EN BUSCA DE LA PAZ INTERIOR Segunda parte de la película original creada por Dreamworks y estrenada en el 2008, que presenta una historia muy atractiva e interesante, una animación impecable desde todos los aspectos y un aprovecho muy bien logrado de las personalidades de los diferentes animales. Po se ha convertido en el Guerrero Dragón y ahora tendrá que luchar contra un ancestral pavo real que amenaza con destruir todo China y ser el nuevo emperador. Mientras tanto, el oso panda va a tener que encontrar la manera de llegar a encontrar la paz interior y a tratar de descubrir qué fue lo que sucedió en su pasado. Continuando con el mismo estilo visual presentado en la película original, salvo que aquí está mucho mejor llevado adelante, gracias a una bellísima animación, a una impecable representación de las texturas, de los fondos y de los movimientos, y al juego entre la animación clásica y la tridimensional, la cinta triunfa gracias a la fidelidad, con respecto a las personalidades de los animales, y a muy bien lograda historia que acompaña y enriquece lo que en escena se está viendo. El panda sigue siendo torpe, pero totalmente agradable, continua comiendo y acentuando su desconcentración como principal fuente de humor y entretenimiento; la tigresa sigue siendo ruda; el maestro mantiene su sabiduría; y los demás integrantes del grupo, pese a que no se lucen y no se destacan como en la primera entrega, están muy bien y tienen algunos segundos en los que son aprovechados para mostrar alguna actitud exagerada, situaciones que no tienen desperdicio alguno. La figura villana, que en este caso son dos: los lobos y el temible pavo real, se lucen cada vez que aparecen y desarrollan un espíritu temible y ancestral muy bien logrado durante todo el transcurso de la narración. El pavo muestra y expresa temor, en especial en los momentos iniciales, cuando no se le ven las expresiones de su cara, y en el final, cuando llama a la emoción y el golpe bajo como principal arma contra el oso panda. Muy bueno el diseño físico de todos los personajes y excelente la recreación visual de cada uno de ellos (el trabajo de las plumas es maravilloso). El humor está presente y, además de aparecer en casi todos los momentos en los que Po está en escena, se expresa como una entretenida descontracturación del género y de las diferentes emociones que van apareciendo. A su vez, la acción es protagonista de muchas situaciones y está representada de manera fabulosa dentro de la historia. Los movimientos y la velocidad de la imagen se mejoró muchísimo con respecto a la primer entrega, y aquí se utilizó el 3D como un acompañamiento diferente y muy bien aprovechado (se crea profundidad en casi todas las tomas y se juega mucho con los primeros planos, tirándole cosas a la cara del espectador). El principal y único problema de esta propuesta aparece en la formula utilizada para llevar adelante la historia. El guión sigue un padrón que es difícil que falle, que no está mal, pero que se ve repetido y poco original si se tiene en cuenta las diferentes películas que la productora realizó en el pasado. Aquí se desarrolla una cuestión moral que es muy similar a la presentada en la segunda parte de "Madagascar", no es idéntica, pero es llevada adelante con un mismo sentido emocional y sin mantener distantes diferencias visuales y dramáticas. El problema personal que tiene el panda ya se vio en otras películas de la productora de la misma manera en la que aquí se presenta. "Kung Fu Panda 2" desarrolla una fórmula que no presenta sorpresas, que no es original, pero que indudablemente expresa una mejora innegable con respecto a la primera parte y es una entretenida propuesta para disfrutar en familia. Una cinta bellísima visualmente, con un aprovecho muy bueno del 3D y con un trabajo vocal, por parte de sus intérpretes (versión subtitulada) que le aporta dinamismo y divertimento a la película. Cae en la emoción simple, pero es una buena secuela que, por supuesto, deja una puerta abierta para una tercera parte. UNA ESCENA A DESTACAR: primera lucha con los lobos y las animaciones en estilo tradicional.
