Invisibilizando posiciones Borrando a Papá es un pseudo documental con tintes televisivos que originalmente tenía planteado su estreno para 4-5 semanas atrás. Hablo de pseudo documental, porque esta producción incurre en tanto errores (técnicos y conceptuales) que se dificulta tomarlo como un documental de hecho, ya que se acerca más a un material de denuncia -llana y vacía denuncia, sin demasiada argumentación- que a una pieza cinematográfica. Vamos por partes. El eje central en Borrando a Papá trata de como en nuestro país, en caso de divorcio o separación, se privilegia que las madres tengan la custodia de los hijos, y que el padre se atenga a cumplir con el régimen de visitas que el juez participante sentencie según el caso. ¿Por qué? Porque en Argentina la custodia compartida no es algo que se practique, y de hecho, en menores de entre cero y seis años, está prácticamente establecido que sea la figura materna, quien obtenga la custodia completa, más allá de cualquier posibilidad de violencia ejercida por la mujer sobre los niños o incluso sobre el cónyuge. Todo esto se debe en parte al enfoque bio psico social que nuestro país y nuestra sistema judicial defienden, y es algo abalado por muchos organismos, ya que se considera que la mujer (salvo excepciones por denuncias, o abandono) está “predeterminada” a encarnar una función de cuidado y nutrición. Recordemos que Sigmund Freud desarrolló el concepto de madre nutricia, reservando al hombre la función de protección en un rol y relevancia completamente distinto. Ahora bien, la cuestión aquí pareciera ser- o al menos eso nos quiere hacer creer este documental- que automáticamente, ante esta postura, la mujer adquiere todo el poder sobre sus hijos, y el hombre queda relegado, y negativizado, perdiendo la posibilidad de verlos. A la vez, Borrando a Papá intenta mostrar como cientos de actores secundarios se benefician en algún punto, por esta estigmatización que él sufre. Debido a esto, varios grupos y ONGs han pujado con fuerza para impedir el estreno de Borrando a Papá, y por ello se logró posponerlo durante tantas semanas, y se dudaba que pudiera realizarse. Desde Proyector Fantasma estamos -aquí me permito hablar en nombre del staff y del equipo editor- en contra de cualquier tipo de censura, sea ésta de cualquier índole, y más si atañe al campo cinematográfico. Ahora bien, corriéndonos del conflicto entre ONGs y la producción, el gran, grandísimo error, recae en mostrar sólo un costado del debate. Es decir, sólo vemos y oímos la postura paterna y nunca la materna, de hecho sólo vemos a las madres a través del bajísimo recurso de la cámara oculta, pero además, nunca desde el discurso se enuncia o se hace mínima alusión a la visión materna, y se reduce todo a una cuestión de caprichos o simulación. “Ella no me deja ver a mi hijo porque no quiere, no tiene ningún motivo”, o bien “Me hizo una falsa denuncia de violencia“, cuando posteriormente se comprobó que varios de estos sujetos denunciantes, tenían antecedentes de violencia de género y violencia familiar. De esta forma, al oír sólo una campana, pro-padres -no justifico de ninguna manera a la mujer que ejerce violencia, y aún asi obtiene la custodia- nos quedamos con la cuestión minimizada a buenos muy buenos, malas muy malas, cuando realmente habría que pensar en quien es la verdadera víctima en medio de este litigio. Como mujer, y como psicóloga considero que el bienestar psicofísico de un niño o un infante depende primordialmente del ambiente y entorno en el que está inmerso, y del acompañamiento parental. Nada justifica que se tome a un hijo como botín de guerra, pero además nada justifica la mentira y la violencia por la que estos niños pasan a diario, ya sea familiar, institucional o socialmente. En este