El debut en el cine argentino como protagonista de Benjamín Vicuña junto a Germán Palacios y Sabrina Garciarena en esta pretenciosa peli de la mano del director Marcelo Páez Cubells, que fuera el guionista de "Boogie, el Aceitoso" en 2009. La trama nos lleva a seguir a la pareja de Mateo (Vicuña) y Trini (Garciarena), que viven en España pero por él deben hacer un viaje al que fuera el hogar de Mateo, y alguna vez de Trini, la ciudad de Buenos Aires. Al principio todo es felicidad, él quiere comprometerse más con su novia y le dice que quiere tener hijos. El conflicto no surgirá tiempo después no por ese motivo. Antes, podrían alegrarse de haber conocido a Nacho (Palacios) por el arrebato de la cartera de Trini y porque Nacho es de la policía, todo empieza a oscurecerse. Una noche, luego de ir a bailar, secuestran a la pareja y habrá una decisión muy difícil para Mateo: volver a España, convertirse en "mula" de un cargamento de cocaína y sobre todo, lo más importante, dejar a Trini pensando, además, que puede estar embarazada. "¿Cuán lejos llegarías por amor?" es la frase que empujará a la historia que es entretenida aunque no llega a cuajar en el producto total con un todo que no es más que la suma de sus partes. La razón de esta carencia podría encontrarse en ciertas resoluciones de escenas que suenan un poco forzadas. El malo de la película es alguien que debería haber sido explotado mucho más como villano: Carlos Belloso. Luego, hay una intervención de Juanita Viale, a la que inexplicablemente, hacen hablar en castellano neutro: ¿lo habrán hecho para que le siente mejor a Benjamín, que es chileno, el vestirse de porteño con acento trasandino? Más adelante, Pascual Condito, -esto es para la gente que conoce de la industria-, distribuidor de películas que parecía en riesgo de quedar fuera de juego, también se divertirá un rato con uno de sus excéntricos cameos. Y por último, esperar la aparición de Luciano, El Tirri, el primo de Marcelo Hugo Tinelli, que está unos segundos, pero acapara atención desde su inclusión en el cartel publicitario. ¿Qué es lo destacable de este film policial, a lo Starsky y Hutch, como trató de definirlo German Palacios? Para mí, una fotografía lograda, con varias tomas aéreas de lugares icónicos de Baires, incluso, los primeros planos sobre el rostro de Benjamín Vicuña en la apertura, que crean expectativa positiva. Por otro lado, los actores elegidos, -sabemos que Benjamín ya es uno de los nuestros, querido por el público y sino recuerden la movida para que volviera a "Farsantes"-, Germán, alejado por un tiempo del cine, con su estilo algo "banana", hará dudar de qué lado está y hasta el propio productor de la peli, Rodolfo Baqué, que es abogado en la vida real, que hace un aporte pintoresco. No se le preguntó al doctor en la conferencia de prensa ya que tanto el guionista-director y Germán Palacios hablaron de que se hizo una investigación entrevistando a gente de las fuerzas policiales para saber más del accionar del narcotráfico pero Baqué, a lo mejor, también, incluyó algunos tópicos por su experiencia como penalista. Otro acierto es la banda sonora por parte de Maxi Trusso con el tema inicial y el conocido hit, "Nothing At All". Resumiendo, una propuesta policial con algo de romance, con mucho de estética yanqui vintage, para pasar el rato
Ah, esto sí que es la magia del cine y sobre todo la experiencia de verlo en 3D y en una pantalla gigante, se siente hasta el vértigo de balancear el cuerpo mientras se camina sobre una cuerda de acero. "En La Cuerda Floja" (The Walk) es una película que deja sin respiro. Es emocionante y al mismo tiempo angustioso, asistir a los actos de equilibristas y trapecistas sin red en los circos. Todos con la boca abierta y conteniendo la respiración como si ese pequeño aliento fuera a derribar a los que tienen tan alto oficio. Robert Zemeckis impacta en lo visual y en el corazón de la platea. Aquél que diera vida al insólito Forrest Gump y su éxito no buscado, que lo llevó a un Oscar como mejor director, a Tom Hanks, como mejor actor y a la peli, como la mejor del año 1994, ahora se mete con una historia que en verdad sucedió. Si no lo creen, les dejo el artículo de la revista Time y donde se asombrarán por el parecido entre Joseph Gordon-Levitt (el actor) y el verdadero protagonista de la hazaña, ¿locura? que se cuenta, Philippe Petit. (Ver: http://time.com/3976999/philippe-petit-twin-towers/). Qué hizo Philippe Petit para quedar en la historia: nada más ni nada menos que montar una operación para caminar antes de que quedaran definitivamente inauguradas las imponentes Torres Gemelas, las mismas que en 2001 