El libro de la vida: la muerte le sienta bien Hacer películas para chicos es un arte difícil. Y más en los tiempos que corren en donde los pequeños están tan estimulados. El cine de animación por computadora ya llegó a la adultez (hace más de dos décadas que está en su apogeo), y supo abrir un nuevo mercado en donde tanto adultos como niños pueden disfrutarlo, unos por los guiños en las tramas y los otros por los personajes y demás. Pero como toda película que se precie, la tecnología no es suficiente para que el film sea atractivo y tenga éxito, sino que depende de la historia que se cuente. Si repasan un poco, verán la cantidad de fracasos que hubo sólo por apostar a nuevas técnicas y no tener el sustento dramático necesario. El Libro de la Vida (The Book of Life, 2014) es un film que innova en los dos sentidos, y es una experiencia que no deben perderse. La película comienza en los Estados Unidos, en donde un salvaje grupito de estudiantes visita un museo. Una guía atrae su atención sobre la celebración del Día de los Muertos y su significado a través de una historia de amor. El relato comienza en el pueblito de San Ángel, en donde viven tres amiguitos inseparables: Manolo (Diego Luna), María (Zoe Saldana) y Joaquín (Channing Tatum). Allí La Catrina (Kate del Castillo), diosa antigua a cargo de la Tierra de los Recordados; y su ex esposo Xibalba (Ron Perlman), a cargo de la Tierra de los Olvidados; harán una apuesta para ver quién de los dos muchachitos gana el corazón de la niña cuando sean grandes. La Catrina apuesta por Manolo y Xibalba por Joaquín, y el que gane se quedará con el reino del otro. El tiempo pasa, María es enviada a educarse afuera, Joaquín se convierte en un valiente y presuntuoso héroe militar y Manolo sigue el mandato familiar de convertirse en torero, aunque no puede dejar de lado su amor por la música. El día que María retorna al pueblo ambos empiezan a luchar por su corazón, y cuando todo parece indicar que ella elegirá a Manolo Xibalba se entromete y cambia el curso de los acontecimientos. Lo que pasa llevará a Manolo a tener una aventura por tres mundos fantásticos en donde tendrá que enfrentarse a sus miedos si realmente quiere conseguir lo que desea. Sinceramente no recuerdo una película animada para chicos que cuente qué pasa después de la muerte. Un tema pesado para cualquiera que sea, o haya sido, padre y le toque explicárselo a sus hijos. Y este filme lo aborda de una forma muy inteligente amparándose en esa bella celebración mexicana que honra a sus difuntos llamada Día de los Muertos, sacándole el miedo a esa tragedia. Visualmente es impecable, tanto sus personajes como los escenarios donde se desenvuelven son coloridos, lo que lleva a una experiencia extraordinaria para los chicos. La idea de dividir el mundo de los muertos en dos es una idea práctica y con un gran mensaje: en la Tierra de los Recordados residen todos aquellos que fueron amados y que son honrados por sus seres queridos; está llena de color, música y alegría, lo que lleva a celebrar la vida después de la muerte. La Tierra de los Olvidados en cambio y triste y lúgubre, y están las personas que hicieron daño a otros mientras vivían. Otro punto a resaltar es la música, cortesía de Gustavo Santaolalla, que toma varios temas conocidos (como por ejemplo Creep, de Radiohead) y los adapta maravillosamente. Así como también las maravillosas baladas que compuso que canta Diego Luna. Este largometraje abre un nuevo capítulo en el libro de la historia del cine infantil. Vale la pena recorrer sus páginas y disfrutarlo.
