El cine de género (expresión muy abarcativa) en Argentina siempre la tuvo difícil. Cuando éramos industria, se exportaba y consumía comedia, policiales… luego llegaron los dramas existenciales costumbristas, muy aparejados al momento histórico y a una reducción de presupuesto. No obstante, desde la periferia muchos autores independientes comenzaron a incursionar en el terror, la ciencia ficción, la aventura. Muchos de estos realizadores terminaron estrenando en cines comerciales, como es el caso de Demian Rugna, Javier Diment, Daniel de la Vega, Fabian Forte y otros (y algunas) mas… pero para el público a pie, el cine argentino es aburrido y solo tiene gente tomando mate con un ficus de fondo. Así que estrenar una historia con reminiscencias a V – Invasión Extraterrestre, El Cubo, el cine de Carpenter, y algunos hipervínculos con los comics crea ciertas expectativa de cara al gran público. Lamentablemente, Devoto – La invasión silenciosa del director Martín Basterretche, no sólo decepciona sino que además puede ser un gran golpe para cierto nicho que esperaba con ganas esta producción y que seguirá teniendo razones para aseverar que “todo el cine argentino es aburrido”. Todo arranca con cinco personajes que despiertan en una estructura edilicia extraña… no se conocen entre sí y no saben como llegaron allí. El espacio parece repetirse constantemente y todo está teñido de un color verde. Quienes hayan visto Cube, del director Vincenzo Natali todo parece exclamar a gritos “referencia”… como al principio, donde la V del “Devoto” del título se convierta en una V aerografiada igualita a la de V – Invasión extraterrestre. El problema de la película comienza a hacerse evidente: en lugar de apropiarse de los elementos, el tono, la fotografía o algo, el director parece copy-pastear referencias externas, creando un híbrido que parece querer imitar a las “películas de afuera”, pero no logra configurarse ni como un relato coherente. Avanzando el relato, los personajes empiezan a unir los puntos, ayudados por una voz que los va guiando en el edificio (un trabajo de sonido espantoso, que remite al amateurismo mas despreocupado) y descubren que fueron elegidos por una mujer que es la encargada de La Resistencia contra unos extraterrestres que en algunas horas conquistarán todo mediante una máquina. De ahí vamos a unos desprolijos flashbacks donde cada personajes recuerda en el pasado como conoció a esta mujer (llamada La Lancera), al mejor estilo de Lost. Esta mezcla de referencias podrían resultar en un producto entretenido y diferente, que tranquilamente podría dialogar con películas como Invasión, de Hugo Santiago (escrita por Borges y Bioy Cásares), pero no. Devoto – La Invasión Silenciosa termina siendo un suerte de experimento amateur con planos mal encuadrados, efectos visuales mal realizados, un trabajo de sonido espantoso y una música que parece estar para “parchear” falencias realizativas. Incluso a nivel relato la película falla estrepitosamente, con diálogos imposibles de decir (capaz es una referencia a Star Wars, y la capacidad de George Lucas de crear soliloquios impronunciables), falta de estructura dramática (el desenlace parece sacado de una galera) y grandes plots puestos con calzador para hacer avanzar la historia (la manera es que nos dan la información de como detener a los extraterrestres es vergonzosa). Incluso, logra algo que parecía imposible hasta ahora: hacer actuar mal a Diego Cremonesi, que a pesar de todo da lo mejor de sí para no quedar tan mal parado. El resto del elenco parece preguntarse muchas veces como llegó ahí, perdiendo la capacidad lúdica de divertirse con lo que se cuenta y traspasarlo a nosotros como espectadores. No obstante, los props (en especial las armas) son de un nivel superior, haciéndonos pensar que quizás con mejores vfxs todo sería menos peor. El género de ciencia ficción, terror y fantástico en Argentina necesita crecer y establecerse. Pero en ese juego, no sólo tiene que haber realizadores que se dediquen a ello, sino espectadores que comiencen a frecuentar esas películas y las viralicen de manera orgánica ayudando a que se hagan más y más populares. Devoto – La Invasión Silenciosa es un paso hacia atrás, una recaída que no tiene que ver con la historia o el presupuesto, sino con la manera de realizar una obra que sea respetable y respetada. Y por sobre todo, que se sienta como un relato propio, sino queda en evidencia lo ridículo de lo foráneo.
