Aquellos años felices Los ochenta fueron una época prolífica para el rock, ese rock que sonaba con guitarras distorsionadas, donde este instrumento tomo su lugar protagónico; glamour, y sobre todo con la imagen, esa imagen del rockero duro, con pelo largo y tatuajes, calzas, pantalones de cuero, delineador de ojos, mucho torso descubierto y sudor. El rockero se levantaba como un ídolo entre vinilos y posters, rodeado de jóvenes fervorosos, pelos con fijador, rulos y minifaldas. La imagen del sex symbol que generaban cantantes como Jon Bon Jovi, Bret Michaels o David Coverdale fue algo impensable; la posibilidad de que estas bandas de glam metal derritan jovencitas a base de baladas melosas contradictorias con esa imagen de tipo rudo. I love Rock ‘N’ Roll Todo eso se ve perfectamente reflejado en La Era del Rock, donde tenemos un personaje distinto para cada uno de los estereotipos que rondaban esos años. La historia se centra en Sherrie, una joven del interior de Estados Unidos, que viaja a Hollywood con la idea de cumplir su sueño de ser cantante. Luego de una llegada fallida, conoce a Drew, el barman del legendario Bourbon, un bar que supo ser la meca del rock, que vio tocar a la banda del gran Stacee Jaxx y que ahora, se encuentra envuelto en deudas. Ante de la desesperación de la rubia, exuberante y melenuda Sherrie, Drew decide llevarla al Bourbon a trabajar como camarera; estando así más cerca de sus ídolos, de la idea de convertirse en cantante, y de llegar a fin de mes. En el Bourbon, encontraremos todos los personajes indispensables, el rockero viejo que vive envuelto en alcohol y de noche lo protagoniza Alec Baldwin, que es también el dueño del bar. Tenemos a Russel Brand como un pobre inglés que vino a parar a California solo para rockear con los americanos. Y claro, afuera del Bourbon tenemos a los enemigos, la otra cara de esa moneda. Al mejor estilo Footloose, la iglesia está en contra de ese rock sucio, sexual y escandaloso, con movimientos pélvicos exagerados que incitan a las poses mas indecentes; así que la mala de la película es esta vez, la bella señora Catherine Zeta-Jones, mujer de iglesia y esposa del alcalde de Los Ángeles. Rock me baby Entonces sí, la frutilla del postre, lo que todos queremos saber cuando vamos a ver un musical, ¿nos vamos a aburrir? ¿Va a ser meloso y repetitivo, con canciones que no producen nada? NO. Para nada, ni un poco. Querido lector, si usted vivió la época de los ochenta, si al menos recuerda esa música, si ama esos clásicos que parecen salidos de una rockola. Entonces vaya, diviértase a lo grande. La era del Rock tiene muchas falencias argumentativas, personajes no muy ricos y momentos que están de más. Pero esa música es irremplazable, todas y cada una de las canciones se interpretan en el momento adecuado, con el timing justo y, realmente, parece que no podría haber una canción que identifique mejor el momento retratado. Relájese en la butaca y disfrute de un futuro musical de culto.
