El niño y el asteroide Pilo es un niño que vive con su madre en una pequeña casa en uno de los asteroides del cinturón que rodea un enorme planeta azulado. Siente una extraña fascinación por el cielo desde que su abuelo, un extraño hombre que vive en un puesto de observación astronómico, le ha contado el mito de los pandabas y de la máquina que crea estrellas. Una noche el cielo se apaga y Pilo deberá emprender la fantástica aventura de encontrar la máquina y restaurar la luz del universo. La máquina que hace estrellas, de Esteban Echeverría, es una excelente película de animación. El relato está armado con gran solidez narrativa, lo que facilita que niños de diversas edades puedan disfrutar de la historia del film y no sólo de la espectacularidad visual (con 3D incluido). La historia se apoya de una estética y una técnica que colaboran orgánicamente a la poética del relato, sin ser una mera ortopedia para resolver debilidades narrativas. Un cierto tono melancólico parece trasuntar la poética de Antoine de Saint-Exupery, particularmente esa impresión de gigantesca soledad que el autor de El Principito ofrece del universo, en contraposición con la presencia de un asteroide minúsculo y de su único habitante. El único punto flojo del film es -a mi entender- un desenlace que llega con demasiada prisa, lo cual impide que el espectador asimile de un modo eficaz la resolución del conflicto planteado. Por lo demás, esta propuesta de animación en 3d argentina es un producto altamente recomendable que los niños disfrutarán gozosamente.
Anexo de crítica: -Hace unas semanas leía la entrevista a Marc Webb (director del film) en la cual se jactaba de haber insuflado una buena dosis de realismo al relato del hombre araña, particularmente con el fin de acentuar el lado trágico de la historia de Peter Parker, diseñar un carácter de personaje más verosímil en función de esa biografía, y al mismo tiempo diferenciar su producto de la saga pretérita dirigida por Sam Raimi. Soy consciente de que en nuestro contexto cinematográfico actual mencionar la palabra realismo produce ciertos orgasmos intelectuales en las mentes de algunos espectadores, lamentablemente no soy especialmente propenso a tales fetiches, lo cual no quita que los pueda apreciar en ocasiones particulares. Dicho de otro modo, no considero al realismo una meta del arte, sino un recurso posible. En el caso particular de los relatos de superhéroes la estrategia del realismo es siempre problemática precisamente porque la estructura misma de lo narrado se asienta en bases fantásticas que se alejan en diversas medidas de lo que podríamos llamar el realismo objetivo (aquello que puede ocurrir o que podemos ver tal como lo vemos o sabemos que ocurren las cosas en el mundo a partir de ciertas convenciones sociales instituidas). Por lo tanto, al relato de los superhéroes (relato heroico por naturaleza, y por lo tanto opuesto al realismo en su justa esencia) sólo le queda el realismo psicológico del personaje, es decir, la construcción de un psiquismo complejo y realista en la relación con las acciones protagonizadas; en el caso que nos ocupa, si el niño ha quedado sin padres, el superhéroe debe tener algún tipo de traba emocional que le impida socializar normalmente, porque eso es lo que ocurriría a un niño real. Este concepto parte de la base de que el relato heroico no es creíble, y por ende es necesario darle una carnadura realista al personaje, mostrarlo débil, corrompible, torpe, ambicioso, egoísta, etc. El mayor problema en el caso de Spiderman, sobre todo para quien como es mi caso hemos leído algunos comics de niño sobre dicho superhéroe es que la propuesta de Webb elimina con su "realismo" el elemento más atractivo que tiene este personaje, su carácter inadecuado en el mundo de los superhéroes. Lo interesante de este personaje es su doble carácter de perdedor: como Peter Parker y como el Hombre Araña; no sólo sus compañeros de escuela lo boludean, también los otros superhéroes (los de la Liga de la Justicia) lo boludean, pues no es sólo Peter Parker el que carece de lo esencial para ser un triunfador, también padece el hombre araña el mismo defecto: no tiene ni el dinero ni la inteligencia de Bruce Wayne, no tiene la fuerza de Superman, no puede volar. En definitiva, es un superhéroe tercermundista en el primer mundo, y ésa fue siempre su gracia y mayor atractivo, rasgo que supo ver de modo extraordinario Sam Raimi, y que Marc Webb no ha considerado pertinente, tomando en cambio la muy fallida (a mi juicio) estrategia narrativa de tomarse demasiado en serio a este superhéroe.-
