Tras el éxito del éxito cinematográfico que cosechó el film “300″, en el año 2007, el realizador Zack Znyder (“Watchmen: Los Vigilantes”, “Sucker Punch: Mundo Surreal”, “El Hombre de Acero”) y el historietista Frank Miller (“Sin City”) vuelven a transportarnos al mismo lugar y a la misma época que aquella producción que narraba la batalla de Termópilas, en la que el rey Leónidas (Gerard Butler) y sus 300 guerreros espartanos se pelearon a muerte contra miles y miles de persas, liderados por el “Dios-Rey” Xerxes. Esta nueva entrega dirigida por Noam Murro (Znyder produjo y co-escribió el guión junto a Kurt Johnstad), está basada en el reciente libro de historietas “Xerxes” de Miller y transporta la acción a un nuevo campo de batalla, el mar. Se trata de la batalla de Artemisio, la cual consistió en una serie de enfrentamientos navales que transcurrieron durante tres días en el contexto de la Segunda Guerra Médica. La misma tuvo lugar al mismo tiempo que el enfrentamiento terrestre de Termópilas, en el 480 a. C. que vimos en la cinta predecesora y que todos sabemos cómo terminó. El protagonista de esta nueva entrega, la cual desarrolla una segunda historia dentro de la arquitectura de la primera película, es el general griego Temistocles (papel interpretado por el australiano Sullivan Stapleton, conocido por su papel protagónico en la serie de HBO “Strike Back”), quien intenta unir a toda Grecia para enfrentar a las fuerzas invasoras de Persia, lideradas por el mortal -ahora dios- Xerxes (el braileño Rodrigo Santoro repite su papel), y Artemesia (la ex “chica Bond” Eva Green), la vengativa comandante del ejército persa. Los hechos de esta película, que se estrena en la Argentina un día antes que en los Estados Unidos, y en formatos 2D y 3D (definitivamente recomiendo verla en tres dimensiones porque se aprecia mucho este estilo visual tan particular), transcurren simultáneamente a los de la primera entrega aunque algunos fragmentos se desarrollan antes y otros después. Por un lado, retrotrae al espectador 10 años para saber cómo se originaron los sucesos desarrollados en aquella cinta -relacionados con la muerte del Rey persa Darío (papel a cargo de Igal Naor-; y por el otro, también dedica parte del metraje a contar el origen de Xerxes y cómo llegó a convertirse en lo que es. Si bien se presentan nuevos personajes, hay otros actores de “300” que repiten sus respectivos personajes; Andrew Tiernan como Efialtes, Andrew Pleavin como Daxos y Lena Headey como la reina Gorgo de Esparta, esposa del rey Leónidas, quien toma las riendas de la narración del film, al igual que lo hizo David Wenham (también participa como Dilios) en la anterior. En resumen, ésta es una muy buena continuación que, en general, mantiene el nivel presentado por su antecesora, acompañado de la estética que -en su momento- fue revolucionaria, además de la sangre que salta a chorros hacia la lente de la cámara y los desmembramientos que no podían faltar. Eso sí, en cuanto al desempeño actoral, la que más se destaca es Eva Green, cuyo papel como villana le va como anillo al dedo.
