Secretos a puerta cerrada Tras la Puerta es una película húngara dirigida por el ganador del Oscar István Szabó (Mephisto) y basada en la aclamada novela de Magda Szabó, con quien, a pesar del apellido, no comparte ningún parentesco. Se estrenó en el 2012, pero recién esta semana llega a salas argentinas. De la mano de Helen Mirren, el cineasta regresa a un cine que toca muy de cerca las temáticas del comunismo, que tiñó el clima europeo de colores un tanto oscuros durante la mayoría del siglo XX. El film sigue la estrecha y curiosa relación entre dos mujeres en la Hungría de mediados del siglo pasado: Magda, una escritora (Martina Gedeck), y Emerenc, su mucama (Mirren). En ese momento, luego de la guerra, el país se encontraba en una burbuja de sospecha y miradas furtivas; de desconfianza y recelo. Y estas dos mujeres, tan distintas la una de la otra, se ven, por diferentes motivos, distanciadas de sus respectivos mundos. Una amistad bastante inesperada entre las dos es el centro de Tras la Puerta, que explora su compleja relación, acechada constantemente por sus crecientes divergencias. Pero la elegancia visual y la abundancia de simbolismos no alcanza para salvar a Tras la Puerta, que se hunde en un mar de vanidad y monotonía. Mirren barre todas las mañanas la vereda –llueve, truene, o, como vemos más tarde, nieve en demasía- como si con cada pasada tratara de eliminar cada imperfección de su pasado. Pero, aunque se jacte de su dureza, su perorata constante y sus exabruptos la convierten en un personaje que se acerca a la ficción y pierde su sustancia con cada minuto que pasa. Szabó cuenta una historia de una manera muy lejana a la gloriosa época de obras maestras de su autoría como Mephisto y Sunshine, el amanecer de un siglo. Ofrece un relato atrapante por momentos, pero que llegan a revelaciones poco sorprendentes y a un final completamente anticlimático.
Las locuras inexplicables del deseo "Sabés, a veces siento que ya sentí todo lo que voy a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca voy a sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya sentí", explica Theodore, el personaje de Joaquin Phoenix, un hombre frágil y deprimido, atormentado por los recuerdos de su última relación. Ella (Her, en inglés) es el último film del multifacético Spike Jonze, que creó pequeñas genialidades como como Donde viven los monstruos y Cómo ser John Malkovich. El cineasta vuelve esta vez a la pantalla grande con una mirada melancólica y nostálgica y un amor casi imposible. Theodore es un escritor solitario, que sigue tratando de salir del vacío que le dejó en su vida una relación anterior. Vive en un futuro cercano, donde reina e impera la tecnología, un mundo no muy lejano a lo que puede llegar a convertirse el nuestro. Un día decide comprar un nuevo Sistema Operativo para organizar su agenda y realizar tareas varias. Pero este no es un sistema operativo cualquiera. Theodore tiene la opción de ponerle una voz, y el mismo sistema escoge una adaptada a su personalidad. Y así nace Samantha, cuya voz provee Scarlett Johansson, y que comienza, de a poco, a desarrollar una personalidad propia y a enamorar a Theodore. Ella es una película que explora el deseo incansable de amar y la imposibilidad de seguir adelante luego de una relación tortuosa. Theodore se encuentra en un momento muy frágil de su vida, y cae presa de su soledad, enamorándose de una voz, que comienza a ser más que eso para él. Tienen sexo, comparten momentos y se ríen y lloran juntos. Fue nominada al Oscar como mejor película pero perdió ante la políticamente correcta -y no por eso menos merecedora- 12 años de esclavitud de Steve McQueen. Sin embargo, logró arrebatarse el premio al mejor guion original, además de, probablemente, comenzar a considerarse algo más que una de las tantas candidatas a uno de los galardones más prestigiosos de Hollywood, y a merecerse de a poco, el honor de ser catalogada como una futura película de culto, siguiendo el camino de films como Las Vírgenes Suicidas y The Rocky Horror Picture Show. Ella es una visión posmodernista al amor desde una perspectiva que llega a meterse en la ciencia ficción, pero que no se pierde en banalidades futuristas sino que logra traspasar barreras y ubicarse en el trono de las mejores historias de amor de los últimos tiempos.
