, y ahora la producción número 12 de "Star Trek" para la pantalla grande revela detalles previos de esta historia que, por lo visto, aún daba para más. Las revelaciones sobre los verdaderos orígenes de la ira de Kahn permite armar un gran homenaje a todos los elementos clásicos de "Star Trek", empezando por la siempre tensa pero inquebrantable y emotiva amistad entre Kirk y Spock, puesta a prueba desde el imperdible prólogo en un planeta de vegetación púrpura y palidos nativos primitivos a punto de ser borrados del universo por una explosión volcánica. Las increíbles imágenes de esta secuencia explotan en un 3D especialmente creativo y contundente dado que Abrams eligió filmar todo en formato IMAX para luego adaptarlño al sistema digital tridimensional método inédito hasta el momento, y probablemente sólo posible dado el impresionante presupuesto de la producción-. Se entiende lo imposible de mantener el nivel del prólogo. Sin embargo, las más de dos horas de película incluyen un puñado de secuencias con el mismo impacto visual, alternados con momentos destinados a homenajear con humor, pero tambien auténtico aprecio, a cada elemento de esta mitología de la cultura pop creada en el siglo pasado por Gene Roddenberry. Aún más que en la precuela anterior, Chris Pine se convierte en un exacto Capitán Kirk joven, mientras que el Spock de Zachary Quinto esta vez realmente convence en el papel que inmortalizó a Leonard Nimoy (que hace uno de sus típicos cameos). Lo mismo todos los actores que conforman una convincente tripulación juvenil del Enterprise. Eso sí, nadie que recuerde al antiguo iracundo Kahn a cargo de Montalban podria relacionarlo con el mucho menos carismático Benedict Cumberbatch. En cambi
Película de acción simple y entretenida Dwayne Johnson, alguna vez conocido como The Rock, hace películas para la gente común, y esto no quiere decir que no sean buenas, sino simplemente que no son para nada complejas. Por otro lado el director Ric Roman Waugh era doble de riesgo antes de ubicarse detrás de la cámara, y sus legendarios trabajos a las órdenes de directores como John Woo le consiguieron un puesto superior en la jerarquía cinematográfica. En todo caso, la combinación con un actor que era luchador dio lugar a esta sencilla pero lograda película sobre un padre que hace cualquier cosa con tal de evitar que su hijo pase 10 años en la cárcel. Es que el hijo de 18 años del protagonista cometió un error y se metió en un asunto de narcotráfico como si fuera una travesura adolescente. La implacable fiscal que interpreta Susan Sarandon no piensa darle la menor oportunidad, por lo que el único pacto que se puede hacer con la ley es que el padre logre un arresto de algún narco importante si quiere poder restarle tiempo a la condena de su hijo. La trama parece algo disparatada pero supuestamente se basa en un caso real. De todos modos, una vez que empieza la acción, el director recuerda su pasado de doble de riesgo y las escenas vertiginosas borran cualquier duda sobre la coherencia del guión. A este nivel la película es más que sólida, y la verdad es que hasta Dwayne Johnson actúa bien, aunque por supuesto no a la altura de Susan Sarandon, que ofrece otra de sus brillantes composiciones, ni de Barry Pepper que logra interpretar con credibilidad a uno de esos típicos policías estilo Serpico.
Pesadilla contada con estilo clásico Los fans del cine de terror van a reconocer los elementos que se suceden en esta intensa "El conjuro". Empezando por "Amityville", el cine fantástico de comienzos de la década de 1970 sirve de fuente a esta excelente película que tiene la gran cualidad de elegir un estilo clásico para ir armando su formidable pesadilla. Y otra gran virtud: utilizar esos elementos conocidos de maneras imprevisibles. El prólogo, más que contundente, muestra el caso de una muñeca embrujada que aterroriza a un grupo de jóvenes enfermeras en un departamento. El matrimonio formado por los expertos en lo sobrenatural Lorraine y Ed Warren (Vera Farmiga y Patrick Wilson) da una conferencia explicando cómo solucionaron el caso, y en esta primera parte de la película, el espectador ya puede apreciar el impactante uso de los efectos de sonido que recuerda los creativos rubros técnicos de "El exorcista". Pero la película no trata sobre esta horripilante muñeca, sino sobre una casa embrujada cuyos horrores van aterrorizando lenta pero implacablemente a una familia que termina pidiendo la ayuda de los investigadores. En un momento determinado, el guión del mismo director James Wan combina astutamente ambos relatos en una de las escenas más logradas de uno de esos films que asustan en serio a través de recursos ciento por ciento cinematográficos, desde la dirección de fotografía en adelante, y sin apelar casi al gore. James Wan se hizo conocer por "El juego del miedo", pero luego de este festin de truculencia gratuita empezó a orientarse hacia otro tipo de cine, con un un gran ejemplo en "La noche del demonio" (Insidious) que proponía un tipo de terror más sutil e inteligente, y es el que vuelve a exhibir en esta aún más lograda "El conjuro". Las brillantes actuaciones de todo el elenco, empezando por Farmiga y Wilson y con un gran trabajo de la talentosa Lili Taylor como la madre de familia de la casa embrujada, terminan de volver totalmente recomendable una película que sería una obra maestra si no fuera por algunas explicaciones demasiado tiradas de los pelos acerca de los fenómenos paranormales que se describen. Pero lo mejor de "El conjuro" es el uso de la luz, o mejor dicho su ausencia, con climas visuales que sí o sí deben apreciarse en la pantalla grande de un cine antes de ser vueltos a ver una y otra vez en DVD.
