“Cafarnaúm: La ciudad olvidada”, de Nadine Labaki Por Jorge Bernárdez Cafarnaún arrasó por los festivales donde pasó y su directora recibió elogios y diatribas por partes iguales. Completó su carrera llegando a competir por el Oscar a película extranjera. Su historia cargada de situaciones límite, protagonizada por actores que no son profesionales y su puesta en escena con mucho de cámara en mano que transmite nervio y tensión, no da respiro, metiendo al espectador en el centro de esas calles abigarradas de el Líbano donde se desarrolla. Zain es Sirio tiene 12 años y dejó su casa por situaciones de violencia que la película se toma su tiempo para contar, pero cuando lo hace no se ahorra nada, El niño sirio se pega a una chica negra que tiene un bebé, pero rápidamente los dos niños se quedan solos y lo que sigue es el deambular sin destino de ambos por el mundo de los refugiados. Sobreviven como pueden y el relato se vuelve una pesadilla. La directora libanesa Nadine Labaki pone en pantalla el trágico devenir de los refugiados sirios que es un tema lacerante y que de ninguna manera pensamos que no debe contarse, pero la sobre exposición de los protagonistas la sensación de “explotation” de los miserables de la tierra termina incomodando mucho más allá de la toma de conciencia que previsiblemente es lo que busca la directora. La historia tiene un giro legal, porque el niño decide en un momento, cuando el estado lo institucionaliza y trata de encauzarlo y devolverlo a la familia de la que escapó, Zain decide demandar a sus padres por haberlo traído al mundo. Ahí la película además de ser la exposición de las miserias de los refugiados le da voz al niño que nos dice que para él este mundo y la vida misma son una mierda. A esta altura de las cosas al espectador no le queda mucho margen y tiene que admitir que el pobre niño algo de razón tiene y no le quedan muchas ganas de vivir. Cafarnaún es un descenso al infierno del mundo de los refugiados, un infierno que no es hipotético, que está en este mundo y que solemos ver en las noticias pero que la película pone en las narices del espectador que cuando todo termina puede volver a su casa, a su mundo de aire acondicionado y agua corriente. Lujos que los refugiados de la película ni siquiera pueden imaginar. ¿Cambia algo al mundo una película, ayuda? Nadie podrá decir que Cafarnaún suaviza nada y deja un sabor amargo. Más allá de la valoración moral acerca de las intenciones de quienes filman algo así. CAFARNAÚM: LA CIUDAD OLVIDADA Capharnaüm / Capernaum. Líbano/Francia/Estados Unidos, 2018. Dirección: Nadine Labaki. Intérpretes: Zain Al Rafeea, Yordanos Shiferaw y Boluwatife Treasure Bankole. Guión: Nadine Labaki, Jihad Hojeily y Michelle Keserwany. Fotografía: Christopher Aoun. Música: Khaled Mouzanar. Edición: Konstantin Bock y Laure Gardette. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 126 minutos.
“Venganza”, de Hans Petter Moland Por Jorge Bernárdez Venganza no es una historia policial al estilo de las de Charles Bronson, a los que el ex maestro Jedi Liam Neeson nos acostumbró en los últimos años. No, aquí lo que empieza como un drama familiar se vuelve una historia policial y termina como una comedia negra por momentos desconcertantes. Un empleado del aeropuerto de Colorado muere en circunstancias extrañas y sus padres, Nels y Grace (Liam Neeson, Laura Dern), se ven ante la sorpresa de tener que aceptar que su hijo murió por una sobredosis y claro, la madre llega a la conclusión de que no conocían verdaderamente a su hijo. Pero Nels Cox huele algo raro y a pesar de ser un servidor público aplicado y premiado por la comunidad, se transforma en un detective a la fuerza y comienza a averiguar qué pudo haber pasado con el hijo y ahí aparecen los mafiosos locales, un grupo de familia de un pueblo originario de la zona y el tráfico de drogas. Un poco para contextualizar, la galería de psicópatas que va mostrando el relato a cargo del director Hans Petter Moland, tienen más de un punto de contacto con películas como Fargo, de los hermanos Coen, con una galería de actores secundarios sacados de ka serie The Wire. Hay una serie de ideas sobre el conteo de los muertos que hay a lo largo de la historia, que son muchos, que mantienen al espectador atento. El humor al que recurre la puesta es bien negro y Neeson no pierde nunca el pulso de su papel de padre golpeado que busca revancha. Hay villanos desaforados, asesinos estúpidos, espíritu de venganza y el tono desfachatado impide que la película se vuelva demasiado truculenta. Así que Venganza es un entretenimiento que pasa por encima de la corrección política aburrida de estos días. VENGANZA Cold Pursuit. Reino Unido/Estados Unidos/Noruega/Canadá, 2019. Dirección: Hans Petter Moland. Guión: Frank Baldwin. Intérpretes: Liam Neeson, Laura Dern, Emmy Rossum, Tom Bateman, William Forsythe, Julia Jones, Domenick Lombardozzi, Tom Jackson, Benjamin Hollingsworth, John Doman. Producción: Ameet Shukla, Michael Shamberg, Stein B. Kvae y Finn Gjerdrum. Distribuidora: Energía Entusiasta. Duración: 118 minutos.
