El actor Mark Wahlberg y el director islandés Baltasar Kormakur hicieron un excelente thriller juntos, y luego del éxito de "Contrabando" (que lamentablemente en la Argentina no tuvo estreno en cines) no llama la atención que ambos volvieran a unirse para otro policial, esta vez con el aporte de un astro como Denzel Washington. Wahlberg y Washington son dos delincuentes que empiezan la película tratando de hacer un negocio, el intercambio de pasaportes por cocaína, con un gangster mexicano (Edward James Omos) pero el negocio no se concreta, y para colmo los protagonistas ven que la cabeza de otro amigo delincuente está metida en un bolso lleno de moscas. La venganza contra el gangster pasa por robar el dinero que tiene en un banco del otro lado de la frontera, pero mientras el asalto sale bien, las cosas se complican debido a que ninguno de los dos protagonstas es en verdad un criminal, y ambos son infiltrados traicionados por sus superiores. Apoyándose más que nada en el carisma de Washington y Wahlberg, el director muestra una serie de imágenes realmente originales, tanto de los Estados Unidos como de México, en una trama basada en una novela gráfica- realmente generosa en acción y humor. En un momento culminante del film ambos personajes deben entrar en los Estados Unidos desde México con un grupo de espaldas mojadas, y el tono se vuelve momentánemaente dramático, pero es el humor y la acción lo que prevalecen en este excelente policial dotado de un sólido elenco secundario, empezando por Edward James Olmos y un excelente Bill Paxton componiendo a un despiadado agente de la CIA. La película termina, como es de preveer, con uno de esos tiroteos nihilistas que no se veían desde los mejores tiempos de Sam Peckinpah y de Walter Hill, por lo que se comprueba que para armar un buen film de superacción es estos días, a Hollywood no le queda otra que traer a un islandés.
Contundente mezcla de géneros violentos Esta ensalada de kung fu, western, blaxploitation y casi cualquier cosa memorable programada en cines de barrio de todo el mundo, tiene a su favor no sólo rigor e imaginación formal, sino también sinceridad y absoluta ausencia de pretensiones propias de las películas que se interesa en recrear, homenajear y, en cierto modo, reinventar. Es que el debut como director del astro del hip hop RZA se anima a una trama mucho más elaborada que la simple sucesión de combates de artes marciales que sostienen muchos clásicos y éxitos de taquilla del género. Sin el menor temor al ridículo, y con la seguridad que puede dar la producción de Quentin Tarantino aunque en realidad el verdadero productor sin duda es el coguionista Eli Roth- el músico de "El camino del samurai" de Jim Jarmusch dirige y protagoniza esta fantasía ultraviolenta que incluye algunas de las imágenes más audaces a todo nivel no sólo en sexo y gore- que hayan surgido del Hollywood reciente. Ni cuando estaba en el circo romano Russell Crowe (aquí un mercenario australiano) pudo cometer tantos estragos como las masacres que salpican los estilizados decorados del burdel regenteado por Lucy Liu, sólo para mencionar dos de los principales antiheroicos protagonistas de una trama tan delirante como bien armada. Un herrero afroamericano radicado en el lejano Oriente sufre una salvaje mutilación que le servirá para convertirse en el superpoderoso personaje del título. Esto implica toques de western, y hasta homenajes a los films de monstruos mitológicos con efectos de Ray Harryhausen. La música, obviamente a cargo del rapper con puños de hierro, potencia todo al máximo. El aporte del elenco y,sobre todo, los técnicos son fundamentales para tomarse en serio esta mescolanza absurda pero contundente. Empezando por las peleas coreografiadas por el experto Cory Yuen. Su trabajo combinado con los efectos especiales del maestro del gore Greg Nicotero logran que algunas imágenes del aprendiz RZA superen a las de sus maestros.
