Mediación cinematográfica Cae la Noche en Bucarest, de Corneliu Porumboiu, el director y guionista rumano de las maravillosas Bucarest 12:08 (2006) ,Policía, Adjetivo (2009) y The Second game (2014) es un film que con un primer acercamiento genera la idea de “en esta película no pasa nada”, o al menos comienza así. Sin embargo, la película de Porumboiu tiene una profundidad increíble con la que se permite indagar tanto sobre las formas de hacer cine y los hábitos culturales naturalizados, como también sobre las obsesiones y rituales neuróticos dentro de un proceso creativo, en este caso audiovisual y actoral. En un comienzo conocemos a Paul (Bogdan Dumitrache), un director de cine al que le restan dos semanas para finalizar el rodaje de su película, cuyo material aún no lo convence y por ello decide implementar cambios. A la vez Paul comienza una relación con Alina (Diana Avramut), una actriz con papel secundario que a medida que el rodaje y el sexo avanzan, irá obteniendo más protagonismo en la trama, algo que Paul nota y quiere revertir. Alina es delicada, ordenada y prolija, come de forma lenta y suave; mientras que Paul no se alimenta, deglute vorazmente. Él bebe café y alcohol en exceso y como si fuera poco, también padece hipocondría. En los almuerzos y cenas entre rodaje y rodaje, ambos reflexionan sobre el proceso de filmación: la muerte del fílmico, el imperio del digital y los cambios que el cine sufrirá a futuro (en un tono nostálgico similiar a como ocurría en The Congress de Ari Folman) aunque también hay tiempo de debatir acerca de las costumbres alimenticias en oriente y occidente y la influencia de los instrumentos que utilizamos constantemente para mediar con el universo simbólico y real que nos rodea. Con una postura socio-histórico-cultural que nos remite a los postulados constructivistas de Lev Vigotsky sobre mediación semiótica, estas charlas filosóficas culinarias entre los protagonistas que nos presenta Porumboiu, bien pueden aplicarse al séptimo arte ya que los instrumentos mediadores que nos sirven, también nos definen, identifican y permiten interpretar el todo pero además nos limitan; pensado así, el cine es un fenómeno artístico social que presenta estructuras, órdenes y limitaciones que verían según el contexto histórico; y por ello las películas que logran volverse eternas, casi siempre se basan en relatos universales que devendrán clásicos y fuente de inspiración de producciones futuras. Cae la noche en Bucarest es, en definitiva, un enorme y brillante film que a través de un guión y puesta en escena minimalista -menos de 20 planos-secuencia durante la hora y media del film- invita a la reflexión no sólo cinematográfica, sino sobre los vínculos y el curso que la humanidad toma con sus avances y retrocesos varios.
os grandes periodistas La gran noticia (Les grandes ondes, 2013) es un film que narra lo acontecido a un grupo de periodistas suizos durante la revolución portuguesa de 1974, a la que se la denominó Revolución de los Claveles. Los protagonistas justamente periodistas radiales. Por un lado, Julie (Valérie Donzelli) es una ultra politizada militante feminista que conduce un talk-show sobre el tema, y por el otro Cauvin(Michel Vuillermoz) es un veterano, algo promiscuo pero sobre todo alardeador y exagerado de primera. Éste último pasa su tiempo presumiendo sus exitosas coberturas. Estos seres, en apariencia tan disímiles, tienen la tarea de viajar a Portugal junto a un conductor y un sonidista para cubrir el evento revolucionario. Es de la partida también, Pelé, un joven adolescente que allí conocen, quien hace las veces de “traductor” del francés al portugués, generando enredos y situaciones cómicas buenas, pero que llegan a tornarse repetitivas. Al llegar a Portugal, los reporteros encuentran un país en proceso de cambio, y allí la encrucijada que se le presentará a los corresponsales tendrá que ver con ser fieles al pedido de su superior (de mantener una postura acorde a su gobierno de turno) o reflejar lo más fielmente posible, el movimiento de revolución al que están asistiendo. La gran noticia aborda, desde una forma divertida y particular, pero con un dejo de nostalgia, una serie de descubrimientos y despertares, ya sean éstos sexuales, liberales, o progresistas acerca de lo que la revolución implica. Una de las mejores películas hechas por Lionel Baier (cuya filmografía suele verse en ediciones del BAFICI), que combina elementos del drama histórico, con algo de las road-movies mientras revisa el género de la tragicomedia a la vez que experimenta con lo musical tomando como telón central un tema tan sensible como atemporal. Imperdible! Por Marianela Santillán
