Incendies es una película canadiense que deja al espectador con un nudo en la garganta, es de ese tipo de films que pasan horas y horas y uno aún sigue pensando en ella y replanteándose situaciones y momentos; desconocemos como reaccionar ante semejante historia. Denis Villeneuve nos retrata la historia de la familia Marwan en dos tiempos paralelos. Por un lado los gemelos Jeanne y Simón, quien luego de haber fallecido su madre deciden recurrir al escribano para develar el testamento; allí descubren que poseen un hermano desconocido y un padre que creían muertos. Por otro lado, a medida que ellos investigan la vida de Nawal Marwan, la conocemos a ella en su país de origen, Líbano y en sus momentos de juventud, el film recrea las situaciones que van descubriendo sus hijos. Con una forma particular de narrar, el director logra que el espectador se mantenga en vilo durante las más de dos horas que dura el film. Es atrapante en parte, gracias a los recovecos por los que se va metiendo el autor, escenas insospechadas tanto para el espectador como para los propios protagonistas. Incendies es un thriller, es un drama, es una historia de amor y desamor, de guerra y de paz, es una tragedia griega que rememora a Sófocles. La historia de Nawal es dura y no tiene medias tintas. Una mujer que se arriesgo para defender sus valores e ideales, sin importar consecuencias. En una época en que la situación de Oriente era de por sí complicada, la mujer se consideraba un ser sumamente inferior y Nawal nos demuestra otra cara de la misma moneda. La guerra y sus crímenes, las luchas de una mujer y luego de una familia. Incendies está basada en la obra de teatro de Wajdi Mouawad; y bien podría ser una historia verídica; es una película verosímil, y considerando lo que está pasando en el mundo actual, quizás hasta sea demasiado naif.
Que alegría volver al clásico Woody Allen, el judío amante de Manhattan, ácido como nunca, con chistes bien pensados que son simples y efectivos. Abandono el viejo continente y volvió a Nueva York de la mano de Larry David, uno de los creadores de Seinfield, quien tiene el papel protagónico y lo sabe llevar como lo ha hecho el propio Allen años atrás. Whatever Works es el título original de esta comedia que trata la vida de Boris Yellnikoff; un genio en mecánica cuántica que casi fue nominado al premio Nobel, el mismo se describe como malhumorado, prejuicioso, escéptico e hipocondriaco entre tantas otras cosas. Un día por casualidad se topa con Melody, una jovencita sureña que huyo de su casa en Eden porque no estaba de acuerdo con la forma de vida familiar. Boris decide hospedar a Melody hasta que ella consiga trabajo y pueda costearse un alquiler. Era necesario este viejo nuevo Woody Allen después de tanta comedia romántica de enredo y asesinato que vimos; era completamente indispensable para sus seguidores volver a escuchar esos diálogos brillantes e inteligentes, esos gags que terminan siendo frases de cabecera. Larry David es sin duda el mejor cómico que puede tomar la posta que dejo Allen al no protagonizar esta película; David es el nuevo Allen, y encarna ese papel maravillosamente. Boris Yellnikoff nos hace reír con teorías ilógicas, bastardeando a toda mente inferior que ose molestarlo. La película tiene una particularidad que la hace increíble, el protagonista está convencido de que lo están filmando y le habla a los espectadores, le cuenta su vida, su pasado y hasta saca conclusiones con nosotros e incluso nos juzga. Esta pequeña genialidad hace que uno se encariñe con Boris, con sus defectos y con su gran inteligencia y rapidez mental. Bravo por Woody Allen, su cine volvió con la frescura que conocimos en Manhattan y Annie Hall, sin duda la mejor película dirigida y escrita por el de los últimos diez años.
