En su segundo largometraje, la reina del pop retrata el apasionado romance que vivió Wallis Simpson, una americana de familia humilde, que conquistó al rey Eduardo VII. Y nos cuenta en paralelo una historia de amor contemporánea; la de Wally Winthrop, una joven casada con un doctor adinerado, que vive un matrimonio infeliz. Bedtime Stories La historia impactante de la corona británica siempre estuvo vista desde otro lado. Siempre fue de lo más interesante entender como llegó al trono el rey Jorge VI, luego de la abdicación de su hermano por una mujer, en lugar de poner la vista en esa extraña historia de amor que se generó entre una americana divorciada y un rey devoto de su pueblo. Siempre vimos la postura del rey Eduardo VII, nunca el cine nos mostró la otra cara de esa moneda, la de la americana que resignó todo por una vida al lado del hombre que amaba, que se sometió a insultos, a chismes, al exilio por estar al lado de su rey. Y esto es lo que Madonna nos trae, el otro lado del romance del siglo. El de una mujer devorada por un pueblo, que se ganó el odio de una nación por el simple hecho de ser americana, pobre y divorciada. Something To Remember Para mostrarnos esta historia, la directora no eligió la fórmula standard, sino que decidió contar dos historias atravesadas por una misma iniciativa: el amor que dura toda la vida y que todo lo puede, existe. Para esto la película empieza en nuestra época, y nos muestra a Wally, una joven que vive en Manhattan casada con un doctor, un hombre cruel, que la engaña y la maltrata; ella se refugia en la casa de remates Sotheby’s donde se presenta en remate una colección de artículos que pertenecieron a Eduardo y Wallis. Con ese punto de partida, vemos como la joven Wally siente una conexión desde su nacimiento con Wallis; no es solo una figura con la que se identifica, es también un modelo a seguir, alguien en quien creer y confiar, y que augura con sus actos pasados un mejor futuro para la torturada esposa de este siglo. Ray Of Light El romance del siglo es una película bella, de una hermosura estética que sobrepasa el promedio de películas que se presentan en la cartelera porteña, logra cautivar al espectador con una fotografía de una calidad impecable y, realmente se nota que Madonna hizo en la pantalla lo que suele hacer en su vida como artista, monto un espectáculo en el que se dio el lujo de hacer lo que quiso de la manera en que mejor le sale. La mayoría de las personas que se sientan atraídas por las películas sobre monarcas, encontraran en El romance del siglo, una caracterización impecable del contexto que rodea esta historia, desde los decorados hasta el vestuario. No se puede criticar absolutamente nada de la estética de este film. Tiene momentos que rememoran a esa hermosa versión de Maria Antonieta que realizó Sofia Coppola, guiños al espectador, que endulzan un drama real como fue esta historia. Con una música muy bien elegida que, irónicamente, no está interpretada por Madonna, excepto el tema de los créditos finales. La película tiene lo que a mi parecer es, su única falla, y es un tema exclusivamente de guión, el film está tan direccionado a lo visual, que pierde credibilidad desde la trama. Acciones de sus personajes que carecen de fundamento, o situaciones que nunca son resueltas para el espectador. Se siente sobretodo en el abordaje de la historia contemporánea, la protagonista esta tan empecinada en recordar o imaginar cómo vivía Wallis que se olvida de sus propios problemas. Supongo que en algún punto es lo que quiso lograr la directora, pero eso no logra evidenciarse para el espactador. Conclusión El romance del siglo es una película que merece la pena ver en cine, por sus grandes momentos visuales, que recuerdo solo haber visto en A Single Man, aquella película del 2009 dirigida por el diseñador Tom Ford. Pero a diferencia de esta, la película que dirige Madonna lleva una temática más llevadera y activa para que uno no se deslice por la butaca como si esta fuese una cama. Recomiendo arduamente que vean y revean esta película, que emociona pero sin caer en los puntos bajos y muestra, una verdadera obra de arte de la estética, donde cada fotograma merece poner pausa y admirar esa belleza.