Anexo de crítica: -A pesar de trabajar con una lógica de historias paralelas, cuyo resultado suele ser una mera concatenación de historias cuya ausencia de lazos orgánicos fuertes operan en desmedro respecto del resultado de conjunto, no obstante el film del director de Crímenes y Pecados logra un producto más que decente, y con buenos momentos de comedia que valen la pena celebrarse. El punto más flaco –a mi juicio- es la historia vinculada con la pareja italiana (la que protagoniza Penélope Cruz), que merecía un desarrollo más interesante, quedando muy relegado en comparación con el esfuerzo creativo que Allen pone en las otras tres historias.
Anexo de crítica: -A pesar de trabajar con una lógica de historias paralelas, cuyo resultado suele ser una mera concatenación de historias cuya ausencia de lazos orgánicos fuertes operan en desmedro respecto del resultado de conjunto, no obstante el film del director de Crímenes y Pecados logra un producto más que decente, y con buenos momentos de comedia que valen la pena celebrarse. El punto más flaco –a mi juicio- es la historia vinculada con la pareja italiana (la que protagoniza Penélope Cruz), que merecía un desarrollo más interesante, quedando muy relegado en comparación con el esfuerzo creativo que Allen pone en las otras tres historias.- Juan Samaja (6 puntos)
Anexo de crítica: -Siendo la obra del realizador de dos clásicos, el resultado es decididamente frustrante. La frustración, sin embargo, no está dada por la grandeza de las primeras, sino por las malas decisiones de esta última. La película tiene un ritmo respetable y entretiene livianamente. El problema no está allí, no se trata de una torpeza en el ritmo o por la falta de agilidad en la acción, sino de una decidida metida de pata en la estructura misma del relato. Más allá de las preferencias de cada quien sobre las distintas versiones que la ciencia ficción potencialmente permite, a mi gusto, aquella que versa sobre el determinismo de la humanidad a partir de una raza de seres superiores que nos ha creado, está más cerca de la metafísica religiosa que de una auténtica reflexión sobre los límites de lo humano, y sus condiciones de autoproducción. Dejando ese aspecto de lado, pues -repito- es una mera preferencia personal que no merece mayor atención, el primer problema es la gratuidad con que se presentan en la película el personaje de Charlize Theron, y el resto de la tripulación, incluido el marido de la protagonista, cuya razón de ser no se explica, no se entiende, ni se justifica en ningún momento del film. Hubiera alcanzado con que estén la mujer y el androide solamente, y nada se hubiera perdido. Por otra parte, hacia el final del relato hay un cambio en la historia (de los ingenieros que nos han creado a esta raza de seres monstruosos que han querido nuestra muerte) sin solución de continuidad, sin que medie algún tipo de explicación o justificación, que bien hubiera ameritado alguna reflexión sesuda sobre ese aspecto, alrededor del final de la película.-
Anexo de crítica: -A pesar de una caracterización correcta del escritor estadounidense por parte del protagonista, John Cusack, la película se apoya en una anécdota excesivamente forzada y de poca potencialidad dramática. Dicha carencia en el dramatismo para un pretendido film de suspenso, pretende suplirse con el incremento melodramático del secuestro de la amada de Poe, que finalmente no alcanza a resolver las debilidades estructurales de un relato diseñado con poca imaginación. Los problemas narrativos que presenta el núcleo temático del film se incrementan y se tornan más evidentes por la falta de un desarrollo de historias y personajes secundarios que hubieran permitido un mejor balance.
