Chistopher Nolan dijo que iba a extrañar a Batman. Y se lo creo. El superhéroe que no tiene cualidades sobrenaturales, pero que posee esta actitud de entrega y sacrificio personal en pos del bien común será siempre nuestro outsider favorito. De hecho, cuando supimos que este julio llegaba el film, todos con una sola idea clara: es el estreno del año. Para serles sincera, no puede haber película capaz de complacer a todos por lo que sugiero que dejen las expectativas a nivel real para poder ser justos con la película. Siguiendo una evolución lógica del personaje, Nolan nos muestra a un Batman herido y retirado después de esa fatídica noche en la que tomó responsabilidad por los asesinatos de Harvey Dent. Lo vimos en Batman Inicia como un hombre en busca de una razón de vivir, con una gran necesidad de inspirar; en El Caballero Oscuro/de la noche, después de años de cercar a los villanos aparece uno que ya no es un simple matón, no: al Guasón lo que le gustaba era el caos y la belleza de la anarquía. Esta vez, con Bane lo veremos ir al extremo como para tener que volver a calzarse el traje después de ocho largos años. Tengo que confesarles que va totalmente por un lado diferente al que yo pensaba, pero sin embargo la película cumple. Si bien su inicio es un poco lento (o será que nosotros estamos muy ansiosos, dato a tener en cuenta), Nolan va estructurando una tragedia que cuestiona los cimientos de cualquier moral que puedas imaginar. Y una vez que las piezas están dispuestas en el tablero, los eventos se presentan con una carga dramática sorprendente. Lo único que puedo anticiparles es que se te pone la piel de gallina mucho antes del climax. Una inmensa labor en la mezcla de sonido, con planos sonoros al mejor estilo Ciudadano Kane, uso de silencios y la música imperial del enorme Zimmer. Visualmente, hay muy poco por decir que no se sepa: los espacios elegidos, los enfrentamientos entre Bane y Bruce, la paleta tan azulada con toques grisáceos, una belleza absoluta. Manteniendo la idea de lo verosímil y de la búsqueda de un símbolo, la historia se renueva con ese gusto a caos que tanto nos emborrachó en El Caballero Oscuro/de la noche. En cuanto a los personajes nuevos: una buena Hathaway en un tono de voz suave constante y muy buenas escenas de peleas coreografiadas pero que poco tiene del extremo de la de Pfeiffer, desgraciadamente, una siempre adorable Marion Cotillard con su aspecto vulnerable y tierno que nunca parece aburrirnos, y un gran Joseph Gordon Levitt siguiendo el legado de Jim Gordon. Unos cuantos guiños para los seguidores de la saga, buenos usos de gags y un Christian Bale con todo el encanto y la vulnerabilidad que solo él puede combinar teminan por redondear un espectáculo fascinante. Tom Hardy como Bane se hace más monumental por lo físico y por el traje que porque realmente se destaque (quizás el punto más débil de la cinta). Creo que es el más desaprovechado. Igual, Nolan nos da tanto, que se lo perdonamos. Espero, sinceramente, que puedan vivirla como espectadores, liberados de la carga emocional que todos tenemos a priori. No, no es El Caballero de la Noche, pero es una obra mucho más madura, un cierre impreso en oro, a una visión diferente de un personaje que siempre volverá a ser evocado por otro. La romántica idea del héroe y su sacrificio, nunca mueren para Gótica. Un Batman que voy a extrañar pero que ha sabido completar esa idea de que un film de superhéroes pueden ser no simples películas de acción, si no thrillers psicológicos y policiales negros. Gracias, Nolan, por estos tres maravillosos films. Hasta siempre, Caballero de la Noche.
