Una comedia cálida, fresca y predecible. La ironía y la franqueza sin rodeos de Erin (Drew Barrymore, toda una referente de la comedia romántica clásica) cautivan al recién declarado soltero Garrett (Justin Long) con un par de cervezas frías, una conversación trivial de bar y un buen desayuno a la mañana siguiente. Erin es una estudiante de periodismo con futuro y Garret trabaja en una compañía discográfica en Nueva York. "Amor a distancia" es la típica comedia romántica norteamericana, donde los personajes se enamoran, tienen que separarse y, al final, tienen que resolver... En fin, situaciones esperables y lugares comunes entre tantos aviones que suben y bajan en los aeropuertos y buena música pop. De todos modos, el filme logra entretener a base de secuencias donde se destaca el humor, sobre todo a partir de un par de personajes secundarios.
En camino al duelo final. Irlanda del Norte, 1975. Alistar Little asesina a James Griffin. Lo mata para ganarse el respeto de sus superiores de la Fuerza Voluntaria de Ulster, un grupo paramilitar protestante en guerra con el IRA. Joe, el hermanito de James, ve cómo Alistar dispara, pero no hace nada para detenerlo,ganándose el odio y los reproches eternos de su mamá. Alistar y Joe quedan traumados: el primero por la mirada del nene, y el segundo por las quejas maternas. En 2005, los dos son contactados por un programa sensacionalista de TV para ponerlos cara a cara y se reconcilien. Pero Joe quiere sus 5 minutos de gloria. El director de "La caída", todo un especialista en dramas claustrofóbicos, ubicó su cámara y su espíritu como si se tratara de aquellos viejos western: un pasado doloroso, la soledad actual y, obviamente, el camino solitario de cada uno hasta el duelo final.
Vacua aventura de los sucesores de Merlín. Un enfrentamiento milenario entre sucesores del Mago Merlín que extiende sus poderes hasta el siglo XXI en plena Nueva York. Esta es la nueva propuesta del sello Disney, de los mismos creadores de “La leyenda del tesoro perdido”. Cage es un maestro de la magia _obviamente, sobreactuado_ en Manhattan que intenta defender a su ciudad del malvado Maxim Horvath (el gran Alfred Molina). Para poder lograr el objetivo, recluta a su protegido, un jovencito universitario (Jay Baruchel), una especie de Harry Potter, al menos en el intento en parecérsele. Las impactantes luchas cuerpo a cuerpo invaden la primera parte del filme, en medio de la pirotecnia cinematográfica. Efectos especiales, mucha acción y una narración sin dobles lecturas a pesar de ser como un círculo que nunca termina de cerrar, redondean una película tan entretenida como vacua.
La película "La carretera" es el extraño caso de un excelente filme, sobre todo porque supo hacer una adaptación fiel de la novela en que se inspiró. Es, también, una película que resulta pesada, cargada de pesadumbre, difícil de asimilar y, sobre todo, un canto a la dignidad humana sintetizado en el vínculo entre un hombre y su hijo recorriendo la carretera de un país (¿o planeta?) desvastado no sólo en términos geológicos sino también humanos. Estas mismas sensaciones son disparadas sobre el lector por la novela del estadounidense Cormac McCarthy. Por esto, seguramente, la novela del autor de "En la frontera" y "Ciudades en la llanura" más que una fuente de inspiración fue para el director Hillcoat una joya literaria a traspasar al lenguaje del cine tomando el mayor de los recaudos a fin de que ni siquiera sufra un rayón en el intento. Así, la película que uno se imagina mientras lee la novela de Cormac McCarthy será, casi con seguridad, la que verá en la pantalla grande. La atmósfera minimalista, el aire sucio, los bosques grises o gélidos, los suelos ásperos y la frialdad de los movimientos distanciada del melodrama pero, página a página y cuadro a cuadro, siempre al servicio de la historia: es decir de un futuro de pura incertidumbre ligado al presente sólo por el miedo y el deseo de llegar a, quizá, ninguna parte. Los temores del padre en esta historia pueden ser los mismos miedos de nosotros como padres: el peligro y la muerte acecha al más pequeño. Y ese lazo tan fuerte que une al padre con el hijo en un contexto de situación límite –la más cruda supervivencia– hasta puede ser un duro cachetazo a los padres e hijos de hoy, inmersos, muchas veces, cada uno en su propio mundo virtual y egoísta. "La carretera" trata de la odisea de un padre y un hijo (Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee) vagabundos y sobrevivientes en una tierra devastada por un cataclismo, de cómo luchan por mantenerse vivos –anto frente al hambre como a las bandas de caníbales– o por retrasar la inevitable muerte, y también por llegar a la costa marítima del sur. Con un argumento parecido, cabe señalar, el cine produjo varios bodrios futuristas, con escenas desmedidas de acción y lacrimógenas. Para quien no leyó la novela de Cormac McCarthy, la película le resultará también tan excelente como pesada, cargada de pesadumbre, difícil de asimilar y gris, muy gris, bajo las tristes melodías de Nick Cave. Muy buenos trabajos del dúo protagónico y de Charlize Theron en los varios flashbacks con su contraste luminoso y colorido.
A pesar de su desarrollo algo confuso, donde los vericuetos de la trama a veces se cierran innecesariamente, esta comedia irónica de Vaughn merece ser vista mucho más que varias superproducciones que avanzaron sobre el mismo terreno. Lo que el espectador debe tener en cuenta desde el principio, si quiere ser cómplice de esta aventura, es que la mira desde donde observa esta colorida revisión de los mitos del cómic es, sobre todas las cosas, sarcástica. La ultra violencia de las escenas también tiene que ver con lo sarcástico del show. Así, el justiciero enmascarado, este superhéroe de la era digital llamado Kick Ass, puede llegar a satisfacer tanto a los internautas –sobre todo los generación youtube– como a los más desinformados, así como en la ficción cumple las expectativas de las capas medias neoyorquinas, esa misma gente que lo convertirá en un auténtico fenómeno popular en la ciudad. Claro que él no es el único superhéroe en Nueva York. Muy buenas actuaciones (hasta la de Nicolas Cage), siempre en beneficio de sus personajes, aunque sobresale Chloe Moretz, una niñita que va a dar mucho de qué hablar. Divertidísima película, violencia con mucho humor y emoción.
“Es posible, Oliver, cambiar la historia”, dice sobre el cierre de “Al sur de la frontera” el presidente venezolano Hugo Chávez al director de la película, Oliver Stone, como si fuera el mejor actor latino de la Meca del cine del Norte. Ese mismo Norte que apunta al sur del río Bravo, y esta vez en la apertura del documental, a pura mezcla de chauvinismo e ignorancia en la imagen y audio de una ¿periodista? de Fox News en pleno gobierno de George W. Bush, indignadísima con Chávez quien, supuestamente, había confesado su adicción al “cacao”. La cara de sus compañeros de piso enseguida muestran el equívoco: el oscuro objeto de descarrío del líder bolivariano no era el cacao sino la coca. Así, durante los primeros quince minutos, Stone propone una cadena de ejemplos de la perorata mediática de su país contra los nuevos líderes de las democracias latinoamericanas que no están de acuerdo con la política neoliberal de su nación, apuntando, sobre todo, a Chávez y al presidente indígena de Bolivia, Evo Morales. Líderes demonizados por el gobierno de Bush y los medios de comunicación del país del Norte. Y, a la vez, rescatados por Stone, un director también del país del Norte, pero rebelde a los cánones de la Academia. Para ratificar esto solamente basta recordar títulos polémicos tales como “Nixon”, “Pelotón”, “JFK”, “Wall Street” o “Nacido el 4 de julio”. También, “Al sur de la frontera” puede verse como la saga de sus dos documentales sobre Fidel Castro (“Comandante” de 2003, y “Looking for Fidel” de 2004) que continuará, según anunció en su periplo latinoamericano de presentación del filme, con una película sobre Evo Morales. El objetivo inicial es presentar a los líderes del nuevo socialismo del siglo XXI en América latina y el segundo es denunciar a los medios masivos de comunicación de Estados Unidos. Stone, como entrevistador e indagador en la vida y obra de estos nuevos fenómenos, aparece tan dócil como sumiso. Y en este sentido, el laureado director actúa como un espectador más, obnubilado frente a Chávez como Kusturica ante Maradona en su reciente documental. Stone se dio el gusto de pasearse con sus nuevos héroes latinoamericanos pero, para el público de estas tierras, no pasa de eso: de un paseo rápido por las vidas de los presidentes del Sur que no aceptaron las fórmulas de recesión del FMI ni las recetas neoliberales de quienes los precedieron en el poder. Quizá sea una película destinada a informar al público norteamericano. Pero, ¿le interesará?
