La originalidad del director y co-escritor de este film realmente sorprende, porque no sólo ha logrado hacer una película catástrofe única en Hollywood, sino que también esta pieza es singular dentro de las que él mismo ha dirigido. Si usted vio esta película, se dará cuenta al instante que la frase anterior es un completo sarcasmo. ¿Cómo Roland Emmerich pudo copiarse a sí mismo de semejante forma? Y es que no existe una gran diferencia entre esta película y El día después de mañana, por ejemplo. Reconozco lo impactantes y espectaculares que son los efectos especiales, pero no dejan de ser diferentes a los de Independence Day o Trade, en donde el mundo se cae en el lapso de dos horas. 2012 cuenta la historia de cómo el planeta Tierra se destruye, en concordancia con la predicción maya. Pero, como en todas las películas catástrofe, siempre todo comienza en los EEUU. La historia del escritor Jackson Curtis (John Cusack), quien lucha por salvar a toda su familia de este cataclismo, funciona como hilo conductor. Y todo termina como lo habíamos supuesto: un final a lo Hollywood, completamente predecible.
Nikki (Ashton Kutcher) es un joven que quiere una vida fácil, vivir cómodamente en Hollywood y sin trabajar. Para alcanzar ello, apela a su atractivo sexual, que cautiva a todas las mujeres a su alrededor, logrando incluso, vivir de una cuarentona que le permite quedarse en su casa. Pero la vida sorprende a este joven cuando se enamora de Heather (Margarita Levieva) quien, curiosamente, utiliza la misma metodología que él. Que el sexo y el dinero son las dos grandes debilidades del hombre, y que se puede renunciar a todo cuando llega el amor parecen ser los dos claros mensajes de Amante a domicilio. Sin embargo, el argumento es débil, por no decir insignificante. Parecería ser que toda la película está sostenida sobre las escenas de alto voltaje que se transforman, de alguna manera, en la razón de ser de este film.
Una familia con clase es una comedia, o por lo menos esa es la clasificación oficial de género, basada en la obra homónima de Noel Coward. Éste libro ya había sido previamente llevada al cine en 1928 por Alfred Hitchcock. Larita (Jessica Biel) es americana y conoce en el sur de Francia a John (Ben Barnes), un joven inglés. Ambos quedan perdidamente enamorados, y se casan impulsivamente, pero al volver a Inglaterra se le hará muy difícil a esta joven yankee lograr la aceptación por parte de su familia política. Toda la película gira en torno a esa temática común, los esfuerzos de Larita por lograr su aceptación, la batalla que le declaran su suegra y cuñadas, y la rebeldía de esta americana tras no lograr ser admitida. Este film se caracteriza por la sutileza de los diálogos y la acidez e ironía de los chistes que se deslizan en ellos, muchas veces casi imperceptibles. Si bien está catalogada como comedia, tiene un ritmo muy lento para serlo; y excepto uno o dos momentos, el humor explícito es casi inexistente. Además, sobre el final, la película da un giro y parece que estuviésemos viendo un drama. Aunque este es el típico humor inglés, el cual siempre ha tenido una difícil recepción entre el público latino.
Faubourg 36 cuenta la historia de tres empleados de Chansonia, un teatro situado en los suburbios de París, que sorpresivamente se quedan sin empleo porque el gobierno de turno decide cerrar el lugar. Corre el año 1936, y varias rupturas en sus vidas hacen que Milou (Clovis Cornillac), Jacky (Kad Merad) y Pigoil (Gérard Jugnot) decidan ocupar el teatro y sacarlo adelante nuevamente con sus propios recursos. La música transforma sus vidas, hace nacer el amor, reencuentra a las personas, descubre nuevos talentos y recupera las esperanzas y los afectos. La Canción de París, su nombre en Argentina, es una gran película. No sólo por la calidad de los diálogos y su fotografía, sino también porque es un film que atrapa todo el tiempo. Debo confesar que cuando leí en los comentarios de que se trataba de una película musical pensé que me iba a encontrar con un bodrio lleno de baches imposible de tragar, y la verdad es que fue todo lo contrario. Barrantier nos vuelve a sorprender con una historia excelentemente contada, en dónde la música y las canciones lei motiv son cruciales en cada momento de la película y acompañan ese vaivén de sentimientos que el espectador puede vivir continuamente entre el llanto y la risa, en el corto transcurso de casi dos horas. Es una película que emociona.
