Antoine Fuqua (“Día de Entrenamiento”, “Tirador”, “Ataque a la Casa Blanca”, “El Justiciero”), especialista en el género de acción, incursiona en el drama deportivo de boxeo que, como toda película de este tipo, desarrolla una historia de vida y de superación personal. En “Revancha” es la de Billy Hope (qué casualidad, se apellida esperanza), un hombre que se crió, al igual que su esposa Maureen (Rachel McAdams), en un orfanato del Hell’s Kitchen de Nueva York, y que en la actualidad lo tiene todo: una mujer hermosa y cariñosa que lo alienta y le organiza la vida; una hija adorable, Leila (Oona Laurence ); un lujoso estilo de vida y es campeón mundial de peso semipesado. Pero su ascenso hacia el éxito se ve interrumpido cuando la tragedia lo golpea así como un gancho que te deja knockout (vale la pena la metáfora boxística). En una cena de caridad para recaudar fondos por los niños huérfanos (lo cual se muestra en el trailer), su esposa recibe un balazo y muere en un muy confuso episodio que involucra al entorno de un rival, llamado Escobar (Miguel Gomez), un tipo que insiste en meter cizaña para retarlo a una pelea. Billy queda tan desvastado que genera un problema con su hija Leila, quien queda al cuidado del servicio de protección infantil porque queda imposibilitado -tanto psicológica como monetariamente- para criarla y mantenerla. Para peor, no puede pelear; y su manager y amigo de toda la vida (papel a cargo de Curtis ‘50 Cent’ Jackson) lo abandona porque ya no genera ingresos. Al tocar fondo, el protagonista acude al gimnasio local de un boxeador retirado, Tick Wills (un genial Forest Whitaker) para que lo entrene y lo ayude a emprender la batalla más difícil de su vida mientras lucha por recuperarse a sí mismo y recobrar la confianza, y la tenencia legal, de su hija. Una vez más, Jake Gyllenhaal se compromete al cien por ciento con el personaje que le toca interpretar. En este caso, uno que involucró un arduo entrenamiento para lograr la transformación, no sólo física sino también mental (Hope pasa de una emoción a otra). A pesar de su poco tiempo en pantalla, Rachel McAdams ofrece un buen desempeño al igual que la pequeña actriz que encarna a la hija de ambos. En lo que respecta a lo técnico, Fuqua filma de manera impecable las escenas desarrolladas dentro y fuera del ring, porque es allí donde se inicia el camino hacia la redención (hacia esa revancha a la vida misma a la que hace alusión el título). Muy buena.
Ted está de regreso en esta muy, pero muy buena segunda entrega de la comedia con la que Seth MacFarlane nos sorprendió en 2012 al presentarnos la historia de John Bennett (Mark Wahlberg), un hombre que de niño deseó que su osito de peluche cobrara vida y fuese su mejor amigo para siempre. Claro que éste se convirtió en un adicto a las drogas, al alcohol, a las fiestas y al sexo. Además de haber escrito el guión (nuevamente junto a junto a Alec Sulkin y Wellesley Wild), el creador de las series animadas “Padre de Familia”, “American Dad” y “The Cleveland Show” retoma la silla de director y vuelve a prestarle su voz a este malhablado e irreverente personaje, que en esta ocasión ha sentado cabeza con su novia Tami-Lynn (Jessica Barth). Cuando los problemas maritales comienzan a afectar a los recién casados, la flamante pareja decide tener un bebé para salvar su matrimonio. Sin embargo, no parece sencillo, ya que deberá conseguir un donante de esperma (¿hace falta aclarar la razón de este recurso y no el biológico natural?), lo cual también se torna desopilantemente complicado. La siguiente opción es la adopción pero sus esperanzas se derrumban cuando la Comunidad del Estado de Massachusetts (el film vuelve a transcurrir en Boston) declara que Ted no es una persona ante la ley sino una propiedad sin derechos civiles; por lo tanto, no es apto para adoptar. Por ello, Ted y su “relampamigo” John contratan a una joven e inexperta abogada para poder demandar al estado y re obtener sus estatus legal. Aquí es donde entra en acción Samantha, el personaje de Amada Seyfried, quien -recordemos- ya trabajó junto a MacFarlane en “Pueblo Chico, Pistola Grande” (2014). Durante el proceso legal y la preparación de este caso sin precedentes, esta muchacha aficionada a la marihuana como la dupla protagónica, rápidamente entabla fuertes lazos de amistad con el oso, y especialmente con John, quien se encuentra soltero tras haberse separado de Lori (interpretada por Mila Kunis en la primera película). Obvio que sigue siendo un