Impresiona, y mucho, verlo a un casi irreconocible Matthew McConaughey con 23 kilos menos que se requirieron perder para este papel tan jugado. Literalmente, el actor oriundo de Texas, brindó su cuerpo y alma para interpretar a este sureño llamado Ron Woodroof en esta película dirigida por el realizador canadiense Jean-Marc Vallée (“La Joven Victoria”) inspirada en hechos reales que tomaron lugar en el año 1985 cuando la epidemia del SIDA aún estaba en sus primeras etapas y no se conocía la gravedad de la enfermedad en los Estados Unidos. Woodroof es un electricista y cowboy de rodeo que vive un estilo de vida despreocupado. Es homofóbico, heterosexual, y un adicto a la cocaína que un día, accidentalmente, es diagnosticado con el virus HIV positivo y los médicos (intepretados por unos correctos Denis O’Hare y Jennifer Garner), le dan 30 días de vida. Sin embargo, él no lo acepta “porque no es un marica” (uno de los prejuicios de aquella época), y no acepta una sentencia de muerte. Su lucha por conseguir AZT (Azidotimidina), el único medicamento permitido en el país que prometía tratar el virus que causaba el SIDA (el cual, sin embargo, no estaba demasiado disponible porque estaba limitado a pacientes en ensayos clínicos) lo lleva a cruzar la frontera hacia México, donde conoce a un médico (papel a cargo de Griffin Dunne) que utiliza un cóctel de medicamentos y vitaminas mucho más eficaz contra la enfermedad, por lo que el protagonista comienza a contrabandearlos hacia Estados Unidos, desafiando a la comunidad médica y científica, y a la propia FDA, la agencia federal de medicamentos. Es así que funda, justamente junto con un transexual llamado Rayon (un Jared Leto que también tuvo que bajar considerablemente de peso), el “Club de los Compradores de Dallas” en donde las personas con VIH positivo pagan una membresía para acceder a los suministros. A medida que la lista de clientes va aumentando, Ron se va convirtiendo en un experto en la enfermedad y al mismo en un activista para lograr que se aprueben tratamientos asequibles y alternativos que el gobierno traba. Esta producción, con 6 nominaciones al Oscar (entre ellos Mejor Actor, Mejor Actor de Reparto y Mejor Película) no sólo se centra en la historia de Woodroof, quien aprende -en pleno surgimiento de esta enfermedad- cómo prolongar su vida de una manera saludable (logrando vivir siete años más) sino que además pone en foco la triste realidad que existe en torno a los intereses de la industria farmacéutica que privilegiaban las ganancias (hoy en día siguen haciéndolo) por sobre la vida humana.
Basada en hechos reales, esta secuela -que no es una continuación directa del film de 2009, protagonizado por Virginia Madsen y Kyle Gallner- adentra al espectador en la historia de Lisa y Andy Wyrick (papeles interpretados por Abigail Spencer y Chad Michael Murray), un matrimonio que se muda desde Atlanta a una casa “soñada” ubicada en el campo en Pine Mountain, Georgia. Poco después de mudarse a lo que parece un lugar ideal, la pareja comienza a preocuparse cuando su pequeña hija Heidi (buen trabajo de la pequeña actriz Emily Alyn Lind, reconocida por su trabajo en la serie “Revenge”) comienza a ver a un extraño hombre, un tal Sr. Gordy (Grant James), que nadie más ve y con el que comienza a interactuar. Poco a poco vamos enterándonos que tanto la niña como su madre y su tía Joyce (papel a cargo de Ketee Sackhoff), quien llega para instalarse con ellos, tienen el don de ver espíritus y escuchar voces de gente muerta, una especie de médiums (al pasar se menciona una creencia que tiene que ver con la “mitología del velo”). El asunto es que Lisa es quien no acepta esta habilidad, por lo que se mantiene bajo los efectos de un medicamento que bloquea sus visiones. Esta familia comienza a ser testigo de aterradores fenómenos en y alrededor de la casa, los cuales los van guiando hacia pistas sobre un terrible misterio que ha permanecido en secreto por generaciones y que tiene que ver con unos esclavos a los que se les ofrecía refugio en esos terrenos para “ayudarlos” a escapar de su condición. El problema de esta primera película dirigida por Tom Elkins (quien se ha desempeñado como editor de varias películas del género, incluída su predecesora) es que no asusta ni sobresalta, dedicando gran parte del metraje en crear un suspenso que no se logra del todo. Sólo se puede rescatar su tramo final cuando, tras tanta lentitud, la trama -la cual recae prácticamente en el personaje de la niña- revela lo que verdaderamente sucedió allí y la conexión de ese hecho con la condición que lleva consigo desde siempre el personaje de Abigail Spencer. Podría haber sido mucho mejor.
