Godzilla vs Kong: trae Caladryl, porque se recontra picó… Se venía anticipando… el Monsterverse, con tres películas en su haber (Godzilla, Kong: Isla Calavera y Godzilla: El Rey de los Monstruos) venía dejando todo servido para que dos de sus kaijus más representativos se dieran a la batalla, el lagarto gigante nuclear VS el gorila rey de la selva. El enfrentamiento definitivo, el evento principal… ¿Quién ganará? ¿Perdemos nosotrxs? Preparense para Godzilla vs Kong. ¿De qué va? Kong y sus protectores emprenden un peligroso viaje para encontrar su verdadero hogar, y con ellos está Jia, una joven huérfana con la que ha formado un vínculo único y poderoso. Pero inesperadamente se encuentran en el camino de un Godzilla enfurecido, cortando una franja de destrucción en todo el mundo. El épico choque entre los dos titanes, instigado por fuerzas invisibles, es solo el comienzo del misterio que se encuentra en las profundidades del núcleo de la Tierra. ¿Están esperando una trama profunda y compleja que pongan a los personajes en situaciones extremas y cuidadas a nivel de guion mientras se aprovecha el ataque de bichos gigantes para hablar sobre la finitud del ser humano? ¡Vayan a ver Evangelion! Acá queremos acción, queremos ver a monstruos golpeándose a mansalva, destruyendo edificios y uniéndose ante la aparición de un bicho más malo aún… uno malísimo. Adam Wingard (The Guest, You’re Next) dirige a un variopinto grupo de personajes que se irán alternando entre diferentes regiones del planeta (algunas conocidas por primera vez), que finalmente confluirán en una oriental ciudad de neón donde todo será piña, patada y cosha golda. Alexander Skarsgård (Big Little Lies), Millie Bobby Brown (Stranger Things), Rebecca Hall (Iron Man 3), Brian Tyree Henry (Joker), Shun Oguri (Weathering with You), Eiza González (Fast & Furious: Hobbs & Shaw), Julian Dennison (Deadpool 2), Kyle Chandler (Godzilla: El Rey de los Monstruos) y Demián Bichir (La monja) se encargan de las exposiciones y las explicaciones… pero los verdaderos protagonistas son los que lleva el título. Kong vive en la Isla Calavera… pero mucho cambió desde los 70s. El clima se modificó y las constantes lluvias cambiaron el ecosistema, entonces Monarch (la empresa que une a todo el Monsterverse) crea un domo donde el gorila gigante vive. Pero ya no está muy a gusto, porque él vivía en el bosque muy contento y caminaba, caminaba sin parar… Va destruyendo de a poco el domo, mientras hace buenas migas con una nena oriental muda (Jia), que parece calmarlo. Godzilla por otra parte, está rompiendo todo a su paso. En realidad, no todo… específicamente las oficinas de una rama de Monarch que parece estar haciendo algo de manera ilegal. Estos ataques motivan al CEO Walter Simmons (el mexicano Bichir) para buscar una energía específica que pueda darle boost a una máquina creada para detener al lagarto gigante. ¿Y dónde se puede encontrar esa energía? En la Tierra Hueca. ¿Qué es la Tierra Hueca? Un mundo debajo de nuestro mundo, repleta de teorías conspirativas y que se une con lo escrito por Julio Verne. Se supone que Isla Calavera tenía un acceso a este lugar, y por ello tantos bichos gigantes se asentaron. Pero ahora existe una sola entrada y está en el Ártico. El Doctor Nathan Lind (Skarsgård) es convocado por Simmons para llegar a ese lugar, y ADIVINEN A QUIEN NECESITAN PARA SABER DONDE IR: al simio gigante. En el medio, Madison Russell (Brown) sigue haciendo de las suyas y se une con un amigo y un podcastero con delirios persecutorios para entender que hay detrás de los ataques de Godzilla y Simmons. ¿Mecha Godzilla? ¿Algo que ver con la escena post-créditos de la segunda película del lagarto? No seguimos para no caer en spoilers, pero va a haber golpes. De los buenos. De los gigantescos, animales, destruyendo todo a su paso sin importar los seres humanos que les rodeen. El problema de Godzilla vs Kong siguen siendo cada uno de los personajes de tamaño regular que pululan la pantalla. Exponen, aburren, carecen de rigor narrativo (lo de Madison llegando a la ciudad de neón luego de entrar a las instalaciones más protegidas del universo como si nada, es una falta de respeto al guion) y nos hacen gritarle a la pantalla “¡movete que quiero ver como se destruyen los monstruos entre ellos!”. Lo más importante en la mitología es la introducción de la Tierra Hueca, las definiciones visuales de la misma y la potencialidad narrativa dejan todo servido para que se pueda seguir lucrando con el lagarto de los huevos de oro. Incluso, se comienzan a re-utilizar kaijus que creíamos perdidos. Nada se pierde, todo se transforma… ¿Las cosas pasan porque sí? Y… bastante. La construcción de este universo específico terminó huyendo de “lo serio” (luego que no le fue muy bien con la primera película) para ir directo a los bifes. ¿Molesta? Un poco sí, ahora: si queres un no-brainer total, con efectos visuales correctísimos y momentos fan service absolutamente efectivos Godzilla vs Kong es el remedio para este año sin cines. ¿Llegaste al final pensando que te iba a decir quien gana? ¡Dale! Eso es para que lo veas vos…
