Como es usual, un grupo de universitarios la pasará mal en este film de terror que llega a los cines este jueves. “Nunca Digas Su Nombre” tiene un comienzo atrapante y perturbador. En él vemos cómo un hombre entra en una casa con una escopeta y comienza a matar a sus allegados en un plano secuencia con mucha pericia, extrañamiento y suspenso, que nos atrapa desde el minuto cero y nos genera preguntas sobre lo que veremos a continuación. El problema radica en que luego de estos 4/5 minutos atrapantes ya se esfuman todos los esfuerzos de los realizadores por mantener la atención del espectador o brindarle algo original y diferente. La película cuenta los acontecimientos que suceden en la actualidad, casi 60 años después de lo narrado en la secuencia inicial, cuando tres estudiantes universitarios se mudan a una vieja casa fuera del campus y, sin querer, liberan a “Bye Bye Man”, un ente sobrenatural que persigue a quien descubre su nombre. Los chicos intentarán mantener su existencia en secreto para alejar al resto de una muerte segura, ya que al saber el nombre del ente lo alimentan mediante el miedo de las potenciales víctimas. La cinta nos recuerda a films como “Candyman” (1992) o “Nightmare On Elm Street” (1984), donde se trataban premisas o enfoques similares. En esta ocasión, si bien el énfasis está puesto en la psicología de los personajes y cómo ésta se ve afectada por la presencia de este villano de origen paranormal, la película falla al no poder darle una explicación o una historia de origen digna al antagonista de la historia. Se está dando que hace años el cine de terror busca crear nuevos villanos memorables y posibles herederos de Freddy Krueger y Jason Voorhees, pero terminan esbozando vagas ideas al dejar de lado el guion y no brindar una narrativa atractiva. El film presenta todos los clichés del género y no logra más que unos simples jump-scares vagos y predecibles. Los actores no parecen estar demasiado inspirados y por momentos presentan cambios anímicos y psíquicos inverosímiles. Carrie-Anne Moss (la eterna Trinity de “The Matrix”) aparece recién a la hora de película, en un rol forzado que no tiene ningún tipo de justificación más que la de incluir a una actriz de renombre. Por el lado de la fotografía, el arte y los aspectos visuales podemos decir que no se llegan a generar atmósferas ominosas o escalofriantes, y los efectos visuales parecen salidos de una película de clase B, quitándole seriedad y miedo a las situaciones. “Nunca Digas Su Nombre” es una película de terror que no viene a traer nada nuevo al género y que no asusta demasiado. Un film que tuvo un comienzo interesante, pero que en su progresión se fue convirtiendo en una experiencia poco satisfactoria. Puntaje: 1/5
Ghost in the Shell: Anime vs Live Action Aclaración: En esta nota dejaremos de lado la polémica sobre el whitewashing (la elección de una actriz caucásica para componer a un personaje oriental) ya que no hace foco en nuestro análisis. Las comparaciones son odiosas, pero en esta página que se dedica exclusivamente al cine animado, nos es imprescindible y hasta necesario comparar la versión live action de “Ghost In The Shell” con el film original de anime de 1995. Empecemos por decir que Ghost In The Shell es un largometraje de ciencia ficción con cierta estética de cyberpunk, que fue la inspiración de varios cineastas modernos. El caso más claro lo comprenden las (ahora) hermanas Wachowski con The Matrix (1999), en el cual se presenta muchas similitudes y cuestiones que fueron inspiradas en el manga original pero mayormente con su adaptación anime. Muchas veces la cinta del ’95 ha sido descrita como una de las películas de animación más complejas, tanto argumental como interpretativa. En los aspectos técnicos se la ha catalogado como “Obra Maestra de la animación” por la hábil combinación, de Production I.G., entre animación y gráficos computarizados, lo que da a la producción alto grado de realismo y detallismo. La historia de base, tanto en la nueva versión como en la otra, es la misma. En un Japón futurista, se narra la historia de “Major”, un híbrido cyborg-humano (la parte del “Alma” “Consciencia” o “Ghost” sería la humana), único en su especie, que trabaja en operaciones especiales y dirige un grupo operativo de élite denominado Sección 9. Motoko, también conocida como ‘the Major’ Mira Killian, es la líder de grupo de misiones cuyo objetivo es luchar contra el ciberterrorismo y los crímenes tecnológicos. Y cómo ya pudimos ver en varios tráilers, hay muchas similitudes entre un relato y el otro. Los realizadores de la adaptación live action guardaron sumo cuidado a la hora de armar toda la parte visual y los aspectos estéticos del