El juez: duelo actoral Hank Palmer (Robert Downey Jr.) es un famoso e inescrupuloso abogado de la gran ciudad que no tiene reparos en usar todos los métodos y trucos que conoce para ganar… aunque sus defendidos sean culpables. Si bien en su trabajo es el mejor y le va bien, su vida familiar deja mucho que desear. Su esposa lo engañó por haberla descuidado y ahora se enfrenta a la posibilidad de un divorcio y la pelea por la tenencia de su pequeña hija. Como si esto fuera poco, recibe un llamado en el que le comunican que su madre murió. Ahora debe volver a su pueblito natal para asistir al funeral y enfrentarse a uno de los problemas que marcó su vida: el distanciamiento con su padre Joseph (Robert Duvall). Para que el combo sea complicado, su papá es un respetado juez y, a diferencia de suya, su sentido de la justicia es diferente. O sea, cree en aplicar bien. Por supuesto que Hank no la pasará para nada bien y, cuando está a punto de volver a su hogar, recibe la noticia de que su padre es acusado del asesinato de un hombre. A pesar de la negativa de éste, decide participar de la investigación del caso y representarlo. Poco a poco irá restableciendo la relación con los suyos y los secretos más oscuros que los distanciaron irán saliendo a la luz. Primero que nada, hay que agradecerle a este filme por darnos la oportunidad de poder ver a Robert Downey Jr. en otro papel que no sea el de Tony Stark/ Iron Man. l actor tiene una gran calidad profesional y sin dudas es uno de los mejores de su generación. Dicho sea de paso, ¿ustedes creen que la saga del superhéroe hubiera sido tan exitosa con otro actor en el rol? La respuesta es no. Además, acá tiene la oportunidad de magnificarse por tener al lado al gran Robert Duvall que, con 83 años, le basta sólo un par de líneas para brillar en pantalla. Y eso es lo mejor que tiene El Juez, cada escena entre estos grandes artistas brinda un duelo actoral que es uno de los mejores que se han visto en los últimos años. Los diálogos, conversaciones y hasta peleas entre ellos son una delicia. Vale decir que el director David Dobkin, cuyos pergaminos son comedias como Shanghai Kid en Londres (Shanghai Knights, 2003) o Si Fueras Yo (The Change-Up, 2011), sale bastante airoso de su primera incursión en un drama. Seguramente lo ayudó tener un gran elenco, que se completa con Vincent D'Onofrio y Jeremy Strong, que personifican al hermano del protagonista; y Vera Farmiga como el interés amoroso de Hank en su juventud. Todos ellos impecables. El punto flojo del film es las vueltas que da la historia para llegar a lo que quiere decir. A la película le sobran veinte minutos, y abre puertas que no le agregan nada a la trama y que no termina de cerrar. ¿Será porque cuando se devela el misterio profundo de la trama es verdaderamente crudo y violento? ¿Habrán querido los guionistas suavizar todo antes de mostrarlo? Vaya uno a saber, pero no lo favorece mucho al film. También hace un poco de ruido que después de esta fuerte revelación el personaje reaccione de la manera en que lo hace, que -sin tirar ningún spoiler- es muy "curiosa", por decirlo de alguna manera. Demasiada tranquilidad para lo que le acaban de manifestar. Y más de eso no diremos. Todo lo relacionado al juicio, los problemas familiares y hasta las situaciones cómicas están muy bien planteados y mantienen el hilo e interés (demasiado tiempo, eso sí). Veremos si El Juez logra imponer su justicia en las salas de los cines. El veredicto lo tienen ustedes.
Perdida: Las apariencias engañan Si a ustedes les gusta leer, y son de la clase de personas que ansían descubrir autores nuevos, agenden el nombre de Gillian Flynn. Esta periodista trabajó durante una década para la revista Entertainment Weekly como crítica de televisión. En 2006 publicó su primera novela "Heridas Abiertas" (Sharp Objects), que fue finalista del Premio Edgar de novela negra y galardonada con el Premio Ian Fleming Steel Dagger 2007 al mejor thriller. Tres años más tarde llegaría "La Llamada del Kill Club" (Dark Places, 2009), elegida como el "Libro Favorito del Año" por los críticos del New Yorker; "Mejor Lectura del Verano", según la revista Weekend Today; "Mejor Libro" de 2009, según Publishers Weekly; y finalmente "Mejor Novela", según el Chicago Tribune. Su última obra, "Perdida" (Gone Girl, 2012), fue la que la catapultó a la fama mundial. Vendió más de tres millones de copias -destronando del puesto número uno de ventas a "Cincuenta Sombras de Grey", y la erigió como el nuevo fenómeno de la novela negra. La particularidad de los libros de Flynn es cómo retrata a los personajes femeninos, sacándolos de los estereotipos y mostrando que las mujeres pueden ser tan perversas y malvadas como los hombres; lo que le valió que muchos críticos la acusaran de misógina. Lo cierto es que la 20 Century Fox tomó nota de su éxito y adquirió los derechos para llevar" Perdida "a la pantalla grande. Gran acierto, ya que nos encontramos ante una gran obra cinematográfica. Nota aparte: en 2015 se va a estrenar en nuestro país Dark Places, y ya se anunció que Heridas Abiertas se convertirá en una película para televisión. Nada mal, eh. En la fecha de su quinto aniversario de casado, Nick Dunne (Ben Affleck) llega al bar que tiene con su gemela Margo (Carrie Coon) en el pueblito de North