No fui con muchas expectativas a ver esta película. Me molestó no poder verla subtitulada (en algunas salas nada más pueden verla en idioma original) y la anterior entrega había sido tan floja que no cabía pensar que podría ser muy buena. Aún así, nada le quita el mérito de que entretiene y que logra mechar el gag con la situación dramática para crear un buen ritmo y una historia divertida. Para esta entrega, algunos retoques en el equipo de directores, Steve Martino y Mike Thurmeier (habria dirigido la anterior con Carlos Saldanha) y el rumor de que los guionistas habían barajado la opción de congelarlos y hacerlos aparecer en el presente, nos hicieron pensar que la franquicia estaba perdiendo el rumbo, pero no. No esperen nada muy especial pero sí, más de lo que la hizo exitosa. El foco de la película, como ya es costumbre, es la ardilla que en su persecución eterna a su bellota plantea el escenario en el que se van a desarrollar los hechos. En este caso son la serie de desastres naturales que llevaron a la formación de los continentes. Y si de éstos hablamos, en un momento hay hasta un muy buen guiño a Atlantis. Los personajes de siempre volvieron pero esta vez la hija de Manny, el mamut, es adolescente y quiere encontrar su espacio y personalidad frente a un padre sobreprotector. La manada sigue siendo tan diversa como siempre pero se suma un topo que es el mejor amigo de la nena. Gran cliché, en plena pelea de padre-hija, un accidente los separa y será el esfuerzo de Manny por volver a casa con su familia el motus de la aventura. Si la tierra está tan inestable, es mejor vivir en el mar pero el mar está rodeado de icebergs que son barcos de piratas. El peor de todo es un simio sanguinario que funciona muy bien como anti héroe. Algunas pinceladas de romance y la inclusión del personaje de la abuela de Syd, que es definitivamente lo más gracioso del film, lo levantan por momentos pero no deja de ser una fórmula predecible y repetida. La calidad de los dibujos es buena, pero el 3D no es maravilloso.
Tengo que confesar que no soy una gran fan de Burton. Creo que en un momento fue brillante pero hoy es una copia mala de sí mismo. Muchos lo defienden diciendo que su sello es innegable y lo tratan como si fuera cine de autor. Yo siempre pienso que cuando la forma prima por sobre el contenido, algo falla. En el caso de Sombras Tenebrosas, lo que falla es la historia. Honestamente, me parece que visualmente es atractiva porque más allá del imponente armado de set al que nos tiene acostumbrados, tiene un dinamismo donde la cámara se pasea, cambia de plano, de angulación y entonces ahí se ve algo de la genialidad que había antes en Burton. Depp representa a un chico bien, de una familia muy importante que funda un pueblo y en una de sus andanzas, cae una chica que además de ser bruja, no tolera bien el rechazo. Esta chica se las jura a él y a su familia y es la que lo convierte en vampiro para que esté encadenado y enterrado de por vida sin poder morir. Un pimpollo. ¿Por qué digo que es lo que falla? Porque ya se sabe cómo se va a despertar, que qué va a hacer, los estereotipos no dan más de obvios en el que la buena es virginal y la mala usa lo sexual todo el tiempo y que el vampiro conlleva a rencarnación. Todo bien pero que esté instalado en el imaginario no tiene por qué obligar a los guionistas a seguir por ese camino. Remarco, además del vestuario, la banda sonora que es divina. Muy buenos efectos y bien usados y la combinación de la música clásica dramática con la progresiva de los 70s me parece un chiche. Eso se combina con algunas pinceladas de humor que a veces vienen muy al caso y otras ni cerca. En cuanto a las actuaciones, me saco el sombrero ante una perfecta Michelle Pfeiffer quien no sólo sigue estando preciosa, sino que es la que por momentos funciona como el centro de gravedad del resto de los personajes. Helena Bonham Carter también logra dar en la tecla como siempre. Sé que todos están enamorados de Chloe y no es que esté mal, pero creo que cualquiera podía hacer ese papel. No se destacó por nada. Eva Green me ha gustado más o menos en otras situaciones. En este caso creo que es el punto débil de la película. Llena de muecas y gestos, un final tipo La muerte le sienta bien con La Guerra de los Roses que no tiene sentido y se la ve sobreactuada. Se supone que las malas tienen que divertirse, lo que no implica ser ese cambalache visual. Sé que Depp también tiene su séquito pero debo confesar que me ha cansado un poco. Está más recatado que en muchas otras y me gusta cuando usa sus gestos excéntricos como pincelada y no como una construcción entera. Pero el papel falla, él no tiene ni cerca de la edad que pide el personaje y no importa que sea inmortal, le cuelga la piel de la cara para hacer de un vampiro perfecto. La verdad, Tim va a tener que empezar a hacer casting en algún momento. El resultado final es una peli liviana, livianísima. Podés ir al baño y comprar pochoclos en el medio que no te perdés nada. Tiene algo de humor, algo de cuento tipo fábula y mucho despliegue sonoro y visual. Pero si esperás al DVD no pasa nada.
