Entretenimiento bien entendido Jack es un huérfano de madre a quien su padre campesino le cuenta acerca de la invasión de una raza de gigantes al reino en el que viven, y que fueron detenidos por el rey Erik, portador de una corona con poderes. La misma historia le es contada a Isabel, una niña de su misma edad, sólo que ella duerme en la cama de una futura reina, heredera del mismísimo Erik a quien refiere la leyenda. Aunque muchos descreen de la historia, algunos dicen que fue real y que los enemigos llegaron de tierras sobre las nubes, bajando por los brotes gigantes de unas habichuelas mágicas que germinan muy rápidamente en contacto con el agua. De ser cierta, quien poseyera esa corona y esas habichuelas, tendría el mundo entero a sus pies. Los niños crecen, pero algunas de sus fantasías infantiles se mantienen vívidas, y en esto coinciden Jack e Isabel, él a expensas de un tío déspota y ella, de un padre temeroso, que quiere asegurar el futuro de la corona casando a su hija con su más cercano colaborador, aunque a simple vista, no tan fiel como se espera de él. No obstante, los jóvenes --cada uno a su modo-- siguen buscando su propia aventura y coincidirán en ésta cuando, en circunstancias imprevistas, Jack se encuentre en posesión de las mentadas legumbres e Isabel huyendo a través del campo, bajo una lluvia torrencial. El guión de esta película de Bryan Singer es el resultado de la fusión de dos leyendas orales inglesas: Jack y las habichuelas mágicas y Jack, el matagigantes. En la medianía narrativa entre los relatos directamente destinados a los niños o los dedicados a los adultos, la película se desarrolla entre escenas de acción, romance, humor e intriga en medidas justas. Escenas que ni conceden pero respetan el bienestar de los espectadores más impresionables; secuencias épicas que aprovechan la construcción de magníficos escenarios por vía virtual y las actuaciones de un elenco donde destacan Ewan McGregor y Stanley Tucci, van construyendo una trama que se gana el espacio de entretenimiento sin más ambiciones pero bien entendido.
El viaje de una familia muy normal Los Croods son una familia de la Prehistoria. Padre (Grug), madre (Ugga), suegra (Gran) y tres hijos (Eep, Thunk y Sandy) componen el núcleo cerrado y sin vecino alguno. El mundo a sus pies está cambiando pero ellos no se enteran porque siguen viviendo como carvernícolas. Se mueven en bloque, se refugian en lo profundo de la árida montaña, comiendo de lo poco que recolectan en el día y con el temor a las criaturas de la noche como único aliado para sobrevivir. El conflicto --siempre hay uno-- surge cuando la mayor de las hijas comienza a experimentar la curiosidad juvenil, la necesidad de disponer de un espacio propio y la consiguiente rebeldía ante la oposición de un padre estricto, quien no conoce otro modo de velar por su familia que el de la autoridad patriarcal y la regla impuesta por generaciones. Eep está segura de que hay un mundo más allá de las montañas, allí donde cada anochecer se esconde el sol. Esa luz que la obsesiona, aparece una noche ante sus ojos y ella decide romper con el mandato y salir de la cueva para seguirla. Es entonces cuando conoce a Guy, un joven de su edad, que le revela la existencia del fuego, le anuncia los cambios por venir y le abre los ojos a un nuevo mundo hacia donde se dirige. Entusiasmada, Eep comparte las novedades y Grug ve cómo sus seres queridos se empiezan a alejar de él para emprender otro camino. Quedarse solo o salir de sus propios miedos y emprender el viaje hacia un futuro desconocido es la encrucijada para este padre que, además de luchar contra convicciones deberá medirse con un hombre más joven y con ideas nuevas. Los Croods es una película de Pixar que no gozó aquí del bombardeo de publicidad de otras producciones, aunque no le va en saga a anteriores propuestas de la productora. No tiene un argumento en extremo original --en lo medular coincide con Hotel Transilvania , de Sony Pictures; Valiente, de Disney; incluso con la clásica Buscando a Nemo de la propia Pixar--; sí un muy buen desarrollo narrativo que convierte a este relato en un pasaje entretenido y constante en su acción, humor y emoción. El tratamiento de imagen y su traslado a 3D es digno de quien respalda a esta cinta que busca entretener a la familia, sin desatender las expectativas de grandes y chicos y con situaciones en las que todos se pueden sentir identificados y advertir que, desde que el mundo es mundo y los seres humanos pisaron su suelo, los conflictos hacen a la cotidianeidad de la familia más normal.