“Feliz día de tu muerte 2”, de Christopher Landon Por Jorge Bernárdez Cuando se estrenó Feliz día de tu muerte provocó una pequeña conmoción y como a esta altura pocas cosas provocan algo en el mundo del cine, cuando sucede resulta una verdadera sorpresa. La premisa era inmejorable: se junta el concepto de loop temporal de El día de la marmota y se lo cruza con una película de terror con algo de Scream o de las películas de Freddy Kruger. Una joven y reconocida mujer del mundo televisivo que puede jugar el rol de comediante pero también el de joven actriz en peligro de ser acuchillada o descuartizada de distantes maneras. La gran innovadora del género Blum House se encontró entonces conque la película escrita y dirigida por Christopher Landom tuvo gran repercusión, así que rápidamente firmó contrato con Jessica Rothe para que interpretara una vez más a la sufrida Tree, en la película anterior murió nada menos que once veces hasta que entendió como podía cortar esa repetición de situaciones truculentas que terminaban con su muerte. Las segundas partes en el cine cargan con ciertos prejuicios y suelen estar condenadas a ser la repetición de la película original, esta es casi una norma rígida de Hollywood porque ya se sabe que la gente va a ver una segunda parte para volver a ver la película original. Landon escribió la segunda parte de su éxito de 2017 rompiendo un poco las reglas y encontrando una nueva manera de encarar la historia de Tree. Si en la primera película nada tenía mucho sentido en su secuela se nos muestra el experimento que algunos compañeros de la protagonista estaban preparando en la universidad que llevo a ese loop temporal a lo Marvel, que llevó a la protagonista a morir una y otra vez. En el comienzo de esta segunda entrega ni siquiera es ella la que al principio de la historia se ve atrapada en aquella pesadilla sino un amigo de su novio. Rápidamente Tree vuelve a estar encerrada en el mismo juego que ya conoce, pero esta vez y un poco al estilo de Scream y de Volver al futuro, hay variaciones e incluso hay posibilidades de “arreglar” lo que pasa. Sin embargo el tono de la película no es el del cine de terror o slayer sino de comedia de ciencia ficción, lo que permite que Jessica Rothe despliegue no solamente carisma sino que se luzca al pasar por una gama nutrida de situaciones que van de lo melancólico a lo disparatado. Feliz día de tu muerte 2 es la feliz continuación de una película que resulto ser una sorpresa en 2017 y que ahora es nada menos que la confirmación de que Landon es un autor a tener en cuenta, Jessica Rothe una estrella de la que se puede esperar más y Blum House la innovadora compañía productora parece que llegó para quedarse, tanto que ya se anunció que asociada con Netflix este año producirá una película de terror por mes para estrenarse en esa plataforma. FELIZ DÍA DE TU MUERTE 2 Happy Death Day 2U. Estados Unidos, 2019. Dirección y Guión: Christopher Landon. Elenco: Jessica Rothe, Ruby Modine, Israel Broussard, Rachel Matthews, Suraj Sharma, Charles Aitken, Phi Vu, Caleb Spillyards, Laura Clifton, Steve Zissis. Producción: Jason Blum. Distribuidora: UIP. Duración: 100 minutos.