Los intrusos: lo primero es la familia Este jueves 25 de Marzo se estrena en cines un thriller dirigido por el francés Julius Berg, y que tiene entre sus protagonistas a Maisie Williams (Game of Thrones) y a Sylvester McCoy (Doctor Who, The Hobbit). En Los Intrusos (The Owners en su título original) nos metemos de lleno en un robo hogareño que termina mal. ¿De qué va? Inglaterra rural, principios de los años noventa. Un grupo de amigos creen que ingresar al caserón vacío de una pareja de ancianos será un simple robo sin consecuencias. Cuando los propietarios llegan antes, los giros inesperados de la historia te mantendrán al borde del asiento. Protagonizada por Maisie Williams la película ganó un premio en el FrightFest y participó de Sitges. Los Intrusos tuvo un paso por varios festivales de género, su efectividad radica en tres puntos importantes: los personajes son tridimensionales y tienen luces y sombras, la locación de la casa en cuestión y las actuaciones. Todo arranca con un grupo de jóvenes “perdidos”, que deciden entrar a la casa de una parejita de ancianos porque tienen un dato sobre la posibilidad de una caja fuerte con dinero. El grupo es variopinto y bastante genérico: el sacado, la chica que duda, el novio de la chica que tiene doble vara, y el que consiguió el dato en cuestión: un regordete bonachón que tiene a su madre trabajando durante el día en esa casa. La tensión va creciendo, primero las dudas: “¿haremos bien en entrar a la casa?”, luego la acción, la entrada al espiral de la locura, y finalmente la violencia de ser descubiertos por los moradores de la casa… dos ancianitxs que ven sus sueños ponerse en peligro por una juventud peligrosa y la posibilidad de morir. Pero hay por lo menos dos falacias ahí: ¿son ancianitxs en peligro? ¿son más peligrosos los violentados? La película se va asentando ladrillo a ladrillo mientras se desdibujan los límites de lo correcto y lo incorrecto, de quien es bueno o malo. Los personajes van mostrando sus momentos de fortaleza, debilidad, insania… amores prohibidos salen a la luz mientras una suerte de Doctor Menguele posmoderno intenta reconstruir un pasado destrozado. La casa es el lugar perfecto para la acción: parece una mansión, las diferentes habitaciones en donde los personajes se esconden o atacan parecen pertenecer a diferentes épocas, estilos… muchas veces entre espacio y espacio parece haber una máquina del tiempo que va haciendo saltar a las presas y a lxs cazadores. Que todo se desarrolle de noche, le agrega recovecos de sombras en donde se esconde la verdad. ¿Serán esos viajes en el tiempo producto de estar frente a uno de los Doctores? Sylvester demuestra sus capacidades actorales más primitivas, construyendo un viejito adorable y a la vez aterrador. Toda la dulzura que portó en Doctor Who o como Radagast en The Hobbit, muestra los dientes de su oscuridad intrínseca. Lo queremos abrazar, y otras veces correr despavoridxs. Tener un actor de este registro, suma al nivel de ida y vuelta terrorífica. Maisie, sigue siendo Arya, veremos si continúa eligiendo proyectos que la alejen o no de tan seminal papel. Los intrusos no es una obra maestra, pero sabe utilizar cada uno de sus elementos para meternos de lleno en la casa, querer huir o quedarnos imantados ante la situación que se desarrolla frente a nuestros ojos… esperemos que nadie llame a la policía y nos encuentre siendo los intrusos en cuestión.
Mujer Maravilla 1984: Wonder XXL Costó, pero sucedió… finalmente tenemos en cines argentinos el estreno de la última película salida de las entrañas del DC Universe, la secuela de la Amazona que rompió récords y que posicionó a su protagonista y directora para el mundo entero: Mujer Maravilla 1984 (Wonder Woman 84, 2020). ¿De qué va? “Mujer Maravilla 1984”, de la directora Patty Jenkins y con el rol protagónico de Gal Gadot, es la nueva aventura de la Mujer Maravilla en pantalla grande, con un salto a la década de 1980; la veremos montar relámpagos en el cielo, vestir alas doradas y buscar cumplir un sueño mientras persigue a dos rivales nuevos y formidables: Max Lord y Cheetah. El futuro del mundo vuelve a estar en peligro, y solo la Mujer Maravilla puede salvarlo. En este nuevo capítulo de su historia, Diana Prince vive en paz entre los mortales en la animada y elegante década de 1980, una era de excesos marcada por el afán de tenerlo todo. Si bien tiene todos sus poderes, mantiene un perfil bajo, repara artefactos antiguos y solo ejecuta sus actos superheroicos de incógnito. Pero tendrá que salir a la luz y reunir toda su sabiduría, fuerza y valentía para salvar a los seres humanos de un mundo que ellos mismos construyeron. El carisma de Gal Gadot es indiscutible, y la eficacia de Patty Jenkins como directora también. Pero WW84 (así la nombraremos en adelante) tiene ciertos pecados que parecen acercarse a los errores del pasado cercano con el Snyderverse. Diana Prince vive en el dolor de la pérdida, pasaron muchos años pero no puede olvidar a su primer amor: Steve Trevor (Chris Pine). Su vida está en pausa, y de alguna manera está traicionando a las guerreras que la precedieron. Ella vino a cambiar el mundo de los hombres y a traer la paz, y anda llorando por su primer novio. Sus incursiones se dan de manera esporádicas, desorganizadas y en la clandestinidad: de alguna manera parece avergonzarse de quien es y su rol en el mundo. Y ahí se abren las líneas de villanía: primero Max Lord (Pedro Pascal), un empresario en quiebra que pide convertirse en piedra que entrega deseos para ser el dueño del mundo; y luego Bárbara Minerva (Kristen Wiig), una chica inteligente y algo torpe, con amor hacia la historia y las reliquias que pide ser como Diana sin saber que eso la llevará a tener superpoderes. Ambos personajes son conocidos del comic, pero como en la mayoría de las adaptaciones nada tienen que ver con el material original, y además los descartan sin posibilitar su verdadero potencial. Pero el gran villano es la piedra: una reliquia barata que cuál si fuera la mano del mono te da un deseo pero te quita otra cosa. Esto hace surgir lo peor de los seres humanos, hasta el punto que Max pide volverse la piedra para ser quien da los deseos y consigue algo a cambio. Eso lleva a una guerra civil, una internacional, y unos alborotos frente a la Casa Blanca que fueron premonitorios teniendo en cuenta lo sucedido