Hollywood parece haber descubierto una nueva forma de hacer comedia y es con protagonistas femeninas que se emborrachan, se van de fiesta, se acuestan con hombres, vomitan y se cagan encima. Todas esas cosas que antes hacían ellos ahora lo hacemos nosotras y parece que nos sale mucho mejor. Preparadas Cuando una piensa en un grupo de cuatro amigas de Nueva York que festeja el casamiento de una de ellas, automáticamente su mente se dirige a Sex and The City. Bueno, borren ese pensamiento, que a pesar de que estas cuatro señoritas están cerca de los 30 y hasta hay una pelirroja, nada tienen que ver con esos estereotipos ya pasados. Estas mujeres tienen problemas de adolescencia tardía y todo lo que quieren es divertirse. Tenemos a Regan, la organizada y controladora (Kirsten Dunst), a Katie, la tontita depresiva (Isla Fisher), a Gena, la drogona inmadura desempleada (Lizzy Caplan), y a Becky, la novia, la gorda que todas subestiman (Rebel Wilson). Todas son amigas de la secundaria que se reúnen después de un tiempo sin verse para festejar la boda de Becky. La noche previa al casamiento, todas se juntan en el hotel donde se preparan los novios para festejar y mientras Gena y Katie pretenden pasar a la noche rodeadas de tipos, drogas y alcohol, la novia y Regan quieren algo más tranquilo y relajado. Y ese es el principio del quilombo. Listas Lo que empieza como una despedida de soltera termina en un desastre atómico que incluye, vestidos vomitados, sexo en lugares públicos y ataques de bulimia. Si bien temas tan delicados como la depresión, las drogas y los desórdenes alimenticios se tocan con una liviandad propia de estos años; el espectador no puede hacer más que relajarse y reír del caos establecido. Esta es la opera prima de Leslye Headland, quien debuta aquí como directora y guionista, se nota el toque femenino en el guión, hay líneas sagaces, irónicas y ácidas que sólo las mujeres podemos llegar a valorar en profundidad. Párrafo aparte para las protagonistas que le dan más de lo justo y necesario a cada personaje. Cada mujer de esta película tiene una personalidad muy marcada y contrastante en relación al resto y eso se nota. Sobre todo si tenemos en frente buenas intérpretes como es el caso de Despedida de Soltera. Conclusión Esta película nos plantea un lugar femenino distinto. Es una chick flick guarra con minas drogadas a más no poder, borrachas y escandalosas. Con mujeres reales de 30 años que viven el paso del tiempo como una diversión en lugar de un drama biológico. Las mujeres de la comedia son una nueva realidad y siempre es bueno conocerla y degustarla, y en este caso, darle una chance.
Las películas de béisbol son un clásico yankee; todos los años se estrena alguna que tiene entre sus protagonistas ese campo verde en forma de diamante. Hubo de todo, desde jugadores fantasma en la siempre conmovedora Field of Dreams, hasta mujeres que se hacen valer en A League of Their Own, donde Madonna y Geena Davis agitan el campo. Las películas que nos muestran este deporta ya no son novedad, y para lograr serlo, tienen que poder mostrarnos una realidad diferente, cosa que consiguió maravillosamente el año pasado Moneyball pero que, lamentablemente, no pudo conseguir Curvas de la Vida. Primera base Para ver Curvas de la vida hay un dato que no puede faltar, el espectador debe presentarse en el cine teniendo en cuenta lo siguiente: el director de este film fue por casi 10 años el asistente de dirección de Clint Eastwood, y produjo más de 10 películas del queridísimo actor americano. Sabido esto, uno sube automáticamente sus expectativas hasta llegar casi al Clint Eastwood level. Y así uno se dispone en la butaca, creyendo que algo bueno tiene que haber hecho para que un actor como Eastwood se embarque en una ópera prima, para que encima financie esta película y ayude a conseguir un reparto con actores como Amy Adams y Justin Timberlake. Les cuento que no, no les recomiendo esperar tanto de Curvas de la vida porque se van a decepcionar, no porque sea una mala película, sino porque jamás va a llenar el espacio que uno se imagina. La obra de Robert Lorenz es buena para ser su debut como director, pero no hace justicia para ser el debut del asistente de dirección de Eastwood. Segunda base La historia es así, Eastwood interpreta a Gus Lobel, un viudo veterano del béisbol que toda su vida se dedicó a descubrir nuevos talentos viajando por las rutas americanas, sin embargo la edad empieza a jugarle una mala pasada, y eso se empieza a notar en sus elecciones de vida. Lobel va lentamente perdiendo su visión, lo que claramente le impide, o más bien le dificulta, realizar su trabajo. En paralelo a esto, conocemos a Mickey, la hija de Gus, una joven abogada en ascenso que se mantiene siempre ajena a los problemas de su padre, si bien intenta acercarse, es alejada por él una y otra vez, esto la lleva a desistir, aunque no por largo tiempo. Gus, tiene que realizar un viaje laboral que determinará su futuro en el club en el que trabaja, y su hija, convencida por un amigo de él y en secreto, decide acompañarlo, para ayudarlo y para así, tratar de arreglar el vínculo que hace años está roto entre ellos. Tercera base El argumento del film es