Nada justifica a esta remake absolutamente innecesaria del clásico de los 90. 22 años es mucho tiempo y más en cine. Por lo tanto una remake de ?El vengador del futuro? (?Total Recall?) podría estar bien justificada en la medida que aportara un enfoque novedoso o superador del planteo original. La base es la misma, un cuento de Philip K. Dick cuyo título original y en inglés, para no traicionar el texto, era ?We can remember it for You Wholesale?. La obra literaria de Dick motivó varias películas célebres entre las cuales ?Blade Runner?, de la cual se mencionan también planes de remake o secuela próximamente. La versión original de ?El vengador del futuro? fue dirigida en 1990 por Paul Verhoeven, que venía de hacer ?Robocop? y adquiriría aún mayor fama con ?Bajos instintos?, su obra inmediatamente posterior. Sharon Stone, ya estaba en la original que ahora nos ocupa como esposa de Schwarzenegger. Su personaje, Lori, es aquí cubierto por la inglesa Kate Beckinsale, que debutó en ?Mucho ruido y pocas nueces? para luego hacerse popular con ?Pearl Harbor? y ?El aviador? (como Ava Gardner). Len Wiseman, que ya la había dirigido en ?Inframundo? y secuela, vuelve a hacerlo aquí, pero valga la aclaración se trata de su marido en la vida real. En cuanto al personaje central, Douglas Quaid, quien ahora asume el rol que tenía Arny es el irlandés Colin Farell (?Alejandro Magno?, ?El nuevo mundo?, ?Escondidos en Brujas?). Nuevamente la historia está ambientada hacia finales del siglo XXI, que parecía más lejano en 1990. La tierra ha sido asolada por una guerra química y sólo dos regiones subsisten. Una de ellas, situada en Europa, lleva el nombre de Federación Unida de Bretaña (FUB), dominada por el todopoderoso Cohaagen. El papel que originalmente interpretaba el actor Ronny Cox es ahora asumido por Bryan Cranston (?Pequeña Miss Sunshine?, ?Drive?). La otra zona, conocida como ?La Colonia?, está ubicada en Australia y muchos de los que allí viven viajan en apenas 17 minutos, atravesando el núcleo de la Tierra, para trabajar en la más floreciente zona del hemisferio norte. Hasta aquí las similitudes tanto en personajes como en parte de la historia pues nuevamente aparece la Rekall Incorporated, una agencia que ya no será de turismo como en el original (Schwarzenegger acudía a ella para ir a Marte). Ahora Quaid que, al igual que en el original sufría tremendas pesadillas, recibirá una propuesta para superar el trauma del sueño consistente en la implantación de recuerdos ficticios en su cerebro. Le dicen que el tratamiento es seguro y que ?no hay nada que temer?. Obviamente que no será así y de golpe descubrirá que es un espía, que le reemplazaron la memoria y que su nombre verdadero es otro (Carl Hauser). Luego de ultimar a unos diez policías planteará quién es él realmente e incluso dudará si Lori es su esposa. Otra chica (Melina) ingresará en su vida, en el original Rachel Ticotin y aquí Jessica Biel, quien parece tener predilección por personajes ?mágicos? (?El ilusionista?, ?El vidente?). Quaid o Hauser, también conocerá al jefe de los rebeldes de La Colonia, de nombre Matthias, rol a cargo de Bill Nighby (?El exótico Hotel Marigold?, ?Inframundo?). La historia daba para un planteo interesante sobre cuanto habrá de realidad y cuánto de ficción en la mente de nuestro héroe. En verdad él parece ser un operario en una fábrica de robots de la FUB, a la que viaja diariamente desde la Colonia en un sistema de transporte (the Fall) que se parece a un ascensor que se mueve a gran velocidad. Pero Wiseman ha preferido privilegiar las escenas de acción y el uso de los efectos especiales, que a la postre resultan lo único rescatable de la película. Los tiros con armas sofisticadas, propias de un futuro aún algo lejano, no producen heridas visibles en las numerosas víctimas a lo largo de la historia. Ésta no tiene progresión dramática alguna y cuando se llega, extenuado después de tantos disparos, al final de la película el espectador se pregunta qué quiso significar el conjunto. Vale entonces una recomendación: intente ver la versión original, que sin ser un dechado de virtudes, tenía al menos un mensaje y actores mejor aprovechados que los de esta innecesaria remake. Unite a la FAN PAGE de FACEBOOK y compartí noticias, convocatorias y actividades Seguinos en twitter: @sitioLeedor Publicado en Leedor el 10-08-2012
