Espíritu aventurero La introducción de un personaje clásico del cómic mundial como Tintin en el cine fue con los antecedentes de "Tintin et le mysteré de la toisón dór" (1961) y "Tintin y las naranjas azukles (1964), ambas de producción francesa con actores, en tanto que después serian las animaciones: "Tintin en el templo del sol" (1969) y "Tintin y el lago de los tiburones" (1972), en los años 90 se estrenó una serie animada por la cadena HBO que superó todo lo anterior visto, y ahora se conjugaron: Spielberg director y Peter Jackson como productor. En esta ocasión se aunaron tres historietas combinándolas para desarrollo de un largo, que respecto a su animación da sobradas muestras de una notable, magnífica realización.A todo se le suma un guión perfecto, de vorágine total, de disfrute pleno, siendo el resultado final: un filme excelente, tan disfrutable como entretenido. Méritos de alta calificación cinematográfica, que desde el vamos arranca con una secuencia de títulos impresionante, muy a la manera de "Atrapame si puedes" también de Spielberg. Es eso: el arte del montaje y de la narración fílmica a full, un juego de video game que festejamos, celebramos, como pocas veces se vé hoy en el cine. Al decir del especialista Fernando Martín Peña esto es "Alegría sin fin..!!".
Imparable Genuino cine de súper acción que trae de vuelta a Tom Cruise - también productor - en la piel del agente Ethan Hunt, qué va al mejor estilo James Bond y aún sumándole peripecias y desafíos que hacen quedar al "Hombre Araña" casi casi como un porotito de soja. Brad Bird, anterior director de las animaciones "Los Increibles" y "Ratatouille" (ambas Pixar) toma el timón de esta aventura imparable, que a causa de un ataque terrorista que vuela al Kremlin, inicia una rápida carrera cargada de adrenalina, emociones y peligros constantes, como siempre estas situaciones semejan a una montaña rusa descontrolada, que arranca en Budapest, y continúa por escenarios reales de Moscú, Dubai y Bombay. Cruise no está solo en el equipo agregan meritorias, eficaces participaciones: el ingenio de Simón Pegg -visto hace poco en la inteligente comedia "Paul"-, la belleza superlativa de Paula Patton, y un Jeremy Renner que jamás pasa desapercibido como actor en sus roles. Esta nueva "Misión" supera quizás en mucho a sus anteriores antecesoras, su intensidad de aventuras -algo similar visto en la excelente "Las aventuras de Tintin" de Spielberg, esta misma semana- es un muestrario de montaje, fotografía y edición formidable. Entretenimiento puro, sin escalas, el verdadero y genuino cine de distracción en su mejor ejemplo. A disfrutarla.
El camino de los sueños Como definir una película como interesante, disfrutable, simple para muchos espectadores -o sea "pochocleros" abstenerse en estos casos-, que es casi mágica, de pocas palabras, y que lo que se habla o dialoga, es lo necesario. Para qué más? para qué música? Si ese viaje posee un ruido característico que nos hace pensar que nosotros estamos acompañando por la solitaria ruta a esos tres personajes: el parco camionero, y la joven mujer que viaja con su bebita de 5 meses a un lejano Buenos Aires. Que partieron desde Paraguay, con un acoplado lleno de troncos de acacias por transportar pero de pronto por un encargue este solitario hombre rutero deberá levantar a la madre y su hija. Viaje que en definitiva conduce a un destino emotivo o incierto, se sabe. Algún crítico porteño como Quintín ha defenestrado en parte este filme debut de Pablo Giorgelli y lo ha hecho de manera egocéntrica y jorobada, para una película que es significativamente sensible y no "sensiblera" como pueden catalogarlos trasnochados especialistas, que creen remitirse aquél cine argentino -que si lo era como un "tic" agotador- de Muiño o Sandrini. Nada más lejos. "Las Acacias" es una propuesta simple, mínima, nada del otro mundo, tampoco superadora de nada, salvo que en su economía de diálogos y situaciones, nos muestra su valor cinematográfico y por ende auspicioso para este nuevo realizador nacional. De lo mejor ofrecido este 2011 por la industria vernácula.
Suspenso al pesto En los años 70 hubo una oleada de títulos que conformaron un género de alto voltaje en suspenso e intriga, cuando no en buenos ejemplos del thriller y hasta los derivados más explícitos como el "giallo". Que director italiano no los hizo..? Por esa tradición es ahora que el debutante realizador Giuseppe Capotondi nos ofrece este filme de crimen y misterio, eso si: nada descabellado ni para tirar cuetes, pero si sobriamente hecho, entretenido, y de factura impecable. Todo se va dando con una serie de situaciones que atraviesa una camarera eslovena (la muy bella Kseniya Rappoport), el guión hará ir y venir la cosa para atrapar al espectador, como si se tratará de un juego de cajas rusas, con algo siempre guardado adentro -hay aquí en ejemplo una misteriosa foto tomada en Puerto Madero en Buenos Aires-, y asi se sumarán otros personajes que irán dando forma al relato cuyo traducible título original es "La hora doble" - y ya se verá el porqué-, bienvenido el género y más el procedente de la industria cinematográfica peninsular, un cine que siempre nos ha dejado títulos calificados y relevantes.