Humor, romance y ficción para el público juvenil R es un zombie que vaga perdido, solo y sin rumbo tras una plaga mundial que ha convertido a casi toda la población en muertos vivientes. Se desplaza sobre una ciudad en ruinas, llena de edificios derruidos, coches oxidados, ventanas rotas y abandonados rascacielos, después del apocalipsis. Él sólo puede gruñir y pronunciar algunas palabras, y es a partir de esos pensamientos traducidos en off que cuenta la historia. Junto a su amigo M y un grupo de zombies, salen a buscar comida, ansiosos de cerebros, ya que al comerlos, los recuerdos de estos destellan en la mente de los muertos vivientes y así ellos tienen unos minutos de lucidez. Un enfrentamiento con un grupo de adolescentes dirigidos por el jefe de la resistencia humana termina con algunas bajas, entre las que se encuentra el novio de Julie Grigio. Después de devorar el cerebro del muchacho, R comienza a sentirse atraído por Julie y a sentir la necesidad de protegerla. En principio la refugia en su escondite, donde Julie no logra entender la situación. Pero más tarde detecta en R un comportamiento diferente y la relación que nace entre ellos deriva en circunstancias inesperadas y que ofrecen la esperanza de una nueva existencia. Poco a poco, y gracias a Julie, el corazón muerto de R comienza a latir de nuevo y vuelve a recordar cómo era estar vivo. Nicholas Hoult --a quien se conoció hace ya varios años a través de la hermosísima comedia Un buen chico , junto a Hugh Grant y Tony Collette--, reapareció con fuerza en el cine norteamericano con dos títulos de estreno reciente: Jack, el cazagigantes y la actual Mi novio es un zombie. Esta cinta es dirigida por el también joven realizador Jonathan Levine, responsable de 50/50 , todo un alegato en favor del coraje y el amor a la vida. Levine buscó humanizar la mitología zombie, mostrando un proceso de transformación que no resulta ni inexplicable ni abrupto a través de Mi novio... , que con críticas más o menos efusivas pero siempre amables llegó a las pantallas bahienses y está a punto de retirarse sin pena ni gloria. En esencia, corre por carriles similares a los del título anterior, y enfoca en la posibilidad de rescatarse --de una enfermedad terminal o de la muerte-- a partir del amor, sólo que, por tratarse de una película que formula un romance sobre la base de la ciencia ficción, puede trabajar con más soltura sobre el humor. Claro que no resulta muy original en sus chistes ni en la resolución argumental. Sí toma valor extra en la forma de incluirlos en la trama que Levine construyó para la pantalla y para el público juvenil, a partir de la idea general del libro, inspirado en una novela que escribió Isaac Marion y que se volvió popular entre el público que también consumió --diferencias mediante-- las entregas de Crepúsculo.
Clásico de exquisito despliegue visual Anna Karenina es una novela del escritor ruso León Tolstoi. En principio apareció como folletín en la revista "El mensajero ruso" , entre enero de 1875 y abril de 1877, pero la primera edición completa del texto se publicó en forma de libro en 1877. La novela se ha adaptado al cine y la televisión en al menos siete oportunidades, aunque las más encumbradas resultaron la realizada en 1935 por Clarence Brown y protagonizada por Greta Garbo y Fredric March; y la dirigida en 1948 por Julien Duvivier, con Vivien Leigh en el papel protagonista. La cinta inspiró a su vez el ballet Anna Karenina de Rodión Shchedrín para la bailarina Maya Plisetskaya, estrenado en 1972 en el Teatro Bolshoi, y la ópera del mismo nombre, en inglés, de David Carlson, estrenada en 2006. La obra sirvió a Tolstoi para realizar una gran crítica en contra de la aristocracia rusa del siglo XIX, presa de una hipocresía generalizada y toma como héroe a un hombre secundario respecto del principal triángulo amoroso pero que actúa como observador. Alter ego del propio Tolstoi, este personaje concluye en que ni una buena posición social, el bienestar económico o la consecusión de una familia ideal garantizan la felicidad espiritual que se puede alcanzar desde la fe. La adaptación de 2012 sintetiza la historia y la centra en Anna Karenina, joven madre y esposa de Karenin, un importante funcionario del Zar. Favorita y admirada entre las mujeres y hombres de la élite, lleva en San Petersburgo una vida acomodada. Requerida en Moscú por su hermano, Oblonsky, para que interceda ante Dolly, su cuñada, en una nueva crisis matrimonial, Anna aborda un tren donde conoce a la condesa Vronsky, y a través de ella a su hijo, un apuesto oficial de caballería. A primera vista, surge entre Anna y Vronsky una pasión que ninguna circunstancia ni compromiso social podrá apagar. La cinta de 2012 corrió