Una Apocalipsis aburrido y caótico Tal vez alguien se acuerde del actor Kirk Cameron. Protagonizó la serie "¡Ay! Cómo duele crecer" (Growing Pains, 1985-1992), en donde se ponía en la piel del adolescente Mike Seaver. Cameron fue una de esas estrellas juveniles de los ochenta cuya estela se fue desvaneciendo rápidamente hasta quedar en el olvido (tómense el trabajo de buscar una foto y les vendrá enseguida el recuerdo de quién era este muchacho). Lo cierto es que mientras su carrera se iba a pique filmó la película (lanzada directo a video) "Dejado atrás: El fin de los tiempos" (Left Behind, 2000), una adaptación del bestseller homónimo. Era el periodista Buck Williams que lidiaba con la profecía bíblica del Armagedón en la cual todas las personas que creían en Dios desaparecían instantáneamente de la faz de la Tierra y los que quedaban iban a tener que hacerse a la idea de que el Anticristo pronto iba a tomar el poder. El largometraje era bastante mediocre y casi olvidable, pero la serie "Left Behind" -o Dejados Atrás-, escrita por Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, dio lugar a 11 novelas. Kirk Cameron volvió a ese rol en dos oportunidades más: "Dejados atrás 2: Comando Tribulación" (Left Behind II: Tribulation Force, 2002) y "Dejados atrás 3: El mundo en guerra" (Left Behind: World at War, 2005). "El Apocalipsis" (Left Behind, 2014) es una remake de esa película de 2000 y, para ser sinceros, es peor que la original. Chloe (Cassi Thomson) vuelve a su hogar para pasar su cumpleaños junto a su familia. Está distanciada de su madre (Lea Thompson) debido a que ella se volcó totalmente a ser una ferviente creyente de Dios. Y su padre, Ray (Nicolas Cage), piloto de avión, tiene su "energía" puesta fuera de casa. Es que no hay azafatas feas, ¿no? Ambos se encuentran en el aeropuerto y ahí ella se entera que su padre aceptó hacer un viaje a Londres. Chloe queda triste por todo lo que pasa con su familia, pero allí está el célebre periodista Buck Williams (Chad Michael Murray) para darle un hombro para que ahogue sus penas. Chloe va a su casa con su mamá y hermanito, Buck toma el avión que pilotea Ray y todos siguen con sus vidas. Pero en unas horas un evento pondrá al mundo de cabeza: millones de personas en todo el mundo se desvanecen al instante de donde se encuentran, causando accidentes, incendios, que se produzcan saqueos, disturbios, una hecatombe total. Mientras Chloe busca desesperadamente a los suyos, Ray trata de lidiar con sus pasajeros y aterrizar el avión a salvo, y Buck se esfuerza por entender qué pasó. Pronto llegan a la conclusión de que esto es obra de Dios y se llevó a todas las personas buenas y creyentes para salvarlas del Apocalipsis. A esta altura ya casi no caben dudas de que Nicolas Cage tiene una deuda monetaria importante, sino no se entiende que un actor de su talento siga tomando esta clase de roles en filmes tan mediocres. El elenco es de segunda línea, los efectos visuales y especiales parecen hechos con una Commodore 64, el ritmo y tono del filme es digno de un largometraje del viejo y querido canal Hallmark. Nadie dice que no se puedan tocar temas religiosos en los filmes, el tema es cómo se hace. Más allá que durante el largometraje hay un dedo gigante que apunta y juzga a todos los "no creyentes" haciéndolos pagar por sus pecados -como promover el libre albedrío o hacerse cargo de su ateísmo-, el problema de la película es que es aburrida, sosa, poco inteligente y hasta caótica en sus planteamientos. La única manera que se provoque un Apocalipsis es si sus realizadores deciden hacer una secuela. Recémosle a Dios para que esto no ocurra.