El maravilloso mundo de Wes Anderson Wes Anderson quizás sea uno de los pocos directores estadounidenses que encapsulan un estilo casi totalmente europeo. Pero Anderson es diferente a cualquier cineasta contemporáneo: crea su propio mundo de fantasía; un universo en donde cada detalle está estéticamente controlado, y en donde sus personajes viven en su propio reino de nostalgia y melancolía. Y en El Gran Hotel Budapest, Anderson vuelve a encarar la perfección de su idiosincrasia en la ficticia República de Zubrowka, donde impera una maravillosa pero frágil civilización que bien podría ser parte del Imperio Otomano o Soviético. Y es aquí donde se centra su historia, entre compartimentos de trenes, lujosos halls y lobbies, y el aire decadente de una sociedad acaudalada a punto de desmoronarse. Éste es su octavo film, y relata –muy a lo Paul Auster- una historia dentro de una historia dentro una historia... la de un escritor que, ya entrado en años, recuerda cuando en su juventud se encontró con Zero Mustafá, el dueño de un lujoso hotel en el crepúsculo de su esplendor, que le cuenta sus comienzos como botones en el Gran Hotel Budapest, a cargo del excéntrico Gustave H. (Ralph Fiennes). Monsieur Gustave es un conserje con extraños apetitos sexuales, que lo llevan a ser el pasatiempo preferido de las damas de la alta sociedad de por lo menos 70 años. Es activo y exigente, y un fanático empedernido de la poesía –uno de los episodios más recurrentes y cómicos de la película tiene que ver con Gustave leyendo un poema, y alguien interrumpiéndolo. Y Ralph Fiennes es, sin lugar a dudas, el actor indicado para envestir a Gustave de una comicidad y ridiculez imperante, y una brillantez que hacen que hasta los más acérrimos críticos de Anderson piensen dos veces antes de tirar la primera piedra. Pero atrás de las peculiaridades de Anderson y su preciso toque estético, la historia trata sobre una sangrienta batalla por una riqueza familiar, y el robo de una invaluable pintura del Renacimiento, situación que ocurre en el medio de un continente a punto de ser noqueado por la guerra. Wes Anderson tiene seguidores de culto, que se ganó desde Rushmore, y que siguió juntando con, Fantastic Mr. Fox, Moonlight Kingdom y la genialidad de The Darjeeling Limited. Y en esta película vuelve a reunir a sus colaboradores preferidos, como Bill Murray, Owen Wilson, Jason Schwartzman y Adrien Brody, además de incorporar a nuevas caras, como Fiennes, Saoirse Ronan, Léa Seydoux y Jude Law, sin mencionar a Tilda Swinton y Edward Norton, recientes adquisiciones del universo de Anderson desde Moonlight Kingdom. Wes Anderson vuelve, entonces, a crear una nueva obra maestra del cine indie, aunque bien podría tener su propio género aparte; un género que lo convirtió hace tiempo en el preferido de legiones de fanáticos alrededor del mundo, que se multiplican con cada nueva idea del genial cineasta americano: "Tengo una manera particular de filmar y poner en escena y diseñar sets. Hubo épocas en las que pensé que debería cambiar mi método, pero, de hecho, esto es lo que me gusta hacer. Es como mi firma como director de cine. Y creo que en algún momento del camino tomé una decisión: voy a escribir con mi propia letra".
