"Kingsman: de Inglaterra con amo" Llega hoy a nuestras salas “Kingsman: Servicio Secreto”, un film lleno de acción, espionaje y humor que se perfila como una de las grandes sorpresas del año (sí, aún teniendo tan poco calendario en nuestro haber). Basada en el comic “The Secret Service” y dirigida por Matthew Vaughn (“Kick Ass” y “X-Men Primera Generación”), “Kingsman” cuenta la historia de Gary ‘Eggsy’ Unwin un joven inglés de clase baja quien, delimitado por su realidad social y entorno, alterna sus días horas entre el pub y la delincuencia. Eggsy sin embargo decide poner fin a este estilo de vida cuando Gary “Galahad” Hart (Colin Firth) lo recluta para formar parte de un selecto equipo de jóvenes, quienes se entrenarán en pos de ocupar un lugar en el codiciado servicio de espías conocido como “Kingsman”. A su vez, sus agentes secretos más experimentados (cuyos alias están tomados de los legendarios caballeros de la leyenda Arturiana), tendrán que solucionar un par de conflictos internos para poder poner fin a una amenaza promete crear un escalofriante nuevo orden mundial. Con infaltables (y más que esperables) homenajes a varias películas del género, por sobre todo al histórico James Bond, el film ofrece una trama bastante simple, con un toque de imprevisibilidad pero siempre manteniéndose dentro de la fórmula del género. Abundan los guiños a películas de culto a lo Tarantino y Guy Ritchie (esto último no sorprende ya que Matthew Vaughn fue productor de sus primeros dos films), peleas perfectamente coreografiadas, música que acompaña a la perfección y un toque de humor inglés como solo ellos le pueden (y saben) dar. Sin embargo, la frutillita del postre es el elenco que le pone -literalmente- el pecho a las balas: un más que encantador Colin Firth, un correctísimo Mark Strong y qué decir de Samuel Jackson y Michael Caine que no se haya dicho antes. A esta lista de experimentados del 7° arte se le suma un elenco joven igual de prometedor que comprende – entre otros – a Taron Egerton, Sophie Cookson y Sofia Boutella. Aunque por momentos puedan presentarse algunas fallas en el guión o más bien omisiones propias que corresponden a una adaptación, la película ofrece dos horas de entretenimiento puro y adrenalina por doquier. Ya sea por nostálgico amante del género , por comiquero o por cinéfilo va a ser muy difícil que “Kingsman” no deje una buena impresión en quien sea que vaya a verla.
"La teoría del todo: el poder del amor" Llega finalmente a nuestras salas “La Teoría del Todo”, película que narra parte de la vida de Stephen Hawking y su relación con Jane (su primera esposa) y que está basada en el libro escrito por la dama en cuestión. James Marsh dirige esta historia guionada por Anthony McCarten, que cuenta con 5 nominaciones al Oscar y un par de Globos de Oro en su haber. El relato comienza a mediados de los años 60 cuando un joven Stephen Hawking (Eddie Redmayne) comienza a perseguir una de sus teorías más ambiciosas tratando de obtener su deseado Doctorado en Física de la Universidad de Cambridge. Al mismo tiempo, entabla una relación amorosa con Jane (Felicity Jones), una cautivante estudiante de lenguas. Los logros académicos de Stephen parecen replicarse en sus logos amorosos hasta que un día, un accidente aparentemente menor, termina con el peor de los diagnósticos. Aunque el relato pone su énfasis en los tres aspectos de la vida del físico anteriormente mencionados (sus estudios en la prestigiosa Universidad de Cambridge, su relación con Jane y la lucha que ambos llevaron contra el ELA) ninguno de ellos parece estar lo suficientemente desarrollados como para terminar de cautivar al espectador. En cuanto a las teorías desarrolladas por Stephen, la terminología académica se hace por momentos bastante pesada y, si bien – en algunas escenas – el personaje de Jane oficia de “traductora” para esclarecer estos temas a personas ajenas al mundo científico, resulta complejo seguirle el rastro. Lo que se supone debería ser uno de los fuertes del guión, el desarrollo de la relación amorosa entre Stephen y su ex-esposa más la lucha conjunta por vivir una vida -relativamente- plena a pesar de la dificultad que enfrentan, se ve por momentos opacado por diálogos poco intensos y una progresión temporal poco clara. La trama se ve atravezada constantemente por subtemas polémicos como lo son la coexistencia de la religión, la ciencia y la fe pero, nuevamente, la falta de sostén dialéctico hace que se diluyan sin mucho impacto en la trama. La película cuenta con todos los ingredientes para mostrar una historia intensa, llena de dramatismo y pasión pero, lamentablemente, se queda a mitad de camino. Son realmente destacables las actuaciones de Eddie Redmayne y Felicity Jones, quienes se ven acompañados por un elenco que acompaña en talento y que incluye al reconocido David Thewlis y a un prometedor Charlie Cox. “La Teoría del Todo” demuestra que el contar con un elenco destacable no es suficiente a la hora de realizar una película, si no hay un buen guión que respalde la solidez de la historia. Puede que los actores cosechen un par de premios en su haber, pero la película en su totalidad no aparenta -ni merece- trascender mucho más allá.
