El director Ciro Néstor Novelli (Compadres) presenta Digo la cordillera, cuadernos de viaje un documental que fusiona la naturaleza argentina y la pintura. Dos grandes artistas plásticos, el argentino Carlos Gómez Centurión y el holandés Pat Andrea, emprenden una travesía épica, de diez días y en mula, por la ruta del ejército sanmartiniano para plasmar en el lugar enormes telas de la Cordillera del Tigre (Los Andes) en el centro oeste argentino. Digo la cordillera, cuadernos de viaje va y viene entre el producto final y el camino realizado en la cordillera para mostrar no sólo las telas pintadas sino también la travesía que significa expresar el arte a través de la realidad y desde un punto de vista propio. También presenta la amistad entre ambos pintores, su vínculo más allá de la profesión que los lleva a emprender la travesía y el hecho de colaborar conjuntamente en una misma obra. El director aprovecha para dar protagonismo a la cordillera y al paisaje como el eje del documental, con un gran fotografía captada gracias a la utilización de drones y planos amplios del Aconcagua. Pero tampoco se olvida de los planos detalle en las obras pintadas para mostrar la intimidad del proyecto. Digo la cordillera, cuadernos de viaje de Ciro Néstor Novelli es un documental equilibrado para todo amante de la pintura y de la naturaleza.
El actor Jonah Hill (Comando Especial, El lobo de Wall Street) debuta como director y escribe En los 90, la historia de un joven de trece años que intenta pertenecer. Stevie vive en Los Angeles, con una madre ausente y un hermano abusivo. Trata de encajar a toda costa y un día se hace amigo de un grupo de adolescentes que andan todo el día en skate y viven sin ninguna preocupación, aunque en definitiva solo intentan escapar de la realidad. En los 90 refleja una generación previa al boom de la internet (algo que parece imposible para aquellas del nuevo siglo). Jonah Hill cae en lugares obvios para remarcar la época, pero no por eso está mal. La música, los videojuegos y los posters son algunos elementos que utiliza para ubicar al espectador, y cada uno está meticulosamente pensado para no desequilibrar la puesta en escena. Principalmente la generación de los 90 vivió su época dorada del skate. En cualquier parte del mundo, andar en skate era parte de un estilo de vida. En cualquier parte del mundo, andar en skate era parte de un estilo de vida. La película lo demuestra como un escape, un desafío de la autoridad y un lugar donde se plantean reflexiones, miedos y promesas de un futuro mejor. El film fue filmado en 16mm y un encuadre de 4:3 (a diferencia de las películas modernas que son panorámicas en 16:9). El granulado y la textura de la imagen juega con esta idea de estar viendo un video casero filmado por los mismos protagonistas de la película. Por último hay que destacar la labor del elenco, que sin ser actores profesionales, entienden el ritmo de sus personajes, su forma de hablar y gesticular dentro de la época.
Alejandro Gallo Bermúdez presenta su ópera prima Encandilan luces, viaje psicotrópico con los Síquicos Litoraleños, un surrealista documental que sigue a esta banda correntina de Curuzú Cuatiá. El film comienza en el pueblo rural de Curuzú Cuatiá donde surge la extraña fusión vanguardista de los Síquicos Litoraleños, un grupo que fusiona chamamé con un ritmo futurista, disfraces y un viaje astral. El éxito under de sus canciones los lleva a rincones del planeta como Holanda o Inglaterra. Incluso a lanzar un álbum con un sello discográfico del Líbano. Lo que tiene de interesante Encandilan luces, viaje psicotrópico con los Síquicos Litoraleños es cómo va utilizando los testimonios de aquellos lugareños de Curuzú Cuatiá, cómo ha influenciado su música a otros grupos en el panorama nacional como Los Saltimbankis y también las respuestas y repercusiones en el público extranjero donde los catalogan como los «Pink Floyd de los pobres». El trabajo de Bermúdez tampoco es ajeno a la psicodelia y extrañeza del grupo. El documental, a la par de los testimonios, conjuga escenas de archivo, música e imágenes que se fusionan con las letras de las canciones u otros elementos naturales. Hay una idea de que cómo la banda no se toma en serio su trabajo, el film respeta la misma impronta. Por la manera que está editado, muchos podrían pensar incluso que estamos ante un documental falso. Esta idea divierte al espectador y se ríe ante lo absurdo de la historia. Encandilan luces, viaje psicotrópico con los Síquicos Litoraleños de Alejandro Gallo Bermúdez, es una road movie de los sentidos. Da datos e información sobre la banda pero, fiel al estilo de sus protagonistas, el director rompe la estructura de un documental clásico y deja que el espectador se deje llevar.