Un comer, rezar, amar… pero con onda Un grupo de jubilados decide realizar un viaje a un paradisíaco hotel en la India. Al llegar descubrirán que han sido estafados y que el hotel está aún en ruinas. Ese contexto desafiante estimulará una serie de aventuras personales que los cambiará para siempre. El relato se presenta desde el comienzo como una estructura cómica tradicional (pasaje de un contexto a otro e inadecuación de los componentes de un contexto en el otro), sin embargo, no desarrolla dicha veta cómica, reorientándose a mitad de camino hacia una especie de melodrama con unos pocos momentos de comedia romántica. Como resulta esperable, toda la película está centrada en los personajes y sus historias individuales, aquellas vicisitudes que han impulsado en cada uno las decisiones del viaje. Esto en sí mismo no es una debilidad, siempre y cuando el relato repose en una estructura sólida que pueda articularse con dichas historias, cosa que no ocurre. El nexo articulador es la historia de Sonny, dueño del hotel, enamorado de Sunaina, una muchacha hindú de mentalidad moderna y liberal. Todo su objetivo en la vida es triunfar con su hotel y cumplir al mismo tiempo con cuatro objetivos de un plumazo: alcanzar la fortuna; mostrar a su madre y hermanos su talento para los negocios; cumplir con el sueño de su padre, y llegar a ser un hombre digno para su amada. Esta historia se verá obstaculizada por la presencia de la madre, una mujer inflexible, conservadora y tradicional que buscará impedir la consecución de todos los objetivos que su hijo se ha planteado. El principal problema, a mi juicio, de este nexo está en el planteamiento de base. Todo el contexto se da en la confrontación entre una India que pretende modernizarse con la vida liberal, y otra India más tradicional, conservadora de las costumbres, anti-individualista. Dicha confrontación está diseñada sobre un maniqueísmo tan elemental que resulta inverosímil, impidiendo que dicha historia aporte la conflictividad suficiente para sostener dramáticamente el relato. Esta torpeza resulta análoga a la que se sucede cuando los dramaturgos modernos reponen Romeo y Julieta, pero sin reflexionar previamente cómo tornar verosímil una historia cuyo conflicto ya no podemos entender desde nuestra modernidad tardía, puesto que la concepción superindividualista es nuestra anteojera, y ésta se nos impone como lo obvio y evidente. Así, y cualquier cosa que se oponga a ella carecerá siempre de argumentos válidos y genuinos. La película transcurre entre historias que se esfuerzan demasiado por ser conmovedoras, y metáforas excesivamente literales y elementales, como la idea de que todo está a medio hacerse, desde el hotel, hasta la vida de los personajes. De allí la frase recurrente de Sonny, que podría haberse pergeñado en la factoría de cualquier estudio norteamericano de Hollywood en los años 50: Al final todo sale bien, si todavía no está bien, es porque todavía no terminó. El Exótico Hotel Marigold es un relato torpe en lo narrativo, de una concepción excesivamente irrespetuosa sobre la diferencia cultural, e insuficiente desde el punto de vista de las actuaciones, no por falta de personalidades sino por ausencia de contextos de motivación suficientemente dramáticos.
