Así como en “Sunset Boulevard” el cuerpo inerte en una piscina abría una de las películas más famosas de la historia y ese personaje mediante una cautivante voz en off se presentaba como un experto narrador que nos iría relatando todo lo sucedido, en “INICIALES SG” otro cuerpo, el del propio protagonista, ya no en una piscina sino en un rio, abre la película y así nos iremos introduciendo en la historia. La particular voz de Daniel Fanego como el narrador –uno de los grandes aciertos del filme-, nos irá brindando, poco a poco, los datos necesarios para ir conociendo algunas situaciones y pensamientos que tiene Sergio Garcés en su cotidiano, en un efecto de la voz en off que suma y acompaña al relato y las acciones (y no como muchas otras veces que ese off subraya y repite lo que estamos viendo en pantalla). Mezcla de antihéroe, perdedor o eterno secundario que presume de actor protagónico, SG ha desarrollado una carrera artística tan zigzagueante como sus propios vínculos. De sus múltiples trabajos como extra –inclusive en un festival llega a obtener un reconocimiento por la cantidad de películas incluidas en la programación en donde él participa como extra, aunque en algunas de ella su trabajo haya quedado fuera en el corte final- a actor protagonista de películas porno, sus amigos lo han apodado “Francés” justamente por aquella época en donde se ha dedicado a cantar covers de famosos temas del emblemático cantante Serge Gainsbourg. Este intérprete, astro de la canción francesa que ha sabido mezclar géneros tan disímiles como la “chanson” popular, el jazz y que ha incursionado, inclusive, en el pop es su gran referente personal. Gainsbourg ha sabido abordar varios géneros musicales, y lo mismo pasa con la propuesta que desde el guión y la dirección hacen a nivel cinematográfico Rannia Attieh y Daniel García, en su cuarta colaboración en conjunto. Ella es una directora nacida en Líbano y él es un texano, ambos viviendo en Manhattan, dispuestos a filmar esta aventura que tiene toques inexorablemente porteños y esta mixtura es otra de las rarezas que tiene el filme. La historia que pretenden contar intenta justamente no encuadrarse en ningún género en especial y por lo tanto, apuntan a la sorpresa permanente y a virajes que hacen pasar de la comedia al suspenso, del humor negro al retrato intimista, de cine independiente de autor a momentos de cine noir. Y no solamente comparten esa mixtura de géneros sino que el espíritu de Gainsbourg parece haber dejado marcas en Garcés / Peretti y este alter ego que construye por momentos este “francés” de San Telmo, se conecta por el consumo y las adicciones, una marcada misoginia, su espíritu provocador y ese encanto sombrío que tenía el cantante, que lo ha llevado a diversos problemas cuando fue involucrado en un escándalo con menores. El personaje de Sergio Garcés alcanza momentos de enormes sombras, coqueteando permanentemente con el límite del buen gusto, de lo desagradable, de lo patético, con la particularidad que además deberá lidiar con sus problemas de violencia y de manejo de la ira, que irán acompañando a los giros más potentes de la trama. Lo creativo y novedoso de “INICIALES SG” es que nada de lo que va desarrollando es previsible. Si bien hay una subtrama amorosa con el personaje de una distribuidora cinematográfica (Julianne Nicholson, a quien vimos en “Agosto” con Meryl Streep y Julia Roberts y que veremos en dentro de algunas semanas en la colombiana “Monos”) con quien tienen un amigo en común que los presentará y se cruzarán en ocasión de este Festival, el resto de los disparadores son sorpresivos y como espectadores nunca tenemos la certeza de intuir hacia dónde irá en la próxima escena. Nada es previsible. Nada puede anticiparse. Quienes vayan a ver al Peretti de “Mamá se fue de viaje” “Tiempo de Valientes” “Sin hijos” o “No sos vos, soy yo” saldrán tan desorientados como ha sucedido con el protagónico de Darín en “La Cordillera”. Peretti, en esta ocasión, no solamente demuestra todo su potencial y su capacidad de abordar cualquier personaje, sino que explora las zonas más oscuras, más incómodas y se entrega por completo a este Sergio que compone con un gran nivel de detalle, incluso en sus reacciones y sus comportamientos más desagradables. Basta verlo pasearse con un slip blanco raído y manosearse tumbado en un sofá de su lúgubre departamento, para darse cuenta de su total entrega a una composición despojada de sus anteriores personajes dentro de un cine más comercial, y que comparte en ciertos momentos, algunos rasgos y la negrura de su personaje en “Showroom”. La actuación de Peretti potenciada con un guión que elige no encasillarse en ningún lugar común y que busca permanentemente la innovación, son efectivamente el punto más alto de “INCIALES SG” A Julianne Nicholson se la nota ajena, con una química que no termina de amalgamar con el resto de la propuesta, pero no significa que no sea funcional a la trama y a lo que se pretende contar, aunque se extraña esa falta de complicidad que hubiese perfeccionado aún más el trabajo. Enmarcada en pleno Mundial, la pasión argentina por el fútbol es otro de los hilos argumentales, máxime que Sergio cree fervientemente que la suerte del seleccionado nacional está atada a la suya propia: ¿será que la selección pierde porque a él no le está yendo nada bien o que como la selección pierde su espiral descendente se acentúa más y más? Para cuando queramos encontrar una respuesta, Attieh y García nos regalan nuevamente como una gran elipsis, la misma evocación al “Sunset Boulevard” de la apertura, esta vez con otras connotaciones, otras reflexiones, una gran sorpresa y ese entramado que nos queda girando en la cabeza un buen rato después de abandonar la película.