Como quien se desangra Violeta Parra es uno de lo nombres máximos del arte latinoamericano, poeta, cantora, recopiladora, artesana, pintora, pero sobre todo una mujer de vida desagarradora, el director Andrés Wood nos introduce en el mundo planteado del personaje, para ir de a poco armando un rompecabezas de secretos, frustraciones y alegrías. Hacía falta un filme sobre "la Parra", y Wood lo concreta con cierto aletargo en algunas escenas pero conduciendo un filme honesto, bien hecho y sobre todo de fuerza, ya que la actriz protagónica (Francisca Gavilán) es una talentosa insuperable, y hasta canta ella como Violeta, su escena brindando un recital en la Embajada chilena de París, entonando "Volver a los 17" es de antología realmente, como otras escenas: de niñita con su padre que canta en los bares, o cuando recorre las minas chilenas llevando su arte en una vieja furgoneta familiar, y ese paisaje ventoso, casi hostil de telón de fondo, completando una narración asimétrica, y para nada cronológica. "La canción es un pájaro sin plan de vuelo, que jamás volará en línea recta" nos dice ella, dejando observar porqué aún es un ícono del arte popular, o como nos sucede que nada es igual o simple cuando oimos su "Que he sacado con quererte", o "Casamiento de negros" (que no se oyen aqui, y por citar dos temas bellos) o fundamentalmente ese himno llamado "Gracias a la vida", todo legado mayúsculo de una artista completa y controvertida, visceral y tremenda, que vivió como sostenía aquel final de "Don Segundo Sombra"....."Como quién se desangra..".
La mujer inmensa Es curioso filmar una biografía en vida, aunque a veces suele ocurrir, bienvenida esta que toma la particular historia de Estela de Carlotto, y su realizador Nicolás Gil Lavedra la hace funcional, con verdadero respeto y sin caer en golpes bajos o esteretipos. La figura significativa de una mujer que salió a pelear la vida por la desaparición de su hija secuestrada primero y la recuperación de su nieto nacido en cautiverio después, qué demostró junto a muchas otras abuelas que podía ser posible la recuperación de la identidad de niños apropiados en tiempos de la dictadura argentina. Este filme es honesto y por ello consigue mostrar parte de la historia vivida con una recreación de época correcta, con un guión bien armado por Jorge Maestro y María Laura Gargarella, una eficaz labor actoral tanto de Susú Pecoraro -de notable peso y aproximación perfecta- como de Alejandro Awada que encarna a su marido Guido Carlotto -con economía de palabras, dando un increible capolavoro-, y hay una escena con Carlos Portaluppi que emocionará a la platea en general, y que no rebelaremos aqui. Merecido filme, casi de obligatoria visión para todo aquél que le importe el pasado nacional como el futuro, porque la lucha sigue, siempre, esa mujer inmensa nos enseña, nos da un ejemplo infinito.
Una de Virus Steven Soderbergh dirige esta historia de pandemia y crisis sanitaria, no lo hace ni con estridencias o barullo marketinero de escenas tremendas sino con austera pretensión de entregar un guión que atrae por ratos, y otros no tanto. Desde iniciada la trama -con Gwyneth Paltrow en un aeropuerto de Hong Kong con rasgos de haber contraido algún virus enfermizo- y hasta bien entrada la historia, este realizador muestra un atractivo filme de inmejorable edición -el montaje es bueno-, pero luego todo se aletarga un poco con demasiado discurso y búsqueda nerviosa de lo que produjo la cosa. Hay en el medio, un periodista rebelde bloguero que denuncia (Jude Law), un médico responsable y ético (Laurence Fishburne), el marido del personaje de la primera enferma (Matt Damon), otra especialista (Kate Winslet), una médica más que viaja adonde parece está el origen de todo (Marion Cotillard) en la parte que quizás parece más descolgada de la historia, y tambien en breves roles actores de la valía de Elliot Gould o John Hawkes, sin dejar de mencionar a esa estupenda actriz -va de Dra. también- llamada Jennifer Ehle, que parece un calco total de Meryl Strepp en lo físico y rostro, y que es quién más se juega en el relato como "Conejito de indias" de la ansiada vacuna. Sin las dosis elementales de espectacularidad ni de escenas tensionantes, Soderbergh contruye un filme que al espectador por momentos sorprenderá un tanto con las dudas del mundo sobre el cual estamos parados y a expensas de cualquier situacion límite, nadie dejará de relacionar todo esto con la pasada Gripe porcina del año 2009.