fueran derribadas en un hecho que conmovió al mundo. En 1974, lejos estaba este triste episodio y más aún de los comienzos de Petit como equilibrista. Su padre era militar (nada que ver con lo artístico), su madre ama de casa en la campiña francesa y una tarde, en el dentista, vio la imagen de esos dos edificios, que iban a ser los más altos del mundo, y su corazón y su mente, se empecinaron por lograr el cruce. Temprano, Petit se va de su casa paterna a París, pues "las zanahorias estaban cocidas" (en la traducción verán "arroz", no sé por qué) y el horno no estaba para bollos. Para conquistar el cielo neoyorquino necesitaría un equipo humano y aquí es donde intervienen Annie (Charlotte LeBon), su primera reclutada, amiga y algo más, artista callejera como Philippe; un fotógrafo y mejor amigo, para retratar los momentos de preparación y sobre todo, esperar la gloria; un experto matemático (uno dirá para qué), pero tiene su razón de ser y otros varios más que se unirán a la aventura. Quien un poco refunfuñando deposita su fe en este hijo adoptivo es Papa Rudy, un Ben Kingsley impagable. Es el que le hará ver a Philippe cuál es el secreto del éxito cuando la adrenalina se trepa a la cabeza y hasta se alucina; le hace entender cuán importante es ser agradecido y no abandonar hasta el último paso cuando la jabalina que acompaña al hombre en el equilibrio se deposita en la otra orilla. Humor, el desconcierto de aquellos que fueron testigos de aquél momento de transgresión. Fíjense que acá mismo hubo un revuelo bárbaro cuando se descolgaron los de Greenpeace en el Obelisco, imagínense, eso mismo en 1974, en aquellas moles que eran símbolo de poder, hasta se podría decir de un orgullo desmedido y que alguien de apellido Petit (pequeño), francés, se atreviera a profanarlas aún antes de que empezaran a funcionar como el World Trade Center. Otra vez nos encontramos que para el hombre que tiene claro hasta dónde quiere llegar no hay más impedimento que uno mismo y sus oscuridades particulares. Es parte de lo que quiere contarnos esta atrapante historia basada en la novela "Para Alcanzar Las Nubes" que escribiera este singular personaje. Parafraseando a Forrest, Forrest Gump: "Mi mamá siempre decía, 'La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes con qué te encontrarás'" y vale para "En La Cuerda Floja", que sorprende y divierte. Advertencia: no vayan si sufren de vértigo o tápense los ojos ya que la experiencia se siente muy real.
“Esta es la voz de los marcianos…”, comenzaba así la serie de marionetas animadas que me encantaba en mi infancia, “El Capitán Escarlata”. Todavía nadie conoce la voz de los marcianos, ni a los marcianos mismos, si es que hay alguien allí. Entonces es que el legendario director Ridley Scott se propuso, tomando como base un best seller de un programador de computadoras, Andy Weir, hace que Matt Damon se convierta en el primer ser humano en obtener la ciudadanía del planeta rojo aunque tenga que arreglárselas como buen botánico e ingeniero mecánico que es su personaje Mark Watney. “Es la historia de supervivencia por excelencia”, dirá Scott y la cosa funciona porque no se cargan las tintas sobre el drama, desde la música, el histrionismo de Damon y la química entre los actores, es que este filme funciona. “Me encantó el humor, no sólo de Watney, sino también de otros personajes”, comenta Damon. “El tono cómico nunca es superficial y complementa el drama intenso de la situación, que es algo que no se asocia con frecuencia al género de la ciencia ficción”. Esto último parece ser una constante en la mayoría de las películas de superhéroes donde no faltan los diálogos picantes y los guiños entre compañeros de equipo. La mejor prueba la tuvimos con “Ant-Man”. Creo que “Misión Rescate”, es algo así, para muchos de nosotros como la campaña lanzada en redes sociales, “Que vuelvan los lentos”, tiene que ver algo con la banda sonora, -que Watney no aguanta-, pero al espectador lo hará “mover la patita” con hits de Abba, Gloria Gaynor, Donna Summer, y otros. Muy oportunas, también, los momentos en las que fueron incluidas estas canciones. ‘Hot Stuff’, ‘Waterloo’ y ‘Sobreviviré’, son el botón de muestra. Es que las misiones a Marte se van haciendo en etapas que nuestro ritmo terrestre no comprende, primero se dejan materiales, se arma el lugar donde vivir y luego, llegan las personas, si es que todo sale bien. Valió la pena el uso del 3D, y efectos especiales que están al servicio del filme y no al revés. Con todo esto del descubrimiento de agua en Marte, asunto que el director ya sabía pero no podía revelar hasta que lo hiciera la NASA y la misión en la que algunos