“Amigos intocables” (“Intouchables”) llega precedida de un record en Francia que sólo otras dos películas han podido superar. Con algo menos de 20 millones de espectadores, se coloca en el tercer lugar de las más vistas detrás de “Titanic” (20,8 millones de entradas) y “Bienvenidos al país de la locura” (20,5 millones de entradas). Hasta el año 2008 la película francesa con más espectadores era “La fuga fantástica” con un notable elenco integrado entre otros por los inolvidables Bourvil y Louis de Funes y el inglés Terry-Thomas. Hubo que esperar más de 40 años hasta que otro film francés desplazara a la famosa comedia de Gérard Oury. Pero ya en 1998 James Cameron, como en la mayoría de los países del planeta, pasó a ocupar el primer puesto en Francia. Y si se le suma lo recaudado por “Avatar” alcanza los 35 millones de espectadores, un record que será difícil de superar. Ni los directores de “Amigos intocables” (Olivier Nakache y Eric Toledano) ni aún su pareja de actores centrales son demasiado conocidos en nuestro país. Francois Cluzet es de los dos el más popular pues fue a menudo dirigido por el ya fallecido Claude Chabrol. Entre esas películas algunas fueron presentadas localmente (“Un asunto de mujeres”, “No va más”), mientras que “L’Enfer” no se estrenó en nuestro país y las tres fueron coprotagonizadas por Isabelle Huppert. Otros recordarán su notable interpretación junto al músico Dexter Gordón en “Cerca de la medianoche” de Bertrand Tavernier. En cambio el más joven de la dupla actoral, Omar Sy, es virtualmente un desconocido en Argentina aunque en Francia ya había sido dirigido por Nakache y Toledano en dos de los tres largometrajes anteriores (“Nos jours heureux”, “Tellement proches”), no estrenados en nuestro país al igual que el primero de 2005 con Gérard Depardieu y Annie Girardot (“Je préfère qu’on reste amis”). La trama es aquí bien simple, basada en una historia real, que presenta a dos caracteres totalmente disímiles, donde nunca estará mejor aplicado el aforismo de “los extremos que se juntan”. Driss (Sy) es un joven proveniente de un suburbio pobre, cuyos trabajos ocasionales se alternan con cortas estadías en prisión. Con la necesidad de demostrar que está en busca de trabajo, para gozar de una pensión, cae por azar en la casa del aristócrata y millonario Philippe (Cluzet) en procura del ansiado papel. Pero la sorpresa es mayúscula cuando inesperadamente convence al tetraplégico dueño de casa para terminar trabajando como su asistente, ayudante y también chofer. Philippe descubrirá que su vida aún tiene sentido cuando Driss lo vaya contagiando con su permanente optimismo y “buena onda”. Lo notable de “Amigos intocables” es que logra evitar en todo momento caer en el golpe bajo, algo al que son tan afectas otras cinematografías como la norteamericana. A lo largo de casi dos horas alternan momentos dramáticos, que lograrán conmover a más de un espectador, con otros francamente cómicos. Al mismo tiempo habrá espacio para la crítica social al mostrar cómo los familiares del potentado se le acercan con un único interés claro: su dinero. Y también lugar para un relato alrededor del hermano menor de Driss y sus malas compañías, que el guión resuelve convincentemente. Pero por sobre todo estará la historia de una amistad que en el título local se ha querido inteligentemente enfatizar. Es de esperar que no ocurra, aunque puede temerse que tenga lugar, una remake norteamericana. Podría imaginarse a una dupla integrada por Dustin Hoffman (algún parecido físico con Cluzet) y a un actor joven de color intentando repetir un fenómeno que ya ha conmovido a Francia y al resto de Europa. Unite a la FAN PAGE de FACEBOOK y compartí noticias, convocatorias y actividades Seguinos en twitter: @sitioLeedor Publicado en Leedor el 31-07-2012
Las películas más exitosas en vacaciones de invierno (La era del hielo 4, Madagascar 3, El sorprendente hombre araña) son en su mayoría secuelas y nuevas versiones de éxitos del pasado. Ahora se agrega “Batman: el caballero de la noche asciende” (“The Dark Knight Rises”) que cerraría (?) una nueva trilogía, siempre dirigida por Christopher Nolan. Este director inglés adquirió merecido prestigio con “Memento. Recuerdos de un crimen”, su segundo largometraje, confirmando su originalidad con la siguiente “Noches blancas” (“Insomnia”). La presentación de “Batman inicia” en el 2005 no dejó conforme al mundo cinéfilo. Al fin de cuentas el personaje ya había sido abordado por Tim Burton en 1989 (inolvidable “Guasón” de Jack Nicholson) y en tres secuelas más, hasta el cierre de la serie anterior en 1997. Algunos memoriosos incluso recordarán que ya se había estrenado en 1966 una película del personaje encapotado interpretado por el legendario Adam West. La segunda de Nolan en el 2008 (“Batman, el caballero de la noche”) tuvo un plus inesperado al ser la película póstuma de Heath Ledger (otro “Guasón” increíble) y una trama que se seguía con cierto interés. No es el caso de la que ahora nos ocupa. Difícil resulta explicar el por qué de tan elogiosos comentarios que viene cosechando tanto a nivel local como por parte de la crítica de su país de origen. Se repiten los personajes y los actores que los interpretan. Michael Caine es nuevamente el mayordomo Albert, Gary Oldman el jefe de policía, Morgan Freeman es Lucius Ford y obviamente Christian Bale es el millonario Bruce Wayne y su alter ego Batman. Las pocas novedades las aporta básicamente el cast femenino con Marion Cotillard (Miranda) y Anne Hathaway como Gatúbela. En una de las primeras escenas se la ve bailando con Wayne y más de un espectador se habrá sorprendido al comprobar que danzan al compás de la “Pavana para un infanta difunta” de Maurice Ravel. Habrá por supuesto un nuevo malo, de corto nombre (Bane), que interpreta el inglés Tom Hardy y un joven policía (Blake), rol a cargo de Joseph Gordon-Levitt (“El origen”) que, por una mención al final, sembrará la duda sobre si verdaderamente se acabó la serie. Ya parece una regla que con cada eslabón de la hasta ahora trilogía se agregan unos diez minutos más, con lo que ésta ya dura poco menos de tres horas, que se sienten. A tal punto que, en algunas funciones como la que le tocó a este cronista, hubo un “intermedio” seguramente para comprar más “pochoclo” y gaseosas. Se mencionó la poca originalidad de la trama que plantea nuevamente la posibilidad de que un artefacto nuclear sea explotado en una gran ciudad que no es obviamente Nueva York sino Ciudad Gótica, aunque mucho se le parece. Técnicamente la película es impecable lo que se percibe desde el inicio con una de las pocas escenas novedosas que transcurren en un avión a gran altura. Pero esa promesa pronto se desvanece y entra en una larga serie de alusiones a personajes de películas anteriores como el fiscal Harvey Dent o Ducard/Ra’s Al Ghul (Liam Neeson), flash-back incluido. Quien no esté familiarizado con dichos episodiod podrá perderse “algo” pero para la mayoría de los espectadores éste no será el caso. Más aún, si ya disfrutaron de las dos anteriores, el consejo es que reincidan. Para los no adictos en cambio es probable que coincidan con la advertencia inicial de esta nota donde se afirma que las ideas parecen estar agotándose en Hollywood. Unite al grupo Leedor de Facebook y compartí noticias, convocatorias y actividades: http://www.facebook.com/groups/25383535162/ Seguinos en twitter: @sitioLeedor Publicado en Leedor el 27-07-2012
Quien venga siguiendo a Sacha Baron Cohen desde “Borat”, la no estrenada “Bruno” e inclusive su participación en “La invención de Hugo Cabret” sabrá de antemano que le espera al ver “El dictador”, su más reciente opus. Y quien haya visto la “cola” tendrá la oportunidad de reírse de nuevo con la primera y muy cómica escena de la película, cuando se lo observa al emperador Aladeen de la ficticia república de Wadiya “eliminando” sucesivamente a sus competidores en una carrera de atletismo. De ahí en más se sucederán varios otros momentos muy graciosos a tal punto que uno puede sorprenderse de que la película dure menos de noventa minutos y que pasen tantas cosas en la trama. Prueba de la diversidad es la gran cantidad de personajes con los que uno termina familiarizándose. E incluso de numerosos cameos que incluyen a la muy atractiva Megan Fox, a la que se disfruta apenas un minuto, a John C. Reilly, Edward Norton (¡menos de treinta segundos!) o el francés Gad Elmaleh. De todos modos Sacha Baron Cohen estará presente durante casi todo el metraje dado que el tirano tiene varios dobles que obviamente son también interpretados por él mismo. Los otros dos personajes importantes son su tío Tamir en buena composición de Ben Kingsley y Zoey, la angelical Anna Faris, una chica “ecológica” y vegetariana a la que el dictador conoce ocasionalmente durante una manifestación en su contra en pleno Nueva York. El director Larry Charles, al igual que en las anteriores “Borat” y “Bruno”, elige a una comunidad o grupo social como foco de sus burlas. En este caso se trata del mundo árabe y más concretamente de líderes como el ex dictador de Libia o de otros emiratos, ricos en petróleo y gas. Si hasta se atreve a mencionar a multinacionales como BP, Exxon y a la misma Petrochina, a la que le promete el ahora muy popular “shale gas” (gas de esquistos). Las escenas con el representante de China en las Naciones Unidas y su dudosa afirmación de que su país es muy democrático o también su debilidad por George Clooney o Edward Norton (de allí su breve aparición) son muy divertidas. Pero