Dos semanas antes de su estreno en los Estados Unidos, llegan a nuestras pantallas el Sr. Peabody y Sherman, estos encantadores personajes creados por Ted Key que aparecieron por primera vez a finales de la década de los ‘50 -principios de los ’60- en los segmentos “Peabody’s Improbable History” de las series animadas de TV “Rocky and His Friends” y “The Bullwinkle Show”, producidas por Jay Ward. Sr. Peabody (voz de Ty Burrell), no es el típico perro Beagle. Es el más inteligente que existe en el mundo. Científico ganador del premio Nobel, titán de los negocios, inventor, explorador reconocido, medallista olímpico, gourmet y genio, este can ha conseguido muchas cosas en la vida… hasta convertirse en el padre adoptivo de un niño humano, Sherman (voz de Max Charles). En definitiva ¿qué tan difícil puede ser para él? Peabody posee la genialidad de Einstein, el ingenio de Oscar Wilde, la audacia de Indiana Jones, las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, el refinado estilo de James Bond y la destreza culinaria de Mario Batali. Su único desafío es estar al tanto de su adorado hijo, de quien aprende la única cosa que incluso un genio tiene de descifrar, la crianza. La historia que desarrolla el divertido film animado de los estudios DreamWorks, dirigido por Rob Minkoff (uno de los directores de “El Rey León”), es que Sherman, en su primer día de escuela, se ve involucrado en una pelea con una compañera de clase, Penny Peterson (voz de Ariel Winter), por lo que, ante este incidente, la agencia de adopción podría quitarle el niño a Peabody, quien decide arreglar la situación invitando a los padres de ella (voces de Stephen Colbert y Leslie Mann) a disfrutar de una cena para limar asperezas. Claro que las cosas se complican cuando Sherman decide, inocentemente, mostrarle a Penny la máquina del tiempo -VaPaTrás- que inventó Sr. Peabody para experimentar la historia en carne propia. Ella, accidentalmente, va a parar al antiguo Egipto. Las aventuras comienzan cuando padre e hijo deben ir a rescatarla. Un enredo tras otro propician que el trío termine viajando no sólo a la tierra de los faraones sino que pasan por Italia, donde se encuentran con Leonardo Da Vinci (voz de Stanley Tucci) y su Mona Lisa (voz de Lake Bell) y más tarde se cruzan con Agamenón (voz de Patrick Warburton), comandante de las fuerzas armadas griegas durante la Guerra de Troya. Encuentros con otros grandes de la historia también están a la espera para estos intrépidos viajeros del tiempo, incluyendo Van Gogh, Einstein (voz de Mel Brooks), Lincoln y Shakespeare, entre muchos otros. Todo el asunto empeora aún más cuando este excesivo uso de la máquina (y el romper alguna que otra regla) provoca un agujero en la continuidad del espacio-tiempo, causando estragos en los eventos más importantes en la historia y una alteración entre el pasado, presente y futuro. Además de encontrar la manera de solucionar todo este lío, el Sr. Peabody tiene que enfrentarse, al reto más importante y difícil de todos a los que se ha enfrentado en su vida: ser padre. Sin dudas, esta entretenida película es una gran propuesta cinematográfica (que se exhibirá en formato 3D) que asegura el disfrute no sólo de los más chicos sino también de los más grandes. Gran dirección, muy buen guión y desarrollo de personajes. Algo para destacar es el doblaje latino (no contamos con la información sobre copias subtituladas) que aquí resulta muy llevadero.