total inmaduro pero eso no parece afectar su relación. Patrick Warburton (genial el momento “The Tick”) vuelve a aparecer con su personaje gay como así también el actor de “Flash Gordon”, Sam J. Jones. Giovanni Ribisi y su trastornado Donny, que sigue obsesionado con Ted y hace nuevamente de las suyas. En lo que respecta a Morgan Freeman, el actor tiene una pequeña participación como un prestigioso abogado. En cuanto a los cameos, son muy divertidos: Tom Brady, Liam Neeson, Jay Leno, Jimmy Kimmel, Michael Dorn de “Star Trek” y los integrantes de “Saturday Night Live”, Taran Killam, Bobby Moynihan y Kate McKinnon. “Ted 2” (con infaltables momentos musicales de swing y jazz) funciona muchísimo mejor que la primera. Pero esto, sólo será apreciado y tomado en cuenta por quien conoce, consume y disfruta el especial sentido del humor de MacFarlane: negro, escatológico, físico, sexual e incorrecto al extremo.
Las Barden Bellas están de regreso en esta segunda entrega de “Ritmo Perfecto”, la exitosa comedia musical del año 2012 basada en el libro “Pitch Perfect: The Quest for Collegiate A Cappella Glory”, escrito por el periodista Mickey Rapkin, el cual le brinda a los lectores detalles de la subcultura de los cantantes a capela y explora la proliferación de estos competitivos grupos de aficionados que surgen en los “Clubs Glee” de las escuelas secundarias. La trama de la continuación dirigida y producida por Elizabeth Banks (quien retoma su papel como la comentarista Gail), toma lugar tres años después del primer film, con las Bellas liderando el mundo de las competencias a capela. Pero, como no podía ser de otra manera, el inicio de la película encuentra a las chicas siendo nuevamente protagonistas de un vergonzoso escándalo durante una presentación televisada. En este caso, frente al mismísimo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Beca (Anna Kendrick), Chloe (Brittany Snow), Fat Amy (Rebel Wilson), Stacie (Alexis Knapp), Lilly (Hana Mae Lee) Cynthia Rose (Ester Dean), Flo (Chrissie Fit), Ashley (Shelley Regner) y Jessica (Kelley Jakle) son vetadas del circuito universitario, lo cual hace peligrar su oportunidad por defender sus tres títulos nacionales y -por tanto- pueden perder su armonía para siempre. Para limpiar su nombre y recuperar su estatus, tienen una oportunidad que parece imposible: ganar el Campeonato Mundial de A Capela en Copenhague, Dinamarca, que ningún equipo norteamericano ha ganado (porque “nadie quiere a los Estados Unidos”, bromea el personaje de John Michael Higgins). Las chicas deberán dejar todo atrás y enfocarse en su preparación y en unirse como hermanas para demostrar una vez más que son las mejores. En su camino hacia la redención, se suma una nueva integrante llamada Emily (encarnada por Hailee Steinfeld), cuya madre es una prestigiosa ex-Bella (Katey Sagal) que se integra al grupo al igual que sucedió en la anterior con el personaje de Kendrick, quien sigue tratando de abrirse camino en el mundo de la música para llegar a ser productora discográfica. Aquí acepta una pasantía en un estudio sin decírselo a sus “hermanas” y las cosas se complican cuando considera que es más importante pensar en el futuro, luego de su graduación, que en las competencias de canto. La película vuelve a presentar fragmentos de batallas musicales y mash-ups, de los que también participan sus amigos The Treblemaker, liderados por Jesse (Skylar Astin), novio de Beca, y hasta los Green Bay Packers (el equipo de fútbol americano), que tienen un cameo. El principal rival de las muchachas son los alemanes de Das Sound Machine, un grupo gótico integrado por Kommissar (Birgitte Hjort Sørensen) y Pieter Krämer (Flula Borg). A lo largo de estos duelos, suenan covers de Pitbull, Miley Cyrus, Muse, Beyonce, Nicki Minaj, Montell Jordan, K.C. And The Sunshine Band Sisqo y muchos más. Por supuesto que no podía faltar una nueva versión de la pegadiza canción “Cups” en uno de los momentos más sensibles para las chicas, en medio de una fogata mientras están de retiro. Esta segunda parte (ya se confirmó que habrá una tercera para Julio de 2017), funciona al mismo nivel que la primera y con una historia, guionada nuevamente por Kay Cannon (“30 Rock”, “New Girl”), que se sostiene y no decepciona. Si bien todas las chicas nos vuelven a entregar momentos muy divertidos, las que vuelven a destacar con mucho timing para la comedia son Kendrick y Wilson. Un film muy disfrutable. ¡Ya esperamos por el que viene! ¿Falta mucho Pitches?
