Talentos Ocultos: Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad. Para calmar un poco las aguas después del #OscarSoWhite del año pasado, llega Talentos Ocultos para seguir poniendo la atención en los problemas raciales que tuvieron/tienen los norteamericanos. Talentos Ocultos narra la historia nunca contada de tres brillantes mujeres científicas afroamericanas que trabajaron en la NASA a comienzos de los años sesenta (en plena carrera espacial, y asimismo en mitad de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos) en el ambicioso proyecto de poner en órbita al astronauta John Glenn. Katherine Johnson (Taraji P. Henson) y Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), y Mary Jackson (Janelle Monáe) serán las elegidas para ayudar a la NASA a ganar la carrera espacial contra la Unión Soviética. Las tres son mujeres afroamericanas de carácter fuerte que buscan abrirse paso no solo en un ambiente de hombres, sino también en un ambiente de blancos. Cada una luchará su batalla personal para ascender en un mundo caracterizado por la segregación racial, pero a su vez permanecerán unidas para afrontar el problema juntas. El film, está basado en el libro homónimo de Margot Lee Shetterly, que nos cuenta la historia de estas heroínas “ocultas” cuyo extraordinario trabajo resultó indispensable para los avances que le permitieron a Estados Unidos ganar la carrera espacial. Theodore Melfi (St. Vincent) dirige este filme basado en hechos reales que se presenta como un relato prolijo, bien narrado y con buenas actuaciones donde cada actriz puede, en mayor o menor medida, lucirse. Completan el elenco Kevin Costner (Danza con Lobos), Kirsten Dunst (Fargo), Mahershala Ali (Moonlight) y Jim Parsons (Big Bang Theory), en roles de reparto fundamentales para completar una historia cargada de personajes. La película se encuentra nominada a tres premios de la academia en rubros importantes, y esta parece ser la mayor razón de la existencia de esta película. La cinta parece exclusiva y especialmente realizada para aspirar a los premios, lo que muchos suelen llamar “Oscar Bait” (carnada de Oscar). Talentos Ocultos cumple con los requisitos mínimos de elegibilidad. Estamos ante un drama de época producido luego de la controversia de la poca pluralidad en los Oscars y que fue estrenado en diciembre justo antes del comienzo de la temporada de premios. ¿Esto es malo? No necesariamente pero la película podría haber sido mucho más que lo que resulto ser. Un film que es correcto en todos los aspectos técnicos y artísticos pero que por ahí no destaca en ninguno más allá de las actuaciones. El guion es predecible pero considerado y cumple con el objetivo que se planteó en un primer momento. Theodore Melfi nos cuenta una historia simpática, complaciente que busca generar un sentimiento de culpa en el espectador y en la sociedad norteamericana. Las subtramas del relato están bien planteadas pero quizás al tener tres protagonistas bien definidas quedan algunas cuestiones medio en el aire una vez concluido el film. En síntesis, Talentos Ocultos es una película muy disfrutable, que intenta inculcar buenos valores a través de estas tres heroínas anónimas que tuvieron que luchar por el reconocimiento. La reconstrucción de la década de los ’60 es impecable tanto en el arte como con el retrato social de las adversidades que afrontaban los afroamericanos en esa época. La química entre Octavia Spencer (Historias cruzadas), Taraji P.Henson () y Janelle Monáe es excelente y sólida como para elevar un poco más a este film por sobre la media.