El género de ciencia ficción (así como Los Simpsons) siempre fue considerado “de anticipación”. Por sus elementos intrínsecos podía adelantarnos lo que ocurriría muchos años después. Miren sino El Planeta de los Simios. Siguiendo esta línea, se estrena online este jueves 23 de Abril en Cine.Ar TV y en la plataforma Cine.Ar PLAY la película argentina Tóxico, dirigida por Ariel Martínez Herrera. En este caso, la producción se adelantó bastante al evento de la crisis actual del Coronavirus, y eso que comenzó su andar cuatro años atrás. Aunque su director alega que la idea comenzó a gestarse durante la locura de la gripe A, en 2008. En medio de una pandemia que cobra lentamente dimensiones catastróficas, Laura y Augusto huyen de la ciudad en su motorhome para alejarse del caos. A medida que avanzan por la ruta, el mundo se vuelve un lugar cada vez más extraño y peligroso. Pero antes somos testigos del desabastecimiento, la gente rompiendo las reglas, la policía reprimiendo, el sistema de salud desbordado, el agotamiento por el uso de barbijos… cómo si fuera un mal chiste, Tóxico reunió todas las fobias que viviríamos ante una pandemia global… una que nunca creímos llegar a vivir. La película es una suerte de road movie (género que acompaña a personajes en un viaje) pero con un ritmo más propio de UN3TV, este canal nacido de la Universidad Tres de Febrero que albergó a diferentes figuras del under argentino que luego se fueron haciendo masivas. Incluso, su director, hizo carrera produciendo desde GRANDES EXITOS (junto a Martín Garabal), web series como “Famoso” (TURNER) y “Periodismo Total” (UN3) además de ser creador de “El show de Cúmulo & Nimbo” y “Aventuras de Corazón Roto” (UN3). La presencia de Martín Garabal (hoy una figura en ascenso por el programa multimedial de Vorterix “Últimos Cartuchos“) oficia no sólo de productor, sino tambíen de actor y director de casting. Y sospechamos que fue quien sumó a Lucas Fridman (productor y alma mater de “Últimos Cartuchos”) para que compusiera la música original, que tiene un sello propio y una personalidad que casi compite con la visual. La dinámica y demencia de algunos personajes secundarios recuerda a “Tarde Baby“, otra de las producciones de UN3TV con muchos puntos en común con Tóxico, pero llevando el foco a la discusión al aborto legal, seguro y gratuito. Sin embargo, la película de Ariel Martínez Herrera intenta tener un sello propio, con algunas composiciones de plano muy estéticas, un uso fuerte del fuera de campo y planos gran angulares gigantescos (aprovechando “el campo” como un personaje más de la historia), más algunas demencias propias de Monty Python. Lo más criticable es la poca cantidad de planos, haciendo que algunas escenas sean muy teatrales. En el plano actoral, Jazmín Stuart tiene ángel (aunque algunas veces sobreactúa un poco) y Agustín Rittano lleva a cabo un complejo personaje con varias capas y momentos interpretados muy sólidamente. Tres highlights: el momento tensionante con los policías, el drogón con la tortuga y el gran personaje que cierra la película que nunca puede cumplir su objetivo. Claro que, además de las noticias del fin del mundo, ésta es una historia de un re-descubrimiento de una pareja algo distante, ante una noticia que puede cambiarlo todo, una extraña historia de amor real… muy real. Tóxico termina siendo una producción adelantada a su tiempo. Quienes no conozcan las complejidades y el tiempo para estrenar una película en nuestro país pensarán que fue hecha a propósito para aprovechar el momentum, pero lo cierto es que su director logró acumular las filias y fobias que tenemos ante el terror de una pandemia y de esa manera exteriorizar y poner de manifiesto una sensación que sin saberlo, teníamos todos y todas. Y de paso, hacer un gran homenaje a Wos y sus videoclips del disco Caravana con el motorhome y unas reposeras ante un campo que se va oscureciendo en el atardecer. El estreno será digital, el jueves 23 de Abril en Cine.Ar TV y en la plataforma Cine.Ar PLAY a las 22 hs, repitiendo el Sábado 25 de Abril a las 22 hs.