Secuela con sabor a victoria Los Muppets 2 es una fiesta! Si, tan simple como leen. No es tarea sencilla realizar una secuela y mantener la excelencia y frescura de una primera entrega perfecta, pero Los más buscados realmente es genial tanto para niños como para adultos. Éstos últimos podrán además de reír, regodearse frente a la cantidad de homenajes/parodias a un sinfín de películas, de personajes y actores. Obviamente no faltarán los cameos y las pequeñas participaciones de figuras como Lady Gaga, Zach Galifianakis, Salma Hayek, Tom Hiddleston, Toby Jones, Frank Chloe Grace Moretz, Miranda Richardson, Danny Trejo, , Stanley Tucci y Christoph Waltz, entre otros. El film comienza con una autoparodia donde vemos a los muñecos finalizar el rodaje de la película anterior, burlándose de la “obligación” de hacer una secuela. Posteriormente se presenta la trama –siempre mixturando delirio y absurdo en partes iguales- propiamente dicha de esta entrega: Un malvado y despiadado agente (Ricky Gervais) lleva al equipo de muppets de gira por Europa y algunos lugares más, pero todo esto es en verdad un engaño para cometer de forma paralela robos de obras de arte y joyas. En el medio de esto, René/Kermit es secuestrado y enviado a una cárcel en Siberia donde Nadya (la genial Tina “todos te amamos” Fey), la guarda cárcel, le hará la vida imposible. Mientras René padece el encierro,Constantine, una cruel rana idéntica a él lo reemplazará sin que nadie lo sospeche. Con esta trama como excusa, Los Muppets 2 se burla de películas como El Séptimo Sello, de Ingmar Bergman, y también de los estereotipos de los géneros cinematográficos tanto actuales como demodé. Obviamente las auto-parodias también se mantendrán, porque en definitiva Los Muppets tienen la maravillosa capacidad de reírse de sí mismos, al punto que ríen de la industria de Hollywood que en su afán de producir secuelas y embolsar dólares, deja en un segundo plano olvidado a las historias y a los guiones. Muchas son las diferencias entre Más buscados, y la primera película pero la principal reside en que esta vez el protagonismo total y absoluto es para los propios Muppets. Ellos son y serán los “anfitriones” dentro de sus historias, y las celebrities que aparezcan, serán secundarios, y no como ocurrió con Amy Adams & cía hace unos años. En definitiva, Los Muppets 2 aunque con algunos antibajos, tiene como resultado final una película, y un mensaje genuinos, que a través de aventuras, ironías y libertad en su máxima expresión, nos brinda no tan sólo un entretenimiento, sino también una obra de arte fantástica. Por Marianela Santillán
Clásicos desmitificados Si bien se trata de un film de 2012 que ya ha girado por diversos festivales y se ha alzado con una enorme cantidad de premios ( diez Goyas, entre otros); Blancanieves, la propuesta experimental de Pablo Berger llega hoy a los cines argentinos. La trama nos presenta a un famoso torero (Daniel Giménez Cacho), cuya esposa comienza su trabajo de parto en la plaza de toros, tras un accidente que deja parapléjico a su marido. Luego del nacimiento, la mujer fallece, y surge en escena Encarna, una enfermera (la siempre genial Maribel Verdú) devenida nueva esposa, que se aprovecha de la situación del torero lisiado. Encarna la hará la vida imposible a Carmencita (Macarena García), la joven hija del torero, quien será Blancanieves, y que como tal, sobrevivirá a un intento de asesinato por parte de su madrastra. Tras estos hechos, ella se irá del palacio compartido, encontrará un circo rodante, donde un grupo de toreros enanos –uno de los cuales es travesti- le dará vivienda, además de incluirla como parte de su espectáculo itinerante. Si tal como leen, porque en esta ¿adaptación? de Blancanieves, el cuento de los hermanos Grimm funciona tan sólo como referencia. En este caso nos situamos en la Sevilla de 1920, con una joven que lejos de ser la encargada de la limpieza en la casa compartida, se convierte en: torera. Así Berger se pemite jugar