"Whiplash: Leyenda de Pasión" ¿En qué momento de la vida la pasión por algo deviene en obsesión? ¿Cómo podemos distinguir una de otra? ¿Es remotamente posible? Éstos son solo algunos de los interrogantes que la sinfonía cinematográfica del novato Damien Chazelle, “Whiplash: música y obsesión” propone al espectador mientras compone en la pantalla una historia tan tensa como atrapante. “Whiplash” es un proyecto que comenzó en 2013 cuando su guionista y director, produjo un corto del mismo nombre que, luego de haber realizado algunos ajustes en materia de guión, logró transformar en su pieza maestra. La película se centra en la vida de Andrew Neiman (interpretado por Miles Teller), un joven baterista y estudiante del prestigioso conservatorio neoyorkino Schaffer, y la relación amor/odio que entabla con uno de los docentes de esa institución: el enigmático Terence Fletcher (un brillante J.K Simmons). Todo comienza cuando Andrew es elegido por el mismísimo Fletcher para formar parte de la orquesta de jazz que él dirige, con métodos poco convencionales y -por momentos- bastante abusivos. La tensión va aumentando minuto a minuto a medida que la obsesión de ambos, maestro y aprendiz, por conseguir la perfección y escapar de la mediocridad que los rodea, comienza a repercutir no solo en diversos aspectos de sus vidas cotidianas, sino también en su relación profesional. Narrada con un tempo perfecto, el guión no abusa de si mismo para transmitir la complejidad del tema en cuestión y el director se vale de muchos recursos, uno de sus fuertes siendo los actores, para mostrar como el ser humano es capaz de hacer cualquier cosa con tal de triunfar, incluso si eso implica poner en riesgo su vida y/o su salud mental. En una suerte de Darwin extremo, J.K Simmons encarna a un Terrence Fletcher totalmente imponente, desquiciado y magistral. Su método poco ortodoxo demuestra que según él, para alcanzar el máximo potencial, solo los más fuertes sobreviven y nosotros le creemos. Miles Teller hace un gran labor actoral, casi que jugando él mismo como actor el juego de la perfección, despegando así su carrera de otro roles quizás más banales y encasillables como los que hizo hasta el momento. “Whiplash: Música y obsesión” llega como una bocanada de aire fresco entre tanto tanque pochoclero y películas pre-fabricadas para la maquinaria de premios. Con una banda de sonido que deleita desde el primer minuto hasta el último en que corren los títulos, con una historia humana y muy verosímil y con actuaciones a la altura de las circunstancias, es una película que tocará a varios y quedará ciertamente en la memoria.