valientes se anotaron para un viaje de ida a Marte, pensé que era una movida para que el gobierno de EE.UU., o algún privado se apiadara de la Agencia Espacial tan alicaída con el fracaso del programa de transbordadores y problemas en la estación espacial internacional. Encargarle a un icónico realizador de epopeyas un gran institucional que conmoviera los bolsillos norteamericanos antes de que otros países, China, como mayor competidor, se encarguen de ¿colonizar? el universo, que después de la llegada del hombre a la Luna, sólo podría venir de occidente. No fue así, o al menos si es ficción, lo hicieron bien, eligiendo una novela on line en la que Weir, programador durante 25 años, cargaba nuevos capítulos cada seis u ocho semanas para una audiencia que crecía por el boca a boca, y terminó la historia en tres años, cuando puso el libro a la venta —por 99 centavos de dólar— en Amazon, y fue contactado por un representante, que a su vez lo enlazó con el estudio y el equipo de “Misión Rescate” Otro personaje relevante y muy del universo de Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Thelma y Louise y en tele, The Good Wife), es la mujer fuerte, la comandante Melissa Lewis, interpretada por Jessica Chastain, que no dudará, en parte por culpa, en parte porque quiere que su equipo vuelva completo, en hacer un motín a bordo viendo que desde la Tierra no creen que Watney, abandonado tras una tormenta por su equipo, pueda resistir el clima marciano además de la falta de alimentos, agua potable, energía y contacto humano. Lo dramático del asunto se vuelve en una lucha positiva, la resiliencia para hacer una triangulación y que la historia alguien la pueda contar. Muchas reminiscencias de aquél “Cosmos” de Carl Sagan que desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena, California, intentaba hacer contacto con inteligencia extraterrestre. Yo era su fan. Los científicos de esta unidad del programa espacial serán otro de los eslabones del equipo para el rescate. Es interesante que si bien hay un personaje que está aislado en buena parte de la película, no lo parece: todos, en alguna manera estarán colaborando, los que lo creen posible, en la vuelta a la Tierra de 6 astronautas y no de cinco. Dentro de la tripulación, del Hermes, se encuentran Rick Martínez, que es interpretado por Michael Peña (alguien que está muy solicitado en estos últimos dos años) y con el que el personaje de Damon interactuará más por el lado del humor. La nerd del equipo, Beth Johanssen, será encarnada por la joven entrometida periodista de “House of Cards”, Kate Mara. En la Tierra, desde el control que no sólo tendrá que calmar las aguas de los ingenieros de la misión, los que están en el espacio, la prensa y los funcionarios de gobiernos, el jefe de la NASA, Teddy Sanders, que le tocó en suerte a Jeff Daniels, un actor que ha entrado y salido de pantalla en “La Rosa Purpura del Cairo” o ha luchado con arañas en “Aracnofobia” y más recientemente, ha enfrentado todos sus temores y demonios como Will MacAvoy en “The Newsroom”. El Orion, es una nave verdadera, que es otra pieza fundamental en el desarrollo de la trama. Cuando fue enviado a órbita, lo hizo con un tributo a Ridley Scott: el primer boceto que el director hizo de Mark Watney, en la portada del guión, con la declaración audaz del astronauta: “A este planeta le voy a exprimir toda la ciencia que aquí exista”. Grande fue el esfuerzo de los artistas por las exigencias de la filmación. Uno de los puntos fue el peso de los cascos y trajes de superficie, la suma ascendía a 20 kilos, con el extra de tener que usarlos en la arena y luchar contra vientos que alcanzaban los cien kilómetros por hora en jornadas de hasta 10 horas de filmación. No sé si a todos les gustan las historias de ciencia ficción. En esto voy a ser parcial porque tiene la mística del potencial de la especie humana cuando se enfoca en el valor de la vida, y en ver el futuro, con un esfuerzo innegable pero posible ante lo imposible. En palabras de Matt Damon sobre su personaje, “El Marciano”: “Representa más que una vida. Personifica los instintos pioneros de la humanidad y nuestra esperanza para el futuro. Ha sido un privilegio interpretar este personaje”. No es el náufrago de Tom Hanks, ni la astronauta de “Gravedad”, tampoco la teniente “Ripley”, es una peli donde se tratan de remediar errores y de salvar todo tipo de vida (sino acuérdense de mí cuando vean la escena en la que crece el primer retoño de papa en suelo marciano). Curiosidades: la misión Ares III no existe, sí la I, la IV y la V. La I y la V en honor a su antecesora misión la Saturno (fuente Wikipedia).