Los grandes actores de acción siempre se encuentran en la disyuntiva de atravesar el sinuoso camino de entrar en el género de comedia infantil, siendo algo que muy pocas veces funciona bien. Arnold Schwarzenegger, Sly Stallone, incluso nuevos valores de la acción como Dwayne Johnson y Vin Diesel pusieron el cuerpo, dejaron la vergüenza de lado y se embarcaron en este tipo de empresas. Entonces, luego de demostrar buen timing en el humor con Guardianes de la Galaxia, Dave Bautista (a.k.a.: Drax) se suma a este tipo de experimentos audiovisuales con Grandes Espías, aunque sin mucho tino. La historia es bastante simple: cuando el agente de campo de la CIA Jason Jones (Dave Bautista) es degradado a un simple trabajo de vigilancia -luego de una misión infructuosa-, en él tendrá que espiar a una madre y a su hija de 9 años, Sophie (Chloe Coleman). Ésta usa su habilidad tecnológica y astucia para encontrar el escondite secreto de Jones cerca del apartamento que comparte con su madre. A cambio de no revelar el secreto del espía, Sophie lo convence de pasar tiempo con ella y enseñarle todos los secretos de su profesión. El director, Peter Segal, es un conocido del género habiendo dirigido cosas como Naked Gun 33 1/3: The Final Insult (La pistola desnuda 33 1/3, 1994), 50 First Dates (Como si fuera la primera vez, 2004) o la nueva versión de Get Smart (El súper agente 86, 2008). En este caso se apoya demasiado en Bautista que carece de las capacidades actorales de otros héroes de acción. La falta de movilidad en los músculos de la cara (algo que Dwayne Johnson maneja muy bien) le quita posibilidades cómicas y lo estanca mucho al timing que se logre en el guión (algo que James Gunn, director de la ya nombrada Guardianes de la Galaxia, maneja a la perfección) que en este caso es simple y carente de grandes gags. Lo que llama mucho la atención es el buen trabajo de Coleman, que con su corta edad logra mostrar varios registros, poniéndose al hombro todo lo que no puede entregar Bautista. Escenas de acción mal resueltas, mucho cringe (hay una historia de amor que es increíble -no se puede creer- por la poca química de ambos) y algunos destellos en el ida y vuelta de los diálogos, Grandes Espías es una clara película infantil que extrañamente apunta con sus chistes a un público mayor de edad, colocándola en un limbo extrañísimo de la que no sale muy bien parada. Teniendo en cuenta que otros héroes de acción lo intentaron y fallaron, no es algo de lo que Dave Bautista se deba arrepentir mucho… ¿o sí?
La capacidad de Pixar no sólo radica en su innovación tecnológica (capaz de ir cada vez más allá a nivel de imagen y nuevas técnicas), o en la cantidad de premios que ya tiene en su haber, o en la taquilla, o en su manera de vender muñecos, de estar a la vanguardia… Pixar tiene una capacidad única de crear universos narrativos propios, únicos, irrepetibles… y adentrarnos en ellos en menos de 120 minutos. Si le creíamos a la historia de un universo futurista post-apocalíptico y a una amistad de un robot con una cucaracha, o que los muñecos pueden hablar, o que un hombre decide llenar su casa de globos para salir volando, o que una rata puede ser chef… fue porque Pixar nos hace creer que esos relatos son posibles, y que son nuestros. Sea de la generación que sea. Y con Unidos, lo hace de nuevo. En este mundo, la magia existía desde los albores de la humanidad. Una humanidad mágica, más cercana a las criaturas mitológicas. Pero la misma, pensada para ayudar a quienes más lo necesitaban, era un arte complejo… por lo que la aparición de la tecnología fue ganándole terreno y convirtiendo a todos estos seres en una involución de sí mismos (no al nivel de los obesos de Wall-E, pero con la misma crítica). Pero la magia siempre quedó allí… esperando. En el presente Ian (voz de Tom “Spider-Man” Holland) está cumpliendo 16 años… nunca conoció a su padre (que falleció unos meses antes de nacer) y vive en una familia ensamblada con su hermano mayor Barley (voz de Chris “Star-Lord, men” Pratt), su madre Laurel (voz de Julia “Veep” Louis-Dreyfus) y su padrastro: el Centauro policía Colt Bronco (Mel Rodriguez). Su madre, lo reúne con su hermano y les entrega un regalo post-mortem que su padre había dejado una vez que Ian cumpliese los 16 años: un báculo. Sí, el padre era un mago, ¿el truco? un encantamiento capaz de permitirle pasar 24 horas en el mundo de los vivos para