La entrega: un gran envío Dennis Lehane es uno de los mejores escritores de suspenso que nos ha dado la literatura en los últimos años. "Río Místico", "Desapareció una Noche", "La Isla Siniestra" son todas películas basadas en sus novelas. En 2009 escribió un cuento titulado "Animal Rescue" para la colección Boston Noir (el autor es oriundo de esa ciudad y la mayoría de sus libros la tienen como escenario) y ahora la adaptó a la pantalla grande con el nombre "la entrega". A su vez, el guión fue adaptado en la novela homónima que se publicó este año. Es la primera vez que trabaja como guionista para una película, aunque tiene experiencia en series de televisión como la excelente "The Wire" y "Boardwalk Empire - El Imperio del Crimen", De la cabeza de este hombre salió una historia genial que, gracias a Dios, alguna mente brillante tomó la decisión de convertirla en largometraje para terminar el 2014 con una de las mejores películas del año: La Entrega (The Drop, 2014). Bob Saginowski (Tom Hardy) es un hombre callado, taciturno, algo retardado, que no se mete con nadie. Pero Bob está rodeado del mundo criminal, ya que trabaja como atendiendo el bar de su primo Marv (James Gandolfini) en Brooklyn, y en esa ciudad los bares son utilizados ocasionalmente como punto de entrega una noche para recaudar todo el dinero de las actividades de la mafia chechena para después lavarlo. La vida de Bob es rutinaria y sin sorpresas hasta que dos hechos sacuden su existencia: un robo al local, que hace que la policía ponga su foco en el establecimiento. Y encontrar un pequeño perro pitbull en un tacho de basura de la casa de una mujer llamada Nadia (Noomi Rapace), con quien establecerá una relación. Ambos sucesos no son fortuitos y pronto desencadenarán una serie de eventos que cambiará su tranquila vida. La Entrega se llevó el Premio del Jurado en la última edición del Festival de San Sebastián, un enorme reconocimiento para una película tensa, atrapante, que capta la atención del espectador desde el primer momento y no lo suelta ni le da respiro. Mucho tiene que ver con todo esto el trabajo del director Michaël R. Roskam, que con su ópera prima Bullhead (Rundskop, 2011) había dado sobradas muestras de su habilidad como realizador. Como buen europeo, decide llevarnos y contarnos al detalle los conflictos de la vida de cada personaje -presentes o pasados-, no importa el tiempo que le tome. Tom Hardy explota al máximo su personaje, al igual que James Gandolfini (en su último film). Ambos se roban prácticamente la película, sobre todo con sus diálogos. No hay que dejar de destacar a Rapace y Matthias Schoenaerts, que personifica a un criminal buscado por la ley, ex novio de Nadia, que intenta hacerle la vida imposible a Bob. Clave también es la fotografía: oscura, fría, sucia, irrespirable. Da la sensación que el largometraje fuera lento y falto de dinámica, pero la elección de su ritmo tiene sus frutos con el final, que le va a dejar la boca abierta a más de uno. Una curiosidad es que esta historia tan "yanqui", por calificarla de alguna manera, tiene en sus principales hacedores sólo a un norteamericano, Gandolfini. Hay dos belgas, Roskam y Schoenaerts; una sueca, Rapace; y un inglés, Hardy. Globalización que le dicen. Con muy bajo perfil este largometraje se mete en la cartelera sin demasiado estruendo, ni bombos, ni platillos, y nos entrega una historia por demás interesante. Agradecemos el envío.
Grandes Héroes: Disney con un toque oriental Big Hero 6 es un cómic de Marvel que vio la luz en 1988. La editorial necesitaba diversificar un poco sus contenidos y creó a este grupo de superhéroes con base en Japón. Tanto la historia como los personajes fueron creados por el guionista Steven T. Seagle y el ilustrador Duncan Rouleau, con el objetivo que formaran parte de uno de los escuadrones de Alpha Flight #2. Ambos estaban muy ocupados con otros proyectos, así que el trabajo pasó a manos de Scott Lobdell y Gus Vásquez. ¿Y cuál es la historia de estos muchachos? El gobierno japonés recluta a un equipo de superhéroes para combatir la delincuencia. Así se elige a Silver Samurai, un ronin y exguardaespaldas, como líder del equipo; la agente secreto Honey Lemon, inventora de nanotecnología; la mutante, ex convicta, GoGo Tomago, capaz de transformar su cuerpo en una fuerza violenta de explosión; Hiro Takachiho, un niño genio de 13 años a quien acompaña Baymax, un robot sintético de su creación que puede transformarse en un dragón. Más tarde Hiro se convertiría en el líder y se unirían nuevos miembros como Sunfire, Sunpyre, Ebon Samurai, Fredzilla y Wasabi-No-Ginger. Walt Disney Animation Studios decidió adaptar este cómic a la pantalla grande, aunque le cambió nombres y origen étnicos de los personajes, historias de origen y varios puntos de la trama original. Además, no pudo utilizar a Silver Samurai y Sunfire porque les pertenecen a la 20th Century Fox (están ligados a los X-Men). Ah, además crearon una nueva ciudad llamada San Fransokyo (una mezcla entre San Francisco y Tokyo) como escenario. Una hermosa ensalada para este film un tanto dispar. Hiro (Ryan Potter) es un niño genio de 14 años cuyo único interés son las peleas callejeras de robots. Su hermano Tadashi (Daniel Henney) quiere