Betibú: tras la pista de un asesino Tres es años después de haber sido acusado de matar a su mujer, el empresario Pedro Chazarreta aparece degollado en su casa en el exclusivo country de La Maravillosa. Es así que Nurit Iscar (Mercedes Morán), célebre autora de novelas policiales semi retirada y apodada "Betibú", es convocada por el director del diario "El Tribuno", Lorenzo Rinaldi (Jose Coronado), para escribir sobre el caso, con la ayuda de dos periodistas, Jaime Brena (Daniel Fanego), el antiguo jefe de la sección policiales, y su joven reemplazo, Mariano Saravia (Alberto Ammann). De esta manera, el trío comienza a descubrir extrañas conexiones entre muertes aparentemente normales, y llegan a desenterrar el oscuro pasado de un grupo de poderosos hombres de la sociedad porteña, no sin antes poner sus vidas en un peligro del que no podrán escapar fácilmente. Betibú–luego de su ópera prima El Retorno-, y adaptación cinematográfica del bestseller de Claudia Piñeiro, autora de Las Viudas de los Jueves, obra que fue llevada a la pantalla grande de la mano de Marcelo Piñeyro, con quien Cohan se formó y de quien fue ayudante por muchísimos años. Esta película es un thriller inquietante, que apela al suspenso característico de los policiales, sin caer en un lugar común, y que atrapa al espectador de una manera en la que pocos films lo han logrado en los últimos tiempos. Es una apasionante investigación periodística y forense, que intenta destapar un complot de magnitudes impensables, y es, sin lugar a dudas, un logro con todas las letras del director y del equipo de producción de la ganadora del Oscar, El Secreto de sus Ojos. Mercedes Morán encarna a la perfección a la sagaz escritora, que, a regañadientes primero y después de buena gana, investiga el caso Chazarreta. Fanego se aleja acá de los típicos villanos que viene encarnando últimamente y se mete en la piel de un periodista veterano, de esos que tienen "calle", y da a la historia un impecable toque de humor. Y Ammann termina de completar el elenco estelar haciendo de un joven periodista al que el personaje de Fanego primero toma un poco el pelo, pero que después termina agarrándole cariño y enseñándole todo lo que sabe. Música jazz, una cinematografía perfectamente lograda y una historia extremadamente atrapante hacen de Betibú, una de las mejores películas de la temporada, y un estreno para no perderse, ni por el más escéptico espectador del cine nacional.
Secretos de Atlántida Lucía está de espaldas. En traje de baño, con gorra y antiparras, respira profundamente mirando a la pileta. Las gotas de agua le resbalan por la nuca. Se tira. Atlántida es la Ópera Prima de Inés Barrionuevo, y relata un día extremadamente caluroso en un pueblo cordobés en la vida de dos hermanas adolescentes, Lucía y Elena. Es el '87, y mientras la sequía hace estragos, un inminente despertar sexual está por tomar control de su cuerpo. "la tormenta está por llegar". Lucía es responsable, estudiosa y tímida. Elena es caprichosa y malcriada, y, víctima de un accidente menor, tiene que soportar un yeso en la pierna que la vuelve loca, razón por la cual aprovecha toda oportunidad para torturar a su hermana. Sus padres se fueron a un funeral en un pueblo cercano. No hay adultos. Todo puede llegar a pasar. Seleccionada para la sección "Generation" del Festival de Cine de Berlín, Atlántida obtuvo también obtuvo la Mención Especial del jurado en la Competencia Internacional del 26ª Festival Internacional de Cine Latino de Toulouse. Y ahora llegó al BAFICI. "Una vez soñé que me moría y no pasaba nada", confiesa Lucía, interpretada por Melissa Romero, en lo que se convierte en una declaración con la que todos nos encontramos, frente a frente, en algún momento de la vida. Éste es el primer largometraje de Barrionuevo, y es sin dudas el primer susurro de una voz del cine que está recién despertándose. Recurre constantemente al simbolismo, a la imagen del agua como la de purificación, pero también de liberación sexual; un manantial de salvación al que hay que dejar correr para descubrirse a uno mismo. Atlántida es un relato íntimo y cercano, que supuso una entrega total de su directora y de su reparto a una historia que esconde la desesperación de la temprana adultez, y el deseo de liberarse y escapar, para ser uno mismo.