Carthage. No es un buen día para él ni está de festejo, y en plena charla con su hermana recibe un llamado. Cuando llega a su casa su gato está afuera y la puerta abierta. Nick entra y ve signos de violencia y descubre que su esposa Amy (Rosamund Pike) no está. Rápidamente llama a la policía y comienza una búsqueda que se eleva a nivel nacional. Con el correr de los días comienza un circo mediático en torno al caso, y la presión de los medios, el apuro de la policía por resolver el caso, sumado a la extraña y fría conducta de Nick hacen que las sospechas recaigan sobre él. ¿Nick es víctima de las circunstancias o es culpable de la desaparición de Amy? "Perdida" tiene una gran historia de base, y además está aderezada con un buen elenco y uno de los 10 mejores directores de la actualidad. David Fincher, que tiene hitos como Pecados Capitales (Se7en, 1995), El Club de la Pelea (Fight Club, 1999) o Zodíaco (Zodiac, 2007), nos deleita con todo su profesionalismo a lo largo del film. Es difícil especificar detalles sin contar demasiado, ya que "Perdida" está dividida, digamos, en tres instancias y no queremos arruinarles la sorpresa al espectador. La película es sórdida, cruda y tiene mucho humor negro (y una hermosa crítica a la sociedad y el rol de los medios). Tanto Ben Affleck como Rosamund Pike están perfectos en sus papeles; esta última en un rol tan rico que, sin dudas, hará que no nos olvidemos de ella por un tiempo. Dato: Gillian Flynn es también la guionista y adaptó su propia novela cambiándole el final, para mantener el interés de todos aquellos que leyeron el libro. Tengan la certeza de que estamos ante una de las joyitas del año. Ben Affleck podrá perder a su esposa, pero ustedes no pueden perderse esta película.
En el tornado: la hermanita menor de Twister Allá por 1996, el director holandés Jan de Bont nos regaló una perlita llamada Twister. Por si no la vieron, trataba sobre un grupo de cazadores de tornados que intentaban probar un nuevo sistema de alerta y, para ello, debían alcanzar uno y liberar unos sensores dentro. El filme tenía un elenco importante, encabezado por Bill Paxton y Helen Hunt, y secundarios de la talla de Philip Seymour Hoffman, entre otros. Además contaba con el guión de Michael Crichton y la producción de Steven Spielberg. Twister nos brindó la posibilidad de ver "de cerca" y "sentir" los efectos destructivos de un tornado, y fue una de las pocas películas de esa época en volver a un género que tuvo su furor en las décadas del setenta y ochenta: el cine catástrofe. Ahora llega "En el Tornado", una hermanita menor, casi en pañales, de este clásico. El largometraje sigue a varios personajes y los eventos que se suceden cuando varios tornados -incluido uno poderoso y nunca antes visto- se desatan sobre el pueblo de Silverton. Por un lado tenemos al sub director de la secundaria Gary Fuller (Richard Armitage) y sus dos hijos, quienes son los encargados de grabar la graduación de los chicos del último año. Por otro tenemos a Pete (Matt Walsh), un viejo cazador de tormentas que reunió a un equipo para lograr algo que nunca nadie pudo hacer: grabar imágenes de un tornado desde adentro del ojo. Para ello construyó un vehículo fuertemente blindado y lleno de cámaras para meterse dentro de uno y lograrlo. Y por último, tenemos a dos pueblerinos bastante alocados que tratarán de experimentar por su cuenta los efectos de este poderoso fenómeno, también grabándolo todo. Lo que todos ellos no saben es que se está por formar un tornado de la más alta categoría que promete destruir y arrasar con todo a su paso. Lo primero que le viene a la mente al espectador cuando ve este film es: "Tornados, cazadores de tormentas, pueblo arrasado. Me parece que esta película ya la vi". Claramente hay bastante diferencias entre Twister y ésta, siendo la más significativa que En el Tornado se apoya en el recurso de darle más "credibilidad" a la historia utilizando el recurso de que todos lo que se muestra es filmado por los personajes o las cámaras de algún lugar. Aunque, seguramente apretado por la trama, el director elige obviar este recurso para algunas escenas (algo muy confuso). Otro punto es los actores. Tanto Paxton como Hunt tenían más rodaje y fama que los que trabajan acá. Richard Armitage (Thorin Escudo de Roble en la saga de El Hobbit) y Sarah Wayne Callies (Lori en la serie The Walking Dead), que acá interpreta a una meteoróloga con conciencia, son actores de, por decirlo de alguna manera, "segunda línea". Y está clara la elección: se intenta darle autenticidad al fenómeno meteorológico sin que nos distraigamos con los actores. Y ahí es el punto en donde falla el film -junto con la forma de filmarla-, porque lamentablemente los personajes no causan la empatía necesaria con el espectador, haciendo que no nos importe lo que les pase. Tampoco ayuda el guión y las tramas de las historias personales, bastante clichés si se quiere. Técnicamente es impresionante todo lo referente a los tornados, para sacarse el sombrero. Pero con eso solo, no basta. Hay que celebrar cada vez que llega a la pantalla grande un largometraje de estas características. Es un género atractivo, efectivo, divertido y que ha dado muchos clásicos. Claro que, siempre hay que evitar, como en este caso, que la película en sí sea la catástrofe.
