Llega a nuestras pantallas esta peli del mismo director de "El Turista", Jérôme Salle y cuyo título es "Operación Zulú". Mucho no nos va a decir hasta que definitivamente nos internemos con la mirada en ella. Un devenir de imágenes violentas que van mostrando un pasado que define un presente. La acción se desarrolla en esa Sudáfrica que a pesar de haberse convertido en un país moderno y donde la convivencia se sostiene delicadamente, tiene demasiados fantasmas y muchas heridas a flor de piel. Este policial dramático cruza esa historia anterior a Mandela y los abusos del Apartheid con 2 personajes: Ali Sokhela (Forrest Whitaker), el zulú del equipo policial, al que se lo ve con el rictus de cargar con las imágenes de su padre que es torturado y asesinado delante de sus ojos cuando era niño; no sólo eso, en la huida de los atacantes blancos, es herido por un perro, y por estas heridas no puede intimar con ninguna mujer. El segundo personaje es Brian Epkheen (Orlando Bloom), un policía descarriado en todo sentido, se ha separado de su mujer, siempre hay una nueva en su cama y ni su hijo lo respeta. También lleva una carga negativa, con un apellido de los años de división lo cual lo hace más infeliz. Los dos encuentran un motivo de lucha cuando asesinan a la hija de un entrenador de fútbol y, alguien de la sociedad, parece que hubo drogas y cuando empiezan a investigar se destapa una caja de Pandora imparable. Niños que son utilizados para probar medicamentos que les provocan reacciones violentas, prostitución, trafico de armas, negocios turbios. Ni bien arranca la investigación, un compañero de equipo es cruelmente asesinado por la misma banda que están buscando. Intensa, con buenas actuaciones de Forrest Whitaker, que resiste hasta encontrarse con su pasado; Orlando Bloom, al que no reconocí, pues no estaba con traje de época (¿se acuerdan cuando sólo trabajaba en pelis donde estaba de pirata, mosquetero u otro atuendo del pasado?), aquí, el pasado es un ingrediente psicológico y social, así que no traiciona. Me quedo con la frase de Mandela que pronuncia Ali: "Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces, él se volverá tu compañero". En boca del líder se convirtió en una bandera de pacificación, en esta trama, tendrán que verla, es posible que eche combustible al fuego. No es para almas sensibles, si vieron "Chappie" es posible que la resistan sin problemas.
El canto del sinsajo se escuchará por última vez a partir de este jueves -un día antes del estreno mundial-, en el final de la saga basada en los libros de Suzanne Collins. Otra mujer, que como la creadora de Harry Potter, revolucionó el mundo de la literatura adolescente y que alcanza a los adultos jóvenes también con algo de acción, fantasía pero también temas sociales. En esta segunda parte del tercer capítulo se juega el destino de la revolución, que ya no es juego, aunque conserva sus reglas arbitrarias y a muchos de los vencedores que se jugarán para reunificar a los distritos bajo un nuevo poder, más sano, en teoría. Katniss Everdeen, la heroína de cara aniñada, deberá pensar qué es lo que quiere: venganza por los que murieron, pacificar al pueblo, que se terminen los Juegos a los que el malvado Presidente Snow sometiera a los jóvenes de los distritos a vencer o morir para sólo premiar a los únicos que ganan y dejar en la miseria a los perdedores proveedores del Capitolio. Tiene a sus espaldas más que sus flechas incendiarias, la responsabilidad por ser la cara visible de una gran movida la inquieta y parece sobrepasarla. La versión en 3D nos trae algo, que quizá sea un recurso no tan importante para la trama pero es curioso y hace bien a la vista: el subtitulado se ubica entre medio de los personajes que dialogan, o en lugares que no molestan, los títulos también tienen esta estética y habla bien que hasta eso fue trabajado en la producción visual. Los desafío que se queden hasta el último crédito final, ¿se atreven? Desde ya, les digo que no hay nada más, es el final, sin embargo, me pareció impresionante la cantidad de personas que trabajaron para este filme. Es un ejercicio en contra