poder tener por primera vez una charla entre padre e hijos. Barley (un rebelde total, metalero y amante de los juegos de rol) intenta el encantamiento sin suerte; pero Ian al sostener el báculo descubre que tiene la capacidad de hacer magia, claro que el hechizo sale mal y el padre queda re-aparecido en el mundo de los vivos por la mitad. Sí, por la mitad… de la cintura para abajo. ¿Entonces? cómo si fuera una suerte de Fin de semana de locura (Weekend at Bernie’s, 1989) el dúo de hijos deberán recuperar una piedra capaz de completar a su padre en menos de 24 horas. Pero en lugar de cargar con un hombre muerto y hacerlo pasar por vivo, deberán hacerlo pasar por un hombre completo en el medio de un mundo de fantasía y tecnología muy similar a la nuestra. La historia en su estructura es muy parecida a Buscando a Nemo, con tres líneas paralelas que se encuentran hacia el final y permiten explotar las características de cada uno de los personajes. Los hermanos en su quest (término de los juegos de rol) por tener la posibilidad de conocer a su padre, la madre junto a un ser mitológico (la Manticora, en la voz de Octavia Spencer) buscando a sus hijos para protegerlos de una maldición, y el padrastro intentando entender que está sucediendo. Unidos (Onward en su título original, que significa “Avanzando / Hacia adelante”, un título que funcionaría mejor) es una muestra garrafal de lo que Pixar es capaz: una historia creativa y llena de imaginación, personajes tridimensionales con motivaciones reales y empáticas, conflictos claros y bien resueltos, emoción pura sin golpes bajos y una exquisitez visual tan bien lograda que muchas veces se confunde con el live action. Sin olvidar que logran establecer un personaje que ESTA COMPUESTO SOLO DE DOS PIERNAS. Pixar es sinónimo de calidad innegable, de apostar siempre a más en cada una de sus películas, demostrando que nunca llegamos a ver lo más alto de su vara… como tampoco logramos ver la parte de arriba del padre de Ian y Barley.
Entender el estreno de El llamado salvaje, protagonizada por Harrison Ford (interpretando al mítico personaje de John Thornton -más abajo entenderán porqué ese adjetivo-) y un perro gigantesco y querible necesita un poco de contexto. The Call of the Wild (así su nombre original) es una novela corta escrita por Jack London en los primeros años de 1900, tuvo su primera traducción al español a finales de 1930 y desde su concepción se convirtió en un clásico de la literatura. El libro cuenta la historia de Buck, un perro que es arrastrado a Yukón (Canadá) y vendido para ser un animal de transporte en la nieve, durante la época de la fiebre del oro del siglo XIX. Tuvo tres adaptaciones audiovisuales: 1972 (con Charles Heston haciendo de Thornton), 1976 (una película para TV) y en 1997 (con Rutger Hauer personificando a Thornton y la voz narradora de Richard Dreyfuss. Como ven, no sólo ha sido muy adaptado sino que grandes figuras han tomado el manto de este arisco y mítico personaje. En este caso, la historia respeta bastante del texto original. Está dirigida por Chris Sanders (Lilo y Stich, How to train your dragon -en ambas también guionó-), ayudando a reforzar la figura de Buck, ese perro gigantesco e inteligente, que es robado de una casa sureña en donde hacía desmadres al estilo de Beethoven (1992) para terminar en el lugar más frío del mundo. Allí, una figura espectral, un lobo oscuro, le seguirá el rastro y le mostrará el camino para que conecte con su lado salvaje. Obviamente, en el medio de su camino le va a cambiar la vida a humanos y animales por igual. Buck, recreado digitalmente en su totalidad, es una gran apuesta y sale airoso; aporta una cuota de humanidad que le suma al relato y permite entender el crecimiento y el camino que lleva adelante. Parece hasta más humano que algunos personajes que se presentan durante la historia. Harrison Ford aporta su experiencia y años frente a la cámara para representar un hombre gastado, taciturno, deprimido… pero por eso menos humano. Sus minutos en pantalla no son tantos, pero su presencia ilumina todo. La fiebre del oro, la maravilla de la naturaleza (con su nieve, sus montañas, sus ríos y sus bosques), la fraternidad, la codicia, la pérdida… El Llamado Salvaje es cómo esas películas de domingo que veíamos en la caja boba durante nuestra niñez, pero en esta oportunidad con mucho más presupuesto y (claro) un perrito digital.