film; y se nota el respeto por el material de origen. Sin embargo, más allá del calco de varias escenas que transcurren de la misma manera que en el anime de los años 90 (a modo de “homenaje” y “fan service”), la historia fue modificada en pos de construir un argumento totalmente innovador y no caer en el peligroso terreno de la copia plano por plano de la cinta anterior. Si no pregúntenle a Gus Van Sant y su fallida remake de Psicosis. Entonces: ¿Fueron acertadas las decisiones de Rupert Sanders y los guionistas de Ghost In The Shell? En parte sí, y en parte no. Empecemos por nombrar los logros. Podemos destacar que la producción tiene unos efectos, una fotografía y una dirección de arte exquisita que, más allá de que se presenta en su mayoría a través del CGI, están bien empleados y usados en consonancia con los escenarios reales. Se presenta algunos cambios en la construcción del relato pero, no por ello, el planteo central deja de ser interesante. Estéticamente y visualmente es magnífica y nos remite a Blade Runner (1982). Es decir, que en los aspectos técnicos se encuentra a la altura de la original o de otras grandes obras de “carne y hueso” de ciencia ficción. Los problemas los tenemos por el lado narrativo. “Ghost In The Shell” peca de simplificar y tratar de hacer más amena, entretenida y pochoclera la propuesta futurista, cosa que el anime supo mezclar bien con los aspectos más oscuros y filosóficos y dándole más de una lectura posible a la propuesta. También se nota que es un poco más larga, ya que utiliza 2 hs para contar lo que la antecesora la contó en 80 minutos. Sin embargo, el director Sanders (Snow White, The Huntsman) y los escritores William Wheeler (The Hoax, 2006) y Jamie Moss (Street Kings, 2008) en la composición del guion trataron de hacer más accesible la aventura. En síntesis, nos encontramos ante una adaptación digna y entretenida, pero que al mismo tiempo sirve para alejarnos de los prejuicios sobre la calidad narrativa/madurez del cine animado respecto a del cine live action
Hipersomnia: El Camino De Los Sueños. Una agradable sorpresa de género de la mano del director Gabriel Grieco, que trae un poco de aire fresco a la cartelera porteña. Hace dos años Grieco nos sorprendía con “Naturaleza Muerta”, un film de género bien narrado que nos hacía recordar a aquellas películas de terror, slashers de los ’70 como “La Masacre de Texas”. Esta vez nos vuelve a sorprender con un relato que incursiona nuevamente en el cine de terror, pero con una mirada más seria y profunda. La película nos trae a Milena, una actriz principiante que ambiciona con conseguir el papel protagónico en una obra de teatro. El director la presiona para que se meta de lleno en el personaje y esto la lleva a conectarse con un lugar siniestro. Sin notarlo en un primer momento, cada vez que lee una escena específica de la obra pareciera transportarse a una casa donde está prisionera junto con otras chicas. Allí parece tener un pasado, un presente y un futuro incierto. Como la obra que está ensayando aborda el tema de la prostitución, Milena lo atribuye al stress y al estar trabajando en la obra sobre esa temática. Pero las idas y vueltas se van repitiendo y la vida “del otro lado” parece ser muy real. Lo que en un primer momento se cree que es un trastorno del sueño, lentamente se irá convirtiendo en una verdad oculta que Milena no tendrá otra opción que enfrentar. Yamila Saud toma el rol principal de “Hipersomnia”, que cuenta con un amplio elenco donde se destaca Peter Lanzani, visto previamente en la exitosa El Clan (con este film queda claro que Lanzani tiene un futuro prometedor). El reparto se completa con Gerardo Romano, Jimena Barón, Vanesa González, Candela Vetrano, Florencia Torrente, Sofía Gala, Nazareno Casero y Fabiana Cantilo. Es una película de género con un fuerte magnetismo visual. El clima de tensión constante genera misterio y continuo extrañamiento, haciendo que el film nos brinde una grata experiencia. Cabe destacar que los temas de fondo que toca, como la trata de blancas y la esclavitud sexual, impactan en el espectador mediante algunas escenas fuertes, para hacerlo reflexionar sobre el tema. Con un desarrollo técnico impecable, una fotografía cuidada y ciertas atmósferas que nos recuerdan un poco a Suspiria (1977) de Dario Argento o algunos films de David Lynch como Mullholand Drive (2001), el espectador es llevado por un relato lleno de intriga, misterio y algunas vueltas de tuerca ingeniosas. En resumen, “Hipersomnia” es una de esas películas que llegan con un perfil bajo, pero resultan ser una gran propuesta para los espectadores. Y se reafirma el hecho de que se puede hacer buen cine de género en la Argentina.