otro futuro para él y sutilmente lo lleva a conocer el lugar en donde estudia y a sus amigos Go Go Tamago (Jamie Chung), Wasabi (Damon Wayans Jr.), Honey Lemon (Génesis Rodríguez) y Fred (T.J. Miller). Esta maniobra surte efecto y Hiro crea un proyecto de nanobots para que lo acepten en la institución. Lo presenta, aprueba y esa misma noche en un incendio pierde a su hermano. Por supuesto que Hiro se deprime, pero la aparición de un villano que utiliza millones de nanobots iguales a los que él creó, y que creía perdidos en el incendio, hará que salga a investigar. Contará con la ayuda de sus amigos y Baymax (Scott Adsit), un robot enfermero inflable de gran tamaño que creó su hermano para ayudar a la gente. Este es el primer film animado de con personajes de Marvel que estrena Disney desde que la adquirió en 2009. Y puso dos directores y tres guionistas en el proyecto que tienen bastante historia en la compañía del ratón. Pero este film parece de alguna manera "quebrado", como si se tratara de dos películas distintas en una. Es obvio que el robot Baymax es, claramente, el gancho para los más pequeños, y cada aparición suya en la primera parte hace que deliren (tuve la oportunidad de verla en una función con niños). El problema es que después se transforma en una película de superhéroes hecha y derecha y pierde ese encanto de largometraje infantil para ponerse más seria. Es como que abandona a su público más pequeño y sigue adelante. Y el humor de los más chicos cambia. La factura técnica es impecable, pero el punto es que le resta bastante. Dato: no se olviden de quedarse después de los créditos que hay una escena adicional. Es una lástima que estos grandes héroes no sean para los más pequeños.
Éxodo: Dioses y reyes: A Ridley Scott la épica le sienta bien El inglés Ridley Scott es uno de los directores emblemáticos que nos ha dado la industria del cine. Este señor tiene en su haber películas como Alien, el Octavo Pasajero" o "Blade Runner" -por nombrar sólo un par-, y con eso es suficiente para rendirle pleitesía. Y seguramente es uno de los pocos realizadores que filma lo que quiere. En esta oportunidad, Scott decidió que quería contar la historia de Moisés (vale aclarar que es un agnóstico reconocido). Alguien podría pensar que la década de oro de este tipo de films fue en la década del cincuenta, y seguramente tenga razón, pero no se olviden que en abril también se estrenó "Noé", con Russell Crowe. ¿Estamos ante una nueva oleada de films religiosos? Todavía es temprano para decirlo, lo cierto es que ahora otro personaje bíblico desembarca en la pantalla grande. La película se centra en la figura de Moisés (Christian Bale), específicamente en su etapa adulta. Explora su relación con la familia real egipcia, el exilio que le impone el faraón Ramsés (Joel Edgerton) al conocer sus orígenes, la vida que inicia como pastor, la "revelación" que tiene y su posterior hazaña de liberar a los miles de esclavos hebreos para guiarlos a la tierra prometida a través del desierto del Sinaí. "Éxodo" es un largometraje que tiene muchos puntos a destacar. La importancia de la historia que cuenta era digna de una superproducción, que Scott se encarga de brindarnos. Los sets impresionan, el vestuario es fabuloso, la cantidad de extras es descomunal, todas son cosas que nos dejan con la boca abierta. Pero el problema de la película es que parece fragmentada, como dividida en dos. La "primera parte" sería la vida de Moisés viviendo con la familia real, que se entiende que el realizador haya elegido contar su historia desde ese punto, pero deja al espectador zozobrando. Lo que quiero decir es que no todo el mundo tiene que saber quién fue este personaje, por lo cual falta la explicación de cómo es que llega ahí. La "segunda parte" sería del exilio para adelante, que es donde Ridley Scott hace gala de todo su talento y nos brinda un espectáculo maravilloso. El punto realmente interesante del filme es que para cada cosa "milagrosa", por decirlo de alguna manera (sus charlas con Dios, las plagas, las aguas del Mar Rojo que se abren, etc.), hay una explicación lógica o científica. Deja al espectador que tome su propia decisión; y cada uno pondrá su fe o su racionalidad en el tema. No sorprende Bale por su actuación, ya que nos tiene acostumbrados a su talento, pero su Moisés es excelente. Así como también el Ramsés de Joel Edgerton, más una víctima de su entorno que un clásico villano. En cuanto a los actores secundarios: John Turturro (rey Seti), Ben Kingsley (Nun), Aaron Paul (Josué), María Valverde (Séfora), Sigourney Weaver (reina Tuya), evidentemente parte de su trabajo quedó en la isla de edición, sino no se entiende por qué tanto nombre para papeles tan pequeños y, en algunos casos, insignificantes. Con esta obra Ridley Scott no intenta reafirmar las creencias religiosas, más bien sacudirlas, pero sin jugarse del todo y tomar un bando. Es un filme interesante que, como dije, es increíblemente intenso y espectacular en su "segunda parte" pero que deja manco al espectador en su primera. Gladiador", "Cruzada", "Éxodo, evidentemente a Ridley Scott la épica le sienta bien. Tiene el talento y profesionalismo necesarios para rodar este tipo de historias. Sólo hay que tenerle fe.
Quiero matar a mi jefe 2: risa asegurada En 2011 se estrenó en la pantallas de los cines la muy divertida película "Quiero Matar a Mi Jefe". El film contaba cómo Nick (Jason Bateman), Kurt (Jason Sudeikis) y Dale (Charlie Day) -tres amigos que compartían la misma desgracia: jefes insoportables- se ponían de acuerdo en una noche de borrachera para matar a cada uno de sus malvados patrones. Nada, pero nada, salía como lo planeaban y todo derivaba en situaciones bastante jocosas. El largometraje era mordaz, con un guión inteligente y varios gags inolvidables, además que contaba con un reparto por demás envidiable. A los mencionados protagonistas se les sumaban Kevin Spacey, Jennifer Aniston, Colin Farrel, Jamie Foxx y Donald Sutherland, entre otros. Tres años después llega su secuela y, a diferencia de muchas otras, es totalmente bienvenida. Nick, Dale y Kurt se cansaron definitivamente de que alguien les dé órdenes, así que deciden convertirse en sus propios jefes. Dale tiene una brillante idea con la que pueden hacer mucho dinero y crear su propia empresa, pero para eso necesitan inversores. Los tres se presentan en un programa de televisión y presentan el proyecto: un aparato que al mismo tiempo que la persona se ducha también larga el champú. No tardan mucho en que los citen para tener una entrevista e intentar hacer el negocio. Es así que los tres tienen una reunión con Rex Hanson (Chris Pine), el hijo del empresario y multimillonario Bert Hanson (Christoph Waltz), que intenta aprovecharse de ellos. Por suerte para el trío interviene su padre, llegan a un acuerdo, piden un préstamo a un banco y comienzan la producción de 100 unidades del aparato a pedido del empresario. Todo sería hermoso sino fuera que Hanson padre los engaña y ahora, gracias a una maniobra turbia, está por quedarse con su empresa y la patente del invento. Para conseguir el dinero que necesitan, Nick, Dale y Kurt tienen, nuevamente, un brillante plan: secuestrar a Rex y pedir un suculento rescate. No hay dudas de que todo va a salir mal. Es difícil hacer una secuela, hay sobrados ejemplos de ello. Se pierden bastantes cosas que en la primera llamaban la atención: frescura, novedad, picardía. Lo rescatable de "Quiero Matar a Mi Jefe 2" es que esto lo mantiene (a pesar de haber cambiado de director y guionistas) y, para mi gusto, es mejor que su antecesora. Bateman, Sudeikis y Dale se combinan perfectos y el timing para sus diálogos es impecable. Se llevan bien y se nota en la pantalla, lo cual es muy importante (si saben inglés, traten se no leer subtítulos y escucharlos a ellos que los chistes son mucho más efectivos). Otra cosa son los gags: hay tres o cuatro que son memorables. Uno de ellos tiene que ver con un pizarrón y no les cuento más nada para no spoilear. En esta secuela retoman sus papeles Foxx, Aniston y Spacey y se complementan perfecto al filme, es decir que no están allí para estorbar sino que suman sus colaboraciones. Los nuevos, Christoph Waltz y Chris Pine, ayudan a engrandecer el gran elenco que tiene esta película. Mención de honor para Jason Bateman que se nota que entiende muy bien cómo hacer reír sin necesidad de hacer estridencias ni caer en ridiculeces. Para mi gusto, uno de los mejores comediantes de la última década. Si tiene ganas de pasarla bien, largar un par de carcajadas violentas y vivir un gran momento, no tengas dudas de que ésta es su película. Y es cierto que estos muchachos te matan… pero de la risa.
Tonto y retonto 2: veinte años a veces es mucho Hace 20 años los hermanos Peter y Bobby Farrelly, casi desde el anonimato, desembarcaron en la pantalla grande con "Tonto y Retonto". Su tipo de humor (irreverente, escatológico, de mal gusto, osado, absurdo, y podríamos seguir) le trajo un aire fresco al género de la comedia. De hecho, muchos de los largometrajes que vivieron después copiaron su estilo. Esa película -recordada hoy como si hubiese sido un hit pero que en su momento no tuvo tanto éxito- fue el puntapié inicial de su obra, y engrandecerían sus nombres con Loco por Mary" e "Irene, Yo y mi Otro Yo". Los largometrajes que les sucedieron tuvieron sus altos y bajos, pero sin dudas jamás renunciaron al estilo tan particular que los caracteriza. Lloyd Christmas (Jim Carrey) y Harry Dunne (Jeff Daniels) son casi con seguridad los personajes más idiotas y grotescos que pisaron la pantalla grande. Su popularidad logró que tuvieran una serie animada, Tonto y Retonto (Dumb and Dumber, 1995-1996); e incluso una precuela:" Tonto, Tontos y Retontos", bastante olvidable por cierto. Veinte años después del estreno de la primera, directores y actores retornan para revivir a estos íconos del cine en "Tonto y Retonto 2", para alegría de los fanáticos. Lloyd ha estado confinado los últimos 20 años en un neuropsiquiátrico en estado vegetativo. Su amigo de toda la vida, Harry, lo estuvo visitando y cuidando todo este tiempo, pero ahora no lo va a poder hacer más. Es que necesita un trasplante de riñón urgente o su destino es pasar a mejor vida. En ese momento Lloyd sale de su estado y "se despierta", sólo para decirle a su mejor amigo que durante las últimas dos décadas le estuvo haciendo una broma. Nuevamente juntos, saldrán al camino cuando se enteren de que Harry tuvo una hija y podría llegar a servirle como donante. Obviamente, todo se complicará mucho más de lo esperado. Si se están preguntando si esta secuela era necesaria, la respuesta es no. Eso no quita que la película está bien. Da la sensación que este film fue la excusa para reunir a viejos amigos, y tal vez haya sido así. Lo cierto es que podría haber sido un desastre y es un producto bastante digno. Lloyd y Harry fueron los personajes más tontos hace veinte años, y lo siguen ratificando en esta segunda parte. Hay referencias a la primera (aparece Brady Bluhm personificando nuevamente a Billy), algunos chistes son geniales, la química entre Carrey y Daniels está intacta y el humor de los directores sigue teniendo ese toque de originalidad de los que otros carecen y hasta envidian. La sensación es que los Farrelly están más grandes, por no decir viejos, y sus humoradas ya no son tan "potentes" o políticamente incorrectas como antes. Es como si la edad los hubiese aplacado. Los invito a que busquen el cameo de Bill Murray, no así el de Jennifer Lawrence que, aunque pidió hacer una audición para la película y actuó porque es fanática de la primera, después pidió que saquen esas escenas (hizo de Kathleen Turner joven). Quién sabe aparezcan en el DVD. Consejo: quédense a ver los créditos y, tal vez, se les escape alguna lágrima. Más allá de estas "sensaciones", el largometraje les brindará grandes momentos y hasta alguna que otra risotada. Como diría Forrest Gump: "Tonto es el que hace tonterías", y estos muchachos no se cansan de hacerlas todas juntas.
Caminando entre tumbas: cuando el suspenso no basta Lawrence Block es un escritor estadounidense especializado en la novela negra. Tiene escritos más de cincuenta libros y 100 relatos cortos, pero por sobre todo es conocido internacionalmente por dos de sus personajes cuyas historias se desarrollan íntegramente en la ciudad de Nueva York, lugar donde reside Block: uno es el ladrón de modales finos Bernie Rhodenbarr, y el otro el investigador privado y alcohólico en recuperación Matthew Scudder. El ex policía, que es el que nos interesa, hizo su aparición en 1976 con "Los Pecados de Nuestros Padres", en una edición de libro de bolsillo. A partir de allí, y aunque el autor pretendió cerrar la trama en la quinta historia, el personaje se abrió paso y se editaron 18 novelas, siendo la última de 2013 -The Night and the Music- una recopilación de once cuentos y novelas cortas. Matthew Scudder incluso tuvo bautismo en la pantalla grande en 1986 en el film "Morir Mil Veces", adaptación de la novela homónima. Jeff Bridges encarnaba al investigador y lo acompañaban Rosanna Arquette, Andy Garcia y Alexandra Paul, entre otros. A pesar de las estrellas, de su director -el gran Hal Ashby- y de que uno de los guionistas fue Oliver Stone, la película fue un fracaso. Dato aparte: Stone dijo que no tuvo nada que ver con el guión final y pidió ser sacado de los créditos y Ashby fue despedido apenas terminó de filmar haciendo que el estudio se haga cargo del corte final, razones probables para que el filme sea totalmente olvidable. Lo único que sobrevivió de ese largometraje fue el productor John W. Hyde, que ahora es el productor ejecutivo de "Caminando entre Tumbas", el nuevo intento para que Scudder también conquiste este medio como los hizo con la literatura. Matt Scudder (Liam Neeson) es un ex policía, alcohólico en recuperación, que se dedica a trabajar como investigador privado a pesar de no tener licencia. Es así que le pide ayuda un narcotraficante (Dan Stevens) para que encuentre a las personas que secuestraron y asesinaron brutalmente a su esposa. Aunque primero se niega, después acepta el caso y, a medida que va investigando, descubre que no es la primera vez que esos hombres cometieron este tipo de crimen. Scudder recorrerá las calles de Nueva York para tratar de detenerlos antes de que vuelvan a matar. La historia ocurre antes de la entrada al nuevo siglo, una aclaración importante para un par de cosas que se cuentan en el filme. Lo que vale destacar en esta película es el buen trabajo de dirección de Scott Frank -también guionista-, que había demostrado su talento en su ópera prima llamada "El Vigía", protagonizada por Joseph Gordon-Levitt, que acá se editó directo a video. Es interesante el uso de las cámaras en varias escenas y la crudeza en las escenas de acción. Lo que no favorece al largometraje es la historia, que tranquilamente podría ser un capítulo doble de cualquier serie criminal que se precie. Con esto quiero decir que el film hubiera sido interesante un par de décadas atrás, y no que dé la sensación de algo "anticuado". Liam Neeson sigue jugando a hacer el mismo papel que en sus anteriores películas de acción y no le agrega demasiado a la obra. Esperemos que Matt Scudder pueda volver a tener otra chance porque el personaje es interesante, a pesar de la interpretación de Neeson. Caminando entre Tumbas llegará definitivamente a un lugar: a la tierra del olvido. Realmente una pena.
Interestelar: el viaje imperdible Cada tanto en la historia del Séptimo Arte suelen aparecer individuos que parecen estar tocados por una varita mágica. Personajes que no tardan en "encantar" a la gente -por el motivo que sea- y que rápidamente despiertan un interés sobre su persona. El director Christopher Nolan es uno de ellos. Mientras muchos de sus colegas tardan décadas y varias películas en ser reconocidos, al inglés le bastó sólo con dos películas hacerlo. En 1997 su corto Doodlebug llamó bastante la atención, y un año más tarde, mientras todavía cursaba en la universidad, terminó su primer largometraje, Following, que se hizo de varios premios. Esto le valió empezar a jugar en las grandes ligas y se despachó con Memento - Recuerdos de un Crimen, que tuvo dos nominaciones al Oscar y, básicamente, le explotó la cabeza a todos. Su tercer film, Noches Blancas (Insomnia, 2002), remake de una película noruega de 1997, tuvo muy buena recepción, lo que hizo que Warner Bros. confiara en él para relanzar la franquicia de Batman (que venía de capa caída), apuesta que tuvo sus formidables ganancias. De ahí para adelante, empezó a filmar lo que quiso -El gran Truco", "El Origen"- y cada obra suya fue recibida con los brazos abiertos. Hay que decir que lo bueno de Chris es que viene con el combo completo, ya que dirige, escribe y produce; y trata casi siempre de rodearse de la misma gente para rodar sus películas: su hermano Jontahan para escribir historias, su esposa Emma para producir, Wally Pfister como director de fotografía, Hans Zimmer como compositor, Michael Caine actuando, y así. Ahora Nolan y sus compañeros nos llevan a pasear por el espacio con "Interestelar", 2014), un largometraje imperdible. Por culpa del hombre, en el futuro el cambio climático hace estragos en la Tierra. La agricultura fue afectada, lo único que se puede cosechar es maíz y tormentas de polvo azotan el planeta. Lentamente, la humanidad va camino a su extinción. Pero la aparición de un agujero de gusano, que permite llevar a cabo viajes sin las limitaciones del tiempo y la distancia, traerá una nueva esperanza. Un equipo de exploradores liderados por el piloto Cooper (Matthew McConaughey) se adentrará en él para poder encontrar un lugar en donde los seres humanos puedan sobrevivir. Hay que ser bastante claro con este film, este largometraje es más un drama que una película de ciencia ficción. Como en toda su filmografía, Nolan centraliza el foco en las relaciones humanas, en el comportamiento de los protagonistas de acuerdo a sus acciones. En este caso, entre un padre y su hija. Cooper debe emprender un viaje, del que no sabe si volverá, dejando a sus hijos atrás. ¿Serías capaz de tremendo sacrifico por el bien de la humanidad? ¿Dejarías de lado tu egoísmo y a los tuyos por un bien mayor? ¿Tomarías decisiones que te harían perder absolutamente todo? Estas son las cuestiones morales que se plantean y a las que cada uno de los personajes, a su modo, debe enfrentarse. Para remarcar: todo lo que tiene que ver con el espacio o cuestiones técnicas es impecable, y el elenco de lujo: McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine y Matt Damon, entre otros. Presten atención a la música de Hans Zimmer que nos lleva por todas las sensaciones y sentimientos posibles a lo largo del filme Christopher Nolan logró un film del que no se puede salir indemne, para bien o para mal. Interestelar te propone un viaje introspectivo del que no te podés bajar. Está en uno disfrutarlo y aprender de la experiencia.
Rec 4 o cómo disfrutar de un virus contagioso En 2008 se estrenaba en los cines argentinos [Rec], una película española de terror que contaba la historia de la periodista Ángela Vidal (Manuela Velasco) y su camarógrafo que, mientras realizan una noche una nota acerca de la vida y trabajo de los bomberos, los siguen cuando responden a una llamada de emergencia de un edificio. Cuando llegan allí se encontrarán con algo para lo que no están preparados: una infección que convierte a las personas en criaturas terroríficas. [Rec] era un filme que se iba a estrenar directo a video y rompió absolutamente todo: estuvo entre las 100 películas más taquilleras fuera de Estados Unidos, ganó premios en cada festival fantástico en que se presentó, se hizo una versión norteamericana -bastante mala- protagonizada por Jennifer Carpenter titulada Cuarentena y, debido al éxito, se hicieron dos secuelas más [Rec]² y [REC]v: Génesis. Ahora llega la cuarta parte, [REC] 4: Apocalipsis, que, según palabras de su director Jaume Balagueró, cerraría la franquicia. A modo de homenaje a la saga, los infectados retornan para atacar. El filme comienza con un comando que rescata a Ángela del edificio, siendo la única sobreviviente. Cuando despierta, se encuentra en un barco que navega en alta mar junto a Guzmán (Paco Manzanedo) y Lucas (Críspulo Cabezas), dos de los oficiales del grupo que la sacó; y una anciana (María Alfonsa) que fue la única sobreviviente del casamiento del film anterior. Todos ellos fueron llevados allí para que estén en cuarentena, estudiarlos y por las dudas evitar que el virus se propague. En la embarcación hay cinco tripulantes, un enorme número de soldados, y un grupo de científicos, liderados por el Dr. Ricarte (Héctor Colomé), que buscan una cura para evitar que haya una pandemia. Por supuesto que el Diablo meterá la cola y una nueva horda de infectados desatará el caos. Es loable que se hayan hecho cuatro películas de esta saga. Primero y principal porque no es común que esto ocurra fuera de Hollywood, segundo porque habla del buen momento -artísticamente hablando- del cine español. Jaume Balagueró es uno de los directores que le dio un aire fresco al cine de género de terror. Sus films La Secta de los sin Nombre, La Séptima Víctima) y Frágiles, le dieron la oportunidad de llegar a realizar [Rec]). En esta parte no usaron el recurso de cámara en mano y volvieron atrás en la historia para tratar de dar todas las explicaciones posibles de las preguntas que quedaron pendientes con las tres anteriores. Manuela Velasco, atractiva como siempre, vuelve para encantar la pantalla. El maquillaje es una de las mejores cosas que tiene la película, y que no tiene nada que envidiarles a las grandes producciones estadounidenses. Hay un mix de terror, acción y humor que no logra ubicar bien al film. Con esto quiero decir: las dos primeras eran de terror puro, y la tercera se iba en excesos tanto que invitaba a la risa. Esta cuarta parte combina todo y, parece ser, más un guiño para los fanáticos de la saga que un film que se toma algo en serio. El largometraje es muy divertido, trata de respetar lo que ya se contó -queda dudoso el tema del sacerdote que mediante la ciencia quería curar los exorcismos- y termina por cerrar todo (al menos por ahora, ya que nunca se sabe). [REC] 4 no tiene más pretensiones que su público pase un buen momento. Hay que agradecerle algo: en épocas del Ébola, es la mejor forma de disfrutar de un virus contagioso.
Annabelle: Muñeca brava El director James Wan tomó el trono vacante que existía de "El Rey Terror" gracias a las interesantes y efectivas películas que realizó en la última década: "El Juego del Miedo", "Dead Silence", "La Noche del Demonio" y "El Conjuro". Esta última tomó mucha más relevancia gracias a que se "inspiró" en hechos reales que vivieron Ed y Lorraine Warren, una pareja de investigadores de fenómenos paranormales. El filme empezaba presentándonos a la pareja protagonista teniendo una conversación con tres amigos en donde les explicaban que tenían una muñeca que, entre otras cosas, aparecía en distintos lugares sin que nadie la tocara. El veredicto de los Warren era que la muñeca, llamada Annabelle, estaba poseída por una entidad maligna y se la llevaban a su hogar para que nadie se vea afectado por ella (ya metidos más en la historia tendría una pequeña escena tétrica con la hija de ellos). Hagamos un punto acá. La muñeca real, es decir la protagonista verdadera de la historia que cuentan los jóvenes, era una Raggedy Ann -que es de trapo y no porcelana, con hilos rojos como cabello y nariz triangular- y es una de las más populares de la historia de Estados Unidos, tanto que en el 2002 ingresó en el Salón Nacional de la Fama del Juguete. Una de ellas le fue regalada en 1970 a una chica llamada Donna por su madre y junto a Angie, su compañera de cuarto, notaron estos fenómenos extraños que ocurrían en su departamento. En la actualidad reposa en el Museo de lo Oculto de los Warren y pueden conocerla entrando a la página oficial que tienen: www.warrens.net. ¿Ya les dio miedo? El hecho es que la muñeca Annabelle de la película despertó mucho terror y curiosidad, y los realizadores no dudaron en hacer este spin-off de "El Conjuro" que funciona como precuela, ya que relata su historia. Y en el mundo de las malas ideas, hacer este largometraje se ganó un lugar de privilegio. Mia (Annabelle Wallis) y John (Ward Horton) son una pareja joven espera su primer hijo. Ella es coleccionista de muñecas y, como su marido está a punto de recibirse de doctor y está algo "ausente", le regala una que ella estaba buscando a modo de resarcimiento. Esa misma noche son atacados por un hombre y una mujer de una secta satánica y logran sobrevivir de milagro. Los atacantes mueren pero uno de ellos, una mujer, fallece con Annabelle en sus brazos y a partir de allí, por más que se mudan, eventos extraños empezarán a sucederse en su vida. Desde que se anunció esta película se generaron muchas expectativas y era muy esperada. Pero "Annabelle" se presenta casi como un producto Clase B, sin el cuidado y el tratamiento que tuvo su antecesora. Está claro que el elenco no tiene el mismo nivel actoral, ni el presupuesto es el mismo, pero el filme falla en que no logra generar la misma tensión, opresión o terror que "El Conjuro". Se han hecho grandes obras con muñecos poseídos y "Annabelle" tenía todos los pergaminos para entrar en este universo, pero desperdiciaron una oportunidad importante. Salvo un par de cosas puntuales que son interesantes (la escena del ascensor y la de la escalera), lo demás es algo remanido y puro golpe de efecto que no sorprendena nadie. Cualquier fanático del terror en busca de emociones fuertes y novedosas va a salir decepcionado, así que pueden quedarse con la tremenda campaña de prensa que da más miedo que el filme. El único susto que podría generar este largometraje es que anunciaran una segunda parte. Ahí sí van a poder escuchar a este periodista gritar horrorizado.