Cuántas veces habremos escuchado, -incluso experimentado-, que del amor al odio hay un solo paso o bien, del sentimiento de un amor no correspondido, mal interpretado o el corazón "partío", como cantaba Alejandro Sanz. Este es el camino que eligió Victoria Chaya Miranda para contar la historia de 3 mujeres con conflictos propios que afectan sus relaciones de pareja. Vamos a encontrarnos con Zara, una artista plástica obsesiva, celosa, -con razón-, que quiere tener un hijo, pero su par no concuerda y de hecho, su negativa es porque él no es fiel, no quiere entablar un compromiso y no se siente con la responsabilidad para ser padre. Por otro lado, está Mora, una niña mujer, con su conejito tamborillero y sus crisis asmáticas y alérgicas con la asfixia que le causa su madre; ha encontrado a un buen hombre, pero sus temores pueden más que el afecto que le puedan brindar. También está Verónica, una chica más que complicada, con tendencias suicidas, se está alejando de su novio y está acercándose a otra persona, que le salvó la vida, que la rescató y que es parte de su trabajo como bailarina contemporánea. Las tres unidas por el arte, -pintura, fotografía, teatro y danza-, las 3 en crisis por el amor y por la maduración. La peli tiene dos puntos de encuentro entre estas protagonistas femeninas que no se conocen entre sí pero que se relacionan indirectamente por los hombres que las tienen en vilo o por algún encuentro casual: el primero (no cronológicamente aunque aparezca de esta manera en la estructura) es la vernisage de Zara, en donde, exhibe su trabajo y se muestra más tranquila y equilibrada; lo mismo que Verónica, que estará acompañada por Alberto mirando su retrato de cuerpo entero y Mora, expectante y sobresaltada por reconocer a alguien entre el público. Otro punto de encuentro es cuando se desata un desafortunado episodio en un bar, allí confluirá el raconto en mirada retrospectiva de cómo fueron evolucionando los asuntos hasta llegar a esa escena y desde los puntos de vista de los personajes intervinientes. Por momentos creí estar viendo "Relatos Salvajes" por la fuerza y la violencia de algunas peleas. En otros instantes, es como un filme de Tarantino pues la edición no lineal de la trama hace trabajar al espectador para componer el rompecabezas de los tres relatos. La banda sonora con temas preparados especialmente para el filme fue compuesta por David Bensimon y Mauro Cambarieri. Es uno de los puntos fuertes además de las actuaciones de Diana Lamas (Zara), Laura Cymer (Mora) y Véronica Intile (Véronica). Asimismo destaco la presencia de Carlos Portaluppi, Roberto Vallejos, Gustavo Pardi, Lucas Ferraro, Martín Crespo y Matías Marmorato. En cuanto al desarrollo de la peli, si bien es interesante, me pareció un poco confusa en las idas y venidas de los distintos conflictos internos y cuando se producen los encuentros. Es un trabajo dramático que tiene lo suyo, en mi opinión, podría haber dado un poco más en cuanto al tratamiento del guión, que reitero, por momentos me resultó poco claro. Digo que es mi óptica pues se trata de un largometraje que viene del exterior cargado con una serie de premios importantes a nivel nacional e internacional. Punto aparte, tiene un destino incierto en el mercado local, que es donde nació y al que pertenece. Un toque de atención, teniendo en cuenta el esfuerzo económico para un proyecto que llega a la pantalla con breve aliento para dar lugar a aquellos que siguen teniendo ventaja en cuanto a producción y distribución como muchas otras pelis que sufren esta misma condición.