RoboCop regresa a la pantalla grande en esta muy buena remake del clásico de acción y ciencia ficción del año 1987, dirigido por Paul Verhoeven, cuyo éxito dio pie para la realización de dos secuelas (las de 1990 y 1993), una serie de televisión (cancelada tras su primera temporada), dos series animadas y una miniserie de cuatro episodios. Robocop El actor sueco Joel Kinnaman (conocido por su trabajo en la serie “The Killing” y el film “La Última Noche de la Humanidad”, entre otros trabajos) es quien encarna al mítico personaje creado por Edward Neumeier y Michael Miner y que fue interpretado por Peter Weller en las dos primeras entregas de la trilogía original. Esta nueva versión dirigida por el brasileño José Padilha (“Tropa de Elite”) transcurre en el año 2028 en una época en la que la Corporación Multinacional OmniCorp es la compañía líder mundial en tecnología robótica, ya que sus máquinas/drones “promueven la paz” (para no decir que ganan guerras) en cada una de las operaciones militares que Norteamérica ejecuta en los países más conflictivos del mundo (uno de ellos es Teherán). Pero existe un problema de origen político. Esta tecnología se aplica en todo el mundo menos en los Estados Unidos, país que según el irónico conductor televisivo Pat Novak (un genial Samuel L. Jackson, como siempre) es muy “robofóbico” ante la negativa que existe por parte del gobierno (y por un senador en particular) a utilizar estas maquinas para promover la seguridad interna. Mientras se busca la aprobación del Congreso, el Presidente de OmniCorp, Raymond Cellar (interpretado por Michael Keaton) entiende que para que la sociedad y los políticos abran su cabeza, los robots deben tener un componente humano. La oportunidad de oro para vender su “producto” y así cosechar miles de millones de dólares, se da cuando el detective Alex Murphy, quien se encuentra realizando su mejor esfuerzo para abatir la ola de crimen y corrupción en la ciudad de Detroit, es víctima de un atentado mafioso en la puerta de su casa. Él es perfecto para que la inescrupulosa compañía fusione el droide con lo poco -casi nada- que queda del cuerpo de este hombre. Obviamente la premisa es similar a la original, pero como toda remake se trata de aggiornar -además de la espectacular armadura- la historia y darle un nuevo enfoque, sobre todo en tiempos en los que la sociedad mundial es testigo de las grandes innovaciones tecnológicas que van surgiendo día a día, cosa que no sucedía a fines de la década del 80, cuando se estrenó un film en el que la idea de la existencia de alguien mitad hombre y mitad robot sólo podía ocurrir en un futuro muy distante. En este caso, el dilema “hombre vs. máquina” se desarrolla, a diferencia de la primera, desde un lado más humano, ya que los realizadores muestran a un Murphy que mantiene sus emociones intactas la mayoría del tiempo y es conciente del lazo que lo sigue uniendo a su esposa Clara (buena labor de la australiana Abbie Cornish) e hijo, David (John Paul Ruttan). Claro que allí reside el problema que probablemente haga fracasar el programa. Todo se da en un contexto cuya trama critica a la manipulación que ejercen las grandes empresas y los medios de comunicación, el análisis de lo que realmente es el ser humano y el papel que la tecnología debe jugar en la sociedad. En cuanto al elenco, el mismo se completa con Gary Oldman como el científico que crea a RoboCop; Aimee Garcia (“Dexter”) como su ayudante, Jae Kim; Jackie Earle Haley (“Pesadilla en la Calle Elm”) como el hombre que entrena a Murphy después de su transformación; Michael K. Williams (“Boardwalk Empire”) como el compañero de Alex; Jennifer Ehle (“Contagio”) como la abogada responsable del Área Legal de OmniCorp; Jay Baruchel (“Este es el Fin”) como el encargado de Mercadotecnia de OmniCorp y Marianne Jean-Baptiste como la Jefe de Policía de Detroit.
Aunque no es la primera vez que las minifiguras y bloques de construcción LEGO cobran vida (hay una infinidad de series, cortos y películas realizadas para TV sobre superhéroes y personajes de Star Wars, entre otros), sí lo es la pantalla grande. Con una secuela confirmada antes de su estreno, esta divertidísima producción animada dirigida por los mismos realizadores de la saga “Lluvia de Hamburguesas”, Phil Lord y Christopher Miller, cuenta la historia de Emmet (voz de Chris Pratt), una común y corriente minifigura a la que le gusta mucho seguir las reglas en todos los aspectos de su vida; todo le es “increíble”, como dice la pegadiza canción. El protagonista, un constructor que no tiene ni dotes ni imaginación justamente para construir, es confundido por error con “El Especial”, la persona más extraordinaria que, según una profecía, es la clave para salvar al mundo del Presidente/Sr. Negocios (voz de Will Ferrell), un verdadero maniático controlador que no quiere ninguna expresión creativa ni que nadie construya nada que no esté en el instructivo de su “perfecto e intocable” universo. Sin una idea clara de lo que ésto significa (por las dudas pide que se lo expliquen de nuevo), Emmet es reclutado por una sociedad de personajes liderados por una especie de mago sabio y místico llamado Vitruvius (voz de Morgan Freeman), que también está integrada por Estilo Libre (voz de Elizabeth Banks), la tipa dura que guía a nuestro “héroe” en su misión. Pero también están Batman (voz de Will Arnett); Linterna Verde (voz de Jonah Hill); Superman (voz de Channing Tatum), la Mujer Maravilla (voz de Cobie Smulders); un astronauta de 1980 (voz de Charlie Day); el basquetbolista Shaquille O’Neal (quien brinda su propia voz) y Unkitty (voz de Alison Brie de la serie “Community”), una tierna y encantadora mezcla de gatita con unicornio, entre muchísimos otros personajes que el espectador reconocerá al instante. La historia (que contiene un claro mensaje sobre la imaginación por sobre el seguir las instrucciones), es muy original y al mismo tiempo delirante, hilarante y un poco vertiginosa (un punto en contra es que todo se sucede a mil por hora), se va desarrollando en varios universos muy bien logrados con una técnica que se asemeja a la animación cuadro a cuadro combinada con la animación generada por computadora en 3D. Altamente recomendable tanto para grandes como para los más pequeños. Disfrute asegurado.