Entre Nosotras: Mucho ruido y pocas nueces. Entre nosotras es una comedia dramática italiana que prometía humor, pero que nunca llega. Es difícil escribir una reseña de esta película porque desde sus avances la idea parecía atractiva con una temática interesante a tratar, y más desde un costado humorístico. El problema es que el film carece de esa comicidad que prometía y termina volcándose más a lo dramático. Por otro lado, el drama tampoco es abordado de una manera interesante, por lo que la película termina fallando por ese lado también. La cinta cuenta la historia de amor entre una arquitecta, Federica (Margherita Buy – Habemus Papam-) y la ex-actriz Marina (Sabrina Ferilli – La grande bellezza-), quienes conviven hace cuatro años. En el pasado, la tímida e introvertida Federica estuvo casada y tuvo un hijo, mientras que Marina ha sido siempre una orgullosa lesbiana y muy abierta. El pasado de cada una afectará a su relación, llegando a poner en cuestión su amor. En un costado tenemos a una mujer que se avergüenza en cierto sentido o le cuesta abrirse y mostrar su sexualidad, en el otro rincón tenemos a su pareja que es la antítesis de su persona. Liberal, abierta y dispuesta a abrazar su vida amorosa/sexual. Hasta aquí nos encontramos con una premisa interesante para lo que parece ser el punto de partida de una atractiva comedia dramática italiana. Sin embargo, la narración cae en varios clichés y en algunos baches narrativos producto de un guión defectuoso. A esto le podemos sumar un par de actuaciones acartonadas y unos personajes secundarios carentes de peso narrativo/dramático. A pesar de su corta duración (97 minutos), la película se torna repetitiva y larga debido a algunas escenas de transición que no aportan nada a la trama o a las excesivas idas y vueltas de sus protagonistas. En los aspectos técnicos, la comedia también hace agua, ya que presenta una banda sonora genérica que aparenta ser la de una novela que dan a las 15 hs o la de una película soft porn de bajo presupuesto. Tampoco podemos encontrar una seductora puesta en escena o un buen manejo de cámara ya que todas las situaciones se cuentan con la dinámica plano/contraplano y no se lucen ni los escenarios ni los personajes. En otras palabras, Entre Nosotras es una decepcionante propuesta que malgasta el talento de sus artistas tanto detrás como delante de cámara. Sinceramente no se entiende qué hizo Maria Sole Tognazzi, quien venía de cosechar varias nominaciones a los Premios David di Donatello con su película anterior Viajo Sola.
En Presencia Del Diablo: Demonios Coreanos. El cine coreano viene pisando fuerte en nuestras pampas y En Presencia del Diablo viene a reafirmar lo que planteó Train To Busan: se puede hacer buen cine de género en otras latitudes diferentes a las de Hollywood. Train to Busan representó una sorpresa, ya que el cine coreano no solía pasar por nuestra cartelera. Al parecer dicho film comenzó a mostrar que hay espectadores que están dispuestos a disfrutar de buen cine de género que no provenga solamente de Norteamérica. En Presencia del Diablo es un film que si bien en su mayor parte representa un relato de terror, logra por momentos ser una combinación de géneros, rozando la narrativa de misterio y jugueteando con la sátira social/institucional (especialmente en el modo en que se retrata a la policía surcoreana). El film nos cuenta la historia de un pequeño pueblo coreano donde la vida cotidiana y tranquila de sus habitantes se ve alterada por una serie de asesinatos cruentos, sanguinarios, misteriosos y salvajes. Al ser una pequeña comunidad rural, no tardan en propagarse los rumores y supersticiones que indican que un anciano extranjero de origen japonés podría estar vinculado con los hechos. Jong-goo (Kwak Do-won), un policía cuya hija está directamente amenazada, comienza a investigar y descubrir que el enigma puede ser de carácter sobrenatural. La película comienza en clave de thriller campestre con toques de comedia, en el momento en que se busca retratar la incompetencia de la policía local. El relato se toma su tiempo (el film tiene una duración de 156 min) para plantear el problema a resolver, pero todo sirve para que cada pieza vaya encajando en el enorme y entramado rompecabezas. Nuestro héroe demuestra no estar capacitado para resolver la tarea que se le ha encomendado y eso da lugar a varias situaciones interesantes que parecen conducir al protagonista al mismísimo averno. La fotografía y la música ayudan a construir una atmósfera gélida y opresiva que resalta la labor de los personajes y la ardua tarea que deberán llevar a cabo. Por otro lado, la dirección de arte nos sumerge en medio del folklore local y nos muestra algunos de sus elementos reconocibles. En síntesis, En Presencia del Diablo es un film inteligente con algunos planteamientos interesantes, como por ejemplo la forma en que los lugareños ven a los forasteros. Una cinta con una gran puesta en escena y buen desempeño en el apartado técnico. Un thriller policial hecho y derecho que a pesar de que por momentos resulta un poco largo, su extensión se aprovecha para que cada pieza del misterio encaje perfectamente con la otra. Otra gran adhesión al cine de género surcoreano.