además demuestran que casi ningún país o etnia se salva de las críticas muy ácidas del film. Incluso los Estados Unidos no salen indemnes por ejemplo cuando se afirma que fue construido por “negros” y es hoy comercialmente manejado por chinos. Hasta Obama es mencionado y mostrado en una escena de la televisión americana. Tampoco deja de estar presente la comunidad judía en por ejemplo una de las últimas escenas, con casamiento y “mazel tov” incluido. Habrá varias alusiones a Irán como aquella en la cual Aladeen arenga a su pueblo y les comenta sobre el proyecto de enriquecimiento de uranio con fines exclusivamente pacíficos. Ello quedará totalmente desvirtuado cuando se lo vea visitando un misil y discutiendo con su ministro de defensa sobre la conveniencia de una punta puntiaguda en lugar de redonda y la repetida (en demasía) sugerencia gestual de que le corten el pescuezo a varios de sus súbditos. Tampoco faltarán escenas, muy habituales en films con el zafado actor y también guionista inglés, de muy subido tono sexual como una en que descubre que puede procurarse placer erótico sin tener necesidad de pagarle a una belleza como la mencionada Megan Fox. Pero detrás de toda la comicidad, que por momentos roza el mal gusto y lo escatológico, “El dictador” es ante todo una historia de amor y una reivindicación de la democracia como forma de vida. La banda sonora es todo un hallazgo con composiciones, algunas muy conocidas, en su mayoría en lengua árabe. Unite al grupo Leedor de Facebook y compartí noticias, convocatorias y actividades: http://www.facebook.com/groups/25383535162/ Seguinos en twitter: @sitioLeedor Publicado en Leedor el 20-07-2012
Film ?familiar? con picos y valles como el camino que se recorre?El Camino? podría ser conceptuado por más de un motivo como film ?familiar?. Lo es por su producción dado que entre los responsables ejecutivos aparece un cierto Ramón Gerard Estevez, mientras que la dirección está a cargo de Emilio Estevez. Ocurre que el primero de los nombrados no es otro que Martin Sheen, en verdad un seudónimo y padre de cuatro hijos, el mayor de los cuales es Emilio. En el reparto aparece además Renée Estevez, la hija menor de Martin, que tiene un pequeño rol. Digamos para completar que los restantes hijos son también actores: el mediático Charlie Sheen y el menos popular Ramón Estevez. Pero lo de ?familiar? también sería aplicable a la trama de la película, ya que en ella el oftalmólogo Tom (Martin Sheen) se entera al inicio mismo que su hijo Daniel (Emilio Estevez) ha fallecido en Francia cuando estaba atravesando los Pirineos. A partir de ese penoso incidente, que determina que Tom se desplace al pueblo donde están los restos de su vástago, se inicia ?el camino? o sea el viaje que emprende para llevar (las cenizas) hasta Santiago de Compostela que era hacia donde se dirigía Daniel. Dato no menor es que padre e hijo no se entendían muy bien y que en particular el primero no acertaba a comprender el costado espiritual de su retoño. Esta especie de ?road movie? revela al espectador aspectos del peregrinaje que posiblemente no conozca en detalle. Por ejemplo puede sorprenderse por la cantidad de gente de todo el mundo que lo emprende. O también, como revela uno de los personajes amante de las estadísticas, que las causas que llevan a alguien a cubrir a pie unos 800 kilómetros son las más diversas y no necesariamente por problemas de salud o de fe cristiana. Justamente a un hosco Tom se le irán agregando involuntarios acompañantes que han sido seleccionados para darle color a las anécdotas del viaje. El primero en hacerlo será Jost, un simpático y bonachón holandés (Yorick van Wagenigen), cuya motivación central del viaje será la de bajar de peso. Pero su placer y deleite con los platos franceses y españoles (quesos, cordero, etc) que encuentra a lo largo del camino frustrarán el objetivo de su peregrinaje. No muy diferente serán los resultados para Sarah (Deborah Kara Unger), cuya promesa de dejar de fumar es más un deseo que una realidad. La última de las incorporaciones será la de Jack, un irlandés cuya obsesión será superar su bloqueo de escritor. En algún momento de la historia, Jost le comentará a Jack su parecer sobre los restantes miembros del inusual cuarteto. Tom le parecerá muy estrecho mientras que encontrará que Sarah es una mujer sexy pero muy complicada. Y pese a las diferencias y desencuentros, el grupo irá poco a poco ganando en complicidad y la llegada e ingreso a la Catedral de Santiago de Compostela marcará uno de los puntos más altos de esta desigual producción que, al igual que el paisaje que recorren, tiene sus picos