“Escape Room: Sin salida”, de Adam Robitel Por Jorge Bernárdez Lo primero que hay que saber es que el juego Escape Room existe y consiste en encerrar un grupo de persona en una habitación, simular una situación en un mundo determinado y que el grupo a través de pistas y pautas que se le dan resuelvan la situación dada. El juego comenzó a jugarse en Japón y la empresa origina se llama Real Escape Game y parece una extensión de lo que fueron los juegos de rol que en una época se pusieron de moda y que hacían pie en el mundo de El señor de los Anillos. Partiendo de ese juego real Escape Room: Sin salida reúne seis personajes que en principio no tienen nada en común, pero que a medida que el juego avanza y la trama de la película se va desarrollando se entiende que las diferencian entre ellos que a pesar de ser notorias, esconden que algo los hermana: todos ellos han sido sobrevivientes de situaciones extremas. Todo muy lindo pero esto ya lo vimos por ejemplo, contado de otra manera en la serie de películas conocidas como El juego del miedo. A partir de ese momento las comparaciones entre las situaciones a las que se ven sometidos los jugadores pasan a ser automáticamente comparadas. SI El juego del miedo era truculento mientras que en principio, las trampas y las situaciones que presenta Escape Room son más ingeniosas pero rápidamente se pone todo muy violento y los participantes empiezan a morir horriblemente. La película es rutinaria y no hay ningún virtuosismo en la puesta en escena de las distintas muertes, las vueltas de tuerca son previsibles y que el final quede tan claramente servido para una segunda parte, sólo promueve que el espectador se quede mirando la pantalla y preguntándose si realmente se proponen hacerlo pasar por esto una vez más. ESCAPE ROOM: SIN SALIDA Escape Room, Estados Unidos/2019). Dirección: Adam Robitel. Intérpretes: Taylor Russell, Deborah Ann Woll, Logan Miller, Tyler Labine, Jay Ellis, Nik Dodani, Adam Robitel, Kenneth Fok, Jessica Sutton y Vere Tindale. Guión: Maria Melnik y Bragi F. Schut. Fotografía: Marc Spicer. Música: John Carey y Brian Tyler. Edición: Steven Mirkovich. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 99 minutos.
“Cómo entrenar a tu dragón 3”, de Dean DeBlois Por Jorge Bernárdez Vuelven Chimuelo, el dragón Furia nocturna y su amigo vikingo Hipo, luego de cuatro años desde la segunda parte de estas aventuras con aires de leyenda nórdica. El asunto es que el tiempo ha pasado para todos y el protagonista humano de la historia se encuentra ante la encrucijada de tener que tomar el mando su pueblo y eso conlleva por supuesto grandes responsabilidades y decisiones. Pero también el dragón se encuentra en una encrucijada, los de su especie una vez que conocen a su pareja la mantienen de por vida y eso le pasa a Chimuelo, se topa con su media naranja, una Furia luminosa pizpireta que es usada por el villano de la historia para seducir a Chimuelo. Todo el relato lleva a una resolución de la historia que no vamos a spoillear porque eso no se hace. Los dibujos son espectaculares, la trama se va cayendo a pedazos y es una desgracia ver el declive en picada de una saga que arranco muy bien y que película tras película va dejando jirones. Lo peor quizás sea que una vez resuelta la historia, Cómo entrenar a tu dragón 3 agrega un final sobre otro, así que lo que pudo haber sido emotivo se vuelve un poco redundante e innecesario. CÓMO ENTRENAR A TU DRAGÓN 3 How to Train Your Dragon: The Hidden World. Estados Unidos, 2019. Dirección y Guión: Dean DeBlois. Intérpretes: Jay Baruchel, F. Murray Abraham, Cate Blanchett, América Ferrera, Craig Ferguson, Jonah Hill, Kit Harington, Christopher Mintz-Plasse, Kristen Wiig, Gerard Butler. Producción: Brad Lewis y Bonnie Arnold. Distribuidora: UIP. Duración: 104 minutos.
