Aguda y contundente mirada que revela graves deterioros en la sociedad contemporánea Hace pocos días se estreno en Argentina “Criatura de la Noche”, producción sueca promocionado dentro del género del terror, en realidad esa realización se construía con todos los elementos que supone éste estilo posee, pero con la salvedad de ser una gran metáfora que no produce miedo en ningún momento. En esta ocasión nos enfrentamos a otro exponente europeo, pero inglés, y la variante esta en que todo el film es una gran denuncia social directa, no hay alegoría, si se instala como una gran parábola en el sentido literario del término. La historia gira en torno a una pareja que decide pasar un fin de semana idílico en un paraje de esas características. A orillas de un lago, paisaje placentero, lugar ideal para acampar y para que el joven le proponga matrimonio, pero en el lugar se encuentran con un grupo de adolescentes que les tornará su estadía en un infierno. El director hace uso de cada uno de los elementos como para generar pánico en el espectador, pero no hay en este film ni fantasmas, ni monstruos, ni asesinos seriales, sólo un grupo pequeño de jóvenes liderados en principio por un psicópata. Entonces nos ofrece una estética realista, donde el trabajo de la luz y el color no parece tener alteraciones, ni cromáticas ni lumínicas, mire que dije “parece”, pero que como resultado dan una sensación de suspenso aterrador, ayudado por la banda de sonido. Todo esto está construido a partir de una narración inundada sutilmente por temas sociales, educativos, reflejando el deterioro de la cultura, de la ausencia de valores, de modelos positivos a seguir, como así también nos muestra que estos chicos no surgen por generación espontánea. Hay toda una sociedad responsable y familias que la conforman. Como datos interesantes instalados más que nada como elementos metonímicos y para prestarles atención: a) el nombre del film se podría traducir como “Lago Paraíso” con toda la referencia bíblica incluida, y b) los nombres de los perros, en clara alusión cinematográfica. Si hay escenas sangrientas, violentas, peor, no son glamorosas, no son estilísticas, no hay coreografía, tampoco son gratuitas, hacen al desarrollo del relato, están puestas en función de progresión dramática, no intentan mostrar “belleza” donde no la hay. Pero como punto a destacar, la selección de actores, desde la pareja protagónica hasta los que conforman al grupo de jóvenes, todos de un nivel excepcional. La realización no presenta tiempos muertos, no hay respiro, todo sucede como en un gran tobogán, el guionista y director (debutante a tener en cuenta) no calma al público con alguna pequeña dosis de humor, no le interesa, lo importante es el discurso que intenta instalar, algo así como que la respuesta violenta genera más violencia, además de reflejar una realidad cotidiana. Alguien podría decir exagerada, entonces le sugerimos lea los diarios cotidianamente
Uno podría creer que las alienígenas ya no son de producción enteramente yankee, los españoles han aterrizado en el género, pero desde otro lugar. No estamos en realidad hablando de alienígenas sino de extraplanetarios, ya que el diferente, el viajero del espacio, es un terrícola. Este humano llega a un planeta supuestamente deshabitado. De avanzada desde el planeta tierra mandaron un robot de nombre Roger, (igualito a WALL-E), y cumpliendo la misma función pero en otro planeta, no la tierra. Tal cual WALL-E, este robot con inteligencia artificial autónoma se dedico a recoger piedras del lugar, nada que tenga que ver con la vida, los seres vivos son su compañía y no su objeto de estudio. Cuando el Capitán Charles "Chuck" Baker, desciende de su nave, clava la bandera yankee, sin saber que es observado con terror por unos pequeños seres verdes, habitantes del lugar., descubrimiento que genera cambios de ambas partes. Bien se podría plantear que el texto escrito por el mismo autor de “Shrek”, tiene claros puntos de contacto con “Los indios estaban cabreros”, de Agustín Cuzzani, obra de teatro que acaba de cumplir 50 años, y narra el descubrimiento de Europa por unos nativos de nuestro continente que llegan al viejo mundo unos días antes que Cristobal Colon “Descubra” América, y ven en los europeos costumbres, pocas, similares a ellos. También son humanos, mire. Pero volviendo al producto audiovisual. Es muy interesante distinguir del film la estética elegida, sobre todo en el uso de los colores vivos, la música y la forma de hablar y comunicarse de sus personajes, con el sólo fin de mostrarnos como viven es ese lugar, casi de forma idílica, con la única salvedad del temor de ser invadidos por “terrícolas”. Ellos viven tal como planteaba la factoría de Hollywood en loa años 50, tratando de instalar el “american way of life”. Con el mismo nivel de ingenuidad nos van mostrando a estos seres verdes, donde están muy bien identificados todos y cada uno de ellos, el militar, el científico, la familia común con un hijo especial, los jóvenes rebeldes, los viejos conservadores, etc. La historia no deja de ser conocida, pero no por ello efectiva, si bien es un film para todas las edades, esta construido para los mas chicos. Donde los adultos podrán descubrir guiños instalados para ellos de filmes como E.T., Alien, la Guerra de las galaxias, Shrek, Wall-E, Toy Story, etc. La relación de amistad entre dos diferentes, el joven especial y el capitán terrícola. También los temas como el amor, la amistad, la solidaridad, la discriminación, los prejuicios, están bien integrados al relato que además se construye como un cuento de aventuras. Como punto flojo desde su realización, se podría decir que este se presenta como un producto español, pero que en realidad deja fuera toda esencia de la rica cultura ibérica.