punto, Borrando a Papá parte de un debate que podría haber sido mucho más interesante y rico, si se apelara a la pluralidad de voces, y no sólo al discurso -real o armado- del padre. Ni hablar de los abogados que emiten opinión, y consideran que cualquier mujer que no abale esta visión es una feminazi. Es lamentable que en el momento socio histórico que la sociedad atraviesa, en la que los modelos y convenciones de lo que debe ser una familia están en constante cambio, surjan visiones tan sesgadas y cerradas, sobre todo cuando una de las realizadores detrás de este documental (Ginger Gentile) viene de hacer otro como Mujeres Con Pelotas, donde si se privilegiaba una visión más amplia de las posturas y diferentes opiniones. Por Marianela Santillán
La muerte le sienta mal Puede decirse, y con mucha fundamentación que Daniel de la Vega es uno de los pioneros y referentes del nuevo –con nuevo me refiero a la camada surgida en los últimos 10-15 años- del cine de terror/fantástico en la Argentina. Su trayectoria recorre: cortos como Sueño profundo (1997), La última cena (1999) y El martillo: Crónica de un mito (2003) y largos como La sombra de Jennifer (2004), La muerte conoce tu nombre (2007) y la excelentísima Hermanos de sangre (2012). Necrofobia, su nuevo film viene generando revuelo desde hace tiempo: primero al anunciarse su realización, ya que la expectativa por conocer lo nuevo de este prócer local no hizo más que aumentar, además se trataría de la primer película de terror argentino en 3D. Luego en el BAFICI; festival en el que se la esperó con creces pero donde las fallas técnicas y retrasos temporales, no la beneficiaron; y luego con su estreno comercial. Esta película tenía como fecha de estreno original el jueves 4 de septiembre, pero por falta (¿falta?) de salas donde se pudiera –o quisiera- exhibir el film, se pospuso el estreno, sin designar nuevo día. Sin embargo, la semana pasada, De la Vega confirmó que la nueva fecha que le dieron para poder estrenar en cines su película será el jueves 2 de octubre. Dicho todo esto, adentrémonos en la trama en sí de Necrofobia. Dante es un que está atravesando varios y graves problemas. Su hermano gemelo se suicidó hace algunas semanas, su esposa lo dejó y como si esto fuera poco, él sufre de necrofobia, es decir, padece miedo a la muerte o a las cosas muertas. A todo este combo conflicto se suma el hecho de que alguien está perpetrando una serie de asesinatos dentro de su círculo íntimo. La investigación correspondiente se inicia y para sorpresa del protagonista, todo apunta a que es el principal sospechoso, ya que se cuestiona su estabilidad y salud mental. Así se presenta el gran dilema del film: Dante debe encontrar al culpable real, y para ello, deberá afrontar su fobia en pos de limpiar su nombre y mantener su libertad. Necrofobia introducirá en su trama elementos del giallo italiano, terror gótico, estética hitchcockeana, y algo del mundo onírico característico del genial David Lynch; combinándose con toques que remiten a las producciones de la Hammer; y al cine gore español y latinoamericano. El terror generá una nueva forma de experimentarlo y esto es gracias a la genial fotografía, que en cada plano nos hará sentir en carne propia ese miedo, y también esa locura dentro de la pesadilla real. La tecnología 3D no hace la gran diferencia durante el transcurso del film, pero si se aprecia tal recurso hacia el final de la historia; que junto con el comienzo, son los puntos fuertes en una película que resulta despareja, inestable pero aún así disfrutable. En conclusión, el film resulta una gran apuesta del cine nacional, imperdible para los amantes del género, y para los que quieran comenzar a introducirse en este tipo de cine que mezcla terror con thriller psicológico.