“Un cine en concreto”, de Luz Ruciello Por Jorge Bernárdez La historia de Omar José Borcard es la historia de una pasión y es apasionante ver a un albañil de un pequeño pueblo de la provincia de Entre Ríos, que encuentra en el cine y en cierta forma en la vida de las estrellas un lugar de pertenencia. Omar siendo un niño visitaba el cine Mitre de su pueblo y se interesaba por lo que pasaba en esa sala, al punto de meterse en la sala de proyección y aprender del operador los secretos de la proyección de aquellas películas. En 1986 la sala cerró y Omar reunió gente para ver si armaban un movimiento en defensa del cine pero no lograron nada. Con los años Omar seguía amasando un sueño y por eso llegó a viajar a la Capital Federal, pero allí deambuló sin encontrar un interlocutor que le hablara de proyectar cine y no de dinero, porque se hablaba demasiado de negocios y el prefería seguir creyendo en la magia. Paralelamente a su vida como albañil, Omar se tomó los domingos para construir un salón “para alquilar”, decía cuando la mujer le preguntaba por esa construcción que estaba haciendo, pero un día le dijo la verdad y le contó que estaba levantando una sala de cine. La mujer sonrió y le dijo: ¿Vos qué sabes de eso? Omar seguramente sabía algo que su esposa pensaba que no y la sala fue tomando forma. Es interesante en esta época en que los grandes negocios los números millonarios parecen marcar el ritmo de estos tiempos, que un hombre dedique su vida a llevarle a la gente la vieja magia que se produce en una sala donde un proyector refleja sobre una pantalla las imágenes de una película. Omar proyecta incluso en celuloide si es necesario, porque en un momento en que nadie se imaginaba que podía volver a haber una sala de cine, el héroe de esta historia se consiguió un proyector y bien al estilo de los que sacan de la nada los recursos necesarios, lo puso en funcionamiento. Omar tuvo una vida de sacrificios y de momentos duros, pero su familia siempre estuvo a su lado y en cierta forma aportó desde el amor la contención que Omar necesitaba para lograra abrir su sala que no por casualidad se llama Paradiso. Luz Ruciello dirigió este documental que se acerca con una mirada curiosa y cómplice a la vida de un gestor cultural cuyo sueño es conocer a Palito Ortega, pero no se ilusiona demasiado porque nadie llega a tocar las estrellas. Por lo pronto Omar verá un documental sobre su vida y sus sueño estrenarse en el Gaumont, que es su cine favorito. UN CINE EN CONCRETO Un cine en concreto. Argentina, 2017.Dirección: Luz Ruciello. Guión: Luz Ruciello y Celina Eslava. Con los testimonios de Omar José Borcard, María Teresa Castro, Evangelina Borcard y Nicole Benítez Borcard. Fotografía: Lluís Miras Vega. Edición: Carlos María Cambariere. Sonido: Javier Stavropulos. Distribuidora: Litoral Cine. Duración: 77 minutos.
“El regreso de Mary Poppins”, de Rob Marshall Por Jorge Bernárdez Que Disney tardara cincuenta años para retomar el personaje que le dio una de sus películas más exitosas da una idea de lo riesgoso de la experiencia. Hace unos años, Hollywood contó la historia de cómo Walt Disney se las ingenio para lograr que la autora de la serie de libros que tienen como protagonista a la institutriz que se transporta en un paraguas volador y convocó a Tom Hanks para hacer de Walt y a Emma Thompson para hacer de PL Travers. La película acá se llamó El sueño de Walt y era una comedia un poco triste y lo que quedaba claro era que Disney no entendía al personaje ni a la historia de los libros. Recordemos que la base de la historia era una institutriz que se presenta en la casa de un hombre que había enviudado y que no sabía cómo lidiar con sus hijos pequeños. La película que contaba aquella historia del desencuentro entre Walt y la autora, más allá de suavizar bastante el carácter bélico de esa relación, dejaba en claro que aquella mujer era un instrumento de salvación para el padre de los niños más que para los chicos. La película que Disney filmó para disgusto de la autora tenía grandes canciones, una combinación festiva de actores con dibujos animados y dos actuaciones asombrosas de Julie Andrews por un lado y de Dick Van Dyke por el otro. Quedó en la memoria de todos y le originó a la productora ganancias y prestigio. Para el regreso de Mary Poppins en cierta forma el tiempo ayudó, ya que nadie se imagina que Julie Andrews puede hacer el papel así y si bien es cierto que la película nueva está condenada a luchar con el pasado había suficiente distancia