bueno, es válido, es una linda historia emotiva sobre la especial relación entre un padre y su hija; y a medida que se desarrolla, también se enfoca en la vida amorosa de esa hija. El problema es básicamente, la obviedad, lo previsible en que trascurre todo, es evidente que ellos se van a reconciliar, salta a la legua el problema que los separó en la infancia y todos sabemos que la minita termina enamorándose por primera vez. Es todo demasiado predecible y hasta esperable. Otro tema que complica al film es la actuación de Clint Eastwood, no es que él actué mal (¿acaso es eso posible?), es que hace el papel de siempre. Es Walt Kowalski reversionado en un cazatalentos del béisbol, un viejo gruñón que no hace más que refunfuñar sobre las nuevas tecnologías y patear muebles. Es bastante agotador ver como un personaje se repite una y otra vez en un actor que da para hacer cualquier papel y podría haberse aprovechado mucho mejor. Conclusión Curvas de la vida es una buena película, con una historia sencilla, se nota que es una ópera prima, aunque lamentablemente no está a la altura de sus actores, y si no fuese por ellos, dudo hasta de que hubiese tenido posibilidades de presentarse en cine, en lugar de pasar directo a dvd. Para un sábado a la tarde, tirado en el sillón de casa, es una gran opción; para el cine, esperamos cosas mejores.
Dos estrenos que protagoniza el joven Pattinson en una misma semana deberían ser más que suficientes para el espectador promedio. Por un lado, lo tenemos junto al gran Cronenberg en una de sus películas más pobres; por el otro, en un drama romántico de otra época que, como leerán más abajo, deja mucho que desear. De Francia con amor El escritor Guy de Maupassant fue uno de los hombres de letras más reconocidos del siglo XIX, si bien se dedicó principalmente a la escritura de cuentos, también escribió algunas novelas, entre las cuales se destaca Bel Ami. Dicha obra ya fue llevada al cine más de diez veces, y aún así, parece que los directores Declan Donnellan y Nick Ormerod no quisieron ser menos e intentaron un nuevo acercamiento a la obra. Con un elenco plagado de mujeres de renombre como Uma Thurman y Kristin Scott Thomas, y con el varonil Robert Pattinson en el papel de Bel Ami, la obra de Mapaussant se transpone nuevamente, convirtiéndose en la básica historia de un mujeriego con ambiciones más grandes que su inteligencia y capacidad. El debe y el haber Bel Ami nos retrata la historia del joven Georges Duroy, proveniente de una familia muy pobre de las afueras de Paris que llega a dicha ciudad sin un peso y que vive en un departamento que está a punto de ser carcomido por las cucarachas, y para colmo de males, derrocha lo poco que tiene en alcohol y prostitutas. Un día, su suerte parece cambiar ya que se topa con un viejo conocido del ejército, quien al verlo en la ruina, le tiende un brazo amigo y le ofrece trabajo en uno de los diarios más conocidos de Francia. Duroy, que tiene el síndrome del argento vivo y calentón, decide aprovechar la confianza que su amigo depositó en él y tomar la mayor ventaja posible, escalando sin parar en la pirámide social y laboral de una manera muy antigua. Además, demuestra sus dotes como amante a toda mujer de la alta sociedad que le pueda brindar algún favor a cambio. De esta manera, el protagonista se sumerge en un espiral de ambición, celos, locura y desprecio, hasta llegar a los límites más bajos de la moral humana con tal de conseguir un poco más de dinero y reconocimiento. La historia se repite Luego de ver Cosmopolis, supuse que podría existir una luz al final del túnel en cuanto a las capacidades actorales de Pattinson, pero evidentemente esta fiel servidora se encontraba equivocada. El intérprete no hace más que sumergirse en un sinfín de caras que no se entienden, balbucea sin parar, hace fuerza para hablar pero no habla, no se entiende si está compungido, con bronca o lleno de odio. Todo ese tipo de cosas hacen casi imposible que alguien crea que las mujeres caen a los pies de tal personaje. Limitado de carisma y de inteligencia, torpe y bruto como pocos, Pattinson es un muñeco de cotillón que no hace más que llenar espacio. Además de ese importante dato, hay un detalle no menor que es totalmente impreciso y que refiere a las circunstancias que rodean la historia y el contexto histórico-político del momento que no están para nada explicados. Uno debe deducir y tratar de entender el conflicto que ocurrió hace ya dos siglos como si fuese ayer. Si bien esto no hace a la película, es un tema que se trata sobremanera y que en parte determina mucho al personaje y su presente y futuro. Conclusión Ver esta película llena al espectador de dudas, sobre todo referidas al casting. Todavía trato de explicarme cómo ciertas actrices se prestaron a interpretar papeles tan pobres y con una transposición tan escueta como fue esta. Es un drama poco romántico sobre la historia de un tipo patético, que no puede producir empatía en el espectador, falla que se aplica a todos los personajes. Resulta imposible sentirse identificado con alguien y no hay punto de conexión que nos arrime a esa realidad. Recordaré esta película como la peor actuación de Pattinson hasta el día de hoy.