Luz de Luna: Crecer y desarrollarse. Barry Jenkins nos acerca en su segunda película una fuerte historia, la cual, según palabras del mismo autor, resulta ser autobiográfica. El film obtuvo ocho nominaciones a los Oscars y es el gran competidor de La La Land en la próxima entrega de premios de la Academia de Hollywood. Poética y conmovedora, Moonlight o Luz de luna nos muestra las penurias y adversidades que transforman a los individuos de clase baja en el primer mundo: Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia, adolescencia y madurez que crece en una zona conflictiva de Miami. El chico es víctima del bullying que luego se relaciona directamente con su despertar sexual. La película se divide en tres partes donde podemos ver la niñez, la adolescencia y la llegada a la adultez del personaje. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo y encuentra el amor en lugares inesperados. Al mismo tiempo, tiene que hacer frente a la incomprensión de su familia y a la violencia de los chicos del barrio. Jenkins relata con un increíble manejo de la cámara, utilizando planos que resultan ser realmente artísticos, cargados de subjetividad, poesía y emotividad. Algunos de los mejores momentos del film se dan cuando Chiron comienza a entablar una relación con Juan (Mahershala Ali), un vendedor de drogas, que empatiza con la situación que rodea al chico y ocupa el lugar de una figura “paterna”. Ali tiene una participación corta en pantalla pero su trabajo fue tan fuerte y fundamental que probablemente le valga el Oscar a Mejor Actor de Reparto. Nos encontramos con una propuesta brillante que aborda diversos temas como la violencia, las drogas, los problemas familiares, el amor, el autodescubrimiento, el bullying, sin caer en el sensacionalismo ni el golpe bajo. Moonlight es un drama que toca varios temas sensibles, pero logra narrarlos con maestría. Con su estructura narrativa segmentada, el film consigue narrar distintos períodos de la vida del personaje principal de forma prolija y proporcionada, logrando una excelente coherencia y cohesión de los sucesos desarrollados. Un film que se perfila como para ser uno de los relatos más trascendentes y emotivos del año.
“La La Land” logró capturar la atención tanto del público como de la crítica. Damien Chazelle había probado su talento en el ámbito musical con “Whiplash” (2014) y la cinta de Emma Stone y Ryan Gosling reafirmó aquello mostrado en el film anterior. La película cuenta la historia de Mia (Emma Stone), una aspirante a actriz que trabaja como camarera, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, quienes se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima amenaza con separarlos. El argumento es bastante simple y no tiene nada que no hayamos visto en otras cintas. Sin embargo, lo interesante de esta propuesta audiovisual no pasa tanto por el “qué” sino por el “cómo” está contada la historia. Ni bien comienza la película uno puede advertir que estamos ante algo especial. Una placa nos adelanta que nos encontramos frente a un relato realizado en “Cinemascope” (sistema de filmación que comprime una imagen estándar en el cuadro de 35 mm, para luego descomprimirlas durante la proyección, logrando una proporción que puede variar entre 2,66 y 2,39 veces más ancha que alta). Esta vuelta al fílmico y en una imagen más ancha nos permite disfrutar con mayor detalle los movimientos y desplazamientos en los números de baile y canto. Luego, la acción se sitúa en un día caluroso en la autopista de Los Ángeles, los autos se hallan parados ya que se produjo un embotellamiento, la cámara pasa por los distintos vehículos donde se puede apreciar que cada uno está escuchando estaciones de radio y canciones diferentes. Abruptamente comienza el primer número musical “Another Day Of Sun” que permanecerá grabado en las cabezas y retinas del público por su ingenio. Esta apertura se desplaza constantemente de un costado a otro de la autopista en un plano secuencia inolvidable. Así comienza la nueva película de Damien Chazelle en una elegante y refinada secuencia. Asimismo, ya desde el comienzo se puede apreciar el sumo cuidado y detalle que se le dio a la imagen. La dirección de fotografía a cargo de Linus Sandgren (“American Hustle”) es otro de los puntos altos de esta película. La paleta de colores resulta ser muy colorida, con predominancia de tonos cálidos