por cuenta de Joe Wright, responsable también de la adaptación de otro clásico: Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, protagonizada por la misma Knightley. Se eligió para Anna Karenina resumir los actos y personajes, para concentrar la acción entre Anna, Vronsky y Karenin, tomando a los restantes secundarios como personajes funcionales e incluso tácitos cuando la intención lo requiere. Este recurso lingüístico más una puesta de estética teatral fastuosa y adornada de oropeles, en escenas privadas entre Anna y su marido o la mujer y su amante --tal y como las veladas operísticas a las que asistía la aristocracia rusa de la época--, le sirven al narrador para subrayar la condición de observadora/jueza de una sociedad que promueve lo que culpa; que, insatisfecha y despechada, busca castigos más allá de su justicia, y por mano ajena. Con un equipo de arte que no se privó de nada, Anna Karenina ofrece un despliegue visual exquisito --el vestuario, en particular, recibió el Oscar de este año--, y la fotografía logró captarlo en una inmensidad de inspiración a los amantes de las novelas románticas clásica. Keira Knightly en el rol de Anna se gana un espacio indiscutible, y Jude Law hace justicia en su composición del estricto aunque justo Karenin. Aaron Taylor-Johnson encaja en su interpretación de un Vronsky superficial aunque algo más digno en la película que en el texto.
Sobresaltos que van perdiendo sorpresa Andrés (Andy) Muschietti es argentino, actor, guionista, director asistente, director de episodios de series televisivas y de cortometrajes. En 2008, con producción de su hermana Bárbara, Andy realizó Mamá , una cinta de pocos minutos donde muestra a dos niñas temerosas por el regreso a casa, y en plena vigilia, de la dama del título. La escalofriante sensación de Victoria y Lily pronto encuentra sentido ante la mirada del espectador. Quien quiera verlo, puede consultar en páginas de Internet donde se encuentra disponible y tendrá algún anticipo de Mamá (2013). El largometraje inspirado en aquel material de origen español, llegó a pantalla como debut en grande de Muschietti, quien esta vez coescribió el guión con Bárbara, y lo dirigió, respaldado en la producción por nada menos que Guillermo Del Toro. Y se nota. La impronta del director de trabajos efectivos como El espinazo del diablo, El laberinto del fauno o El orfanato trasluce de principio a fin en el tono de Mamá, que también recuerda a algunas cintas de terror nipón. No obstante, el corto Mamá aparece prácticamente calcado en una de las secuencias más inquietantes de esta nueva película, que las tiene y muchas. El relato cuenta que las pequeñas Victoria y Lilly quedaron abandonadas en una cabaña perdida en medio de un bosque en apariencia inhabitado. Poco antes, su padre asesinó a su madre y a consciencia de la tragedia que acababa de desatar, el hombre huyó y se refugió en esa casucha. Aturdido por la desesperación, no llega a advertir del peligro que lo acecha y hace presa. Cinco años más tarde, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), hermano gemelo del padre de las niñas, quien ha gastado una fortuna en la búsqueda de su familia, recibe la noticia de que Victoria y Lilly han sido encontradas. Habiendo sobrevivido en territorio salvaje se parecen más a las bestias que a los seres humanos. Lo curioso del caso, es que ambas sostienen haber sido cuidadas por "mamá". En pareja con Annabel (Jessica Chastain) --una rockera con ningún instinto maternal--, Lucas asume la responsabilidad de velar por Victoria y Lilly, ayudado por un psicólogo interesado por el asunto. Pero las vueltas de la vida terminan dejando sola a Annabel con las chicas, y a expensas de una presencia maligna que se ha introducido en la casa. La secuencia de créditos que sucede a la introducción se encarga de informar al espectador, por medio de dibujos de las niñas, acerca de la experiencia vivida por ellas y la existencia del personaje que da nombre al largo, datos que el relato hace advertir a los protagonistas adultos hasta muy entrado el metraje. Esto, y la pronta aparición de la criatura le quitan una importante cuota de sorpresa a la narración. Puesto en conocimiento o al menos sugerencia de lo que puede suceder, al cinéfilo sólo le queda preguntarse "cuándo". Mientras tanto, sí, puede disfrutar de escenas muy bien interpretadas por Jessica Chastain y por las niñas Megan Charpentier e Isabelle Nélisse, un plus para el Muschietti como director de niños actores. En lo que a libro refiere y no obstante su potencial para más, Mamá depara algunos buenos sobresaltos hasta un final al uso y costumbre salomónica de Del Toro y de algunos de sus colegas japoneses que el cine norteamericano supo emular.