La producción independiente aporta un soplo de aire fresco a la comedia estadounidense Por fin un poco de aire fresco en el cine estadounidense, difícil de encuadrar ya que como dice el narrador en off, esta no es una historia de amor, ¿Es un historia romántica? No lo creo. Parece más una radiografía del amor como concepto. Una disección del concepto si se quiere. Un chico conoce una chica, hasta ahí llega en lo cotidiano del genero. El relato esta construido a partir de su propia deconstrucción, situación que parece una contradicción, pero que en realidad esta apuntando al ejercicio del espectador de erigir la historia, no el relato, situación que por los elementos que nos va entregando, resulta fácil. Con saltos temporales, hacia delante y hacia atrás, nos van otorgando información que da forma a esta historia de una relación entre un joven ex estudiante de arquitectura devenido en falso poeta, cuyo tiempo esta dedicado a escribir tarjetas de felicidades, o felicitaciones, y una joven que lega como asistente del jefe del joven, por otro lado, estas frases clisés, son el lugar mas común del film. La realización cumple con lo prometido por ese narrador, no vemos una historia de amor. El guión es inteligente, pues las escenas tal y como se suceden no son más que situaciones habituales en la vida de cualquier persona, diálogos del mismo orden pero que se muestran inteligentes. Respecto de la composición de la imagen, esta es directamente proporcional al relato, no fuerza una situación, ni la sustenta, la acompaña., por eso el valor de estar trabajando con colores naturales, sin saturación. Una estética desde la iluminación que pasa desapercibida y se pierde en la imagen misma, jugando con los planos a veces cerrados sobre los personajes, otras veces abiertos sobre los espacios, utilizando diversas profundidades de campo según el grado de dramatismo que este presentando. Otro de los elementos constitutivos de la narración es la música, por momentos diegetica, (los personajes cantan en karaoke), otras empáticas según el momento del relato, pero nunca avasallando o forzando un discurso. Plagada de interesantes guiños cinematográficos, entre las que se puede reconocer, “Annie Hall” (1977), “Cuando Harry conoció a Sally”(1989), o “El graduado” (1967), tal es así que, no siendo una historia de amor parecería estar sustentada en la famosa frase de Woody Allen en “Hannah y sus Hermanas” (1986): “El corazón es un musculo tan flexible….” .
Historias de vida, de familias, amor filial, de prejuicios, de amor y desamor, engaños y fidelidades, la vida tal y como se presenta en la sociedad actual donde los tiempos acelerados va cambiando las costumbres cotidianas. Lo fortuito como parte del devenir, o será el destino, un tonto accidente de transito nos puede cambiar la vida, tal y como la fuimos construyendo. En Moscow, un barrio a las afueras de Gante, Bélgica, poblado en su gran mayoría por la gente perteneciente a la clase obrera, nos encontramos con Matty (41 años), madre de tres chicos, quien colisiona tratando de salir marcha atrás en el estacionamiento de un supermercado con el camión de Johnny (29 años), quien no debería estar circulando por ese espacio, pero que furibundo por a consecuencia del choque que afecta su guardabarros, reacciona violentamente, agrediéndola verbalmente. Tal la presentación de los personajes, para una historia de “amor”, o “necesidades”, de soledad de uno y también de subsumisión por el deber del otro. Un deber que se impone como un muro y que no le permite ver su propia soledad a Matty. Una necesidad de afecto que no le permite a Johnny elaborar correctamente la ruptura de otro amor. La obra está construida a partir de estos personajes. El mundo de esta mujer, sus relaciones afectivas, sus hijos y un ex – marido que rondando los 40 años se ve enfrentado a la pérdida del cuerpo joven. Hay un dicho que que sostiene que si después de los 40 no te duele nada, es porque estas muerto. Por otro lado el solitario mundo de Johnny, vive dentro de su camión y sus relaciones se circunscriben a la radio dentro del vehiculo. Utilizando un estética naturalista, el arte y la fotografía puesta al servicio de la narración, pasan como desapercibidas para el espectador, por momentos hasta parece que la cámara es un testigo más de la historia de estos personajes, con un diseño sonoro acorde y muy buenas actuaciones de actores desconocidos para el publico argentino.