No todo es Disney ni Pixar ni Illumination, hay vida más allá de Dreamworks Animation, las producciones de Fox o Sony Pictures. Justamente está Laika, un formidable estudio de animación que ha vuelto a poner en órbita a una técnica tan precisa y meticulosa como el stop motion, logrando notables trabajos como fueron “Coralline” “Paranorman” y “Los Boxtrolls”. Pero indudablemente lo que han logrado con “KUBO y la búsqueda del Samurai” ha dejado la vara muy alta, una película donde han mezclado diferentes texturas y técnicas dentro del mundo de la animación para narrar una historia hipnóticamente fascinante y es por eso que esta nueva producción de la compañía, se espera más que ansiosamente. Ahora llega el turno de “Sr. Link” (Missing Link – El origen Perdido) con el que este estudio que ya tiene más de una década de trayectoria, apuesta a un formato de animación más tradicional para contarnos la historia de Sir Lionel Frost, un valiente y apuesto explorador que se vanagloria de ser el investigador más destacado para abordar cualquier mito, cualquier monstruo que aparezca alrededor del mundo. Son varios los motivos que hacen interesante analizar esta nueva producción dentro del marco de la filmografía que ha desarrollado la compañía Laika. No solamente por la técnica de animación más convencional que tiene este nuevo relato sino que además se aleja por completo del tono gótico y sombrío de las primeras producciones y en cambio, se acerca mucho más al ritmo y a la acción pura de la película anterior, construyendo esta nueva historia que indudablemente se nutre del clásico cine de aventuras. En esta ocasión, Sir Lionel encuentra la oportunidad de que finalmente reciba el reconocimiento que se merece, demostrando la existencia de la criatura más legendaria del mundo. Es así como emprende el viaje al noroeste del Pacífico de Estados Unidos en busca de ese “eslabón perdido” en una época (fines del Siglo XIX) donde estos descubrimientos nos solamente lo podrían posicionar como un destacado hombre de ciencia sino también encumbrarse por sobre las eminencias europeas. Apenas encuentra este último vestigio viviente de los orígenes de la humanidad, obviamente se hará presente el humor a través del choque de culturas y es exactamente lo que el guion del propio director, Chris Butler, aprovecha y hace que aparezcan los mejores momentos de humor con un personaje que toma cada referencia literalmente y que tendrá que amoldarse a ciertos códigos sociales, aunque le cueste: hasta el propio Darwin se reiría de algunos ingeniosos giros que logra la historia en este primer momento de encuentro y de diferentes reacciones. La premisa de aventuras se duplica cuando este personaje en peligro de extinción intente vincularse con sus parientes lejanos y deban emprender el viaje a la legendaria tierra de Shangri-La, una tierra de misterio que encontrarán gracias a un secreto mapa que se encuentra en poder de Adelina Fortnight, que será la parte femenina del trío. Pivotando entre una pequeña historia de amor, romance, aventuras y humor “SR LINK” es un excelente entretenimiento que sostiene la calidad de los films del estudio y estéticamente, como en todas sus realizaciones, se encuentra siempre a la búsqueda de la perfección técnica sumada a una paleta de colores diversa con la que Butler juega en los diferente escenarios, marcando tonos bien diferenciados para cada tramo de la historia. Con permanentes referencias a las historias de Julio Verne y en particular, con una clara alusión a las aventuras de “La vuelta al mundo en ochenta días”, respirando por momentos un aire de aventuras de las grandes películas de aventuras en terrenos exóticos como “Tras la esmeralda perdida” o mismo “Los cazadores del arca perdida”, Butler logra una narración sólida y dinámica para esta propuesta. Sin contar, además, con el acierto en la versión con las voces originales de Hugh Jackman como Frost y Zack Galifianakis como Mr Link y las participaciones de Zoe Saldaña, Stephen Fry y Emma Thompson como una extraña emperatriz Yeti.