Norah (Kirsten Stewart) se lava los dientes de manera apática (¡Sorpresa!) en una estación sub-acuática que está perforando el punto más profundo del lecho marino conocido por la humanidad. Lo que podría continuar como “y entonces aparece Jason Statham y nada contra un tiburón de 25 metros, ¡Y le gana!” se convierte más en una experiencia abrumadora y que te hace perder el aire. La estación comienza a desmoronarse, y cómo si fuera un nivel del videojuego Uncharted, vamos a acompañar a Norah hasta entender que sucede con el lugar y con la tripulación. Sí, Amenaza en lo profundo arranca muy bien. Utiliza los elementos más conocidos del survival horror y va de a poco cocinando la acción para lo que va a ser el plato fuerte: los pocos personajes que sobrevivieron van a tener que caminar hasta una estación cercana para poder escapar en naves acuáticas submarinas. La cuestión del encierro, la soledad, el miedo a lo desconocido y los trajes con casco parecen ser algo repetitivo en la obra de su director William Eubank, que luego de Love (2011) y The Signal (2014) vuelve a apostar a este tipo de relatos más claustrofóbicos. Lo de Kirsten Stewart es un misterio, la forma abúlica y monótona de encarar sus personajes son motivo de burlas, y cuando busca salirse de ese personaje (como en la última adaptación de Charlie´s Angels) sólo termina dando vergüenza ajena. Sin embargo en este caso, interpretando a una ingeniera de pelo corto y muchas ganas de vivir, nos encontramos con una faceta no tan visible de la actriz que ayuda al relato y suma. T.J. Miller y Vincent Cassel, como el alivio cómico y el capitán respectivamente también están muy equilibrados con lo que se cuenta, y logran una empatía muy necesaria en este tipo de historias donde te tiene que interesar que sucede con los personajes. Pero por sobre todo destaca Jessica Henwick (la Colleen Wig de Iron Fist), con un personaje que arranca muy débil y dubitativo y se va estableciendo a los golpes mientras la película avanza. Pero para poder ponerle un check al género falta alguien que aceche, un monstruo… algo más allá del entendimiento humano. En Amenaza en lo profundo es una criatura que fue despertada de un sueño de muchísimos años debajo del lecho submarino más profundo (sí, como The Meg), y además de estar muy molesta con qué le corten la siesta, esta figura (que podría ser mitológica, extraterrestre o anda a saber…) está decidida a destruir por completo la instalación que la arrebató de los campos de Morfeo. ¿Entonces, es como Alien pero en las profundidades del mar? ¿Algo así como The Abbys pero con monstruos malos? Lamentablemente no, la película va perdiendo el buen tino a la hora de generar climas, y cuando los personajes deciden enfrentar a la criatura todo se vuelve un sinsentido de planos y montaje inentendible, la acción se vuelve borrosa y el accionar de cada uno de los protagonistas se percibe confusa. Parecería que el director estaba más cómodo en la generación de climas y suspenso, pero mucho menos en las escenas de acción bajo el agua. O también podríamos estar frente a un homenaje a esa pieza de confusión audiovisual llamada AVP2. Sin embargo, Amenaza en lo profundo es un buen espectáculo para ver en la oscuridad de la sala. Durante más de una hora nos encontramos agarrados de la butaca ante los nervios y la tensión. Hacia el final eso se va perdiendo, pero podemos decir que es por la falta de oxígeno, y que en realidad nada de lo que está sucediendo es real. Total, en la profundidad del espacio… nadie te escuchará gritar, o quejarte.