Sylvester Stallone y Robert De Niro nuevamente encarnan a boxeadores en la pantalla grande. Uno fue Rocky Balboa en la saga “Rocky” y el otro, Jake La Motta en “Toro Salvaje”. En esta comedia dirigida por Peter Segal (“El Súper Agente 86”, “Golpe Bajo: El Juego Final”) se ponen en la piel de Henry “Razor” Sharp y Billy “The Kid” McDonnen, respectivamente; dos antiguos rivales -tanto en el cuadrilátero como en la vida- que dejan por un momento su retiro para reencontrarse en el ring para un combate final 30 años después de su última pelea. En su apogeo, estas dos leyendas oriundas de Pittsburgh sólo pelearon dos veces, logrando sólo una victoria sobre el otro y sin tener la posibilidad de un desempate (el “Grudge Match” del título original del film), ya que Razor inesperadamente se retiró, rehusándose a dar explicaciones del porqué pero noqueando las carreras de ambos de un rotundo puñetazo. Por tal motivo, ambos pasaron al olvido, dedicándose a otros trabajos. El personaje de De Niro administra un bar y una agencia de autos, mientras que el de Stallone trabaja en un astillero. Cada uno, motivado por sus propias razones (las monetarias no se excluyen), terminan aceptando la propuesta de una compañía que quiere el desempate oficial, además de capturar sus voces y movimientos para un videojuego. Quien los convence es un patrocinador de boxeo llamado Dante Slate Jr. (papel a cargo de un enérgico y sumamente divertido, aunque por momentos cansador, Kevin Hart), quien debe lidiar con estos dos dinosaurios para que se desquiten de una vez por todas en el ring. Mientras ambos se ponen en forma con sus respectivos entrenadores (encarnados por Alan Arkin y Jon Bernthal), la trama -que se desarrolla de una manera llevadera- no sólo tiene como objetivo que los dos protagonistas resuelvan una disputa deportiva que quedó inconclusa sino que también tengan la oportunidad para cerrar viejas heridas y asuntos no resueltos dentro del plano personal (allí entra en juego la mujer que se encuentra en el medio de ambos, papel a cargo de Kim Bassinger). Con infaltables guiños a “Rocky” (la clásica escena del frigorífico puede verse en el trailer), la historia funciona (podría haber sido mucho peor), entretiene y divierte con una seguidilla de momentos graciosos (muchos de ellos recaen en el personaje de Hart) sobre la edad avanzada de la dupla protagónica. Segundas oportunidades y la búsqueda de redención conforman la premisa de esta pelea que se vuelve una metáfora del nunca darse por vencido… tengas la edad que tengas (no para darse jabs y ganchos, valga la aclaración). Consejo: A no levantarse de la butaca ni bien comiencen los créditos finales del film, ya que tiene dos escenas adicionales que no tienen desperdicio.