con un mítico cuento de hadas y princesas, reconstruirlo y plantear nuevos mitos a la vez que permite buscar y analizar la identidad femenina, lejos de la sumisión original que planteaban los Grimm. Aquí no habrá principe azul o ser iluminado que “salve” o “reviva” a la joven; ella será su propia heroína. Blancanieves al ser una película muda, refuerza el lenguaje fílmico, desde su magnánima puesta en escena, con encuadres y la iluminación especiales para el blanco y negro; elementos que son acompañados a la perfección por la música del catalán Alfonso de Villalonga. Además, su enfoque permite re-actuar y actualizar la historia, dotándola de componentes del imaginario neogótico, así como del romaticismo, para finalmente brindarnos un final sumamente poderoso y melancólico. Menciones especiales para Verdú y García, las grandes intérpretes femeninas que dotan de intensidad a todo el film. La primera, oscilando entre la maldad y el erotismo, y la segunda, tan bella e inocente como esperamos que sea la clásica Blancanieves, pero agregando además, creatividad en la forma de encontrarse con el personaje. En definitiva, el film de Berger se presenta como una sátira social, si, pero sátira que al fin y al cabo realiza un homenaje maravilloso al lenguaje y a los recursos audiovisuales, que rompe los viejos esquemas de los cuentos de hadas misóginos. Por Marianela Santillán Blancanieves puede verse en 5 salas: Arte Multiplex Belgrano, Patio Bullrich, Arteplex Villa del Parque, BAMA Cine Arte y Cine del Centro de Rosario.
La indefinición como género Con mayor o menor nivel de profundidad y fidelidad hacia el relato que nos narran las escrituras bíblicas, todos conocemos “la trama” de Noé, su arca y el diluvio. En este caso, una de las historias más conocidas de la humanidad es llevada al cine por Darren Aronofsky (El cisne negro), quien directa o indirectamente se preparó para esta producción desde tiempos que se remiten a su niñez, con poemas, comics, y demás elementos que lo fueron acercando más y más a este proyecto. El trayecto hasta llegar a la película que hoy se estrena estuvo plagado de inconvenientes desde su pre producción, filmación y posterior prohibición en diversos países. Así, podemos pensar a la película como dividida en dos fragmentos: la primera con un Noé que sueña el pedido del ser superior por la salvación, momento donde la narración avanza más coherentemente y la segunda parte, cuando el diluvio ya es inminente y la trama se sitúa dentro del arca. Esta última mitad, funciona más como un melodrama familiar mal logrado que coquetea con el ridículo, y donde se pierde la fuerza de lo que se está relatando, por lo que se apela al exceso de efectos, buenos y malos por igual. El conflicto con Noé en particular reside en mezclar demasiadas características y elementos a la vez, y no salir airoso de esta iniciativa. Por un lado tenemos obviamente la cuestión bíblica (que se toma bastantes licencias a la hora de la narrativa, hecho por el cual muchos religiosos ortodoxos estarán abiertamente en contra a la propuesta de Aronofsky), por otro, los grandes despliegues de artillería artística típica de las mega producciones de Hollywood (en este caso el uso excesivo de CGI- procesiones de animales, el arca en plena tormenta), por otro animaciones “que hacen ruido” por su precariedad espantosa (principalmente en las escenas sobre la construcción del arca), y además, como si fuera poco la película también cuenta con una suerte de bajada de línea sobre un estilo de vida ecofriendly, vegano, new age, etc. Es decir, que nos encontramos con muchas y fuertes contradicciones ya que se pierde la coherencia entre el relato y la forma de contarlo, y esto dennota la indecisión y tibieza del realizador a la hora de tomar decisiones artísticas sobre como encarar esta producción que oscila entre el vacío y lo rimbombante, sin definirse por ningún costado. ¿El resultado? Una película que por momentos toma elementos de cine catástrofe, por otros apunta al melodrama familiar e intenta acercarse al relato intimista, pero que como relato general aburre. Tal vez lo mejor y más destacable de este largometraje sean el componente actoral femenino, con Jennifer Connelly y Emma Watson como únicas intérpretes que no fuerzan sus roles, en comparación a Russell Crowe y al matusalén de Anthony Hopkins.