Gretel & Hansel: un siniestro cuento de hadas es una nueva adaptación a la fábula de los hermanos Grimm que tantas horas de historias audiovisuales nos dio. En este caso, y con la renacida productora Orion detrás, la historia busca dar un vuelco no sólo cambiando el orden de los factores en el título, sino también alterando el producto… La película, dirigida por Oz Perkins y escrita por Rob Hayes (dos nombres con poco CV en sus espaldas) se centra en la magia, en las posibilidades que los encantamientos y poderes atávicos pueden ofrecer en una era oscura y sin la sobre-información que ostentamos hoy día. Pero también dialoga con los mandatos: el mandato de ser madre, el mandato de cuidar a tu familia y sobre todo a tener que ser una sirviente de los hombres si sos mujer. En este escenario Gretel (Sophia Lillis, a quien vimos en It y ahora veremos en I Am Not Okay with This por Netflix) es una wild card, una mujer independiente y fuerte que no quiere someterse a los mandatos de la época, eso hace que tenga que abandonar su pueblo para buscar un trabajo junto a su hermano menor, Hansel (Samuel Leakey) una vez que su madre les abandona por no querer “entrar en el sistema”… que significa dejarte violar por un viejo sólo por el hecho de ofrecerte un techo y matrimonio. Así, ambos hermanos, parias del sistema comienzan a vagar hasta llegar a la famosa cabaña llena de dulces, que en este caso es menos colorida pero no por eso menos abundante en alimento cárnico. Y allí aparece la bruja, llamada Holda (Alice Krige, a quien conocimos como la reina Borg en Star Trek: First Contact) quien siempre parece sospechosa, y que empatiza con Gretel viendo en ella su posible heredera. La nueva adaptación arranca como una suerte de manifiesto feminista que buscar reforzar la idea que en la edad media la cacería de brujas se dio ante la avanzada de mujeres fuertes que buscaban ir contra un sistema que las quería sometidas, no obstante ese eje se va corriendo y lo que parecía una suerte de entrenamiento jedi entre Holda y Gretel se va desvirtuando junto a la idea de ALGO que da vueltas en el bosque, algo que quiere a los hermanos… ¿o sólo a Hansel? La casa de la bruja se termina convirtiendo en una suerte de Dagobah, ese planeta donde Luke Skywalker iba a entrenar conociendo a Yoda en la hermosa The Empire Strikes Back, con un espacio oscuro y lleno de negrura donde no hay que ir, salvo que quieras enfrentarte a tu propia oscuridad. Hacia el final ya con todas las cartas sobre la mesa (al igual que toda la comida que la bruja prepara de manera que ruborizaría a bromatología en casa), encontramos alguna que otra sorpresita y asistimos a un enfrentamiento jedi entre maestra y aprendiz que nos hace pensar “¿qué empezamos a ver y cómo terminamos acá?”. Gretel & Hansel: un siniestro cuento de hadas apela a lo climático, haciendo avanzar todo muy lentamente (a veces demasiado) y utilizando las texturas, las luces y sobre todo las sombras para indagar en una fábula sobre encontrarse a uno mismo, cuidar a tu familia y sobre todo aprender a usar la fuerza para elevar la nave espacial que se encuentra bajo el agua y poder escapar de ese oscuro lugar.