hace algunos meses. Pero WW84 tiene varios pecados: la historia es larga, repetitiva y confusa. Las reglas no se cumplen del todo correctamente y se peca de cierto sentimiento naive donde se dejan de lado preguntas morales o cuestiones de guión duras. En otras situaciones uno podría ser menos demandante y estricto, pero DC tomó el camino de la seriedad, la opulencia y el look grim & gritty; y esto no nos permite desentendernos y simplemente disfrutar de la obra por ser algo fresco y liviano. Y al no ser una película corta, tampoco se le puede achacar que no tuvo tiempo de desarrollar las cosas… Las acciones de los personajes son cuestionables, las decisiones morales son turbias, las caracterizaciones son pobres (los personajes toman decisiones o las cambian porque sí de un momento a otro) y las reglas superheroicas se contradicen con lo que previamente conocíamos. ¿A Diana no la vimos volar como Superman en Justice League sin el lazo que enlaza rayos y nubes? ¿Por qué de repente Diana tiene magia capaz de hacer las cosas invisibles? ¿Cómo hicieron para llegar a Egipto en un avión que estaba en el museo? ¿Y la nafta? Si fuese una película “liviana” uno capaz podría abstraerse de estas preguntas y ponerse en modo no-brainer para disfrutar del espectáculo. Pero esta película plantea otra cosa, es seria y adulta. Las peleas no tienen sentido de ser: ¿por qué estar toda la película hablando de una armadura que luego es incómoda y termina no siendo útil? ¿Por qué se arma tan burdamente la justificación para que Minerva se convierta en Cheetah? ¿Por qué no podemos mantener a los personajes para que crezcan en lugar de ser peones que se van eliminando ya que “así lo pide la trama”? WW84 ostenta muchos problemas de guión, se siente un poco extensa para lo que cuenta, pero se basa en el carisma de su protagonista y en escenas de acción con efectos visuales que realzan la nostalgia que produce la década de los 80s. Algo que ya vimos bastante en Netflix. Hacia los créditos hay una escena posterior, que es sobre todo un chiste (muy lindo igual) que va al podio de las escenas más intrascendentes para el universo cinematográfico, al nivel de la post-créditos de Iron Man 3. Ya hay confirmada una tercera parte del mismo tandem Gadot/Jenkins, esperemos que sea mejor y nos haga emocionar y sorprender como la primera parte, entendiendo que no es necesario que todo sea XXL, a pesar de haber estrenado una película de 4 horas en el mismo universo, JUSTO el mismo día.
Tom y Jerry: nostalgia en tiempos de COVID-19 Warner Bros. Pictures vuelve a las pantallas, trayendo nuevamente a uno de los dúos más reconocidos del mundo animado. El gato y el ratón, los perseguidores eternos, los frenemies más amados por quienes tienen mas de 30 años: Tom y Jerry. ¿De qué va? Tom y Jerry reaviva una de las rivalidades más adoradas de la historia. Jerry se muda al hotel más lujoso de Nueva York justo antes del “casamiento del siglo”; la coordinadora de la ceremonia, que está desesperada, no tiene más opción que contratar a Tom para que se encargue de él. Esto desata una batalla entre gato y ratón que amenaza con destruir la carrera de la coordinadora, la ceremonia e incluso quizás el hotel mismo. Pero pronto surge un problema más grave: un empleado ambicioso y diabólico que conspira contra los tres. Protagonizan Chloë Grace Moretz (Kick-Ass), Michael Peña (Ant-Man), con una participación de Ken Jeong (The Hangover). En la dirección encontramos a Tim Story (director de la fallida Fantastic 4), y produce Chris DeFaria (El mismo de Ready Player One y Lego Movie 2). La película mezcla animación con live-action y realza las características de los personajes, haciendo que odiemos un poco al ratón Jerry y empaticemos más con el gato Tom (aclaro porque es posible que nunca sepas cuál es cuál). Tom se gana la vida tocando el piano en Central Park, está bien… se hace pasar por ciego para ganar más dinero, pero la intervención de un metiche Jerry termina destruyendo el piano del gato y dejándolo triste y a la deriva. El despreocupado roedor, al no encontrar donde vivir se mete en un lujoso hotel y ahí las cosas se ponen en movimiento. Kayla (Chloë Grace Moretz) es una nini (ni estudia ni trabaja) que miente en su CV -haciendo que otra persona pierda su trabajo- y queda como ayudante de un gran evento. Jerry es un problema para ese evento, entonces la alianza ocurre. Una de las cosas que más sorprenden, es que la mayoría de los personajes son mala gente, salvo la novia por casarse, y el dueño del hotel (que está retratado como un idiota bonachón), el resto son tóxicos y tóxicas que con calzador encuentran algo de redención… al estilo cartoon. La unión entre animación y humanos está MUY bien resuelta, similar a Who Framed Roger Rabbit (1988) y que le agrega nostalgia al combo; y un verosímil que no intenta ser serio y estructurado sino más lúdico: los humanos y los dibujos conviven y nadie se pregunta cómo y porqué. ¿O es que alguien piensa demasiado sobre cómo se esclavizan y hacen pelear animales entre ellos en Pokemon? Todo se termina sintiendo más como un cortometraje alargado, con una historia de amor tirada de los pelos en la que no llegamos a empatizar nunca con la pareja involucrada. Las situaciones de slapstick entre los personajes animados es lo más divertido , pero terminan repitiéndose y no agregándole nada a un mundo que de tan despreocupado podría haberse jugado más. Tom y Jerry es una película para chicos y chicas, que no le mientan a los padres y madres… nuestra generación la va a encontrar simplona y repetida. AHORA… si queres un poco de nostalgia, o la necesitas porque estás agobiado/a en épocas de pandemia, quizás sea una linda terapia pasarte 90 minutos con tus amigos de la infancia.