Desde España y sumando una coproducción con Argentina y China, llega Bikes de Manuel J. García. La historia de Bikes sigue a Speedy, una bici de montaña que trabaja como cartero en la ciudad Spokesville. Este pueblo está orgulloso de tener un ambiente y un aire limpio, con mucho orden en sus calles. Todo cambia cuando Rock Bikeson, el héroe local, llega para presentar el motor de gasolina. El pueblo queda fascinado por esta nueva idea y se despreocupa de sus ideales, sólo para caer en la manipulación de los banqueros que controlan el pueblo. Bikes llega un poco tarde a la hora de contar una historia que ya hemos visto más de una vez en películas animadas. En primer lugar, tenemos una versión diferente de Cars pero con bicicletas. Y si esto fuera poco, el concepto de la modernidad frente a la tradición pueblerina es algo que ya fue contado, por ejemplo, en Metegol. Lo único que funciona porque está recalcado una y otra vez es el mensaje ecológico contrario al motor, el humo y el caos, frente a la ordenada y limpia ciudad de las bicicletas a pedal. La animación de Bikes es un poco rudimentaria, dejando de lado el presupuesto que tuvo la película. Tiene la difícil tarea de convencer a los chicos que están acostumbrados a los productos de las grandes compañías. Bikes de Manuel J. García tiene los valores clásicos de una película animada para chicos pero no aporta nada nuevo al género.
Chris Renaud (Mi villano favorito) y Jonathan del Val, que debuta como director, vuelven al mundo de los animales en La vida secreta de tus mascotas 2. El film de la productora Illumination continúa la historia de Max y Duke. Ahora que su dueña se ha casado y tiene un hijo pequeño, el perro protagonista está sobreprotector. En un viaje de campo conoce a Rooster, otro can que le enseña a ser valiente y a aceptar los peligros del día a día. A la par, se cuentan las historias de Gidget, la perra que se hace pasar como gato para recuperar el juguete preferido de Max. Y por otro lado, el conejo Snowball, quien quiere ser un superhéroe y para ello ayuda a Daisy a rescatar a un tigre enjaulado por el malvado dueño de un circo. Las tres historias se cuentan de manera simultánea y terminan, un poco forzadas, uniéndose al final. La premisa del primer film, que buscaba más contar qué hacían nuestras mascotas cuando no las estábamos viendo, funcionaba un poco mejor porque se anclaba en algunos elementos reales o parodias del mundo animal. Este segundo film se olvida completamente del concepto y se convierte en una aventura previsible completamente orientada para el público infantil, pero que también lo termina subestimando. El concepto de mezclar la historia original con una película sobre superhéroes pareciera funcionar más por el simple hecho de que es un tema que vende, a que sea una idea realmente funcional a los protagonistas. La vida secreta de tus mascotas 2 busca un rumbo completamente diferente a la primera película. La historia podría haber sido resumida en un corto o mediometraje para televisión. La aventura del campo a la ciudad ya la vimos en decenas de filmes. Funciona pero no sorprende.
Juan Dickinson (Dolores) aborda la problemática de los perros salvajes en Tierra del Fuego en el film Perros del fin del mundo. El documental realiza un retrato sobre la amenaza que sufren los dueños de ovejas a manos de las jaurías de perros salvajes. Una problemática que se inicia en las ciudades cuando los animales son abandonados en los campos y los perros buscan comida adoptando su naturaleza más animal. Perros del fin del mundo trata de no tomar partido a la hora de presentar ambas realidades: la de los criadores de animales de ovejas y aquellas guarderías y veterinarias que intentan buscar una solución más pacífica a la problemática del perro salvaje. Los testimonios tienen fundamento y son presentados como un documental clásico, aunque por momentos varias ideas se hacen reiterativas. El documental intenta presentar la realidad para generar una concientización a la hora de controlar estos animales; no juzga ni tampoco encuentra culpables. También está presente el hecho de qué mostrar y qué no en una temática como la de este documental, habiendo varias escenas de animales lastimados o ensangrentados que podrían no necesariamente ser mostradas y de igual manera mantenerse fiel a la realidad. Perros del fin del mundo de Juan Dickinson es un documental para contar la realidad que está atravesando Tierra del Fuego. Es una obra que intenta concientizar principalmente a los dueños de estas mascotas.