"Los imprevistos del amor: amigos son los amigos" Llega una nueva rom-com de la mano de Lily Collins (“Espejito, espejito”, “Cazadores de Sombras”) y Sam Claflin (quien interpreta a Finnick Odair en la saga de “Los Juegos del Hambre”) que hará reir y suspirar a todos por igual. “Los imprevistos del Amor”, “Love, Rosie” su título original en inglés, está basada en el libro homónimo de Cecelia Ahern, autora que tiene experiencia en el rubro ya que de su pluma también salió la lacrimógena “P.D Te Amo”. La película en cuestión narra la historia de amistad, desventuras y amor de Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin), dos adolescentes ingleses quienes al comienzo de la película están terminando la escuela secundaria y sueñan con vivir una vida llena de aventuras y sueños compartidos. Luego de convencer a sus respectivos padres, Alex consigue un lugar para estudiar medicina en Harvard y Rosie, a pesar de haber sido aceptada en otra prestigiosa universidad de Boston, decide quedarse en su pueblo natal luego de que su vida diese un vuelco drástico. A pesar de la distancia – tecnología mediante- los amigos logran seguir conectados aunque poco a poco diversos imprevistos harán que sus vidas vayan tomando rumbos marcadamente diferentes. La historia hace un énfasis importante en el paso del tiempo y, si se quiere y siendo generosa, puede llegar por momentos a recordarnos a la brillante “Cuando Harry conoció a Sally” sin embargo es curioso que lo que se supone debería ser el fuerte del guión, termina siendo el punto más flojo. A lo largo de los 12 años que transcurren entre el comienzo y el fin de esta odisea amorosa, el único indicador de que los años van pasando son simplemente los cambios de peinado de los personajes, eternamente jóvenes y bellos haciéndolos parecer poseedores de algún tipo de fórmula mágica rejuvenecedora. Por otro lado, si bien el género está más que explotado y el tema “amistad entre hombre y mujer” se ha vuelto un cliché muy recurrente, es interesante destacar como la peli deja ver como típicas actitudes tanto de Rosie (por ej. el uber-analizar las cosas y hablar espontáneamente sin pensar mucho las consecuencias) como de Alex (no entender las sutilezas femeninas y actuar sin pensar mucho las consecuencias) pueden complicar una historia que podría (y debería) ser mucho más sencilla si tan solo dejáramos de tratar al otro como un enigma indescifrable y comenzáramos a comunicarnos de manera más simple y entendible. Con actuaciones creíbles, momentos muy graciosos y otros bastante cursi, “Los imprevistos del Amor” llega para deleitar a aquellas fans del género y cumple con su cometido de entretener sin dejar una huella importante en la historia del género. Ideal para ver con amigas o en una primera cita y, que no queden dudas de que cuanto más claro nos comuniquemos, mejor todo saldrá.
Foxcatcher: amistades peligrosas Channing Tatum, Mark Ruffalo y Steve Carell unen fuerzas en “Foxcatcher”, un drama complejo e inquietante dirigido por Bennett Miller (“Capote” y “Moneyball”). La pelicula se centra en la vida de Mark Schultz (Channing Tatum) un luchador profesional cuya carrera, después de haber ganado una medalla olimpica de oro, parece solo decaer hasta que el destino lo encuentra con el peculiar millonario John DuPont (Steve Carell). Si bien esta unión parece favorecer altamente el desarrollo profesional de Mark, su vida comienza a tomar poco a poco el rumbo opuesto y Mark intentará, con la ayuda de su hermano David (Mark Ruffalo) encontrar un balance entre ambas. Basada en hechos reales y con un guión por momentos bastante austero, el punto fuerte de “Foxcatcher” son sus intricados personajes y la manera en que tanto las palabras como imágenes y miradas ayudan al espectador a construir el relato. Brillan unánimemente los tres protagonistas del film (Tatum, Carell y Ruffalo) quienes supieron construir sus personajes de manera puntillosa y medida, sin abusar del dramatismo propio de la historia. Cabe destacar este punto ya que los dramas tan intensos no suelen estar presentes en sus respectivas filmografías. Digna contrincante a varios premios (entre ellos a los Globo de Oro en sus categorías más importantes), ganadora de una palma en Cannes al Mejor Director y en la mira por otros tantos, “Foxcatcher” llega a nuestras salas con una singular perspectiva sobre la fama, la ambición y lo complejo del ser y las relaciones interpersonales.