La Noche Mágica: risa, sangre, asesinatos, baile y Papá Noel El regreso a las salas de cine ya es una realidad, y comienzan a llegar los estrenos que se venían cocinando en la parrilla de los cines y que hubo que dejarlos enfriar en el freezer. Una de las primeras películas argentinas que llega acompañando la esperada reapertura de los cines es La Noche Mágica, protagonizada por Natalia Oreiro y Diego Peretti; con dirección de Gastón Portal. Una experiencia diferente, un híbrido entre comedia negra, musical, o película turbia europea… un relato que se puede sobre-analizar o disfrutar sin pensar y sorprenderte con lo que pasa. ¿De qué va? Nicola (Diego Peretti), un excéntrico ladrón de guante blanco que, como Papá Noel lleva una barba blanca y un gorro rojo, se dispone a realizar un atraco en la víspera de Navidad. Elige una casa de San Isidro, en la que sorprende a Kira (Natalia Oreiro), Juan (Esteban Bigliardi) y a su mejor amigo Cachete (Pablo Rago), en una incómoda e inesperada situación. Nicola procede a esposar a todos los presentes pero el atraco se complica cuando se encuentra con Alicia, la pequeña hija del matrimonio, quien apenas lo ve le extiende una lista de deseos… Si uno lee la sinopsis puede pensar que es una suerte de comedia de situaciones con algo de corazón… bueno, diría el Comandante Ackbar: “¡Es una trampa!”. Cuando arranca el relato vemos a Kira fumando un cigarrillo, con un hombre en la cama de su habitación. De ahí pasamos a Nicola, que se mete al lujoso complejo en donde se encuentra esta pareja para llevar a cabo un hurto de guante blanco. Pero cuando está por entrar desde el balcón, sale el hombre de la cama a medio vestir que se descubre como un amante de Kira, que salió disparado al llegar Juan (el marido) al hogar. Nicola lo obliga a punta de pistola a ayudarlo a llevar a cabo el hurto y arranca el juego. Claro que al instante descubrimos que Cachete, el pata de lana, es en realidad el mejor amigo de Juan. Ya desde ahí podríamos tener una suerte de comedia de enredos europea, medio de Alex de la Iglesia, con un ladrón carismático y un entorno que van revelando sus cartas a medida que avanza la historia. Pero no… Porque alguien toca la puerta, y con total desdén Nicola dispara, matando al instante a quien tocaba: una mujer que parecía la encargada de cuidar el hogar. Ahí la cosa se enturbia cuando el ladrón descubre que hay alguien más en la casa: Alicia, la hija del matrimonio. Nicola en lugar de asesinarla, decide cumplirle una lista de deseos. Entonces allí se empiezan a descubrir secretos escondidos que involucran: sexo, homosexualidad, drogas, abusos, violencia de género, violencia doméstica, asesinatos… Lo que parecía sólo un típico robo a una familia de clase alta argentina, se convierte en una ficción más rica que la muerte de Nisman. Dónde una sexualizada Natalia Oreiro actúa exageradamente como una de las actrices hollywoodenses del cine Noir, Pablo Rago hace de Pablo Rago, Diego Peretti la rompe (y es el único que parece entender COMPLETAMENTE el tono de la película) y Esteban Biligardi sobreactúa teatralmente a un sorete de marido de esos que queres cachetear ni bien conoces. No se puede contar mucho para no spoilear, pero cuando crees que ya es mucho: alguien asesina a sangre fría sin remordimiento a otra persona, todxs bailan drogados una canción italiana de los 60s, Kira dice “los pezones no mienten” y besa a quien no debería, la película se ríe / crítica (elija su propia aventura) al servicio doméstico y su relación con quienes contratan, uno pregunta “¿pero vos no eras gay?”, alguien camina por las paredes… La noche mágica es una suerte de Frankestein, que se mantiene básicamente por la interpretación cínica pero de buen corazón de Peretti, la belleza hegemónica de Oreiro (que se anima a algo parecido a la desnudez) y por el constante volanteo a un lado del otro de la ruta mientras vas manejando en el relato. No se aconseja cerrar un segundo los ojos, porque no sabes qué te vas a encontrar… El final, que medio se va adivinando a medida que conoces a los personajes, termina sellando una pregunta en quien miró completa la película “¿por qué no tomaron un sólo camino y lo alimentaron?”. Con situaciones divertidas, otras muy efectivas de humor negro, momentos de cringe extremo, otras tantas situaciones fallidas y un número musical sacado de la galera, La Noche Mágica es un extraño batido milkshake de mil ideas que al mezclarlas pierden su sabor.