Magia y color para armar el pasado de un clásico El maravilloso Mago de Oz es la primera de 14 novelas escritas por L. Frank Baum entre 1900 y 1920. Situada en Kansas, a comienzos del siglo XX, cuenta acerca de Dorothy, una niña que se ve arrastrada por un tornado hacia un extraño mundo de fantasía, donde la esperan aventuras junto con su perrito Toto, un espantapájaros, un hombre de hojalata y el gran Mago de Oz, frente a la amenaza de brujas tiranas y monos voladores. En 1939, con sello de la Metro Goldwyn Mayer, el relato inspiró a El Mago de Oz , un musical que ganó dos premios Oscar, con Judy Garland en el papel de Dorothy, y donde el mago le cuenta a la niña sobre su llegada a la tierra de Oz en globo. Oz, el poderoso --con derechos ahora adquiridos por la Warner Brothers-- viene a desarrollar --a modo de precuela y en dos horas de metraje-- la historia de ese arribo. Con James Franco en el rol del ilusionista, Sam Raimi --quien ya lo había dirigido en la trilogía de El Hombre Araña -- construye una narración desdoblada, con un prólogo en blanco y negro dedicado a informar acerca de la personalidad del joven prestidigitador, un embustero de poca monta, mujeriego, mentiroso, y de corazón noble aunque esta característica resulte muy difícil de descubrir a simple vista. Artista de un circo trashumante, no reconoce amigo alguno, muestra cierto apego a la dulce Annie (Michelle Williams) y sólo se especializa en salir airoso de los reclamos del público estafado, las damiselas enamoradizas y los maridos celosos. Cercado por las tres situaciones, Oz improvisa un para nada afortunado escape en globo que lo termina arrastrando a la majestuosa tierra de Oz, en una secuencia donde la fotografía que homenajea a las películas de la cinematografía pionera --también habrá tributo para Thomas Alva Edison, creador del kinetoscopio--, da paso a la generada por lo último en tecnología 3D y en un real estallido de color. Si en su tierra natal, el Gran Oz creía enfrentarse a problemas, lo que le espera en este universo desconocido sale de todo control. Las brujas Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (también a cargo de Williams), monos voladores, una muñeca viviente de porcelana, y tres pueblos sometidos a la tiranía serán el desafío para este hombre, por obra y gracia de la confusión y de una profecía. Con un guión imaginativo y un desarrollo que explota todas las alternativas del nuevo cine, esta producción millonaria realizada para la Disney entretiene, transporta a la magia y cumple con la misión de internar al espectador en el universo de Oz, donde el Bien lucha y gana su primera batalla sobre el Mal, aunque a sabiendas de que la historia apenas comienza porque los desterrados de hoy regresarán por revanchas futuras y darán lugar a nuevos títulos. Oz, el ilusionista, anuncia en esta cinta su partida, pero la web se encarga de contar que, para el relato, habrá continuidad.