Las Circustancias del Amor Pierre tiene un hijo que abandonó a su esposa con dos críos, y no tiene mejor idea que llevar a su nuera junto a sus pequeñas nietas a una alejada cabaña, ubicada en un inmejorable paisaje de montañas y campiña francesa. Allí entre pesadumbres y quiebres de la joven mujer, Pierre entre copas de vino y un fuego abrigado de leños, narrará a la chica una increíble historia de amor, que según él asegura fué el verdadero idilio de su vida. La directora y tambien actriz Zabou Breitman -que aqui no actúa- ofrece una historia quizás ya vista antes (todos tenemos y/ o sufrimos una pasión así en la vida, ya sea para suerte o para desgracia), y rodea la narración yendo de París a Hong Kong -donde nace el romance-, de una atmófera intimista, precisa, con planos de ojos, cuerpos y manos que se dicen cosas, y certifica una propuesta por momentos conmovedora, melancólica, sobre las circustancias a veces profundas otras egoístas o cobardes que subyacen bajo las ruinas del amor perdido. El protagonista Daniel Auteuil confirma que es un actor mayúsculo, genial, que muchas veces con tan solo gestos define una escena, sin recurrir a la palabra, y la hermosa actriz canadiense Marie-Josée Croze está estupenda en el rol de Mathilde, ese amor perdido, sanguíneo, y desestabilizante. Quienes gusten de un cine distinto hallarán aqui una película recomendable.
La Duda Ser elegido Papa no es nada fácil, y menos si se tiene un estado angustiante, depresivo, casi fóbico, donde por ejemplo no da pié para enfrentarse a una multitud en los balcones de Piazza San Pietro, o simplemente hacerse cargo de la máxima responsabilidad católica del pontificado. Es así que deciden llamar a un psiquiatra -ateo para mas datos- como solución terapeútica para superar la crisis. Y un profesional en medio del Vaticano, es algo así como un goy en una sinagoga. Nanni Moretti, notable, inteligente, como director construye una pieza reflexiva, llena de humor absurdo, no exenta de cierto cinismo, con ese Papa lleno de dudas, que alguna vez soñó ser un actor teatral, que siente que no conoce tanto el mundo de la calle que habitan los seres comunes, y que al mostrarse tan vulnerable, muestra a su vez rasgos de esta sociedad actual. Nanni aparece tambien interpretando a un desbordante terapeuta, que en los momentos grupales junto al conjunto de cardenales que aguarda, halla algunos de los mejores momentos del filme, que obviamente no es para nada anticlerical, de hecho no establece crítica hacia la iglesia, sino que narra las vicisitudes de la fé, que es otra cosa. Michel Piccoli es el Papa, sabio actor, veteranísimo, de los únicos privilegiados de haber actuado bajo batuta de realizadores tales como: Buñuel, Jean-Luc Godard, Alfred Hitchcock, Alain Resnais, Louis Malle, Marco Ferreri, Costa-Gavras, Clouzot, Agnes Varda, Chabrol, etc etc , que demás está decir está en las cumbres de la actuación/composición del personaje protagonista de la trama. Quizás "Habemus Papa" no sea un filme extraordinario, pero si elogiable, recomendable, aplaudible y entrañable, o acaso se pueden explicar las bellas escenas donde se oye la voz de nuestra recordada Mercedes Sosa cantando "Cambia, todo cambia"...???.
El Amor en los tiempos de la Incomunicación Vivir es un arte difícil, hallar el amor genuino otro tanto, encima de ser habitante de gran urbe con fobias, estados de ánimos cambiantes, abrumados por el trabajo e inmersos en cierta soledad social, bueno es cosa corriente hoy día, y eso es lo que rodea a los personajes protagónicos de este filme -basado en un primer corto- del director Gustavo Taretto. Martín (Javier Drolas) asoma solamente por los mundos virtuales de la red, vive en su monoambiente y tiene por compañía un perrito heredado de su ex, en cambio Mariana( una sólida Pilar Löpez de Ayala, actriz española en ascendente carrera), vive en un dpto tan desordenado como lo está su cabeza. Y ya sabe uno como sutil espectador de esta comedia romántica y con mucho humor, con una notable puesta fotográfica, que algo ocurrirá para que ellos se conozcan. Pero lo destacable de esta propuesta fílmica es que lo rico del guión será precisamente esto, que ambos irán a través del relato y de las cuatro estaciones del año, vinculándose o transcurriendo con otra gente y/o personajes secundarios, para ensalzar la historia, que observa claras influencias del cine de Woody Allen -de hecho en un momento aparecen escenas de "Manhattan", que uno de los personajes ve en su DVD-, en unos curiosos secundarios están Carla Peterson, Adrian Navarro, Rafael Ferro, Inés Efron y hasta un inexplicable cameo de Jorge Lanata. El resultado del amor aquí es el muy buen, casi óptimo que surge de un realizador personal e inquieto por narrar esas historias que nos gustan ver en esto áridos tiempos de la incomunicación que nos rodea.