EL COMIENZO DE TODO Las adaptaciones cinematográficas de los comics de "X-Men" dieron comienzo con dos primeras y muy buenas películas en el 2000, luego una tercera y no tan sorprendente parte en el 2008, y una precuela que contaba el origen de Wolverine, el mutante más conocido y popular de la saga, en el 2009. Una segunda precuela, ahora contando los orígenes de Charles Xavier y Magneto, vuelve a proporcionarle ese espíritu fantástico y entretenido que se perdió con el paso de los años y que, si bien no es la mejor película de la saga, presenta un guión interesante, actuaciones muy buenas y efectos especiales que satisfacerán a los fanáticos. La película da un paneo muy rápido por el pasado de los dos personajes protagonistas, resumiendo en unos cortos, pero efectivos, minutos cómo ellos lograron desarrollar sus poderes. Rápidamente, la cinta viaja en el tiempo y llega a la década de los sesenta, época en la que se desarrolla toda la trama de esta película. Es así, como se van presentando y desarrollando varios ejes narrativos que le dan forma, con inteligencia e ingenio, a la historia. Por un lado, se cuenta la amistad y el apoyo mutuo que tienen Xavier y Magneto antes de convertirse en enemigos. Estos momentos, que son prácticamente todo el argumento, son el eje principal por el cual se mueve el relato. El trabajo realizado por cada uno de ellos es impecable. James McAvoy le da un giro muy interesante al personaje encarnado anteriormente por Patrick Stewart, en especial en los primeros minutos, usando sus conocimientos como arma de seducción, y en todo el entrenamiento con sus alumnos, donde logra transmitir la sabiduría y la fraternidad de su rol. Michael Fassbender también está muy bien, principalmente al mostrar muy correctamente el lado amistoso y vengativo de su personaje. Por otro lado, se cuenta la manera en la que ellos van reclutando a otros mutantes y cómo fundan la Mansión X. Aquí se presentan, además de la máquina "Cerebro", a otros personajes que fueron olvidados en las demás películas. Mystique está presente y encarnada por una muy correcta Jennifer Lawrence; Bestia, muy bien intepretado por Nicholas Hoult; y los nuevos: Banshee (Caleb Landry Jones); Havok (Lucas Till) y Darwin (Edi Gathegi), entre otros. Todos muy bien aprovechados. A su vez, y es allí donde la película triunfa mayormente, se presenta la historia de Sebastian Shaw, interpretado por un excelente Kevin Bacon (le aporta mucho entretenimiento y dinamismo a la historia), y un trasfondo político muy interesante. Toda la cuestión que envuelve a la crisis de los misiles de 1962 en Cuba, dejando de lado que la resolución es totalmente fantasiosa, está muy bien desarrollada en el argumento, ya que le aporta un grado de verosimilitud y de dimensiones mucho más grandes, que aumenta el divertimento y el suspenso. Los efectos especiales son asombrosos, cada uno de los poderes de los mutantes, los vuelos y las escenas finales presentan un despliegue audiovisual que, al igual que en las pasadas películas de la saga, es muy bueno. El cambio rotundo que aquí se puede apreciar, con respecto a las pasadas películas, es que la historia se centró en el guión y no tanto en el espectáculo visual, aunque también está presente. Son muchas las escenas habladas, son varios los planteamientos morales y éticos que la misma presenta (discriminación) y son muchos los matices dramáticos que aquí se introducen, sin duda alguna, lo mejor de está propuesta. Es imposible no dejar de nombrar el vergonzoso error geográfico que se hace con Villa Gesell, un momento que por lo tonto y lo innecesariamente ridículo invita al espectador a reírse y a no tomarse en serio lo que sucede en los minutos siguientes. A su vez, el final es muy diferente al desarrollado en los comics, el cual se ve muy apresurado y decepcionará a quienes hayan leído los escritos originales. "X-Men Primera Generación" es una película entretenida. Una correcta nueva entrega de los mutantes y sus orígenes, que triunfa gracias al muy buen trabajo de sus intérpretes y al guión que se permite entrar en situaciones y sentimientos paralelos a los centrales. La difícil demostración de que una película sin Wolverine sobre los x-men puede ser divertida y mejor que sus antecesoras. UNA ESCENA A DESTACAR: entrenamiento.