Monsieur Chocolat: El agridulce sabor de la fama. Omar Sy y James Thierrée nos ofrecen grandes actuaciones en un drama francés con toques de comedia que sufre las consecuencias de algunas inconsistencias que presenta el guion. La película se sitúa a fines del siglo XIX, durante la Belle Epoque francesa. Una época caracterizada por un cambio profundo en la sociedad europea. Surgían nuevos valores y tenían lugar varias transformaciones económicas y culturales influyendo en todos los sectores sociales de la población. En medio de este contexto, tenemos a Footit (Thierrée) un famoso payaso que en cierto momento tuvo su época de fama y reconocimiento pero actualmente sus patrones en el circo lo tienen relegado porque alegan que ya no le resulta gracioso al público. Por otro lado, tenemos a Chocolat (Omar Sy), un artista negro al cual los dueños del circo siempre le dan el papel de “Caníbal” donde su objetivo es asustar a los niños y al público en general. Footit, un artista inquieto en búsqueda del constante reconocimiento, busca generar un dúo de payasos con Chocolat, ya que podría ser algo novedoso que guste al espectador. Es así como comienzan su ascenso en el mundo del espectáculo circense. El film busca adaptar, muy libremente, la historia real de Rafael Padilla, quien nació en Cuba hacia 1865 y, siendo un niño, se trasladó a Europa. En España trabajó como sirviente, limpiabotas y minero. El destino lo llevó a Francia a trabajar en el circo. Pasó de ser esclavo a ser un hombre libre, del circo al teatro, y del anonimato a la fama. El payaso Chocolat, fue el primer negro que trabajó en un circo francés, tuvo un enorme éxito a finales del siglo XIX. Fue también el primero en hacer publicidad, el que inspiró a otros artistas de la época como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière participando en varias de sus primeras películas. Él y el payaso Foottit fueron pioneros en la creación de un dúo entre un payaso “Carablanca” y un payaso “Augusto” negro. La película funciona por momentos, y es que el director, Roschdy Zem (Dias de Gloria) pareciera no terminar de decidir que cuestiones o acontecimientos poner en un primer plano. El foco esta puesto en el dúo de Footit y Chocolat, en una suerte de típica historia de ascenso y desmoronamiento. El tema es que por momentos el relato se olvida de Footit y se hace énfasis en Chocolat y en sus excesos y vicios (apuestas, drogas) y en el condicionamiento que sufre el personaje por el entorno histórico extremadamente racista que rodeaba a nuestro protagonista. Por otro lado, el relato nos ofrece varios flashbacks de Chocolat que nos muestran parte de su duro pasado pero salvo uno que nos revela las humillaciones que sufria su padre al servir a una familia acaudalada, el resto de estos vistazos a su pasado no llegan a resultar del todo convincentes. Más allá de estas cuestiones que terminan debilitando el desarrollo de la historia, el film se ve salvado por el tremendo trabajo actoral de sus protagonistas, James Thierrée (nieto de Charles Chaplin, con el que guarda un gran parecido) que se destaca en el humor físico y en los momentos dramáticos más duros, y Omar Sy quien viene ratificando lo que se pudo ver en Intouchables, que es un gran interprete con posibilidades de pasar de la comedia al drama de forma natural. Otros trabajos a destacar son el de la Música y el de la Dirección de Arte. Gabriel Yared (1408 y El Talentoso Sr. Ripley) compone una banda sonora delicada y totalmente empática con lo que se muestra. En la otra esquina tenemos una excelentísima reconstrucción de época de parte de Jérémy Duchier que nos sumerge en una de las épocas más influyentes para la cultura francesa. Monsieur Chocolat es un film que trata un gran abanico de temas como la superación personal, el racismo, la injusticia, la lucha de egos entre artistas, entre otros. Una película dispareja y desbalanceada que logra muchos momentos cómicos bien logrados mezclados con otros momentos dramáticos (bien logrados) que no logran amalgamarse de manera coherente. También puede que las bajadas de línea sean bastante explicitas y eso le resta seriedad. Sin embargo, nos encontramos con un film disfrutable gracias a la extraordinaria química de sus protagonistas.
