Tras su paso por el Festival de Cannes, llegó a nuestra cartelera la biografía de uno de los iconos de la música pop de todos los tiempos: Elton John (quien demostró su emoción y felicidad durante la proyección de la película en el festival). Con dirección Dexter Fletcher, un actor y director de cine inglés, que ha manifestado las ganas que tiene de ahora dirigir una película sobre Madonna (corren tiempos de biopics), y el protagónico impecable de Taron Egerton (“The smoke”, “Kingsman”), cuyo nombre saltó al estrellato y a la popularidad masiva luego de esta película. Tras el éxito en ventas de la biopic de Freddy Mercury (“Bokemian Rhapsody“), que se alzó con varias nominaciones y premios (entre ellos el Oscar a mejor actor a Rami Malek el año pasado), la vara para el espectador de este tipo de filmes no había quedado baja: el filme de Bryan Singer logró transmitir la emoción y el espíritu de Freddy para muchos de los seguidores de la banda, espectadores de cine y parte de la crítica. Rocketman por su lado alcanza el objetivo con creces: transmite la emoción y la calidad cinematográfica que se esperaba y sorprende con una estética impecable, actuaciones sólidas, y una fluidez narrativa que no encuentra fisuras. Elton John (quien también es productor ejecutivo de esta película) decide trasladarnos a su infancia y recorrer junto a él sus vínculos personales (relaciones que lo marcaron como persona y con las cuales tuvo que luchar durante toda su vida para seguir adelante), su pasión por la música, sus sueños, y por supuesto, su salto a la fama a muy temprana edad y las consecuencias de volverse millonario y de tener todo lo que podría un artista desear, y sin embargo no sentirse realizado en su faz personal. El pequeño Reginald Dwight frente al piano y sus primeras notas, el chico de 11 años que logra acceder a la Royal Academy Of Music por su talento, el joven que decide dedicarse a la música para toda la vida, compositor talentoso y empedernido, trabajador incansable, artista revelación en su época, icono pop millonario, apasionado, todo eso fue y es Elton John, y la película lo expone con alegría, emoción, glam y estilo, pero lo más logrado sin duda es como Fletcher también recorre el lado más oscuro del artista y que decide contar desde la primera escena, un Elton desmejorado, adicto, devastado emocionalmente, extasiado, y que decide pedir ayuda para seguir luchando: porque no todo fue brillo y éxitos en la vida de uno de los hombres más talentosos en el campo de la música. Y al mencionar la palabra música hay que destacar, más en este tipo de películas, no solo los cuadros musicales de gran despliegue visual si no también a la banda sonora de Rocketman, integrada por temas compuestos y grabados por Elton John para que sean interpretados por Taron Egerton. En un comunicado, el artista confesó que le confió al productor musical, compositor y multiinstrumentista británico Giles Martin el trabajo musical de Egerton. Y lo cierto es que el resultado es muy logrado, la banda de sonido encuentra en la voz e interpretación del joven actor todo aquello que cada tema tiene como objetivo transmitir. Les comparto el link de la banda sonora completa, que pueden escuchar en Spotify: Con rubros técnicos de primer nivel, donde se destaca, por supuesto la música Matthew Margeson, el diseño de producción, la dirección de arte y el vestuario (a cargo de Julian Day), esta biopic es una de las opciones cinéfilas más recomendables. ¡Contundente, ambiciosa y muy bien lograda: más que recomendable!
“Infierno grande”, el último filme de Alberto Romero, co-guionista de “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?” y director del premiado corto “La loca matilde”, es una pequeña pero muy lograda historia con elementos de road movie y de western moderno que pone el eje en el poder de una mujer que ha decidido escapar para encontrar la liberación que anhela. La historia plantea el retorno de María (Guadalupe Docampo) al lugar donde nació, un remoto pueblo del cual nadie habla bien pero que para ella significa el escape que necesita. Maltratada por su marido (Alberto Ajaka), María toma la decisión de emprender este viaje con un embarazo avanzado a cuestas. Una mujer que toma una decisión y está dispuesta a todo por cumplirla. Muchas veces los temas en el cine se vuelven esclavos de las formas. Rompamos todas las cadenas que podamos, las formales, las creativas y sobre todo aquellas que nos impone un orden social injusto que, como bien sabemos, se va a caer. Alberto Romero La estepa pampeana, los indios que allí vivieron, la mística de aquellos lugares, se convierten en un contexto en donde lo real se mezcla con lo fantástico y las posibilidades de “creer” o no en ciertas situaciones que la película plantea se convierte en decisión del espectador. Con sutileza e inteligencia el director nos hace participes de una historia que mantiene el climax hasta el último minuto. Su mirada está enfocada en el protagónico de Guadalupe Docampo, quien desde un primer momento se hace cargo del filme con el profesionalismo que la caracteriza. Con un elenco muy acertado y roles bien delineados, “Infierno grande” es sin duda una sólida propuesta de cine argentino.