DURA REALIDAD No es nada sencillo ver este tipo de historias, no por la manera en la que fueron realizadas, es más, si algo se destaca en "Blue Valentine" es el realismo y el muy bien logrado trabajo de sus actores, sino porque aparece la subjetividad inmediata del recuerdo y de cómo la misma puede chocar o no contra la emoción del espectador. Dejando esto de lado, esta cinta está muy bien realizada, y desarrolla un drama familiar que desde el primer segundo atrapa al público y le brinda una dolorosa experiencia de vida. Cindy y Dean son una pareja que se conocieron por casualidad y desde ese momento han vivido la vida felizmente. Ellos tienen una hija, y por diferentes problemas su relación comienza a dilatarse. Ellos van a tratar de encontrar la manera de superar los obstáculos y, principalmente, no perjudicar a la pequeña niña. El guión, desde un comienzo, plantea y desarrolla un realismo que traspasa la pantalla. La relación entre la pareja y la hija es muy bella, todos los diálogos son fluidos y nunca se ven forzados. La verosimilitud de los hechos es una de las grandes virtudes de esta cinta. A su vez, el libreto juega con los cambios temporales, yendo y viniendo en el tiempo, mostrando las dos caras de la relación y las notables diferencias luego de que la misma maduró y sintió el frío del abandono o la soledad. Esta característica le aporta al relato mucho dinamismo, ya que no solo es una historia en la que todo el tiempo se está llamando al intenso drama, sino que también hay amor y el romanticismo propio de la pareja cuando eran novios, aunque el sentido de la película es otro y está totalmente direccionado a las vueltas de la vida y la disconformidad de las familias. Los sentimientos encontrados son muchos y cada uno de ellos están desarrollados con mucho realismo y, principalmente, se le da el tiempo necesario para que crezcan y maduren con el paso de los segundos. El juego realizado con los cambios de los tiempos narrativos aquí tiene mucho que ver, no solo porque le aporta versatilidad, sino porque están montados de tal manera que el pasado tenga relación directa con las emociones del presente. El guión es muy claro en sus intenciones y, aunque uno no quiera, va sintiendo como ese final se va aproximando minuto a minuto. Otra de las características que hacen de esta película una gran historia dramática, es la calidad de las actuaciones protagónicas. Ryan Gosling, sorpresivamente, logra darle un giro muy interesante a su personaje, no solo al mostrar la felicidad y ese amor a primera vista con su mujer, sino también al expresar con profundidad los sentimientos que van apareciendo una vez que los problemas del matrimonio son continuos. Michelle Williams está perfecta, le brinda realismo, emoción, y una gran variedad de matices a su interpretación, excelente para cada uno de los cambios actitudinales de su personaje. Dos actuaciones soberbias y perfectas. La fotografía juega mucho con los colores y los sentimientos. Se pueden apreciar matices mucho más coloridos y alegres en las escenas del pasado, mientras que tonos más azulados y fríos en cada una de las tomas del presente. Hay muchos planos cortos y primeros planos, que ayudan a mostrar las emociones de los personajes. "Blue Valentine" es una historia difícil de ver, dura, fuerte, pero realista y muy reflexiva. Una cinta con muy buenas actuaciones y un aprovechamiento escénico muy bien logrado. Una película distinta, emotiva y para pensar. UNA ESCENA A DESTACAR: hospital.
¡EL TERROR HA VUELTO! James Wan, director de la primera entrega de "El Juego del Miedo" y de "Dead Silense", entre otras, vuelve a sorprender en esta propuesta de terror paranormal ya que, como bien lo hizo "Arrástrame al Infierno" de Sam Raimi, logra asustar, crear climas envidiables de suspenso y acompañar la historia con un humor negro que le aporta originalidad, divertimento y mucho más horror a la cinta. Una familia se muda a un nuevo hogar. Uno de los niños tiene un accidente en el altillo que le ocasiona entrar en coma. Pasan los meses y él no logra despertar. A su alrededor, su familia comienza a sentir y a ver fantasmas, entidades que comenzarán a molestar a sus integrantes y que tienen un objetivo en común: poseer el cuerpo frágil del niño. La película da comienzo con una enigmática escena que introduce los créditos iniciales. Un corto y escalofriante plano secuencia por la casa, la presentación de uno de los fantasmas que luego hará de las suyas y el pase a la utilización de imágenes en blanco y negro que finalizan con el presente de la familia protagonista. Es a partir de ese momento, cuando la película plantea sus intensiones y empieza a demostrar, muy lentamente, lo que tiene para brindarle al espectador. La cinta se puede dividir claramente en dos partes bien diferenciadas. Por un lago todo el planteamiento del conflicto y las primeras apariciones de los fantasmas, y por otro, la aparición de los personajes secundarios que ayudarán a la familia a deshacerse de los espíritus. El primer tramo del guión es el más tradicional del género: escenas lentas, muy cuidadas escénicamente, en las que se puede apreciar como los integrantes de la familia, en especial la madre, comienzan a experimentar los diferentes hechos paranormales en la vivienda. Es aquí donde se emplean los sonidos de las puertas; los ruidos fuertes que se escuchan en la habitación del bebé; la utilización de sombras repentinas; y un aprovecho magnífico de las figuras fantasmales como principal fuente de suspenso, entre otros recursos que se usan para asustar y crear tensión. La cámara brilla por mostrar lo que el espectador no quiere ver, son muchas las situaciones en las que la misma hace un travelling siguiendo la mirada o el recorrido de los personajes, que son verdaderamente escalofriantes y son llevados adelante con mucha precisión y con un sentido visual muy particular. La segunda parte, ya pasando la mitad del relato, es lo que hace a "Insidious" una cinta diferente y superior a muchas que tratan el mismo tipo de historias. Aquí se da un giro narrativo, visual, sonoro y climático muy grande, claro