Rio 2: al ritmo de Copacabana Blu es un pájaro de ciudad. Le gusta la música, el ruido y el estilo de Copacabana y de las calles de Río. Pero cuando su mujer, Perla, le implora ir a la jungla del Amazonas para buscar a los que quedan de su especie, accede a regañadientes. Así, acompañados de sus tres hijos y sus amigos, Nico Pedro y el tucán Rafael. En Río 2, con las voces de Jesse Eisenberg (Red Social), los ganadores del Oscar Anne Hathaway (Los Miserables) y Jamie Foxx (Django Desencadenado), los cantantes Bruno Mars, Will-I-Am, y los comediantes George López y Tracy Morgan, se agrega una especial vivacidad al grupo de animales que conforman esta bandada de elenco animado. En abril de 2011, Twentieth Century Fox estrenó la película animada Río, de Fox Animation y Blue Sky Studio, que llevó a recaudar en taquilla un total de $486 millones de dólares a escala global. Y ahora, tres años después, llega la segunda parte del exitoso film infantil, que se animó a cruzar la frontera y ubicar su historia en Brasil, y, más precisamente, en Río de Janeiro. Puede que esta película no sea el mejor logro en animación de los últimos tiempos –especialmente luego del gran éxito de Frozen de Disney- pero canciones alegres y coloridas, y coreografías divertidas hacen de Río 2 una buena opción para disfrutar en familia. Con música pop contemporánea y ritmos brasileños, los realizadores del film logran combinar bastante bien sonidos pegadizos con un elenco estelar, así salvando que la trama de la película se desmorone completamente. Además, nunca viene mal una moraleja, especialmente la de cuidar el medioambiente y proteger a los animales, como se ve en esta película. Con villanos tala-árboles y en busca de venganza –"Vamos a atacar a la Medianoche porque es más malvado", dice un personaje- , y ranas venenosas perdidamente enamoradas, se construye una historia que, a pesar de varios problemas aquí y allá, va a lograr entretener, sin lugar a dudas, al público infantil.
Un adolescente que debe ser héroe Todo en Hollywood se transforma, y se adapta a las nuevas generaciones. Quizás la gente que haya crecido con Spider-Man, leyendo los cómics o mirando los dibujos animados, se vea un tanto apesadumbrada ante la más reciente reinvención en 3D, realizada especialmente para los más jóvenes. Sin embargo, El Sorprendente Hombre Araña 2: el Poder de Electro quizás sea la versión más fiel al espíritu del personaje hasta el momento. La segunda parte de la saga de Marc Webb es un blockbuster con todas las letras: es un film de acción e hilarante a la vez, que logra unificar el humor con el drama y el mundo fantástico y sobrenatural del universo de Marvel. Creado por Stan Lee y Steve Ditko en los '60, Spider-Man fue uno de los personajes más populares de los cómics, adaptado a incontables versiones animadas, un musical que salió estrepitosamente mal y videojuegos, sin contar la saga para la pantalla grande de Sam Raimi, con Tobey Mcguire, que arrancó bastante bien con su primera película, pero que para la tercera ya había llegado a una muerte voluntaria. Es por eso que el reboot de Webb fue recibido con los brazos abiertos por los fanáticos de Spidey, y su primera parte fue un éxito, y eso a pesar de que el director tenía poca experiencia en el cine –realizó 500 Days of Summer, pero originalmente se dedicó a videoclips. El Sorprendente Hombre Araña 2 arranca develando algunos detalles de lo que pasó con los padres de Peter Parker (Andrew Garfield), y de porqué lo abandonaron con sus tíos cuando era tan sólo un niño. Volviendo al presente, Peter está tratando de manejar una vida complicada, que consiste en ser el justiciero enmascarado de Nueva York, graduarse del secundario y un romance que está destinado a terminar. Con Dane Dehaan como Harry Osborn y Jamie Foxx como Electro, la franquicia sigue acumulando talento inigualable: Dehaan es una estrella en ascenso que brilló recientemente en Kill Your Darlings como el manipulador Lucien Carr, y del ganador del Oscar Jamie Foxx no hay que agregar demasiado. Su interpretación del conmovedor y neurótico Max Dillon, cuya vida solitaria termina desencadenando a uno de los villanos más temibles del universo del Hombre Araña, es especialmente excepcional. Pero es la química entre Andrew Garfield y Emma Stone la que se gana todos los aplausos, y que lleva a la pantalla uno de los noviazgos más frescos y realistas –por más fantástica que sea la historia- de los últimos tiempos. Algo que hace al espíritu del film es también esa mezcla de saga taquillera, efectos visuales impresionantes, e incorpora un dejo del drama y el alma del cine más independiente. Es un engendro que esconde más de una sorpresa en sus más de 140 minutos. El Sorprendente Hombre Araña 2 es electrificante. Una prueba más de que Spider-Man trasciende las épocas y logra reinventarse, siempre manteniendo su esencia.