La actriz y directora libanesa, Nadine Labaki, nos transporta en su última película a la realidad de su país, donde conviven dos religiones tan opuestas como son el catolicismo y el musulmanismo, y nos demuestra los efectos que esta convivencia tan poco pacífica genera en un pueblo pequeño. Lo trillado desde lo local El conflicto de lo religioso en el Líbano no es una novedad, las peleas entre las diferentes culturas y etnias es moneda corriente en casi todo el mundo. ¡A esto le sumamos un poco de la famosa guerra de los sexos y voila! Tenemos una película. Parece que esa fue la receta con la que se gestó ¿Y ahora adónde vamos? La película nos muestra desde el punto de vista femenino una nueva manera de resolver un conflicto tan habitual. Situado en un pequeño pueblo del Líbano, conocemos a un grupo de mujeres dispuestas a conseguir su cometido: que los hombres del pueblo no se enteren de que en la capital del país los católicos y los musulmanes están, prácticamente, en guerra. Si ellos se enterasen de dicha situación, generarían también una importante revuelta en el pueblo y terminarían, como ya ha pasado, matándose los unos a los otros. La protagonista de esta historia es Amale, una mujer católica que perdió a su marido en un conflicto similar al que ahora está tratando de parar. Amale es la dueña del bar del pueblo, donde se juntan los hombres a beber y charlar, y está enamorada de manera platónica del pintor musulmán que realiza las refacciones de su negocio. Así que tenemos dos ejes sobre los cuales se debería basar la trama, la historia del pueblo y las religiones, junto a la historia amorosa de la protagonista. El problema es que todo queda en nada. El que mucho abarca, poco aprieta ¿Y ahora adónde vamos? es una película que se queda a mitad de camino en todo, y que parece realizarle la pregunta que lleva por título al espectador una y otra vez. No termina de cerrar las historias que abre, por ejemplo, al final del film no tenemos idea de qué pasó con la historia de amor de la protagonista. Empieza con aires de musical dramático, muta en un drama, después en una comedia, otra vez un par de canciones, drama y final feliz. Realmente es imposible generar empatía con los personajes que nos presenta, porque jamás llegamos a conocerlos en profundidad. El guión es confuso realmente y genera baches en la historia, situaciones con las que es imposible que el espectador se identifique. Hay una escena muy triste en la película que lleva al espectador a la lagrima fácil, y acto siguiente, todas las mujeres del pueblo cocinando brownies con marihuana y cantando como si nada hubiese pasado. Es poco entendible como puede suceder todo eso en una misma película, en 10 minutos. Empiezo a creer que es una cuestión meramente cultural. Conclusión No quiero ser injusta con Labaki, quien realizo al menos un buen casting y una gran dirección actoral. Creo que la historia podría haber sido una muy buena película, ya que el conflicto que plantea, desde una mirada femenina, puede funcionar; pero se queda en el ni, en el híbrido, en no ser encasillable en ningún género y querer estar en todos. Sólo puedo pensar que mi percepción occidental no me dejo comprenderla del todo.