y, principalmente, sin dejar de lado el suspenso y el nerviosismo que se logró crear con anterioridad. Aquí se invoca al humor negro; a los escalofriantes efectos especiales que remiten directamente al cine de terror de los ochenta; a la utilización del maquillaje de los fantasmas como fuente principal de terror; y a una soltura argumental que le aporta un grado de entretenimiento y de suspenso muy interesante a la obra. La escena del viaje astral es, desde el punto de vista del espectador, como subirse en la primera fila de un tren fantasma y sentir cómo las cosas aparecen y desaparecen sin explicación alguna, cómo sonidos fuertes se cortan repentinamente y cómo, gracias al excelente trabajo de dirección, una diabólica sonrisa puede transformarse en un morboso elemento de suspenso. A su vez, se presenta a un espíritu en particular, que es una mezcla entre el diablo y Freddy Krueger, que se destaca cada vez que aparece en escena. Las actuaciones, sin ser sorprendentes, están correctas y nunca desequilibran el relato. Vale destacar el trabajo de Patrick Wilson (el padre) y el de Lin Shaye (la especialista en espiritismo). "Insidious" no tiene un guión que maraville, que deje pensando al espectador o que sea sumamente sorprendente, es una experiencia cinematográfica de terror que asusta, que está muy bien dirigida, que introduce climas de suspenso escalofriantes, que se destaca por su soltura y por crear un relato de fantasmas de calidad. Una verdadera sorpresa. Un film que, junto con "Arrástrame al Infierno", "Trick´r Treat" y "REC", son lo mejor que el género ha aportado en los últimos años. Para divertirse y asustarse. UNA ESCENA A DESTACAR: el viaje y esa escena en el cuarto del bebé. UN DATO: como en las pasadas películas de James Wan, aquí aparece la figura de Billy, el payaso de "El Juego del Miedo". Prestar atención y buscarlo.
VOLVIO JACK SPARROW Cuarta parte de la saga que tiene como protagonista a Jack Sparrow que, si bien no se acerca a ser la mejor de la serie, se asemeja mucho al estilo narrativo de la primera parte, introduciendo nuevos personajes que se roban las escenas y manteniendo el histrionismo y la locura que Johnny Depp le aporta a su creación. Jack Sparrow tiene un nuevo objetivo: ir en busca de la fuente de la juventud. En el camino se cruza con Barbanegra y su hija, quienes lo van a utilizar como mapa viviente para encontrar el lugar. Pero también con Barbossa, que ahora sirve a la monarca inglesa y va a hacer todo lo posible por ser el primero en encontrar la fuente. Jack, por su parte, va a tratar de engañarlos, mientras que el amor y la aventura vuelven a aparecer en su vida. El rumbo que aquí se decidió llevar a la saga es muy correcto y retoma muchas de las ideas que predominaron en la primera parte. Dentro de toda la fantasía que aquí se presenta, la narración gira siempre entorno a la aventura y no tanto a la presentación de grandes batallas marinas o a la llamada de dioses, como en la tercera entrega. Es así como aquí se aprovechó mucho la personalidad de Sparrow para crear humor y para llevar adelante escenas en las que él es el único y principal protagonista. Sus improvisados y suertudos escapes están presente en casi toda la historia, mientras que los duelos de espadas, muy bien coreografiados, aparecen en varias oportunidades y le aportan velocidad y acción al argumento. Jack Sparrow sigue sigo el protagonista de los mejores momentos, en especial al destacar su lado despistado, inocente y pícaro, otro maravilloso trabajo de Johnny Depp en la interpretación del pirata. Los demás personajes, ya sean Barbanera (Ian McShane), Barbossa (Geoffrey Rush) y Angélica (Penélope Cruz) están muy correctos y cada uno tiene su momento de destaque. McShane aparece casi a la mitad del relato y, aunque no encarna un villano tan temible como lo fue Davy Jones en las pasadas dos entregas, su maldad se ve muy bien transmitida, ocasionando que muchas de las situaciones finales estén actoralmente destacables. Rush vuelve a interpretar al Capitán Barbossa, ahora cómplice de la realeza británica, las situaciones que está con Depp casi al final son increíbles y él le brinda ese toque de calidad y talento que, junto con el histrionismo de Johnny, se potencia al máximo. Penélope es la que menos se luce, simplemente porque la dualidad de su personaje con Sparrow no está del todo clara en su interpretación. La química entre ellos, aunque al final es excelente, no se logra definir durante casi todo el relato. Técnicamente, esta cuarta parte es impecable. El trabajo de diseño de arte, la fotografía, el sonido, los efectos visuales, las coreografías, las locaciones elegidas, la iluminación, el vestuario, el maquillaje y el 3D, son excelentes. Una labor detallista y minuciosa por parte de los resposables de cada rubro que, si bien se presentan desniveles en términos del guión, le aportaron calidad y belleza visual y auditiva. A su vez, la banda sonora, a cargo de Hans Zimmer, vuelve a aportar dinamismo y un ritmo frenético imparable. Los nuevos personajes, además de los dos protagónicos, son buenas incoorporaciones. Primero que nada, las sirenas se roban muchos de los momentos en los que hasta el mismo Jack Sparrow aparece. La batalla que se arma al tratar de atrapar una de ellas es increíble desde todo punto de vista, va acompañada de una acción que nunca frena, de bellas mujeres, de maldad pura y de mucha sorpresa. Sin duda alguna uno de los mejores momentos de la película. Por otro lado, los zombies, que aparecen poco y que no tienen mucho protagonismo, están correctos, pero no logran destacarse. "Piratas del Caribe: Navegando en Aguas Misteriosas" es una película muy divertida, con un Jack Sparrow que se luce en todas las escenas y con una interpretación por parte de Johnny Depp impecable. Visualmente bellísima, con desniveles con respecto al guión y al personaje de Penélope Cruz, pero con las suficientes locuras y aventuras como para hacer de ésta una experiencia entretenida y técnicamente perfecta. UN DATO: luego de los créditos finales hay una corta escena más, el pie para la quinta parte. UNA ESCENA A DESTACAR: el motín.