El fántastico Mr. Anderson La historia del nuevo film de Wes Anderson va de a poco develando una historia dentro de otra, cual mamuska rusa. Comienza en el presente cuando una chica homenaje al autor de la novela THE GRAND BUDAPEST HOTEL. Luego el mismísimo autor (Tom Wilkinson) narra las circunstancias de la creación de su mítico libro, circunstancias que nos llevan a verlo a él mismo en sus años de juventud (encarnado por Jude Law), visitando el ya muy decandente hotel hace algunas décadas. En este flashback, el escritor conoce al dueño del mítico centro de hospedajes, Mustafá (F. Murray Abraham), quien será, finalmente, el que contará la historia de la época de oro del hotel. En ese momento de la narración, nos retrotraemos a Mustafá de joven ( a quien llamaremos Zero), trabajando como “lobby boy” del conserje del lugar, Mr. Gustave (Ralph Fiennes), un hombre tan educado como amable y ferviente seductor que tiene el hábito de enamorar a mujeres mayores que pasan sus días en ese bello lugar perdido en las montañas de la República de Zubrovka. Una de las conquistas de Gustave es una millonaria anciana (la siempre genial Tilda Swinton, aquí muy avejentada mediante trucos de maquillaje) que muere y le deja como herencia “Niño con Manzana”, un costosísimo cuadro que será el objeto ideal para desatar el caos familiar y el afán de codicia por parte de los allegados a la fallecida. La codicia es justamente lo que inicia la persecusión, junto a una serie de enriedos, aventuras y crímenes que Gustave y Zero deberán afrontar a la vez que se los acusa de autores del asesinato de la difunda y mientras intentan limpiar sus nombres y saber la verdad de lo acaecido. Todo esto hará que paulatinamente vayan forjando una relación cuasi paternal de protección mutua, que sin dudas, será el componente emocional más fuerte del film. Tal vez esta sea la película más Anderson dentro del universo Anderson (que tanta controversia genera) ya que vemos como él mismo se expone y manifiesta como un hombre fuera del mundo actual. El diseño kitsch con toques retro, una paleta de colores de ensueño, vestuario añorable, música que embriaga y varias de sus ya famosas marcas registradas tales como sus zooms rápidos, travellings veloces, y claro está sus encuadres perfectos y coloridos no hacen más que confirmar el talento inigualable de su cine de autor. Además considero que es una de sus películas más adultas, no sólo por este posicionamiento como un outsider de la contemporaneidad, sino que se puede percibir una adultez desde la temática misma. Si bien, se recurre a la farsa y lo cómico, el trasfondo de la trama es actual e inagotable: codicia, ventajismo, mentiras, secretos y el dinero como el bien más preciado, todos elementos que el director de esta película supo utilizar para no caer en lugares comunes y así entregarnos esta delicia audiovisual. Con un estilo de comedia agridulce, pero comedia al fin que roza lo siniestro y oscuro por momentos, la película desarrolla la historia de este personaje demodé, (característica que vimos muchas veces en el cine de Anderson) y tal vez de allí venga la explicación al por qué del encanto que nos genera Wes, aunque… ¿es necesario explicar algo tan puramente sensorial como es lo que nos genera su cine a quienes lo “seguimos” hace tiempo? Aplausos aparte para las labores actorales en general, no sólo de Gustave y Zero, sino de todo el ensamble participante. Willem Dafoe (poniéndose en la piel de uno de los mejores villanos de los últimos tiempos), Harvey Keitel, Adrien Brody, Jeff Goldblum, Edward Norton, Mathieu Amalric, Saoirse Ronan, Lea Seydoux, Owen Wilson, Jason Schwartzman y, Bill Murray, encarnan a los personajes con los que nuestros protagonistas se cruzan en su fuga en pos de la verdad, en un film que además del absurdo y la comedia, incorpora toques de boudeville, surrealismo, drama telenovelesco y escenas de tiroteos masivos al mejor estilo Super Agente 86. La obsesión por la perfección y simetría tanto en los planos como en cada detalle estético que Wes piensa, dan sus frutos porque si la perfección existe… debe ser bastante parecida al disfrute que generan sus films, y El gran Hotel Budapest se perfila como una de sus más grandes obras maestras.