Filme que se queda a mitad de camino Ni muy buena, ni muy mala. Entre ambos extremos, The master es de esas películas que ofrecen mucho más por lo que de antemano aparece en las cartas de presentación que por la experiencia de su tránsito y la conclusión que ofrecen al espectador. Con un elenco de talentos que fue postulado a los premios Oscar de la Academia de Hollywood; el nombre de Paul Thomas Anderson (Sydney, Boogie nights, Magnolia, Embriagados de amor y Petróleo sangriento ) en los trazos fuertes del crédito, y el premio del Festival FIPRESCI 2012, promete, aunque no cumple en su totalidad. Inspirada en Ron Hubbard, el fundador de la Iglesia de la Cienciología, y en relatos de experiencias de soldados de la Segunda Guerra Mundial, se centra en la vida de post-guerra de Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un hombre originario de Massachussets. De un día para el otro y por razones políticas fuera de su alcance, el hombre es instado a dejar atrás su experiencia como marine y retomar alegremente su vida de civil, con escaso apoyo psicológico y sin una red de contención que le permita reinsertarse en una sociedad en profundo cambio. Acostumbrado a velar por su supervivencia; con una sed de mujer que aplaque la nostalgia por el abrazo, y presa del alcoholismo --que, lejos de ayudar a mitigar sus penas, lo hunde en el abismo--, Quell es uno más de los lanzados a su suerte y a la incomprensión del entorno. Entre unos y otros trabajos, va tambaleando hasta que, en plena borrachera, se refugia en un yate que resulta ser la sede trashumante de "La Causa", un culto que se sostiene sobre la experimentación científica y que recorre la costa este de los Estados Unidos buscando adeptos y patrocinadores. Al frente del grupo se encuentra Lancaster Dodd (Hoffman), líder del movimiento filosófico, quien se interesa en Quell y lo acepta en el movimiento. Freddie demuestra interés en La Causa, tanto que empieza a viajar con Dodd a lo largo de la costa Este para difundir sus enseñanzas. Apenas toma contacto con Quell, Dodd siente una fuerte curiosidad por aplicar sus teorías sobre él y entabla una relación casi paternal. La protección de Dodd hacia Quell --y la fascinación por la bebida "espirituosa" que el soldado fabrica-- es tal y tan errático el comportamiento del muchacho, que el líder comienza a trastabillar en sus certezas y argumentos. Entonces surge la disyuntiva. Dodd se ve compelido a bajar a Quell de su nave, o a empecinarse en probar sobre él teorías endebles, y naufragar. Formalmente impecable --las actuaciones se convierten por momentos en verdaderos duelos--, The Master se extiende por más de dos horas para dejar al espectador con la sensación de haber invertido demasiado en relación con lo obtenido.
Clásico thriller que cumple con entretener De la ductilidad interpretativa de Russell Crowe se tiene referencia con una rápida lectura de la filmografía que lo ha tenido como protagonista. Precisamente por estos días, en las pantallas bahienses, se da la posibilidad de contrastar las alternativas de este actor con las exhibiciones del musical Los Miserables , donde interpreta al rígido inspector de policía francés Javert, autodefinido como representante de la ley en tiempos de la Revolución Francesa; y de la cinta Broken City , que lo coloca en el rol del alcalde de Nueva York, un político impecable quien, no obstante las apariencias, se convierte en el generador de una trama de engaños, corrupción y conveniencias. Nicholas Hostetler se encuentra en plena campaña política para su reelección cuando decide recurrir de los servicios privados del ex policía Billy Taggart (Mark Wahlberg) para investigar la presunta infidelidad de su mujer (Catherine Zeta-Jones). Siete años antes, Taggart fue expulsado de la fuerza por un suceso acaecido durante un tiroteo, pero se salvó de un juicio interno a instancias del alcalde. Ahora sobrevive como detective privado y la llamada del alcalde aparece como una soga salvadora. Pero cuando Taggart se interna en el caso, advierte que las circunstancias son algo diferentes de las relatadas por el político y el conflicto se acrecienta cuando el amante en cuestión aparece muerto. Broken City es un típico thriller policial y político, donde abundan las zonas grises y los juegos de gato y ratón producen giros dramáticos que desvelan las facetas ocultas de los personajes. Crowe, a quien se puede recordar en La sombra del poder (2009) realizando el trabajo del antihéroe a redimirse --en aquel caso como un periodista manipulado por un antiguo amigo y político-- se sitúa en Broken City en la vereda de enfrente y compone a un político que puede dar lecciones de falta de escrúpulos. Sobre esta base se sostiene el relato que, por lo demás --guión, dirección y actuaciones--, resulta de lo más entretenido que entró en los últimos días en las salas locales, aunque no exactamente inolvidable. ¿Si podría haber ido mucho más profundo? Quizás. Pero tal vez no es la intención de este filme de estudio que procura convocar a quienes gustan de los policiales a pasar un par de horas atentos a lo que sucede en pantalla. En este sentido, el relato hace lo suyo y cumple con las demandas de público escasamente exigentes y de las del común del cine de Hollywood, con las conclusiones morales del caso y el antihéroe redimido, con la consciencia limpia y un nuevo punto desde donde partir.