y valles. Dentro del reparto sobresale la interpretación de Martin Sheen, quien ya superado los setenta años no para de actuar. De hecho se lo ve en ?El sorprendente Hombre Araña?, otro de los estrenos de esta misma semana. Difícil olvidar su notable capitán Willard en ?Apocalypse Now? y también su destacable debut hace ya 45 años en ?El incidente? de Larry Peerce, junto a Tony Musante. O incluso su rol del padre de su hijo Charlie Sheen en ?Wall Street?. Para Emilio Estevez éste es su quinto largometraje como director y segundo que se estrena en nuestro país. Ya se había presentado localmente su segundo y fallido film ?Hombres trabajando? donde su padre y él mismo tenían roles importantes. En cambio sólo se conoció en video ?Bobby? sobre el asesinato de Robert Kennedy, su mejor trabajo como realizador con un elenco notable (Anthony Hopkins, Demi Moore, Sharon Stone). En su nuevo film Emilio se reserva un personaje (Daniel) que obviamente, al morir al inicio, tiene poca presencia. A mencionar la presencia de Angela Molina que aparece en uno de los múltiples albergues donde los peregrinos se detienen a lo largo de su largo viaje. Ella será una de las personas que irán sellando el ?pasaporte? que servirá de testimonio de que han cumplido a pie el trayecto. ?El camino? tiene entre sus mayores logros el retrato de personajes que uno termina queriendo. En algún momento Tom y el holandés serán percibidos por algún lugareño como recreaciones de Don Quijote y Sancho Panza. Quizás se hubiese ganado en calidad de haber eliminado varios minutos, ya que la duración supera estrechamente las dos horas. Otro reparo podrá ser hecho a que su tipo de cine remite a algo habitual (y hoy antiguo) en la década del ?50 en Estados Unidos. Comparado con las producciones actuales puede sentirse que falta cierto dinamismo y que se privilegia la emoción frente a la acción. Pero por suerte se han sorteado con cierta habilidad los golpes bajos en que se podía haber caído por lo que ?El camino? encontrará su público. No así en su país de origen, dado que hace dos años que se filmó y aún no ha sido estrenado allí.
Los numerosos seguidores de Tim Burton no saldrán defraudados luego de ver su película número quince desde su ya lejano inicio en 1985, cuando dirigió “Pee Wee’s Adventure” que es la única que no se estrenó en nuestro país. Mucho se ha escrito sobre la serie de televisión homónima en que está libremente basada “Sombras tenebrosas” (“Dark Shadows”). Pero lo que generalmente no se menciona es que Dan Curtis, su director fallecido en 2006 y a quien Burton dedica su nuevo opus, también dirigió algunas películas. La primera de 1970, que aquí se conoció como “Sombras en la oscuridad” y en Estados Unidos se llamó “House of Dark Shadows”, también tenía como personaje central a un vampiro homónimo que despertaba de un sueño centenario en una mansión de Nueva York. El vampiro llamado Barnabas Collins, en esta versión, tiene un “viaje” más largo que va desde fines del siglo XVIII hasta el no tan lejano 1972 en que accidentalmente un grupo de pescadores encuentran el cajón y al abrirlo lo liberan pero pasan a mejor vida. Ya no estamos en Nueva York sino en Collinsport en el estado de Maine. Barnabas, ya saciada su sed de sangre con los infortunados descubridores, sólo piensa en vengarse de la bruja Angelique que lo condenó a permanecer tanto tiempo en el sarcófago. Barnabas no es otro que Johnny Depp en su octava película junto al director desde que en 1990 protagonizara “El joven manos de tijeras”. Luego seguirían “Ed Wood” y “La leyenda del jinete sin cabeza”. Pero a partir de 2005, todos los films de Tim lo tendrán a él, como la inmediatamente anterior “Alicia en el país de las maravillas” o “Charlie y la fábrica de chocolate” y “Sweeney Todd”. La sociedad entre ambos tiene aún a un tercer integrante, que lleva siete películas en forma ininterrumpida desde “El planeta de los simios” en el 2001. Nos referimos a Helena Bonham Carter, pareja del realizador, que aquí compone a la psicóloga Julia Hoffman, personaje que al igual que varios otros ya estaban en la versión de 1970. Eva Green, nacida en Francia e hija de la otrora conocida actriz Marlene Jobert debutó nada menos que en “Los soñadores”, penúltima realización de Bernardo Bertolucci. Angelique Bouchard, tal su personaje, es ahora una directiva de la industria de la pesca que por celos llevó a la muerte desde un peñasco a Josette (Bella Heathcote), a quien amaba Barnabas dos siglos atrás. Hay un claro predominio de personajes femeninos en la historia ya que además de los ya mencionados, Michelle Pfeiffer compone a la heredera del imperio