Una mezcla de remake, reboot y secuela, la nueva versión de “Vacaciones” toma la premisa de “National Lampoon’s Vacation”, el clásico de 1983 dirigido por el fallecido actor Harold Ramis (el Dr. Egon Spengler de “Los Cazafantasmas”) y protagonizado por Chevy Chase y Beverly D’Angelo como Clark y Ellen Griswold, un matrimonio que realiza un arduo y problemático viaje junto con sus dos hijos, Rusty (Anthony Michael Hall) y Audrey (Dana Barron), hacia el parque temático “Walley World”. Esta vez, la historia se centra en un maduro Rusty, el hijo mayor de los Griswold, cuyo papel está interpretado por Ed Helms (“The Office”, trilogía “Qué Pasó Ayer?”). Aprovechando el fin del semana del día del trabajador y con deseos de reconectarse con su esposa Debbie (Christina Applegate) y sus hijos James y Kevin (papeles a cargo de Skyler Gisondo y Steele Stebbins), decide realizar un viaje desde Chicago hasta el mismísimo “parque de diversiones favorito de la familia”, tal como lo hicieron sus padres cuando él era pequeño. Como es de esperarse, el recorrido hacia este destino no será tan placentero y presentará todo tipo de problemas insólitos para esta desventurada y patética familia que desea romper con la rutina (muchos se sentirán identificados con la escena en la que Rusty mira fotos de distintas vacaciones siempre en el mismo lugar). A lo largo de su viaje los Griswold hacen pequeñas paradas. Entre otras cosas, se bañan en aguas no tan termales, pasan a visitar a Audrey (una desaprovechada Leslie Mann) y su esposo, el galán Stone (Chris Hemsworth), y toman una clase de rafting que se torna inesperadamente poco placentera. Las comparaciones son obvias y ésta sale perdiendo, aunque no del todo. La película entretiene y cuenta con algunos momentos, gags y guiños que funcionan. Otros se sienten forzados y no provocan tanta risa. Se abusa de lo escatológico y guarro. Claro que el humor de hoy no es igual al de los años 80’. La dirección y el guión está a cargo de John Francis Daley (el psicólogo Sweets en “Bones”) y Jonathan Goldstein. Ambos debutan en la dirección pero no en la elaboración de guiones, ya que ellos escribieron “Quiero Matar a mi Jefe 1 y 2? y “El Increíble Burt Wonderstone” (que en la Argentina se editó en DVD). Las secuencias del auto Prancer (es insólito, ridículo e innecesario el equipamiento que trae), las apariciones de Chevy Chase (visto recientemente en la serie “Community”) y Beverly D’ Angelo, y algunas otras cositas que no voy a revelar, de lo mejorcito de este film que, pese a su flojo guión, logra que Ed Helms y Christina Applegate nos entreguen adecuadas performances.