“En Percy Jackson 2”, lo mejor son los efectos Percy Jackson es el hijo de Poseidon, y a pesar de haber salvado lo que queda del mundo pagano una especie de campamento para boy scouts con orígenes mitológicos-, nuestro héroe está lleno de dudas sobre su origen y sus verdaderas cualidades. Encima, de golpe le aparece un supuesto hermano, nada menos que una especie de cíclope hippie con lentes oscuros. Para salvar otra vez el campamento mitológico, Percy y los suyos deberán buscar el Vellocino de Oro, lo que le significará dirigirse directamente al Mar de los Monstruos, que según mitologías más actuales se llama Triángulo de las Bermudas. El film anterior estaba a cargo de Chris Columbus, experto en este tipo de fantasías que ahora sólo está acreditado como productor. El nuevo director, Thor Freudenthal, no contó con un guión provisto de los mismos chistes picarescos, ni tampoco con apariciones rutilantes de figuras como Pierce Brosnan o Uma Thurman. Apenas se luce Stanley Tucci animando las partes sin acción del comienzo, y luego, todo queda en manos de las efectos visuales capaces de darle fuerza a las mejores partes de la novela de Rick Riordan y sus personajes pensados para la generación de Harry Potter. Despareja y un poco más desabrida de lo necesario, teniendo en cuenta el paganismo de la historia y sus semidioses teenagers, no deja de tener material para una sólida función de matiné. Especialmente cuando la acción empieza a tener lugar en el Mar de los Monstruos del título, todo mejora con la intensidad adecuada, más toques originales como la aparición de un curioso navío fantasma de la Guerra de Secesión tripulado por zombies. El director se luce en todo lo que tiene algo que ver con la animación, con un cartoon breve y metido a la fuerza al comienzo, pero extraordinario de todos modos, y un magnífico desenlace con un monstruo gigantesco y horripilante digno del título del film.
Derroche de sangre para deleite de fans A fines de la década de 1970, con el auge del gore, surgió un subgénero llamado "slasher", que no se relacionaba con temas sobrenaturales, ni tampoco necesariamente de psicópatas, y más bien se ocupaba de convertir un argumento de thriller o de film policial en algo más terrorífico, efecto logrado por la dosis extrema de asesinatos sangrientos, generalmente utilizando cuchillos, hachas, herramientas de taller o cosas por el estilo en vez de armas de fuego. Esta "Cacería Macabra" es un excelente homenaje a ese tipo de películas. Incluso durante los dos primeros actos está filmado al estilo no demasiado riguroso de muchos de esos films, con tomas vacilantes que no se sabe si son el punto de vista subjetivo de algún personaje esquivo, o si simplemente no tenían a mano un trípode. Pero a medida que avanza la proyección queda claro que todo es una cuestión de estilo. Cuando la verdadera acción criminal explota en serio en la pantalla, la película no para nunca con su mezcla de gore, suspenso y sobre todo, un negrísimo sentido del humor. Un matrimonio acaudalado reúne a sus cuatro hijos y sus parejas para una reunión familiar en una alejada casona en el campo que compraron para su retiro. Sólo hay otra casa en el vecindario, pero el público ya sabe que sus habitantes fueron exterminados en un breve e intenso prólogo. Luego de algunos detalles tímidos y un poco lentos, en el tercer acto la familia unita no sólo está disfrutando de la cena, sino que también discuten sacando a relucir viejos rencores del pasado. Ahí empiezan a ser atacados por uno o varios asesinos desconocidos que usan armas exóticas como, por ejemplo, ballestas. Lo genial del guión es que aun con algún flechazo clavado en el cuerpo, los miembros de la familia no pueden parar de discutir. Este detalle de humor negro podria parecer gratuito, pero en realidad es un guiño importante sobre la verdadera naturaleza de la trama. El exterminio familiar es implacable, y si no se completa más rápidamente se debe solamente a que los misteriosos asesinos enmascarados no podían saber que una de las novias invitadas a la cena-masacre fue criada por paranoicos en un campamento de supervivencia extrema. De esta manera la temible Sharni Vinson casi le roba la película a los villanos, y en verdad, ella tiene maneras de matar más originales que ellos. De hecho, el film tiene asesinatos sumamente creativos, y se podría asegurar que los fabricantes de licuadoras, por ejemplo, nunca sospecharon el uso que se le puede dar a este tipo de aparatos. La película sería una obra maestra completa si no fuera por el endeble comienzo. Pero no cabe duda de que es superintensa, extremadamente generosa en su dosis de gore, y básicamene tan divertida como inteligente en su renovación del género. El chiste de un tema pop que se repite a la fuerza desde el prólogo, es sencillamente brillante. El director estuvo a cargo de los films colectivos de la antología de cortos "Las crónicas del miedo", pero evidentemente lo hace todo mejor solo.