cómo para que los responsables trabajaran cómodos. El director elegido fue Rob Thomas, que cuenta con una carrera sólida para la industria ye que fue responsable de musicales como Chicago y En el bosque, que uno puede pensar que son flojos pero que Hollywood premió. La actriz encargada de meterse en la piel de Mary Pappins es Emily Blunt y el encargado de asumir una papel al estilo del deshollinador de la primera es Lin-Manuel Miranda, una figura de Broadway muy conocida en Estados Unidos. La institutriz vuelve a la casa de los Banks donde los chicos ya están mayores y se enfrentan a la pérdida del hogar, además que el chico ahora adulto quedó viudo y con dos niños. La magia vuelve a la familia Banks para rescatar de nuevo a los mayores. Temáticamente el relato es casi un calco de la original y esta es una regla que hay que saber: las remakes o las segundas partes en general están obligadas a repetir la primera entrega. Uno podría decir que pasados 54 años no había semejante carga, pero lo cierto es que Disney pensó que sí, que la misma clase de historia podía funcionar. Pero no. La frescura y el riesgo de la primera entrega aún se puede ver hoy y las canciones originales son efectivas y todo fluye. En esta nueva película falta ligereza y alegría, hay menos canciones y ninguna alcanza la perfección de las de la primera película, así que en principio la decepción es que no se sale tarareando nada de la sala y no es que alguno de los números no tenga gracia, sino que sencillamente las canciones no tienen eso indescifrable que algunos llaman gancho y otros ángel. Todo lo demás funciona y la película tiene varios mensajes ocultos o apenas disimulados, cameos y hasta la participación de un Dick Van Dycke anciano que baila y canta tan bien como siempre. El regreso de Mary Poppins es un regreso más o menos efectivo aunque hay que decir que Emily Blunt ocupa el lugar de la institutriz muy bien y logra ser severa y pícara al mismo tiempo. EL REGRESO DE MARY POPPINS Mary Poppins Returns. Estados Unidos, 2018. Dirección: Rob Marshall. Guión: David Magee. Elenco: Emily Blunt, Lin-Manuel Miranda, Ben Whishaw, Emily Mortimer, Pixie Davies, Nathanael Saleh, Julie Walters, Meryl Streep, Colin Firth, Dick Van Dyke. Producción: Rob Marshall, Marc Platt y John DeLuca. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 130 minutos.
“Destrucción”, de Karyn Kusama Por Jorge Bernárdez La vida es un infierno para la agente de policía Erin Bell (Nicole Kidman), que cayó en un pozo depresivo tras perder a su compañero de investigaciones y la convirtió en un personaje insoportable para el resto de los policías. Solitaria, alcohólica y con una vida personal que también es un desastre, Erin trata de buscar venganza, al menos eso es lo que se desprende del relato enrevesado que presenta Destrucción, la película con la cual Nicole Kidman apostó este temporada para revalidar su lugar de estrella cinematográfica, porque si bien su condición de primerísima figura en una serie como Big Little Lies, que produce y protagoniza junto a Reese Whisterpoon, está muy bien pero el Oscar y el mundo de los premios cinematográficos le dan man lustre. Así que aquí está Nicole, maquillada hasta el punto de volverla una mujer gastada y consumida por sus variados vicios, además de mostrase carcomida por la culpa. Destrucción está dirigida por la neoyorquina Karyn Kusama, quien lejos de concentrarse en el relato puro y duro del policial negro que cuenta la historia, prefiere concentrarse en el andamiaje actoral de Nicole que casi se desentiende de la historia y se concentra en que se advierta que se puso fea y hace de un personaje torturado y se desentiende de la historia. Lo cierto es que lo que pudo ser un buen policial oscuro y duro, es un festival de lugares comunes y de pretensiones de carácter artístico que corta el relato y lo fracciona hasta volverlo un rompecabezas incomprensible, tanto que cuando cuando la película está por terminar todo, probablemente los espectadores no lleguen a saber lo que está pasando porque se produce un giro supuestamente inesperado que a esa altura es más molesto que sorpresivo. DESTRUCCIÓN Destroyer. Estados Unidos, 2018. Dirección: Karyn Kusama. Guión: Phil Hay y Matt Manfredi. Intérpretes: Nicole Kidman, Toby Kebbell, Tatiana Maslany, Sebastian Stan, Scoot McNairy, Bradley Whitford, Toby Huss, James Jordan, Beau Knapp, Jade Pettyjohn. Producción: Phil Hay, Matt Manfredi y Fred Berger. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 120 minutos.
