Una verdadera sorpresa constituye la llegada este nuevo largo animado, que en la Disney decidieron producir con mucho tiempo de anticipación, sumando a la dupla Clements-Musker que antiguamente habían dado "Aladdin" y "Hércules", y que aquí redoblan la apuesta volviendo a las fuentes de una animación ágil, divertida, y brillantemente narrada. Tiana no es una princesa ni ahí, solo es una laburadora que junta propinas y trabajos con la idea de poner su propio restaurant con números vivos y así prolongar los no concretados sueños de su padre. Asegura que no tiene ni tiempo para mirar chicos, una situación peculiar hará que se encuentre en plena noche de "Mardi-Grass" -ese carnaval tan típico del sur norteamericano- con un principe sapo que desea volver a ser humano y asi por una confusión la historia pegará un giro inesperado alejándolos de la maravillosa Nueva Orleans y enfrentando peligros varios en los pantanos de Louisiana. El tema es que no se trata de una animación más, sino de una muestra de valores artísticos que comandó Mr. Lasseter como productor-hombre-Disney, a quien entre otras cosas se le debe la talentosidad de "Toy Story". "La princesa y el sapo" suma a favor, hay referencias de clásicos genuinos: el personaje del Cocodrilo jazzero es una mezcla del Rey Louie y Baloo de "El libro de la selva" o tienen en algún punto reminiscencias de "Los Aristogatos", o un permanente homenaje a la cuna del jazz negro -hay notables números musicales que nunca aburren y son muy divertidos como el del villano con juegos de sombras y cierta resaltación "lisérgica" que a su vez remite a los muy recordados de "los elefantes rosas" de "Dumbo", o pasajes de "Alicia en el país de las maravillas". Los coloridos son notables, como la música del maestro Randy Newman, y basicamente al filme se lo describe como una verdadera comedia de situaciones, con sus enredos bien marcados, determinando un producto de los mejores vistos en los últimos tiempos, no distante de los productos de esa prima "cool" llamada PIXAR. Obviamente tambíen parece politicamente correcta en plena era Obama, pero no hay que pensar eso y solo ir a disfrutarla en pantalla grande. Vale la pena.
El amor duele. Es verdad. No es tan solo el título de un exitoso tema musical de los años 70. El amor duele y sofoca a veces, y nos lleva a impensables acciones en pos de no vernos heridos por ello. Y además nunca aprendemos. Algo así es lo que le pasa a Leonard quién intenta suicidarse por un amor no correspondido, y además sufre transtornos bipolares, y por ello debe instalarse a vivir con sus padres. O sea venimos mal desde el vamos. Pero como la vida al decir de aquél otro "frikie" cinematográfico llamado Forrest Gump: "Es una caja de sorpresas", a Leonard se le cruzan casi al mismo tiempo dos mujeres: Sandra (hija de flia. amiga, encantadora, etc) y por otro: Michelle (atractiva, exótica, conflictuada, etc), lo cual tornará dificultoso el desarrollo de la historia para que Leonard opcione -guión fílmico, muy bien llevado por cierto por el realizador James Gray-, pero se sabe solo los musulmanes permiten tener acceso a dos mujeres al mismo tiempo. Hay que decir que este filme es una sorpresa ya que no solo tiene valores en su haber, como actuaciones meritorias: Joaquín Phoenix está excepcional, creible, notable como Leonard; Vinessa Shaw que ha laburado con Woody Allen tiene esa impronta de mina sensible, bella, ideal en su papel de Sandra, y Gwyneth Paltrow muestra que no es tan híbrida como solía parecer, aquí el cine es generoso y la revaloriza en su Michelle, un párrafo aparte para la madre que hace Isabella Rossellini que es mayúscula, con sus gestos y miradas silenciosas. Esta actriz ya es casi la reencarnación viva de su inolvidable madre: Ingrid Bergman -la de "Casablanca"-. No se queda atrás con una magnífica fotografía de una invernal Brooklyn en tonos grisáceos, ni una increible banda musical que incluye desde Dizzy Gillespie a "Una furtiva lágrima" de la ópera "Elixir de amor" de Donizetti, y más que nada este melodrama no acepta un final por allá que el público esperaba -o si....?-. En esencia esta peli es regocijante porque se acerca tanto y mucho a la realidad de las circustancias amorosas, a los afectos de pareja, o sea un tema mucho más álguido y peligroso que vivir mil estallidos o zafar de explosiones en una cinta de mucha acción. Se habla del alma humana. Casi nada. Je.
La pareja de enamorados que decide pasar un fin de semana en plena naturaleza (Lago Edén) ni remotamente imagina lo que les sucederá, al sentirse molestados por una pandilla de adolescentes motivados y regenteados por un igual pero absolutamente psicópata que determinará practicamente jugar al gato y ratón con estos dos que tan solo pretendian estar juntos y pasarla joya. La trama argumental muestra tanta crueldad, padecimientos y tormentos que seguramente cualquier espectador no advertido podrá pasar un rato angustiante ante la visión del filme, que excede por ratos su carga tortuosa y fuertemente violenta, resultando chocante. Pero respecto a lo que propone como cine deja bien asentada la locura colectiva y paranoia diaria a la cual estamos expuestos casi todos y que puede encontrarnos en la ciudad tanto como en un aparentemente tranquilo y agreste paisaje natural. Existen anteriores ejemplos desde bizarradas clase z como aquella italiana "Autostop rosso sangue" ("Corrupción se escribe con sangre", 1978, Pasquale Festa Campanile) a notables y excelentes como "Deliverance"("La violencia está en nosotros", 1972, John Boorman), que con historias similares han perturbado al espectador desde la pantalla. En lo actoral, la protagonista Kelly Reilly es tan hermosa como acertada en su rol, y los integrantes de la gavilla cruel tienen su presencia ajustada. No es tarea fácil verla, ya que movilizará y molestará al espectador en su butaca pero también uno puede sostener aquello de que se trata tan solo de un filme, aunque a duras cuentas sobresupone que la violencia está instalada absolutamente en nuestra sociedad, y eso desafortunadamente no es un filme que empieza y termina.