La historia es cautivante y la puesta sumamente sugestiva. El trasfondo, un mundo sin libertad y encerrado en una realidad decadente. Obviamente, se trata de un período entreguerras. Ambientada en Inglaterra, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial,"Regreso a la mansión Brideshead" relata una historia de amores prohibidos, en donde el encuentro entre dos realidades formará un triángulo que terminará con la frescura e inocencia de sus protagonistas. Con un elenco de grandes actores como Emma Thompson, Matthew Goode ("Match Point"), Ben Whishaw ("El perfume), la película describe además la decadencia de la aristocracia católica inglesa de la época y su estilo de vida (léase, los prejuicios de clase y religión). En este escenario se debatirán los personajes como si fueran marionetas guiadas por una sociedad intolerante e hipócrita.
Una película que logra entretener del principio al fin, a pesar de no tener nada que ya no se haya visto en el cine. Hay una buena historia que será disfrutada por los seguidores de los policiales. Tres historias independientes, cuyos protagonistas se van cruzando, aunque los conflictos están bien delimitados. La película se centra más en el drama que la acción y se destacan las historias que protagonizan Ethan Hawke y Don Cheadle. La protagonizada por Gere se parece al tipíco cuento del policía conflictuado y acabado que busca la redención. Y todas las calles del distrito 75 y la zona de Junior Street, que difícilmente uno va a conocer como turista, es la otra parte de Brooklyn que no se ve en los folletos de las agencias de viaje. Y sólo a través del cine se puede ver desde aquí.
Polanski es un avezado constructor de atmósferas y el suspenso es el mismísimo aire que le da vida a sus películas. Desde aquel genial "El bebé de Rosmary". A veces, la atmósfera está acorde con la realidad de lo que se cuenta y de lo que se oculta y otras veces, los caminos se enriedan demasiado, tal cual ocurre en "La novena puerta", o a veces esa atmósfera es mucho más grande que el hecho que permanece oculto y está a punto de ver la luz. Tal como ocurre en el thriller político recién estrenado "El escritor oculto". Adam Lang, ex primer ministro británico, contrata a un escritor para que le ayude con sus memorias. El anterior escritor reclutado para dar forma a las memorias aparece muerto en la playa.La narración es amena, llenas de dobles lecturas y trampas lógicas, con un final rebuscado.
Con una narración bastante monocorde y pretenciosa, y una estética del cine argentino de los 60, acentuada por la fotografía en blanco y negro, "La hora de la siesta", que ganó como mejor filme latinoamericano en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se las arregla para contar con imaginación y pulso sensible las vivencias de una chica llamada Franca y su hermanito Guido durante las horas que procedieron a la muerte de su padre. Los chicos salen a pasear por el barrio, la plaza, la iglesia y por una casa vecina donde vivirán momentos realmente extraños. Mientras tanto, transcurre el velorio en una casa invadida de familiares. Está escrito, dirigir chicos no es nada fácil, y a la debutante Sofía Mora esta cuestión le quedó pendiente. También no aprobó en algunas cuestiones del guión que hacen que algunas situaciones se vuelvan grotescas.