EN BUSCA DE UN POCO DE MIEL No existe manera de poder dejar de lado dos características que aparecen mientras se está viendo esta propuesta de Disney: por un lado la hermosa animación tradicional con la que se decidió llevar adelante el relato, y por otro la ternura, que aparece desde la primera toma y que está presente siempre en los poco más de sesenta minutos de duración. Sin duda alguna, una película que atrapará a los más chicos, pero que principalmente satisfacerá y despejará a los más grandes. Pooh está triste porque no puede conseguir miel para comer. Luego de intentar buscar fallidamente un poco del producto de las abejas, se cruza con Igor, el burro, quien parece estar más cabizbajo que él por la pérdida de su cola. Junto a todos sus amigos y a Christopher Robin, el osito va a tratar de encontrarle una cola sustituta que pueda reemplazar la perdida, para así ayudar a su compañero y tratar de verlo un poco más feliz. Algunos de los grandes fuertes de la productora Walt Disney son: la creatividad y, en especial, la calidad de la animación cada vez que se decide recurrir a la técnica tradicional (dibujo a mano) para llevar adelante las ideas. Aquí se la vuelve a utilizar y el resultado es más que satisfactorio. El trazo (se nota muy bien en las manchas de Tiger); los colores; los suaves movimientos de los personajes y los objetos; los cambios visuales; y los fondos en acuarelas, son verdaderamente hermosos e invitan al espectador a contemplar un estilo que es algo raro de ver hoy en día en cine, pero que para nada está perdido. Todos los aspectos visuales de esta propuesta van de la mano de la temática y el ritmo que caracteriza a cada una de las producciones que tienen como protagonista al osito Pooh, dándole prioridad a la inocencia, a la enseñanza y a la diversión, mezclando temas musicales originales con movimientos divertidos y, particularmente aquí, jugando con letras y palabras que se van colando en cinta y que forman parte de la historia narrada. Todo es muy calmo, todo es muy tierno, el villano es amenazador para los personajes, pero tranquilo y conciliador una vez que aparece, se despliega amor y una melancolía que no es tediosa ni para nada repetitiva. El trabajo de dirección y de guión logró crear un relato con varios matices y que siempre propone una sorpresa a venir en su corta duración. Se mantiene la identidad de cada uno de los personajes originales, no hay personajes nuevos, salvo por el villano, por lo que no se pierde el tiempo en introducciones ni en planteos paralelos de personalidad, y se desarrolla una historia que brilla por su sencillez y por su calmo ritmo. El trabajo actoral también es muy bueno. Las voces de Jim Cummings (Pooh y Tiger), Tom Kenny (Conejo), Craig Ferguson (Búho), Travis Oates (Piglet), Bud Luckey (Igor) y Huell Howser (el Ponto) se destacan en cada una de las escenas en las que su personaje aparece. "Winnie the Pooh" es una cinta que encantará a los más pequeños, por sus colores, su ritmo lento, su inocencia, su identificación y por ser fiel a los personajes y sus historias. Una película con buenas canciones, un mensaje sobre la amistad que vale la pena escuchar y un remate, con un tema cantado por Zooey Deschanel (la protagonista de "500 Days of Summer") muy bello. Una apuesta a la animación tradicional que demuestra que, si bien la tecnología avanza y el CGI es casi inseparable de las bombas de Hollywood, tener la oportunidad de ver una buena propuesta dibujada como en los viejos tiempos es mucho más gratificante que ver varias de las cintas que se estrenan anualmente. Muy recomendada para los más chicos. UNA ESCENA A DESTACAR: el ponto. UN DATO: quedense mirando los títulos finales, son muy divertidos y tienen una sorpresa final que remata muy bien la historia.