Cuando uno ve semejante elenco siempre parece que tiene garantía. A mí me genera lo contrario: siento que son muchos nombres y probablemente falle la historia. Tan mal no estuvo mi instinto. La película se trata de una ex marine que se dedica ahora a servir a una empresa privada que terceriza cositas que no le gustan mucho a la CIA o MI6. La chica en cuestión es muy resistente, tiene ese costado felino por el que todos los hombres caen y resulta que desde que empieza el film sabemos que la persiguen. Mientras se desarrollan ante nosotros las escenas mejor coreografiadas que vi en mucho tiempo, la trama se va complicando. Y es que ese es el tema: la paranoia de ella (que es la que narra las imágenes que vemos estilo flashback) hace que todo personaje que introduce sea un posible sospechoso. El personaje de Mallory (la chica en cuestión) lo hace nada más y nada menos que Gina Carano, la misma chica que es la tercera mejor luchadora en artes marciales combinadas del mundo. Esto hace que si el resto de los actores parecen buenos luchadores al lado de ella, realmente las coreografías son muy buenas. El desfile de casting es impresionante, pero no aparecen más de diez minutos. Si te atraen las estrellas y nada más, no sé si vas a sentirte muy cómodo. Me sorprende que Ewan McGregor se prenda en una peli así, pero después me doy cuenta que es de Steven Soderbergh y es el tipo al que yo nunca le diría que no para hacer una peli. Con su estilo innegable, nos lleva por esas calles y esas persecuciones casi como si se tratara de un videojuego, donde la música prima sobre el diálogo para dar velocidad y esa paleta casi en sepia del flashback versus la azul y metálica del presente funciona muy bien. De alguna manera me recuerda a lo que usó en Traffic. Ahora bien, la peli se cae cuando después de ver que ella lucha contra todo el mundo igual sigue sin haber una temática lo suficientemente fuerte. Me pareció que en vez de partir de cero, buscaron partir de una temática Bourne y ahí a lo mejor funcionaba. Por otro lado, a mí me encanta Steven, pero si te vas a buscar una peli de acción, ésta tiene poco ritmo y usa mucho el recurso de fragmentar situaciones de manera que veas como si fueran flashes para completar la historia. No es de género, es de Soderbergh.