Maze Runner: Una nueva trilogía para disfrutar en el cine De entre todos los logros que se le puede adjudicar a la saga de películas de Harry Potter, sin dudas una de ellas es haber abierto un mercado enorme para el desembarco de las adaptaciones de la literatura juvenil -o infantil- a la pantalla grande. Por supuesto que no todas pudieron alcanzar el éxito de la del niño mago, pero es indudable que vemos con más asiduidad la llegada de estas obras para captar al público adolescente (que, en definitiva, son los que más le interesan a la industria porque son los que más consumen). Ahora le llegó el turno a "Maze Runner- Correr o Morir", una trilogía ambientada en un mundo distópico escrita por James Dashner, un autor especializado en el género. La novela, publicada por Dell Publishing en octubre de 2009, rápidamente se convirtió en un éxito y fue bastante aclamada por la crítica especializada. Las continuaciones, que se pueden conseguir en las librerías, son Maze Runner - Prueba de Fuego (The Scorch Trials, 2010) y Maze Runner - La Cura Mortal (The Death Cure, 2011). Y, por si faltara algo, existe una precuela de nombre Maze Runner - Virus Letal (The Kill Order, 2012). Todo un combo perfecto. Thomas (Dylan O'Brien) despierta en un ascensor en movimiento. No recuerda ni su nombre ni porqué está ahí. Al llegar a su destino, es recibido por jóvenes de su misma edad. Todos están atrapados allí, en un lugar al que llaman el Área, que se encuentra rodeado por unos muros gigantescos. Ninguno de ellos tampoco recuerda cómo llegaron, ni quién los encerró. La única certeza es que todas las mañanas se abren unas puertas que dan paso a un laberinto (custodiado por criaturas llamadas "Penitentes") y que cada 30 días un chico nuevo llega con provisiones al igual que él. Cada uno tiene asignada una función (constructores, jardineros, enfermeros) para poder hacer de ese sitio un lugar para (sobre)vivir. Thomas se interesa por los Corredores, que todos los días se meten al Laberinto para poder investigarlo y hallar una forma de salir. Pero hay algo con él que es diferente, un halo de misterio que lo envuelve. Siente que es la clave para saber y resolver lo que pasa allí. Su arribo, la llegada en menos de una semana de Teresa (Kaya Scodelario), la única chica entre todos ellos, los cambios que se producen en el Laberinto, hace que se decida a buscar una salida sea como sea para averiguar la verdad. El libro de Dashner fue comparado entre una mezcla de El Señor de las Moscas y la serie Lost (2004-2010), y algo de eso hay, salvando obviamente las diferencias. El equipo de guionistas logra mantener la curiosidad y atención del espectador sobre lo que pasa, y ponerlo ansioso por saber qué es lo que se oculta detrás de los muros. A esto hay que sumarle el gran trabajo del debutante Wes Ball, que logra una dinámica narrativa excelente, proporcionándole mucho ritmo al film. Otro punto a favor es la elección de los actores, sobre todo del protagonista, Dylan O'Brien, a quien los más jóvenes tendrán de la serie Teen Wolf (2011- ), en donde encarna a Stiles Stilinski. El único adulto de este elenco es la gran Patricia Clarkson, cuyos 10 minutos en pantalla son sublimes y tiene una de las mejores e intrigantes escenas de la película. Casi con seguridad habrá una secuela de esta sólida e interesante primera parte y que, si lo hace bien, puede consolidarse como una de las mejores sagas juveniles adaptadas al cine. No lo duden y piérdanse en este laberinto. Lo van a disfrutar.