El taxi boy de Woody Allen En una ciudad llamada Nueva York, las mujeres de mediana edad parecen estar insatisfechas y aburridas. Una de ellas es la doctora Parker, interpretada por Sharon Stone. Parker necesita algo más. Quiere satisfacer sus deseos más ocultos, y está preparada para encamarse con su mejor amiga Selima – la colombiana Sofía Vergara- y hacer un ménage à trois. Y así como si nada se lo comenta a un paciente, Murray, que no es otro que Woody Allen. Y a éste se le ocurre una idea un poco fuera de lo común: ofrecer a su amigo Fioravante como gigoló. Fioravante, encarnado por el actor y el director de este film John Turturro, no puede creer lo que le está pidiendo Murray, y se niega repetidas veces, diciendo que sería abusar de la inseguridad y de la vulnerabilidad de las mujeres. Pero a Woody Allen no se le puede decir que no por mucho tiempo, y eventualmente termina cediendo ante una profesión que al comienzo parece ser un tanto incompatible con su edad –un cincuentón llegando a los 60- y con su oficio de florista. Pero Fioravante sabe mucho más de lo que se imagina sobre cómo atraer y conquistar al sexo femenino, y por la módica suma de 1000 dólares por acto -60% para él y 40% para su proxeneta, Murray- emprende un viaje de ida al mundo del servicio del placer. Casi un Gigoló es el sexto largometraje dirigido por Turturro –un actor con más de 70 créditos a su nombre- y es un perfecto ensamble de géneros, que une perfectamente el drama y la comedia, Woody Allen aportando esa chispa y humor de una manera que sólo él puede hacerlo, y Turturro ofreciendo el lado dulce y sentimental, creando una película cuya trama podría haber disparado para cualquier lugar común o poco creíble, pero que en vez logra una historia disparatada y conmovedora a la vez. Artística, con una fotografía influenciada por Spike Lee y el mismo Woody Allen, y con un humor acertadísimo, John Turturro logra, con Casi un Gigoló, traer a la pantalla grande un film apasionante, con un elenco estelar y diálogos punzantes, inteligentes y refrescantes.