El mundo de la animación siempre busca establecer nuevas franquicias, nuevas maneras de perpetuarse en las salas sin importar mucho a que costo. Y algunas veces eso funciona y salen películas divertidas y frescas, como es el caso de Espías a escondidas. Basada en un corto llamado Pigeon: Impossible (que suena a Misión: Imposible en inglés, pero se traduce como Paloma: Imposible), la película marca el debut como directores de Nick Bruno y Troy Quane que ya venían de trabajar en el departamento de arte de muchísimas pelis de animación. Los protagonistas son Lance Sterling (voz de Will Smith) y Walter Beckett (voz de Tom Holland). Uno es el mejor espía del mundo, tiene onda, carisma, inteligencia, destreza… pero trabaja solo. ¿Se imaginan quien de los dos es? ¿Eh? ¿No vieron Hombres de Negro 3?… El otro es un joven científico, encargado de crear artefactos para los espías; es tímido, ingenuo, ama a las palomas y se siente diferente por ir contra la corriente. Walter no cree en blancos y negros, en cambio Lance sólo concibe el mundo de esa manera. Un villano incrimina a Lance, y éste debe huir de toda la agencia de espías que lo persigue. Termina agobiado en la casa de Walter y bebe una fórmula que éste estaba testeando para “ser invisible”. Claro, que lo hace convirtiendo al agente en una paloma. Una paloma que habla. Sí, una paloma (que linda es la animación…). Espías a escondidas parece salir de una fórmula que conjuga lo mejor de Shrek (antes que decidan hacer más de dos partes), y ese clásico infravalorado llamado Lluvia de Hamburguesas. Del monstruo verde saca ese personaje fuerte y carismático que no se está dando cuenta de lo que se pierde estando solo, y va a atravesar todo un largo camino para entenderlo. De la segunda película podemos encontrar dos aristas: una búsqueda estética similar (con los personajes angulosos y desgarbados), y luego un tema que la atraviesa fuerte: la imaginación como fuente de creatividad e inteligencia, a pesar de lo que diga “el sistema”. En el caso de Lluvia de Hamburguesas es un científico loco que nadie escucha pero que tiene en sí la capacidad para cambiar el mundo, y en el caso de esta nueva película… bueno, también. Otro dato que la emparenta a Shrek: los constantes chistes de doble sentido, imperceptibles para les niñes, pero que son una brisa de aire fresco para les mayores. Obviamente hay mucha acción, palomas, villanos muy maléficos, chistes y referencias a la cultura pop, ninguna relación amorosa entre los personajes masculinos y femeninos fuertes, viajes a lugares paradisíacos y mucho carisma desde la voz de ambos protagonistas. Espías a escondidas es una gran oportunidad para compartir en el cine con les mas chicxs sin culpa, con un relato inteligente y divertido; aunque me imagino que se debe perder un poco en la versión doblada… pero quien te quita lo volado, ¿no? (¿vieron lo que hice ahí? sí, es cierto… he tenido mejores chistes)
El cine de terror funciona muy bien en nuestro país, de los grandes tanques hasta películas que en USA van directo a video… nuestro pueblo bien al sur lo recibe con los brazos abiertos. Y dentro del gran entramado de este género hay un sub-mundo que nunca falla: las películas de posesiones demoníacas. Será por la educación mayoritariamente cristiana, por el miedo a lo desconocido, o porque ya hemos pasado por tantos monstruos que necesitamos asustarnos con algo nuevo. Por eso, no es de extrañar que si sale una película de terror, sobre posesiones y protagonizada por Gary Oldman… sea estrenada en cines comerciales. Pero ¿es La posesión de Mary una película a la altura? Es una película de posesiones. Como bien dice una de las protagonistas al inicio: “el mal mas poderoso necesita un vessel (la traducción puede ser recipiente o buque) para vivir, en este caso fue un barco”. Sí, estamos frente a una película de un barco embrujado; y esto podría ser (saltando los tiburones del “buen gusto“) una grata experiencia… pero no. En realidad estamos frente a un fantasma que vive en el bote. Y ahí ya entramos en mares conocidos: jumpscares con el sonido fuerte e híper predecibles, personajes unidimensionales, una nena que dibuja cosas terroríficas y camina dormida… PERO ADEMÁS lo aderezamos con malas actuaciones y un problema realizativo impensado: más de la mitad de los planos están fuera de foco… ¿La historia? Una familia con problemas decide invertir lo que no tiene para comprarse un barco que permita transportar pasajeros que anden vacacionando, es un último tiro por la borda del patriarca de la familia (Gary Oldman) que cree que sino seguirá toda su vida navegando para su jefe. Aparece este barco que se llama Mary, como la hija menor, y deciden restaurarlo haciendo el primer viaje con familia completa: pareja, dos hijas, amigo del padre/inversor y novio de la hija. Entonces… cuando se encuentran en mitad de la nada: comienza a acechar el fantasma. Tener a personajes con claros conflictos entre