Se acercan las vacaciones de invierno y las carteleras de cine dan cuenta de ello: este jueves llega a los cines “Aladdin”, la nueva “live action” de Disney, dirigida por Guy Ritchie (Sherlock Holmes, The Man from U.N.C.L.E.), escrita por John August (Dark Shadows, Big Fish) y Ritchie, y protagonizada por Will Smith, Mena Massoud, Naomi Scott, Marwan Kenzari, Navid Negahban, Nasim Pedrad, Billy Magnussen, Numan Acar. Basada en el clásico animado de Disney de 1992, Aladdin narra la historia de amor que surge entre un joven que vive en las calles y se rebusca la vida robando objetos junto a su simpático y pícaro mono y la princesa Jasmín, única hija de su padre, el Sultán de Agrabah. Para cumplir su sueño de estar junto a la bellísima Princesa, el joven Aladdin deberá contar con la ayuda de un ser extraordinario y poderoso, que además se convertirá en uno de sus mejores amigos (al ritmo de la canción “Friend like me”): el Genio, interpretado en esta entrega por Will Smith (Ali, Hombres de negro). De las gratas sorpresas que tiene esta película destinada al público infantil, no cabe dudas que la actuación de Smith es la principal. El reconocido actor admitió que se inspiró en ‘EL PRÍNCIPE DE BEL AIR´para componer este personaje, a la vez que confesó tener miedo de no ser tan bueno como el Genio que en su momento compuso el inolvidable Robin Williams. Lo cierto es que Smith crea un Genio divertido, sensible, y con mucha energía que no decepciona. Otro de los personajes que logra lucimiento en varias escenas es el de la princesa Jasmin, interpretada por Naomi Scott: la actriz, modelo y cantante indio-inglesa tiene un rol fundamental, pues el poder de la mujer es representado con su potente y hermosa voz en una de las escenas más emotivas de la historia. Naomi Scott is the beautiful and self-determined princess jasmine in Guy Ritchie’s live-action adaptation of Disney’s animated classic ALADDIN. Esta versión, mas allá de algunas licencias artísticas, no se aleja demasiado de la película animada y eso es una garantía: el relato es efectivo, tierno y con un mensaje que atraerá a los más chicos. El ritmo, no solo de la película, sino también de la música de Alan Menken mantiene al público con una sonrisa esbozada durante varias escenas del filme. Con rubros técnicos de primer nivel e impecables efectos visuales, Aladdín tiene un background que la favorece: La película animada de 1992 fue protagonizada por Robin Williams y presentó canciones tan memorables como la ganadora del premio Óscar “A whole new world” (“Un mundo ideal” en español) y “Friend like Me” (“Un amigo fiel” en español). Recaudó más de 502 millones de dólares de taquilla mundial, lo que llevó a exitosas producciones teatrales en Broadway y en el extranjero, como también a giras por Norteamérica. Veremos que pasa con esta nueva versión que tiene gran encanto y divertidos momentos. Opinión: Buena +.