La venganza tiene forma de mujer Carly (Cameron Diaz) lo tiene todo: belleza, su trabajo soñado y un hombre ideal, Mark, interpretado por Nikolaj Coster-Waldau. Pero tras enterarse de que es casado, su vida dará un vuelco, especialmente cuando la esposa de Mark (Leslie Mann) se empecina en convertirla en su mejor amiga. Y luego de conocer a una segunda amante (Kate Upton), las tres mujeres deciden tomar cartas en el asunto, y planean una venganza de la que no se olvidará nunca. Mujeres al Ataque (The Other Woman, en inglés) es una comedia que recuerda levemente a The First Wives Club, con Goldie Hawn, Bette Midler y Diane Keaton, pero sin la herramienta de un guion inteligente y original para que salve a esta historia de caer en la completa banalidad del simple humor de la guerra entre los sexos. Nick Cassavetes –cineasta detrás del film romántico Diario de una Pasión- ya había dirigido a Cameron Diaz en La Decisión más Difícil, la adaptación cinematográfica de la novela "My Sister's Keeper", y sabe cómo sacar a relucir los mejores dotes actorales de la rubia. Además, le facilitó la tarea con un elenco con mucha química: Leslie Mann –de This is 40- como la neurótica ama de casa que se entera de que su esposo de toda la vida le es infiel con varias mujeres, y Nikolaj Coster-Waldau –Jaime Lannister en Game of Thrones- que logra pasar de rompecorazones encantador a psicótico en un abrir y cerrar de ojos. Es extraño que un realizador como Cassavetes haya terminado en el género de la comedia romántica luego de su ópera prima She's So Lovely, la única película en ganar dos premios en el Festival de Cine de Cannes en 1997. Pero más raro aún es su empeño en Mujeres al Ataque de querer mostrar al sexo femenino alejándose de los clichés, y haciéndole la guerra al hombre, en vez de pelearse entre sí, un intento que termina creando un efecto catastróficamente opuesto a lo pretendido. Sin embargo, Mujeres al Ataque es esporádicamente graciosa, con situaciones a veces hasta sorprendentes. Leslie Mann brilla especialmente en una de las escenas de borrachera más desopilantes de los últimos tiempos. Algunos chistes ya son trillados, ya explotados miles de veces, pero otros resultan acertados y puntuales. Mujeres al Ataque, es, por lo tanto, un intento fallido de comedia girl power, que se preocupa mucho por hacer de sus protagonistas en heroínas, pero que las termina rebajando a una venganza dispar, que varía desde el uso de laxantes hasta viajes a las Bahamas, de una manera poco creíble, que se gana a veces un par de risas, pero no demasiadas para su redención.
Un absurdo regreso a los '80 Muerte en Buenos Aires es un policial, ópera prima de Natalia Meta, que narra la historia del inspector Chávez (Demián Bichir), un detective de la bonaerense a cargo de la investigación de un homicidio en la alta sociedad porteña. En la escena del crimen conoce al agente Gómez (el Chino Darín en su primer protagónico), policía novato que se convierte en su mano derecha y al que decide meter de encubierto en la operación para usarlo como carnada para atrapar al asesino. Con un elenco interesante y una fotografía más que acertada, Muerte en Buenos Aires no parece al principio el absurdo papelón que termina siendo. Pero el mexicano Demián Bichir, nominado al Oscar por Una Vida Mejor, está muy lejos de alcanzar la profundidad actoral que logró en películas como Che, el argentino, o en la serie The Bridge. Y el Chino Darín es directamente otra historia. Lejos de la calidad de interpretación de su padre –de cuyo apellido se cuelga desesperadamente, y el único resquicio por el que puede escapar- Darín junior es por ahora sólo una cara bonita, y éste, su primer protagónico en el cine, no le llega a los talones de su ascendencia. Hugo Arana tiene un papel secundario muy chico, pero que salva por momentos a este film de caer estrepitosamente a la mediocridad. Sólo por momentos. Mónica Antronopulos, Carlos Casella, Emilio Disi, Humberto Tortonese completan el resto del elenco. Algo rescatable de Muerte en Buenos Aires es el retrato de la clandestinidad gay en los '80, durante la presidencia de Alfonsín. Argentina, joven democracia, y con noches de placeres ocultos, y una nostalgia que no es capturada fielmente por el film, pero que salva algo de su esencia. Neones fucsias, luces desconcertantes y la constante imagen de caballos, galopantes metáforas de lo salvaje y de la majestuosidad reprimida. El erotismo y la extravagancia se entremezclan de una manera casi atrapante en Muerte en Buenos Aires, pero que no llega a profundizar lo suficiente para hacerla una película creíble, y que deja al espectador desconcertado, sin saber si reír o llorar ante un acoplamiento de géneros que marea, confunde y borda lo tragicómico.