Tercer capítulo de la saga “Crepúsculo”, que viene cosechando legiones de fanáticos entre los adolescentes, siempre en base a los textos originales de Stephenie Meyer. Ya estamos al tanto de la pasión devastadora y condenada que consume los días y las noches de la joven Bella Swan (K. Stewart) y el seductor vampiro Edward Cullen (R. Pattinson). Se aman, pero nunca pueden consumar sus deseos febriles porque, en ese caso, él la convertiría en vampiro. Falta saber si ella está dispuesta a tamaño sacrificio. Habrá que esperar la parte final de la saga, “Amanecer”, para enterarse. Mientras tanto, ha entrado un tercero en discordia. La amistad que Bella mantiene con Jacob Black (T. Lautner) se está intensificando (él la ama tanto como Edward) y esto amenaza con provocar una guerra feroz entre vampiros y licántropos. Mientras sus compañeros de colegio piensan en la graduación y el ingreso a la universidad, Bella se debate a punto de tomar la gran decisión con respecto a Edward. Irrumpe entonces una variedad de vampiros salvajes, que no respetan ninguna regla y sólo pueden traer el caos en la región. Quizá obedezcan a la voluntad de la pérfida Victoria, que se la tiene jurada a Bella. El film mezcla con habilidad el romance con el terror, la amistad y el deseo con sobresaltos que conducen a la acción. El espectador no acaba de imaginar cómo harán estos chicos para ser felices, pero mientras tanto, la pantalla se carga de sorpresas, sofocones y uno que otro arrumaco.
Cuidada adaptación de la novela de Cormac McCarthy, sobre la odisea de supervivencia de un padre y un hijo en un futuro no demasiado remoto, en medio de un cuadro postapocalíptico. “Se trataba de reflejar una relación muy íntima y muy intensa entre un padre y un hijo en una situación desesperante”, aclara el australiano John Hillcoat. El libro original se basó en la propia experiencia de McCarthy con su hijo. Se filmó en condiciones climáticas muy duras, con exteriores en Luisiana, castigada por el huracán Katrina, las minas abandonadas de Pensilvania y el Mount St. Helens, sitio donde una montaña voló en pedazos. Todas locaciones en las que ocurrieron reales catástrofes. La película tiene pocas líneas de diálogo, porque de lo que se trata es de sobrevivir. No es un film espectacular en la línea de los que suele dirigir Roland Emmerich, pero había que darle al espectador la imagen de un mundo en el ocaso, donde la luz del sol puede extinguirse, con las consecuencias que produce esta atmósfera final en los sobrevivientes. Viggo Mortensen demostró en “Una historia violenta” y “Promesas del Este”, que es un actor de intensidad contenida. Su economía de recursos, indican que la procesión va por dentro. Esa carretera del título parece indicar que hay que seguir andando, aun sin saber qué habrá al final del camino. Da la impresión de que importan más los efectos que las causas. Sabemos poco del pasado de los personajes, pero lo suficiente saber lo que han venido padeciendo y lo que les falta aún. El niño Kodi Smith-McPhee, una verdadera sorpresa.
La primera fue un éxito descomunal hace 15 años, y la carta de presentación de Pixar en el rubro animación. La segunda estuvo casi a su altura, aunque dividió opiniones. Este tercer capítulo de la saga (que se supone final), tomó cuatro años de trabajo, y contó con 400 artistas y técnicos. Es la primera de las tres que llega a las pantallas en 3D. Ya al final de la segunda se veía que Andy iba a crecer y los juguetes tendrían pronto otro destino. Ahora, el muchacho ingresa a la universidad y será la hora de la verdad para los muñecos entrañables. Antes de partir, el chico –ya de 18 años–, deberá limpiar ese cuarto que quedará para su hermana Molly, y ver si regala sus monigotes queridos, los dona a una guardería, o se los guarda. Andy se quedará con Woody y mandará los demás al desván. Pero su mamá cree que la bolsa está llena de basura y la saca a la calle. Woody será el encargado de rescatarla, pero las cosas se complican de manera endiablada. La banda compuesta por Buzz, Jessie, Barbie, la pareja Cabeza de Papa, el dinosaurio Rex, el cerdito Hammy y el perro Slinky, es salvada, pero acaba en una guardería. Los juguetes líderes del lugar, como el oso Lotso, van a traerles algunas dificultades a los recién llegados, que se sienten como sapo de otro pozo. Habrá que pagar derecho de piso en el nuevo domicilio. La película luce un costado algo más oscuro y tenebroso que las anteriores, pero la calidad es inobjetable. Los chicos volverán a encontrarse con los personajes que extrañaban y sabrán que nada está definitivamente perdido.