“Guardianes de la Galaxia: amigos son los amigos” El universo Marvel se sigue expandiendo y esta vez nos transporta a una galaxia lejana llena de acción y de personajes más que peculiares. “Guardianes de la Galaxia” sirve como nexo conector entre los hechos sucedidos en “Thor 2” y aquellos que volverán a juntar a Los Vengadores el año próximo. La historia comienza en la Tierra en el año 1988, cuando la vida del pequeño Peter Quill (Chris Pratt) se ve radicalmente afectada por la muerte de un ser querido muy cercano y, minutos después, es abducido por una gran nave espacial que simplemente desaparece. Años después nos volvemos a encontrar con Peter, autodenominado Star-Lord, quien trabaja como saqueador y cumple con trabajos poco más que turbios. En una de sus andanzas, cae en sus manos un objeto denominado “orbe” el cual es muy codiciado en varios rincones del universo y que lo va a conducir a una serie de aventuras y desventuras espaciales mientras conoce a los golpes (literalmente) a sus nuevos compañeros de aventuras (y a sus nuevos enemigos también). La nueva banda de compañeros intergalácticos está encabezada por Star Lord o Peter (Chris Pratt), Rocket (un mapache genéticamente manipulado y bastante inteligente y cabrón a quien Bradley Cooper le dio voz), Groot (un árbol muy simpático compuesto por Vin Diesel), Gamora(interpretada por Zoe Saldana, la última de su especie e hija adoptiva de Thanos, sí, Thanos el mismo que vestirá y calzará en “Avengers: Age of Ultron”) y Drax (un gigantón con sed de venganza interpretado por Dave Bautista). Esta heterogénea banda de personajes con personalidades muy disímiles y por momento anti heroicas, deberá enfrentarse al malvado Ronan (interpretado por un irreconocible Lee Pace) y sus secuaces quienes harán todo y más de lo que está en su alcance por obtener la orbe. A este elenco bastante estelar lo completan nombres como Djimon Hounsou, John C. Reilly, Benicio Del Toro y Glenn Close. Basada en la novela gráfica homónima publicada en 1969 y dirigida por James Gunn, “Guardianes de la Galaxia” llega con una historia fresca y un grupo de personajes nuevos y desconocidos para los cinéfilos seguidores de Marvel que, si bien no terminan de desarrollarse del todo y crear así un empatía total para con el espectador, prometen posicionarse como favoritos dentro del Universo Marveliano. Lejos de los actos heroicos y desinteresados de Capitán América o de las peleas míticas de Thor y Iron Man, estos personajes son políticamente incorrectos y es quizás por esto que aparentan ser un poco más humanos y alcanzables que muchos de los héroes ya conocidos. La película desentona un poco con las anteriores propuestas del estudio, al menos en materia guión, ya que su tiene tintes más cómicos (aunque por momentos el recurso agota al espectador) y sentimentales por momentos. El despliegue visual es realmente increíble, pero el hecho de que el 95% de la trama suceda en el espacio exterior, sin retornar a la familiaridad del planeta Tierra, puede hacer que los espectadores terrícolas se sientan un poco abrumados para con el desconocido entorno y no terminen de conectar con la historia. Un gran punto a favor es la música, ya que acompaña a la perfección la trama y, lo interesante de la banda sonora es que, en su gran mayoría, la misma se corresponde con un casete (o una mix-tape) que Peter escucha a diario en su vida y que la musicaliza a medida que avanza. Este recurso, junto con las refencias culturales (marvelianas o no) es, sin dudas, uno de los puntos más destacados de la película. Con una clara impronta puesta en el entretenimiento más que en la historia per-se, los guardianes llegan para desmitificar un poco el género y contagiar, tanto a chicos como grandes, de su frescura. Quizás el guión falle en la explicación de ciertas sub-tramas, o quizás se estén guardando información para su continuación, lo cierto es que estos muchachos llegaron para hacer ruido y sin duda serán escuchados.