Sin City, para caer en la tentación En 2005 nos sorprendió a todos el estreno de la película La Ciudad del Pecado (Sin City), un film basado en los cómics escritos y dibujados por Frank Miller. Esta historia fue publicada como tira por la editorial Dark Horse en 1991 y después se adaptó al formato de novela gráfica. El cómic presentaba distintos personajes que, en primera persona, relataban sus andanzas en la corrupta, sucia y violenta ciudad de Basin City. La adaptación, dirigida por el mismo Miller y Robert Rodriguez (y una participación especial de Quentin Tarantino), fue un éxito rotundo. Los encuadres -muchos "calcados" a la perfección del cómic-, el uso del blanco y negro, las historias elegidas (El Duro Adiós, La Gran Masacre, Ese Bastardo Amarillo y El Cliente Siempre tiene la Razón), el excelente elenco, la violencia y sexo explícitos sin censuras, la originalidad del formato utilizado, hicieron un combo tan atractivo y espectacular que es uno de los mejores films adaptados a la pantalla grande proveniente del Noveno Arte. Tuvimos que esperar casi una década para poder ver la secuela de esta perlita y, más allá de que no llega a ser tan buena como su antecesora, es una obra digna de ver. Este largometraje está basado en la segunda historia publicada cronológicamente llamada Una Dama por la Cuál Matar (1993-1994) y presenta cuatro historias. En la primera, que le da el título al film, Dwight (Josh Brolin) es contactado por su antigua amante Ava (Eva Green) para que la ayude a escapar de su abusivo marido. Pronto se dará cuenta que la femme fatale tiene otras intenciones. En Sólo Otra Noche de Sábado Marv (Mickey Rourke) despierta en una carretera cerca de los Proyectos rodeado de estudiantes muertos y sin recordar cómo llegó hasta allí. La historia La Larga Mala Noche, escrita especialmente para el film, nos presenta a Johnny (Joseph Gordon-Levitt), un joven y arrogante jugador cuyo objetivo es vencer y humillar al Senador Roark (Powers Boothe) en una mesa de póker. Grave error. Por último La Gran Pérdida, otra historia original, en donde veremos a Nancy (Jessica Alba) queriendo vengar el suicidio de John Hartigan (Bruce Willis). Un buen consejo es que se tomen el tiempo de ver la primera, lo hayan hecho o no. Les va a venir bien para recordar personajes y también porque un par de estas historias son secuelas y hasta precuelas de las que se vieron antes. La dirección vuelve a estar a cargo de Miller y Rodriguez -atentos que se los puede ver en la pantalla del televisor del departamento de Nancy- y, prácticamente, todos los recursos que nos fascinaron en La Ciudad del Pecado vuelven a ser utilizados en ésta. O sea que la frescura, originalidad y encanto que generó la primera, acá se pierden. Para ejemplificar, es algo como lo que pasó con 300: El Nacimiento de un Imperio (300: Rise of an Empire, 2014), en menor medida, ya que esta es mucho mejor película. En nueve años pasaron varias cosas que afectaron a este largometraje. Aunque en Una Dama por la Cuál Matar el personaje de Shellie aparece, los directores decidieron sacarlo por respeto a la fallecida Brittany Murphy. Michael Clarke Duncan, que también murió, tenía el rol de Manute, acá reemplazado por Dennis Haysbert. Cliwe Owen (Dwight) no pudo estar y Brolin tomó su lugar, al igual que la embarazada Devon Aoki (Miho) por Jamie Chung y Jeremy Piven (Bob) por Michael Madsen. Presten atención que aparecen Alexa Vega -ahora llamada Alexa PenaVega- y Lady Gaga. Disfruten este film y, si quieren, sucumban ante la tentación. Es que en la ciudad del pecado todo puede pasar.