de la ansiedad de los públicos. Las decisiones se precipitan, la confianza está dañada y no se sabe quién es leal a la gran causa. Las técnicas de los Juegos servirán esta vez para ser más mortíferas pues sólo los más fuertes con Katniss al frente son los que pueden llegar a Snow (Donald Sutherland). Coin (Julianne Moore), con su presidencia paralela desde el descubierto Distrito 13, tiene una idea en mente y es lo que se develará en este final final. Plutarch, el personaje interpretado por Philip Seymour Hoffman, tendría que haber sido uno con mayor peso, pues está entre Coin y las flechas del Sinsajo, Katniss, lamentablemente, ya no contamos con él físicamente y es un poco, Haymitch (Woody Harrelson), el que toma la posta. Por otra parte, estará la vida y elección romántica de Katniss entré Peeta (Josh Hutcherson), quien siempre se jugó por ella y que hasta quedó dañado y casi convertido en un "muto" (mutante) por las torturas; y en el otro rincón, Gale (Liam Hemsworth), el ángel guardián de la madre y la hermanita de Katniss, que hasta este último capítulo no arriesga tanto y se da cuenta de que el corazón del Sinsajo está tironeado. Con muchos momentos de tensión, otros de intenso dramatismo, creo que no defraudará a los seguidores de la saga. Si bien era más vistoso cuando el reality era un juego peligroso, esta transformación en una guerra, se puede ver más desde el aspecto político y social y desde otros contextos contemporáneos. Dirigida como las 2 anteriores por Francis Lawrence, ya que la primera fuera dirigida por Gary Ross, presenta un gran espectáculo para ser visto en pantalla grande.
Dice Fernando Salem, director de esta peli con título de enciclopedia: "Si un vendedor golpeara a mi puerta ofreciendo un fantástico libro con respuestas a todos mis interrogantes, no seria fácil convencerme. Pienso que hay cosas que no tienen una explicación y no está mal que así sea. En definitiva todos cruzamos un desierto cargando con nuestras pesadas enciclopedias incompletas.?¿O no?" "Cómo funcionan casi todas las cosas" es una road movie que invita a viajar al interior de cada personaje, sus vínculos, sus sueños, su realidad. El principal, el de Celina, quien es abandonada por su madre, que sabemos que es cantante y que posiblemente esté en Italia. El reencuentro empieza a florecer en esta jovencita, empleada de una estación de peaje en el medio del desierto sanjuanino, cuando vuelve de la iglesia y encuentra a su padre muerto. Él había sido vendedor de enciclopedias, de allí la conexión con estas preguntas y respuestas de "Cómo funcionan...", se encuentra con su antiguo compañero de viajes de ventas y Celina se ilusiona con ganar dinero para encontrar a su mamá. Emprende su viaje con una vendedora y su hijo. Entre intertítulo e intertítulo (un recurso algo abrupto pero efectivo), cada personaje va dando respuestas a preguntas que uno podría encontrar en la enciclopedia, pero quizá no sea lo que esperábamos, porque la vida es así, no hay recetas, no es una cuestión científica lo se pueda llegar a contestar. Esta peli viene de ganar sendos premios en el Festival de Mar del Plata, para Fernando Salem como mejor director en la competencia argentina y también el premio ARGENTORES al mejor guión argentino, que Salem coescribiera con Esteban Garelli. Además, viene con buena estrella ya que este proyecto ganó el premio de Ópera Prima del INCAA. Los paisajes de San Juan, la correcta intervención musical, y el elenco hacen de ésta una pequeña gran película. Se destacan las actuaciones de Verónica Gerez, la Celina que cree que su destino está más lejos que una posibilidad nunca pensada. Es su primer papel protagónico. Luego, una larga lista de caras conocidas como Rafael Spregelburd, María Ucedo, Pilar Gamboa, Marilú Marini Miriam Odorico y Sergio Pángaro (quien musicalizara la atrapante "El Hombre de Al Lado"), entre otros. El póster del filme fue confeccionado por el artista plástico Julio Alan Lepez. Por ahora se estrena en 2 salas en Capital y más tarde se agregarán Rosario y San Juan. Ojalá haya oportunidad de que más público la pueda disfrutar en pantalla grande.