Akelarre: toda bruja es política Esta semana se estrena en salas, en CineAr y en Netflix Akelarre, la última película del director Pablo Agüero. Seleccionada en la Quinzaine des réalisateurs de la 73° edición del Festival de Cannes, Akelarre tuvo su premiere internacional en la Competencia Oficial de la 68° edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y, con 9 nominaciones, es actualmente la segunda película más nominada a los premios Goya de este año. ¿De qué va? País Vasco, 1609. Los hombres de la región se han ido a la mar. Ana participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegui, encomendado por el Rey para purificar la región, las arresta y acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que saben sobre el akelarre, ceremonia mágica durante la cual supuestamente el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas. En 1609, el juez Pierre Rosteguy de Lancre recorrió el País Vasco francés interrogando a centenares de personas y condenando a decenas de mujeres a la hoguera por supuestos actos de brujería. Luego relató su experiencia en el libro “Tratado de la inconstancia de los malos ángeles y demonios”. En esos textos barrocos y alucinados, Pierre Rosteguy de Lancre dio forma al mito del “sabbat de las brujas” (en lengua vasca: akelarre) que influyó a jueces y luego a artistas durante siglos. Lo que Pablo Agüero lleva a cabo es una suerte de re-visita al mundo de la caza de brujas, metiéndose en el mundo de las mujeres y escuchando su voz en ese proceso. A la vez, desnudando parte de la verdadera razón de este exterminio: los hombres y sus ansias por el control. Co-producción entre Argentina y España, hablada en Español y Euskera, Akelarre va recorriendo la desesperación, la entrega, el miedo, la aceptación, la venganza, la falta de acreditación ante la injustica… todo y cada uno de los procesos que viven un grupo de mujeres que sin entender que sucede se ven sumidas en un juicio del que no entienden las acusaciones. Un híbrido entre la The Reckoning (2020) de Neil Marshall, con un poco de The VVitch: A New-England Folktale (2015) de Robert Eggers; Akelarre termina dejando de lado lo espectacular de meterse en un momento histórico sucio, ruin y ruidoso como es el de la Edad Media con sus leyendas y floklore, para convertirse en un relato intimista sobre lo que le sucede a personas (en este caso particular, mujeres) que se ven privadas de sus derechos sin entender el porqué. En este punto, me recordó mucho a Crónica de una fuga (2006) de Israel Adrián Caetano y terminó llevándome a un lugar muy oscuro de nuestra historia reciente. Las actuaciones femeninas son la razón de ser (especialmente la bellísima Ana, interpretada por Amaia Aberasturi), además del villano Rostegui (Alex Brendemühl). Entre los protagonistas aparece el argentino Daniel Fanego, que de tan taciturno y apocado se termina quedando escondido detrás de las velas y la oscuridad de los escenarios. La película tiene un trabajo de arte y vestuario de alto nivel, y utiliza muy bien el trabajo fotográfico para meternos en un mundo donde no existe la luz eléctrica. Sin embargo, el hecho de tener largas escenas de conversaciones y juicios, con lugares que se repiten para ayudar a sentir lo cíclico del encierro, Akelarre se termina sintiendo muy teatral. Hacia el final dispara un poco, con una escena que parece un musical de disney macabro y que demuestra cómo los hombres siempre terminan siendo hombres. La empatía, el acompañamiento, las vacilaciones, la fuerza… cada uno de los elementos femeninos en pugna en épocas de deconstrucción están presentes en un relato demasiado actual para desarrollarse en 1600. Akelarre es un espectáculo basado en la actuación, un cine político que aprovecha una coyuntura histórica de persecución y asesinato de las mujeres, una situación amparada por los grandes poderes fácticos y sin tener quien las proteja. Porque bien sabemos qué cómo dice el villano “No hay nada más peligroso que una mujer que baila”, una que lucha, que caga frente a una iglesia, que pone el cuerpo en la calle por sus convicciones… Menos mal que todo cambió en estos 500 años.