bien saturados. Otro ejemplo de que trata de evocar aquella magia de los musicales clásicos de Hollywood tales como “El Mago de Oz” o “Cantando Bajo la Lluvia”. Sandgren afirma que “usar fílmico no era realmente ser nostálgico”, sino “capturar la riqueza del color que el video digital simplemente no da, a menos que lo añadas durante la postproducción”. La frase común “lo arreglamos en post” es lo que instó a Sandgren a hacerlo perfecto durante el rodaje. El vestuario y los escenarios comprenden otro punto fuerte del film. Las locaciones nos muestran la ciudad de Los Ángeles como nunca antes fue vista. Se nota el amor que le imprime el autor a los pequeños clubes de jazz, los estudios, el observatorio del Griffith Park y el Lighthouse Café de Playa Redondo. Otra razón para ver “La La Land” la comprende la inmensa química que presentan Ryan Gosling y Emma Stone, que ya había sido demostrada en filmes como “Loco y Estúpido Amor” (2011) y “Gangster Squad” (2013). Las coreografías y la música del film están a cargo de Justin Hurwitz (música) y Mandy Moore (coreografías), quienes ya formaron una asociación creativa con Chazelle en películas anteriores. A ellos se les suman los letristas Benj Pasek y Justin Paul, especializados en musicales de Broadway, y el productor musical de “Moulin Rouge”, Marius de Vries, quienes nos otorgan melodías geniales como “City Of Stars” que le valió un Oscar a Mejor Canción. Visualmente los números musicales poseen un magnetismo envidiable, con una cámara que se encuentra en constante movimiento y nos muestra con gran fluidez los movimientos de los actores (hay pocos cortes, se usan mucho los planos secuencia y de larga duración para aumentar dicho efecto). En definitiva, “La La Land” presenta muchos elementos que la convierten en un muy buen musical. Una propuesta visualmente majestuosa, con composiciones musicales impecables de Justin Hurwitz, y un gran despliegue cinematográfico de Chazelle. Un film realmente hermoso a nivel técnico y expresivo. Una película que vale la pena ver.
Vivir de Noche: Enemigo público. Ben Affleck nos trae su cuarto film como director, el cual también escribe, produce y protagoniza. Ben Affleck se está presentando como un artista bastante completo. Si bien empezó su carrera delante de la cámara, su fuerte y lo que mejor le sienta es estar detrás del lente. En esta ocasión, dirige, produce, escribe y protagoniza Vivir de Noche (Live By Night). La cinta adapta una novela de Dennis Lehane, al igual que con la primera película del director “Desapareció Una Noche”. La historia se sitúa en Estados Unidos, entre Boston y Miami, durante los años ’20 en la época de la ley seca. Todo gira en torno a un hombre que se adentra en el mundo del crimen organizado. Joe Coughlin (Ben Affleck) ex soldado de la Primera Guerra Mundial, descubre que ha sido engañado para luchar en un conflicto que solo le traería beneficios a la gente poderosa. A raíz de esto decide “no volver a seguir las reglas” nunca más. El veterano de descendencia irlandesa e hijo de un capitán de policía (Brendan Gleeson) integra una banda dedicada a robos a mano armada. Joe se enamora de la amante del líder de la mafia Irlandesa en Boston (Robert Glenister). Dicha mujer, Emma Gould (Sienna Miller), termina engañando a Coughlin en un evento que luego traera fatales consecuencias para la amante. Pese a su origen irlandés, el protagonista terminará trabajando para la mafia italiana liderada por Maso Pescatore (Remo Girone) con el objetivo de vengarse de Albert White, el mafioso irlandés. Joe deberá mudarse a la zona de Tampa, en Florida, donde intentará no sólo dominar el lucrativo negocio del contrabando de alcohol sino también el del juego. La resistencia no llegará tanto del lado de los gánsteres irlandeses sino especialmente del Ku Klux Klan. En el medio Joe volverá a encontrar el amor en Graciela Corrales (Zoe Saldana), una mujer perteneciente a la comunidad cubana establecida en Florida. Por otro lado deberá resolver algunos asuntos con el Sheriff del lugar Irving Figgis (Chris Cooper) y su hija Loretta (Elle Fanning). La película tiene un comienzo avasallante que muestra lo mejor del realizador en algunas secuencias impresionantes. En la primera media hora se puede disfrutar del poder narrativo de Ben Affleck a la hora de describir situaciones que apremian y presionan a los personajes. Su pulso