de los Collins, su rebelde hija es interpretada por Chloe Grace Moretz y Bella Heathcote es ahora Victoria, la criada que llega a la mansión de los Collins. El eje de la historia será la venganza que el vampiro liberado busca sobre la bruja que lo condenó. Habrá varios cruces entreellos y uno particularmente espectacular donde ambos se desplazarán por paredes, piso y techo en donde se mezclarán el deseo carnal y de revancha del infeliz vampiro. La ambientación en plena década del ’70 no sólo se verá reflejada en la aparición de personajes típicos, como el de un grupo de hippies que acoge al extraño Barnabas con su vestimenta de otra época. Protagonizarán una escena divertida, donde el grupo de jóvenes alucinados por la marihuana no vislumbrarán lo que les puede pasar en compañía de un ser ávido de otro tipo de producto…Pero será además la música, a lo largo de todo el metraje, la que marque la época. La banda sonora de Danny Elfman incluye además temas tan populares como “Crocodile Rock” de Elton John, “Nights in White Satin” de Moody Blues, “Get It On” de Marc Bolan (T.Rex), “Highway Star” de Deep Purple, “You’re the First, The Last, My Everything” de Barry White y “Top of the World” de The Carpenters. Pero el bonus mayor lo constituirá la aparición en vivo de Alice Cooper cantando sus célebres “No More Mr. Nice Guy” y “Ballad of Dwight Fry”, encorsetado en un chaleco de fuerza similar al que luciera en sus recitales en el Gran Rex (2007) y en el microestadio de Argentinos Juniors, hace apenas un año. “Sombras tenebrosas” no es la mejor película de Tim Burton ya que su trama no es tan original como algunas producciones anteriores. No obstante tiene suficientes atractivos que la hacen de visión recomendable. Y entre varios hallazgos ofrece además la oportunidad de ver al maestro Christopher Lee en breve aparición.
El director Rémi Bezancon se dio a conocer localmente con su segundo largometraje (“Amor en familia”), estrenado hace apenas dos años. Ahora regresa con su última película cuyo nombre local “Un suceso feliz”, fiel traducción del original (“Un heureux événement”), resulta en verdad engañoso e irónico a la vez. El título alude a la dicha que supone para la pareja de Nicolás y Bárbara el embarazo por ambos buscado y acaecido a pocas semanas de su encuentro casual en el videoclub donde él trabaja. La escena inicial en la que ella elige y él recomienda célebres películas tales como “Un hombre y una mujer”, “La gran ilusión” o “Con ánimo de amar” de Wong Kar Wai es todo un guiño cinéfilo. Y los títulos de esos films aluden ingeniosamente a lo que pasa por la cabeza de ambos jóvenes. Pero a medida que avanza el embarazo la felicidad inicial irá derivando hacia una situación no tan promisoria, sobre todo cuando empiecen a tallar los familiares de la pareja. La madre de Bárbara, que interpreta Josiane Balasko (“Demasiado bella para mí”, “Cama para tres”, “El encanto del erizo”) se revelará pronto una pesada carga. Pero peor será cuando, luego de un parto algo complicado, tanto ella como su consuegra se inmiscuyan en el proceso de alimentación de la pequeña Lea. La situación alcanzará su punto más dramático cuando la suegra le traiga a Bárbara la antigua máquina “sacaleche” que usó para amamantar a Nicolás, hasta la edad de cinco años. Será el momento en que la esposa afirme a su marido convencidamente que la suegra la odia. Bárbara, brillante estudiante de filosofía no avanzará en su tesis y su jefe le dirá que ha sido decepcionado y no le renovará su cargo docente. Por otra parte desaparecerá en ella el deseo sexual hacia su pareja, cuyo contacto le producirá fastidio. Llegará el momento en que Nicolás plantee la posibilidad de una separación. Tampoco ayudará un “Club de la leche” integrado por madres recientes con curioso parecido al de los “alcohólicos anónimos”. Habrá varias idas y vueltas y una resolución que no conviene revelar. Quizás algún espectador encuentre ciertas reiteraciones que pudieron evitarse, pero las buenas interpretaciones salvan al conjunto. Conviene seguir de cerca al dúo de actores central. Louise Bourgoin (Bárbara) es bonita y muy expresiva y su carrera como actriz es relativamente reciente. Pio Marai (Nicolás) tiene un aire que recuerda al Romain Duris de hace unos diez años. En el reciente Festival de Cannes tuvimos oportunidad de verlo en “Aliyah”, una de las más interesantes películas de la Quincena de Realizadores. A destacar también Firmine Richard, en el rol de la partera, una actriz veterana nacida en Guadalupe que debutar nada menos que junto a Daniel Auteuil en “Mamá, hay un hombre blanco en tu cama” (“Romuald & Juliette”).