El feminismo ya no es lo que era en los años setenta; época en la que se ve ambientada la última película de François Ozon, que protagoniza la siempre bella Catherine Deneuve junto a Gérard Depardieu. Con un aire cercano a 8 mujeres, Ozon nos presenta en clave de comedia el nacimiento de la mujer independiente. Suzanne está casada hace más de 30 años con Robert Pujol, si bien ambos poseen una compañía que se dedica a la fabricación de paraguas, él se encarga de manejarla mientras ella se dedica a los mínimos quehaceres domésticos y a escribir sus poemas. Es madre de dos hijos ya adultos, muy distintos entre sí. Los empleados de la empresa familiar no están muy contentos con el manejo que viene llevando Robert, por lo que deciden llevar a cabo una huelga y tomarlo a él como rehén. Para poder resolver la situación Suzanne toma las riendas de la fábrica para sacarla del mal paso y luego decide llevar las riendas de la misma; siendo esta acción muy positiva tanto para la familia como para la imagen de la empresa. La película se centra en el paso de una ama de llaves a directora de una empresa; es una comedia muy naif y de otra época totalmente; si bien tanto Deneuve como Depardieu merecen la entrada del cine no hay mucho más que valga la pena. El film es llevadero pero sin grandes momentos y pasará al olvido sin pena ni gloria.
Basado en un libro de Michael Connelly llega a la pantalla grande otra película de abogados que pelean en un courtroom como si fuera un ring de boxeo. El galante Matthew McConaughey es el protagonista de este thriller jurídico. ¿Podrá con esta actuación demostrarnos que no es solo un actor solo apto para público femenino? Quince años atrás se estrenaba en el país Tiempo de Matar, una película de abogados en el que el protagonista también era McConaughey en ese entonces junto a Samuel Jackson, también basada una novela, en este caso de John Grisham. Desde ese tiempo a esta parte, McConaughey hizo uso y abuso de su belleza y fue protagonista de cuanta chick flick estuviera en cartel; películas ligeras, con poco argumento y melosas, muy melosas. Este año se nos presenta con Culpable o Inocente, toma por las astas a un abogado nada estereotipado; Mick Haller vive en Los Ángeles y pasa todo el día dentro de su Lincoln al cual denomina “oficina”, es sagaz, divertido, rápido y tiene lo que nosotros llamaríamos viveza criolla. Haller no pierde un solo caso al cual le pueda sacar rédito y es así que se topa con Louis Roulet, un nene de mamá con mucho dinero que es inculpado por un delito que el alega no haber cometido. Es en ese momento cuando Heller se ve en un compromiso consigo mismo, creer o no creer en su cliente, confiar o no hacerlo; con ese punto de partida se abren las apuestas de los espectadores. McConaughey junto a un reparto impecable que incluye al brillante William H. Macy y a Marisa Tomei, logra un personaje descontracturado, convirtiendo lo que podría haber sido una película monótona y estereotipada, en un thriller entretenido, ágil y con un final inesperado.
Zinos tiene dos cosas importantes en su vida; la primera es su restaurante, un antro espectral llamado Soul Kitchen y la segunda es su novia, una muchacha de clase alta llamada Nadine. Zinos vive para su restaurante, y cuando su novia le anuncia su partida a Tokio por trabajo el se encuentra entre la espada y la pared. No sabe que hacer con su negocio, si bien su novia lo necesitaba; el tenía que trabajar. Ante este panorama gris aparecen tres personas que definen el futuro de Zinos; el primer personaje es un ex compañero de primaria que le quiere comprar el terreno donde esta su restaurante y para eso decide mandarle un comité de higiene del gobierno que le pone un plazo incoherente para un monton de obras que debe realizar si quiere mantener abierto el negocio; fruto de ello y para ganar más dinero y clientes decide contratar a un chef de un restaurante de autor; este es el segundo personaje que entra en juego. Ante toda una mar de problemas y con su relación amorosa pendiendo de un hilo, Zinos decide dejarle la fonda a su hermano para que este la dirija mientras el viaja a Oriente, he aquí el tercero en cuestión. De esa base surgen las más curiosas variaciones; los cruces más insospechados se producen, dejando al espectador atónito. La primera parte de la película pasa sin pena ni gloria, pero desde la mitad hasta el final, se vuelve muy graciosa y llevadera. Es un film ligero pero llevado a cabo con sencillez, sin necesidad de recurrir a chistes obvios, escatologicos o sexuales; de esos que estamos demasiado acostumbrados a ver en el cine.