La actriz Elizabeth Chomko debuta como guionista y directora de Lo que fuimos, una tragicomedia sobre una familia y cómo superar una enfermedad. Bridget (Hlary Swank) viaja a Chicago con su hija Emma (Taissa Farmiga). Van a visitar a Ruth, la madre de Bridget (Blythe Danner) que está enferma y perdiendo la memoria. Nicky (Michael Shannon), el otro hijo de Ruth, trata de convencer a su padre Bert (Robert Forster) de trasladar a su madre a un centro de cuidado de memoria. Mientras que Bridget trata de encontrar una solución para que todos estén conformes, ella también entra en conflicto con su hija depresiva y un matrimonio con problemas. Leyendo el argumento, Lo que fuimos pareciera apuntar al clásico drama familiar que cae en lugares comunes. Por momentos, esa hipótesis se mantiene pero por otros trata de romper la estructura. Hay un gran manejo en lo que se cuenta y lo que se da por sentado con el fin de no ser reiterativo a la hora de narrar los conflictos del pasado. Los diálogos inundan de información pero también hay un par de escenas que marcan lo que sienten los personajes sin decirlo como Bridget corriendo o Nicky en su bar. A diferencia de otros films que hablan sobre el alzheimer, Lo que fuimos mantiene un equilibrio justo entre el drama y la comedia con una buena dosis de diálogos y grandes actuaciones. El trabajo de Swank y Shannon es muy bueno, algo habitual en ellos. También se destaca Robert Forster como ese padre que piensa que el amor es un compromiso irrevocable y que no ve más allá de su forma de pensar.
A una legua de Andrea Krujoski fusiona el folclore y la tecnología digital con la banda de Camilo Carabajal y también presenta el ecobombo, una propuesta ecológica de su compañera licenciada en Gestión Ambiental Ingrid Schonenberg, para proteger el exceso de tala de los ceibos. Camilo se embarca en un viaje para poder encontrar un equilibrio entre la producción de bombos y la explotación de los ceibos. Para ello visita plantaciones, conoce historias de artesanos y músicos. Pero al mismo tiempo, como su música que fusiona nuevos estilos digitales y clásicos, también se acerca a la UADE para ver cómo se pasa la música a un código de ADN para guardar dentro de una molécula. El documental de Andrea Krujoski conjuga los bellos paisajes que Camilo visita en el camino, pero al mismo tiempo presta mucho detalle al bombo leguero que es el verdadero protagonista del film. Desde su cruda materia prima, su historia como método de comunicación y finalmente el objetivo del músico con su proyecto ecobombo, para reciclar los bidones de agua y también plantar una serie de ceibos en una plaza en ingeniero Maschwitz. Es un trabajo íntimo que se aleja del documental tradicional y en donde la cámara acompaña la música, teniendo al espectador como un oyente más de la tradición del bombo pero también partícipe del aprendizaje de las nuevas tecnologías y las iniciativas ecológicas.
Otro estreno de la semana pasada en salas es el documental Kollontai, apuntes de resistencia, la ópera prima del director Nicolás Méndez Casariego. A fines de la década del ’70, militantes uruguayos exiliados realizan un congreso clandestino. Su objetivo es formar un partido para volver a Uruguay y reorganizar la resistencia contra la dictadura de Bordaberry. La denominada “Campaña Alejandra” establecerá contacto con cientos de uruguayos y se convertirá en uno de los hitos de la resistencia antidictatorial del continente. Kollontai, apuntes de resistencia es el primer largometraje del director Nicolás Méndez Casariego y retrata, paso a paso, el camino de resistencia hacia un objetivo que se empieza a lograr gracias a la unidad de un pueblo. El director presenta de manera audaz testimonios, recortes periodísticos, imágenes de archivo e incluso representaciones de los eventos. Esa mezcla logra un documental mucho más dinámico. Es un trabajo riguroso y con mucho peso en la edición final. Da cuenta del llamado Plan Cóndor y cómo se conformaron las diversas dictaduras en América Latina, haciendo foco también en Argentina. El documental cierra con la frase «siempre que haya dictadura va a haber gente que va a resistir, sin medir mucho las consecuencias».
El jueves pasado se estrenó el thriller peruano Rapto de Frank Pérez-Garland. Sebastián, alumno de fin de año de la carrera de derecho, es parte de una familia con un buen pasar económico. Un dia su abuelo es secuestrado y los responsables le dan cuatro días para encontrarlo revelando una serie de secretos que muchos no quieren que salgan a la luz. El film Rapto empieza con dos escenas que parecieran estar construidas subestimando al espectador. Primero muestra a Sebastián y sus amigos en una fiesta sin preocupaciones y con la mirada de desdén de su abuela, por lo cual ya sabemos la relación entre la familia y cómo el personaje tendrá un arco argumental que cambiará al final de la película. Por el otro, vemos a los mismos jóvenes en una clase de abogacía debatiendo las diferencias entre justicia y venganza por mano propia. Explicaciones tan marcadas que parecieran estar puestas para dar entender que este debate es el que va a suceder a lo largo del film. Este thriller de secuestro y venganza por un crimen del pasado está construido de manual. No hay sorpresas ni giros argumentales. E incluso, por momentos, se esfuerza por incluir extensos diálogos para hacer aun más simple el enigma. Además las interacciones entre los personajes son poco verosímiles, a lo que se suman flojas actuaciones en el reparto. Rapto de Frank Pérez-Garland es una película sobre secuestros que ya hemos visto decena de veces. Sin aportar nada nuevo al género, pero también fallando en hacer atractiva la trama.