El 25 de diciembre de 1979 no fue una Navidad como cualquier otra para muchos cinéfilos, ya que coincidió con la fecha de estreno en nuestro país de uno de los títulos mayores de la historia del cine de ciencia ficción. Ni siquiera cayó jueves (sino martes), aunque en esos años las fechas de Navidad y Año Nuevo, cualquiera fuera el día de la semana, eran habitualmente las elegidas para estrenar títulos de fuerte impacto en el espectador. “Alien, el octavo pasajero” catapultó a la fama a Ridley Scott, un director inglés cuya única película anterior (“Los duelistas”) había cautivado a un público selectivo aunque poco masivo. Luego siguieron varias producciones destacadas y en particular tres inolvidables: “Blade Runner” (1982), “Thelma y Louise” (1991) y “Gladiador” (2000). “Prometeo” es la vigésima película de Scott y se la suele calificar como “precuela” (horrible neologismo) de “Alien”. Esta tuvo varias secuelas incluyendo “Aliens”, la segunda de la serie, que mantuvo el nivel de la primera gracias al virtuosismo de un director, James Cameron, que en ese momento (1986) seguramente no imaginaba lo que le depararía el futuro una década más tarde. La novedad, que también aplicó Cameron en “Avatar”, es el uso inteligente del 3D que aquí encuentra nuevamente su justificación al potenciar la sensación de profundidad en el espacio estelar. La trama no es muy diferente de tantas otras películas del género fantástico con una nave espacial (Prometeo) que llega a los confines del universo en un futuro algo lejano – corre el año 2093. La tripulación incluye a varios científicos entre los cuales la doctora Elizabeth Shaw, personaje central que interpreta Noomi Rapace (muy lejos del personaje de Lisbeth Salander de Millennium que le dio fama). La acompaña su colega Charlie Holloway (Logan Marshall-Green) y el androide David con notable caracterización del ya consagrado y muy habitual Michael Fassbender (“Un método peligroso“, “Shame”), también presente en otro estreno de esta semana (“La traición”). Hay aún otro personaje misterioso, Meredith Vickers, dueña de la nave a quien presta su gélida máscara la muy bella Charlize Theron. Y por supuesto una gran variedad de seres extraterrestres, algunos que se nos parecen y otros con tentáculos y fauces dentadas ya vistos en las diversas “Aliens”. Durante algo más de dos horas el espectador asistirá a juegos visuales que difícilmente se le borrarán de la mente, siempre y cuando sea afecto a este tipo de cine. El cronista nunca olvidará la película de 1979 y recordará (con tristeza) el lacónico y preciso comentario que le hiciera su progenitor (que la vio primero) al afirmar que era un film muy cruel. Y ese calificativo puede también aplicarse a esta nueva película. Hay al menos una escena antológica protagonizada por el personaje principal femenino, que ocurre una vez que ella descubre que está embarazada de su colega Charlie. Pero lo significativo es que la criatura que se está gestando rápidamente en su vientre no es del género terrestre por razones que el espectador descubrirá al ver el film. Lo notable es que la nave espacial de alta tecnología, recordemos que estamos a fines del presente siglo, dispone de una máquina capaz de operar y extraer el “intruso”. Es una escena fuerte y hasta cruel para el espectador sensible, aunque no gratuita y totalmente justificada. Habría bastante más para comentar pero a modo de síntesis se puede señalar que habrá una segunda nave, esta vez extraterrestre, que tendrá un rol fundamental en la última parte del film. Y que al final de cuentas el viaje no será otra cosa que la búsqueda por parte de los humanos de sus antepasados y en definitiva del origen de nuestra especie.