Amen de las loables labores de Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi, la historia planteada tiene, a mi criterio, dos grandes inconvenientes que merman la buena recepción del film. En primer lugar, resulta demasiado elemental el tratamiento rítmico del relato: se entiende que la placidez rítmica y cansina de las acciones y los sucesos están vinculados, o pretenden estarlo, con una vida más relajada, menos estresante, etc. Esta literalidad entre contenido y forma consiste en que, con el objetivo de mostrar que la protagonista se aburre porque allí no pasa nada y el tiempo se detiene, el enunciador ha decidido que su estrategia narrativa sea la de identificarnos con ese estado emocional: el aburrimiento. El espectador debe vivir el mismo tedio que la protagonista. Pienso que como estrategia no sólo es elemental, sino fundamentalmente ineficaz desde el punto de vista del fenómeno de la expectación cinematográfica. Por otro lado, uno de los pocos elementos de interés del relato, la relación con la casera, concluye apenas se inicia por la muerte de la mujer. Del mismo modo el film decide dar por terminado el relato precisamente cuando empieza a ocurrir algo significativo desde la perspectiva de los personajes, y esto sin justificación dramática alguna. Estos componentes son precisamente los que podrían haber levantado la película y reforzado su dramaticidad, y el hecho de que el enunciador haya decidido dejarlos sin efecto, más allá de un vistazo, resulta inexplicable. En segundo lugar, el conflicto no termina de consustanciarse porque el diseño narrativo de los personajes es demasiado pobre y superficial: no conocemos las razones que han llevado al protagonista a querer mudarse a un escenario tan diferente de su cotidianidad, ni mucho menos cómo es que su mujer ha aceptado acompañarle siendo que casi desde el inicio se muestra insatisfecha y desgraciada. Esta ausencia de contexto impide que el drama se encarne de modo verosímil y que se pueda profundizar.
Anexo de crítica: -El relato está muy bien armado y demuestra gran solvencia narrativa en casi todos los rubros del argumento. Excelente la actuación del protagonista y excelentes las performances musicales. Sin embargo el desenlace del film, amen de su previsibilidad, no hace justicia al desarrollo de la narración. El impulso narrativo pierde mucho de su potencia dramática, y sobre todo de su humanidad, al tomar partido por la concreción del viaje, con el abandono de la hija. Creo que el film se hubiera tornado muy atractivo si la madre hubiera muerto y el protagonista hubiera tenido que lidiar con la crianza definitiva de su hija, aún en las condiciones patológicas en las que se desarrolla su personaje. Creo que con la decisión de salvar a la madre y devolver a la hija al hogar, se ha perdido la oportunidad de abrir todo un amplio espectro de potencialidad dramática en la relación padre-hija. De todas formas, el film es una muy buena apuesta.-
La conquista de la autonomía Ricardo Díaz Lacoponi consigue plasmar un hermoso relato aleccionador a pesar de un tema que en sí mismo se presta con gran facilidad a los excesos y a los golpes bajos, como son los problemas y angustias de las clases más vulnerables frente a la inestabilidad laboral. En este sentido, el primer logro importante del film es, a mi entender, su sencillez y aplomo en el tono narrativo y en la economía casi neorrealista del uso de las imágenes y los escenarios; no pretende ser un relato épico de un tema conmovedor, sino un relato modesto (en pretensiones y en recursos) de una historia que sí es épica en sí misma. El segundo logro, seguramente derivado del primero, es la sobriedad en el manejo de las actuaciones y la homogeneidad casi general en las buenos desempeños actorales del equipo de intérpretes, entre los cuales destaca de un modo notable la labor de Carlos Portaluppi por su genuina expresividad y la construcción de un personaje complejo, contradictorio, emotivo y humano, que no duda incluso en mostrar gran cobardía ante situaciones dramáticas como el momento en que deja solo a su compañero ante la iniciativa de la huelga frente al patrón. Dentro del mismo rubro, el único punto flojo es el diseño unidimensional de la figura del empresario, repleto de rasgos estereotipados que le quitan toda posibilidad expresiva e impiden profundizar la complejidad de un relato que podría haber avanzado en una doble humanización -negativa y positiva- de los dos ejes actanciales: la de los héroes y de los oponentes. En este sentido, también es de lamentar que haya quedado a mitad de camino la buena intención del narrador al proponer un personaje intermedio y ambiguo, el obrero traidor, pero dejarlo sin efecto al redimirlo inmediatamente previo a los momentos más dramáticos del film.