Un piloto top gun devenido en jugador de Play, dentro de un contenedor, pero que hace lo mismo que si estuviera sobrevolando y detonando sus armas en pleno escenario sin ser derribado y en peligro de muerte real. En dos líneas el trasfondo de "Good Kill" (título original) que es el comando que desactiva el láser de precisión luego de haber dejado un agujero en la tierra y contado las víctimas o lo que queda de ellas. Ethan Hawk interpreta a Thomas Egan, quien anhela volver a subirse a su F-16 y ver al enemigo en vivo y directo y no con intermediaciones tecnológicas. Es que es mejor estar en el campo, aunque la adrenalina nunca baje y la vida se termine allí sin volver a casa. Todo este comando a distancia está instalado en un complejo en las afueras de Las Vegas y al abandonar su turno, Egan vuelve con su esposa e hijos de los que cada vez está más lejos a pesar de volver a su hogar. Está como frizado, sin exteriorizar emociones. La cosa se complicará más aún cuando la CIA intervenga el control militar y se encomienden misiones en la que los daños colaterales en vidas humanas (mujeres o niños) no serán mitigados. El jefe de los pilotos suelta una perorata a los novatos reclutas que sentados en un reluciente hangar lo escuchan, Egan también lo escucha y cada vez se siente peor. Un nuevo equipo está en marcha con "Langley" (seudónimo para la CIA en las comunicaciones), que lo ve y lo oye todo, y ordena matar. Lo que me molestó de esta película es que el ejército tira las culpas sobre la CIA por ser tan fríos, mientras que ellos se consideran héroes por haber peleado en el frente y ahora se lamentan por hacer las cosas detrás de un escritorio donde no pueden ser tan precisos como quisieran y así salvar la vida de sus compañeros y/o de desconocidos, mujeres y niños, blancos civiles que son considerados no errores de precisión, sino una lección para cada día tener la piel y el corazón más duros. Veremos los males de los que vuelven de ese infierno en países lejanos por distancia y cultura: infidelidades, insomnio, alcoholismo, drogas, etc. Me extraña que Andrew Niccol que nos brindó aquella poderosa "El Señor de la Guerra" con Nicholas Cage, escritor de "La Terminal", "Gattaca" y el alucinante alegato de "El Show de Truman", acá se haya quedado en un filme tan chato, por momentos melodramático, con un Ethan Hawk de cartón. Peor es saber que esta basado en hechos reales; bien dicho, hechos, pues me parece que faltaron testimonios de personas reales. No quisieron hacer un documental, hubieran probado con un docudrama y todo bien. Lo único real parece ser esto de la culpa de matar a distancia y volver a casa como si se hubieran apostado las últimas monedas del sueldo en alguna máquina del strip de Las Vegas. Esta no es la manera. Si quieren paz, no hay que matar ni desde un contenedor ni desde un avión, ¿verdad?
Con los ingredientes propios del género del terror y al mismo tiempo, algo de humor y el toque escatológico (para la platea adolescente), es que M. Night Shymalan revisita la pantalla grande. Como en El Sexto Sentido, el director tomará a una adolescente y su hermano, pre-adolescente, como protagonistas de momentos que hacen saltar de la butaca. Lo más gracioso es que el problema más grande que sufren Becca y Tyler es ir a visitar a sus abuelos por primera vez. Abre la película con la madre de ambos hablando a cámara, como si estuviera haciendo terapia y contando que la última vez que vio a sus padres hizo algo terrible, que no quiere contar. Desde allí, nunca más trató de contactarlos y ahora, es que por una semana, los chicos irán a renovar los lazos con su familia materna, la única que les queda, ya que el papá de ambos los abandonó unos años atrás. Becca está haciendo un documental, por eso la madre miraba a cámara. Cuando esté con los abuelos, seguirá rodando mientras su hermano intentará colar algunos raps de su autoría. La mayor preocupación que tienen los hermanos es que en la casa donde creció su mamá no hay señal de celular. Al menos hay teléfono y por ese medio, en algún momento, podrán establecer una videollamada. Todo va bien hasta que llega la primera noche, allí se dan cuenta de que su abuela no está muy bien de salud, al día siguiente ven que tampoco el abuelo se comporta de una manera normal. Aquí, comenzarán los escalofríos, los sacudones y tratar de desentrañar el secreto