EL IMPACTO DE LA SOCIEDAD Cinta política que se sostiene con firmeza y calidad gracias a un guión bien elaborado, que se da el permiso de jugar con las imágenes documentadas de diferentes discursos reales de las autoridades Norteamericanas; y a las actuaciones, por parte de los dos protagonistas, que intensifican el relato y lo convierten en una historia muy interesante y atrapante. La historia se basa en contar la crisis política luego del atentado del 11 de septiembre del 2001, centralizándose en la paranoia de las autoridades estadounidenses por la posible construcción de una bomba atómica de la mano de Sadam Husein, y la historia de una agente de la CIA que va a quedar en el medio de un inconveniente público, luego de descubrir una verdad que muchos quieren esconder. Esta película, desde el comienzo, empieza a relatar la historia de una manera muy particular, mimetizando estilos muy parecidos a los del documental, pero siempre dejando en claro que lo que se ve es una representación parcial y subjetiva de la realidad. Es así como, desde pasada la primera escena, se inicia un montaje muy bien logrado con imágenes reales que funcionan perfectamente como principal eje espacial y temporal para que el relato se entienda y se intensifique. Esas situaciones en las que los personajes están mirando la televisión, escuchando los discursos de Bush o de algún ministro o representante, que son bastantes, son algunas de las que logran crear un realismo atrapante durante todo el transcurso de la narración. Por lo tanto, esta propuesta triunfa, en especial, por dos cuestiones que se destacan en todo momento: el guión nunca pierde interés y, si bien cae en algunos lugares comunes del género, como la victimización, mantiene un nivel de dramatismo y de inteligencia muy prometedor. Las pequeñas vueltas de tuerca que se van dando y esos momentos de emoción, son muy intensos y están muy bien logrados visualmente. A su vez, se plantean y se desarrollan algunas temáticas que van creando un super-objetivo difícil de descifrar, pero útil, principalmente en cada momento en el que el personaje de Sean Penn (Joseph Wilson), se enfrenta a la sociedad (escena en el bar, una de las mejores de la película). Por otro lado, las actuaciones hacen de esta película una experiencia muy intensa. Naomi Watts mimetiza mucho realismo, sentimiento, culpa y dolor en su rostro. Ese cambio que hace al final se siente y se transmite con originalidad, mostrando los suficientes matices actorales como para ser recordado luego de finalizada la función. Sean Penn se destaca en cada una de las escenas en las que está junto a su esposa y defiende sus principios. Ambos expresan talento y calidad interpretativa. El montaje es muy rápido, hay muchas escenas que están formadas por innumerables planos, lo que le brinda una velocidad muy rápida que impide disfrutar y entender a la perfección el relato en muchas oportunidades, pero que muestra, llegando al final, los sentimientos escondidos de los personajes y funciona como principal exponente de la crítica política que aquí se expone. La fotografía es muy adecuada, mientras que la música acompaña muy bien el desarrollo de la narración. "Fair Game" es una película que tiene una mezcla bien lograda entre el cine político, el drama y la ficción. Una cinta con excelentes actuaciones protagónicas, con una crítica que vale la pena escuchar y con un montaje que le da sentido y ritmo al desarrollo de la historia (el discurso final es uno de los ejemplos más claros del muy bien logrado trabajo de edición). Un film para pensar y, aunque no entra en terrenos que no se hayan visto anteriormente en el cine, está llevado adelante con originalidad y de manera muy interesante. UNA ESCENA A DESTACAR: escena en el bar y el final (la actuación de Watts en ese momento es impecable).