Se sabe que Sebastián de Caro antes que ser un cineasta (director de “Recortadas” “Rockabilly” y la más conocida del tándem “20.000 besos”) es un cinéfilo empedernido, un profundo conocedor de los géneros y un fanático obsesionado por los detalles. Es así como en sus films abundan las referencias cinéfilas de todo tipo, sabe jugar con la mezcla de géneros y construye un universo particular del que su última película “CLAUDIA”, no será la excepción. En este caso De Caro nos plantea la historia de Claudia, personaje central que da lugar al título del filme, una organizadora de eventos que se caracteriza por su meticulosidad, su rigurosidad y su obsesivo perfeccionismo, características que se exacerban más aún, a partir de un hecho traumático que vive momentos antes de un importante evento que debe organizar en nombre de la empresa para la que trabaja. Shockeada por estos sucesos familiares, deberá encarar la planificación de una importante boda donde a partir de una confesión de la propia novia de no querer casarse, todo comenzará a rodar de mal en peor, haciendo que la propia protagonista comience a sentirse en un espiral de descontrol interior. Si bien el tema de no tener un género definido y por momentos, intentar abordar las situaciones en un tono de comedia desenfrenada y para luego adentrarse en los códigos más típicos de una película de suspenso en el marco de un espacio cerrado como es el de la mansión donde se desarrolla el casamiento (con algunas reminiscencias a los personajes más recordados de Agatha Christie), coqueteando también con el cine negro y el del propio Howard Hawks, De Caro como gran cinéfilo plantea un banquete, un enorme festival ininterrumpido de guiños, en los que el espectador más entrenado podrá encontrar referencias de todo tipo y en grandes cantidades. El hecho de no querer encasillarse en ningún género le da un aire creativo y liberador que es sumamente positivo, pero al mismo tiempo la pretensión de rendir tantos homenajes y remitir a tantos géneros a la vez con esa enorme cantidad de referencias, termina haciendo que “CLAUDIA” comience a nadar en un tono indefinido que desconcierta al espectador y provoca, pasada la primera mitad del filme, cierta incomodidad que no la beneficia en absoluto. Lo mismo sucede con el protagónico de Dolores Fonzi, una muy buena actriz que no logra encontrar el tono exacto que Claudia necesita: su impostura para la comedia luce forzada y hasta pareciese notársela incómoda en una gran cantidad de escenas que se encuentran nutridas con diálogos demasiado frondosos –típicos del desborde verbal de De Caro- que le hacen perder fluidez en ese ritmo de comedia que en algún momento se propone. Un papel protagónico que, en principio, había sido pensado para Pilar Gamboa, una actriz que puede dar ese tono de locura y desborde permanente que Claudia requería y que, en la piel de Fonzi, no se logra enteramente. Laura Paredes (una de las cuatro actrices que conforman el famoso grupo teatral Piel de Lava, que han sido protagonistas de la controvertida “La Flor” de Mariano Llinás) está brillante en su rol de asistente y dentro del elenco, se destacan los muy buenos secundarios de Gastón Cocciarale, Julieta Cayetina y Santiago Gobernori y, por otro lado, vemos como un muy buen actor como Julián Kartun luce completamente desaprovechado en el rol del novio. “CLAUDIA” no solamente se jacta de armarse en torno a un juego de abundantes referencias cinéfilas sino que el propio director, en la presentación que realizó en ocasión de ser la película de apertura del último BAFICI, invitó a descubrir otras tantas como las múltiples imágenes de santos que aparecen en los márgenes de la pantalla como así también los fragmentos de cuerpos que remiten a una serie española de suspenso de la que De Caro se confiesa un fan absoluto. De esta manera, este nuevo opus de De Caro queda entrampado y limitado en su propia propuesta, pareciera beber de su propia medicina. Funciona casi exclusivamente como un juego “solo para elegidos”, dado que sin esas múltiples menciones al cine de género y al cine de autor, a esos guiños que pueden ir desde David Lynch a Alex De la Iglesia, pasando por Quentin Tarantino, Hitchcock y Orson Welles, la película no logra estructurarse en si misma ni sostener su eje por fuera de toda esta parafernalia de referencias cinéfilas. Los momentos de comedia se presentan como irregulares y sinuosos y los diversos puntos de interés que se presentan al inicio de la historia (con una impactante apertura con un video clip con Lali Espósito), se van diluyendo a medida que avanza la trama cuyo punto fuerte no es evidentemente la coherencia. Es así como “CLAUDIA” queda relegada a una especie de “cadáver exquisito”, a un Frankenstein donde sus partes no encajan a la perfección, dejando al descubierto enormes costuras, para que sus fragmentos, de una manera u otra, logren cohesión.
Jorge Piwowarski ha estado vinculado al mundo del cine desde múltiples ámbitos: es así como ha sido director y asistente de producción, camarógrafo, reflectorista, operador de steadycam y montajista. En esta ocasión se pone por primera vez detrás de las cámaras, dirigiendo la comedia “TODO POR EL ASCENSO” donde los dos pilares fundamentales en los que se apoya la historia son el fútbol y la amistad. Fundamentalmente atravesada por el fanatismo y la pasión que despierta ser un verdadero hincha, todo se exacerba cuando se sabe que queda un solo partido para que el club de los amores, Atlético Saavedra en este caso, logre ese ascenso tan deseado. En los días previos a esa final tan esperada para que se cumpla su sueño, Néstor y Rafa, dos completos fanáticos sólo esperan que llegue el día del partido y planifican su viaje a Mendoza para ese encuentro futbolístico que puede cambiar la realidad de su club… y la de sus propias vidas. Si bien el desarrollo que plantea el guion escrito por Federico Viescas junto a Jorge Piwowarski, es sencillo y con un formato que por momentos se apoya demasiado en el formato televisivo –que de todos modos le sienta perfectamente a la historia-, el acierto fundamental es que la película maneja positivamente esa cuerda costumbrista y las referencias al mundo futbolero, que le sientan tan bien a la trama. Justamente la anécdota es sencilla, liviana y simple: una comedia “blanca” donde los personajes son queriblemente tiernos y no tienen absolutamente ninguna doble lectura. Piwowarski dentro de esta estructura simple, sabe manejar el ritmo, las situaciones y de esa forma, acompañaremos a esta pareja despareja (los protagonistas son Ariel Pérez De María y Tomás Fonzi) desde sus preparativos entusiastas para el viaje, aportando también un tono de road movie a la película. Pero para que justamente aparezca ese ritmo de comedia de enredos, tendrán la inesperada visita de Fabián, un amigo en común que quiere sumarse al viaje pero que todos conocen por su famosísima característica de “mufa”. El club jamás ha ganado en ninguno de los partidos a los cuales él haya asistido, por lo tanto el principal