¿Quién diría que entre tantos alienígenas que quisieron destruír el planeta Tierra en las distintas producciones cinematográficas, ahora ataquen a la humanidad a través de distintos personajes de videojuegos de los años 80? El argumento de la entretenida comedia “Pixeles”, basada en el cortometraje homónimo del realizador Patrick Jean, comienza cuando la NASA -en 1982- envía una cápsula de tiempo al espacio con la esperanza de contactar vida extraterrestre. La misma contiene ejemplos de la cultura norteamericana de la época y material que incluye una grabación de la final del Mundial de jueguitos Arcade. El resultado no es el esperado cuando los seres intergalácticos malinterpretan los video-feeds de los clásicos fichines, Galaga, Space Invaders, Donkey Kong, Pac Man y Centipede, entre otros, como una declaración de guerra contra ellos y deciden atacar utilizando esos videojuegos como modelos para sus múltiples asaltos… pixelados claro. Ante semejante amenaza del apocalipsis, el inoperante Presidente Will Cooper (Kevin James), fanático de los jueguitos de aquella época, decide llamar a su mejor amigo de la infancia, Sam Brenner (Adam Sandler), un experto en la materia y subcampeón de aquel mundial de videojuegos que en la actualidad está en descontento con su trabajo como instalador de equipos electrónicos. Brenner, especialista en encontrar patrones, es elegido para dirigir a un equipo de arcaders compuesto por Ludlow “El Niño Maravilla” Lamonsoff (Josh Gad), personaje que capta la conspiración alienígena en un VHS, y Eddie “El Lanzallamas” Plant (Peter Dinklage), el tipo que se quedó con el título mundial. Recién salido de la cárcel, a cambio de su ayuda para salvar al planeta pide un encuentro amoroso con Serena Williams y Martha Stewart. A ellos se une la Teniente Coronel Violet Van Patten (Michelle Monaghan), la especialista que, a punto de divorciarse de su marido infiel, le facilitará a los arcaders armas únicas para combatirlos. Dirigida por Chris Columbus (“Mi Pobre Angelito”), la película encabezada por el cuestionado Adam Sandler tiene una premisa original, ingeniosa y divertida y un despliegue visual impresionante. En su totalidad será disfrutada más por la generación del 80 y por aquellos nostálgicos que solían pasarse horas y horas jugando estos videojuegos (no nos olvidemos de Paperboy, Tetris y Frogger). Además del entretenimiento y las escenas con guiños a lo popular en aquellos años como Nintendo y Atari, actores y cantantes del momento, el film también se presta para el análisis sobre el avance de los videojuegos (que dejan la ingenuidad para darle paso a la violencia), su realismo y cómo afecta a los propios jugadores. Si en los 80 se trataba de vencer a la máquina buscando patrones de juego, ahora consiste en identificarse con el protagonista para tratar de sobrevivir. Además, al carácter social que tenía el ir a una sala y juntarse con amigos. Ahora con las plataformas y la conexión WiFi no tenés que salir de tu casa.
“Todo el mundo recibe un milagro. El mío era Margo Spiegelman”, dice convencido el protagonista absoluto de la adaptación cinematográfica de la novela homónima de John Green, escritor especializado en el género “Young Adult” y responsable de la exitosa “Bajo la Misma Estrella”, libro que tuvo su versión en cines en 2014. En la entretenida “Ciudades de Papel”, dirigida por Jake Schreier (“Un Amigo para Frank”), los espectadores somos testigos de la experiencia de vida y de maduración de Quentin (Nat Wolff vuelve a estar en una historia de Green), quien desde pequeño quedó maravillado por su enigmática e intrépida vecina Margo. Este personaje, interpretado bastante bien por la modelo británica Cara Delevigne aparece muy poco en pantalla. Narrada en primera persona, desde el punto de vista de Q, la película nos introduce en la historia de estos dos amigos de la infancia que un día, por esas cosas de la vida, tomaron sus respectivos rumbos y dejaron de hablarse. Ella se convirtió en la chica más popular de la escuela mientras que él continuó siendo la persona que siempre fue: un muchacho común y corriente que, transitando su último año de la secundaria, se enfocó en sus estudios y exámenes pre-universitarios para convertirse en médico. Sin embargo, una noche todo cambia. La compleja Margo, inesperadamente, se le aparece en su ventana vestida de ninja (no literalmente claro) para que la ayude a llevar a cabo un plan de venganza (compuesto por bromas descabelladas) hacia las personas que le hicieron daño; entre ellos el novio que la engañó. Al día siguiente, la chica a la que le gustaban tanto los misterios, termina convirtiéndose en uno tras desaparecer de la faz de la Tierra. Esta vez, aparentemente para no volver jamás (no era la primera vez que se escapaba). Quentin, quien pensó que esta aventura los había reconectado, se ve obligado a descifrar qué es lo que le sucedió, ya que está convencido de que se está escondiendo en algún lugar y que le dejó pistas para encontrarla. En esta búsqueda, está acompañado por sus inseparables amigos nerds, Ben (Austin Abrams) y Radar (Jesse Smith), a quienes se suman la novia de este último, Angela (Jaz Sinclair) y la amiga de Margo, Lacey (Halston Sage). A través de un viaje en auto, el quinteto intentará resolver el misterioso paradero hasta llegar a alguna de las “ciudades de papel” (para quienes no hayan leído el libro no revelaré el significado literal y metafórico de esta frase) en las que puede que esté esperando, o no, a Quentin. Aunque puede parecer una película bastante ligera (para mí “Bajo la Misma Estrella” fue mucho más que ésta), su contenido es profundo y hace hincapié en esa costumbre que tenemos muchos y es la de idealizar a la gente, de imaginarnos que es de una manera como nosotros queremos. A veces, las primeras impresiones son más complejas de lo que parecen. A veces hay que perderse para volver a encontrarse. Un modesto drama/road movie adolescente/coming- of- age sobre el significado de la amistad y el arriesgarse más en la vida.