Si decido quedarme: rendirse o pelear La escritora Gayle Forman empezó su carrera escribiendo artículos para revistas para adolescentes cuya temática principal eran los problemas que preocupaban a los jóvenes. Continuó su carrera periodística trabajando para distintas publicaciones y en 2009 publicó su tercer libro, Si Decido Quedarme (If I Stay), que le valió ganar el NAIBA Book of the Year ese mismo año y en 2010 el Indie Choice Honor, entre otros premios. En 2011 publicó la continuación de la historia con la novela Lo que fue de Ella (Where She Went), de la que no daremos más detalles para no contar "spoilers". Dato de color: el primer libro de esta autora fue una guía de viajes titulado You Can't Get There From Here: A Year on The Fringes of A Shrinking World (2005), que la llevó a visitar varios países. Este es el primer largometraje de su obra que se adapta a la pantalla grande y, según lo que escribió en su página web, hay posibilidades de que la segunda parte también se adapte. Lo cierto es que si ustedes creían que ya habían derramado todas las lágrimas posibles con historias de adolescentes sufridos como los de Bajo la Misma Estrella (The Fault in Our Stars), se equivocaron. Bueno, tal vez en esta oportunidad no sufran tanto. Mia (Chloë Grace Moretz) es una joven de 17 años que prácticamente lo tiene todo: unos padres maravillosos, un hermanito adorable, un novio divino y un futuro brillante. Toca el chelo como los dioses y eso le da la posibilidad de ser aceptada en la prestigiosa escuela Juilliard, pero si esto ocurre deberá mudarse y dejar a su familia y a Adam (Jamie Blackley), el amor de su corta vida. Todo esto queda de lado cuando, en una excursión familiar en coche, ocurre un accidente y queda en un coma profundo. Increíblemente, ella puede ver lo que sucede a su alrededor y ahora deberá enfrentarse a una dura decisión: pelear para sobrevivir o rendirse y dejarse ir. El multipremiado por su trabajo en televisión R.J. Cutler es el encargado de dirigir este film. Su experiencia es notable y se nota sus buenas intenciones para con este material, pero con eso solo no alcanza. Es que el guión de Shauna Cross es el principal problema que presenta este largometraje. La historia, que navega entre el presente en el hospital y flashbacks de la vida de la protagonista, está plagado de diálogos bastante trillados y carentes de peso dramático (aunque sí efectistas). Falta profundizar en los personajes y darles matices para hacerlos interesantes. Por ejemplo: la relación entre los padres -unos ex rockeros con tan buena onda que son envidiables- y la protagonista es digna de una sitcom estadounidense de la década del cincuenta: no tienen ni una pelea, ni un conflicto, ni un sí ni un no. Teddy (Jakob Davies) es la personificación de un angelito sobre la Tierra, y claro está que esto es adrede para lo que se verá. De las actuaciones no se puede decir nada porque tanto Backley como Chloë Grace Moretz logran la química deseada, y los padres (Joshua Leonard y Mireille Enos), o el abuelo interpretado por Stacy Keach, están perfectos (en un cuento de hadas serían ideales). Claramente estamos hablando de un filme cuyo principal objetivo es llegarles a los adolescentes y probablemente lo logre, pero podemos compararlo con un yogur light: liviano y bajo en calorías. Está en ustedes consumirlo o no.
"Los indestructibles 3": veteranos con sentido del humor El 21 de noviembre de 1976 se realizaba en la ciudad de Nueva York la premiere de Rocky. Esta excelente película tuvo 10 nominaciones al Oscar de los que se llevó tres, incluyendo el de Mejor Película. El filme llevó a la fama a Michael Sylvester Gardenzio Stallone (Sly, para los amigos), que fue el protagonista y que le dio a Hollywood a uno de los personajes más icónicos del mundo del celuloide. Lo que no muchos recuerdan es que Stallone fue el que escribió el guión. Lo cierto es que este descendiente de italianos hace casi 40 años que viene dando qué hablar en Hollywood, ya sea actuando, dirigiendo, escribiendo o produciendo. Lo puedan aceptar o no, pero el hombre tiene talento para el Séptimo Arte. Cuando todos pensaban que su ingenio y originalidad se estaba apagando por volver a resucitar a Balboa y John Rambo la década pasada, nos regaló "Los Indestructibles" (2010). Varios puntos para destacar del porqué tuvo éxito: una trama inverosímil con villanos irreales, explosiones y muertes sangrientas innecesarias, un elenco de estrellas de acción de décadas pasadas: Jet Li, Dolph Lundgren, Mickey Rourke, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger (eterno rival y con quien compartía pantalla por primera vez) y, el punto máximo, todo esto tomado con humor y riéndose de ellos mismos. No tardó tanto en verle la veta y dos años después llegó la secuela. Lo importante era ver qué viejos actores se incorporaban, en este caso fueron Jean-Claude Van Damme y el mítico Chuck Norris. Ahora nos llega "Los Indestructibles 3" en donde la solemnidad peligrosamente opaca un poco a esta saga. La trama del filme se resume en una línea: el grupo liderado por Barney Ross (Stallone) se enfrenta al traficante de armas Conrad Stonebanks (Mel Gibson). Esto no sería nada especial