objetivo de estos dos amigos, será deshacerse de él en forma inmediata, dado que su presencia en la cancha aseguraría un rotundo fracaso, arruinando absolutamente todos los planes y el tan ansiado sueño de jugar en primera. A esto se le suma la ex-esposa de Néstor –Gabriela Sari-, hija del presidente del Club (un presidente con algún tinte “non sancto”), que piensa que el hecho de que aparezca Fabián es algo en su contra y en contra de su padre que con este ascenso podría consolidar más el poder que tiene dentro del Club. Fernando Govergun, el “colorado” que había participado oportunamente en “Cebollitas”, “Amigovios” entre tantos éxitos televisivos y su inclusión en algunos de los formatos de Cris Morena, tiene a su cargo el rol de Fabián, el yeta del grupo, jugando y parodiándose a sí mismo con el tema de que los pelirrojos son mufa. Govergun maneja cómodamente el ritmo de la comedia y su personaje se hace creíble gracias a su imagen de candidez mezclada con cierto tono de “looser” - inclusive sus amigos dudan de cómo ha conseguido tener esa novia que les presenta- por más simples que sean las diversas situaciones que ocurren en “TODO POR EL ASCENSO”, incluso bordeando lo inverosímil. Pero indudablemente lo más destacado de esta comedia es la química que existe entre Fonzi y De María (con su primer protagónico en cine después de sus participaciones en “Permitidos” “Sin hijos” o “Diez menos”) en los roles protagónicos y el genuino contrapunto que generan en las diferentes situaciones disparatas que aportan el ritmo necesario de esta propuesta. Una idea sencilla, pero que es sumamente consecuente con el objetivo que se propone y que sin olvidar su tono de comedia familiar, acierta y se permite hablar también de la amistad, de la familia y obviamente, de lo que implica una pasión futbolera intensamente compartida.
Pueblo chico, infierno grande. Selena es una misteriosa mujer que justamente al vivir en un pequeño pueblo, sola con su hija -que ha tenido como madre soltera-, sabe lo difícil que es lidiar con todos los prejuicios de vecinos y pueblerinos. Ella se encuentra estigmatizada no sólo por ese hecho puntual de haber criado a su hija completamente sola, sino fundamentalmente por todos los rumores que la señalan como una mujer con poderes especiales, y que a través del manejo de hechizos ancestrales, ha logrado solucionar muchos de sus problemas, utilizando la más pura magia negra. “BRUJA” es el nuevo filme de Marcelo Páez-Cubells, luego de “Omisión” (2013) y “Baires” (2015) y así como anteriormente había incursionado en el cine de género mediante el thriller y el cine de aventuras, ahora el relato se encuentra inscripto dentro del género del cine de terror que se mezcla con una atmósfera de suspenso y hechos sobrenaturales. Después de un gran inicio, con la participación de Rita Cortese, que remite a la niñez y al legado de magia que recibe la protagonista – “Este es nuestro poder y nuestra maldición” le recuerda en ese momento-, la trama se centra en la actualidad, en el vínculo de Selena con su hija y el enfrentamiento con ese pueblo que las vive hostigando y señalado. Pero, de repente, la quietud del pueblo se ve amenazada por un hecho de graves implicancias. Belén, la hija de Selena (Miranda de la Serna, hija de Rivas en la vida real) junto con algunas amigas del colegio son engañadas y secuestradas por un grupo de delincuentes dedicado a la trata de menores. Obviamente Selena extremará todos los medios para encontrar a su hija y deberá recurrir a todos sus rituales de protección y a su universo esotérico. “BRUJA” inicia con buenas intenciones en un terreno y un género poco frecuentados en el cine nacional, pero a los pocos pasos comienzan a evidenciarse sus serios problemas de estructura. Si bien el filme cuenta con sólidos rubros técnicos y se presenta como una propuesta visualmente atractiva, el abuso reiterado de los fondos generados con los “cromas” que en ciertas ocasiones se hacen demasiado notorios junto con algunos efectos visuales que no terminan de funcionar (efectos de humo y fuego, luces y hechizos en plena “noche americana”), van empobreciendo la trama a medida que avanza la historia. Justamente con el devenir de los acontecimientos, el guion comienza a presentar agujeros, decisiones arbitrarias y deja libradas al azar algunas subtramas que había comenzado a delinear al inicio. Como figura masculina que acompaña a Selena en esta búsqueda, aparece Pablo Rago como el padre de una amiga de Belén, personaje que pareciera no tener un rumbo definido y ese zigzagueo dentro de la historia le quita peso y fuerza. Lamentablemente Rago suma otra actuación que no logra convencer (luego de las irregulares “El sonido de los Tulipanes” y “Viaje inesperado” de Jusid). A la luminosa actuación de Miranda de La Serna, se suman dos secundarios interesantes: los de Fabián Arenillas y Guillermo Arengo que hacen lo que pueden con un guion que no hace justicia con casi ninguno de sus personajes, sometiéndolos a algunos diálogos y situaciones poco verosímiles y que parecen haber sido construidas dentro de la historia sin demasiada organicidad. Pero justo donde podría haberse lucido como una villana memorable, Leticia Brédice como la “jefa” de la organización que prostituye menores, aparece completamente desbordada, con un registro que no condice en absoluto con el resto de las actuaciones de la película (no estamos frente a un grotesco o a una farsa y parece que nadie se lo hubiese avisado…) y esa caricatura que compone, hace imposible seguir la historia con algún ribete de verosimilitud. Queda entonces completamente desaprovechada, la idea sumamente interesante que tenía la historia de poner a una mujer al frente de la banda, justamente en un tema tan sensible como la prostitución juvenil. Sin embargo, la actuación de Brédice es tan desatada y exagerada que echa por tierra cualquier intención de la historia de otorgarle un rol preponderante a esa villana, permitiendo redefinir otra faceta femenina de las tantas que plantea la película, en una época donde pueden abordarse estas miradas de mujer desde diferentes ámbitos (el papel de bruja está claramente atado a aquellas mujeres que han sido perseguidas a través de la historia, la maternidad, la mujer como objeto sexual, las adolescentes). En el centro de la historia Érica Rivas es Selena y su composición es de lo más destacado de la película de Páez-Cubells. Ella lograr tornar convincente a esa extranjera en su tierra, a la “diferente” y a esa madre que no dudará un solo minuto en usar todos los recursos que tenga a su alcance para poder recuperar a su hija. Con un diseño de vestuario que le aporta gran sensualidad a su personaje, Rivas compone a una (anti)heroína poderosa, potente, sin caer en ningún momento en ninguna exageración, siempre sobre el filo y contenida. Pero aún una brillante actuación de Rivas no alcanza para que todo lo que “BRUJA” propone en su inicio, logre su fin y en definitiva, nos invade esa sensación de que la historia rápidamente ha quedado a mitad de camino.