La última película de nuestro canadiense favorito llega a los cines de nuestro país; esta vez eligió como actor protagonista al popular vampiro Robert Pattinson, para encarnar el papel de un joven millonario que cruza la ciudad para cortarse el pelo. Mi viejo amigo Para muchos cinéfilos ver una película de David Cronenberg significa sumergirse en lo mejor del cine, uno de los directores contemporáneos más ricos e innovadores de las últimas décadas. Hace muchos años, se hablaba de Cronenberg como el Baron de la sangre, el rey del gore, lamentablemente todo parece indicar que los años dulces de este señor se han acabado. Atrás quedan sus primeras obras eternas y reveladoras, como Scanners o Videodrome, que nos proveían una mirada de un futuro que aún hoy nos parece tan tangible. La visión que Cronenberg nos acercaba era toda una opinión personal sobre la sociedad de esa época, y aún sigue estando vigente. Sus películas eran también una queja, una incomodidad en esta sociedad. Después vino el siglo XXI y nos encontramos con otras maravillas de él, que inclusive siendo historias de un director experimentado seguían teniendo su marca de autor, como lo vemos en Una historia violenta o en Promesas del Este. Películas que lo alejaban de sus raíces en el cine de horror y lo acercaban más al drama y al suspenso pero siempre continuando esa línea de violencia visceral que lo caracteriza. El descenso Cosmopolis es una película distinta en la filmografía del director, es una transposición del libro homónimo que el americano Don DeLillo publicó en el 2003. Cuenta la historia del joven Eric Packer, un multimillonario de sólo 28 años que decide atravesar la ciudad para cortarse el pelo en el peor día posible, debido a que un grupo de anarquistas se manifiestan contra el capitalismo y el presidente decidió presentarse en la ciudad. Sin embargo, nada de esto le importa a Packer porque tiene la facilidad para poder conseguirlo todo. Por lo que el protagonista se sube a su coche, que lo traslada por toda la ciudad en un recorrido sumamente lento y tedioso que dura desde la mañana hasta la noche. Es en este recorrido adentro de su limusina que conocemos mejor a Packer, su trabajo, su personalidad, sus miedos y su situación. Nos embarcamos con él en su viaje y vemos cómo los protagonistas cotidianos suben y bajan del auto, desde pequeños expertos de la bolsa hasta una puta cuarentona. Todos nos muestran los problemas que acechan el inconsciente de este joven. Lo monótono del caos El espectador se sumerge en la vida de Packer tal como él lo hace en su auto. Es su oficina, es su medio de trasporte, es el lugar donde el médico le hace su chequeo diario y el lugar donde tiene sexo, todo pasa en ese auto. O nada pasa, porque al fin y al cabo parece ser lo mismo. Y es ese el problema de Packer –tenerlo todo- que no pasa nada nuevo, su vida es un constante transitar en el mercado de Wall Street, no experimenta nada que le revolucione la cabeza hace tiempo. Y parece que esa situación es la que nos quiere trasmitir Cronenberg a nosotros. Una película que se hace asfixiante, sofocante, monótona y tediosa de principio a fin. En algún punto es lo que busca el director, pero claramente no es lo que esperamos de él. Un film que cae en el absurdo sin contar con una mayor satisfacción que la buena actuación de Pattinson en el papel principal. Nos genera incomodad, nos retuerce de las butacas, y esto, en muchas películas, puede ser algo bueno. Pero acá no, porque no te lleva a ninguna reflexión, a ningún conocimiento nuevo. Sin embargo algo hay que reconocerle a Cronenberg, más allá de la dirección de actores y de la sabia elección del protagonista, y eso es el guión. Si bien no tuve la ¿suerte? de leer el libro, puedo adivinar que cada frase textual está puesta en el momento justo y son esas pequeñas situaciones que hacen al espectador reír, ubicar y conocer esa realidad que aprieta. Un guión de un contenido filosófico y existencial mucho más cronenbergniano que todo lo que flota en la pantalla. Conclusión Sentarse a ver una película de Croneberg siempre se ligó a lo más carnal del cine, a su deseo más profundo y naturales, a sangre, a enfermedades virales, a sociedades de un futuro que nos come de afuera hacia adentro, a la nueva carne, esa bandera que el canadiense izaba en cada film. Ahora no es eso, y espero que sea sólo esta película, pero veo la marca de autor desdibujarse como un mal sueño en mi vida cinéfila. Recomendaría ver Cosmopolis luego de embarcarse en la filmografía del director, solo para vivir esa sensación de subir a la cima y caer al vacío, porque cuanto más grande es la expectativa, más grande es la decepción.