‘¿Vamos a ver la de Darín?’, suele ser una de las razones para ir a ver cine nacional, o una coproducción con actores argentinos. Supongo que en España debe pasar lo mismo ya que les encanta escuchar nuestro porteño acento. La mayoría de las veces esta práctica no defrauda y en Truman no será la exepción a la regla. Segunda colaboración entre el director catalán Cesc Gay y nuestro Ricardo Darín, para la ocasión acompañado por Javier Cámara (un actorazo que se lució en la serie de abogados de Antena 3, "LEX", que les recomiendo con fervor y sus 16 capítulos pueden verse por YouTube), y Dolores Fonzi, que luego de ‘La Patota’ ha adquirido madurez en pantalla y le toca una escena de "sexo catártico" (dixit). Ahora la pregunta es quién es Troilo, y aquí viene también parte de la explicación del título de la película, si es que la hay: Troilo es el verdadero nombre de Truman y Truman es un perro. El tema es que breve tiempo después de terminado el rodaje, Troilo murió y eso fue un golpe para todos los que lo conocieron en la filmación, ya que era un acompañante terapéutico para niños autistas y en esta peli, según cuenta Darín, fue muy dócil y se encariñaron con el pichicho a más no poder. Tanto apego hubo con Troilo, que el ex galancito, se quebró en la conferencia de prensa al recordarlo y los periodistas pensábamos que estaba bromeando y tuvo que decir con firmeza que iba en serio. De todas maneras, es una anécdota, el nombre propio del título fue un capricho de Cesc Gay, -infidencias de la preproducción-, ya que al saber que el perro se llamaba Troilo y que el protagonista sería un argentino en España, podrían haberle dejado ese onomástico tan evocante de la Reina del Plata. Pero no… Así es que Truman se convierte en el comienzo de un camino para dos amigos que se encuentran después de varios años de no verse. El motivo no es el mejor para uno de ellos. Julián (Darín) está enfermo y ha decidido abandonar su tratamiento. Tomás (Cámara) irá a escucharlo, a acompañarlo y si puede convencerlo de que cambie su decisión. Paula (Fonzi), es la prima de Julián y quien lo ha cuidado durante un año, en el recrudencimiento de su enfermedad y luego de que Julián se separara de su mujer y el hijo del matrimonio se fuera a estudiar a Holanda. Ella tiene bronca por el camino que escogió su primo; Tomás trata de no decir nada, la procesión va por dentro. Se quedará 4 días y luego volverá a Canadá, donde reside. La idea es encontrarle un hogar a Truman para cuando Julián ya no pueda cuidarlo. La historia se centra en algo que la sociedad actual trata de borrar, de esconder, de tapar y que tarde o temprano sucederá con uno mismo y con los que nos rodean, la muerte. Lo que para algunos es paso y esperanza, es volver a donde comenzamos nuestro andar. Para otros es miedo y sin sentido. La peli a través de un guión que no hace de la cuestión un melodrama, como los de Luis Miguel en la década de los 80 sino qué pasa con lo secular y sus ritos, desacralizar sin caer en golpes bajos, o por lo menos tratando de no hacerlo a partir de un humor ácido, cómo son las despedidas, cómo es la aceptación de aquellos que por lo bajo, quieren retener a toda costa a aquél que ya sabe que se ha cumplido su tiempo, su hora. Julián trata por todos los medios de dejar en paz a sus afectos, al menos lo intenta. Vemos como el mundo le será desagradecido, o bien le devolverá incomprensión porque no quiere ser carne de cañón de ningún experimento, sabe que su vida por acá ya se termina. Es un filme que nos hará derramar lágrimas pero que es sanador, que tiene momentos en que se palpa lo que es la amistad; estar en las buenas y en las malas, quizá sin hablarse, permaneciendo. Me pareció muy acertada para los tiempos que corren cuando se habla de “muerte digna” y se olvida la dignidad de la vida para poder hacer nuestro paso en esta calidad. El papel de la medicina y sus dictámenes que extienden la expectativa de vida aunque al mismo tiempo no mejoran sus cualidades. Por momentos sonará polémica y es bueno que así sea. Se las recomiendo desde el corazón y aunque estén pasando por una situación que les suene conocida. Miren, a Ricardo Darín, la experiencia de haber actuado en esta peli, le sirvió para meterse en su pasado y resolver cierto conflicto de comunicación con su padre que no quería hablar del poco tiempo que le quedaba sino concentrarse en el nacimiento de su primer nieto, -el "Chino" Darín, que lleva el mismo nombre de su abuelo-; es decir, se concentró en la vida de los otros para irse de la suya. Al mismo tiempo, se dice que esta visión que nos regala Cesc Gay es una experiencia propia y si llegan a acercarse a esta obra, verán que no le fue tan mal.