Tras su paso por el Festival de Cannes el año pasado, el filme de Stéphane Brizé se presentó en “Les avant premiere” y estrenó recientemente en una cartelera en donde el cine social y político no abunda. Afortunadamente, esta opción se convierte en la ideal para quienes buscan una historia comprometida en donde los conflictos gremiales y la lucha por los derechos laborales gritan presente. Vincent Lindon (“La aparición” 2017, “Rodin” 2017) , es el líder de un grupo de trabajadores, que frente al cierre de la industria automovilística donde trabaja, decide encabezar un reclamo sindical a fin de que esta cumpla con lo acordado tiempo atrás (recortes salariales a cambio de mantener el trabajo del personal), y así evitar que mas de 1000 obreros queden en la calle. Cámara en mano, Brizé fragmenta la película en dos grandes momentos, el primero, donde nos pone en situación del reclamo y la protesta de los trabajadores frente a los que manejan la compañía: los intentos fallidos de llegar a un acuerdo, la desigualdad de estos frente a los directivos, las innumerables reuniones burocráticas con diferentes responsables sin solución alguna, y otra segunda parte, donde una posible solución parece asomarse. Resulta interesante como la problemática social es relatada a lo largo del filme: los diferentes puntos de vista, el significado de la protesta y el sacrificio que implica mantener una posición frente a una realidad que constantemente parece estar en contra de lo “más justo”. Sin embargo, por momentos el hilo conductor resulta redundante, pues salvo por unos minutos en donde se exhibe el vínculo entre el protagonista, Laurent Amédéo (Lindon) y su hija, el resto del relato está por momentos sobrecargado de asambleas, discusiones y protestas. Con notables trabajos actorales, y un duro, pero necesario mensaje que contar, “La guerra silenciosa” es una película inquietante con un excelente guión, que sin dudas, no dejará indiferente a ningún espectador. Cinéfilos: están avisados.
Una de las apuestas más esperadas de este 2019 llegará “volando” este jueves 28 a las salas del país, y son muchos los que la están esperando: los que vieron la película original de Disney de 1941 (cuarto largometraje de Walt Disney Studios, basado en la novela infantil homónima de Helen Aberson e ilustrado por Harold Pearl), que ganó un premio Óscar a Mejor Banda Sonora de una Película Musical, y fue nominada a Mejor Canción Original por Baby Mine, y también aquellos que disfrutan del particular y vanguardista Tim Burton como director de cine (ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, Charlie y la fábrica de chocolate). Además de la dirección de Burton, “Dumbo” tiene un poderoso equipo creativo detrás de cámara: el guión es de Ehren Kruger (Ophelia, Dream House) y la producción es de Justin Springer (TRON: EL LEGADO), Kruger, Katterli Frauenfelder (Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children, Big Eyes) y Derek Frey (Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children, FRANKENWEENIE). En esta versión donde los personajes son interpretados por reconocidos actores del Hollywood, es dable destacar el impecable trabajo de producción y rubros técnicos en general: se aprecia desde el comienzo del filme cada detalle (diseño de producción, ambientación, vestuario, maquillaje, etc). Sobre todo, en las escenas que cuentan con la gran estrella de la película, Dumbo, podemos disfrutar de una dosis de ternura extrema. El elefante, tecnología y equipo de creativos mediante, logra atrapar las miradas y cautivar al espectador. No importa que edad tengas ni cuales sean tus expectativas, nadie puede negar el nivel de calidad con el que se le da vida a este pequeño gran héroe. A través de la historia mediante la cual Dumbo se convierte en la estrella del circo, con el fin de poder reencontrarse con su madre, Burton relata vínculos de amistad, la fuerza para alcanzar los sueños, el amor por la familia, de forma dinámica y emotiva. Como en la historia original, en esta versión los puntos sensibles también están presentes, por supuesto, pero sin hacer abuso de los mismos en ningún sentido, una escena bien lograda con la banda sonora del filme es suficiente para que la emoción aparezca. El elenco es sin dudas, otro gran acierto de “Dumbo”, Colin Farrell, Dani DeVito y Michael Keaton llevan adelante roles muy bien delineados, mientras que Eva Green (“Miss Peregrine…”), Finley Hobbins y Nico Parker, quienes realizan una notable labor, le aportan al filme ternura y simpatía. Como si estos nombres fueran poco, también podremos ver a Alan Arkin (“The Kominsky Method”) es un pequeño pero más que acertado personaje. “Dumbo” es un viaje sin escalas al corazón, que tanto grandes como chicos disfrutarán por igual, por eso recomiendo que no se la pierdan en la pantalla grande, a partir de este jueves 28 de marzo.