Destrabando (sin) sentidos En general, los seres humanos transitamos por el mundo en un estado de “adormecimiento”, es decir, vivimos semi anestesiados, pasivos, en estado automático ante la realidad cotidiana: nos levantamos, desayunamos, trabajamos, etc. Así la mayor parte del tiempo, pero ¿qué pasa cuando nuestra cotidianidad se altera bruscamente por hechos totalmente ajenos a nosotros? ¿o bien por hechos de los cuales somos en parte responsables? En El cerrajero ocurren ambas situaciones. Luego de su debut con Rompecabezas, donde Natalia Smirnoff exploraba y analizaba el mundo de la sumisión a través de la óptica femenina, con El Cerrajero la trama cae en el terreno de lo masculino y la paternidad. Sebastián (Estebán -actúo en cuanta película haya- Lamothe) tiene una cerrajería, y además mantiene como pasatiempo el armado de cajas musicales con partes de las cerraduras que quita o desecha de algunos trabajos ocasionales. Él, un soltero de 33 años, tiene dificultades para entablar y mantener relaciones amorosas duraderas. Un día, durante abril del 2008 -época en la que muchas ciudades, incluida Buenos Aires, se llenaron de niebla y rastros de humo- se entera que Mónica (Erica Rivas), la chica con la que mantiene relaciones ocasionales hace unos cinco meses, está embarazada, y es muy probable que él sea el padre. La perplejidad se hace presente a partir de esta primera revelación, y a lo única que el joven atina, es a recomendar un médico conocido para que practique el aborto, aunque la muchacha no está del todo segura sobre como proceder, y decide tomarse unos días pensarlo mejor. A la par de esa revelación, otra se hará presente a Sebastián mientras arregla cerraduras de sus clientes. Un extraño “don” como lo llamará una efímera asistente, le permitirá conocer los secretos de las personas, saber que los preocupa, y descifrar que están pensando. Un hombre que engaña a su esposa, otro que deja a su familia por su secretaria y el robo en la casa donde trabaja la novia del asaltante, serán algunas de las informaciones que el protagonista conocerá. Un dato no menor es que todas las revelaciones tienen que ver con el plano amoroso, y casi todas son dirigidas o como si fueran enunciadas por un hombre, nuevamente poniendo el foco sobre el universo masculino. Así, mientras su vida personal tambalea ante la inminente paternidad, la vida laboral de este cerrajero se empieza a complicar ya que la incertidumbre por el motivo de su don aumenta, y las discusiones con clientes también. No casualmente Smirnoff elige un oficio de este tipo para centrar su historia, ya que el cerrajero, tanto como tal vez el taxista, el canillita -uno de los mejores amigos de Sebastián tiene un puesto de diarios-, el carnicero, etc, son aquellos que casi de forma inapreciable, participan de las pequeñas grandes acciones cotidianas y por ello, en algún punto, puede pensarse que son figuras de confianza, consejeros, o bien oídos que todo lo perciben. Podría pensarse que, en un tono metafórico y simbólico, Sebastián puede responder y comenzar a descifrar y resolver problemas ajenos, pero antes los suyos, no hay como, ni con qué responder ante ese encuentro tanto con lo real de su don, como con la realidad de su paternidad que lo obnubila, angustia y le permite caer en esta pseudo introspección y en esta perspectiva fantástica que parece culpar a la niebla de tantos cambios comportamentales. Por Marianela Santillán
La Dolce Cinefilia Dentro de la historia del cine europeo y mundial Federico Fellini es sin lugar a dudas el gran director de cine italiano, por más que en la actualidad este bastante olvidado por muchos espectadores y nuevos realizadores. Su figura ha inspirado tanto directa como indirectamente diferentes homenajes. En este caso, Que extraño llamarse Federico huye de todos los lugares comunes de las biopics y de los documentales y genera como resultado una obra que además de interesar y atrapar al espectador, lo emocionará. Ettore Scola, otro gran peso pesado del panorama cinematográfico italiano dirige este film sobre su gran amigo y colega, en ocasión del vigésimo aniversario de muerte de Fellini. Inicialmente conocemos a un narrador omniprescente que nos relata como ambos realizadores se conocen en la década del 40 a través de Marco Aurelio, una publicación de tinte humorística y satírica para la que ambos colaboran ya sea escribiendo o viñeteando, antes de lanzarse al mundo de la dirección. El film avanza combinando ficcionalizaciones de momentos históricos, con registros visuales, antiguas entrevistas, voz en off, recreaciones de anécdotas durante filmaciones –como una particularmente graciosa que tiene lugar durante el rodaje de Nos Habíamos amado tanto (C´eravamo tanto amati, 1974)- imágenes de detrás de cámara, y prueba de actores. Avanzando más, Scola nos permite conocer algunas particularidades en el comportamiento habitual de su amigo, así como ver ciertos rituales que practicaba para combatir su insomnio, y a la vez, buscar fuente de inspiración para personajes futuros. Por momentos se torna repetitiva, pero Que extraño llamarse Federico resulta una pieza que deleita, genera risa, pasión, y sobre todo nostalgia por cierto cine barroco, sensual y maravilloso que parece extinguirse cada vez. Gracias al cine y al mundo, aún permanece en nuestras retinas –y en nuestras almas- el recuerdo del genial e irreverente maestro Federico, que en este caso puede provocar estallidos de lágrimas entre los más fervientes seguidores del director.