Del teatro al cine, sólo para adeptos al musical Los Miserables recibió ocho nominaciones en la 85º ceremonia de los premios Oscar de la Academia de Hollywood, incluyendo mejor película y mejor actor para Jackman. Ganó, no obstante, en los rubros mezcla de sonido, maquillaje y actriz de reparto para Anne Hathaway. Durante la temporada de premios precedente ya había obtenido el Globo de Oro a la mejor película; mejor actor para Hugh Jackman, y mejor actriz de reparto para Hathaway; además de cuatro premios BAFTA, incluyendo mejor actriz de reparto también para Hathaway. Con críticas a favor, la mayoría, y relativas, algunas otras, la cinta es un musical basado en la versión teatral de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg inspirada en la novela Los Miserables (1862) de Victor Hugo. Su concreción fue un largo proyecto que comenzó a finales de los años '80, aunque tras un largo descanso, se empezó a concretar recién en 2010 para estrenarse en el mundo desde diciembre del año pasado. El resultado amerita el esfuerzo, con un elenco coral que destaca por sus interpretaciones actorales y vocales; una composición de época preciosista y un lujo de escenarios que paneó locaciones de Inglaterra y Francia para recomponer a la Paris del siglo XIX. Los Miserables es un clásico. Pero para quienes no conocen su trama, transcurre en 17 años, en el contexto histórico que precede a la Revolución Francesa. Los pobres y las pestes hacen extragos en las calles mientras los nobles y el rey hacen oídos sordos a las protestas de las multitudes hambreadas. El relato se centra en la figura de Jean Valjean (Jackman), un ex convicto prófugo, que llega a convertirse con nueva identidad en el alcalde de una aldea en Francia. No obstante su fortuna, es descubierto por el rígido inspector de policía Javert (Crowe), quien dice representar con su figura a la ley. Valjean pide una tregua viajar y hacerse cargo del cuidado de Cosette, la hija ilegítima de la agonizante Fantine, una empleada de su fábrica que fue despedida injustamente. Pero lejos de cumplir con su palabra, Valjean sigue escapando y se refugia durante ocho años entre los muros de un convento. El cuento da un giro cuando Cosette (Seyfried), ya convertida en una atractiva muchacha, se enamora de un líder revolucionario y se expone, poniendo en riesgo la seguridad de su padre adoptivo. Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que fueron bandera de la Revolución Francesa son los que también sostienen el argumento de Los Miserables y una acabada composición de caracteres antagónicos aunque similares en varios sentidos, como son los de Valjean y Javert, contribuye a humanizar el relato, sin polarizaciones. Elementos a favor de esta superproducción, nobleza obliga a advertir, que la duración se hace compleja de sobrellevar, en especial, porque la totalidad de los diálogos son, en honor al género, cantados. Se diría que es una película realizada casi en exclusiva para cinéfilos que gusten de los musicales.
Una aventura profunda Las aventuras que Sammy, la tortuguita de mar, comenzó en 2010, continúan. Junto con su amigo Ray, Sammy sabe de las lides de la supervivencia del más apto y, ya crecido, ve cómo sus hermanos y amigos salen de los pequeños huevos para hacer su temerario tránsito de la playa al mar, asediados por las gaviotas que procuran convertirlos en tiernos bocadillos. Pero un peligro mayor acecha: los hombres. Con grandes redes y ambiciosas intenciones, los cazan por centenares para encerrarlos en peceras, lejos de su hábitat natural. Los recién nacidos Ricky y Ella son apenas dos de los bebés en peligro, pero aquellos a quienes Sammy y Ray intentarán rescatar, luego de una nada sencilla travesía hacia un acuario en Dubái. Intrépidos a pesar de su juventud, Ricky y Ella se encaminan, a su vez, al reencuentro con sus padres, a quienes perdieron de vista en medio de la confusión. Testigos y partícipes de tamaña misión, son un séquito de tortugas de otras especies, peces, pulpos, caballitos de mar y hasta pingüinos. Con algo de Madagascar y un poco de Nemo, Sammy 2 propone la continuidad de una historia para niños, tierna, divertida y sobre todo, bien llevada. De origen belga, nada debe envidiar a las producciones norteamericanas, ni en producción ni en una calidad visual que, obviamente, se ve destacada y profundizada con el aporte de las tres dimensiones. No resulta original, en cambio, en el grueso de la historia, aunque tampoco lo fue el rescate de Nemo respecto del que se realizara en Toy Story 2, cuando Woody fue atrapado por un vendedor de juguetes usados. En todo caso, el objetivo de estas comedias animadas para toda la familia reside en ofrecer un par de horas de un relato agradable, entretenido, que cumpla con los requerisitos de calidad cinematográfica actuales y que deje, a la postre, algún mensaje positivo para capitalizar con los más chicos. Sammy 2 cumple con todo y da un simpático espectáculo, fácil de adoptar.