Arnold Schwarzenegger está de regreso para interpretar, por cuarta vez, a su emblemático personaje en la quinta entrega de la franquicia creada por James Cameron y la guionista Gale Anne Hurd. En esta nueva película dirigida por Alan Taylor (“Thor 2: Un Mundo Oscuro”), la historia que todos conocemos cambia de forma notable. Hasta cierto punto, la premisa original sigue igual. La trama se sitúa en Los Ángeles en 2029, mismo año del que provenía el robot T-800 enviado por Skynet en el film de 1984 para eliminar a Sarah Connor e impedir que su hijo no nacido se convierta en el futuro líder de la resistencia contra las máquinas. Aquí vemos cosas que no nos fueron mostradas en la primera película, en este caso cómo es que John (Jason Clarke), tras descubrir una máquina del tiempo en el centro de operaciones de la corporación, envía a Kyle Reese (Jai Courtney) al mencionado año para proteger a su madre del androide programado para matarla. Explicación mediante (hay un hecho que origina una nueva línea de tiempo), Reese se encuentra en una versión nueva y desconocida del pasado, en el que Sarah (interpretada por Emilia Clarke de “Game of Thrones”) no es aquella asustadiza camarera en peligro por la constante amenaza de muerte. Al contrario, es una mujer que sabe absolutamente todo y, por tanto, está preparada para dar pelea, ya que ha sido adiestrada en el uso de armas y técnicas de combate gracias a Pops, un “Terminator Guardián” que, al igual a ese programado para proteger al joven John en la segunda entrega de la saga, la ha estado cuidando a ella como si fuera prácticamente su propia hija. En esta película, cargada de efectos especiales, se vuelve a los orígenes de la franquicia, desprendiéndose de las líneas argumentales desarrolladas anteriormente (algunas sin mucho éxito) y se nos muestra a un exterminador envejecido por fuera “pero no obsoleto”, como el mismísimo Arnold nos lo hace saber. No olvidemos que ya tiene 70 años y esta vuelta de tuerca le permitió ser parte del elenco de esta nueva producción que también salta al 2017, justo antes del nuevo “Juicio Final” (que ahora no sucede en 1997) en el que el trío Sarah/Kyle/Papá Terminator debe restablecer el futuro evitando que se lance “Génesis”, un programa que sincroniza todos los dispositivos tecnológicos y que supuestamente mejorará la vida de todos los usuarios. ¡Ah! Y en ese tiempo John Connor es el villano. No nos importa si es una secuela, un reinicio o una especie de refrito porque -en definitiva- la industria está colmada de ellas debido a la falta de originalidad. Aquí lo lindo es ver a Arnold en este papel que lo llevó a la fama y con el condimento extra de que éste se enfrenta a sí mismo gracias al CGI. El ex-gobernador de California, también se ríe de sí mismo y aprovecha para bromear y soltar todas las frases que nos encantan de este personaje que intenta, de una manera muy espeluznante, sonreír (lo de los dientitos es lo más). “Terminator Génesis” es una cinta que entretiene y marca el inicio de una nueva trilogía que nos irá revelando cosas que aún no han sido explicadas debido a esta fractura en la línea temporal. Esperemos que al plantear este nuevo futuro no se queden a medio camino. En cuanto al aspecto actoral, la que destaca principalmente es Emilia Clarke, quien por momentos se parece a Linda Hamilton. El resto, no aporta demasiado.