Sin dudas “Logan” fue la mejor película basada en un comic de este 2017. Ya es una tendencia hace algunos años contar con por lo menos cinco propuestas de esta índole anualmente. Esto está conduciendo a un agotamiento del género y del público ante la gran oferta y la poca originalidad reinante. Sin embargo, cada tanto aparecen algunas cintas que sorprenden por su frescura, su rebeldía y la incomparable confección de una historia superheroica. El año pasado, “Deadpool” fue la ganadora de esta visión tan distinguida y en esta ocasión, “Logan” es el gran cóctel comiquero, transgresor y original que esperábamos. El film nos presenta un futuro cercano donde vemos a un Wolverine (Hugh Jackman) envejecido cuyos poderes comienzan a desvanecerse. Un individuo realmente vulnerable. Después de una vida de dolor y angustia, sin rumbo y perdido en el mundo donde los X-Men son leyenda, su mentor Charles Xavier (Patrick Stewart) lo convence de asumir una última misión: proteger a una joven que será la única esperanza para la raza mutante. Este capítulo final de la historia del mutante favorito de todo el mundo, compuesto por el actor australiano que lleva 17 años interpretándolo, marca el cierre de una etapa para Fox y para el propio Jackman. James Mangold (“3:10 to Yuma”, “Walk The Line”) fue el responsable de dirigir esta especie de western moderno de acción donde Logan deberá emprender un arduo camino que lo lleve a la redención. La película está muy ligeramente basada en el comic “Old Man Logan” de Mark Millar (“Kick Ass”), y se presenta como un western post-apocalíptico donde los mutantes fueron diezmados al punto de que rozan la extinción. “Logan” nos presentará su aventura más cruda, violenta, y visceral, haciéndole justicia al material de origen, logrando alcanzar una calificación R. Esta cinta se coloca en el olimpo de los films de superhéroes gracias a un guion sencillo pero sólido, una impecable dirección de Mangold, consiguiendo buenas interpretaciones del elenco, entre los que se destacan Stewart y Jackman, pero principalmente obteniendo una revelación actoral en el personaje de X-23, compuesto por la debutante Dafne Keen. La actriz española de 12 años se anima a actuar de igual a igual junto a Hugh, poniéndole el cuerpo a un personaje muy físico y de pocas palabras. Su composición de la pequeña mutante sorprende y augura una interesante carrera por venir. Resulta realmente atractivo el enfoque adulto y maduro que le dieron a esta historia, logrando que este producto se separe de la media de relatos inspirados en historietas y novelas gráficas. Wolverine es uno de esos personajes que pedían a gritos una mirada distinta y más violenta, siendo finalmente Fox quien se anime a dar un salto a nivel narrativo. En síntesis, “Logan” representa una gran carta de despedida para Hugh Jackman, que consigue retirarse del universo X-Men a lo grande. Un film cargado de secuencias de acción espectaculares, con buenas actuaciones, una lograda dirección de fotografía de John Mathieson (“Gladiator”) y una estupenda dirección de James Mangold. Un relato épico y emotivo que no economiza ni en espectacularidad ni en una narrativa interesante. La película de superhéroes diferente que esperábamos hace tiempo.