Argo, la nueva película de Ben Affleck, bien podría haberse descripto como: la historia de cómo un actor promedio de Hollywood, se convirtió en un director de primera línea con solo tres películas bajo su mando. Affleck, debutó en la dirección de un largo con Gone baby gone, la historia sobre la desaparición de una pequeña que es investigada por una pareja de detectives privados, lamentablemente pasó desapercibida entre el espectador aunque no entre la crítica; luego le siguió The Town, donde por primera vez se dirigió a sí mismo, contando la historia de un grupo de ladrones que asalta un banco y cuyo protagonista se enamora de un testigo clave. Después de estas dos breves joyas, llegó Argo. La belleza de lo simple La fórmula mágica del cine clásico necesita de un ingrediente especial para que no falle, una historia motivadora, excepcional, fuera de serie y redonda. Eso es sin duda lo que en esta película funciona a la perfección, una historia como un mecanismo, basada en hechos reales, para terminar de atraer al espectador y guionada de una manera tan sutil como bella. Argo nos relata el drama real que vivió Estados Unidos en 1979, al decidir dar asilo en su país al líder iraní, el Shah Mohammad Reza Pahlavi, quien era odiado por todo su pueblo debido a la cantidad de asesinatos que se le atribuían. Como fruto de esta decisión, la revolución iraní decidió entrar a la embajada americana en Irán y tomar como rehenes a todos sus empleados. Sin tener en cuenta que en otro edificio dentro de la embajada trabajaban otros seis, que pudieron escapar y refugiarse en la casa del embajador canadiense. Al enterarse el servicio secreto americano de esta situación, decide contratar a Tony Mendez (Ben Affleck), un experto en extracción de rehenes que se dedicaba a armar coartadas e historias lo suficientemente creíbles como para poder sacar a los rehenes sanos y salvos. Y acá es cuando aparece, la mejor peor historia que se le ocurrió ala CIApara la extracción de rehenes. Montar un equipo de filmación canadiense que pudiera hacer pasar a los seis rehenes por la aduana iraní. Suena a una burla a la mismísima revolución, los miraron y se les rieron en la cara, pasando por alto sus controles más rigurosos. Buenos muchachos La película, compuesta mayormente por un elenco masculino, brilla por ellos. Hablamos de Bryan Cranston, el protagonista de Breaking Bad, en el único papel en el que es realmente valorado como tal, lo vemos solo una vez perder los estribos y vale la pena. El brillante John Goodman como la mente detrás de la ficción que es Argo. Y por último Affleck en el papel principal, haciendo un papel que claramente podría haber desempeñado cualquier actor común y silvestre, lo hace con elegancia y estilo, aunque sin sobresalir. Le perdonamos dirigirse a sí mismo, porque la película cierra por todos lados. La historia es sencillamente perfecta, el vestuario no tiene una falla, ni los actores, ni el guión; es de esas películas que emocionan desde la sencillez y lo real, se genera una empatía con todos los personajes que es de no creer, sin la necesidad de caer en todos los clichés que una historia de esa índole podría llegar a aprovechar. Conclusión Argo es sin duda una película que rankea para el Oscar, tiene ese pequeño detalle de ser de esas películas demasiado oscarizables, pero eso no es para nada un defecto, es una historia de Oscar, aún siendo una historia real y poniendo a Estados Unidos en el papel de “el mejor país del mundo”. Eso es un segundo plano, la tensión que logra Affleck en su tercera película, es sin duda fruto de un talento nato, de una mente de cine.