El cine iraní, tan bueno y reconocido a nivel internacional, pero que no siempre, lamentablemente, llena salas en nuestra cartelera, vuelve a exponer otra historia que no dejará indiferente a quien la vea: “La decisión”, de Vahid Jalilvand (Chaharshanbeh, 19 Ordibehesht, 2015), es un drama que atraviesa diferentes temáticas a partir de una tragedia que traerá consecuencias irreparables. El Dr. Nariman, es un patólogo forense, que tiene un accidente automovilístico con un motociclista y lesiona a su hijo de 8 años. Se ofrece a llevar al niño a una clínica cercana, pero el padre rechaza su ayuda. Pocos días después, en el hospital donde trabaja, el Dr. Nariman descubre que el niño fue llevado para una autopsia después de una muerte sospechosa. Ese hecho desencadenará en él un gran dilema en donde la moral, la culpa, el sentido del deber y el miedo se confunden: ¿es responsable de la muerte del niño debido al accidente automovilístico ó el niño murió por intoxicación alimentaria según el diagnóstico de otros médicos? Las consecuencias de este hechos no tienen vuelta atrás y el tormento de despertar cada día pensando que hubiera pasado si actuaba de forma diferente persigue a los personajes de este filme, una reflexión constante en donde se padece la decisión tomada. Un sutil relato acerca de lo que puede llegar a pasar a partir de un hecho accidental, ¿cuando es el momento de actuar? ¿hasta donde hablar, en que momento hacerlo?. “¿Cuántas veces hasta ahora nuestro miedo e incapacidad para expresar la verdad simple ha provocado una gran calamidad en la vida de los demás? No sé qué haría si estuviera en el lugar del médico protagonista, pero recuerdo vívidamente los momentos más simples en los que perdí mis miedos y mis dudas sabiamente. Esta película podría ser una elegía sobre la tumba del hombre que una vez soñé ser.”Vahid Jalilvand El director expone con una sutileza desgarradora la historia de este médico y la familia del niño fallecido de forma tal, que como espectadores, nos interrogamos al igual que ellos todo el tiempo sobre lo sucedido, un gran logro del guionista Ali Zarnegar. “La decisión”, que fue elegida para competir como mejor película de habla no inglesa en los premios Oscar este año, y que triunfó en el Festival de Venecia en las categorías de “Mejor director” y “Mejor actor”, tiene escenas tan crudas como inolvidables. Una muy buena película más que recomendable para los amantes del drama y del buen cine extranjero. Calificación: Excelente.
Todo poderosa, autosuficiente, justiciera (por supuesto) y también sensible y buena amiga: estamos hablando de “Capitana Marvel”, una de las películas más esperadas para los seguidores de la saga y los fans del recientemente fallecido Stan Lee, que vive en cada creación “marveliana”, y sobre todo en esta película que le rinde homenaje. Protagonizada por Brie Larson (ganadora del premio de la Academia por “La habitación“), Samuel Jackson y Jude Law, esta entrega que precede a la próxima “Avengers: End game“, está co-dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck y escrita por ambos junto a Geneva Robertson-Dworet. En el filme, en el que nos encontramos en un mundo futurista dividido por una batalla entre Skrulls y Krees, Vers (Larson), debe enfrascarse en una misión de alta complejidad junto a Yon – Rogg (Jude Law). Esa primera escena cargada acción, armas futuristas y seres metamorfos será el puntapié para conocer a “Vers/Carol/CapitanaMarvel”, su pasado, como llegó a ser quien cree que es, y demás cuestiones que no pueden revelarse. Marvel Studios’ CAPTAIN MARVEL..L to R: Maria Rambeau (Lashana Lynch) and Captain Marvel (Brie Larson) ..Photo: Film Frame..©Marvel Studios 2019 En la tierra, son los 90’s, y los rubros técnicos lo exponen muy bien, con música, vestuario y dirección de arte que traen cierto aire nostálgico como contrapunto de tanto futurismo en otros extraños sitios de la galaxia. En el marco de su aventura terrenal, Vers conoce a Nick Fury (Jackson), un agente S.H.I.E.L.D que la secunda a lo largo de los diferentes obstáculos y peligros que tiene que pasar. Marvel Studios’ CAPTAIN MARVEL..Nick Fury (Samuel L. Jackson) ..Photo: Film Frame..©Marvel Studios 2019 Los rubros técnicos, como la factoría Marvel nos tiene acostumbrados, son excelentes: los 90 y el futuro galáctico satisfacen lo visual y lo auditivo, por todo lo demás: persecuciones, personajes estereotipados, y todo el arsenal f bastante predecible desde lo narrativo, también está presente: nada nuevo que aportar salvo algún que otro personaje interesante que el espectador podrá o no descubrir. Si bien “Capitana Marvel” deja pocas cosas para que el espectador pueda imaginar, la película alcanza a cumplir con las expectativas del público que seguramente querrá encontrarse (y lo hará), con una super heroica capaz de batallar contra todos y todo.