Siguiendo el mismo camino que Gato con Botas de la franquicia “Shrek” y los pingüinos de “Madagascar”, personajes secundarios que debido al éxito generado entre los espectadores tuvieron su propia película, los queridos Minions de “Mi Villano Favorito” también. Y la ocasión sirvió para responder la pregunta que todos nos hicimos: ¿De dónde proviene el ejército caótico y leal de secuaces de Gru, y quiénes eran antes de conocer a su mejor amo? El argumento de esta precuela dirigida por Pierre Coffin (director de las dos entregas de “Despicable Me”) y Kyle Balda (co-animador de “El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida”), que llega a los cines de la Argentina una semana antes que en los Estados Unidos, toma lugar muchísimo tiempo antes de conocer al ex-villano Gru, más precisamente 42 años. Pero antes de las disparatadas situaciones que plantea la película, hay una introducción, narrada por que nos explica el origen de estos pequeños seres amarillos que se remonta a los mismísimos inicios de la historia, como organismos unicelulares que llevan habitando el planeta mucho antes que nosotros los humanos. Ellos evolucionan a través de los tiempos, siempre buscando servir a los villanos más despreciables. Siempre metiendo la pata al intentar servir a los amos que van encontrando -desde el Tiranosaurio Rex, pasando por un cavernícola, los egipcios, Drácula y Napoleón Bonaparte, entre otros- los Minions adictos a las bananas se quedan sin nadie a quien servir y caen en una profunda depresión. Así que el trío compuesto por Kevin, Stuart y Bob (Coffin les presta su voz) se aventuran en el mundo para encontrar a un nuevo jefe maligno a quien sus hermanos puedan servir. El trío se embarca en un viaje que comienza en la helada Antártica hasta la ciudad de Nueva York en 1968, para luego partir hacia Orlando donde asisten a una convención de villanos en la que son reclutados por Scarlet Overkill (voz de Sandra Bullock/Thalía en el doblaje latino), la primer super villana femenina que, junto su esposo inventor Herb (voz de Jon Hamm/Ricky Martin), idea un plan para que esta mujer con problemas no resueltos durante su infancia se adueñe de la corona británica y así tome el lugar de la Reina (voz de Jennifer Saunders/Martha Debayle). Allí, en la modernista Londres, los pequeñines se verán envueltos en su más grande misión: salvar a toda su especie de la aniquilación. A lo largo de la divertidísima aventura Minion, el film, lejos de intentar presentar un mensaje profundo como hacen otras producciones del género, se enfoca en desarrollar una efectiva seguidilla de chistes y guiños a la cultura pop, hippie y musical de aquella década (Los Beatles, Jimmy Hendrix, The Doors, Andy Warhol, etc). De principio a fin (ya desde el mismísimo logo presentación de los Estudios Universal musicalizado por estas criaturitas), “Minions” es un festival de carcajadas, mayormente para el público adulto que es capaz de comprender las referencias a las que apunta este fenómeno de la animación.