La Leyenda de La Viuda: El Proyecto de la Bruja Blair rusa Hace unas pocas semanas se estrenó en cines de Argentina Invasión: el fin de los tiempos, una película de ciencia ficción rusa que acompaña una nueva ola que viene desde la zona de Sputnik V, pero que en este caso se siente más como un relato occidentalizado que una nueva manera de contar historias. Este jueves se estrena en salas Argentinas: La Leyenda de La Viuda. ¿De qué va la película? En una zona densamente boscosa al norte de San Petersburgo, la gente ha estado desapareciendo durante tres décadas y los pocos cadáveres encontrados estaban desnudos. El 14 de octubre de 2017, un equipo de voluntarios salió al bosque en busca de un adolescente desaparecido. Pronto, se perdió toda comunicación con ellos. Los lugareños creen que fueron capturados por el mismo espíritu oscuro que se llevó a los demás, a quien llaman La Viuda. Llamada The Widow en su nombre internacional y Vdova en su Rusia natal, establece su sensación terrorífica en el hecho de basarse en hechos reales, ficcionalizados a través de un grupo de rescatistas que quedan varados en ese bosque maldito de San Petersburgo. Ivan Minin, el director, presenta su ópera prima con una estructura muy similar a The Blair Witch Project (El Proyecto de la Bruja Blair, 1999), comenzando con una placa negra avisando que lo que vamos a ver se basa en “hechos reales” (en realidad sobre lo que cuenta la localía) para luego ir hacia una ficción documentada a través de una reportera que utiliza gadgets audiovisuales que serán muy convenientes para la trama. Un grupo variopinto de rescatistas, que están en el medio de una práctica realista sobre accidentes en cuevas, y que tienen que encargarse de la desaparición de unxs jóvenes en el bosque, van a comenzar a sentir que hay algo que no está bien en ese bosque durante las noches, cómo cuando encuentran a una señora moribunda que les maldice por salvarle la vida y les augura que “no saldrán con vida del bosque, ella no los dejará”. A diferencia de Blair Witch, el dispositivo se encarga de armar planos en gran calidad y cinematográficos que nos despegan de esa idea de “grabación amateur” y que serían algo más cercano a REC (2007), con ese aire de amateurismo pero composiciones perfectas que son físicamente imposibles de lograr y mantener en el tiempo. La desesperación de los personajes no termina de hacerse corpórea, ya que la película está doblada al inglés; a pesar que los actores de doblaje son profesionales, uno directamente no empatiza al ver que la boca y el sonido dicen cosas diferentes, y que la actuación nunca fue vivida, de tal manera que nunca se puede encarnar apropiadamente. La figura del bosque, la oscuridad, la niebla, lo que hay fuera de campo funciona fuertemente y es lo más efectivo de la película. El elemento del ramo de pasto que oculta objetos, personas o a la viuda en cuestión se mimetiza tanto con el espacio que nos hace pensar que puede estar en cualquier lugar esperando para atacar. Uno a uno los personajes van cayendo, descubriendo con horror que no solo la presencia puede asesinarte… también el bosque. Y algunas muertes tienen buenas ideas, pero les falta mejor desarrollo en la puesta de escena para que sean mas efectivas. La explicación termina siendo medio inconducente y para el tercer acto pasamos de Blair Witch a The Ring (2002), intentando buscarle una justificación y una vuelta de tuerca a la figura mítica de La Viuda. ¿Hace falta? ¿No suma más tener un halo de misticismo, entender que las figuras que se esconden en el rabillo del ojo no tienen mas explicación que el mal por el mal mismo? La Leyenda de La Viuda llega tarde, se parece a películas que ya vimos varias veces para el o la consumidora más hardcore del cine de género. Ahora bien, si no sos de ir al cine a ver este tipo de películas… sentarte en la sala, que las luces se apaguen y arranque una de terror rusa puede ser una experiencia bastante reveladora. O asesina.
Invasión: el fin de los tiempos, sci-fi del otro lado del mundo occidental Vtorzhenie, su nombre original en ruso, es otra apuesta más del cine de ciencia ficción made in Rusia que está teniendo algunos referentes que llegan a nuestras costas. El año pasado fue Koma (dirigida por Nikita Argunov, con mucho de fantasía) y también Sputnik (dirigida por Egor Abramenko, y que tendrá estreno pronto en Argentina) quienes pusieron en la palestra una suerte de películas blockbuster desde la zona del Kremlin. Incluso, quienes tuvimos la oportunidad, en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre se proyectó The Times Guardians (dirigida por Alexey Telnov) donde el fantástico ruso se vistió de película festivalera. En este caso, Fedor Bondarchuk vuelve a dirigir esta saga que tuvo una primera parte en 2017 llamada Prityazhenie (Attraction, su nombre en inglés) que fue un éxito gigantesco en su país de origen y engendró esta continuación que se desarrolla tres años después y continúa indagando en los personajes que conocimos y en el mundo que cambió luego de la llegada de los extraterrestres. ¿Pero de qué va Invasión? El accidente de una nave extraterrestre dividió las vidas en un “antes” y un “después”. Una chica común de la ciudad de Moscú, Yuliya Lebedeva (Irina Starshenbaum), se ve obligada a aceptar el papel de rata de laboratorio, siendo la única persona que tuvo contacto con el extraterrestre. Tratando de comprender la naturaleza de la fuerza creciendo dentro suyo, el ejército y los científicos están dividiendo sus sentimientos y emociones en átomos. Los poderes sobrenaturales de Yuliya no son lo único que aterroriza a los habitantes de la Tierra. Nuestro planeta está bajo amenaza de una invasión inminente. La única forma de ganar este conflicto que se avecina es seguir siendo humanos. Cuando todos están obligados a tomar una decisión de la que depende la salvación de la Humanidad, el amor, la lealtad y la