Tratamiento mesurado, riguroso y sensible para una historia sencilla y cotidiana El estreno de este film va a provocar en los espectadores una clara, y nunca mejor dicho, odiosa comparación con aquella otra, a mi entender exageradamente sobrevalorada “XXY”. En principio y a simple vista, parecería ser que son muchos los puntos en común que tenderían paralelismo entre ambos filmes, pero a medida que se va pensando, cuestionando, las diferencias empiezan a ser notorias. Pues “El ultimo verano de la Boyita” se sustenta desde lo científico, cultural verificable para la instalación del verosímil, a contraposición la de Lucia Puenzo falla en la verosimilitud por el lugar geográfico en que se instala el relato y por la clase social de sus personajes. Otro punto a tener en cuenta es la delicadeza con la que Solomonoff narra una historia difícil, utilizando, sin nunca perder el punto de vista de una niña, el ansia de saber de éste personaje lo que nos atrapa y quien nos impregna como espectadores para saber. Julia Solomonoff no se pronuncia en juicios de valor, ni confiere a lo afectivo un lugar categórico, presenta el conflicto con sumo escrúpulo. La mesura y el rigor de una cineasta que convencida de su saber, y poseedora de una sensibilidad muy particular, construye un relato a partir de saber como presentar esos pequeños detalles que terminan por constituir un todo. Así como Artaud hablaba en algunos casos de lo inútil de las palabras, pero si creía en la fascinación que producen las imágenes, los gestos hasta los ruidos y los silencios, sumado a los tiempos de cada acción es donde el film se sustenta y logra su más alto nivel. También cuenta con la excelente actuación de dos niños, Guadalupe Alonso y Nicolás Treise, muy bien dirigidos lo que termina de cerrar con absoluta naturalidad el texto fílmico. Por otro lado, hablando del guión, no es casual la jerarquía de la recurrencia bibliográfica que le da la realizadora y guionista al personaje de Jorgelina, en contraposición del medio en que se mueve el personaje de Mario, y esto que aparece en el film como una segunda línea narrativa es, en realidad, la que cobra mayor importancia en lo que a choques culturales se refiere. Dos mundos enfrentados, la ciudad y el campo atravesados por otros dos también en apariencia antagónicos, la ciudad y el campo. Jorgelina esta atravesando ese momento casi mítico, a veces imperceptible del paso de la niñez a la adolescencia, criada en un medio donde el conocimiento es valorado como uno de los baluartes del crecimiento. Mario se constituye en una sociedad de acción, en el campo el saber esta dado por los actos, pero también por una tradición que superpone y supone un saber, que en realidad oculta una falta del mismo En este punto es que los temas referentes a la sexualidad, son vistos como casi demoníacos, vergonzosos, y por ende ocultados.
Filmada en Colonia, narra la historia del viaje que hace una pareja un fin de semana para poder salvar el matrimonio. La sorpresa es que ambos se encuentran con sus ex-parejas que disparan amores y miradas no cerradas. Antonio Birabent, por momentos sin expresión, da vida a este marido que coquetea con su ex en un momento de reflexión frente al mar. Muy buena la fotografía y una historia que por momentos entra en un letargo del cual no termina de definirse, en razón de las múltiples debilidades del guión y del tratamiento de loa realizadores de la ópera prima de Marcelo Trotta y Vivián Imar. Los mejores valores técnicos se aprecias en la buena fotografía de Leandro Martínez que enriquece las imágenes que contribuyen a vender más que nada la hermosa Colonia del Sacramento, fundada en 1679, declarada Patrimonio de la Humanidad, emblemática ciudad de la República Oriental del Uruguay, con sus tranquilas playas y cordiales 20.000 habitantes.
Esta bien podría llamarse “Otra Vuelta de Tuerca al Juego del Miedo” o bien “El juego del Miedo DC” Los cambios que se pretenden erigir los responsables, con una más de la saga, sólo se quedan en intensiones, la violencia glamorosa es de lo único que puede hacer alarde el film. Ya ni siquiera produce miedo la imagen misma, lo que produce sobresalto en el público son los abruptos cambios sonoros. La historia, muerto Jigsaw, alguien debería ser el sucesor, para lo cual queda su esposa y el detective Hoffman, que en alguna de las anteriores sobrevive. Ahora la victima es un desalmado contador de riesgos de una compañía de seguros de salud, que tiene a su cargo estudiar los casos y ver de que manera puede hacerle ahorrar dinero, cada vez que un beneficiario recurre para tratarse por alguna enfermedad. Casi decidiendo quien vive y quien muere. El contador deberá pasar varias pruebas durante un limitado período de tiempo, y en esas pruebas están en juego sus colaboradores, al tiempo que el relato nos va dando pistas sobre quien es el sucesor de ese vengador anónimo que fue Jigsaw. Es una clara representante de los filmes actuales de la temática de terror, es así que la propia formula iterativa, y el acopiado ilimitado de éste tipo de producciones, las transforma en predecibles y previsibles. Además intenta generar algún tipo de suspenso, pero termina siendo más ingenuo que Patoruzu, ya desde el titulo. Por supuesto que los productores se aseguraron con un final que da la posibilidad de que la secuela continúe. Y eso si que da miedo