ellos, teniendo que convivir en un espacio reducido en el medio de la nada con una presencia poderosa acechándolos no suena a una mala idea, incluso podría tener mucho potencial. Pero en este caso, lo chato del guión, las frases hechas, los giros previsibles, los lugares comunes del género… todo va llevándote por un río rápido repleto de piedras que conoces de memoria si viste muchas películas de terror y pierde toda la emoción. Nada puede hacer un sobreactuado Oldman, o una exagerada Emily Mortimer: el relato tiene el ancla puesta desde el inicio, y aunque pongan el motor a toda velocidad nada ocurre. Incluso hay informaciones confusas, mal construidas y preguntas que quedarán para siempre sin contestar. La posesión de Mary viene a marcar el ritmo de algo que es una (in) sana costumbre en nuestro cine: importamos películas de dudosa calidad en lugar de potenciar nuestro propio cine de género, sin importar nada más que sea de USA. Ahora, si sos de esas personas que se asustan con facilidad y gustan de pasar malos/buenos momentos en la oscuridad de un cine, ésta puede ser una buena opción durante la temporada de premios…
“Más vale tarde que nunca” reza un dicho popular… aunque en este caso podría modificarse al lenguaje cinéfilo con: “más vale nominaciones al Oscar que salas” porque costó… pero llegó. Finalmente Parasite, la nueva obra de Bong Joon Ho (The Host, Snowpiercer, Okja) se estrena en el circuito de cines comerciales de Argentina, luego de haberse pre-estrenado en el Festival de Cine de Mar del Plata y de estar a la mano de los cinéfilos acérrimos en plataformas de dudosa precedencia en el sub-mundo de la internet. Pero… Es menester verla en pantalla grande. ¿De qué va la película? La sinopsis reza lo siguiente: “Tanto Gi Taek (Song Kang Ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo Shik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Sun Gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles.” Pero este estreno es mucho más que eso, es una experiencia cinematográfica deliciosa capaz de tomar por sorpresa a les desprevenides que vayan buscando “una de los Oscars”, o a aquelles que ya conozcan el cine de Bong. Parasite es incategorizable, resulta complejo estancarla en algún género en particular, va fluyendo y encontrando diferentes tonos navegando en el mundo incómodo donde no existen los blancos y negros, pero sí muchísimos grises. Y qué difícil encontrar relatos audiovisuales actuales que trabajen en esos grises… El cine actual se encuentra en una discusión constante producto de los grandes monopolios, los problemas de presupuesto, de distribución y esa tendencia que viene hace años que solo existen producciones chicas o gigantescas (los famosos “tanques”). El objetivo es recuperar de manera rápida la inversión, apostando por universos compartidos que permitan un ventaneo más claro de distribución, manteniendo “atado” al espectador y ayudando a “masticar” mejor sus productos. Esto deparó en un acalorado debate que se da hace tiempo entre el “cine de entretenimiento” y el cine “artístico”, que se reflejó claramente en el Scorsese-gate. Pero esto es algo que ocurre… en el cine industrial occidental, que está cooptado mayoritariamente por Estados Unidos. ¿Entonces, que representa Parasite? Otro modo de ver el cine, Bong siempre pudo jugar con los límites: en Snowpiercer usó un juego de anillos dantescos para hablar sobre la pirámide social, en Okja se fue a un futuro muy cercano para discutir sobre el veganismo… a pesar de estar dentro del sistema ofrece un matiz, algo diferente… único. La nueva película de este director es un drama, una comedia, una de terror por momentos. Es una crítica al sistema clasista, evitando caer en subjetividades dónde un lado de la balanza es el bueno y el otro el malo. Es una historia sobre el amor: entre jóvenes, familiar, entre parejas eternas. Es una crítica mordaz al arte, al consumismo y al capitalismo. Incluso durante mucho metraje es una película sobre atracos, con un plan y un montaje similar a otras películas de este género. Inclasificable, altanera, mordaz, graciosa, incómoda… humana. Parasite es un producto extraño, que logró atravesar la cadena de producción del cine “convencional” que consumimos regularmente, demostrando que existe otro modo de ver el cine, otros relatos, nuevas direcciones… aunque necesitemos subtítulos y tengamos que confiar en ellos ciegamente. Y a pesar de venir de Corea del Sur Parasite parece más Argentina que el dulce de leche, si uno está conectado con la empatía social se va a ver altamente interpelado: la dignidad del trabajo, la falta de recursos, las necesidades básicas del post-modernismo (como el wifi), el flagelo de las inundaciones, el arreglarse con lo que se tiene permitiéndose mentiras piadosas en pos de sobrevivir… si la nueva película tuviese una remake en Argentina, grabada en el tercer cordón del conurbano y dirigida por Adrian Caetano a nadie le sorprendería.