misericordia pueden volverse incluso más fuertes que el poder despiadado de una tecnología alienígena. Porque claro, equipo que gana no se toca… y si la primera parte fue un éxito hay que capitalizar y volver. Los aliens se habían retirado, pero dejaron cosas a su paso. Si no viste la primera parte, al principio hay un pequeño resumen para que te pongas al día, pero tampoco es tan complicado. Si viste Dia de la Independencia: Contrataque (Independence Day: Resurgence, 2016) vas a sentir algo parecido: el gobierno y los militares están tratando de entender la tecnología para estar preparados para lo que viene. Pero al igual que la primera parte, no todo es tiros y cosha golda. Las implicancias filosóficas están a la orden del día, y los personajes una y otra vez van a tener conversaciones que hacen parecer a Dawson´s Creek un conversatorio trivial (?). ¿Pero esto hace que no haya escenas de acción? ¡No! En las mas de dos horas de película vamos a tener persecuciones, peleas al estilo Matrix, más persecuciones y muchos buenos efectos visuales. Además algunas discusiones necesarias sobre la tecnología, el uso de las comunicaciones y el agua. Siempre es bueno encontrar nuevas maneras de encarar los relatos, y además de mostrar que hay una industria incipiente en los fantástico (tanto que uno de los protagonistas de acá también lo es en Koma), algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver y que ADEMÁS abre al juego a las salas de cine de volver a proyectar aliens y destrucciones en sus pantallas, sobre todo para el final donde es algo espectacular para ver comiendo pochoclo. Sí, Invasión: el fin de los tiempos será estrenada en cines en el país y no podemos más de contentos. Para quienes tengan la fortuna de poder volver a una sala (con todos sus protocolos, obviamente) desde acá les pedimos que la disfruten y nos cuenten. Aquí la lista de los cines: SALAS DE EXHIBICIÓN: Hoyts Patio Olmos Hoyts Nuevo Centro Showcase Cordoba Showcase Villa Allende Cine Rio Grande Annuar Jujuy Alfa Jujuy Boulevard Gualeguay Las Tipas Jesus Maria Holliday Carlos Paz Colon Entre Rios Las Tipas, Morteros Odeon Concordia Ducal Rivadavia Concepcion del Uruguay Gualeguaychu Chajari, Entre Rios Autocine Mar del Plata Cervantes Mendoza Coliseo Trelew Las Tipas Jesus Maria Colon Punta Alta Auditoryum Puerto Madryn Palpala Colon Entre Ríos
Laura Casabé dirigió su primer largometraje autofinanciado El Hada buena, una fábula peronista en 2009 (luego de varios años de idas y vueltas para poder finalizarlo) y en el 2016 con el apoyo del INCAA filmó La valija de Benavidez, alcanzando ese camino virtuoso de los directores independientes que llegan a las salas de cine comerciales (además de Netflix). En el medio, entre delirios de la Plop!, hizo un cortometraje que fue galardonado en sendos festivales: La vuelta del Malón, una suerte de mezcla del cine de zombies con las cuestiones de la otredad indígena. Ese corto, basado en la obra de Angel de La Valle de 1892 se siguió gestando en la cabeza de la directora, lo que nos trae a Los que vuelven. América del Sur, 1919. Los guaraníes fueron asesinados, desterrados o reducidos a servidumbre. Julia, esposa de Mariano, un terrateniente yerbatero, concibe a su tercer hijo muerto. Desesperada, le ruega a Kerana, su criada indígena, que lo traiga de vuelta a la vida. La criatura vuelve. Pero no vuelve sola. La cuestión de género siempre está presente en la obra de Casabé, así que leyendo la sinopsis por arriba entenderíamos que el largometraje mantiene las bases del corto que vio nacer la idea: un abrazo (manteniendo distancia social hoy) con el cine de George Romero, con muertos volviendo a la vida para representar una idea política específica escondida entre los intersticios del género fantástico. Un clásico de cada década, desde la guerra fría, hasta la era de la sobre-información. Pero es un poco más que eso… Los que vuelven discute sobre la otredad, sobre la idea del indígena como servidumbre, la barbarie contra la civilización, el rol de la mujer, la concentración del poder en pocos, la xenofobia, y el miedo a perder a quienes más amamos. ¿Hay zombies? Sí, más en línea con White Zombie que con lo propuesto por Romero; no hay un chamán que convoque a estas almas, podría ser una diosa o directamente la Madre Tierra. Pero esa es la excusa argumental, la razón por la que los indios comienzan a emigrar de los campos de yerba hacia la profundidad de la selva, el miedo primigenio a vientos de cambios que ven que se avecinan. Y claro, los terratenientes blancos y heterosexuales no quieren perder a sus sirvientes, aquellos que hacen el trabajo real. Y hay una mujer deseseperada, Julia (María Soldi), que tiene un hijo pero ve truncada la posibilidad de tener un segundo. Y ante la tragedia de otro hijo no-nato decide refugiarse en la magia, trayendo consecuencias devastadoras para su círculo. A destacar el trabajo de actuación con figuras no tan reconocibles de primera mano, pero con mucha experiencia y oficio que acompañan y potencian el relato, haciéndonos sentir que hay verdad en lo que se cuenta. Y la selva, ese espacio que se termina convirtiendo en un protagonista más. Como todo inconsciente colectivo, hay una suerte de hilo rojo invisible que va uniendo obras contemporáneas, y Los que vuelven tiene un hipervínculo con Las Furias, película de Tamae Garateguy que abordaba temas muy similares en diferentes épocas. Y no sorprende que esas voces, esa necesidad de traer desde los márgenes temas como el rol de la mujer, los lugares de privilegios de los hombres heterosexuales y blancos, la persecución histórica a los pueblos originarios, la decisión de la mujer sobre la maternidad, y otros temas que se encuentran en discusión en la agenda actual venga de dos mujeres con fuerza y algunos largometrajes encima como directoras. Porqué tanto en cultura como en la sociedad, todo cine también es político.