Excesivo patriotismo El sobreviviente está basada en hechos reales. El film cuenta la historia bélica en relación a la Operación Alas Rojas llevada a cabo en el 2005; y sigue los pasos de cuatro miembros del equipo SEAl enviado a neutralizar a un líder talibán en una misión secreta en las montañas de Afganistán. Para concretar la operación, Marcus Luttrell (Mark Wahlberg), Michael Murphy (Taylor Kitsch), Danny Dietz (Emile Hirsch) y Matt Axelson (Ben Foster) parten hacia ese lugar. El conflicto comenzará cuando este grupo queda aislado de camino a Afganistán; y allí se verá obligado a tomar decisiones correctas en momentos de extrema violencia a la vez que está “a merced” del lobo feroz. La película de Peter Berg (Hancock y Battleship: Batalla Naval) crea climas de peligro constante, basados en a las situaciones que de incomunicación que se abordan a lo largo de toda la producción; y también, los debates éticos y morales que se les presetan a estos cuatro jóvenes. A lo largo de casi toda la cinta el mensaje que vemos venír es bastante conocido: los norteamericanos son los buenos de la película siempre, y los salvadores del mundo (en este caso con Mark Whalberg como líder), sin embargo, la trama tendrá un pequeño giro ya que en un momento clave de tensión, nuestro protagonista es ayudado por alguien que jamás tuvimos en cuenta. Con una duración un poco demasiado extendida, el film de Berg recurre a las balas zumbadoras, fracturas expuestas en primer plano y caídas estruendosas en este drama cuyo único peso real, es justamente estar basado en una historia verídica; porque la película en sí misma no genera demasiadas emociones en este drama cargado de patriotismo sin límites. Los méritos del film tienen que ver con los artificios artísticos y visuales que se despliegan, y si bien el ensable actoral protagónico cumple bien con su rol, no hay momentos extraordinarios actoralmente hablando que se destaquen; tal vez por esa necesidad de sobre-actuar el patriotismo que nos están vendiendo. Para los ansiosos por huir rápidamente de la sala de cine les recomienden que esperen, ya que sobre los creditos finales, se verán los rostros de los verdaderos protagonistas.
Deseo sin límites El desconocido del lago, la nueva película de Alain Guiraudie ( que puede verse hoy y la semana próxima en la Semana del Cine Francés-Les Avant Premières) tiene la habilidad de ser suave y provocadora a la vez. Sus planos extendidos nos permiten apreciar la belleza del lago silente, y que lejos de chocar, acompañan a la perfección la historia cargada de sexo que Alain nos presenta. Franck es un joven gay que cierto día descubre una playa nudista gay en un lugar paradisíaco de Francia; junto a ella el lago será el escenario donde este joven pasará sus vacaciones. Conoce allí a un hombre mayor heterosexual (el único que no va al lago a ligar) con quien entabla una amistad y relación de confianza cuasi fraternal. Allí Franck ocupará el exceso de tiempo libre y vacío charlas con este señor, y además en comenzar su obsesión por otro hombre, Michel, un hombre alto, fuerte y fornido con un cuerpo tan bello como deseado por varios habitúes del refugio veraniego, por quien desde un primer momento siente atracción incontrolable. Esta primera mitad de la película se desarrolla de forma lenta, los detalles visuales y narrativos están muy pensados y cuidados, brindando planos absolutamente bellos y armoniosos. Sin embargo todo cambia cuando Franck ve a su objeto de deseo cometer un crimen en pleno lago. A partir de eso, su deseo inconmensurable le hará frente a la realidad en peligro que él vive, pero la racionalidad perderá la batalla ante la pasión creciente entre ambos mientras la trapa policial comienza a hacerse presente. Si bien ésta es una película sexualmente intensa con un viraje argumental hacia lo policial: la temática de EL DESCONOCIDO DEL LAGO no es sólo sobre el sexo entre hombres, la pasión y el peligro. Desde su particular y admirable construcción, Guiraudie nos propone pensar en nuevas convenciones sobre la relación y vinculación con posibles partenaires, acercándonos más a una libertad y frescura que, al rozar el tópico de la muerte, podrían en una primera lectura parecer insólitas, o incluso irresponsables, pero aquí resultan coherentes al ver que en el protagonista y los demás actores secundarios, el deseo prima por sobre todo, por más riesgo de vida que esté en juego. El uso de los cuerpos, que podemos ver desnudos durante la mayor parte de la película, y las escenas recurrentes de sexo explícito, brindan una sensación de naturalismo que se corresponde con el espíritu de libertad que el film abraza. Obsesión, pasión y las idas y vueltas vinculares se entremezclan a la perfección en este pequeño paraíso donde diariamente hay sexo en medio del bosque y miradas cómplices a la hora de tomar sol, y donde sobre todo el deseo circula y se ve en mayor o menor medida en cada plano del film de Guiraudie.