Voracidad con aroma de mujer Luego de su paso por el BAFICI 2013, llega al Centro Cultural de la Cooperación la nueva película de Tamae Garateguy. Mujer lobo es una típica película con elementos de cine clase B trash y del policial que tiene todo: una gran, grandísima dosis de sexo desenfrenado, violencia, y una mujer fatal que es encarnada por tres diferentes actrices: Mónica Lairana, Luján Ariza y Guadalupe Docampo. Nuestra mujer lobo utiliza al sexo como arma de seducción que pasa sus días seleccionando futuras presas en la línea B de subterráneos para luego seguir un patrón perverso común: los seduce con su belleza, simpatía, timidez o impulsividad, tienen sexo y luego los asesina. Un mal día, uno de esos hombres seducidos -el más desagradable policía que se pueda imaginar- lejos de llegar al climax, comienza a pesquisar datos que irá conectando para perseguir a la criminal. Si bien la propuesta inicialmente resulta interesante, Mujer Lobo cae en la repetición a la hora de reflejar las distintas aristas que componen la personalidad de nuestra feroz protagonista: los cambios de actitud de tímida y naif -Guadalupe Docampo- hacia costados más osados y avasallantes -Lairana, y Ariza- resultan demasiado obvios, y por momentos forzados. El plano narrativo deja mucho que desear, no así el actoral que presenta tanto a actores y actrices de primera línea, si bien casi ninguno pertenece al universo mainstream; mientras que el plano visual es excelente. Filmada en blanco y negro, Mujer Lobo genera un clima hipnótico y embriagador al punto de sumergirnos en ese mundo exótico, lujurioso y descarado, cuyo estilo va más allá de la trama. En esta película lo que Garateguy parece decirnos es casi una declaración de principios: las mujeres del cine argentino se las traen, y en la constante mutación se genera provocación con nuevas formas de filmar y de contar historias. Sin embargo, la película exploitation que genera Tamae Garateguy (una de las codirectoras de Upa!, y autora de la genial Pompeya) la termina de consolidar como una de las grandes realizadoras del cine de género nacional. Además la producción resulta una apuesta más que original dentro del panorama del cine argentino ya que el film no sólo muestra la voracidad femenina, sino también explora y exhibe un universo grotesco, alienado, desequilibrado, pero sobre todo actual.
Historia de Ilustraciones Sin lugar a dudas este es el año de Julio Cortázar y particularmente ésta, es su semana. Hace pocos días se han cumplido cien años desde el natalicio de un ser como ningún otro, de tal vez el mejor y más grande artista, y escritor que nuestras tierras han conocido. En consonancia con los festejos por el aniversario de nacimiento del escritor, se estrena Historia de Cronopios y Famas, obra audiovisual dirigida por Julio Ludueña (Alianza para el Progreso), basada en la recopilación de cuentos del mismo nombre, que viene de participar en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Recordemos que la obra original de Cortázar estaba divida en cuatro partes, las cuales se conformaban de fragmentos, viñetas y cuentos cortos, algunos cortísimos, que en total sumaban 64 relatos. A partir de eso, Ludueña realizó un recorte y seleccionó 10 minirrelatos. Ahora bien, la particularidad reside -además del nivel de dificultad que supone adaptar a Cortazar- en mantener el enfoque irónico, y sarcástico de Julio por un lado, y por otro, reflejar, a la vez la mirada política que el escritor supo imprimir en esta particular obra. Todo esto realizado a través de animaciones y con el uso exclusivo de software libre. Además lo interesante es que cada relato fue pensado y dibujado por un artista. Los relatos que se incluyen son: -FAMA Y EUCALIPTO ilustrado por Antono Seguí -INCONVENIENTES EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS ilustrado por Patricio Bonta -PEQUEÑA HISTORIA TENDIENTE A ILUSTRAR LO PRECARIO DE LA ESTABILIDAD DENTRO DE LA CUAL CREEMOS EXISTIR, O SEA QUE LAS LEYES PODRÍAN CEDER TERRENO A LAS EXCEPCIONES, AZARES O IMPROBABILIDADES, Y AHÍ TE QUIERO VER Ilustrado por Yuyo Noé -LO PARTICULAR Y LO UNIVERSAL ilustrado por Magdalena Pagano -TEMA PARA UN TAPIZ Ilustrado por Crist -LAS LÍNEAS DE LA MANO Ilustrado por Ricardo Espócito -LA CUCHARADA ESTRECHA Ilustrado por Ana Tarsia -COMERCIO Ilustrado por Daniel Santoro -PROPIEDADES DE UN SILLÓN Ilustrado por Luciana Sáez -CONSERVACIÓN