si no fuera porque Stonebanks fue el fundador de los Indestructibles junto a Ross. Barney, por temor a perder a alguien de su viejo equipo, decidirá ir por sangre joven para enfrentar a su ex amigo. En esta tercera entrega vuelve a haber un nuevo director. La primera la dirigió Stallone, la secuela el práctico Simon West y ésta lo hace el joven Patrick Hughes, que no desentona mucho para lo que requiere la trama. El problema principal que tiene el filme es que el chiste redundante de "los vejestorios peleando" ya no es tan fresco, así que decidieron darle una vuelta incorporando jóvenes como nuevo grupo de comando. Es decir, se nota la preocupación de que el gancho de "viejas estrellas de acción" no sea suficiente y se le agrega esto que termina perjudicando al filme. Lo que hace que la saga incurra en algo que la desmerece: se toma demasiado en serio. En las dos anteriores existía este guiño con el espectador de que todo era un gran chiste, y que acá desaparece casi en su totalidad. Vale decir que llena de emoción que aparezcan Kelsey Grammer, Harrison Ford, Wesley Snipes, Gibson y Antonio Banderas (estos dos últimos valen por sí solos el precio de la entrada). ¿Vale la pena verla? Por supuesto. Con tanto largometraje hecho casi por completo con efectos por computadora, unas buenas explosiones, peleas y disparos a granel realizados a la vieja escuela no vienen nada mal. Ojalá podamos ver una cuarta parte -eso sí, un poco más relajada-. Y el deseo es porque todo fanático de las películas de acción se merece ver juntos, al menos una vez más, a todos sus ídolos de la infancia. Si Dios y la osteoporosis lo permiten, claro está.
"Relatos salvajes" la película imprescindible Es un caso paradigmático el del director Damián Szifron. Le bastó realizar sólo un par de productos, tanto en la televisión como en el cine, para conquistar ambos medios. El 21 de marzo de 2002 por la pantalla de Telefé debutaba la serie Los Simuladores (2002-2003), que se convirtió en un éxito total y le permitió a Szifron desembarcar en la pantalla grande. Su ópera prima fue El Fondo del Mar (2003), sobre un estudiante de arquitectura bastante neurótico que se obsesiona con su novia; y en 2005 llegaría Tiempo de Valientes, una buddy-movie sobre un psicólogo y un policía que formaban una improbable pareja que se dedicaba a resolver un crimen. En 2006 volvió a la pantalla chica -nuevamente en el canal de las pelotas- con Hermanos y Detectives. Todos estos productos, salidos de su mente creativa, despertaron mucho interés en su trabajo y lo convirtieron en uno de los directores más interesantes del cine argentino. Durante los últimos 8 años, se dedicó a escribir y planificar sus proyectos, haciendo que la espera por su nuevo trabajo se hiciera insufrible. Y finalmente retorna esta semana con una de las mejores películas del cine argentino de la última década: Relatos Salvajes. La película está compuesta por seis historias donde el denominador común es la violencia, física o psicológica, a la que son expuestos los protagonistas. El primer cuento, "Pasternak", que funciona a modo de introducción para lo que vendrá, se desarrolla en un avión en donde un hombre (Darío Grandinetti) y una mujer (María Marull) empiezan a entablar una conversación y pronto llegan a la conclusión que ninguno de los pasajeros en el vuelo está allí por casualidad. En "Las Ratas" una moza (Julieta Zylberberg) y la cocinera (Rita Cortese) del parador de una ruta tienen la oportunidad de vengarse de un cliente que acaba de llegar y que destruyó la vida de la primera. En el tercer cuento, "El Más fuerte", un hombre (Leonardo Sbaraglia) insulta a otro automovilista en la ruta con consecuencias nefastas. "Bombita" nos presenta a un experto en explosivos (Ricardo Darín) que sufre el acarreo de su coche y que lo someterá a padecer un sistema burocrático que lo sacará de las casillas. En "La Propuesta" un hombre potentado (Oscar Martínez) intenta hacer todo lo necesario para que su hijo no sea involucrado en un accidente de tránsito en el que mató a una mujer embarazada. Por último, Érica Rivas en "Hasta que la Muerte nos Separe" descubre en su casamiento que su flamante esposo la engañó con una de las invitadas a su fiesta de bodas. Este film marca un hito en la cinematografía nacional. Szifron logra reunir a un dream team de actores y los coloca en esta película segmentada en cuentos, algo inédito en nuestro país. El director tiene mucho cine visto y se nota, ya que hay claras referencias sobre todo al cine estadounidense de los años setenta. Por si vale la pena aclararlo, este largometraje no retrata, ni denuncia, ni intenta transmitir algo que ocurre en nuestro país, porque lo que plantea es algo universal: el crack, el momento, la chispa que desencadena nuestros más profundos instintos violentos. Lo acertado es la montaña rusa que propone, en donde nos lleva a un pico de tensión y nos baja con su característico humor negro. Gracias a este film, Szifron se coloca definitivamente en la cima de directores argentinos cuya obra es por demás imprescindible. Es excluyente ir a verla para sentir qué pasaría si uno traspasará sus límites y "despertara su lado salvaje". ¿Están preparados?
Mucho ruido y poca alma En 1984 Kevin Eastman y Peter Laird lanzaron por la editorial Mirage un pequeño cómic en blanco y negro titulado "Eastman and Laird's Teenage Mutant Ninja Turtles". La idea de los artistas fue hacer una parodia de cuatro de los cómics más populares de principios de los años ochenta: Daredevil, Los Nuevos Mutantes, Cerebus y Ronin. Lo que no sabían es que la tirada de 3000 copias se iba a agotar y se iba a convertir en un éxito tremendo. Los quelonios eran hermanos, mutantes, adolescentes y sabían artes marciales. Sus nombres hacían honor a famosos artistas del Renacimiento italiano: Leonardo (da Vinci), Raphael (Raffaello Sanzio), Michelangelo (Buonarroti) y Donatello (Donato di Niccolò di Betto Bardi). Incluso su maestro llevaba el apodo del pintor Giovanni di Ser Giovanni, "Scheggia", o "Splinter". Con los años hubo varios cómics, cuatro series animadas, una versión animé japonesa, videojuegos, juegos de rol, líneas de juguetes, e incluso fueron tan populares que inspiraron el nombre de una tortuga prehistórica. De la mano de Michael Bay, aquí como productor, llega este quinto filme que da reinicio, de una manera bastante pobre, a la saga. La periodista April O'Neil (Megan Fox) está cansada de hacer notas ridículas para el Canal 6 de Nueva York en donde trabaja. Su meta es conseguir una gran historia para que la tomen en serio. Para ello está interesada en investigar al Clan del Pie, una misteriosa organización criminal que está aterrorizando la ciudad. Una noche presencia un robo y ve cómo son detenidos por una extraña figura. Intenta convencer a su jefa (Whoopi Goldberg) sobre su hallazgo pero esta no le cree absolutamente nada. Se tropieza nuevamente con un atentado del Clan en el metro y es testigo nuevamente de cómo evitan el hecho no uno, sino varios personajes. Logra seguirlos y descubre que son cuatro tortugas genéticamente alteradas que pueden hablar y, además, hacer artes marciales. Sin quererlo, April y las tortugas parlantes deberán evitar que un malvado villano llamado Shredder se apodere de la Gran Manzana. Nadie puede negar que el sudafricano Jonathan Liebesman, conocido por "La Masacre de Texas: El Inicio" o "Invasión del mundo - Batalla: Los Ángeles", tiene las armas necesarias para una película de este calibre: efectos especiales, peleas grandilocuentes, persecuciones adrenalínicas, chistes baratos y explosiones a granel. Y esos son los problemas de este filme, una batería de estímulos visuales y auditivos para apabullar al espectador y evitar que piense en la calidad de lo que está viendo. Tortugas Ninja es una película, por decirlo de alguna manera, sin alma. No ofrece nada, no tiene contenido y hasta llega a ser insultante para la inteligencia del que la ve. Es todo muy liviano, superficial y falto de interés dramático. Sí, los niños -muy, muy, pero muy chicos- la podrán pasar genial, pero para los adultos nada amerita ir a verla. Michael Bay sigue destruyendo los clásicos infantiles que tuvimos los que crecimos en los ochenta. Ojalá alguien pueda detener su sacrilegio.