En 1959, Disney lanzaba al mercado cinéfilo la versión animada del cuento de Charles Perrault “La Bella Durmiente”. Al tratarse de una historia más que conocida y querida por generaciones, la película fue un éxito y se consagró como uno de los clásicos de la filmografía de este estudio. Sin embargo, se puede argumentar que su popularidad se debió -y se debe- no tanto a su protagonista Aurora, sino a su némesis, la enigmática Maléfica. Luego de muchos años de especulación y gracias a la creciente moda de re-visitar en celuloide cuentos clásicos de la literatura, una nueva versión llega a nuestras salas. Esta vez, Disney se pone al hombro la historia de la misteriosa villana que asustó a millones de niños con su maldición y deja ver el otro lado de la historia, el de “Maléfica”. Si bien el clásico animado comienza con el nacimiento de la Princesa Aurora y su posterior bautismo y presentación en sociedad, la cinta de Robert Stromberg, se remonta muchos años antes. Gracias a este salto temporal, logramos conocer a una Maléfica pequeña, que curiosamente no le hace honor a su nombre en lo más mínimo. Y he aquí el eje principal de la película, el debate entre la dual bondad y maldad del personaje y los sucesos que la llevaron a finalmente lanzar la maldición del sueño eterno sobre la dulce Aurorita. Aunque quizás no llegar a estar del todo a la altura de su protagonista, la película ofrece mucho entretenimiento (más que nada visual), escenas muy emotivas y acción por doquier. Siguiendo la onda de las princesas de “Frozen”, Disney le da una vuelta de rosca a este clásico e intenta cambiar el paradigma instaurado en el pensamiento colectivo de la princesa que espera paciente (o durmiente) a su príncipe salvador. El personaje principal es, sin lugar a dudas, la atracción más magnética que ofrece el film. Ella Purnell, quien interpreta a una joven y carismática Maléfica, se roba los primeros minutos del film con una actuación impecable y un acento británico encantador. Sin embargo, Angelina Jolie no se queda corta y ofrece un personaje tan querible como atemorizante. Si bien no es capaz de mantener el mismo acento que la adorable Ellen, el detalle es menor y no impide que disrutemos de esta “villana” como se lo merece. Elle Fanning hace un buena trabajo como Aurora, pero no deslumbra ni mucho menos. Completan el reparto Sharlto Copley, Sam Riley, Lesley Manville, Imelda Sauton, Juno Temple y Brenton Thwaites. Al tratarse de la historia desde otro punto de vista, hay un par de detalles que cambian, no nos ponemos poner puristas sobre todo al saber que estamos lidiando con una de las muchas versiones que existen pero sí hay un par de incongruencias a lo largo de la trama que le restan un poco de veracidad al relato. Dejando esto de lado, la película funciona dentro de su género, sorprende por momentos y entretiene de principio a fin. Pochoclos y maldiciones a la orden del día!
No me iré sin mi hijo La nueva película del británico Stephen Frears llega con todo a nuestros cines para apelar a los más profundo de nuestros corazones y mover cada fibra de nuestro ser con un cuchillo sierrita bien afilado… ¿para tanto? Sí. ¿Vale la pena sufrir así? Definitivamente! Es que “Philomena”, la cual está basada en una historia real (y de ahí la lacrimogenidad),es una de esas pequeñas grandes películas que nos recuerdan que el buen cine se apoya básicamente en un buen guión, una buena dirección y sólidas actuaciones. El film, basado en el libro “El niño perdido”, cuenta la historia de Philomena Lee (Judy Dench) una señora irlandesa de clase trabajadora quien le confiesa a su (¿única?) hija que 50 años atrás, mientras vivía recluída en un convento en Irlanda, había dado a luz a un niño, el cual le fue arrebatado y dado en adopción por las monjas del lugar sin su consentimiento. De ahí en más entra en la trama Martin Sixsmith, un spin doctor en descenso y periodista, quien ayuda a Philomena a buscar a su hijo perdido con la condición de poder publicar su historia. De ahí en más la trama despega, haciendo viajar a sus protagonistas por Londres, Irlanda y Washington DC en una historia aparentemente sencilla que, sin embargo, está cargada de mensajes y sub-temas que la enriquecen. El eje principal de la historia yace en la cuestión moral del perdón. La protagonista es una devota católica quien, no pretende ningún tipo de revancha por lo que le sucedió, simplemente saber la verdad sobre su hijo perdido. Por otro lado, Martin Sixsmith, quien es abiertamente ateo, muestra actitudes más reaccionarias al comportamiento de las monjas. Sin embargo, el film en ningún momento pierde el eje y uno logra empatizar tanto con Philomena y su filosofía del perdón tanto como con el escéptico periodista dejando a merced de cada espectador el veredicto final. A esta cuestión moral, se le suman el tema de la hipocresía eclesiástica y política (representadas en el film por la Iglesia Católica y el Partido Republicano), la inescrupulosidad del periodismo y las divisiones sociales en Gran Bretaña. En cuanto al guión se refiere, si bien la historia toca temas delicados y emociona en muchos momentos, la adaptación que Steven Coogan y Jeff Pope lograron es sencillamente brillante ya que sabe balancear a la perfección la emotividad del asunto con el sutil humor inglés. Sumado a todo esto, está la dirección impecable de Stephen Frears quien nos trae una historia intensa pero para nada extensa. Las actuaciones, tanto de Judy Dench como de Steven Coogan, merecen ser destacadas una y otra vez. Judi entrega una actuación sublime que dista mucho de otros papeles en los cuales se la acostumbra ver, y reafirma su lugar como una de las grandes actrices británicas del cine. Steven Coogan, quien es altamente reconocido como comediante, construye muy acertadamente un personaje que al principio de la trama es un tanto snob y arrogante pero que evoluciona considerablemente luego de sus experiencias con Philomena. Sin duda, una de las mejores parejas desparejas del cine en los últimos años. Aunque quizás queden un par de cabos sueltos en la historia (al ser una adaptación esto es casi siempre inevitable), “Philomena” se posiciona como una de esas películas que es necesaria ver, al menos una vez, para refrescar esas nociones de simpleza y calidad que parecen escapar al cine (comercial) actual.