De que va La Despedida es una película que nos relata lo que podría ser el momento más triste en la vida de un deportista, la retirada. Cuando por distintos motivos que en general se alejan de la elección propia, se decide distanciarse del mundo que tantas felicidades les dio, muchas veces del mundo que los define como persona, que los hace dejar de ser un número más y les brinda la posibilidad de ser el héroe de la historia. En el caso de José esta despedida del fútbol le es impuesta rotundamente, por consejo médico el protagonista de esta historia debe dejar las emociones fuertes y adrenalinicas, debe dejar de jugar o pondría en riesgo su vida. José, es una leyenda, una figura histórica de un club barrial de fútbol amateur, su vida es recordada constantemente por él en etapas futboleras; el año que ganamos la copa, el año que perdimos por un penal, ésa es la cercana relación que José afronta con la cancha. Entonces, decide que la mejor manera de enfrentar tan drástica situación es haciendo una despedida, pero Jose no quiere un partido homenaje donde los goles los meta de favor; José quiere despedirse con el partido vital de la temporada, el que puede llegar a cambiar el rumbo del club de sus amores. Para eso considera de suma importancia contar con la presencia de sus dos mejores amigos, quienes también juegan en el club, y a su pareja, personaje que toma una importancia vital en la historia a medida que esta se va desarrollando. Profundizando La película entonces, arranca con ese plan de viaje que van a emprender el protagonista con sus 3 compañeros de equipo. La idea del viaje, comienza en un gran tono dramático, que va aflojando a medida que la película llega a su clímax; en un principio llegar a causar la risa del espectador se les presenta como una tarea compleja, resulta difícil salir del drama inicial que nos enfrenta a un hombre cara a cara con el miedo a la muerte, a un destino errado. Una vez pasado el trago amargo, uno se relaja y ríe, porque realmente el film llega a momentos tan irrisorios como hilarantes. Tiene varios guiños cinéfilos a Rocky, particularmente al comienzo, y después una escena en donde los cuatro compañeros de viaje se sientan a hablar de cine, rescatando grandes joyas como Los puentes de Madison o Comando. Conclusión Si bien en su totalidad la película alcanza muy buenos momentos y las actuaciones son bastante eficientes, tiene períodos en que cae, se excede en detalles redundantes y no necesarios, como la escena final, no hacía falta darle un cierre a cada uno de los personajes, considerando que la película comienza con el final, realmente hubiese sido más estético terminar la película en la cancha, en ese último partido donde el personaje principal pasa su vida. Más allá de eso, La Despedida es una película amena, sencilla y sin grandes pretensiones que vuelve a demostrar que lo que importa es el viaje.
La historia, basada en hechos reales, de un millonario cuadripléjico francés que entabla una amistad con un inmigrante pobre, viene cosechando premios hace rato. Y así nos llegó, un poco por merito propio, otro poco fruto de jurados internacionales que destacaron la labor de sus actores. Deportes Extremos La película francesa, estrenada en su país de origen en noviembre del año pasado, relata la historia de Philippe, un adinerado y aristocrático viudo, que en un accidente haciendo deportes extremos queda cuadripléjico. De ahí en adelante su vida se divide entre sus cuidados y su amor por el arte. Principalmente por la música clásica. La otra cara de esta moneda es Driss, un inmigrante senegalés que vive en un barrio pobre de Paris junto a su tía y todos sus primos, una casa para 4 habitada por más de 6, mucha pobreza, mucha droga, mucho riesgo y poco trabajo. Estos dos personajes tan opuestos se cruzan en una situación poco cotidiana, Driss quiere lograr un subsidio por desocupado y Philippe busca un enfermero que lo atienda en su vida cotidiana. Como quien no quiere la cosa, el señor francés consigue meterse en el bolsillo al extranjero cubriéndole las necesidades básicas; habitación individual, bañera, comida y calor de hogar todos los días. Oliver y Eric El film fue dirigido y escrito por Olivier Nakache y Eric Toledano, quienes ya habían trabajado juntos en otros tres largometrajes, y esa quimica que se nota en el guion y en la dirección, se ve perfectamente reflejada en la pantalla grande. Ese es, sin duda alguna, el punto fuerte de esta comedia dramática. El humor, parte desde lo sencillo, chistes pensados y casuales a la vez, que haría cualquier persona que se topara con una situación así de compleja y la supiera llevar con humor. Párrafo aparte merece el placer que produce al espectador ver trabajar a François Cluzet, actor ya consagrado del cine internacional, junto a la novedad que es Omar Sy, quien asombra desde la sencillez de una buena actuación, en la que no se nota quien está detrás del personaje. Conclusión Amigos intocables, es sin duda una película para disfrutar en familia, en pareja o en soledad, nos deja ese sabor dulce de las grandes amistades y las sabias elecciones de la vida. La felicidad como bandera.