“LA INTERNACIONAL DEL FIN DEL MUNDO” se construye como un documental coral en base a cuatro historias bien diferenciadas, que a pesar de tener sus puntos en común, los directores eligen narrar en forma separada e inclusive echando mano a diferentes formatos y texturas, quedando de esta forma un relato bien dividido en cuatro nombres protagónicos. Así se narran las historias de Pedro Milesi, Mateo Fossa, Mika Etchebéhère y Liborio Justo, quienes –aún provenientes de diferentes estratos sociales- han compartido una misma mirada de la realidad en la que se vieron involucrados y han participado activamente en movimientos culturales, sindicales y políticos que, tomaron fuerza y se vieron fuertemente influenciados por el movimiento de la revolución rusa de 1917. De esta forma, los realizadores Violeta Bruck y Javier Gabino (quienes ya habían realizado “Memoria para reincidentes” sobre la lucha y militancia obrera en nuestro país en la década del ’70), se encargan de narrar estas historias y utilizarán desde entrevistas y testimonios actuales, combinando material de archivo e ilustrando con reconstrucciones de época, para construir el relato desde diferentes abordajes y con diferentes herramientas. Es así como por momentos se narra con un formato más volcado a la investigación periodística y en otros, los realizados intentan resolver desde una idea de documental histórico que le otorgará un lugar preponderante a los archivos fotográficos y a los documentos privados de cada uno de los personajes cuya imagen este trabajo intenta revisitar y reconstruir. Todos estas personalidades tendrán como eje central e hilo conductor, la construcción de la cultura de Izquierda en nuestro país durante las primeras décadas del siglo XX y son retratos de quien participaron activamente de movimientos que han sido fundadores de una cultura de militancia y nuevas ideas que puede ir desde la participación en la Semana Trágica hasta la lucha por la Reforma Universitaria. Uno de los puntos más interesantes del trabajo de Bruck y Gabino es el de haber podido encontrar una verdadera polifonía en donde podemos escuchar tanto a los historiadores, investigadores y reconocidos docentes que se han especializado en el tema hasta los propios familiares y amigos cercanos que muestran una mirada más personal e íntima. A través de las anécdotas o de los objetos personales que se van desplegando a medida que avanza el documental, se acierta en la intención de poder mostrarlos desde otra óptica, humanizándolos, fuera de cualquier actitud enciclopedista. Cajas llenas de fotos, libros, fotografías, cartas personales y manuscritos son algunos de los elementos de los que se sirven los directores para romper el esquema narrativo tradicional y poder presentar cada historia desde lugares diferentes. Si bien el aporte de las reconstrucciones de época con actores no aporta un sentido adicional ni demasiada información, permite que el trabajo juegue con diferentes estilos y no se termine construyendo mecánica y reiterativamente, sino con una diversidad de herramientas que despierta un mayor interés. Y en cada uno de esos detalles reforzados por los testimonios “LA INTERNACIONAL DEL FIN DEL MUNDO” permite, sencillamente, volver a reflexionar sobre el nacimiento de la izquierda en nuestro país y de la lucha por los derechos, muchos de ellos hasta hoy en día, en permanente replanteo.