detrás de esta pareja que no deja que sus nietos salgan de su habitación luego de las 9.30 de la noche y qué hizo la hija de ambos para luego cortar todo lazo. Deanna Dunagan, hará de la dulce abuelita que cocina deliciosas galletas de día y de noche parece ser la del cuento de Caperucita Roja; Peter McRobbie, será Pop Pop, quien trata siempre de advertirles a los chicos que no es conveniente salir al pasillo después de las 9.30 y no sé sabe muy bien a qué va al granero todos los días; Kathryn Hahn, será la madre con la pena de haber escapado de su hogar y que sus padres nunca hayan vuelto a hablar con ella, salvo hasta este momento en que piden conocer a sus nietos, ¿será para perdonarla? En todo caso, ¿de qué tendrían que perdonarla? Y para los chicos un fuerte aplauso: Olivia DeJonge (Becca), que nos brindará una clase de realización cinematográfica (por su papel de documentalista) y Ed Oxenbould (Tyler), que carga con los estigmas propios de la separación de sus padres y se desvive limpiándose las manos con carilinas aunque esto no le impide, como decía antes, desarrollar sus dotes de rapero. Presten atención a los ángulos de cámara, que no son los normales pues si bien la peli fue filmada profesionalmente, son los chicos, los que dejan la cámara prendida en lugares en donde no se está enfocando todo, luego hacen acercamientos que no son los normales y en otras ocasiones vemos un recorte del plató. El suspenso clásico, no mucha truculencia, y los descubrimientos que van acelerando la acción en esta entretenida película que disfrutarán tanto los adolescentes como los mayores que sigan a Shymalan. Después de la Casa Vampiro, Escalofríos y dentro del tono, sea esta recomendación para Los Huéspedes.
Una agridulce comedia basada en hechos reales de la directora Maya Forbes que por primera vez dirige en la pantalla grande. Por cierto que le salió muy bien y tuvo una gran ayuda del elenco encabezado por Mark Ruffalo y Zoe Saldana a quienes apoyan con insuperables actuaciones las pequeñas, -por edad-, Imogene Wolodarsky y Ashley Aufderheide. Maggie, Cameron, Amelia y Faith son una familia normal, con sus idas y venidas hasta que Cam, el papá, se ve afectado por un trastorno maníaco compulsivo que se hace crónico en una bipolaridad. De allí viene el título en inglés y el juego de palabras que utiliza Faith cuando dice que su papá es un gran "oso polar", en vez de decir que sufre de bipolaridad. Los cuatro viven en Boston, él es de familia acaudalada pero venidos a menos. Ella no sólo es una muestra de lo que pasó con muchas mujeres al comenzar la revolución feminista: acceso al trabajo, los hombres tratando de que se queden en los hogares si tienen niños y además, el hecho del color de su piel en un distrito en que ella no es muy bienvenida. Maggie se esfuerza y aún así no logra conseguir un trabajo para mandar a las niñas a un buen colegio. Además, está la enfermedad de Cam, con lo que no es fácil tomar la decisión de alejarse mucho del hogar. El matrimonio empieza a resentirse y Maggie decide, haciendo de tripas corazón, dejar a Faith y a Amelia, en manos de este chico grande, que quiere pero le es muy cuesta arriba volver a ser el que era antes de enfermar. Las chicas serán ese faro que guíe al antes navegante, ahora fotógrafo mientras la madre, trata de estudiar y subir algún escalón más y a la vez, con esto, mantener a su esposo en un proyecto a mediano plazo para recuperarlo definitivamente. Como la película está ambientada en los 70s no hubo problemas en verlo a Mark Ruffalo con un cigarrillo en la boca casi permanentemente, para mí un poco excesivo. Todo lo demás, una espléndida construcción en equipo. Es tan encantadora y provocadora como "La Joven Vida de Juno" y marca esas tendencias sociales que están repercutiendo hasta hoy en día. Imogene y Ashley, dos actrices de aquí a la China, esperamos verlas muy pronto en alguna otra peli. No redunda en golpes bajos ni en escenas melodramáticas; todo lo contrario, donde hay tensión se tratará de resolver por la vía de una situación algo insólita, estridente, ridícula, bizarra -sobre todo-, o con ternura. Buena banda sonora, mejor fotografía, con impactantes coloridos (como una psicodelia) en este relato que a pesar de las dificultades, que fueron reales, resalta las fortalezas y las ganas de reconstruir con amor lo que el trauma separó y desordenó.