Nuevamente los hermanos Dardenne nos traen a este lado del mundo una película emotiva, que habla sobre los conflictos familiares, el amor por el prójimo y la posibilidad de empezar de nuevo. A Pedalear Cuando nos sentamos cómodamente en las butacas a ver lo último de estos directores belgas, nos genera una situación de desconcierto. Un nene rubio llama desesperado a un teléfono que ya fue desconectado, la cámara lo sigue y lo ve correr, busca escaparse, saltando vallas y alambrados. ¿Quién es? ¿A quién llama? ¿Qué lo agobia tan desesperadamente? Siguiendo el relato descubrimos que el niño se llama Cyril, y que a quien llama y busca desesperadamente es a su padre, y a su bicicleta, objeto que lo lleva a escaparse del orfanato en el que vive por tiempo indeterminado, o mejor dicho, hasta que su padre pueda hacerse cargo de él. Otro tipo de amor En la búsqueda incansable del protagonista por encontrar nuevamente a su padre y su famosa bicicleta, se cruza con Samantha, una peluquera de barrio, con un romance poco serio, y con una necesidad imperativa de explotar su costado maternal. Ella acoge a Cyril en su casa los fines de semana, y el, aprovecha sin duda este aspecto, primeramente desde lo más sencillo, como la posibilidad de que ella sea un nexo entre él y su padre, y luego, se compromete con ella al punto de conseguir una relación maternal fundada en otros principios, como el compañerismo, la amistad y el afecto; la necesidad de ayudar al otro a ser mejor persona y brindarle un mejor futuro. Como siempre, los Dardenne, se enfocan en lo que mejor hacen, retratar de la manera más intimista posible las disfunciones familiares que acechan en el mundo actual, donde la gente toma responsabilidades más grandes de las que pueden llevar a cabo y luego, abandona todo sin tener en cuenta las posibles repercusiones. Conclusión Después de haber ganado el premio del jurado en Cannes el año pasado, nos llega esta película, compleja aunque exquisita en sus formas. Desde el pequeño protagonista, hasta Cecile De France, recorremos una gama de personajes intrincados con pasados distintos y futuros que se cruzan. La simplicidad de la historia es a la vez lo atractivo de esta película, con tan solo un recurso sonoro que se repite en cada momento de tensión, una cámara que sigue siempre a nuestro protagonista, de manera menos agobiante que la que vimos en El hijo, con un espectro de la libertad que ofrece Samantha a Cyril. Un film tan natural como expresivo.
Vuelve Tim Burton a la pantalla grande, con otra de sus películas fantásticas de oscuridad, ocultismo y ese maldito triangulo amoroso que se repite sin cesar. Burton, Deep y Bonham Carter. Allí vamos. TOCALA DE NUEVO TIM Por momentos uno como espectador avezado tiene la intuición de que sentarse a ver una película de Tim Burton es casi como sentarse a ver una de Woody Allen; cada vez que va al cine espera algo mejor, y sigue dándose cuenta que ser prolífico no es lo mismo que ser buen director. Dos grades directores que cayeron en la rutina de filmar, y amando hacerlo, se ven enceguecidos por historias chatas y guiones improvisados. Ya pasaron casi diez años desde que Burton dio a luz su última gran película “El Gran Pez” y mientras, nos emocionamos de solo recordarla, cuestionamos como fue que llegó a este camino sin retorno. ¿Qué nos paso Tim? ¿En qué momento caímos en desgracia? THAT ’70s FREAK SHOW Esta vez Burton cuenta la historia de una familia venida a menos por culpa de una maldición desatada varios siglos atrás. La familia Collins, llegó de Inglaterra a Estados Unidos con el fin de establecerse en el mercado de la pesca y enlatados, luego de haber conseguido su fortuna en Europa y buscando expandirse. El joven hijo de la pareja, Barnabas Collins, decide involucrarse románticamente con una joven sirvienta, pero al ella sentir su rechazo amoroso decide vengarse. Y que mejor manera que matar a los padres Collins, arrastrar al suicidio a su enamorada y, como para terminar, convertirlo en vampiro y encerrarlo por la eternidad en una tumba. Dos siglos después, en pleno flower power, volvemos a la vivienda de los Collins, dominada por la arpía de Michelle Pfeiffer, viendo lo que supo ser la mansión de una familia millonaria convertida en unas ruinas demacradas y polvorientas. Todo parece abierto al cambio luego de la aparición milagrosa de Barnabas Collins, vivo y listo para recobrar el poder y el buen nombre que supo envolver a su familia. CONCLUSION Con gags típicos aunque efectivos, un guión un poco pobre y las actuaciones a las que nos tiene acostumbrados, Burton cae nuevamente en sus propias sombras tenebrosas, en las que permanece encerrado hace diez años y de las cuales parece no poder escapar.