Reza Jorge Drexler en su tema La infidelidad en la era de la informática: Y la obsesión desencripta en lo críptico Viola lo mágico, vence a la máquina Y tarde o temprano nada es secreto En los vericuetos de la informática Y algo de eso hay en la ópera prima de Francisco Bendomir, Una Chica Invisible. Desentramemos la trama y entremos en la sinopsis, en lo que vende el poster y el trailer: Un hacker a sueldo instala cámaras ocultas en el departamento de una actriz que decide suicidarse al descubrir que la peor audición de su vida se viralizó en YouTube. O sea, estaríamos frente a un drama sobre los límites de la privacidad en los tiempos de redes sociales y hackers, de la viralización de los contenidos sin consentimiento, sobre cómo retirarle el velo de lo secreto a algo que es nuestro. Sí, un poco de eso hay… pero tampoco es el centro. Como en la letra del tema musical, todo se vuelve un vericueto, todo se comienza multiplicar como una suerte de algoritmo algo torpe pero con buenas intenciones. Una Chica Invisible es en realidad la historia de un padre soltero y joven, muy pajero, que trabaja arreglando PCs y tiene una hija de once años que peca del virus de las películas de Hollywood: niñes que actúan como adultos. Daniel (Javier de Pietro) nuestro protagonista, cuando arranca el relato, es enviado a espiar la computadora de Andrea (Andrea Carballo), una actriz que busca triunfar y que está en una relación tóxica y desvencijada con Mauro (Pablo Greco), un conflictivo pasivo-agresivo de aquellos que le pide el favor a Daniel de tener acceso a la privacidad de su (ahora ex) pareja. En el medio de esto, sin saber porqué, se viraliza un video de un casting de Andrea donde termina vomitando como si fuese una de las chicas de Pitch Perfect (sorry not sorry por la referencia). Esto la lleva separarse de Mauro, y en una noche de depresión clavarse más pastillas que Esmeralda Mitre, pero es detenida por Daniel desde la clandestinidad de la virtualidad, convenciéndola que no se encuentra sola. Y si ahí la obsesión desencripta lo críptico, la magia hace su aparición. Porque también es la historia de Juana (Lola Ahumada), una nena de 11 años que viraliza un video suyo clavándose un cuchillo y que tiene que lidiar con un padre sobrepasado y pajero, mientras consume un manga que lleva el título de la película. Ella, una chica que ya vimos en varias películas de género en nuestro país y que se configura con un futuro prometedor, será el centro del relato y parte fundamental del cierre del conflicto, a pesar de estar siempre en la puerta viendo al resto jugar. ¿Confundidos y confundidas? ¿Si? Entonces van bien. El mundo que propone Bendomir es extraño, los planos tienen un trabajo espectacular de luz y composición, aunque abusan de una repetición que parece ser parte de la propuesta estética, pero permite adivinarlos antes que aparezcan y le pegan en contra a la búsqueda que parece tener de un relato donde cualquier cosa puede pasar. El trabajo actoral es deparejo, Andrea Carballo vuelve a repetir esa rigidez en los gestos y los acentos que vimos en el corto viral Ni una sola palabra de amor (2013), Javier de Pietro no termina de definir si busca ser un pende-viejo o sólo un ser apático, y cuando tiene que putear produce bastante cringe. De Pablo Greco vemos poco, y tampoco brilla porque el relato no se lo pide… ahora, Lola Ahumada parece ser la única que entendió a la perfección el tono. Su “naturalidad”, su decir, su timing, permiten reforzar ese clima enrarecido de incomodidad y humor que potencian las líneas de diálogo que parecen salir de un soliloquio del director de The Room (2003). Sin lugar a dudas, ella es la que mas brilla y mejor sale parada en el total, quizás porque el espíritu jovial, cercano a la cultura oriental (lo vemos en su forma de vestir) que tiene la película marida mejor con su edad. Y luego hay preguntas que no encontrarán respuestas SPOILERS ALERT: ¿la obsesión de Daniel viene de antes y JUSTO JUSTO JUSTO -sic Te lo Resumo Así Nomás– se encuentra con Mauro que le pide espiar a esa mujer en particular? ¿Cómo se entera Andrea dónde vive Daniel y porqué es la primera persona en la que piensa como responsable? ¿No piensa en Mauro? ¿Cómo se entera Juana de lo que hacía su padre con las cámaras? ¿A qué va la historia del indigente que para en el kiosco de Mauro? ¿Por qué tanto product placement? FIN DEL ESPACIO SPOILER Una Chica Invisible es un experimento con muy buenas intenciones y grandes aciertos. Al ser ópera prima también algunas incongruencias, pero la práctica hace al maestro y todes sabemos que tarde o temprano nada es secreto en el mundo del cine. Se huelen las intenciones de un espíritu lúdico y más musical, y se agradece el juego estético en los planos y en una secuencia animada. Es llamativo que, a pesar de no haber sido realizada durante la pandemia responda a esa urgencia de les realizadorxs de hablar sobre las pantallas y la forma de comunicarnos. Sin olvidarnos que en la era de la informática nadie es invisible, aunque lo quiera. Salvo que te caiga un rayo.