Louis Garrel es un rostro tan presente en el cine francés actual gracias a su prolífica carrera, por lo que muchos lo recordarán por sus participaciones en el cine de Christophe Honoré (“Les bien- aimés” “Mi madre” con Isabelle Huppert o en “Canciones de Amor”), o acompañando a su padre Philippe Garrel (en “Los amantes regulares” “Un verano ardiente” o “La Jalousie”, vista justamente en ediciones anteriores del BAFICI). Hay quienes seguramente lo identifiquen por su luminosa intervención en la inolvidable “Los Amantes Imaginarios” de Xavier Dolan, o bajo las órdenes de otro gran cineasta francés, Arnaud Desplechin, en “Los fantasmas de Ismael”. Fue también uno de “Los soñadores” de Bernardo Bertolucci y recientemente ha personificado a Jean Luc-Gordard en la irregular “Godard, Mon Amour” dirigida por el ganador del Oscar Michel Hazanavicius. En esta ocasión Garrel no solamente estará delante de las cámaras en el centro del triángulo amoroso de “L’HOMME FIDÈLE – AMANTE FIEL” sino que además este proyecto lo convoca como co-guionista y en el rol de director, detrás de las cámaras, que ocupa por segunda vez después de su ópera prima, “Los dos amigos”, que no ha sido estrenado en Argentina-. El guion firmado junto con el talentoso Jean Claude Carrière, apuesta a una película de estructura tradicional, enriquecida fundamentalmente con el juego que se establece a partir del entrecruce de los personajes. Garrel y Carrière ponen su lupa en esos pequeños universos que cambian permanentemente a partir de los diferentes vínculos que se van estableciendo entre ellos. La trama es simple: Abel (el propio Garrel) está en pareja desde hace unos tres años con Marianne (Laetitia Casta) y la historia inicia cuando ella le anuncie que está embarazada. Pero el bebé que está en camino no es suyo sino de su mejor amigo, Paul, una confesión que lo empujará a Abel a tomar la drástica decisión de abandonarla. La historia avanza diez años hacia adelante cuando Paul fallece repentinamente y el vínculo entre Marianne y Abel vuelve a reconstruirse a partir de su reencuentro en el funeral. Si bien la historia está apoyada en una estructura de clásico triángulo romántico, la pluma virtuosa de Carrière plantea mucho más que un simple triángulo en la escasa hora y cuarto del filme. Tan sólo 75 minutos le bastarán a un dramaturgo experimentado para explorar las múltiples combinatorias vinculares entre los personajes, haciendo entrar en el juego triangular tanto al fantasma de Paul -cuya presencia física obviamente no se materializa pero que si está presente en forma casi permanente en las pulsiones y en las sensaciones de los personajes- como a su hermana, Eve. Ella, de pequeña, siempre ha percibido a Abel como un objeto de deseo y admiración algo lejano, pero ahora, pasado el tiempo, pareciese que su deseo podría llegar a materializarse. Por lo tanto, la aparición de Eve en escena, desencaja las piezas, rompe ese delicado equilibrio y todo se baraja nuevamente. Indudablemente, otra de las piezas fundamentales en este rompecabezas que plantea el guion es la del hijo que han tenido Paul y Marianne (a cargo de un vivaz y simpático Joseph Engel) que permite presentar dentro del relato el tema de los roles filiales, el activo ejercicio de la paternidad y, además, a través de las fabulaciones que este hijo hace a partir de la muerte de su padre y los comportamientos de su madre, aportar en iguales dosis, tanto el misterio como la comedia. Enriqueciendo la sencillez de la trama, el mayor interés está en el juego con los diálogos, en las precisas las voces en off desgranando los pensamientos más íntimos y en primera persona y sobre todo, exquisitamente, introduciendo en el relato de Abel un tiempo verbal que es muy usado en la literatura francesa pero que no tiene correlato con la oralidad cotidiana. De esta forma, la dupla Garrel - Carrière, nutre a ciertos fragmentos de la película de un espíritu literario que le es armónico y aporta esa búsqueda interesante de diferentes lenguajes que se plantean los guionistas para apartarse de la dramaturgia más tradicional. Louis Garrel sabe que este tipo de personajes le calzan como un guante y aprovecha y explota todas las aristas, en una construcción similar a la de los personajes masculinos en conflicto que construye el cine de su padre. Aquí no es la culpa ni los celos los que mueven al personaje, sino que el planteo va de la mano de la fidelidad, no sólo por oposición a la infidelidad de Marianne sino una fidelidad entendida desde sus propios principios, de la ética y de la propia construcción interna de Abel. A su lado, Laetitia Casta no solamente despliega toda su belleza, sino que aprovecha los matices que le brinda el personaje y subraya aún más con su actuación esa veta enigmática que plantea el guion, sobre todo en el primer acto, sobre las potenciales muertes de su esposo. Eve, “la tercera en discordia” está a cargo de Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis) que tiene el tono perfecto de esa niña que ahora es mujer, con una fuerte carga de sensualidad que remite a algunos personajes de Christina Ricci en “The Opposite of Sex” o “Pecker”, con quien incluso se parece hasta físicamente. Presentada en el último BAFICI dentro de la competencia internacional y ganadora del premio a la mejor dirección para Garrel, quizás muchos puedan llegar a pensar que es la menos “BAFICI” de las presentadas este año en la competencia internacional, pero lo cierto es que “L’HOMME FIDÈLE – AMANTE FIEL” acierta tanto en la duración (sin estirar situaciones ni plantear múltiples historias secundarias que frecuentemente quedan en la nada), como en la construcción de los personajes y sobre todo, se disfruta en esos momentos que tienen un halo de homenaje a la nouvelle vague o cuando el protagonista narra con esa voz en off, tan típica del cine de Truffaut, que le sienta tan pero tan bien.