Sentarse a ver una película de Disney Nature que nos habla de la vida familiar de los chimpancés es complicado, en algún punto es también sumergirse a la aventura, sobre todo si uno desconoce otros “documentales” de este estilo, como Felinos de África que se estrenó en nuestro país hace poco más de un año. El acercamiento que tiene Disney hacia la naturaleza, y a su vez hacia los más pequeños de la familia es, en gran medida, poco acertado. Nos muestra la vida en la selva como un cuento moral, donde hay buenos y malos, cazadores y cazados y todo esto desde la óptica de Oscar, un chimpancé recién nacido. Oscar, se nos presenta como el protagonista de este film, hijo de Isha y con padre desconocido, vemos que al menos Disney se adaptó a las corrientes modernas de las familias contemporáneas. Eso sí, Oscar tiene un abuelo y hasta un macho alfa que domina el pequeño grupo de parientes en el que habita. Vemos repetitivamente como Oscar va aprendiendo lo que en un futuro van a ser sus tareas diarias, buscar comida, hacer una cama con ramas, dormir, esconderse y huir cuando sea necesario. Este tipo de películas, que no son documentales ni tampoco son ficciones, entran en un limbo de género que hace casi imposible saber de qué se trata, es un híbrido. Porque en algún punto, uno preferiría ver un documental y aprender realmente como viven los chimpancés en su hábitat en lugar de esa costumbre de humanizar la naturaleza, de obligar al espectador a elegir lados e imponer una moral sobre lo bueno y lo malo, cuando en realidad en las leyes de la jungla se gobierna por instinto y necesidad. Conclusión Chimpancés pasará por la pantalla sin pena ni gloria, los niños pequeños seguramente prefieran ver un dibujo animado o una animación, o Madagascar 3 que también está en cartel para el caso, y los adultos, sin duda alguna, preferimos pasar el tiempo mirando NatGeo si es que de aprender se trata.
La última película del director estadounidense Steven Soderbergh nos sumerge en el mundo del miedo, gracias a la paranoia. Enfocándose en el miedo generalizado y el caos que provoca una enfermedad que comienza como un caso aislado y termina siendo una pandemia. el realizador de Traffic nos propone una película conflictuada por demasiadas historias corales. Otro caso de, quien mucho abarca, poco aprieta. Parece que el fin de la humanidad se está convirtiendo en uno de los temas más trillados de los últimos años; el apocalipsis se avecina y siempre de distintas formas: calentamiento global, meteoritos, inundaciones bíblicas y, ahora, una enfermedad de contacto directo que se esparce a la velocidad de la luz. Empieza en China y se expande por el mundo en semanas, estimando que a lo largo de algunos meses el 1% de la población morirá bajo los efectos de este virus desconocido. Gran elenco, demasiados grandes actores con pocos momentos para lucirse, ese es el más básico de los problemas de Contagio. Al tener en la pantalla seis protagónicos con casi seis historias distintas, el foco de la película corre riesgos y tropieza. Las historias oscilan entre una familia destrozada por el virus donde el único que no murió parece ser el único inmune en el mundo; una doctora enviada a estudiar la enfermedad en Chicago, otra doctora enviada a China con el mismo fin, el responsable del Centro de Control de Enfermedades de USA y, por último, un blogger periodista ecologista que se manifiesta en contra de los laboratorios y la forma en que lucran con las enfermedades masivas. El problema principal de la película reside en como por querer contar tantas historias a la vez, el espectador termina sin cerrar ninguna, sumergiéndose en más dudas que certezas. Solo dos historias tienen finales concluyentes, las demás no tienen eso y además tampoco permiten dilucidar aspectos básicos sobre el cómo, cuándo y dónde. Contagio es, al fin de cuentas, una película que genero más expectativa de la que puede satisfacer.
La compañía de Apatow nos trae nuevamente una comedia, esta vez enfocada en un punto de vista femenino. La caótica preparación de una boda teniendo como protagonista a la dama de honor. Con algunas reminiscencias de The Hangover, conocemos a un grupo de mujeres que buscan más llamar la atención de la novia que del resto de los invitados. El papel de la mujer en el cine ya no es lo que era, ya no se casan a los veinte ni tienen hijos antes de los treinta. Ya no, y Damas en Guerra se encarga claramente de marcarnos los nuevos parámetros de la vida de pareja. Hay que casarse después de los treinta y, seriamente se replantea la idea de la felicidad de la mano de los hijos propios. A medida que crece la expectativa de vida también se aleja la edad del compromiso, casi de la mano se mueven. Entonces, tenemos la historia de Lillian y su mejor amiga Annie, se conocen desde la primaria y conservan su amistad cual relación de hermanas. Cuando a Lillian le proponen casamiento Annie es la primera en saberlo, y también pasa a convertirse en la dama de honor; encargada de organizar la despedida de soltera y los detalles del casamiento como el vestido de la novia, invitaciones y demasiados etcéteras. El problema llega de la mano de otra de las amigas de Lilliam, la perfecta Helen, quien no tiene nada mejor en qué invertir el tiempo y decide competir con todo su poder económico para organizar un casamiento exorbitante, ridículo, exagerado y presuntuoso por demás. Annie, hace todo lo posible porque las cosas salgan como ellas las planeo, pero Helen siempre logra ir un paso más allá y anticiparse al problema siendo ella la solución. La película roza por momentos el humor escatológico, cae en algunos lugares comunes y ciertas escenas son demasiado largas. Más allá de eso tiene momentos muy efectivos como la escena de la borrachera en el avión o los primeros momentos de la protagonista con su fuckbuddy, interpretado por John Hamm en un papel que lo saca un poco de esa seriedad estereotipada que lo rodea.