La sostienen la acción y un villano de lujo Ultimamente hay mucha inseguridad en Washinton D.C.. Hace unos meses, unos terroristas norcoreanos irrumpieron a sangre y fuego en "Ataque a la Casa Blanca", y ahora vuelve a pasar lo mismo en "El ataque", que por lo menos se toma menos en serio a sí mismo, y cuenta con la dirección de Roland Emmerich, todo un certificado de superacción a granel. Esta vez, también hay un villano de lujo, James Woods, que comanda un grupo de militares de ultraderecha hartos de que el presidente Jamie Foxx se empecine en evitar todas las guerras que podrían tener a mano. Y el encargado de salvar al Presidente es Channing Tatum, un aspirante al servicio secreto que estaba haciendo la visita guiada con su hijita a la casa de gobierno. La película empieza muy lentamente, pero cuando explota la acción, lo hace a lo grande, con imágenes tan impactantes como las de la otra película en la que Emmerich, con ayuda de los marcianos, destruía la Casa Blanca: "Día de la independencia". Más allá de que "El ataque" se estira demasiado, y muchos de sus tiroteos en pasillos y túneles de la Casa Blanca empiezan a volverse un tanto repetitivos, Jamie Foxx es un excelente actor que le da un toque divertido a este Presidente que trata de escapar de los tipos malos de todas las maneras posibles, incluso poniéndose zapatillas. Y a diferencia de otras películas de política ficción vistas recientemente, ésta al menos no sólo está mejor filmada, sino que luego de exterminar docenas de personas, lntenta imprimirle a todo el asunto un mensaje pacifista. El film deja una gran lección: nunca darle el trabajo de Jefe del Servicio Secreto a un tipo con los malos antecedentes de James Woods.
Para ser thriller, el suspenso tarda mucho en llegar Este es uno de esos thrillers que tratan de mantener la tensión pero que cuentan con demasiado pocos elementos para generar suspenso. Por otro lado, "Séptimo" tampoco puede suplir esa falta con acción, y lo más original o sorprendente que puede aportar el guión es una vuelta de tuerca argumental que llega al final, casi demasiado tarde. Ricardo Darin es un abogado metido en un caso con personajes poderosos y un poco oscuros, lo que no le impide pasar a buscar a sus hijos por lo de su ex para llevarlos al colegio. Es ahí cuando las cosas se complican, ya que meintras él baja por el ascensor y los chicos, jugando, por la escalera, simplemente desparecen. Por el título, que parece darle una importancia especial al número del piso, y lo inexplicable de la desaparición de dos chicos en un edificio de departamentos, casi se podría pensar que estamos ante un asunto de tipo sobrenatural, aunque es difícil saber si ésa fue la intencion del director, ya que básicamente es un thriller realista. Luego de sospechar del portero, de una vecina que hacía de baby sitter, de un comisario del tercer piso y hasta de un misterioso vecino que podría tener antecedentes de pedofilia, llega el pedido de rescate que lleva la situación a un caso de secuestro de tantos derivados de la inseguridad de la Argentina moderna. Es en ese momento cuando la película logra algún grado de tensión, sólo que dado que previamente no se revelaron datos sobre los secuestradores y su modus operandi, tan eficaz como para poder hacer desaparecer a dos chicos prácticamente delante de sus padres, la película pierde su mayor oportunidad de funcionar dentro del género. Darin compone una muy leve variación de sí mismo, y el que se luce es Osvaldo Santoro, que en un momento culminante aporta una trompada. El guión casi se redime con su sorpresa final, pero igual deja muchos cabos sueltos sin resolver en el desenlace. La fotografía y el montaje son eficaces, pero lo mejor en los rubros tecnicos es la música que ayuda a tratar de generar suspenso partiendo de situaciones no muy creíbles.
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Un fiasco, que encima, marea El género de las películas sobre "metraje encontrado" es lo peor que le ha pasado al cine fantástico moderno, ya que finalmente redundan en productos mal filmados a propósito. Uno de las peores ejemplos en este sentido es esta indigerible secuela de "Las crónicas del miedo", que enfatiza como pocas las cámaras amateurs que marean al espectador por no estar nunca sostenidas en un trípode, y enfocar siempre lo que menos interesa del encuadre, moviéndose todo el tiempo para todos lados. Encima, los distintos cortos en video descubiertos por una pareja de investigadores que buscan a un estudiante desaparecido no serían interesantes aunque tuvieran algún rigor formal. Hay uno sobre un hombre con un ojo cibernético que lo pone en contacto con espectros, otro con subjetiva permanente de zombie (el único más o menos divertido), uno interesante pero muy largo de un culto demoníaco, y uno con marcianos. Hay mucho gore y menos sexo que en el original, y si al final la película puede llegar a dar náuseas, no es tanto por las guarradas que describe sino por las malditas cámaras en movimiento constante. Para una de terror, conviene ir a ver de nuevo "El conjuro".