Manchester Junto al Mar: El dolor de vivir. Esta semana se estrena el último de los films que aspiran al Oscar a Mejor Película. Manchester Junto al Mar, un difícil y poderoso drama familiar cargado de emociones con una impecable actuación de Casey Affleck. Manchester Junto al Mar está nominada a seis premios Oscar (Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actor de Reparto, Mejor Actriz de Reparto, y Mejor Guión Original) de las categorías más importantes. Kenneth Lonergan (Margaret -2011-) nos presenta en su segundo largometraje como director, la historia de Lee Chandler (Casey Affleck) un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe (Kyle Chandler) ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo debido a que su hermano le otorgó la custodia. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. La cinta de Lonergan nos ofrece un relato duro y emotivo donde se tocan temas como el dolor, la pérdida, el duelo, la familia, la muerte y las relaciones humanas. Se nota que Lonergan tiene su costado de dramaturgo y guionista a flor de piel (escribió Pandillas de Nueva York, Margaret, Analízame), ya que hizo un buen trabajo al presentarnos una historia dura pero bien articulada y a unos personajes bien complejos y tridimensionales. La trama se va desarrollando tanto en el presente como en el pasado a partir de flashbacks pero no tan señalados o destacados como en los relatos clásicos, sino que se presentan de manera más sutil e ingeniosa, forzando al espectador a prestar mayor atención a los saltos temporales. Así es como uno va a ir descubriendo ciertos hechos esenciales que condicionan el accionar de Lee y su relación con su sobrino y su ex mujer. El personaje de Affleck va recorriendo una “secuencia trágica” (de manera desordenada por la original forma en la que fue narrada la película) de hechos tal como las que se dan en una tragedia griega. Así es como descubrimos su Hamartía (error trágico) que lo lleva a tener su vida actual y una posterior Anagnórisis o reconocimiento de su traspié. Lee Chandler es arrastrado constantemente por la historia a situaciones y lugares por los cuales no quiere transitar. Sin embargo, estos acontecimientos son los que van a llevar al protagonista a enfrentar sus demonios y lograr la respectiva catarsis. La historia es bastante sencilla y poco innovadora pero lo importante es cómo esta narrada y la forma en la que están confeccionados los personajes. En conclusión, Manchester Junto al Mar es un retrato intenso, bien construido y conmovedor sobre el dolor de afrontar la vida sin la compañía de los seres queridos. Un profundo viaje existencial que atraviesan los personajes donde deberán descubrirse a ellos mismos después del duelo. Un film de personajes donde importa más el “Cómo” que el “Qué”.
La Cura Siniestra: La Dosis Equivocada. Gore Verbinski deja las superproducciones por un rato, para dedicarse a esos relatos más pequeños e intimistas que mejor le sientan. Al salir del cine luego de ver La Cura Siniestra, me comencé a preguntar: ¿Qué acabo de ver? No necesariamente porque la película sea demasiado compleja ni mucho menos sino porque el film presenta ciertas ambigüedades y cuestiones contradictorias que me desconcertaron a la hora de forjar una opinión sobre esta historia. Empecemos por decir que A Cure For Wellness (título original de la obra) es un film regular. Un relato que arranca de forma prometedora y que luego va perdiendo fuerza y tornándose un poco predecible, extenso e inverosímil. Sin embargo, puedo decir que en cierto punto lo disfruté. Gore Verbinski (La Llamada), quizás el único director que le encontró la vuelta a hacer una remake de una película de terror japonesa, vuelve al género que mejor le cae y nos trae este peculiar film que mezcla el terror con el thriller psicológico. No nos olvidemos que el director estuvo muy ocupado con la trilogía original de “Piratas del Caribe” y la fallida adaptación de “El Llanero Solitario”. La película nos relata como un joven y ambicioso ejecutivo de empresa (Dane DeHaan) es enviado para traer de vuelta al CEO de su compañía, que se encuentra en un idílico pero misterioso “centro de bienestar”, situado en un lugar remoto de los Alpes suizos. El joven pronto sospecha que los tratamientos milagrosos del centro no son lo que parecen. Cuando empieza a desentrañar sus terribles secretos, su cordura será puesta a prueba, pues de repente se encontrará diagnosticado con la misma y curiosa enfermedad que mantiene allí a todos los huéspedes, deseosos de encontrar una cura. La película nos recuerda un poco a La Isla Siniestra de Martin Scorsese donde se generaba cierta intriga alrededor del