DE LOS RECUERDOS Ilustrado por Carlos Alonso ¿El resultado? Una producción que en casi toda su duración, ya sea por sus diálogos, narraciones en off, o bien las mismas ilustraciones, genera una belleza similar a la que produce el primer acercamiento a Cortázar. Hay desequilibrios o disparidades entre los relatos y entre las imágenes, sí, pero eso logra encandilar al espectador por momentos, y por otros fastidiarlo -sobre todo a quienes aún no hay tenido la oportunidad de acercarse a los cronopios desde lo literario-. Sin embargo la obra como un todo resulta valiosísima y de carácter impresindible para todos los amantes de la literatura y de la original de este maravilloso ser. Por Marianela Santillan
Genealogía de la inmoralidad Damián Szifron, la mente creativa detrás del mega éxito televisivo que generó Los simuladores -posteriormente realizó la también aclamada Hermanos & Detectives- nos presenta su tercera película. Luego de El fondo del mar (2003) y Tiempo de Valientes (2005), el realizador oriundo de zona oeste, retorna después de nueve años de ausencia cinematográfica. Relatos Salvajes, es un regreso verdaderamente triunfal que, entre otras cosas, comparte con las anteriores producciones de Szifron un elemento principal muy característico de su creador: el humor negro, que aquí está exacerbado al punto de rozar la crueldad, y por momentos, el gore. Tal como su nombre lo indica, Relatos Salvajes es justamente eso, una sucesión de seis relatos que no se cruzan pero si podrían complementarse ya que si bien no comparten personajes ni escenarios, sí tienen una temática común: la pérdida del control. De hecho el "slogan" de la película claramente dice "Todos Podemos Perder El Control"; y en esa pérdida -ya sea de moral, de ética, de valores, o de cordura- se mueven todos los personajes que son presentados durante las dos horas que dura el film. Pasternak, un epílogo al comienzo (incluso antes de los créditos de apertura) oficia como relato inicial. Allí vemos como dentro de un vuelo comercial, un grupo de pasajeros descubre que ninguno de ellos está ahí por casualidad. Alguien y algo los llevó hasta ese lugar, en ese momento y de esa forma. La historia número dos (Las ratas) tiene como protagonistas a Julieta Zylberberg y Rita Cortese, como moza y cocinera respectivamente de un restaurante de ruta. Durante una noche de lluvia torrencial, llega un comensal que no es nada menos que el candidato a intendente, quien en su faceta de mafioso ha martirizado a la familia de la moza. ¿Será esa la noche ideal para una venganza tardía y sangrienta sin testigos? La tercera entrega (El más fuerte) tiene como tema central la lucha de clases, los prejuicios sociales; mientras que el cuarto relato (Bombita) presenta la indignación y furia de un hombre ante el sistema burocrático local -algo que Kafka describió a la perfección en El proceso- que por su ineficiencia e inoperancia laboral, le impide llegar al cumpleaños de su hija. El penúltimo relato (La propuesta) involucra un accidente de tránsito que deja como consecuencia un muerto. La impunidad burguesa, la corrupción y la codicia ofician como ejes de este episodio, que resulta tal vez el más provocativo por su cercanía a recientes hechos sociales. Szifron deja lo mejor para el cierre y con Hasta que la muerte nos separe, el humor negro llega a su pico máximo en medio de una boda judía en la que la novia (Erica Rivas) descubre una asistente indeseable. La ira, los gritos y nervios estallarán en la joven que materializará excesos y locuras en pos de descargarse y brindar una fiesta inolvidable para todos los comensales. A través de estos seis relatos, Szifron nos brinda no sólo una película sino un pseudo análisis sociológico sobre las emociones y sentimientos más primitivos y salvajes (enojo, ira, violencia, entre otras) que todos tenemos instintivamente pero que en mayor o menor medida hemos reprimido al aceptar el contrato y las convenciones sociales que el universo simbólico humano requiere. En relatos Salvajes los personajes hacen lo que nosotros, en tanto sujetos sociales quisiéramos realizar pero no podemos: y lo hacen de forma grotesca, caótica, desmedida, repentina o pergeñada, pero por sobre todo: violenta. La violencia sin dudas conquetea con el horror y lo absurdo generando una lectura entre perturbadora y angustiante de la sociedad, pero no de la sociedad argentina