Después de ocho años de trabajo, se descubre finalmente la nueva obra del creador de El laboratorio de Dexter y Samurai Jack. Genndy Tartakovsky llega a la pantalla grande de la mano de los monstruos más famosos en Hotel Transylvania. Los clásicos siempre vuelven Hay algo inagotable en los grandes protagonistas de Hollywood, historias que se reinventan, se reversionan, giran y se descubren mucho más seguido de lo que nos gustaría. El caso de los monstruos, como el de los súper héroes, debe ser uno de los más trillados de la industria y aún así, sigue dando que hablar. Esta vez, en un contexto contemporáneo y de manera animada, la historia se centra en Drácula, quien cumpliendo una promesa que le hizo a su fallecida esposa, decide construir un castillo como fortaleza para su hija Mavis. Este castillo la mantendrá fuera de todo contacto humano. El castillo, termina convirtiéndose en un hotel, el famoso Hotel Transylvania, que solo recibe monstruos y asegura ser 100% human free. En dicho castillo se festeja anualmente el cumpleaños de la pequeña Mavis, y esta vez, en su 118 cumpleaños, Mavis quiere salir al mundo. Es aquí donde se genera el conflicto principal de la película; en una pelea poco ocurrente entre padre e hija, acerca de si ella puede o no salir, si es correcto o no relacionarse con humanos. Cuando el padre sentía haber cumplido con su tarea, luego de generar ideas erróneas en la cabeza de su hija, aparece por primera vez un humano en su hotel; al que Drácula camufla como el primo de Frankenstein. Lo que mata es la ansiedad Hotel Transylvania empieza bien, nos pasea por un repertorio de personajes más que interesantes; más allá de los protagonistas vemos unos papeles secundarios tan graciosos como ocurrentes que nos incluye en las extrañas costumbres que tienen los monstruos, desde comida hasta como viajar larga distancia. Estas situaciones que podrían haberse explotado más, llegando a un punto de mayor originalidad, se quedan ahí. Lo mismo pasa con el 3D, que a pesar de que genera un buen clima que podría aprovecharse gustosamente, este recurso no es puesto en práctica de la mejor manera. Conclusión Está claro que Hotel Transylvania no es una obra maestra de la animación, no tiene ese guiño para adultos que hoy en día tantas otras películas de este segmento generan con facilidad, pero aún así vale la pena que la vean. Es disfrutable desde lo sencillo y eficaz. Además tiene la virtud de estar disponible en su idioma original, degustándonos así con la calidad actoral de artistas como Steve Buscemi, Adam Sandler y Molly Shannon, entre otros. A pesar de todo esto, sin duda hablamos de un film que puede divertir desde la calidez del hogar, sobre todo desde el punto de vista de los padres, quienes concurrirán al cine mayormente a escuchar risas infantiles.
¿Cómo mantener en alza un matrimonio de más de 30 años? Esa parece ser la pregunta en cuestión para esta nueva comedia dramática que protagoniza la gran Meryl Streep junto a Tommy Lee Jones. La comezón de los 30 años Las relaciones de pareja siempre son difíciles, sin importar el tiempo que las personas lleven unidas, resulta imposible no tropezar en el camino, es inevitable descubrir asperezas por limar, cosas para mejorar juntos y cosas que, sin lugar a duda, molestan de la otra persona. Imaginemos que esto pasa luego de 30 años en pareja, con todo lo que eso implica, un matrimonio de dos personas adultas, con hijos y hasta nietos; después de pasar gran parte de la vida con otra persona, uno da por sentado ciertas cosas, ciertos sentimientos que jamás deberían sobreentenderse. Ese parecía ser el problema que lleva a Kay (Meryl Streep) a consultar un libro de autoayuda para parejas en primer instancia, y luego, a querer ir a ver a dicho terapeuta en un viaje para recomponer la relación. Así que Kay, decide casi imponerle a Arnold (Tommy Lee Jones) la idea de hacer este viaje. El problema es que Arnold es un marido de otra generación, un hombre chapado a la antigua, que solo cree que los psicólogos son un grupo de ladrones habilitados para robar, es el típico viejo cascarrabias que no hace otra cosa más que quejarse. Por lo que imaginen su sorpresa, al llegar al consultorio en un pequeño pueblo americano, y escuchar que las primeras preguntas del terapeuta son de índole sexual. Sobre que la pareja estaba en crisis, ahora solo resta esperar que se desencadene la tormenta final. Los verdaderos problemas Uno imagina que una comedia protagonizada por Meryl Streep y Tommy Lee Jones, que además van de la mano a un terapeuta que no es otro que Steve Carell, no puede fallar. Imagina risas despampanantes en la sala, grandes momentos de guión, conversaciones irracionales. Pero no, nada, cero. No pasa nada. Se nota, entre los personajes, una química enorme, ambos protagonistas no hacen más que fluir por la pantalla con una naturalidad que da la impresión real de haber vivido una vida juntos; y cuando se juntan con Carell es realmente un triangulo increíble. Lamentablemente, todo eso queda en la pantalla, en las miradas cómplices de las tres figuras más importantes del film, porque al momento de la práctica, el guión no transmite eso. El papel de Streep roza lo paupérrimo, una mujer de más de 60 años tímida, que casi no habla, en la que todo es llanto y cara de vergüenza. Se nota que está desesperada por salvar su matrimonio, y eso se debe pura y exclusivamente a la pasión que pone la actriz en cada escena, Streep es una gran intérprete y bastan sus expresiones para demostrarnos lo que su personaje busca, porque si del guión dependiera, a duras penas podríamos adivinar que acontece. Vemos a Carell en un papel que lo desmerece por completo, sencillo, simple, sin mucho que decir más que poner cara de situación. El único que sale bien parado es Tommy Lee Jones, que sin duda tiene un personaje mucho más jugoso y con líneas también más nutridas que el resto del elenco. Conclusión Corren tiempos difíciles para la comedia clásica, esta ha quedado en el recuerdo de muchos, el humor educado y correcto a veces no alcanza. Y sobre todo en esta película, que sin duda queda a mitad de camino, entre comedia y drama, no nos reímos mucho ni tampoco lloramos por un matrimonio en la ruina. Es un constante esperar más, algún chiste un poco más logrado, alguna situación hilarante, pero nada. No es más que una película chata con grandes actores.