Encuentro con lo velado La ópera prima de Santiago Fernández Calvete (que pudo verse en la sección Nocturna del BAFICI 2012) nos presenta de entrada a Alba Aiello (Agustina Lecouna) una policía que llega a un pequeño pueblo con la intención de huir de su pasado, quien paulatinamente comienza a creer en religión y asuntos paranormales al presentársele un caso donde los cadáveres aparecen incinerados sin causa alguna. Es este escenario misterioso ella conoce a un niño clarividente (Tomás Carullo Lizzio) quien funcionará como un “guía” hacia la resolución de los hechos recientes. En un pueblo que se debate entre lo bucólico y lo ominoso, esta policía será quien a través de una voz en off relate lo atrozmente acontecido allí. Hasta aquí tenemos una historia vista y expuesta hasta el hartazgo (sin ir más lejos el punto de partida de Twin Peaks antes de irse por las ramas, es bastante similar), pero La Segunda Muerte toca el tema de una forma creativa al enmarcarse dentro del subgénero de cine de terror donde a partir de un crimen, el terror a la incertidumbre y lo incomprensible se apoderan de la trama central; así como el film se apodera y cautiva la atención del espectador de forma magnífica. Con un guión claro basado en un pasaje bíblico, la película de Fernández Calvete es sumamente potente tanto desde lo visual como desde los componentes sonoros que logran crear una atmósfera de misterio y terror religioso que se mixturan con esoterismo y escepticismo. Como punto negativo la actuación de Lecouna si bien tiene un buen nivel general, es en aquellos momentos donde se debe apelar a la contemplación y angustia existencial cuando más se abusa del llanto y la congoja sobre exagerados; y por ende, la construcción narrativa puntual de esas escenas pierde fuerza en vez de enriquecerse. En conclusión, La Segunda Muerte es un film que nos proporciona una historia creativa dentro del género de terror argentino, que afortunadamente, sigue creciendo. Este film nos deja con un final abierto, para pensar, reflexionar, y apostar a nuestras propias creencias como espectadores activos. ¿Habrá segunda parte?