Debo decir que esperaba con ansia ver esta nueva película del director David O. Russell, para la cual convocó a actores que conformaron los elencos de las exitosas y multi nominadas/premiadas “El Ganador” (The Fighter) y “El Lado Luminoso de la Vida” (Silver Linings Playbook). Estoy hablando de Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper y Jennifer Lawrence. Todos actorazos que están acompañados por Jeremy Renner, quien completa el quinteto principal. ¿Por qué digo con ansia? Porque cuando se difundió el primer tráiler, su premisa y su elenco me atraparon de una (es más, el tráiler dice más que la película). Y además, porque tras su estreno comercial en los Estados Unidos, la crítica mundial comenzó a alabarla tanto -y ha recibido nada más ni nada menos que 10 nominaciones a los premios Oscar- que no cabían dudas de que era, digo “era”, una de las películas del año. Esa sensación se me esfumó a la media hora (de las 2.18 que dura) cuando el relato (en su mayoría confuso dada la gran cantidad de información que hay que procesar en esta “gran estafa americana”) queda a la mitad de camino. Eso no significa que ciertos aspectos no estén bien logrados. Comencemos por el principio. La historia está basada en uno de los casos o -mejor dicho- uno de los escándalos que sacudió a los Estados Unidos, la operación “ABSCAM”, llevada a cabo a finales de los 70 en la que el FBI destapó una gran trama de corrupción política que alcanzó a varios altos cargos estadounidenses. En el centro de la misma está un brillante estafador llamado Irving Rosenfeld (un estupendo Christian Bale, panzón y con peluca) quien posee una tintorería que tapa su verdadero negocio. Flashback de por medio, sabemos cómo conoció a su astuta socia y seductora amante Sydney Prosser (gran labor de Amy Adams). La pareja es descubierta por un agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), quien, dado su talento para el engaño, les ofrece una especie de “arreglo” a cambio de su libertad. El trato es ayudar al perturbado personaje de Bradley Cooper (en mi opinión no es valedero de un Oscar), a agarrar in fraganti a algunos “peces gordos” mediante una trampa que incluye un jeque árabe, unos cuántos millones y algún político que se sienta atraído por el signo dólar. La víctima que los llevará a otros políticos de turno, es Carmine Polito (Jeremy “jopo” Renner), el honesto alcalde de Nueva Jersey, quien quiere legalizar el juego y abrir varios casinos en Atlantic City. La trama, con idas y vueltas entre sus protagonistas, peleas y celos entre las mujeres del elenco (aquí entra en juego Jennifer Lawrence con su personaje Rosalyn, la inestable esposa de Irving), desarrolla cómo el agente y los estafadores intentan alcanzar su objetivo. Es comedia, es drama, es musical (muy buena selección de temas representativos de la época). Fluída por tan sólo por un breve tiempo, “Escándalo Americano” es un híbrido que tiene muy buenos aciertos (la recreación, el vestuario, la fotografía, la dirección y por supuesto el desempeño más de Adams y Lawrence que de Bale, Renner y Cooper) pero son más “los contra” los que la hacen una película menor disfrazada de una superproducción merecedora de cada premio para el que se la nomine.
Basada en la novela “Malavita”, escrita por Tonino Benacquista, el realizador francés Luc Besson (“Nikita”, “El Quinto Elemento”, “El Perfecto Asesino”) dirige (sobre un guión co-escrito junto a Michael Caleo) una comedia de acción que cuenta la historia Giovanni Manzoni (Robert De Niro), un jefe de la mafia de Nueva York quien, tras colaborar con las autoridades policiales delatando a unos cuantos amigos capo mafia que desean venganza desde la cárcel, ingresa junto a su familia al programa de protección a testigos. Lo divertido de la trama reside en que a pesar de que ahora llamados Blake hacen todo lo posible para encajar en sus nuevos “hogares”, Fred (De Niro), su esposa Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Belle (Dianna Agron) y Warren (John D’Leo) no pueden evitar recurrir a sus viejos hábitos (propios de “la familia”) para lidiar y solucionar sus problemas cotidianos, por lo que no duran mucho tiempo en un lugar fijo. Trasladados por el agente del FBI a cargo (interpretado por Tommy Lee Jones), su último y más reciente destino es un tranquilo y pintoresco pueblo ubicado en Normandía (Francia), donde el cuarteto trata de adaptarse como puede. De las