El título es en francés, pero seguro que lo traducirán literalmente y no habrá problemas. Los actores son franceses pero el director y el equipo que filmaron son argentinos. Se trata de Santiago Loza como director y Eduardo Crespo y Lorena Moriconi, trío que se complementa para brindarnos siempre la experiencia de un cine con experimentación sobre alguno de los elementos que componen la cinematografía ("Los Labios", "El Asombro", "Extraño", "La Paz"). En su obra más reciente, Santiago Loza, que a la par del cine, se dedica al teatro y dice que lo que más le gusta es la dirección de actores, es convocado por un grupo francés, "Les Chantiers Nomades" (la traducción sería algo así como los "astilleros andantes"), que todos los años realiza en una ciudad francesa (le tocó a Toulouse) un seminario para entrenar a actores y actrices que no tienen relación con las cámaras de tele, cine o la actuación radial. A Santiago y a su equipo esto le pareció fascinante: iban a trabajar con gente con la que no podían comunicarse en su lengua materna. Los primeros ejercicios consistieron en exponer en primer plano los rostros de los diferentes actores y que los demás participantes contaran qué podían decir de sus rasgos, cómo definirían su personalidad actual y cómo imaginaban que esta persona frente a cámara, fue en su infancia. Desde este punto de partida sintieron que había un germen de largometraje, no necesariamente un documental, sino una ficción con historias nacidas de personas reales sin un principio ni un final. El filme es eso, un devenir, un embarcarse y disfrutar de las imágenes, de voces agradables, de anecdóticos pasajes y recordar personajes. Sandro, el de Banfield, rosas y sus nenas, "por ese palpitar", será tomado por una de las actrices pues su padre era argentino y le gustaban las canciones del "Gitano". Otra chica, en una audición teatral hará de Brigitte Bardot, una belleza icónica que aparece en el afiche de publicidad. Es una película que parece pequeña frente a los tanques comerciales pero vale la pena, si es que son de los que disfrutan con el cine arte, ya que multiplica voces. Parece cine europeo, no lo es, en todo caso, es lenguaje cinematográfico puro que Santiago Loza supo armar para obtener este resultado tan atractivo y particular. Si quieren interiorizarse más sobre cómo fue filmada "Si estoy perdido..." y los futuros proyectos de Santiago Loza, visiten los Especiales de Espectador Web (http://www.espectadorweb.com.ar/index.php/especiales/24-especiales/2175-entrevista-telefonica-a-loza).
El Gran Secuestro de Mr. Heineken: Una noticia dramática para su tiempo, una adaptación a la pantalla a la que le falta esta cualidad. Debo decir que tenía expectativas puestas en esta película ya que conozco al director, Daniel Alfredson, -más adelante sabrán por qué-, y por un casting que tiene como una de sus estrellas al siempre efectivo Anthony Hopkins. Si hay un dejo de decepción en mis palabras, el motivo es que no fue todo lo que debió ser. Creo que el filme se apresura en presentar a los personajes y no llega a desarrollarlos del todo. Desde el principio y sabiendo en los primeros segundos que es una historia verdadera y de qué se trata, es como que pierde gracia todo lo que sigue. Demasiada información. Este barquinazo entre los créditos que tienen un estilo ochentoso. con estética de misión imposible, y la muestra de la víctima enfrentada al victimario (¿quién es quién?), en pantalla dividida a la manera de un reportaje, da la sensación de que el ritmo continuará parejo y no es así, ya que desde allí un flashback nos presentará a la pandilla que luego de un fallido pedido de crédito intenta dar el golpe del siglo, secuestrando al excéntrico magnate de la cerveza de botella verde y estrella roja (para no decir la marca que está en el título). Las escenas en que aparece Hopkins son las mejores del filme ya que el tipo psicopatea a sus secuestradores y no tiene ni piedad con su chofer, también rehén, que realmente está asustado con su encierro y el juego de los novatos criminales. Como contaba anteriormente, conozco otra obra de Alfredson, "Varg" (El Lobo), creo que en la Argentina no se llegó a estrenar y fue premiado por el jurado que integré en el Festival Des Filmes Du Monde de Montréal, Canada, en 