Llega Halloween y con este oscuro carnaval, aparecen en concordancia títulos en cartel que se hacen eco del evento de los fantasmas, almas en pena, zombies y dulce o castigo. "Escalofríos" es una adaptación para pantalla grande de los éxitos de R.L.Stine y la editorial Scholastic, que ya lleva vendidos más de 400 millones de libros desde su aparición en los años 90. Sus personajes son aterradores, pero no tanto. Es literatura al estilo de Stephen King pero para público pequeño. De hecho, hay guiños permanentes al amo del thriller psicológico y el genero del terror que te hace dormir con la luz encendida. Esta comedia de aventuras, tiene al frente a Jack Black como el esquivo y gruñón Stine, padre de una adolescente, Hannah, que es muy especial. El que desencadena el conflicto, en realidad es Zach Cooper, interpretado por Dylan Minnette, que luego de la muerte de su padre, queda muy afectado y por eso su madre, decide que deben mudarse de la ciudad a un pueblo pequeño, donde vive su tía estilo hippie-chic. Un Zach algo triste y contrariado, ya que encima su mamá trabajará en el colegio donde él estudia, tendrá una luz y un gran riesgo que correr para salvar el día: por un lado, se hará amigo de Hannah y por el otro, se topara con Stine, del que no queda claro si tiene secuestrada a su hija, la sobreproteje o está ocultando algo más grave. Otro amigo de Zach será aquél que todos patean, alguien acostumbrado al bullying desde su nombre mismo: Champ. Me pareció ver mucho de Adam Sandler, no se porqué, en Ryan Lee, el chico que interpreta a Champ y ya actuó dirigido por J.J.Abrams, "Super 8". Esta especie de "Cazafantasmas-Gremlins-Poltergeist" juntos pero no revueltos, explota cuando una noche, el alter ego de Stine, Slappy, un muñeco malvado que quiere vengarse de todos aquellos que se burlaron de su creador, se hace realidad, y cobra vida al abrirse el candado de uno de los libros mágicos. Al mismo tiempo, el Abominable Hombre de las Nieves, un Hombre Lobo con pantalones y zapatillas de básquet, una gelatina que se traga todo alrededor, una Mantis Religiosa gigante y unos enanitos de jardín muy jocosos y molestos; resumiendo, un ejército de seres salidos de cualquier pesadilla, se abren paso en el pacífico pueblo que ya no lo es más. Stine está retratado como un escritor con un don, el de refugiarse en la escritura de sus cuentos al sentirse solo y agredido por sus vecinitos y compañeritos, desarrolla una capacidad de creación y su escudo, que se traduce en criaturas espantosas pero con un toque de ácido humor. Hay una invención de Stine que nacerá en su adultez y no tendrá estos rasgos tan terribles, ella es su mejor personaje y quizá, su salvación. El desafío de los realizadores, Rob Letterman -ya había trabajado con Black en Los Viajes de Gulliver y también fue director de "El Espantatiburones" y "Monsters vs. Aliens"-, y de los guionistas, Scott Alexander y Larry Karaszewski (Ed Wood, Big Eyes, Larry Flynt, etc.), era ver cuál de los libros de Stine era el indicado para llevar a la pantalla. Parece que la decisión no fue tan difícil e hizo que el homenaje sea casi completo, con un montón de esos seres de tinta y papel recreados mecánicamente, como Slappy (que no tiene hilos) o con algunos efectos especiales en su concepción. Es una peli divertida, es en 3D, lo que la hace más atractiva y casi un juego y en donde los papás no quedarán afuera del entretenimiento.