no le tiembla y el manejo de la cámara es impecable haciendo del espectador un personaje más, en especial en el pequeño plano secuencia del asalto durante la partida de póker. Pasada la primera media hora, la película va sufriendo algunos altibajos que son la consecuencia de un guion inconstante, desigual y por momentos accidentado. Pareciera que Affleck intento recuperar el espíritu de los clásicos de gánsters de la década del ‘30 y se enfoco más en eso que en desarrollar una historia menos atropellada. Uno de los principales inconvenientes es que la película intenta ser muchas cosas producto de la mezcla de géneros. En algunas partes busca ser un melodrama romántico donde se intenta mostrar la vida afectiva del protagonista, pero por otro lado también busca ser una película de gánsters con toques de Film Noir, a través del empleo de algunos elementos como el de la femme fatale (El personaje de Sienna Miller que pone en peligro a nuestro protagonista). Vivir de Noche tenía todos los elementos para ser una gran película como por ejemplo una brillante reconstrucción de época a través de la dirección de arte y el vestuario, un excelente despliegue visual del experimentado director de fotografía Robert Richardson (Django Sin Cadenas, Los Ocho más Odiados, Hugo, Shutter Island, Casino, Pelotón), y un gran elenco que acompaña a todo lo mencionado. Sin embargo, el film se queda a medio camino y termina siendo una historia entretenida con algunos aciertos y equivocaciones.
Belleza Inesperada significa el retorno de Will Smith al cine dramático tras su paso por Suicide Squad. En 2015 actuó en Concussion, un film que iba por una vía más seria y en contra de todos los pronósticos quedó fuera de las nominaciones de los Oscars 2016. Con un elenco conformado por Will Smith, Edward Norton, Keira Knightley, Kate Winslet, Helen Mirren, Michael Peña y Naomie Harris, el director David Frankel (El diablo viste a la moda y Marley y Yo) presenta su nueva historia cinematográfica cargada de sentimentalismo. Howard (Smith) debe hacerle frente a la muerte de su hija. Deprimido y descuidando todos los aspectos de su vida, el hombre comienza a escribir cartas dirigidas al amor, la muerte y el tiempo, estas tres abstracciones compondrán una parte fundamental de la trama. Sus amigos y colegas de trabajo (Norton, Winslet y Peña) idean un plan para rescatar su empresa de publicidad y los trabajos de muchas personas. Contratan a un grupo de actores para interpretar a dichos conceptos o abstracciones (Knightley, Mirren y Jacon Latimore) para que interactúen con él. ¿Cuál es el motivo de tan descabellado plan? Es una pregunta cuya respuesta no revelaré aquí. Belleza Inesperada fue vapuleada por la crítica norteamericana. Y si bien el film cuenta con muchas fallas y cuestiones desacertadas para criticarle, tampoco es para tanto. La película cuenta con algunos problemas en cuanto a lo que resulta verosímil o posible en el mundo ficcional que construye. Quizás si uno se deja llevar un poco puede llegar a disfrutar algunos momentos de la cinta. Es una lástima que tremendo elenco sea desaprovechado en una película que apela más en emocionar y buscar las lágrimas en el espectador que en realizar una historia coherente que haga uso del enorme talento de los actores que emplea. Los críticos norteamericanos se quejaron, más que nada, de la manipulación emocional, de lo absurdo y cruel que resulta el plan de los amigos de Howard, y de algunos mensajes que se pueden malinterpretar (como por ejemplo: lo de que hay que ver la “belleza inesperada” de los acontecimientos malos que nos suceden). En mi opinión, si bien hay algo de verdad en todos estos argumentos, los problemas pasan por la sensiblería que busca y los giros innecesarios que acontecen promediando el tercer acto. Como bien dije antes, si uno deja pasar algunos de estos inconvenientes puede llegar a disfrutar de este film. En síntesis, Belleza inesperada está basada en una premisa tan absurda que no debería funcionar del todo. Sin embargo, el gran talento del elenco y los personajes que componen hacen que la credibilidad, por momentos, se mantenga. Como destaqué antes, la vuelta de tuerca del final es innecesaria y perjudica al film. David Frankel nos ofrece un film cargado de sentimentalismo que a los amantes de los dramas lacrimógenos les gustará. Para el resto del público, mejor abstenerse.