Esta semana se cierra con el Día de la Mujer y oportunamente se estrena La voz de la igualdad, una biopic inspirada en la historia real de Ruth Bader Ginsburg, abogada pionera en la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres, y la segunda mujer en convertirse en miembro de la Suprema Corte de los Estados Unidos. Además en 2018, esta luchadora feminista también fue la protagonista del documental RBG, filme nominado a mejor largometraje documental en la última edición de los Oscar. La voz de la igualdad se inicia en 1956, año en el que Ruth es una de las seis mujeres que ingresa a Harvard para estudiar leyes. En una cena de camaradería para darles la bienvenida, el decano las invita a presentarse y darle “una buena razón” que justifique por qué están ocupando un lugar que debería ser para un varón. Ese comienzo ya nos habla del clima adverso y de los muchos obstáculos que debía enfrentar una mujer con aspiraciones a ser algo más que un ama de casa en esa época. A pesar de todo, Ruth sigue adelante y emprende una lucha tenaz por la igualdad de derechos que será la idea fuerza a lo largo de toda su carrera. Además de ser profesora universitaria, ella decide que los jueces tienen que aggionarse ante el cambio de época y entender los cambios en la sociedad y el rol de las mujeres a partir de los ’60, lo que implicaba revisar numerosas leyes que hasta ese momento consagraban la discriminación por género. La película está bien contada y resulta entretenida e interesante, a pesar de que se centra en temas legales que atañen a la Corte Suprema de EEUU y los vericuetos del sistema judicial estadounidense, que difiere del nuestro en el sentido de que los jueces no fallan sobre la base de un código, sino de los antecedentes que forman la jurisprudencia sobre la que se apoyan los principios jurídicos aplicables y las futuras decisiones emanadas de los tribunales. El filme matiza ese debate, que podría ser un tanto árido, con el romance entre Ruth (muy bien interpretada por Felicity Jones) y su marido y colega, Marty (buen trabajo de Armie Hammer), y la vida familiar, especialmente la relación entre madre e hija adolescente, lo que le aporta una dimensión humana al personaje de esta mujer diminuta que se plantó ante la injusticia como si fuera una gigante y cambió la historia de su país.
Este último jueves de febrero llega a las salas porteñas Border, una coproducción entre Suecia y Dinamarca dirigida por el joven director sueco de origen iraní Ali Abbasi, basada en la novela homónima de John Lindqvist, autor sueco de novelas de terror. La película viene precedida por los laureles de haberse alzado con el premio A Certain Regard en el Festival de Cannes de 2018, además de haber estado preseleccionada como candidata a Mejor Película Extranjera y haber sido nominada para Mejor Maquillaje en la edición 2019 de los Premios Oscar. En su momento la película pasó por las salas argentinas como parte de la semana de Cannes (2018) y nuestro especialista en cine, Fabio Albornoz escribió una reseña con su ojo técnico para @ociopatas: https://ociopatas.com/2018/12/21/cine-border-de-ali-abassi-candidata-oscar-2019/. Border nos va sumergiendo en una atmósfera extraña e inquietante en torno de Tina (sensacional creación de Eva Melander), cuyos días transcurren entre su trabajo en el control de aduanas en la frontera entre Suecia y Dinamarca, su casa en un rincón idílico y apartado del bosque, y las visitas al geriátrico a visitar a su anciano padre. Hasta acá es el devenir un tanto desganado de una vida bastante opaca y ordinaria, si no fuera porque Tina tiene ciertas cualidades, en particular su olfato, fuera de lo común, que la vuelven un ser muy singular. Un día esa rutina y su mundo familiar se ve alterada por la llegada de un extraño al que Tina percibe como un verdadero par que abrirá una puerta desconocida hacia el descubrimiento de su verdadera naturaleza. El título, tanto de la novela como de la película, es una de las claves para el espectador. El relato