Spielberg hace rato que nos tiene acostumbrados a la épica y a los temas históricos. Esta historia en particular, que reunió a varios ganadores de premios Oscars, Golden Globes, Tony (para el teatro de EE.UU.), se las trae trayendo hechos verídicos de la mano de un guión escrito por los hermanos Ethan y Joel Cohen, y un elenco que incluye a Tom Hanks, a Alan Alda y Mark Rylance, un lujo. La verdadera épica aquí está en que un hombre común, con una vida común, termina realizando un hecho fenomenal, saltando la cerca de la cotidianeidad y viendo al otro como una persona que necesita ayuda. Lo cierto que James Donovan (Tom Hanks) es hasta cierto día un asesor y abogado de seguros de una gran compañía de Nueva York. Una mañana se levanta y un agente de la CIA lo convoca para que sea el defensor de un espía ruso, Rudolf Abel (Rylance). El asunto es que Rudolf, también parece un hombre normal: tiene un atelier donde lo vemos pintar sobre lienzos y sin embargo, el hombre, está tomando información que pasa por medio de una moneda hueca. El gobierno de EE.UU., en plena guerra fría -donde las palabras eran el arma que se disparaba para hacer amigos, enemigos, difundir el terror sin disparar una bala-, quería montar un teatro con un proceso que pareciera justo para este particular espía, un hombre mayor. Donovan, a riesgo de ser tratado como un traidor, no sólo por el público en general sino por su propia esposa (Amy Ryan) que le reprocha que se ponga al servicio de alguien como Abel. EE.UU., por su parte, sabe que el topo Abel no es el único espía en este juego. Ellos mismos tendrán a alguien en Rusia, un aviador, Francis Gary Powers (Austin Stowell), al que Spielberg conoció por el relato de su padre, cuando se produjo el episodio de su derribo en territorio enemigo sacando fotos desde un avión a 7000 pies de altura. Habrá un tercer inocente y un pueblo que sufre las consecuencias de la división: un estudiante norteamericano que queda atrapado en Berlín Oriental, por querer ayudar a su novia a cruzar del otro lado del recién construído muro. En este punto, aparecerá Wolfgang Vogel (Sebastian Koch), otro abogado, que para que el mundo reconozca que existe una Alemania "democrática", complicará la negociación primaria que es un intercambio de espías. La primera parte de la película presentará a cada personaje y su personalidad. Abel aparece pintando un autorretrato propio y la cámara y la trama varias veces se posará en esta cuestión: cómo nos ven los otros y sobre todo en una situación como la que se vivió en este tramo de la historia donde en la URSS, los soviéticos condenaban al espía y exhibían sus petenencias y las partes rescatadas de su avión como un trofeo y para demostrarle al otro lado ejemplarmente que esto no debía suceder más. Del otro, Donovan, que tiene un diálogo con el querellante de una causa donde el número de delitos es multiplicado por las personas que fueron afectadas y Donovan que retruca que no, que es un solo delito que afectó a 5 personas. Luego, cuando vea la realidad detrás de la cortina de hierro y conozca al otro lado, su discurso servirá para llevar a cabo una negociación que vaya más allá de lo que quieren los políticos. Mientras tanto y cuando se conoce que defenderá al topo, todos lo miran raro y su hijo más pequeño está asustadísimo por los documentales con precauciones sobre los daños que puede hacer una bomba atómica. No es curioso que EE.UU. supiera lo que significaba el poder atómico luego de arrojar 2 bombas sobre Japón... El fino humor de los Coen viene de maravillas para ponerlo en boca de estos personajes que están viviendo un gran drama pero con la esperanza de que están poniendo lo mejor de sí: en algunos casos la lealtad, en otros la perseverancia y la valentía para superar el conflicto. Alan Alda, como el jefe de Hanks, en esta peli, le toca un papel pequeño, pero enseguida uno descubre al gran actor que la juega de Poncio Pilato, entregando a un buen abogado que cumplirá su trabajo, al menos eso es lo que él cree. y porque para la CIA, si algo sale mal, la historia nunca se contará, nunca habrá exisitido y ellos menos que menos habrán tenido la culpa. Una gran película, quizá con un atisbo de "La Lista de Schindler" y que nos sirve a todos pues uno nunca sabe, si se levantará como una persona común y terminará el día siendo un héroe, alguien que hace la diferencia.