actual, sino de la sociedad en general, del conjunto humano y tal vez por ello, esta película tenga -aún antes de su estreno- defensores y detractores por igual; porque nos obliga al encuentro con lo que para muchos puede ser inadmisible pero que en definitiva es real: nuestro salvajismo natural contenido anti-naturalmente el cual puede cruzar una barrera, develar lo real, y caer en las tierras de la cotideaneidad. Técnicamente perfecta, con una calidad visual impecable y envidiable -aplausos aparte para el DF- esta producción se luce en todo, si en todo. El montaje es espectacular, la música -si bien me declaro anti Santaolalla- funciona como un actor más y no como simple acompañamiento y ¿que decir de las actuaciones? Todos los protagónicos se lucen pero la labor de Erica Rivas logra superarlos y dotar a su episodio de frescura y estilo muy almodovariano que a más de uno encantará/ Relatos Salvajes es en definitiva cine de género que shockea de un golpe seco al espectador, y que al mejor estilo hitchcockiano roza la narración propia de los thrillers pero además es la forma de reflejar la decadencia moral actual, es la forma en que Szifron por medio de esta antología critica a una sociedad que avanza en muchos aspectos, pero que retrocede en el más importante: el humano.
Pasión sin límites Tradicionalmente se pensaba que los cinco sentidos (tacto, olfato, oído, gusto y vista) eran los únicos modos de percibir nuestro alrededor, y nuestro mundo. Sí bien eso es verdad, también es un hecho que quien carece de alguno de estos sentidos, tiene otros mecanismos o modalidades para suplir de alguna manera, esa falta, y así seguir percibiendo. Ahora bien ¿que ocurre cuando alguien cuya profesión o campo de trabajo tienen como requisito prácticamente excluyente, la utilización de uno de estos sentidos, y dicho sentido, es, justamente el ausente? Gabor nos orientará en el camino para poder responder a este interrogante. El film comienza presentandonos a Sebastián Alfie, director argentino residente en España, quien recibe el encargo de ir a Bolivia a filmar un documental sobre personas ciegas que serán operadas para revertir su situación. De esta forma, la premisa que guá a Alfie es contar y mostrar este proceso sin caer en los lugares comunes y edulcorados; sino centrándose en la diferencia entre quienes pueden ver y quienes no. Para realizar dicha filmación, necesita una cámara especial (Viper), por lo que se entera que Gabor Bene, un director de fotografía húngaro es el único que posee esta cámara en toda España. Gabor vive justamente de alquilar sus equipos de filmación, pero se destaca por una particularidad: este director de fotografía es ciego. Poco a poco Alfie y Bene entablan una amistad, por la que el argentino descubre que a pesar de la deficiencia visual del húngaro, aún mantiene el sentido del humor, y sobre todo gracias a su gran experiencia, puede seguir reconociendo cuando las imágenes están desenfocadas, así como también recordar planos. Sin embargo, Alfie no puede anunciar que su colaborador es ciego, ya que no cree que quienes lo rodean, puedan entender como un director de fotografía puede desempeñarse exitosamente padeciendo dicha particularidad. De esta manera, Gabor y su enorme experiencia audiovisual, serán cruciales para que Alfie pueda encontrar la manera más anticonvencional de retratar la ceguera; y a la vez evitar caer en típicos clichés sentimentaloides. ¿El resultado? Un documental honesto, dinámico y sobre todo muy original al evitar el tono solemne que solemos ver en producciones de temática similar. Además se presentan entrevistas a directores de fotografía y otros profesionales del medio audiovisual que compartieron experiencias con el propio Gabor, así como también el testimonio de Alicia, madre del director, quien además es profesora que trabaja con ciegos y puede aportar su punto de vista al respecto. Una verdade prueba y ejemplo de que si bien una deficiencia (en este caso visual) puede determinar un momento particular, no necesariamente determinará la vida total de quien la padece; Gabor funciona además como recordatorio que las personas son personas y no etiquetas, no discapacidades, ni enfermedades, ni deficiencias. Este documental demuestra (al igual que ocurría en Caito de Guillermo Pfening) que la pasión, la vocación y la vitalidad, si son verdaderas, no conocen límites, y de eso Gabor puede dar fe.