A LA SOMBRA DE PIXAR Parodia del clásico literario de William Shakespeare, que le da una vuelta de tuerca escénica y narrativa, en lo que respecta al significado de la tragedia expuesta en el material original, y que, pese a presentar similitudes que no pueden dejarse de lado con tantas otras películas del género, es una propuesta entretenida que encantará a los más chicos. La historia presenta a los ya conocidos Romeo y Julieta, salvo que aquí son dos ñomos de jardín. En un vecindario hay dos casas cuyos propietarios se odian. Uno es amante del color rojo y el otro del azul. Es así, como todas las figuras de decoración mantienen una lucha que ha durado por generaciones y que no parece terminar muy pronto. Gnomeo, del bando de los azules, se enamora perdidamente de Julieta (rojos), por lo que comenzarán una lucha que va más allá del amor y las diferencias y que podría terminar con la existencia de ambos jardines. La película es una adaptación muy libre y paródica de la novela y, pese a que presenta la historia de manera original (el preámbulo es una de las mejores escenas de toda la cinta) y en términos generales respeta la clásica narración, aquí se cambiaron muchas cosas para adecuarla a la identidad de los personajes y al público al que está direccionada. Es por eso que, si bien hay una fidelidad correcta al trabajo de Shakespeare, el gran fuerte de esta propuesta no es el guión, sino la calidad de la animación. El trabajo realizado con los colores y las texturas es increíble, principalmente porque se juega con los quiebres, las tonalidades y los movimientos de cada personaje para crear humor. Es por eso que los dos protagonistas, los pequeños duendes y la rana, logran destacarse del resto, no por lo que dicen o hacen, sino por la creación de los movimientos que poco a poco los va identificando. El humor es inocente y está bien logrado durante todo el transcurso de la narración; hay un planteo muy interesante con las voces y las personalidades de los roles. A su vez, se presenta una banda sonora que acompaña muy bien lo que va sucediendo y, pese a que las referencias físicas a Elton John son varias e innecesarias (hay dos partes en las que diferentes personajes lucen el aspecto del músico), hay momentos en los que las canciones están muy bien implementadas, es el caso de "Hello Hello", que presenta un dúo muy interesante con Lady Gaga. El principal problema de la película cae en la falta de ideas a la hora de rematar y de presentar situaciones que le aporten otros matices a la propuesta. En cierto momento aparece un personaje que tiene un pasado complicado y, copiando el estilo y el dramatismo de, por ejemplo, la vida de Jessie o la pérdida de la sonrisa del payasito en "Toy Story 2" y "Toy Story 3", respectivamente, intenta crear un poco de emoción, pero la referencia es tan fuerte y directa que se ve destruida en segundos. A su vez, se crea una parodia algo burlona sobre el material original, más precisamente sobre el final, que está demás y mantiene una línea narrativa innecesaria y fuera de lugar. La conclusión aquí expuesta está muy bien, el cambio lógico para que los chicos no salgan espantados del cine está muy bien logrado, pero esa aparición de Shakeapeare en forma de estatua y la siguiente discusión con Gnomeo sobre el final está de más. "Gnomeo y Julieta" por momentos parece ser una mala copia de los grandes éxitos de Pixar (la vida secreta de los objetos inanimados; el pasado de uno de los personajes; y la repentina aparición de una muñeca que hace referencia directa a "Toy Story"); con un buen trabajo por parte de cada intérprete bocal; con referencias a otras películas de Hollywood interesante; y un humor que entretiene. Una propuesta muy buena por el lado de la animación, pero que carece de la imaginación, el ingenio y las sorpresas necesarias para convertirla en una buena película. Los chicos saldrán encantados, los grandes encontrarán muchas similitudes con otros trabajos de mejor calidad. UNA ESCENA A DESTACAR: amor a primera vista.
ENTRETENIMIENTO ASEGURADO Quinta parte de la exitosa, pero regular, saga de "Rápido y Furioso", que es un notable paso adelante en términos de guión y entretenimiento, con buenas incorporaciones, muy buenas escenas de acción, guiños a las demás entregas y una velocidad que se aleja de todo espíritu irrespetuoso que caracterizó a las últimas dos películas. Luego de escapar de la ley, Dom y sus compañeros deciden viajar a Rio de Janeiro para comenzar un nuevo operativo. Junto a famosas personalidades que hicieron de las suyas en el pasado, van a organizar una misión que tendrá un único objetivo: robarle diez millones de dólares a la persona más importante de la ciudad. Sabiendo que ésta es una quinta parte de una saga que en las últimas oportunidades no ha sabido aprovechar el entretenimiento ni las habilidades del director para filmar escenas de acción exageradas, pero realistas, aquí sucede algo muy extraño, pero sumamente satisfactorio y gratificante. Se le dio mucha más importancia al guión, elaborando un relato que es muy atractivo, que tiene un desarrollo cronológico que mantiene un suspenso y un interés constante y que, principalmente, es creativo y nunca baja la velocidad. La historia mantiene el estilo presentado en las otras secuelas de la saga, pero aquí se hicieron bastantes cambios que lograron crear una narración muy destacable y entretenida. El mayor acierto que aquí se puede apreciar es que la historia no gira entorno a Dom, el protagonista, sino que se decidió formar un grupo que, al mejor estilo "La Gran Estafa", funciona en conjunto y están siempre unidos, dándole el lucimiento justo a cada uno de los integrantes y sin darle demasiado protagonismo a la figura principal. Esto le proporcionó al director poder jugar un poco más con las personalidades de los roles y acentuar los diferentes matices que las mismas poseen. A su vez, otra de las novedades que aquí se presentan, es la incorporación de Dwayne Johnson al elenco, quien no para de transpirar durante todo el transcurso del relato y quien, gracias a su correcto guión, logra destacarse cada vez que aparece en escena. Las escenas de acción, que son la marca de esta saga, están presentes, y aunque no es hasta el final cuando se ve el máximo potencial de Lin con el manejo de las cámaras, cada una de ellas que van apareciendo y acompañando el relato, son muy entretenidas y preparan el terreno para el gran asalto del remate. Esta última escena, aunque es demasiado exagerada y muy poco realista, es lo mejor de la película y, gracias a la precisa dirección, se logró crear una persecución que dura unos cuantos minutos y que está muy bien lograda visual, sonora y dramáticamente. El punto débil de esta película y que estuvo presente desde la primera entrega, es la calidad de las actuaciones. Vin Diesel continua acentuando su poca expresión y su sobreactuación en la mayoría de las escenas (ese momento que va a la casa de la oficial y le cuanta algo sobre su pasado está arruinado por su actuación); Paul Walker y Jordana Brewster, a su vez, muestran poco en escena y no dejan ver los sentimientos que los motiva a hacer lo que hacen. Con un humor que juega muy bien con lo que se ve en escena (muy bueno el personaje de Tyrese Gibson); con escenas de acción muy bien logradas visual y dramáticamente; con un guión que cambia de rumbo respecto a las demás entregas y con una solidez en la dirección de cámaras muy atractiva, "Fast Five" es una extraña quinta parte que logra superar a la mayoría de sus películas antecesoras y que, pese a los desniveles notables en las actuaciones, satisfacerá a quienes vayan en busca de velocidad y buenas escenas de acción. UNA ESCENA A DESTACAR: final.