Con sólo invocar a Zac Efron me parece que esta película podría lograr llenar salas con sus fanáticas teen; sin embargo, no creo que les guste la imagen que esta carita tierna tiene para ofrecer en un buena parte de la peli. La insípida frase que sirve de titular no sirve para averiguar qué hay detrás de esas palabras que lo componen: Música, Amigos y Fiesta . Es que si uno se pone a pensar en ellas, evoca buenos momentos, más que otra cosa. El punto al que el director Max Joseph quiere llegar es a mostrar el camino a la fama de un joven con auriculares y que ese joven, tiene amigos que podrían condicionar su ascenso. Ser DJ, más que un trabajo serio, suena -utilizando un verbo del rubro-, a que esta persona se pasa gran parte de su vida escuchando música y enganchándola para que la gente baile y él (David Guetta) o ella (Calu Rivero, París Hilton) gane dinero, se haga famoso y viaje por el mundo. OK, es cierto esto de convertirse en una celebridad pero lo que este filme quizá muestre es que también se puede ser un artista que haga bailar a multitudes al son de una música que se extrajo de la vida misma y no tanto el sonido electrónico en sí. Antes de eso, Cole (Zac Efron) deberá purificarse en el crisol: él y sus tres amigos no viven precisamente en el paraíso. La mejor noche es la del jueves cuando reunen a las chicas de la universidad en una pequeña disco donde Cole pasa su música como telonero de algún otro gran DJ consagrado. A él le dan las migajas. Cierta noche de jueves, una aparición cambiará su rumbo: se encontrará con James Reed alguien que ya pasó la cresta de la ola y que encuentra en Cole algo de su chispa de antaño. El protagonista se olvidará un poco de sus amigos para entrar en un mundo que le queda grande; saldrá del suburbio y tendrá la oportunidad de conquistar a un público por sí mismo. Un sueño hecho realidad, que puede convertirse en pesadilla. James tiene una asistente, Sophie, es más que la que arregla todos los detalles de la vida de la estrella. Es mucho más joven que él y enseguida se genera onda con Cole. Vivir es tener que decidir y eso es lo que le aguarda a la promesa de la música electrónica. Sus amigos, también, tienen metas que cumplir pero su brújula está un poco descompuesta: uno de ellos, no sólo es "tarjetero" del boliche sino que también vende droga para conseguir dinero e irse del Valle de San Fernando; otro, es un actor que tiene contactos que rayan con lo mafioso aunque con fachada de trabajo común y corriente y finalmente, Squirrel, que los lleva y los trae con el auto de la mamá, que es como el más indefenso pero por momentos ve claro y se pregunta si en el futuro serán mejores que la imagen que les devuelve su presente. Es la ópera prima en cine de Max Joseph, que se dedicaba más al videoclip, a la publicidad y a MTV con una serie que ya lleva 4 temporadas, "Catfish". La estética tiene mucho que ver con esto ya que a la actuación y a la música electrónica se le sobreimprimen títulos, palabras, algunas animaciones que surgen del estado de alucinación de los personajes al mezclar drogas y alcohol. Para su preparación como DJ, Efron se reunió con Alesso, un DJ sueco que le enseñó el oficio y hace un cameo en una fiesta en la que Cole comienza a demostrar sus habilidades. Varios artistas componen la larga lista de temas de la banda sonora que es un punto fuerte del filme, si es que les gusta este tipo de música: Years & Years, Gryffin, AlunaGeorge, Hook N Sling y The Americanos, entre otros. El título en idioma original, "We Are Your Friends" es inspirado por la canción de Justice vs. Simian, un remix de música electrónica que originalmente pertencía a la banda de hip-hop Simian, como título de un álbum y que en un concurso de MTV quedó en manos de "Justice vs. Simian", historia que sería bastante interesante que el director de la peli contara algún día. La chica linda es interpretada por Emily Ratajkowski, una modelo y actriz que hizo una aparición en "Entourage" en su versión cinematográfica y parece estar de moda. Wes Bentley ("Belleza Americana", "Los Juegos del Hambre"), interpreta a James, el mentor que por momentos no quiere dar paso a la juventud y al mismo tiempo brinda consejos para que Cole no se desbarranque. En EE.UU. no tuvo un buen arranque con alrededor de 2000 copias en cines de todo el país, mi impresión es que por estos lares tampoco causará mucho revuelo. No es "High School Musical", no es "Trainspotting", mucho menos "Fama" o "Flashdance", con algunos de sus elementos sociales, con algo de moralina flotando, y sin un título que tampoco ayuda a decidirse por sentarse a verla. En todo caso, si la trama no los atrapa, pónganse a bailar porque el sonido en la sala de la música es lo que vale en este paseo.