“Glass”, de M. Night Shyamalan Por Jorge Bernárdez Cuando Shyamalan filmó El protegido el mundo del cine la recibió con la satisfacción de quien hizo una apuesta a un proyecto y este resultó ser un éxito. Sexto sentido, su película anterior, había sido exitosa pero a la vez el truco del final dejaba la duda sobre si era un genio o era un tipo ingenioso con un par de ases en la manga. Lo cierto es que El protegido fue mucho más de lo que se esperaba, Shyamalan confirmaba sus virtudes como director con secuencias extraordinarias y un clima sensacional para contar el nacimiento de un héroe que concluía la película reconociendo sus poderes. La carrera posterior -se sabe, la vida y el desarrollo profesional son una maratón- finalmente mostró que Shyamalan no era infalible y que podía alternar buenas películas con otras incomprendidas o simplemente malas. Por eso cuando se estrenó Fragmentado los espectadores y el mundo del cine se llevaron una sorpresa enorme porque al mejor estilo de las películas de Marvel, justo en el final de los créditos el director se despachó jugando una carta inesperada que, al igual que con el final de Sexto sentido, era mejor no revelar. Sí se puede decir que en el cierre de esa película violenta sobre un asesino serial de múltiples personalidades que elude a todo el mundo y muestra poderes superiores, se producía el inesperado cruce de McAvoy con Bruce Willis y confirmaba lo que para los fanáticos era obvio: el protagonista de Fragmentado y El protector se iban a cruzar de nuevo. Después se supo que Shyamalan tenía pensada una trilogía que debía terminar con la película correspondiente de Mr. Glass, el personaje que aparecía como villano en El protector y que interpretaba Samuel L Jackson. Desde ese momento las expectativas fueron en aumento y todos empezamos a esperar con ansiedad el momento del desenlace. En estos tiempos de universos expandidos y crossovers grandiosos el final de la trilogía de Shyamalan no podía ser otra cosa que espectacular. Llegó el momento. Glass está en los cines y se revelará que clase de final soñó el director para sus personajes. El resultado puede ser una decepción pero no deja a nadie indiferente. La primera hora de Glass tiene ritmo, tiene acción, tiene sorpresas y parece que Shyamalan se dispone a satisfacer la ansiedad de los espectadores pero todavía falta una hora y unos minutos y entramos en un pantano donde los recursos empiezan a repetirse y el show queda en manos de McAvoy sus veinte personalidades. Vayamos por partes y no nos adelantemos. La primera hora de película presenta la actualidad de cada uno de los personajes y sobre todo muestra el triste destino de Mr. Glass que aparece catatónico y confinado a su silla de ruedas, rendido y sin mostrar interés por nada. Por su parte Andy, La Bestia y las otras personalidades del protagonista de Fragmentado han vuelto a secuestrar a un grupo de chicas y David Dunn (Bruce Willis) está rastreando el lugar donde esas chicas están confinadas. Y justo cuando todo está dispuesto para el enfrentamiento hace su aparición el primer giro de guión a lo Shyamalan con una psiquiatra llamada Ellie Staple (Sarah Paulson) que estudia una nueva forma de enfermedad derivada de la obsesión por las historietas. La psiquiatra confina al trío en una enorme instituto para estudiarlos y que convivan en la terapia. La película entonces aquieta su ritmo y pone a los espectadores ante la gran duda sobre si lo que hemos estado viendo ha sido el brote de tres personas perturbadas que sólo necesitaban la pastilla adecuada para salir de su delirio o era una trilogía de nuevos personajes de historieta. No se puede contar mucho más a riesgo de spoilear y de que alguien se enoje, pero digamos que las dos horas diez se revelan excesivas y que eso grandioso que todos estaban esperando nunca ocurre. Lo que pasa en cambio de la explosión esperada es una sucesión de vueltas de tuerca, de finales que pueden resultar decepcionantes y porqué no decirlo, gusto a poco o de sensación de que la pólvora de la explosión prometida estaba mojada. Hace unos cuantos años recuerdo haber leído en “Super Humor” -una revista que era una especie de hermana menor de “Humor registrado”- que se llamaba que estaba dedicada a la