2008. La gran diferencia con "El Gran Secuestro..." es que en "Varg" , no había desviaciones de lo que se quería contar, era una ficción con líneas duras y puras, no se le podía reprochar nada en la continuidad del guión y con personajes que parecían de la vida real mostrando sus problemas culturales y un drama social. En este caso, podría haberla hecho más intensa y dramática, ya que el potencial estaba dado; por el contrario, cuando todo podría desbordarse emocionalmente o sacudirse en la acción, el público se da cuenta de que puede seguir la trama sin sobresaltos o con idas y venidas que no tienen razón de ser, o como cuando lee la crónica de un caso policial o se lo ve en un canal de noticias. Me quedo con una frase de Mr. Heineken que es que no se puede tener demasiado dinero y amigos al mismo tiempo. Todo es cuestión de confianza y de ambiciones. Si les intriga cómo terminó la cuestión tanto para el empresario como para sus secuestradores, vayan sabiendo que después es posible que cambien de marca de cerveza. A lo mejor es una estrategia de marketing, tal como se insinúa en un momento. Ah, entre el reparto hay un Avatar suelto, pero tal vez no lo reconozcan porque no estará azul, es Sam Worthington.
Una mirada femenina, -no feminista-, aclara Ana Katz, la directora y además, co-protagonista de "Mi Amiga del Parque", sobre la maternidad. Otra característica de su última realización es que es una "comedia inquietante". Las dos cosas son ciertas y la peli cumple su cometido: entretiene, trae a la pantalla varios estereotipos (no exagerados) de madres que "hacen lo que pueden" o buscan "ser lo que otros quieren que sean" o "se mantienen en el deber ser". Me pareció un trabajo muy interesante pensando en anteriores películas de Ana, como "Una Novia Errante" en la que primaba la histeria y la trama se enredaba sobre sí misma. Aquí no sólo hay elementos de comedia sino que habrá también crítica social y suspenso. Las protagonistas pusieron mucho de sí para hacer que esto funcione, tanto Ana Katz como Julieta Zylberberg son mamás y contaron cómo esta experiencia intervino en sus personajes. Daniel Hendler, que es pareja de la realizadora, también tuvo que contribuir con la mirada masculina del asunto y es aquí que se define que la peli no es feminista y que el personaje de Zylberberg, Liz, no tiene síndrome posparto, depresión y cosas por el estilo, sino un poco de miedo a encontrarse de golpe como una mamá, que tiene a su marido, pero por el estilo de vida de esta pareja deben ajustarse para la convivencia y la crianza de la nueva vida en sus vidas sin un manual de estilo. Las hermanas R, interpretadas por Ana Katz, que es la "amiga" del título y Maricel Alvarez, un rostro muy especial, son las que impondrán el suspenso de la trama: quiénes son, a qué se dedican. El misterio y el prejuicio las rodean y según las madres y padre (hay un solo padre en el grupo) del parque, Liz deberá tener mucho cuidado de sus pedidos y no les adelanto más. La realización es argentino-uruguaya se presiente en algunas locaciones y en la presencia de Daniel Hendler, que se quejó un poco de que su personaje se achicó tanto en el guión que se limita a salir en comunicaciones vía Skype. Ése preciso elemento de lejanía con su pareja contribuye en gran medida al estado de Liz. Por el tema de las locaciones, se eligió una plaza uruguaya porque al no estar cercadas daba un marco más claro de libertad de expresión, un escenario en donde las hermanas R no tienen mucho que explicar y se crea por esta misma razón un marco más misterioso en torno de ellas y aunque sea de día cuando se encuentran. Es muy divertido el grupo de terapia para madres, en el que vamos a ver a un padre que también interviene, modelo bastante actual, en el que cada uno expone sus dramas y/o soluciones para sus niños en el arenero o en una sesión en el departamento de alguno de los intervinientes. Inés Botagaray (guionista uruguaya) colabora por segunda vez con Ana Katz -la primera fue en "Una Novia Errante")-. Advertencia: que sea sobre la maternidad no implica que vayan sólo las mujeres, a ellos también les puede interesar lo que vean. Yo la recomiendo tengan o no tengan hijos, es una mirada sobre nuestra sociedad, hiperconectada pero pobre en comunicación afectiva y humana.