Pese a la sencillez del argumento, esta película nos muestra una crónica sobre el comportamiento en sociedad, las miserias humanas y el caos producido durante una crisis generalizada.
Los hermanos Rotstein nos traen esta ambiciosa antología de terror que se destaca en los aspectos técnicos. Hace rato que en el marco del cine nacional se están realizando propuestas interesantes relacionadas al cine de género. Los hermanos Rotstein nos traen este relato que nos recuerda a “Creepshow” (1982), “Cuentos de la Cripta” y algunos films como “El Pueblo de los Malditos”. La acción tiene lugar en una noche durante un toque de queda. En este contexto, se van a desarrollar las cinco historias del título. La primera tiene como protagonistas a unos alumnos de secundaria que esconden un oscuro secreto, después tenemos el relato de un grupo de políticos corruptos que son absueltos luego de que se haya producido un derrumbe en un edificio en el que murieron varias personas. Por otro lado, durante una reunión de amigos a uno de los jóvenes, que participa de este encuentro, comienza a ser víctima de un bullying constante. Finalmente tenemos dos historias más, una donde una pareja es observada y está a punto de pasarla mal dentro de un albergue transitorio, y otra donde dos hombres están a punto de “conocer” a una dama. Cinco tramas unidas por esa noche particular, donde se dan hechos relacionados con el sexo, la violencia, la corrupción y la brutalidad. El elenco lo integran Gastón Cocchiarale, Walter Cornás, Rafael Ferro y Nai Awada, entre otros. En “Terror 5” tenemos un escenario de horror en el que se podrán explorar las miserias humanas desde un costado reflexivo y sombrío pero siempre al servicio del disfrute y el entretenimiento. Uno puede sacar conclusiones sobre el abuso del poder y la presencia del terror en lo cotidiano y habitual, pero al mismo tiempo regodearse con la narrativa. El resultado es inevitablemente desparejo, como suele pasar con este estilo de películas. Sin embargo, es una buena propuesta para disfrutar en el cine.
Luego de un largo período de inactividad, Mel Gibson vuelve con todo y nos entrega este film bélico basado en una historia real. Mel Gibson estuvo durante varios años sin realizar películas, se cree que Hollywood lo estuvo castigando por sus dichos racistas, xenófobos y antisemitas. Lo cierto es que volvió y nos trajo este film ambientado en la Segunda Guerra Mundial que viene cosechando elogios por parte de la crítica, y recibiendo algunas nominaciones a los premios más importantes de 2017. El relato nos trae a Desmond Doss (Andrew Garfield) un muchacho que luego de casi matar a su hermano durante una riña de niños, se ve condicionado/transformado por este episodio y su vida cambia por completo. Desmond decide llevar una vida libre de violencia. Su marco familiar es complicado, ya que su padre (Hugo Weaving) es un veterano de la Gran Guerra devenido en alcohólico con actitudes violentas frente a su esposa. Al estallar la Segunda Guerra, Desmond se siente obligado a alistarse pero bajo la convicción de no utilizar nunca un arma, sino de ir como médico y tratar de salvar vidas en lugar de quitarlas. Siendo Mel Gibson el que transmite el mensaje, no podemos evitar sentir la sensación de moralina más que critica profunda a la sociedad americana. Este hecho se ve acrecentado por la falta de tacto con la que retrata a los japoneses debido al nacionalismo exacerbado, el perfil ultra religioso y ciertos tintes descalificativos característicos del director. Resulta muy difícil separar al autor de la obra, pero habiendo aclarado lo anterior podemos decir que el elenco hace un gran trabajo, especialmente Andrew Garfield que muestra su habilidad para componer personajes más serios a los que nos tenía acostumbrados. Garfield está muy bien respaldado por Vince Vaughn, Hugo Weaving, Sam Worthington y Teresa Palmer. Otro punto alto lo compone el manejo de cámara de Gibson y la crudeza y realismo con las que retrata las secuencias bélicas, la fotografía de Simon Duggan, la edición de John Gilbert y la música de Rupert Gregson-Williams. En resumen, “Hasta el Último Hombre” es una maravilla a nivel técnico pero con algunos clichés a nivel narrativo. El mensaje pacifista y la idea de mantenerse firme a las convicciones personales parecen tener buenas intenciones pero suenan deshonestos viniendo de Mel Gibson. Sin embargo, nos encontramos ante un film bien desarrollado, disfrutable y quizás una de las mejores propuestas bélicas de los últimos años. Puntaje: 3,5/5
Así como pasó hace un tiempo con los films de vampiros, estamos llegando a un posible agotamiento de las películas de Zombies, que prácticamente ya casi son un género en sí mismas.