"Esta es una clásica historia de chico que conoce a chica”. Así comienza 500 days of Summer. Aunque advierte “Esta no es una historia de amor”. Y claro que no lo es. Porque si bien ambos vienen de familias de padres divorciados, a Tom (Joseph Gordon-Levitt) eso parece no haberle afectado, y ha pasado toda su vida esperando a la chica indicada; pero Summer (Zooey Deschanel), en cambio, no cree en el amor. De esta forma, con el uso continuo del flash back como recurso principal, podemos ver cómo él se enamora perdidamente de Summer, pero a ella no le pasa lo mismo con Tom. Y la relación nunca se vuelve consistente. El recurso de flash back para contar esta historia es excelente. Nos hace notar el contraste del ánimo del protagonista a medida que se va dando cuenta que enfrentar una relación con alguien que no tiene tus mismos valores no es fácil. También se utiliza la división de cuadro para mostrar las actitudes de los personajes en simultáneo, o para comparar las expectativas de Tom con la realidad. Y la realidad es que no es que Summer no creyese en el amor, la realidad es que Summer nunca lo amó. El elemento del color está empleado de forma muy rica: cuando Tom vive a pleno su relación con Summer abundan los colores celestes y amarillos en los cuadros. Pero cuando el está solo, todo es color sepia. Pero cuando la película ya estaba sobre el final, una gran desilusión hecha todo por tierra. Hasta ese momento se suponía que 500 días… era una película diferente a las clásicas películas románticas yankees. Aquí, supuestamente, no se avecinaba un final feliz estereotipado. Es ahí cuando Tom viene a conocer a Autumm (muuuy cursi) que convina perfectamente con los ocres de su triste vida y 500 días con ella nos deja un mal sabor en la boca: no siempre es cierto eso de que para sacar un clavo hace falta otro clavo.
Esta noche es nochebuena y qué mejor que recomendar una buena película navideña, con un hermoso mensaje, para disfrutar de estas fiestas. Los Fantasmas de Scrooge encaja en ese propósito. Evenizer Scrooge es un viejo ricachón, de gran avaricia y mal genio, que odia la navidad. Las únicas compañías que le quedan son su sobrino y su empleado, a quienes trata bastante mal. Pero esa misma noche, unos fantasmas le harán revisar su pasado, su presente y su posible futuro y le harán abrir los ojos a este viejecillo, para que cambie su actitud frente a la vida antes de que sea tarde. La dirección es de Robert Zemekis (Forrest Gump, Volver al Futuro) y se nota. Por otro lado, la interpretación de ocho personajes en un sólo film dejan al descubierto la docilidad de Jim Carrey para adaptarse a cualquier papel. Además de ser una muy buena adaptación del libro de Charles Dickens, esta película no cansa e impresiona todo el tiempo con los juegos que hace con su formato 3D. Si tenés la posibilidad de verla en el cine, podrás sentir cómo la nieve justo en frente tuyo o marearte con los veloces viajes por el aire que Scrooge hace con sus fantasmas.
Mirala solo Está bien que se viene un cine de terror en donde se trata de asustar sin sangre, sin escenas fuertes, sólo con la sugerencia. Pero la verdad es que Actividad Paranormal directamente escaseó en los recursos de miedo. Los primeros 45 minutos se pasan sin que nada de nada suceda. Además, las malísimas interpretaciones de estos actorcillos la verdad que no convencen. En ninguna cabeza cabe que un supuesto demonio te haya perseguido toda tu vida y durante el transcurso del día todo sea normalidad o incluso, en algunos casos se mofan de lo que pasó durante la noche. Dicen que esta película fue hecha con muy poco preseupuesto y grabada en sólo siete días. La verdad: se nota. Porque no evitan que uno como espectador piense que esos efectos de la puerta que se cierra sola, la luz que se prende o el vientito que mueve las sábanas son muy truchos. Actividad Paranormal es un clásico ejemplo de cómo se pueden recaudar millones con una película de un guión flojo, una sola cámara, sólo tres actores, muy poca plata; sólo por contar con una muy buena movida publicitaria. No se engañen, el trailler sólo muestra de cómo se asustó la gente por lo mala que es esta película.