Es de conocimiento popular el mito que dice que los hermanos gemelos o mellizos, pueden sentir cuando algo le pasa a su hermano. Se presenta en forma de angustia o sobresalto; una alerta que avisa que al otro le acaba de ocurrir algo. Si bien no esta cientificamente comprobado, son varias las personas que dicen haber sentido una sensación poco común cuando su hermano está en peligro. Partiendo de esta premisa arranca Los ojos de Julia, una película española que se centra en la vida de ella luego de la muerte de su hermana gemela. En plena jornada laboral Julia se desvanece y al despertar sabe que algo le ha pasado a Sara; convencida de ello logra persuadir a su marido para que la lleve a ver a su hermana, este cumple con la tarea y al llegar al hogar de Sara la encuentran muerta; como si se hubiese suicidado. Julia, quien alega conocer bien a su hermana, esta convencida de que alguien la asesino y no va a parar hasta encontrar al culpable de su muerte. Ella emprende una investigación que comienza con una simple sospecha y termina desembocando en una gran verdad. Sara y Julia, tenían algo en común más allá de su apariencia; ambas sufrían un tipo de ceguera progresiva que iba deteriorando lentamente su visión. Al momento de morir, Sara ya era completamente ciega, mientras que Julia solo había perdido un 20% de su vista. Esto no es un detalle menor, ya que según las fuentes policiales el suicidio es obra de la depresión que conlleva la ceguera. Guillem Morales es el catalán que escribió y dirigió esta película, si bien es su segundo largometraje no parece para nada un inexperto. El suspenso esta muy bien logrado y, lo que llama la atención de una forma positiva son los planos sobre los sospechosos del crimen. Solo cerca del desenlace podemos conocer la cara, los gestos y la mirada de los implicados; con este gesto sencillo pone al espectador en un estado similar a la ceguera de la protagonista; sintiendo así la impotencia de querer ver más y no poder.
La cuarta entrega del antihéroe español creado por Santiago Segura viene en tres dimensiones, este condimento se suma a lo habitual de Torrente, chistes chabacanos, mujeres desnudas y lugares comunes. En esta última secuela (que no será la última de la saga), después de caer en una trampa, Torrente se encuentra cara a cara con la cárcel; es allí donde transcurre la mayor parte del film. Vemos las andanzas y las mil un maneras con que Torrente pretende escapar de allí, apadrinado por su tío Gregorio, quién lo cuida de los demás presos; recordemos que Torrente es un ex policía. La trama es sencilla, casi sin argumento, pues lo que interesa al publico de Torrente son los chistes guarros y las ridiculeces del protagonista. El recurso del 3D esta bastante desaprovechado, son pocas las situaciones en las que esta bien utilizado; la película en 2D hubiese sido exactamente igual. Lo que llama la atención y abunda sobremanera son los cameos, desde la pornostar española María Lapiedra hasta el Pipita Higuain, pasando por un sin fin de personajes casi desconocidos para el publico argentino, muchas figuras españolas, desde cantantes hasta jugadores de fútbol. Realmente una exageración de figuras, cabe recordar que a veces menos es más. El film es demasiado burdo, y mientras que en la primera película Torrente era una novedad, a esta altura se ha transformado en un cliché andante. Cayendo en todas las banalidades posibles y repitiendo el mismo chiste, una y otra vez. Claro esta que quién va a ver este film espera eso; para los amantes de este personaje tan particular, Torrente 4 es sin duda la favorita de la saga.