Matt Ross, actor de la serie “Silicon Valley” y de las películas “Psicópata Americano” (2000) y “El Aviador” (2004), dirige y escribe su segundo largometraje que le significó el premio por Mejor Dirección en la sección Un Certain Regard en el último Festival de Cannes. “Capitán Fantástico” parece a simple vista una película dramática del montón, que busca cosechar premios en festivales y a raíz de eso conseguir mayor repercusión en los circuitos comerciales. Sin embargo, la película de Matt Ross es mucho más que eso. Podríamos decir que estamos ante un film que logra quedar remanente en nuestra conciencia; ni bien salimos de la sala queda suspendida en nuestro pensamiento, intentando sacar conclusiones sobre la película que se eleva por sobre el promedio de este tipo de propuestas. Viggo Mortensen lidera un elenco excepcional con varios actores jóvenes a los que habría que prestar atención a partir de ahora, y algunas caras conocidas en roles secundarios como Frank Langella (“Dracula”, 1979), Steve Zahn (“Dallas Buyers Club”, 2013), Kathryn Hahn (“Bad Moms”, 2016). Ben (Mortensen) lleva varios años viviendo en un ámbito poco convencional junto a su familia. Su hogar queda en el medio del bosque donde se valen por sí mismos para sobrevivir. Su esposa Leslie es internada por un trastorno bipolar y Ben y los chicos continúan con la vida a la intemperie. Que vivan en un lugar inhóspito no quiere decir que sus hijos estén descuidados, de hecho los chicos aprenden a cazar, dar primeros auxilios, hablar distintos idiomas, física cuántica, etc. Cuando Leslie se suicida, Ben y sus hijos deciden ir a hacer respetar el testamento escrito por ella, el cual estaba por ser ignorado por la familia de la mujer. Nos encontramos ante un road movie, donde los personajes emprenderán el “viaje existencial”, que les dejará algunas vivencias y lecciones importantes para el resto de sus vidas. Es uno de esos viajes de autodescubrimiento, superación y aprendizaje. En la misma línea de comedia dramática que otras películas como por ejemplo “Little Miss Sunshine” (2006). “Capitán Fantástico” busca enganchar al espectador con vehemencia y honestidad. Lo más destacable de esta obra, y lo que nos deja pensando luego de su visionado, tiene que ver con el hecho de que los chicos se desarrollan en el marco de una educación y crianza alejada de las comodidades y lineamientos de la vida moderna. Sus pensamientos no condicen con las concepciones capitalistas de la sociedad norteamericana actual, y es algo que muchas veces se cuestiona. Además, es remarcable que una vez que se nos presenta este estilo de vida alternativo y sus beneficios, el mismo director nos demuestra que tampoco es un modelo infalible y tiene sus cosas cuestionables también. El relato nos deja en medio de la coyuntura cuando la familia se encuentra ante el desafío de enfrentar al mundo “real” y al orden social que evitaron durante años. “Capitán Fantástico” es una montaña rusa de emociones que trae aparejada varias cuestiones psicológicas, filosóficas y existenciales más allá de ser una comedia dramática simpática y disfrutable. Matt Ross logra disfrazar con pericia una crítica a los modelos económico-sociales predominantes en la actualidad.