situaciones que protagoniza cada integrante de este grupo familiar tan particular (la madre en el barrio, la iglesia y comercios locales; los chicos en la escuela y él como escritor, su profesión encubierta), son de donde surgen los contínuos gags, los cuales funcionan bien durante todo el metraje. Esta cinta producida por Martin Scorsese (quien justamente dirigió a De Niro en varios films sobre gángsters como “Mean Streets”, “Buenos Muchachos” y “Casino”) entretiene de principio a fin aunque si hay algo que mencionar es que hay ciertas sub-tramas que no cierran y quedan abandonadas dentro de una trama que podría considerarse incoherente y previsible, ya que es obvio que serán encontrados por los asesinos enviados a acabar con ellos. Pero ésta es una comedia de gángsters que ofrece un enfoque distinto sobre el tema y que de cierta manera lo parodia, así que no hay que tomarla muy en serio. Aquí el aspecto más fuerte son las actuaciones de los cuatro protagonistas principales. Buenos desempeños de Robert De Niro (quien es homenajeado en una escena en la que su personaje es invitado a un cine-debate donde casualmente se proyecta “Buenos Muchachos”); Michelle Pfeiffer cumple sin brillar del todo y vale una mención especial el trabajo de Dianna Agron (conocida por su papel de Quinn Fabray en la serie “Glee”) y John D´Leo, joven visto en películas como “El Luchador”, entre otras. - See more at: http://www.cineymas.com.ar/2014/01/familia-peligrosa-the-family/#sthash.GbUUCxOx.dpuf
El talentoso actor Joseph Gordon-Levitt debuta como director de un largometraje (tiene cinco cortos en su haber) que también escribió y que protagoniza junto a Scarlett Johansson y Julianne Moore. En su ópera prima, el actor que debutó en la televisión con una participación en dos capítulos de la serie “Lazos de Familia” y que luego logró notoriedad en “3rd Rock from the Sun”, interpreta a Jon Martello, un muchacho de Nueva Jersey (proveniente de una típica familia ítalo-americano) que es todo un Don Juan -como indica el titulo original del film- por su habilidad para conquistar a una mujer distinta cada fin de semana. Sin embargo, este joven arrogante al que sólo le importan unas pocas cosas en la vida (su cuerpo, su departamento, su auto, su familia, su iglesia, sus amigos y sus chicas) no se siente satisfecho con llevar a sus conquistas a la cama y disfrutar de sexo casual y desinteresado. Él siente que nada de eso se compara con el placer que obtiene masturbándose viendo pornografía frente a su computadora. La narración en primera persona nos brinda las razones del porqué de semejante disfrute. Pero su rutina (de hecho el film está estructurado de tal manera que muestra una seguidilla de situaciones que este personaje repite diariamente) de pronto se quiebra cuando conoce a Barbara (muy buena labor de Scarlett Johansson), una de sus últimas conquistas (“la cosa más bellas que ha visto en su vida”, dice), con quien intenta entablar una relación normal y, por tanto, una vida amorosa más gratificante. Pronto, la voluptuosa muchacha que masca chicle sin parar, mostrará su costado “mandón” (la intención es moldearlo a su antojo), por lo que este seductor fornido con corte de pelo tipo “marine” aprenderá que una de las cosas importantes en una relación es dar y recibir. En medio de la crisis, aparece otra mujer muy distinta, Esther (Julianne Moore), de quien también aprende valiosas lecciones sobre la vida y el amor. Si uno ve las primeras imágenes del film, podría pensar que esta producción trata una temática enteramente pornográfica y que se sucederán muchas imágenes de este estilo, pero no. El porno (que integra la lista de las cosas importantes para el protagonista) es la excusa para abordar otros asuntos que tienen que ver con las relaciones, no sólo físicas y sexuales. En ese punto es donde aparece el concepto de “unilateralidad” que puede surgir en cualquier pareja. Bien por JG-L, quien realiza un notable trabajo delante y detrás de cámara. “Entre sus Manos” (de la que también participan Tony Danza y Glenne Headly como sus padres y Brie Larson como su hermana Monica) es atrevida (en el buen sentido), libre de tabúes, juega con los estereotipos propios del género masculino y femenino (y se ríe de ellos), y muestra, sin tapujos, a la mujer como un objeto, sí, pero dentro de un contexto que desarrolla una trama inteligente y sólida, con situaciones de comedia y con un toque de drama.