Ay Dios, Roland Emmerich volvió a la carga con sus marketineros mega-proyectos fílmicos, que con sobreabundante promoción logran que el público acuda al cine ver sus mamotretos, sus bodriazos increibles y con el cine brillando por su ausencia. Aquí tomó con olfato comercial un asunto como el calentamiento de la tierra para someternos a los pobres espectadores a un pasticho intragable como fué por ejemplo su anterior "10.000 AC". Puro efecto digital que no asombra como uno puede llegar a esperar, porque se hace todo el tiempo mentiroso, poco creible, el héroe repentino (héroe porque quiere salvar a su familia) que interpreta John Cusack -que más bajo no pudo haber caido en su carrera-, corre sin parar salvándose por un pelo, lo cual isnta a que la gente en la sala se ría a carcajadas, y además durante todo el filme su corbata luce perfectamente ajustada pese a los estallidos, explosiones, lluvia de fuego volcánico, maremotos, terremotos, caidas, saltos, etc etc. Por ratos parece un película financiada por evangelistas, porque tiene un argumento que rebasa, y asquea en su contenido del pro-americanismo (del norte) de la era "Reagan": conservador, deleznable y moralista a ultranza. Sus modelitos a escala de "Arca de Noé" saturan, no se puede mentir tanto, el fastidio de los efectos digitales cansa a la vista, y a los sentidos, por eso la pregunta es "Hasta cuando Emmerich, abusarás de nuestra paciencia....??"- ahhh....y su final semicopiado de la joyita de los años 50 de CF : "Cuando los mundos chocan", nos sugiere ver cuanto encanto y fantasía naif había en aquellas pequeñas gemas del cine.
Clásico navideño por antonomasia: "A christmas carol" de Charles Dickens sigue funcionando a la hora de llevarlo a la pantalla, ya hemos dicho que existen muchas versiones, desde una donde el avaro Scrooge es Rico Mac Pato, y Mickey su empleado, hasta una con los Muppets donde el viejo miserable es Michael Caine, y el mismo sempiterno relato ha tenido tantas pero tantas versiones animadas, musicales, extrañas etc sin olvidar aquella británica "Scrooge" (1970, Ronald Neame, con un estupendo Albert Finney. Tampoco escapa de fuente de inspiración de la maravillosa "Qué bello es vivir! de Frank Capra con similitud de ideas. Ahora con modernísima digitalización, animación en renovado 3D, surge esta de Robert Zemeckis -de quien no hay que olvidar su saga de "Volver al futuro", "Forrest Gump", "Naúfrago", y otras-, hasta que un día descubrió que le gustaba más hacer animaciones que historias con actores de carne y hueso, y arremetió con "El expreso polar" y "Beowulf", ahora optó por retomar la trillada historia del avaro Scrogge que es de lo peor, quizás el tipo más egoísta de la literatura universal, pero dándole el carisma y la voz original de Jim Carrey. Y como se sabe será visitado por tres espíritus: de la navidad del pasado, de la navidad presente y de la navidad futura. Lo mejor de esta propuesta son los buenos aciertos de la digitalizacion , y se disfruta viéndola en 3D, pero el filme hay que decirlo, es lento, entra en estado de aburritis, está como puesto por ratos en pausa, y si a favor que genera bastante misterio, lo cual no es nada aconsejable de ver con los más niños de la casa, se van a asustar. La peli tiene los mismo pecados originales que poseía "Beowulf", cierta pretenciosidad que la vuelve de a ratos bucólica, lenta, pesada. También pasa con las animaciones, los personajes secundarios no están tan bien hechos, o sea son marcadas las diferencias y son llamativas las apoyaturas de caras reconocibles de actores en personajes, como Bob Hoskins, Colin Firth y Gary Oldman. La verdad que para quienes gustan de los relatos oscuros, les va a encantar, pero todo en medida justa y nada más que eso.
Este filme marca el debut como realizador de Guillermo Arriaga, guionista y colaborador del director Alejandro González Iñárritu, juntos escribieron "Amores Perros", "21 gramos" y "Babel". Dentro de una misma línea fílmica, o sea esto de historias que se cruzan pero finalmente en un punto se encuentran, cosa que por otro lado podría suponerse muy borgeana, Arriaga ofrece una serie de personajes algo y/o bastante sufridos, vaqueteados y signados por un pasado llamativo o un presente pesimista.Pero todo puede determinar un futuro distinto y hasta menos pesado. Por un lado, la mujer (Charlize Theron, estupenda, de gran perfomance actoral) que enmascara su desenfrenada vida sexual, intentando ocultar un pasado hiriente, por otro la niña que vive con su padre aviador y soporta el accidente que a este le ocurre, razón que traerá consigo verdades desde algún lugar del tiempo, y finalmente los adolescentes que se unen cuando descubren que sus padres fueron amantes apasionados. Un melodrama de aquellos constituye este ópera prima, con todos los elementos que depara la existencia del alma humana. Por momentos con cierta quietud, por otros con una aceleración dura de los hechos, pero sin dudas correcta, bien fotografiada y logicamente muy bien actuada por un elenco actoral homogéneo, donde sobresalen la Theron, una reaparecida Kim Basinger en curioso rol y la joven Jennifer Lawrence como la hija de esta última. Recomendable para quienes deseen apreciar un cine de hondo contenido dramático, conmovedor y profundo para soltar la lágrima.