estado mental del personaje principal, pero el film de Verbinski se vuelca más al costado del terror y el extrañamiento generado por el entorno que rodea al protagonista. Nos encontramos con una película bastante peculiar para los parámetros de la industria hollywoodense. Un film de terror con un elenco discreto en cuanto a popularidad, un gran presupuesto y con una extensa duración de 146 minutos. Las dos primeras características le juegan a favor pero la duración le termina jugando en contra. La cura siniestra es una cinta que debería durar media hora o cuarenta minutos menos. Un film atrapante en su comienzo que se torna repetitivo y previsible por recursos utilizados por la propia narración o falencias en el guión que nos dan la posibilidad de prever o anticipar lo que sucederá a continuación. No obstante, obviando el detalle de que le sobran varios minutos, el relato es llevadero y se deja ver. Lo interesante del film pasa por los climas que logra generar el director al igual que su manejo de la cámara y los puntos de vista. La fotografía de Bojan Bazelli, quien ya trabajo con Verbinski en La Llamada, logra generar una gama de colores fríos que enaltecen el misterio y el aire gótico del relato. La dirección de arte y el vestuario también son puntos fuertes del film que logran imprimirle una estética bien marcada a los escenarios. Dane DeHaan hace un buen trabajo como el joven ejecutivo que deberá develar el misterio que gira alrededor del centro médico, y también lo acompañan muy bien Jason Isaacs (Lucius Malfoy en Harry Potter) como el adversario a derrotar y Mia Goth (Everest) como una extraña joven que lo ayudará a desentrañar el caso. Con algunas secuencias que nos recuerdan al cine de Roger Corman y a la literatura de Edgar Allan Poe, La Cura Siniestra tiene toques surrealistas que pueden descolocar al espectador, ya que el pacto ficcional y tácito que se establece en un principio va cambiando de dirección hacia la conclusión del film. En síntesis, “La Cura Siniestra” es una película que propone una trama interesante, misteriosa y oscura, con algunos planteos atractivos que se van diluyendo con el correr del tiempo. El film logra ser entretenido y disfrutable por momentos gracias al enorme esfuerzo de Gore Verbisnki, pero la larga duración deja ver con mayor detalle las lagunas del guión provocando cierta capacidad anticipatoria en el espectador tornando al relato en predecible.
Neruda: Atrápame Si Puedes. Pablo Larraín presentó su última película de habla hispana antes de embarcarse en Jackie su primera experiencia con el cine norteamericano. En 1948, el senador y escritor Pablo Neruda acusa al gobierno chileno de traicionar a los comunistas en el congreso. El presidente González Videla lo desafuera y ordena su captura. El poeta emprende la huida del país junto a su mujer. Mientras es perseguido por el prefecto de la policía, Neruda comienza a escribir “Canto general” y se convierte en símbolo de la libertad y leyenda literaria. El film cuenta estos acontecimientos que protagoniza Pablo Neruda (Luis Gnecco) perseguido al ser considerado traidor por el gobierno chileno debido a su ideología comunista. Su adversario y perseguidor será un detective (Gael García Bernal), que tratará de evitar que el poeta pase a la clandestinidad y emprenda su huida. Pablo Larraín nos ofrece este relato atípico que el mismo califica como una “antibiografía” en la que expone las diversas facetas del artista, incluso algunas no tan típicas y características. Y es que vemos al Pablo Neruda poeta y Senador de ideología marxista pero también vemos al Neruda excéntrico, vanidoso y hedonista. Neruda es una producción muy cuidada en los aspectos técnicos y artísticos con una trama que mezcla géneros de manera equilibrada (Por momentos tenemos drama, comedia, surrealismo y toques de policial negro). La cinta de Larraín juega con la fina línea que separa a la realidad de la ficción, tanto dentro de la vida del escritor y su esposa (Mercedes Morán) como lo que concierne a la propia construcción narrativa del film. Larrain es un director con oficio y se nota desde el primer minuto. La reconstrucción del marco histórico por medio del vestuario y la escenografía, las personificaciones de los actores y el tono de film noir hacen que Neruda tenga todos los elementos necesarios para ser una cinta interesante y atrapante. Sin embargo, el relato decae y se detiene en detalles irrelevantes durante el segundo acto, provocando que la película se torne un poco lenta y repetitiva. En otras palabras, Neruda es una buena propuesta que igualmente nos deja un sabor agridulce, dándonos la sensación de que podría haber sido mucho más.