"Taxi" de Jafar Panahi es una joyita que vale la pena no perderse. No todos los días se encuentra una película iraní en cartelera y el cine iraní no es para nada difícil para los ojos de occidente, ni en su factura ni en su contenido. Con sutil ironía y poniéndose al volante de un taxi, el del título, Panahi recorrerá las calles de Teherán exponiendo, a través de una cámara que toma a los pasajeros, la vida en esa ciudad, y en la totalidad su Irán natal. Es muy recomendable para todo aquel que estudie comunicación y para los que estudien cinematografía también. Panahi fue encarcelado en 2010, dice el gobierno que no fue por motivos culturales; es decir, por sus películas, sino por haber cometido delito. El hecho es que luego de las denuncias que hicieran Amnesty International y otras asociaciones que están vinculadas al mundo del arte, mismo se hizo una foto en el Festival de Mar del Plata pidiendo su liberación, pudo volver a su vida, aunque no puede realizar películas por 20 años (esto quiere decir que en Irán su cine no es "distribuible" y no puede llevar créditos de artistas y equipo de producción, ni nada). Esta película ya obtuvo el Oso de Oro en Berlín y el Premio FIPRESCI en el mismo Festival. Es la transgresión misma a su situación y la representación máxima del verdadero cine independiente. Antes de que el filme fuera anunciado para ser exhibido en la Berlinale, Panahi emitió una declación oficial en el que prometía continuar realizando cine a pesar de la prohibición que pesa sobre su persona y dijo: "Nada puede evitar que siga haciendo cine, sobre todo desde que me confinaron a límites extremos y pude conectarme con mi ser interior y en tal privacidad, sin importar las limitaciones, la necesidad de crear se convierte más aún en una urgencia". (Fuente: IMdB) Todos los actores son no profesionales y permanecen en el anonimato aunque se podrá reconocer, en las historias a compañeros de infortunio del director y a una personita, que yo creo que es familiar en serio de Jafar Panahi. La sobrina es todo un caso: una pequeña que explica cómo su maestra les da las reglas sobre cómo filmar sin causar escozor en los funcionarios públicos y que su cine sea distribuible. Los mandamientos cinematográficos la hacen preguntar que es "realismo distorsionado" y por qué hay que filmar la realidad sin que esta realidad parezca fiel. La niña tiene olfato y su tío lo sabe muy bien ya que ha padecido cárcel por contar cosas que le molestaron al gobierno como en "Offside" donde se muestra a un grupo de chicas, que disfrazadas de varones, intentan entrar a un estadio de fútbol pues les está prohibido asistir a estos espectáculos deportivos. "Taxi" también se meterá en la pasión de los iraníes y, en general en todos los países de Oriente Medio, por los celulares y sus camaritas. Recuerden qué importantes fueron en la llamada "Primavera Árabe". Otras dos discusiones se centrarán en qué pena sería la justa para un ladrón que roba a los pobres y otro que roba a los poderosos; qué rostro tiene un ladrón (Panahi pensando en los que le robaron su libertad); qué cosa hace que un ladrón no llegue a ladrón. El tráfico de películas norteamericanas por medio de un emprendedor que reconoce al director y lo hace su socio por unos instantes, -logicamente, sin su consentimiento-, y la búsqueda de un cine propio, con reglas auténticas y no las que impone la política. No se la pierdan, es encantadora. 82 minutos que atraparán con sencillez y profundidad.