Mi primera recomendación sobre esta película es para los fanáticos de las historias de amor meloso, romántico, irreal y hasta bochornoso; absténganse de ir a verla porque se van a decepcionar. Segunda recomendación, si por casualidad usted está en un mal momento amoroso, ni se acerquen a comprar las entradas, esta película va a terminar de destrozarles la psiquis. Dicho esto, el que quiera ir al cine a ver esta muy buena película, téngalo en cuenta y sea objetivo. Todos sabemos que la vida no es color de rosas, las relaciones de pareja son complejas y muchas veces inestables, dista bastante de lo que nos plantean las películas de Disney sobre princesas y sapos y galantes caballeros. Por eso, que el cine nos recuerde la realidad que habitamos es un hermoso soplo de aire fresco. Blue Valentine, es una historia de amor con todas las letras, una pareja que se conoce, se ama y se desenamora, como pasa en la vida real. La historia está contada en un momento de crisis fuerte de una joven pareja, habituada a la rutina y a la cotidianeidad, desde ese punto en el tiempo tenemos constantemente flashback por parte de los protagonistas hacia su pasado mejor. Y casi como en un rompecabezas las piezas van encastrando hasta que el espectador termina de cerrar el cuadro. La segunda película del director americano Derek Cianfrance, que también fue en parte escrita por él, tiene como protagonistas a Michelle Williams y Ryan Gosling, quienes le dan vida a Cindy y Dean. Ellos se conocieron de casualidad siendo jóvenes, ambos vienen de familias muy humildes y su relación fue lo que los empujo mutuamente a mejorar. Pero, mientras que Cindy se desarrolla cada vez más en su carrera, Dean no hace más que estancarse y vivir en la banalidad de sus vidas. Lo que comienza como una pareja que atravesó todos los males para poder estar juntos, termina como dos personas resignadas que ya no se toleran. Ver la debacle de una relación de tantos años siempre es triste pero a la vez necesario, es una realidad y es correcto que el cine nos la muestre. Blue Valentine es más que una historia de amor, es una historia descarnada y real.
Es difícil no reírse de lo mismo que nos reímos hace dos años. Sabiendo esto, los productores de ¿Qué pasó ayer?, no dudaron ni un segundo en utilizar la misma fórmula para esta secuela que la utilizada para el film original. La película es igual, no estoy exagerando, es literalmente igual a su antecesora, cambian algunos animales, varían un poquito los encuentros sexuales y las locuras. Pero hasta el comienzo es el mismo. La misma llamada telefónica que escuchamos en la película original; las mismas caras de los mismos personajes, etc, etc. No voy a decir que no causa gracia porque estaría mintiendo, pero convengamos que no tiene el mismo efecto. La primera película de esta saga tenía algo que las demás películas de comedia de ese año no tuvieron; el efecto sorpresa y lo inverosímil; sabemos que es imposible tener un tigre escondido en el baño, por eso es en parte tan gracioso cuando lo vemos, es poco creíble pero está bien tratado. Ahora, dos años después, ya fuimos sorprendidos por lo insospechado y esperamos algo más que una banal copia de una película exitosa. Digamos que los productores no tuvieron que pensar mucho para conseguir triunfar nuevamente. ¿Qué pasó ayer? II es graciosa, divertida y dinámica; pero no esperemos mucho más, es un humor básico y burdo, escatológico e irreal. Hasta es mejor verla en la tele de casa, que en una sala de cine abarrotada de ruido de pochoclos y olor a nachos.