De Escocia con amor La historia de Peter Pan es bien conocida por todos, un niño que no envejecía jamas, vivía en la isla de Nunca Jamas junto a los niños perdidos, las hadas, los piratas y alguna que otra sirena. Creada por el escoces J. M. Barry, primero como obra de teatro y luego como novela a principios del 1900, Peter Pan, fue uno de los personajes más encantadores que supo pasar Disney a la pantalla grande. La idea de un infante que vive en la segunda estrella a la derecha, en ese mundo mágico donde se puede volar y ver piratas peleando con cocodrilos, encanta a cualquiera. Peter, fue llevado al cine por primera vez en 1953 y se convirtió en uno de esos clásicos de Disney que pasan de generación en generación. Dentro de esa misma historia conocemos a Campanita, una pequeña hada que guardaba un amor incondicional por su amigo mágico y era su cómplice en cada travesura que aconteciese. Campanita, como los viejos de ahora solemos llamarla, it’s gone, se fue, paso a mejor vida, y resurgió, como una ave fénix de sus cenizas, con el nombre de Tinkerbell y en forma de franquicia. Una franquicia bastante exitosa y que la lleva como imagen de cabecera, llamada Disney Fairies, que basandose en lo poco que cuenta Barry de las hadas en Peter Pan, logra hacer un mundo de ello y generar constantemente nuevos personajes e historias. Lo primero es la familia En esta nueva aventura de nuestra pequeña protagonista alada nos centramos en los vinculos familiares y los limites. Tinkerbell y sus amigas viven en Otoño, una estación cálida y soleada, donde todo es flores, mariposas y colores; dicha estación limita con Invierno, un espacio demasiado frío para las hadas calidas y también prohibido para ellas. Tinkerbell, bastante traviesa para variar, muere de ganas por conocer Invierno, ver como es del otro lado de la frontera, como son sus hadas frías y que es lo que las iguala y las diferencia. Entonces un día decide cruzar unos pasitos, solo para adentrarse y sentir ese frío que dicen que puede hasta quebrar sus alas. Apenas pone un pie en Invierno las alas de Tinkerbell comienzan a brillar de una manera nunca vista, y en cuanto sale de ahí y vuelve a Otoño, sus alas pierden ese brillo mágico. Obviamente, ella esta determinada a conseguir una respuesta para tan magnifica cosa sucedida, por lo que decide volver a Invierno en busca de el guardalibros, el hombre que escribe los libros de las bibliotecas y tiene en su poder el conocimiento de porque las alas de las hadas brillan. Nuestra heroína se embarca en la aventura de cruzar el limite, y una vez allí descubre que el secreto de sus alas residía en la existencia de una hermana. Ese es el punto de inicio de los conflictos, la pelea de Tinkerbell por permanecer junto a su hermana, la posibilidad de estar juntas a pesar de ser distintas y peligrosas la una para la otra. Conclusión El secreto de las hadas es una película destinada a un público pequeño, sin mucho drama ni vericuetos en la trama, una historia de Disney que los padres sabrán tanto sufrir como apreciar su bella moraleja. Lo lindo de la película es la posibilidad de verla en 3D, si no fuese por eso pasaría directo al sillón del living.