LA COMEDIA LUEGO DE LA TRAGEDIA Drama basado en la obra literaria homónima de Sara Gruen que está bellísimamente contado, con una suavidad y tranquilidad escénica muy bien implementada, pero que falla principalmente por no desarrollar con exactitud y detenimiento las personalidades de los roles, produciendo así que los sentimientos no se transmitan en pantalla y no le lleguen al espectador. Un abuelo llega tarde a un desfile circense. Solo y trantando de evitar volver al geriátrico, le comienza a contar su historia a uno de los organizadores. Su relato se ubica en 1931, el año en el que él, por diferentes causas, tuvo que trabajar en un circo a la fuerza, y en el que sucedió una de las tragedias más terribles de la historia del género. La película es un extenso flashback que se centra en contar el pasado del protagonista. El mismo está llevado adelante con hermosura y con un detallismo visual y técnico impecable. La fotografía siempre toca tonos sepia, se utilizan planos y encuadres ingeniosos (el tren) y siempre se crea una belleza escenográfica que va de la mano de la delicada y rústica textura de los diferentes elementos y lugares donde el circo va parando. La música, compuesta por James Newton Howard, acompaña de manera excelente el relato y logra transportar al espectador a la realidad que aquí se cuenta. La historia tiene varios matices: por momentos es un drama romántico, en el que aparece un triángulo, no muy claro, amoroso; por otros es un drama centrado en las actitudes del jefe y en el maltrato de los animales; pero también se cuenta el detrás de escena y el vivir de los trabajadores que sufren y sobreviven haciendo sus tareas para que el show salga lo mejor posible. Estas cuestiones están llevadas adelante, en especial la última, con lucidez y sentimiento, pero hay momentos en los que dichas representaciones emocionales de la vida no cobran sentido y parecen no estar fluidas en el relato. Es así como aparece el principal error o inconveniente de esta propuesta: la caracterización de los personajes. Aquí los roles son lo más importante para que la historia pueda cobrar sentido. Está el hombre controlador y autoritario, encarnado por un Christoph Waltz que se luce en cada momento; el chico educado que no tiene otro rumbo más para su vida que trabajar para su jefe, interpretado por Robert Pattinson (muy correcto); y la mujer por la que los dos hombres se pelean, con una Reese Witherspoon que no hace nada por hacer de su personaje memorable o atractivo. El problema aquí está en la relación entre los dos "jóvenes", quienes nunca logran expresar ese amor platónico y prohibido que sienten y que, por diferentes situaciones, no pueden concretar. El guión no muestra nunca el verdadero sentimiento que los une, no da razones de esa emoción y, en especial, se centra mucho más en contar otras situaciones paralelas que alargan la necesaria descrpción de los personajes. "Agua para Elefantes" es una película bellísimamente hecha, con planos hermosos, una fotografía muy cuidada y un uso de la cámara ingenioso y detallista; con un diseño de arte muy correcto, principalmente el vestuario y la ambientación; pero con muy una química entre los protagonistas que está ausente en los momentos necesarios. Un drama con aciertos técnicos, con una historia muy llamativa e interesante, con escenas muy bien logradas, pero que deja un sabor de insatisfacción al no sentir reflejados en pantalla los sentimientos que cada uno de los roles dice tener. Una buena propuesta para la familia, que disfrutarán mucho más quienes hayan leido la novela en la que fue basada. UNA ESCENA A DESTACAR: caos del final, excelentemente logrado.