Suma talentos la saga de espías jubilados “Red” Según la historieta de DC Comics "RED!" es la sigla de "jubilado extremadamente peligroso" y, del mismo modo que en el primer film, los ex agentes de la CIA Bruce Willis y John Malkovich y la superasesina británica Helen Mirren justifican plenamente esta calificación. La película comienza con Willis y su novia Mary Louise Parker intentando hacer una compra tranquila en un supermercado cuando se les aparece el paranoico personaje de Malkovich para terminar con la tranquilidad: una antigua misión en Rusia de la Guerra Fría es revelada en un sitio de Internet, y toda las agencias secretas del mundo están detrás de los protagonistas que a los pocos minutos ya les están dando clases de masacres exquisitas a las nuevas generaciones de espías. La trama sigue a los personajes donde terminaba la primera "Red", eliminando a Morgan Freeman y agregando una seductora espía rusa (Catherine Zeta Jones) que sirve para tensar las relaciones entre Willis y su novia. Pero sobre todo lo que casi hace que este film sea mejor que el anterior tiene que ver con el científico loco que compone Anthony Hopkins aplicando una importante dosis de sentido del humor. Detalle que por supuesto se aplica a todo el elenco, incluyendo a Helen Mirren haciendo un guiño sobre su trabajo en "La Reina". Bien filmada en atractivas locaciones europeas y con mucha acción, "Red 2" también tiene una serie de gags no muy eficaces que van desde lo muy liviano a lo realmente tonto, y le falta síntesis. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el killer coreano interpretado por Byung-hun Lee, que parecen insertadas un poco a la fuerza, aunque dan lugar a una magnífica escena de artes marciales con el experto en kung fu enfrentado a un batallón de policías rusos esposado a la puerta de una heladera. Pero finalmente es el reparto lo que hace recomendar esta película, y a todos los mencionados hay que agregar tambien a Brian Cox y a un brillante David Thewlis.
Comedia desaforada al uso actual Una estafadora mitómana y pendenciera utiliza un truco elemental para que un empleado administrativo le dé todos sus datos personales y los números de sus cuentas bancarias. El pobre tipo, ya afectado por la crisis, apostando a un nuevo trabajo y con su mujer embarazada de un tercer hijo, ve de golpe cómo puede perder todo debido, no sólo a los gastos inmensos que lo dejan en bancarrota, sino también por ser arrestado por los delitos cometidos en su nombre. Como solución a su pesadilla, el estafado decide viajar desde Colorado a Florida para encontrar a la estafadora y convencerla de que si se confiesa con su jefe y le ayuda a no perder su trabajo, no hará ninguna demanda en su contra. Jason Bateman es el hombre común y serio enfrentado a la loca de atar de comportamiento imposible interpretada por Melissa McCarthy en esta road movie que demora demasiado en arrancar y luego apela a fórmulas repetidas últimamente, aunque de todos modos no deja de tener una buena cantidad de gags eficaces y situaciones totalmente desaforadas. La comedia pone todo el énfasis en su elemento más original, es decir un personaje femenino desquiciado y capaz de cometer todo tipo de maldades y meter a los demás en problemas realmente desagradables. Melissa McCarthy se toma en serio el desafio de componer a esta horrible mujer. El problema es que cuando el argumento no ayuda, la protagonista termina siendo horrible a secas, aunque llegado el momento pueda demostrar que también tiene corazón. Todo esto no quita que, cuando las cosas funcionan, la película haga reír. Un poco de síntesis por ejemplo hay una subtrama con gangsters que no cierra demasiado- y sintonía fina en los gags hubiera venido bien, igual que un mejor aprovechamiento del muy buen elenco, en el que lucen Robert Patrick y Jon Favreau.