Shakespeare para principiantes. “Romeo y Julieta” es, sin lugar a dudas, una de las historias más célebres de la literatura inglesa y de la bibliografía de su dramaturgo, William Shakespeare. Como tal, su puesta en escena ha sido innumerable en teatro aunque en cine las versiones son más acotadas. Quizás esto se deba a su estado de fama, ya que en el teatro se pueden corregir desaciertos de una función a otra, pero en la pantalla grande sabemos que eso es imposible. En 1968, Franco Zefirelli apostó a esta historia en blanco y negro, manteniendo siempre intacto el espíritu clásico y trágico de la historia. En 1996, Baz Lurmann sorprende al mundo con una nueva adaptación, con un leve cambio en el título “Romeo + Julieta” y un despliegue pop que sacudió a críticos y audiencia por igual. Hoy se estrena una nueva versión que, si bien no emociona como la de Zefirelli ni revienta al sonido de The Cardigans como la de Luhrmann, va a lograr que un público probablemente todavía ajeno a la literatura clásica conozca un poco más a fondo los desafortunados destinos de estos dos amantes. Antes que nada, vale aclarar que esta nueva puesta en escena conserva el aspecto original (clásico) de la historia. En cuanto a la adaptación del lenguaje se refiere, el trabajo realizado por el guinista es más que respetable. Si bien la myoaría de los diálogos están expresados en un inglés moderno y super accesible, los pasajes “clásicos” de la historia mantienen sus lineas originales, entremezclando así el elemento clásico con el aggiornado. Si bien hay pequeños cambios en el guión con respecto a la obra base, siempre hay qe tener en cuenta que estamos frente a una adaptación, o sea que alguien más reinterpretó y plasmó su visión de la trama a un guión. El diseño de vestuario y producción que se presenta es algo para destacar. Una diversidad de escenarios acompañan a los protagonistas de este film y ayudan a los espectadores a creer un poco más. El único problema que a mi parecer presenta esta película (y que, lamentablemente es muy importante) es la elección de elenco, por sobre todo la pareja protagonista. La joven Hailee Steinfeld (a quien vimos recientemente en “El Juego de Ender”) le da vida a Julieta y, si bien su edad y cara angelical ayudan en la construcción del personaje, por momentos resulta bastante infantil y hasta errónea, teniendo en cuenta el destino que le espera. Douglas Booth, quien interpreta a Romeo, parece salido de una publicidad de afeitadoras y tiene tantas expresiones y pasta actoral como Kirsten Stewart (imagínense!). El resto de los actores que acompañan a estos jóvenes tórtolos hacen un trabajo decente, pero que por momentos resulta un poco exagerado, si se toma como referencia el poco esfuerzo y química de los protagonistas. Una lástima que actores de la talla de Paul Giamatti, Damian Lewis, Natascha McElhone y Stellan Skarsgård estén desaprovechados de tal manera. Queda más que claro que esta nueva versión de “Romeo y Julieta” no llega al mundo para deleitar a seguidores de la historia clásica y amantes de la literatura en general, sino que debe ser vista más como un acercamiento a la misma para audiencias más jóvenes y crédulas. La inclusión de Ed Westwick en el elenco (muy conocido por el mundo teen como Chuck Bass de la serie “Gossip Girl”) ayuda a recordarnos este dato y, si bien la película no resulta satisfactoria en un 100%, creo que va a cumplir su objetivo entre el público al cual está apuntada. Habiendo dicho todo esto, lo que se puede concluir es lo siguiente: si ya conocés la obra y viste al menos una de las versiones anteriores, ni te gastes. Si tenés entre 15 y 20 años, es muy probable que te llame la atención e incluso te llegue a gustar. Y, si ya contás entre tu flia. a hijos y/o sobrinos adolescentes, llevarlos a ver esta peli al cine debe ser mucho más gratificante que una maratón de “Aliados”.