Leandro Bartoletti cuenta a través del género documental, en el subrubro de la biopic, las peripecias de Mario Rodríguez Cobo, más conocido en la década de los 70 como Silo, de allí, el título de la película. Quién fue Silo, que peso tuvo a nivel nacional y también más allá de las fronteras. La pregunta es si verdaderamente fue un profeta o era un loco místico al frente de unos sectarios fanáticos. La crónica se nutre de testimonios de las personas que participaron y aún hoy siguen el camino de Silo. Aquél que formó el grupo Poder Joven, que sería la base del Partido Humanista. Un importante cúmulo de información de archivo televisivo donde nos encontraremos con una Mónica Cahen D'Anvers entrevistadora, a Santo Biasatti, al peruano Guerrero Martineitz, a Rolando Graña y a Cristian Sanz, todos ellos tratando de desentrañar el misterio Silo. También habrá mucho de historia, de la de acá y de la mundial, que confluyen en la película como un origen de las teorías de paz, felicidad y fuerza, que Silo venía a traer a sus seguidores y que hacen que los que lo siguen lo vean como un nuevo Mesías. Quizá la duración atente contra lo que se quiere contar, no tanto cómo se está contando (se utilizan variados recursos, como decía, para ilustrar: ya sean fotos, animaciones, tratamiento fotográfico, videos y filmaciones, audios, etc.), sino que se repite mucho y se cae en la redundancia que puede llegar a aburrir. Estos son los casos en los que se debería reflexionar si es conveniente estrenar en una sala o ir a la televisión. Son decisiones muy personales y también de negocio, pero con el documental que nos ocupa, no creo que hubiera mucha discusión.
Una trágica historia de amor que se desarrolla en un mundo fantástico, el mundo de las conexiones neuronales. Ganadora de varios premios en varios festivales reconocidos, entre ellos el de Karlovy Vary, esta película que viene desde Lituania y que es de 2012, nos sumerge en la vida de un científico, que se someterá a un riesgoso experimento: entrar en la mente de una joven en coma y tratar de interactuar con sus recuerdos, sus sensaciones, en una palabra, ser los ojos y la voz de alguien que está en viva en cuerpo pero con sus neuronas dormidas. Con todo el debate sobre la Ley de los Derechos del Paciente y Muerte Digna, es todo un planteo sobre la ética médica y hasta dónde la ciencia puede llegar para mantener un cuerpo si la mente no responde como debería hacerlo. Lukas se involucrará más de lo debido pese a las advertencias del programa que lo tiene como conejillo de indias, va perdiendo su vida para mezclarla con la de Aurora y así tratar de responder una de las preguntas más inquietantes del ser humano, hasta qué punto se está vivo en una condición en la que aparatos y enfermeros mantienes ciertas funciones vitales y cómo podemos comunicarnos con las personas que se encuentran en estado de coma, cómo, poder ayudarlas y acompañarlas para que partan en paz o "descansen" su particular sueño. Marius Jampolskis y Jurga Jutaite, los protagonistas de tan osados roles, ambos tendrán que pelarse a ras, -el personaje de Lukas, lo hace en vivo, frente a cámara-, y Aurora que ya está así luego de un accidente de auto que la tiene inconsciente. No solamente eso, sino que su relación empieza como totalmente instintiva, que se torna violenta, animal, sexual (hay varias escenas de sexo explícito, incluso una orgía) y a medida que se van entrelazando sus pensamientos, sus sentimientos, la carga empieza a equilibrarse en ese nivel psíquico mientras que Lukas empieza a sufrir a nivel conciente demasiados efectos ¿secundarios? del experimento, que lo van encerrando en una encrucijada. Muy buen trabajo de la directora y además creadora del guión, Kristina Buozyte para "Aurora", esta vez, debo decirlo, con un título que tiene que ver con lo que vamos a ver. No es sólo el nombre de la protagonista, sino lo que tiene que ver con el despertar. Si no son impresionables, ya que algunas imágenes son muy descarnadas, es una buena película, algo distinto, ciencia ficción sin naves espaciales y con suspenso.