La nueva película del americano Mark Romanek abre fuego sobre un tema más que controvertido que cada día se hace más latente. La clonación humana con todas sus consecuencias. La historia comienza como un flashback en la vida de Kathy; una joven de veintipico que rememora con anhelo su infancia en un internado junto a sus dos mejores amigos, Ruth y Tommy. Los recuerdos que ella narra se ven con melancolía y ella declara querer volver a esa etapa en la que todo era más simple. Kathy está claramente enamorada de Tommy, y si bien esto parece reciproco, finalmente él establece una relación con Ruth desde la niñez que llega hasta la juventud. En medio de este triangulo amoroso particular esta el tema central de la película, que se le va develando al espectador lentamente, dejando que uno primero lo sospeche y luego se transforme en una certeza. Si bien la película genero diversas opiniones, se puede generalizar en que abarca la ciencia ficción pero no como género, sino más bien porque no le queda otra opción. En un trasfondo surreal -por ahora-, el film es centra en el drama que viven estos tres chicos, y otros miles que no conocemos, al no tener poder de decisión sobre sus vidas; vidas que ya fueron predestinadas desde el momento de su gestación y vemos, su resignación sobre el tema, del cual no pueden escapar y el cual queda en segundo plano. La película no es sobre un acto de rebeldía, sino sobre una historia de tres personas en una sociedad ya establecida.
Luego de ver a John Curran dirigir un romance melodramático y con sustento como fue El velo pintado, lo mínimo que esperábamos de su última película era un thriller con las mismas condiciones. Sobre todo teniendo en cuenta el perfecto reparto con el que contaba; De Niro y Norton son una dupla que prometen. Sin embargo el film se queda en la mediocridad. La historia de La revelación se centra en la relación entre Stone Creeson, un convicto buscando la libertad condicional, y el oficial que puede otorgársela, Jack Mabry. En su búsqueda persistente de la libertad, Stone no tiene escrúpulos y decide usar a su mujer Lucetta como jugada fuerte; ella es en parte el cerebro de la operación y está decidida a hacer lo que sea necesario para ver a su marido lejos de la cárcel. Si bien la primera escena de la película promete mucho, a medida que se entiende mejor el conflicto y se ve hacia dónde van los personajes el film cae totalmente. La película se torna repetitiva y densa, en un sinfín de vueltas que no dirigen a ningún lado nuevo; el final es predecible y no repunta la historia en ningún momento. Claramente, hay momentos lucidos de juegos psicológicos entre De Niro y Norton que hasta nos ilusionan con creer que el film mejora, pero no. El guión de la película es completamente reprochable y lo único que nos muestra Curran es como desperdiciar dos grandes actores.
Pocos son los hombres que no se resienten luego de haber sido abandonados por una mujer. La historia de Bruno comienza como una del montón, Laura lo deja y se pone de novia con otro hombre, él claramente no quiere ser menos y arremete con un plan en el que decide hacerse amigo de Pablo, el nuevo novio de Laura, con el fin de enamorarlo y que termine dejando a Laura. Plan B, escrita y dirigida por Marco Berger, se estreno en el BAFICI hace dos años atrás y desde ese momento cosecho críticas positivas. La opera prima de este director argentino recorre las relaciones humanas con elegancia y sin esquivar temas pesados; la amistad es sin duda el eje del film y todo es enfocado desde esa óptica. Nos muestra los distintos estadios de dos amigos en plena juventud que se juntan para pasarse horas y horas hablando y debatiendo. El espectador es puesto en stand by con planos de distintos paisajes de Buenos Aires, todos con el fin de generar una tensión sostenida en la historia; tensión que se crea primeramente por los sentimientos encontrados de Pablo y Bruno, sentimientos prohibidos e impensables para ellos, cada dialogo trae una nueva visión del conflicto. La historia comienza con un enredo clásico, en el que un malentendido termina acarreando consecuencias inesperadas. Con un guión original que acompaña a la idea, se genera una película argentina que no se encasilla fácilmente y que toma distancia del tan famoso nuevo cine argentino, dando al espectador promedio una buena película.