El documental abre con la voz de una anciana, ajada por el tiempo, relatando su historia de vida. A cámara confiesa parte de la historia que irá develando “yo tenía seis años cuando fueron a por mi madre. Gente del pueblo. Todos de blanco”. "EL SILENCIO DE OTROS", el documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar, que ha sido recientemente ganador del Premio Goya como Mejor Documental y que ha ganado además el premio del público en la sección Panorama Documental del Festival de Berlín 2018, pone el foco en la búsqueda silenciada que emprendieron los familiares de las víctimas del régimen Franquista que aún después de tantas décadas de dolor, siguen desaparecidas, pese a la incesante lucha y a la decisión de no bajar los brazos de los querellantes. Después de décadas y décadas los familiares no ceden y siguen buscando justicia, reclamando los cuerpos de sus familiares que aún no han podido ser identificados. Se sabe que fue una cruenta dictadura, con excesos de todo tipo –que la emparentan ineludiblemente con nuestra historia reciente- en donde centenares de niños fueron apropiados, miles de personas han sido torturadas y hasta se han efectuado ejecuciones extra judiciales, arrojándolos a fosas comunes y perdiendo absolutamente todo el rastro. La lucha incluye asimismo todo un proceso judicial internacional que es la llamada Querella Argentina, presentada en Abril de 2010 en la que se investigan los crímenes de lesa humanidad cometidos por el franquismo entre 1936 y 1977 (más de cuarenta años!) y que finalmente, con la intervención de la Jueza Servini de Cubría se ha logrado dictar sentencia contra cuatro de los torturadores de este periodo nefasto de la historia española. El documental tiene un fuerte tinte de denuncia, ya que a medida que se ha desarrollado la querella argentina, el Estado Español sistemática se ha mostrado como un gran aparato obstaculizador de ese proceso, poco propenso a la gestión de una reparación para los familiares y abogando mucho más por la impunidad que por la búsqueda de justicia. España, en este caso, ni investigó ni ofreció la mínima colaboración con la justicia argentina. Lo más notable en “EL SILENCIO DE LOS OTROS” es que está narrado desde las voces de los propios protagonistas, lo que le da una entrega particular, con una enorme sensibilidad con la que es casi imponible no emocionarse, aun cuando los directores han preferido no apelar a ningún tipo de sensacionalismos. Filmada a lo largo de más de seis años, es fundamentalmente uno de esos documentales tan dolorosos como necesarios. Que gana plena vigencia y se fortalece a través de una trágica historia compartida con nuestro país, en una de nuestras épocas más oscuras y terribles. Carracedo y Bahar inteligentemente nos sumergen en la historia con un clima de thriller judicial del que no se apartan, independientemente de todo lo que el documental representa como denuncia y pedido de auxilio ante una justicia española que no escucha ni colabora. Es imposible no quebrarse junto con los testimonios que incesantemente siguen buscando justicia por el alma familiar después de tantos años necesita reconstituirse y encontrar su propia paz. Las familias siguen luchando, sostienen viva la esperanza de construir su presente reconstruyendo su pasado y de esta forma llegar a un futuro con otra conciencia y otro registro de la propia Historia . “EL SILENCIO DE OTROS” es de esos documentales que por momentos nos dejan sin respiración, pero que agradecemos que existan para que siga manteniéndose viva la memoria activa y que se castigue a los culpables.
Con apenas 37 años y después de graduarse con honores en estudios inter religiosos, Adolfo Roitman ha sido nombrado como curador de uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del Siglo XX, los Rollos del Mar Muerto –la Biblia más antigua jamás hallada-. Ocupa este cargo desde 1994, desde hace ya más de veinte años, en el que además, debe oficiar como una especie de embajador, divulgando y estudiando los mensajes que se encuentran contenidos en estos fragmentos de piel animal que ya tienen más de dos mil años de antigüedad. “PATERNAL”, es el barrio de Buenos Aires que le da título a este documental, y es precisamente donde él nació y donde fue criado en una familia de comerciantes y es precisamente esa geografía particular en la que comenzó a soñar con este proyecto –mezcla de religiosidad, libros e historia- que finalmente se ha concretado con esta designación de curaduría tan importante. Pero Roitman es un hombre de intereses y pasiones múltiples y por lo tanto puede hablar con la misma energía de religión, del Santuario y de los templos Modernos, como de Maradona, el fútbol, su hermano músico o esa pulsión por el cine que parece haber heredado, casi sin saberlo, a partir de un viejo proyecto de su padre, que descubrió inconcluso. Roitman tiene una personalidad sumamente atractiva, que genera un interés genuino por cada uno de los temas que va hilvanando el documental. Pero, por otra parte y al mismo tiempo, son tantas las facetas dentro de nuestro personaje central, que se hace difícil focalizar y desarrollar un objetivo central, un hilo conductor dentro de lo que Eduardo Yedlin como director, nos quiere contar. Por esta razón, la narrativa se comporta de una manera bastante errática y algo dispersa, con un eje demasiado endeble y saltando en una diversidad de temas compleja de abarcar. Podemos ir desde el Santuario del Libro del Museo de Israel, hasta la cancha de Argentinos Juniors, la escuela primaria del protagonista, el propio barrio de Paternal o un encuentro religioso en Brasil. Existe asimismo un abordaje de lo religioso tanto desde un punto de vista sumamente tradicional como de otro completamente descontracturado (nombrar a Maradona como Dios, por ejemplo o pensar a las canchas como un Templo) y en ese encuentro tan particular de la religiosidad como pueda concebirla cada uno, podemos encontrar un punto que en cierto modo va conectando la historia. Sin dudas uno de los puntos fuertes del trabajo de Yedlin es la posibilidad que le ofrece Roitman, de acceder a los originales de los rollos del Mar Muerto, un documento sumamente venerado y que debe cuidarse al extremo y que como espectadores logramos acceder a través de este documental. La personalidad de Roitman hace todo muy simple, en el sentido que su participación da fuerza y conduce fluida y espontáneamente cada tramo a lo que se suma la voz en off del director, narrando la historia e introduciéndonos a una diversidad de ceremonias religiosas y culturales que se entrecruzan en “PATERNAL”. Como en un juego de espejos, al mismo tiempo que viajamos a Israel al Santuario del Museo del Libro en Jerusalem, el rabino Roitman viaja dentro de su historia personal y ve que la carta que ha encontrado de su padre donde volcaba en palabras su sueño de ser cineasta, queda logrado en su propia figura, en este documental del que somos espectadores y él es parte, como un homenaje a sus raíces, a su familia, a su religión.., y a su barrio de Paternal.