En la nueva película dirigida por la coreógrafa Anne Fletcher (“La Propuesta”,”27 Bodas”, “Step-Up: Camino a la Fama”), Reese Witherspoon y Sofia Vergara -muy lejos del título original- son “Dos Locas en fuga”. El argumento, bien pero bien simple, cuenta la historia de la oficial Copper (Whiterspoon), una estricta e inepta oficial de policía que sigue las normas al pie de la letra y que -al momento- se encuentra relegada a trabajo de escritorio en el cuarto de evidencias, debido a un incidente en la vía pública que no voy a revelar para no arruinar la sorpresa. La situación pronto cambia para esta mujer que -de niña- embebió el trabajo policíaco en el asiento trasero del patrullero de su padre, cuando se le encomienda proteger y escoltar a la sensual y extrovertida viuda de un narcotraficante, la Sra. Riva (Vergara), ya que la voluptuosa latina tiene que testificar, en Dallas, contra el mafioso líder de un cartel de drogas llamado Vicente Cortez (Joaquín Cosio). A medida que atraviesan Texas, en el camino son confundidas con criminales en fuga, perseguidas por policías corruptos y pistoleros homicidas, lo cual, supuestamente tendría que haber provocado situaciones bastante alocadas e hilarantes, pero el guión escrito por David Feeney (serie “New Girl) junto a John Quaintance, Katherine Silberman (ambos de la serie “Ben & Kate) y Dana Fox (“Locura de amor en Las Vegas”), desaprovecha un poco a las actrices protagónicas, sobre todo porque son una dupla muy opuesta, elemento del que se podría haber sacado provecho de manera más inteligente. Lamentablemente, sucede todo lo contrario en gran parte de la película. La trama, aunque por momentos efectiva y con alguna pizca de acción forzada, se limita a exagerar todas las situaciones. Y en cuanto al desempeño actoral, las chicas están bien; lástima que gritan mucho, innecesariamente, en casi todas las escenas. Se burlan de sí mismas. Reese, de su poca altura y el cuerpo diminuto mientras que Sofía, de su exageración latina, su edad y la pronunciación que caracteriza a la colombiana, quien -si bien es divertido escucharla- abusa de este recurso, algo ya visto en “Modern Family”. Aunque banco mucho a esta dupla (la química entre ellas es algo muy positivo), y la película no es un aburrimiento total, me da la sensación que aquellos aspectos que -de antemano- me llevaron a pensar que esta comedia iba a estar genial, la misma se queda a mitad de camino, ofreciéndonos tan sólo algunas risas. Podría haber estado muchísimo mejor.
La ingeniosa nueva propuesta animada de Disney y Pixar Animation, dirigida por Pete Docter (“Monsters, Inc”, “Up: Una Aventura de Altura”) y co-dirigida por Ronaldo Del Carmen, nos lleva al interior de la mente humana, donde radican nuestras emociones, que son las que manejan nuestro comportamiento y nuestros estados de ánimo. La historia de “Intensa-Mente” se desarrolla precisamente dentro de la cabeza de Riley (voz de Kaitlyn Dias), una niña de 11 años que es desarraigada de su ciudad natal debido a que su padre (voz de Kyle MacLachlan) comienza un nuevo trabajo en San Francisco. Esto significa muchas cosas y vivencias nuevas: casa, escuela, compañeros (no así amigos, a quienes dejó atrás) y lugares que representan una montaña rusa de emociones que entran en conflicto al intentar adaptarse. Si bien Alegría (voz de Amy Poehler) es como la líder del “Cuartel General”, donde trata de mantener el optimismo para asegurarse que la joven permanezca feliz, las otras cuatro -Temor (voz de Bill Hader), Furia (voz de Lewis Negro), Desagrado (voz de Mindy Kaling) y Tristeza (voz de Phyllis Smith)- también quieren aportando lo suyo a la hora de guiar a Riley y ayudarla a superar todo tipo de situaciones, aunque está claro que está molesta por la mudanza. Si bien sus recuerdos centrales, dentro de la memoria a largo plazo son mayormente felices, gracias a Alegría, el cuartel debe monitorear y agrupar cada uno de ellos sin ser interferido o “tocado” por alguno de los otros, ya que podría cambiar para siempre. Aquí radica la trama de la película, cuando Alegría y Tristeza son inadvertidamente borradas a los confines de la mente de Riley, lo que lleva a ambas emociones a realizar un viaje esclarecedor en un desesperado esfuerzo por volver adonde pertenecen. Colorida, energética, literal, “Intensa-Mente” es muy entretenida y visualmente muy lograda aunque a mitad de camino baja un cambio y enlentece su desarrollo con algunos personajes que no son tan interesantes. En definitiva, es una reflexión cinematográfica no sólo orientada al divertimento de los más pequeños sino también a sus padres para que éstos comprendan qué es lo que pasa por la cabeza de sus hijos. Según el director, la clave de la felicidad -en la película y más allá de ella- reside posiblemente en cómo se la defina. No hay nada malo en que haya risas, pero la vida nos muestra que es mucho más profunda y con sentimientos encontrados que nunca hay que ocultar sino aceptar, ya que nos definen como personas. Éste es el mensaje de la peli.