La falta en ser La trama de Ella (Her) comienza mostrándonos a Theodore (Joaquin Phoenix), un hombre recientemente separado que está en medio del trámite de divorcio. Él además trabaja en un servicio retro futurista de tercerización de cartas personales; escribe correspondencia bajo contrato destinadas a parejas, familiares y/ o amigos de un determinado cliente adecuándose al motivo: cumpleaños, fallecimientos familiares, separaciones, felicitaciones, etc. En ese tiempo, un futuro para nada lejano, Theodore decide probar un nuevo Sistema Operativo (SO) que promete y asegura ser una entidad tan eficazmente intuitiva que podrá satisfacer las necesidades de cada usuario. Así, nuestro protagonista configura al sistema dandole una voz fememina y permitiéndole escoger un nombre. Ella es Samantha (Scarlett Johansson) quien, además de cubrir las necesidades de Phoenix, se anticipa a éstas, y al mismo tiempo, se va tornando sensible y divertida. Lo que iniciamente resulta en una relación profesional, con una muy eficiente asistente, se torna amistad y luego en amor. Además de Samantha, en el universo de este escritor hay otras mujeres: su ex esposa (Rooney Mara) a quien recuerda constantemente, su amiga Amy (Amy Adams) una realizadora audiovisual que está en una relación totalmente estancada, donde el amor sólo sabe ser unilateral; y una bella mujer a quien conoce en una cita a ciegas (Olivia Wilde) con quien concluye su velada porque ella malinterpreta sus intenciones, tal vez por miedo, tal vez por utilizar un mecanismo defensivo ante el posible amor. Así, Her logra explorar un enorme caudal de temáticas como la soledad, el anhelo de felicidad, las separaciones y el desamparo que éstas conllevan, así como el temor a un nuevo comienzo; cuestiones que en mayor o menor medida nos hermanan en tanto seres humanos. Sin embargo, la cuestión que hace atractiva la trama del film de Spike Jonze es que Samantha al ser un producto de inteligencia artificial, no tiene ningún tipo de preconcepto sobre la vida. Temor, desconfianza y prejuicios están totalmente ausentes en ella y le dan libertad a nuevas experiencias, con un gran entusiasmo sobre conocer el mundo y todo lo que éste puede ofrecerle. El psicoanalista Jacques Lacan en su obra retoma a Platón para analizar la naturaleza de los vínculos amorosos (ya que para el francés no se puede hablar de relación) desde dos polos: amante (erastés) y amado (eromenós), pero ¿qué pasa cuando tales figuras no están bien delimitadas? ¿Cuándo el amor resulta unilateral, o cuando los límites ( la distancia, las diferencias, y en este caso la corporeidad) se hacen tan reales que es imposible evadirlos? Este es el conflicto entre Samantha y Theodore, donde la naturaleza virtual de este amor y las diferentes cosmovisiones que ambos crearon internamente son ineludibles. Así Jonze, además de explotar al máximo nuestra actual dependencia con los dispositivos móviles y las redes virtuales, se corre del eje de crítica y opta por una postura más reflexiva, donde nos dice que el amor de por sí tiene un gran componente ortopédico, ya que viene (en distintos niveles) a querer completar una falta y generar una ilusión de completud que no se reduce únicamente a una pareja anterior, sino que tiene que ver con todos los aspectos de la vida humana. Joaquín Phoenix ya nos ha demostrado innumerable cantidad de veces (más recientemente con The Master de Paul Thomas Anderson) que puede asumir prácticamente cualquier personaje, y siempre generarnos algo sumamente poderoso con su interpretación. En el caso de Her, Phoenix presenta una de las mejores actuaciones de toda su carrera; permitiendo ver a un Theodore melancólico, poético y sumamente vulnerable; a la vez que también nos brinda su faceta feliz y divertida. Creo que justamente el poder de conmover que presenta el film reside allí. Jonze logra sumergirnos perfectamente en la aflicción de Theodore: vemos el mundo con sus ojos, sentimos lo que el siente, desbordamos de dolor y angustia cuando se recuerda un tiempo que tal vez pareció haber sido mejor, mediante los flashbacks sobre su vida matrimonial, con la felicidad y el sufrimiento que se acompañan y contraponen todo el tiempo. Además de Phoenix, las actrices que completan el elenco brillan en cada uno de sus roles: Olivia Wilde logra mostrar diversas facetas y emociones sobre sí en las pocas escenas que tiene; Amy Adams representa maravillosamente uno de los puntos más crudos de una relación: asumir la soledad y el sentimiento de extrañeza frente al otro estando en pareja. Pero tal vez lo que más fuerza le da a esta producción sea la interpretación de Samantha (Scarlett Johansson) quien tan sólo por medio de su voz genera una presencia multifacética. Tan poderosa que logra erizarnos la piel más de una vez, y desgarrarnos con una escena musical que será difícil no mantener en nuestros corazones cuando reflexionemos sobre las relaciones, el amor y la soledad.