Gurinder Chadha, la directora que se ha hecho famosa por su filme “Bend it like Beckham” presenta ahora la historia de Javed, un joven de 16 años que sueña con ser escritor en medio de una cerrada familia tradicional paquistaní en el marco de la Inglaterra de fines de los ochenta. La película se centra en el pueblo de Luton, en 1987 en donde nuestro protagonista ha crecido y ahora, en plena adolescencia, no encuentra un grupo de pares en donde poder encajar. Algunos de sus compañeros de colegio le dan un trato ostensiblemente diferente por ser hijo de inmigrantes y la única que posa la mirada sobre él, es su profesora de literatura que lo incentiva permanentemente para que dé a conocer lo que ha escrito, le insiste en que muestre sus poesías, e incluso será la encargada de enviar uno de sus escritos a un concurso de literatura porque realmente confía en su talento. Pero sólo ella es la que apuesta fuertemente en Javed ya que toda su familia, comandada por su padre, está regida bajo su espíritu estricto y tradicional. Chadha dibuja un patriarcado lo suficientemente arquetípico para delinear una familia de inmigrantes que aferrada a sus tradiciones más exacerbadas y muestra cómo, en el fondo, operan con el prejuicio que a ellos mismos les despierta el mundo exterior. Es en este retrato familiar donde más cuesta encontrar algunos matices interesantes, dado que la directora se apoya en una puesta demasiado atravesada por los lugares comunes y cualquiera de las situaciones que plantea, conduce a momentos subrayadamente previsibles. Pero no todo será literatura en la vida de Javed: en el comedor de la Universidad comenzará una incipiente amistad con Roops, quien le entregará dos cassettes que le cambiarán la vida. Un gesto casi mínimo que hará que nuestro protagonista se sumerja en la discografía y en la obra de un músico que será su permanente fuente de inspiración y motivación. Esas dos cintas son justamente dos de los álbumes más famosos de Bruce Springsteen, “el Jefe”: esa voz que con su poesía le permitirá seguir adelante cada uno de sus sueños. Javed termina obsesionado con Springsteen, viéndose reflejado en el espíritu humilde y proletario del cantautor que ha llegado a convertirse en un héore de la clase trabajadora, con canciones que reflexionan sobre la conciencia de clase y la búsqueda de salida a la rutina. Con lo cual, las escenas que se construyen con las letras de las canciones de Springsteen girando alrededor de la cabeza de Javed como parte de su obsesión, pierden toda consistencia por la caprichosa decisión de omitir el subtitulado. Lo mismo sucede con la letra de las canciones, que dan contexto y acompañan a lo que se está relatando pero al no estar tampoco subtituladas, tanto el público que no conoce en profundidad la obra de Springsteen como el que no sabe inglés, pierde una parte esencial e importantísima de la película. De alguna manera, Springsteen será la fuente de inspiración para esa libertad que Javed necesita para encontrar su lugar en el mundo y oponerse, a su manera, a la “tiranía” de su padre. Sin dudas lo mejor del filme de Chadha, es poder mostrar ese contexto de la Inglaterra de Thatcher de fines de los ´80 (y su vínculo político con Reagan), que describe, con muchos detalles, lo que vivía esa clase obrera en plena crisis e inclusive, en algunas escenas, muestra el rebrote del frente neo nazi dentro del pequeño pueblo. El caos económico, la falta de trabajo, el cierre de las fábricas y los problemas que deben vivir los inmigrantes son los apuntes más interesantes que plasma en pantalla la directora, para poder precisar todas las implicancias del ambiente social que coacciona sobre la historia. Lamentablemente, sólo lo toma como para completar algunas pinceladas dentro de la historia por lo que no se permite profundizar: sencillamente muestra ese marco social, adornando su edulcorada historia. El relato en sí mismo, que sigue ajustadamente el típico esquema de “basado en hechos reales” termina sin tener nada sobresaliente o llamativo más que cualquier otro relato que ya haya sido contado, con una estructura más similar al de una película de streaming que de un estreno cinematográfico. La historia y el contexto son interesantes, pero en todo momento el guion de la propia Chadha junto a Paul Mayeda Berges se inclina por una historia convencional contada con canciones, con una constelación familiar típica de inmigrantes de la que el cine ya ha mostrado cientos de ejemplos. Con lo cual, si bien técnicamente es correcta y la historia es fluida, la falta de creatividad en el modo de contar la historia junto a un extensión algo excesiva, atentan contra el resultado final, sumado a lo que ya ha sido apuntado de la falta de subtítulos que no permite apreciar con mayor precisión cómo la letra de las canciones va incidiendo en la historia. Simpática, liviana y sin nada demasiado novedoso para aportar “LA MUSICA DE MI VIDA” termina siendo un entretenimiento sencillo y liviano que se deja ver, sin mayores pretensiones.