historieta y que fue el germen de la mítica revista “Fierro”, una serie de artículos en los que gente cómo Saccomano o Sasturain debatían sobre el futuro de la historieta, eran los años en que la historieta europea de la mano de Manara y de otros grandes había copado la parada y en cierta forma ponían en jaque a los clásicos exponentes de la historieta norteamericana, todavía faltaba un tiempo para que surgieran las ediciones especiales de Batman y Superman. En aquellas notas se teorizaba acerca del agotamiento del mundo del relato clásico. ¿A qué viene toda esta digresión en el medio de la crítica de Glass? A que sencillamente lejos de ir a fondo, Shyamalan lo que hace es echar el freno de mano y utilizar la tercera parte de su trilogía para teorizar y reflexionar sobre los personajes de historieta, la creación y su significado. ¿Es interesante? Puede ser que lo sea pero no hay que engañarse, probablemente los espectadores esperen que estallara todo por el aire y el director decidió un camino diferente, lo que lo pone de nuevo en el centro de una controversia y que deja mucho para discutir. GLASS Glass. Estados Unidos, 2019. Dirección y Guión: M. Night Shyamalan. Intérpretes: Bruce Willis, Samuel L. Jackson, James McAvoy, Sarah Paulson, Anya Taylor-Joy, Spencer Treat Clark, Charlayne Woodard, Adam David Thompson, Luke Kirby, Marisa Brown. Producción: M. Night Shyamalan, Jason Blum, Ashwin Rajan y Marc Bienstock. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 129 minutos.
“Spiderman, un nuevo universo”, de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman Por Jorge Bernárdez Del entramado corporativo en que se han convertido los derechos de los cómics de Marvel llega este nuevo avatar de Spiderman animado y lejos de ser un Spiderman infantil, el nuevo es en sí mismo un universo expandido. Y entre las novedades más salientes es que el protagonista no es Peter Parker, que se convierte en mentor del nuevo que se llama Miles Morales y que es latino. Pero mejor vayamos al principio de esta nueva historia que arranca sencilla pero se complica. Miles Morales tiene un padre policía y cuando arranca la historia se lo muestra como un fan de Spiderman, que dibuja y hace grafittis pero que se encuentra en una verdadera encrucijada ya que ha cambiado de colegio, ha dejado a sus compañeros y debe adaptarse a un nuevo entorno, que entre otras cosas y gracias a una beca, incluye una beca en un colegio más pituco al que debe asistir con uniforme y todo. El pibe tampoco es que esté solo, cuenta con un tío un poco atorrante que le hace el aguante y le busca lugares donde ejercer su arte callejero. En una de esas correrías el tío deja a Miles en una estación de subte abandonada donde el adolescente se ve envuelto en una aventura real con su héroe Spiderman. Allí se se encuentra el archi enemigo de Spiderman desarrollando una tecnología aceleradora de partículas para retomar de alguna manera su vida anterior. Miles es picado por una araña y se convierte el mismo en un nuevo Spiderman mientras que Peter Parker es herido mortalmente. Parker, bastante a desgano, se ve obligado a entrenar a Miles y empiezan a aparecer otros personajes que también comparten los poderes que surgen de esa picadura. Se multiplican los Spiderman y surgen Spiderman Noir, Spider Ham y Peggy Parker. Los dibujos son modernos, la animación es extraordinaria, la banda de sonido acompaña y las aventuras de este universo expandido se multiplican. Esta nueva etapa de la historia de Spiderman es un llamado a asumir lo heroico en cada uno. Mientras todos esperan que se defina el destino de los Avengers, este universo paralelo en el que Peter Parker deja un legado llega para dejar una especie de enseñanza final de Stan Lee -que falleció el año pasado-. que es finalmente que todos pueden ser súperheroes y que la obligación es asumir ese desafío. Por otra parte hay que aclarar que más allá de las lecturas posibles, todo lo que pasa en la pantalla es de un espíritu pop festivo y algo desmadrado que se agradece y se disfruta sin necesidad de ser un nerd estudioso de todo esto, aunque para qué negarlo, los involucrados en el tema seguramente lo disfrutan más. Lo que se mantiene en esta nueva aventura de Marvel, alejada de los Avengers que están definiendo su destino en otra parte del universo expandido, es la coda final, es decir ese fragmento de aventura que aparece tras los títulos y que probablemente mantendrá pegado a la butaca a el espectador atento para ver que rastro o que pista se desliza en ese momento. Así que a aguantar la ansiedad y esperar hasta el final. SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO Spider-Man: Into the Spider-Verse. Estados Unidos, 2018. Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman. Guión: Phil Lord y Rodney Rothman. Intérpretes: Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Vélez, Zoë Kravitz, Nicolas Cage, Liev Schreiber. Producción: Phil Lord, Christopher Miller, Amy Pascal, Christina Steinberg y Avi Arad. Distribuidora: UIP. Duración: 117 minutos. Facebook Twitter Del entramado corporativo en que se han convertido los derechos de los cómics de Marvel llega este nuevo avatar de Spiderman animado y lejos de ser un Spiderman infantil, el nuevo es en sí mismo un universo expandido. Y entre las novedades más salientes es que el protagonista no es Peter Parker, que se convierte en mentor del nuevo que se llama Miles Morales y que es latino. Pero mejor vayamos al principio de esta nueva historia que arranca sencilla pero se complica. Miles Morales tiene un padre policía y cuando arranca la historia se lo muestra como un fan de Spiderman, que dibuja y hace grafittis pero que se encuentra en una verdadera encrucijada ya que ha cambiado de colegio, ha dejado a sus compañeros y debe adaptarse a un nuevo entorno, que entre otras cosas y gracias a una beca, incluye una beca en un colegio más pituco al que debe asistir con uniforme y todo. El pibe tampoco es que esté solo, cuenta con un tío un poco atorrante que le hace el aguante y le busca lugares donde ejercer su arte callejero. En una de esas correrías el tío deja a Miles en una estación de subte abandonada donde el adolescente se ve envuelto en una aventura real con su héroe Spiderman. Allí se se encuentra el archi enemigo de Spiderman desarrollando una tecnología aceleradora de partículas para retomar de alguna manera su vida anterior. Miles es picado por una araña y se convierte el mismo en un nuevo Spiderman mientras que Peter Parker es herido mortalmente. Parker, bastante a desgano, se ve obligado a entrenar a Miles y empiezan a aparecer otros personajes que también comparten los poderes que surgen de esa picadura. Se multiplican los Spiderman y surgen Spiderman Noir, Spider Ham y Peggy Parker. Los dibujos son modernos, la animación es extraordinaria, la banda de sonido acompaña y las aventuras de este universo expandido se multiplican. Esta nueva etapa de la historia de Spiderman es un llamado a asumir lo heroico en cada uno. Mientras todos esperan que se defina el destino de los Avengers, este universo paralelo en el que Peter Parker deja un legado llega para dejar una especie de enseñanza final de Stan Lee -que falleció el año pasado-. que es finalmente que todos pueden ser súperheroes y que la obligación es asumir ese desafío. Por otra parte hay que aclarar que más allá de las lecturas posibles, todo lo que pasa en la pantalla es de un espíritu pop festivo y algo desmadrado que se agradece y se disfruta sin necesidad de ser un nerd estudioso de todo esto, aunque para qué negarlo, los involucrados en el tema seguramente lo disfrutan más. Lo que se mantiene en esta nueva aventura de Marvel, alejada de los Avengers que están definiendo su destino en otra parte del universo expandido, es la coda final, es decir ese fragmento de aventura que aparece tras los títulos y que probablemente mantendrá pegado a la butaca a el espectador atento para ver que rastro o que pista se desliza en ese momento. Así que a aguantar la ansiedad y esperar hasta el final. SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO Spider-Man: Into the Spider-Verse. Estados Unidos, 2018. Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman. Guión: Phil Lord y Rodney Rothman. Intérpretes: Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Vélez, Zoë Kravitz, Nicolas Cage, Liev Schreiber. Producción: Phil Lord, Christopher Miller, Amy Pascal, Christina Steinberg y Avi Arad. Distribuidora: UIP. Duración: 117 minutos.