Sabiendo que Glenn Close estaba nominada al Óscar como Mejor Actriz de nuevo y que su coestrella Janet McTeer se había llevado el mismo honor en la categoría de Mejor Actriz de Reparto, fui con todas las expectativas. Y creo que en las actuaciones realmente está la joya de esta película. En una época de crisis y pocas ofertas de trabajo en Irlanda, una mujer se hace pasar por hombre para trabajar como Mayordomo en una posada muy prestigiosa y va ahorrando para poder tener su propia casa de café. Glenn nos muestra un Albert prolijo y metódico que pasó de resignarse a disfrutar lo que hace. Casi con la inocencia y romanticismo de un niño, irá construyendo este relato. El drama termina de cerrarse cuando conoce a un pintor que resulta ser una mujer en la misma situación que ella. Janet realmente está brillante. La diferencia es que ella lo llevó más lejos y está casado. Será ese nexo, el sentir que alguien entiende lo que le sucede, lo que hará que Albert se vaya soltando. Pero mientras tanto el triángulo se teje en otra dirección y una chica que elige Albert para llenarla de atenciones (correcta Mia Wasikowska) estará entre la pena que le genera él y la pasión que encuentra en otros brazos. Ella será manipulada por un lado y le importará poco por otro. La tragedia es inevitable en ese contexto, en esas situaciones. Es el mundo sin amor que retrataban films como “Las noches de Cabiria” o “La Strada” y sí, no habrá una pizca de felicidad para el resto. Ahora bien, para ser sinceros, las actuaciones y el maquillaje junto con la ambientación son impecables, pero la película por momentos sugiere demasiado y no termina de redondear la fuerza necesaria para moldear un drama de alto nivel. Elementos los tiene, desde ya que la historia es muy interesante, pero el tratamiento del guión y la caída en algunos lugares previsibles, empañan lo que podría ser un film inolvidable. Rodrigo García, quien dirigió la serie In Treatment y es conocido por films como “Madres e hijas”, en este caso deja que los actores y actrices tomen las riendas y responsabilidad pero por momentos su elección no fluye como es debido y esa libertad creativa no termina de aunarse y cerrar la historia con la altura a la que invitaban los acontecimientos narrados en el libro original. Como que eran (simplificando la idea), muchos papeles con gran fuerza y complejidad generando en cierta manera una historia promedio y colorida, nada más. Esa es falla del director, estoy segura. Aún así y lamento decirlo porque adoro a Meryl Streep, creo que Glen y Janet se merecían ganar. Grandes actuaciones. El trailer que insertamos aquí es el español, porque la distribuidora solicitó que no se pudieran ver fuera de youtube en webs las versiones en inglés subtituladas. Las pueden ver saliendo de la página, pero les dejamos el doblado, para que lo tengan en el mismo post:
Esta película empieza ya con la impronta de la mística de que es Marilyn a quien vamos a ver. Te guste o no el cine, la hayas visto intentar actuar o no, nadie es inmune a ella. El film plantea desde el inicio que va a contar una anécdota, un episodio en la vida de un chico que un día se encuentra con su sueño de estar en un set, de participar en la creación del cine. Dentro del plató están todos esos elementos que todos soñamos y sabemos: la actriz consagrada que es casi maternal (una espectacular Judi Dench), el excéntrico director que está eclipsado por la presencia de Monroe pero que tiene un deseo de perfección en el que no encaja (Kenneth inolvidable en este papel) y el chico que tiene que jugar con su don de gente para tratar de que tantos egos sean felices. Michelle Williams hace un trabajo impresionante creando a esta diva rota y frágil pero que no por eso deja de actuar. Y es que esa es la clave: Marilyn Monroe era un producto que hasta se había olvidado de Norma Jean Baker. La ambientación es realmente una belleza: no sólo el vestuario y maquillaje destacan, sino el armado de los espacios, las idílicas praderas, los autos, los colores. Casi como si fuera un cuento y es que todo parecía irreal a los ojos de nuestro narrador: un chico de 27 años que se enamora de una diva que cree que lo necesita, cuando en realidad está borracha de sí misma. El elenco se completa con Dougray Scott (sí, el malo de Misión Imposible II constuyendo a un genial Arthur Miller), Emma Watson y Julia Ormont como la inmortal Vivien Leigh pero que termina teniendo muy poco del carácter de ella y mucha más dulzura de la que creí posible. Mención aparte merece Eddie Redmayne (a quien vamos a ver próximamente como Markus en Les Miserables) quien logra imprimir encanto, ingenuidad y picardía a este chico que por un rato toca a las estrellas con las manos. Simon Curtis, que ha trabajado más que nada para la televisión, por momentos parece enamorarse también del reflejo de Marilyn y nos lleva con ritmo cansino hasta el final. Nadie puede decir que el film no cumpla, pero es que por momentos parece estático ya que sabemos que no hay chances de que esta historia sea más que esto que vemos. