Jonathan Levine (50/50, Mi novio es un zombie) vuelve a trabajar con Seth Rogen en Ni en tus sueños, una comedia romántica que con temas comunes maneja el humor característico del comediante. Ni en tus sueños sigue al periodista Fred Flarsky (Rogen) que se encarga de hacer notas de interés para un periódico. Después de un altercado renuncia a su trabajo y con su amigo van a una fiesta privada donde se encuentra la secretaria de estado Charlotte Field (Charlize Theron). Charlotte solía ser niñera de Fred. Cuando se vuelven a encontrar, ella está preparándose para ser candidata a presidenta y necesita un escritor para poner un poco de humor a sus discursos. Decide llamarlo a Fred y allí comienzan nuevamente su relación. El humor de Seth Rogen puede gustarte o no, sin medias tintas. Parte de su personalidad siempre está presente en los personajes que compone y, muchas veces, tocan temas como el judaísmo y principalmente el consumo de drogas. Algunas de sus películas tienen un humor desbordado no sólo por él sino por el guión que presentan, pero en otras como en Ni en tus sueños, el humor está medido y las situaciones se construyen con buenos diálogos y personajes coherentes. La química entre ambos actores funciona muy bien, y el hecho de que el poder y la balanza esté más inclinada a Theron también lo quita de la típica comedia romántica que funcionaba en los ’90, como Mujer bonita. En tiempos de cambios es interesante romper con las estructuras. Aunque el final es algo previsible, hay algunas escenas que funcionan muy bien y generan automáticamente la risa. También hay una pequeña participación de Bob Odenkirk (Better Call Saul) que sigue manejando muy bien el humor a partir de un personaje que se toma muy en serio su papel como presidente que quiere ser estrella de televisión. Ni en tus sueños es una divertida comedia romántica que se quita de encima algunos lugares comunes y que tiene dos actores que funcionan muy bien en pantalla y en sus papeles. Sin grandes sorpresas pero sí con escenas muy bien elaboradas.
El director Gabriel Muro sigue al profesor de filosofía José Manuel Silvero Arévalos que da clases a gente humilde en distintos lugares de Paraguay, mientras se dirige a una colonia alemana llamada Nueva Germania. Un suelo lejano transita el camino del profesor Arévalos a medida de que se acerca a la comunidad de Nueva Germania, un pueblo rural fundado a fines del siglo XIX por Elisabeth Förster-Nietzsche, hermana de Friedrich y esposa del escritor Bernhard Förster. Tanto Elisabeth como Bernhard fundaron esta utópica comunidad con principios racistas, antisemitas y vegetarianos. El documental indaga cómo este pasado se mezcla con la cultura guaraní y la realidad que vive el pueblo en la actualidad. Tanto el profesor como el documental intentan contestar la pregunta de cómo se vinculan ambas tradiciones, teniendo en cuenta que los pueblos originarios eran utilizados como sirvientes de aquellos alemanes que conformaron el nuevo lugar. Un suelo lejano va desenredando esta historia del pasado y el presente con planos generales del pueblo y de sus habitantes, recitando extractos de cartas y también algunos testimonios de descendientes alemanes. Todo esto a medida que se prepara y se realiza una fiesta que parece fusionar dos realidades distintas en un pueblo pintado de un color tan alejado de la tonalidad de sus tierras. Un suelo lejano de Gabriel Muro es un documental que busca concientizar en los orígenes de un pueblo como Nueva Germania, fundado bajo ciertos ideales que a pesar de que no fueron concretados, terminaron conformando una comunidad mestiza. Genera preguntas sobre la identidad y el espectador es libre de sacar sus propias conclusiones ya que ni los habitantes del pueblo pueden contestarlas.
El director de Los pibes y Barrefondo, Jorge Leandro Colás estrena su último documental La visita, sobre los familiares de los presos en el penal en Sierra Chica. Casi quinientas mujeres, y algunos hombres, llegan al pequeño pueblo de Sierra Chica, provincia de Buenos Aires. Bajan de un micro cargadas de bolsos y se dirigen al complejo penitenciario donde se alojan más de cuatro mil presos. El documental cuenta la historia de estas mujeres que pasan su tiempo entre el bar de el gallego y la pensión de Bibi, una mujer que se mudó al pueblo para estar cerca de su marido que está preso. El documental de Colás en ningún momento nos muestra el penal desde adentro, la cinta se desarrolla en mayor medida en la espera que estas mujeres y niños tienen que soportar para entrar a la cárcel. Esta decisión es la más acertada de La visita, el punto de vista está centrado plenamente en los familiares de los presos. Hay muy pocos testimonios a cámara y la acción fluye normalmente. Es imposible no identificarse con las visitas que terminan estando atadas a una situación que muy probablemente sea ajena al espectador. Son presas fuera de la cárcel, que tienen que esperar bajo el sol o la lluvia. Y también víctimas de un pueblo que vive plenamente del penal y de ellas. El bar de el gallego comercializa hasta el uso del baño. Hay algunas escenas que parecen ser parte de una ficción, como por ejemplo cuando las nenas bailan y cantan, piensan en sus deseos y lo que más quieren es poder conocer las cárceles por dentro. O la abuela que piensa en sus nietos presos y aquellos que están fuera. Estos micro-relatos reafirman la idea original y completan el documental. Finalmente, también están presentes las diversas realidades que viven Bibi y las otras mujeres que paran en su pensión, ya sea por una diferencia de edad o por el motivo por el que llegaron a estar en la situación en la que se encuentran. Jorge Leandro Colás vuelve a contar la realidad social que vive un grupo de gente en la Argentina. En este caso La visita busca empatizar con las victimas colaterales que no sólo tienen que vivir el hecho de que un familiar está preso, sino también las maneras inhumanas que atraviesan para llegar a tener un contacto con ellos.
Se estrena en cines Amanecer en mi tierra de Ulises de la Orden, un documental que registra la necesidad de concretar el sueño de la viviendo propia por la organización Vecinos sin Techo y la comunidad mapuche Curruhuinca en San Martín de los Andes. Cuando el mundo piensa en San Martín de los Andes, lo primero que aparece es lo turístico: un sitio lleno de cabañas y hoteles extendidos a lo largo de su territorio. Pero hay otra realidad que lo aqueja y es la de las familias que sufren, día a día, para poder vivir dignamente. El documental de Ulises de la Orden (Tierra adentro) parte de un sueño utópico de recuperar tierras que estaban bajo la administración del ejército. Algo que es logrado por una ley nacional que le permite a la organización Vecinos sin Techo y a la comunidad mapuche Curruhuinca, la construcción de viviendas de manera colectiva y autosustentables, sin dañar a la naturaleza. La cámara nunca hace participe a sus protagonistas, el espectador se siente dentro de los debates y hay un equilibrio entre el registro periodístico (con una entrevista en la radio comunitaria de San Martín de los Andes) y el personal, con planos íntimos a las actividades que realiza cada grupo y grandes exteriores que demuestran la magistral naturaleza que rodea a la comunidad. También esta intimidad nos envuelve en esta opresión por parte de sistemas políticos e inmobiliarios que quieren tapar la realidad que viven los más necesitados. Amanecer en mi tierra, de Ulises de la Orden, es un necesario registro de una realidad que es tapada a través de una imagen turística y que también refuerza el concepto de comunidad y de desarrollo sustentable, en este caso para generar viviendas.
El documental Estilo libre, de Juan y Javier Zevallos (Fuga de la Patagonia), sigue la vida de Matías Escobar que, tras cinco años preso, decide instalarse en un balneario para hacer música. El «freestyle» es un término de improvisación dentro del rap que busca crear música muchas veces con lo que se ve pero también con lo que siente su realizador. El documental sigue a Matías «El Cuatro» Escobar, un rapero argentino que pasó cinco años en la cárcel. Cuando recupera su libertad decide ir a Santa Clara del Mar, fuera de la temporada, para despejarse y reconectarse con el sonido del mar. Estilo Libre vuelve a conectar a Matías con amigos, familiares y conocidos pero, a su vez, le da el espacio al artista para encontrarse a si mismo. La cámara lo encuadra en una intimidad con el espacio natural. Su música surge frente a lo que vivió en el penal y lo que significa estar libre. El «freestyle» tan asociado a la música de las calles y los medios de transporte en la ciudad, se aleja de ese espacio «uniformado» y en la película se puede notar cómo se construye y sirve como vínculo para la historia de sus protagonistas.
Del productor James Gunn (Guardianes de la Galaxia) llega Brightburn: hijo de la oscuridad dirigida por David Yarovesky. Tori y Kyle Breyer viven en una casa rural cuando cae una nave en su campo. Dentro encuentran un bebe, al cual deciden criar y llamarlo Brandon. El chico crece y a los doce años comienza a cuestionarse su verdadera identidad que ha sido oculta por sus padres adoptivos. Mientras que descubre nuevos poderes ¿que pasaría si en vez de convertirse en un héroe estuviera destinado a algo más siniestro? Con esta pregunta y premisa se arma Brightburn: hijo de la oscuridad. Brian y Mark Gunn (hermano y primo, respectivamente, del productor) escriben esta idea retorcida de un Superman maligno, algo que se ha visto en algunas versiones del cómic de DC. Las similitudes con el Hombre de Acero son varias, desde la música, la tipografía que recuerda a la cinta de Zack Snyder y, claro está, este pueblo ficticio de Brightburn que también recuerda a Smalville donde Clark Kent creció. Aunque no pasa mucho tiempo hasta que el pequeño Brandon es captado o forzado por el camino del mal. Y mientras que el film no aporta tantos detalles sobre los eventos paranormales que dan vida al personaje, se entiende que fue traído a la Tierra para gobernar a los humanos. Entre el terror y la película de origen -en este caso de un villano-, Brightburn: hijo de la oscuridad busca unir ambos mundos o géneros en uno solo y por momentos funciona. Los sustos o apariciones repentinas del muchacho impactan en la pantalla, hay una excesiva cantidad de sangre y gore que uno piensa si era realmente necesario mostrar. Finalmente los efectos y poderes que se despliegan, así como algunas escenas de acción son lo que más lo acercan al universo de los superhéroes. Como mencionamos antes, la falta de información o motivación del villano le juega en contra a la película que con una idea interesante por lo menos podría haber explotado mucho más su argumento y no sólo dedicarse a mostrar cómo este niño hace el mal sin consecuencias.
Después de que la obra estuviera más de treinta años en cartel, La lección de anatomía de Agustín Kazah y Pablo Arévalo refleja cómo Carlos Mathus propone volver a realizarla en la actualidad. La obra de teatro La lección de anatomía fue estrenada en 1972 y estuvo en cartel por más de tres décadas. Con temas como el bullying, el trabajo y la rutina, su director Carlos Mathus vuelve a la obra para ver si sigue vigente y realizar una nueva versión. La cámara se planta ante Carlos y su constante colaborador y actor original de la obra Antonio Leiva. Los mismos revisan documentos viejos y comienzan el casting de esta nueva versión. Después de haberla realizado durante tantos años buscan que la obra no cambie lo más mínimo de la original. Kazah y Arévalo tratan de no involucrarse en los eventos que se desarrollan y realizan un mero ejercicio de registro de los preparativos de los actores. En vez de hablar con los protagonistas, dejan que ellos hablen entre sí y capturan chistes y anécdotas de lo que significó La lección de anatomía. La obra ha ido cambiando de actores y adaptándose a los tiempos turbulentos de la Argentina y su sociedad y supo trascender cancelaciones y censuras. La presente desnudez en la misma pasa a ser algo menor frente a lo que evoca en sus temáticas. En el medio del documental Carlos Mathus fallece en el 2017 a los 77 años y allí genera un quiebre en la narración. Entre la emoción de los que lo conocieron se genera un homenaje al director y su obra.
El documental Bazán Frías, elogio del crimen de Lucas García y Juan Mascaró presenta una recreación de la vida del delincuente, pero también la realidad que viven los presos hoy en día. Los internos del penal de Villa Urquiza en Tucumán deciden formar parte de un taller de realización para recrear en una película la vida de Bazán Frías. El “Robin Hood tucumano”, que vivió a principios de 1900, robaba comida para repartirla en su barrio, fue preso, se escapó y finalmente fue asesinado por la policía cuando intentaba escapar. El documental mezcla efectivamente diversos momentos en la vida de Bazán recreados por los presos del penal, una relación amorosa que tuvo, las peleas dentro de la cárcel, las torturas por parte de la policía y su posterior escape. Pero a la par, los directores escuchan las anécdotas de aquellos que viven la realidad de la cárcel, las amistades que han encontrado adentro pero también esta delgada línea entre el encierro y la “libertad” que intentan asumir. También hay algunas anécdotas de familiares y gente de la localidad que creen en el mito de Bazán Frías. Una especie de santo al cual le prenden velas y le piden salud y trabajo. Es interesante ver cómo la poca información sobre un delincuente puede generar todo un prejuicio alrededor pero, a la par, también resalta este mito que se genera a partir del misterio.
El actor y director Brady Corbet (La infancia de un líder) presenta Vox Lux: el precio de la fama, una película que emula elementos y estilos de Lars Von Trier y Gus Van Sant. Celeste es una joven que sobrevive a un ataque terrorista en el colegio. Junto a su hermana Eleanor componen una canción para las víctimas que termina haciéndola más popular en el ámbito musical. Sus padres contratan a un talentoso manager para que las acompañe en su travesía. La película hace un paneo por la vida de Celeste y cómo el camino hacia la fama cambia su vida y su forma de ver las cosas. Vox Lux: el precio de la fama no se aleja del relato convencional de cómo los artistas viven su descontrolada vida pero, al igual que Von Trier o Van Sant, el director Brady Corbet cuenta el relato a partir de dos tragedias importantes que afectan la vida de Celeste (incluso una tercera a nivel global cuando mencionan la caída de las torres gemelas). Estos golpes narrativos funcionan como catalizadores de la construcción de la protagonista. Siendo el primero un quiebre emocional para el personaje pero también una apertura hacia un nuevo mundo. Mientras que el segundo toma a Celeste a la defensiva y más combativa. Como toda la película está armada desde el punto de vista de Celeste, el director utiliza, en mayor medida, planos cerrados de las actrices que la personifican, Natalie Portman y Raffey Cassidy, para retratar la espiral de emociones que sufren. A esto hay que sumarle una fotografía en 35mm que, en palabras del cineasta, fue utilizada para reforzar el movimiento del Dogma 95 que apuesta más a lo narrativo y a una imagen limpia y sin efectos.
Julian Schnabel, director de La escafandra y la mariposa, presenta su última obra Van Gogh en la puerta de la eternidad, un recorrido por la obra del pintor interpretado por Willem Dafoe. Vincent Van Gogh se exilia al sur de Francia en Arles, para encontrar el lugar perfecto y plasmar su arte único en el lienzo. La naturaleza es su espacio y única compañera, ya que muchas veces es incomprendido por las personas del pueblo. Su hermano Theo trata de ayudarlo, pero Vincent se recluye aun más en sus trastornos y delirios. El film también relata la amistad que tuvo con otro pintor de la época Paul Gauguin (Oscar Isaac). Después de la asombrosa Loving Vincent, iba a ser muy difícil recrear nuevamente el espectáculo visual que imperaba en la vida y obra de Vincent Van Gogh. Pero Julian Schnabel logra volcar el estilo que ya lo hizo conocido en La escafandra y la mariposa. Planos en primera persona con distorsiones de colores y enfoques, cortes abruptos y movimientos de cámara desenfrenados son sólo algunos recursos que el director utilizó para poder transmitir la sensación que tiene un pintor a la hora de realizar su trabajo. Este tour de force está reforzado por la magnifica interpretación de Willem Dafoe. El actor pone su cuerpo y su voz en ambas posiciones de la cámara. Cuando vemos el mundo a través de sus ojos y sentimos esa voz interna que lo lleva a la creación de sus obras, pero también a apartarse de la sociedad. Y por otro lado, cuando nos pone desde el punto de vista de los demás que lo ven con desdén y rechazo. La puesta en escena se construye desde varios lugares. Reforzando por momentos el fuera de campo (aunque estrecho) y por otros la naturaleza estática o en movimiento que influyó en la obra de Van Gogh.