Dos películas sobre el mismo tema en apenas un par de meses resulta un exceso al que Hollywood nos ha venido acostumbrando últimamente. Primero fue Julia Roberts en el clásico personaje de la reina malvada en la reciente “Espejito, espejito” y ahora es el turno de Charlize Theron en idéntico papel. En “Blancanieves y el cazador” (“Snow White and the Hunstman”) el gancho mayor no es sin embargo la actriz ganadora del Oscar por “Monster” y además nominada por “Young Adult”, que definitivamente no será estrenada localmente. El mayor esfuerzo comercial está puesto en quien personifica a Blancanieves, la joven Kristen Stewart que ha venido ganando “fans” desde su exitosa interpretación del personaje de Bella Swan en la serie de films iniciada por “Crepúsculo”. Tal es su magnetismo y popularidad al punto que se la vio subiendo la alfombra roja en el reciente Festival de Cannes, al formar parte del reparto de “On the Road” de Walter Salles. ¿Qué ofrece de original esta nueva versión del famoso cuento popularizado por los hermanos Grimm? En verdad poco, pero en compensación una gran belleza visual que puede justificar su visión. El diseño de la producción revela varios hallazgos comenzando por el inevitable espejo, al que no le cabría el clásico diminutivo si se tiene en cuenta su gran dimensión y curiosa y variable geometría. Allí se irá reflejando el rostro muy bello de Charlize Theron, que sin embargo con el correr del tiempo (y del extenso metraje) irá sufriendo cambios que al final mostrarán su costado maligno y hechicero. Por su parte, la joven hija adoptiva irá también mutando pero no tanto en lo físico sino en su carácter hacia un personaje que recuerda notablemente, algo muy señalado por la crítica mundial, a Juana de Arco. No faltarán por supuesto los animalitos y otras criaturas del bosque incluyendo un gran reno blanco en una de las escenas más bellas de la película. Tampoco estarán ausentes, encarnados por notables actores, los famosos “enanitos” que no lo son en la realidad (Bob Hoskins, Ray Winstone, Toby Jones, Ian McShane) pero que por esas maravillas de los efectos especiales terminan siéndolo. Y habrá aún otro personaje central, al punto de figurar en el título del film. Nos referimos al cazador de Chris Hemsworth que es casi igual al Thor de la muy exitosa “Los vengadores”. “Blancanieves y el cazador” fue dirigida por el debutante e ignoto Rupert Sanders y si no se es muy exigente se deja ver no siendo recomendable para los más pequeños por escenas de fuerte impacto visual.
El primer largometraje de Armando Bo (nieto), acertadamente elegido para la inauguración del reciente BAFICI, ya puede ser ahora apreciado en nuestras pantallas. Cerrando el primer cuatrimestre del año, con casi cien estrenos de los cuales treinta nacionales, es probablemente la mejor muestra de cine local vista hasta ahora (excluido el BAFICI). “El último Elvis” es una película atípica en varios sentidos. Carlos Gutiérrez (notable debut de John Mc Inerny) es un imitador y fanático del famoso cantante de rock, alejado de los prototipos locales, que se hace llamar Elvis. Si hasta su nombre y apellido (¿artístico?) no suenan argentinos. La trama reserva varias sorpresas y sólo conviene decir que se lo ve al principio solo y sin pareja, separado de su esposa Alejandra (Griselda Siciliani) a la que él llama Priscilla. Su pequeña hija (Margarita López), en general, no lo soporta pero una circunstancia fortuita los acercará en más de un sentido. Un aspecto notable es la calidad de las imitaciones (interpretaciones) de las canciones de Elvis que hace Mc Inerny. En verdad él tiene una banda de rock que se llama “Elvis vive” y para los fanáticos del famoso músico, que nació en Memphis y murió muy joven en Graceland, seguramente serán muy disfrutados los “covers” de temas tan famosos como “Always in my Mind”, “Unchained Melody” y “I’m so lonesome I could cry”. Técnicamente “El último Elvis” resulta inobjetable desde la misma primera y notable toma, en que la cámara virtualmente parece estar subiendo una escalera para al final del ascenso explotar sonoramente. Pero además debe elogiarse el guión que el realizador compuso junto a Nicolás Giacobone. A señalar que Bo ya tenía un antecedente importante al haber coparticipado en la escritura de “Biútiful” del mexicano Alejandro González Iñárritu, aquí uno de los productores. Este Elvis es en el fondo un personaje solitario y triste y lo que le acontece tiene más de un punto de contacto con el famoso personaje que él busca emular. Pese a trabajar en una fábrica de heladeras, no se siente tal cual es, apenas un imitador, sino como un elegido por el destino. Más cercana a las producciones de cine norteamericano independiente que a nuestro repetido cine, que oscila principalmente entre documentales y películas de bajo costo ambientadas en medios rurales, “El último Elvis” es una bocanada de aire fresco que se debe festejar. Por suerte hay varias películas prometedoras para el resto del año, algunas de las cuales estarán en Cannes y que en parte han sido vistas en el 14º BAFICI. Unite al grupo Leedor de Facebook y compartí noticias, convocatorias y actividades: http://www.facebook.com/groups/25383535162/ Seguinos en twitter: @sitioLeedor Publicado en Leedor el 1-05-2012