de estas criaturas que parecen sacadas de un libro de Tolkien o que quizás pertenecen a otra especie, una suerte de eslabón perdido, se desarrolla en una frontera entre dos países pero el director también intenta explorar otras fronteras: entre lo humano y lo animal, entre lo femenino y lo masculino, entre lo civilizado y lo salvaje, entre lo primitivo y lo monstruoso. Esta metáfora postmoderna retoma el debate filosófico sobre la naturaleza del ser humano que en el siglo 18 planteara el Emilio de Rousseau o Sarmiento con su Facundo (en el siglo 19), y también podría tener lecturas relacionadas con los atroces experimentos humanos del nazismo y con la apropiación de niños. Definir el género de esta película no es tarea fácil. Tal como lo expresa su director se podría comparar con una ópera de Wagner, donde la obra no se trata de una sola cosa sino de muchas y esa alquimia le suma una cuota de incertidumbre que resulta atrapante. En efecto, podríamos decir que es una especie de thriller psicológico que oscila entre un “cuento de hadas” nórdico y un relato de cine fantástico con incursiones en lo siniestro, lo que le da un tono que se podría comparar con las novelas de Samanta Schweblin. Probablemente si tuviera que sintetizar la impresión que causa la película, una vez que decantan un poco todas las sensaciones que genera (desde la ternura al asco), me inclinaría por decir que es un filme “inquietante”, de esas historias sin lugar para la indiferencia que te va a dejar pensando y que te obliga a abrir el debate en la mesa de café a la salida del cine.
Por Cecilia Della Croce TW: @cecidepalermo – IG: @cecidepalermook Obsesión nos lleva a la una isla paradisíaca en el medio de la nada llamada Isla Plymouth, donde el muy guapo y descamisado Baker Dill (Matthew McConaughey) trata de ganarse la vida como capitán del Serenity, un barco para excursiones de pesca, junto con su fiel ayudante Duke (Djimon Hounsou). El inconveniente es que nuestro héroe, una cruza entre Don Quijote y Robinson Crusoe, está empecinado con pescar un atún gigante que se le viene escapando hace rato (y que curiosamente bautizó como Justice). Entre esa obsesión por el “gran pez” y las muy frecuentes visitas al bar de pescadores donde Baker se gasta los últimos dólares que le quedan en el bolsillo, el emprendimiento para turistas con plata se le va a pique. Un buen día, la tranquilidad de la isla se ve alterada por la llegada de Karen (Anne Hathaway),una “femme fatale” un poco caricaturesca, de capelina blanca y anteojos negros gigantes, que resulta ser la ex del capitán, casada en segundas nupcias con un millonario maltratador; ella irrumpe en el bar al mejor estilo Casablanca para tratar de volver a seducir al padre de su hijo y lograr que la ayude a sacarse de encima al marido número dos. Hasta acá el planteo básico de la película que por supuesto después tiene una vuelta de tuerca que no voy a contar para no spoilearla del todo. Falta agregar un enigmático personaje: un hombrecito bastante extraño que, al mejor estilo del Conejo en Alicia en el País de las Maravillas, se la pasa media película recorriendo la isla vestido de traje negro y corbata finita, tras los pasos del capitán Dillon para entregarle la clave del revés de la trama de este micromundo donde nada es lo que parece. El problema es que el planteo básico está lleno de clichés y actuaciones acartonadas en trazo grueso, y la vuelta de tuerca no es todo lo inteligente y sorpresiva que el director y guionista quiere hacernos creer. La película intenta ser un tributo millenial a la idea shakesperiana que aparece en La Tempestad y que se podría resumir en esta cita de un poema de Edgar Allan Poe: “All that we see or seem/ is but a dream within a dream” (todo lo que vemos no es más que un sueño dentro de un sueño), pero resulta un intento fallido, con una historia enredada y pretenciosa. Obsesión es una especie de cóctel que lleva una medida de Moby Dick y una de The Truman Show con un twist de Lost, pero cae medio pesado.