La “Amenaza roja” de la era Obama Generalmente hay una tendencia a olvidar por completo un film cuando su ideología resulta intolerable, y por este motivo las películas más reaccionarias de Hollywood suelen incomodar a historiadores y cinéfilos de derecha e izquierda por igual. Al final de la Guerra Fria, la era reaganiana generó toda una ola de películas antisoviéticas, anticomunistas y especialmente chauvinistas, con "Rocky 4" y "Rambo 2" a la cabeza. Pero el cine reaganiano también dio una de las mejores películas de Clint Eastwood, "Firefox", que después de tantos años sigue siendo un film jamás programado en TV o cable, ni disponible en DVD, ni nada de nada. Ni hablar de la obra maestra de John Milius "Red Dawn" (Los jóvenes defensores) que en 1984 marcó el non plus ultra del cine reaganiano. Una invasión soviético-cubana caía en paracaídas para destrozar el american way of life, aunque a los guerrilleros Patrick Swayze, Charlie Sheen y C. Thomas Howell la amenaza roja les servia para sacrificarse como los próceres de la independencia de los libros de historia. La incorreción política era tal que ni el propio estudio supo muy bien qué hacer con un gran film que debe entenderse como una distopía futurista más relacionada con la singular personalidad de Milius (guionista de "Apocalipsis Now", realizador de otros títulos formidables como "El viento y el león" y "Dillinger"). Ya no hay Guerra Fria, cortina de hierro ni amenaza de guerra nuclear, ni tampoco republicanos en Washington, de modo que la nueva ola de películas chauvinistas de la era Obama (un ejemplo terrible es la reciente "Ataque a la Casa Blanca") resulta mucho más injustificada. Corea del Norte es ahora el enemigo rojo, y el director de esta nueva "Red Dawn" al menos se las ingenia para describir en un breve prólogo el nuevo orden mundial que podría volver verosímil la invasión norcoreana a los Estados Unidos. Detalle que no vuelve menos descabellada esta película muy bien filmada, agil, vertiginosa y realmente interesante al concentrarse en la idea de una guerrilla adolescente dispuesta a combatir a los invasores totalitarios. Obviamente este nuevo despliegue de incorrección política no tiene el vuelo del film de Milius, ni tampoco el talento de actores como Harry Dean Stanton (que era recluido en un autocine convertido en campo de concentración y adoctrinamiento comunista). El guión tampoco favorece mucho a los norcoreanos, a diferencia de Milius, que trataba con mucho respeto a los invasores cubanos. En cambio hay originales elementos de ciencia ficción relacionados con novedosas armas de destrucción masiva de estos bastardos comunistas del siglo XXI. De todos modos, no vale la pena tomarse esta "Amenaza roja" seriamente, sobre todo teniendo en cuenta qie es tan absurda como entretenida.
Inteligente comedia sobre una extraña “familia” "Esta no es mi familia. El chico es un vecino, la chica es una punk de la calle, y mi supuesta esposa es una cabaretera barata". He ahí una descripción de esta extraña comedia familiar, Extraña, básicamente porque trata de un cuarteto de marginados que simulan ser la familia tipo para poder pasar un cargamento de marihuana de México a los Estados Unidos. Sin embargo detrás de la trama de humor negrísimo hay disparos serios sobre el tema central. Jason Sudeikis es un dealer de marihuana de barrio que no tiene nada ni a nadie, y cuando sus viejos anigos casados le mencionan que envidian su absoluta independencia y ausencia de responsabilidades, su rostro adopta un rictus amargo. Una mala noche, por tratar de hacer una buena acción, pierde todo el dinero de sus ventas, y su jefe narco lo presiona para que pague su deuda transportando un enorme contrabando de cannabis mexicano. Dado que con su aspecto de prototípico drogón no tendría la menor posibilidad de pasar por la frontera, se le ocurre armar una familia ficticia que supuestamente está de vacaciones en México. El adolescente confundido y con madre ausente que vive en su edificio, más una stripper estafada por su novio, y una adolescente problemática que vive en la calle terminan uniéndose en el simulacro. Y obviamente más allá del dinero del contrabando, justamente lo que necesitan todos es poder formar parte de algo parecido a una familia. En un punto "We're the Millers" se adapta al estilo de road movies de humor políticamente incorrecto tipo "¿Qué pasó ayer?", pero por otro lado tiene una historia más centrada y más emotiva y hasta dramática, lo que no impide que las supuestas hermana y madre le den lecciones erótico-románticas al supuesto hijo adolescente, a quien por otro lado su supuesto padre casi lo convence para que le brinde sexo oral a un policía corrupto mexicano. Sin las excelentes actuaciones de los cuatro miembros de la falsa familia tipo, la película no funcionaría. Jason Sudeikis le da el punto cínico exacto a su personaje, mientras que Jennifer Aniston se roba varias secuencias con su despliegue sexy y su aire de chica castigada por la vida. La gran revelación es el actor adolescente inglés Will Poulter que aquí se puede lucir más que en "Las crónicas de Narnia". Pero la gran actuación de esta comedia es la del auténtico padre de familia ultraconservador que interpreta Nick Offerman. Con gags muy buenos y muchos chistes retorcidos decididamente no para todos los gustos- esta comedia, por más extraña que se pueda poner, realmente hace reír..