La profesionalización de la falsedad El próximo sábado 9/8, a las 22, se estrena en el MALBA -con el auspicio de OtrosCines.com- esta notable ópera prima sobre un “pasador” de dinero falso, que ganó el Premio Especial del Jurado en la Competencia Internacional del último BAFICI. Si bien Mauro se trata de la ópera prima de Hernán Roselli; él no es ningún ajeno al mundo del cine, y a sus oficios; ya que se ha desempeñado como montajista en películas de Campanella, Stagnaro y más; y esa experiencia se nota en la excelencia de su film. Mauro además es un hombre que tiene una relación muy cercana a las drogas –la cocaína en particular, pero también consume ansiolíticos y demás fármacos- y es un ventajista o lo que en Argentina se denomina comúnmente un “pasador”, es decir, alguien que comprar pagando con dinero falso, y así obtiene dinero real a partir de los vueltos de sus compras. Pero este protagonista no es ningún improvisado, sino que incluso llega a “profesionalizarse” y junto a su amigo Luis arma un taller para imprimir billetes truchos. Un día la cotidianidad de este hombre cambia al conocer a una mujer seductora que cambiará algo dentro de su vida. A través de esta historia, Rosselli nos brinda una muestra de un sector del sur del conurbano bonaerense; con varios lugares comunes si…pero a la vez con frescura, mostrándonos su jerga, y costumbres; todo esto acompañado y posibilitado por geniales actuaciones y por una puesta en escena sumamente acertada. En definitiva Mauro es una pequeña gran película que con una profundidad que asombra, construye espacios tanto narrativa como estéticamente, excelentes.
Crear, mostrar, jugar, ser real Para quien no lo conoce, Gustavo Fontán suele hacer un tipo de cine en cierto punto experimental; pero no por eso vacío o aburrido. En sus producciones vemos como crea y recrea un universo que por momentos puede tornarse incomprensible, pero que en el fondo expresa lo complejo y naturalmente inasible de las emociones y estados de ánimo humano. Dicho esto, El rostro puede considerarse una de sus producciones más ficcionales y narrativas. La trama (¿es correcto hablar de trama en estos casos?) se enfoca en un hombre que navega hasta una isla del Delta. Una vez allí comienza a interactuar tanto con personas (que pasean, niños, señoras, mujeres y quienes trabajan allí como pescadores) como con el paisaje natural de la zona. Tendrán gran importancia y protagonismo visual los árboles, animales, colores, y sensaciones alrededor del río que centraliza los actos. Artista de lo original y lo emotivo, Fontán nos propone de forma abstracta (su cine me fascina e inevitablemente tiendo a pensar en Gonzalo Castro como un realizador con estilo similar) una historia en blanco y negro que roza lo taciturno y melancólico, y a través de ello permite explorar en cada personaje; su historia de vida, y su pasado, todo sin recurrir a diálogos, y concentrándose en el encanto sensorial. Fontán aborda lo sonoro y lo visual de manera unitaria, y a través del montaje posibilita la creación de lo nuevo, de un nuevo objeto, artificial, igualmente rico y válido como el objeto real que caracterizan por separado los paisajes y los personajes que habitan el particular universo de este director. En síntesis, El Rostro hace las veces de laberinto, donde perdernos, fascinarnos, temer y encontrarnos, y en ese recorrido único y personal, cada quien deberá procurar como salir y como experimentar, lo que en particular, considero una experiencia audiovisual creativa y gratificante.