Sangre, sudor y lágrimas "12 años de esclavitud" la aclamada película del director británico Steve McQueen finalmente llega a las salas de nuestro país para demostrar con fundamentos el porqué de tantos elogios. El guión, el cual está basado en las memorias de Solomon Thorpe y adaptado visceralmente por John Ridley, cuenta la historia de como Solomon (Chiwetel Ejiofor), un hombre negro educado y libre quien reside en New York (en la época pre-guerra civil), es secuestrado y vendido como esclavo (un modus operandi que aparentemente era muy común en la época) en un desafortunado viaje a Washington. De ahí en más, sus minutos, horas, días y eventualmente 12 años de esclavitud son relatados de una manera tan cruda y real que es imposible no sentir empatía para con el protagonista. Un desfile de personajes muy bien compuestos, desde el benevolente amo encarnado por Benedict Cumberbatch hasta el sádico esclavista Epps (Michael Fassbender) van nutriendo poco a poco la historia de Solomon o Platt (ya que cuando es secuestrado lo despojan de sus bienes y por sobre todosu identidad). La música ocupa un lugar muy importante en la historia, no solo como acompañamiento en el film (musicalizado impecablemente por Hans Zimmer) sino que Solomon, el cual es una gran violinista, sabe hacer uso de sus habilidades musicales para poder sobrevivir y sobrellevar muchas de las situaciones extremas a las que se ve expuesto. Si bien no se necesita ser un experto en historia para entender los horrores que vivieron las personas que fueron sometidas a estas prácticas esclavistas, McQueen relata esta travesía con una franqueza tal que hace que el dolor físico que les es infligido a los esclavos (en particular al personaje interpretado por Lupita Nyong'o) traspase la pantalla y se traslade al espectador haciendo del film una experiencia sensorial un tanto agresiva. Teniendo en cuenta la filmografía de McQueen (sus anteriores films "Hunger" y "Shame") está más que claro el cuerpo humano es ese objeto de admiración y destrucción del cual es director nutre sus relatos, por lo cual no resulta extraño el uso de este recurso, aunque por momentos resulte un poco extremo. Las actuaciones, tanto de sus protagonistas como personajes secundarios, acompañan a la perfección la obra de McQueen, quien en muchos momentos utiliza primerísimos primeros planos para mostrar un sinfín de sentimientos encontrados, situaciones en las cuales las palabras sobrarían. Chiwetel Ejiofor entrega una actuación sublime al igual que Lupita Nyong'o y Michael Fassbender, todos y cada uno de los premios y elogios recibidos, igualmente merecidos. El elenco secundario compuesto de actores como Paul Giamatti, Benedict Cumberbatch, Paul Dano y Sarah Poulson hacen también un muy buen trabajo. Mención aparte merece Brad Pitt, quien produce el film, y cuya aparición en la historia (encarna a un abolicionista canadiense) resulta un tanto absurda y resulta ser el "toque yankee" que desencaja un poco con la crudeza de la cinta. Si bien puedo estar escribiendo infinitamente acerca del tema, como tantos otros ya lo han hecho, solo me resta decir que "12 años de esclavitud" es a mi parecer un brillante ensayo personal de McQueen sobre la esclavitud: el director británico con antepasados que sufrieron está práctica se animó a contar una historia que no tiene como moraleja la bondad de los abolicionistas ni deja a los espectadores con una sensación de felicidad por la liberación de aquellos flagelados (los cuales llegaron a ser un ínfimo porcentaje). Muy por el contrario el director denuncia (muy explícitamente) una práctica que, lamentablemente, en muchos lugares del mundo sigue siendo llevada a cabo y que necesitó (y necesita) del consentimiento y la "feliz ignorancia" de mucha gente para poder ser practicada. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.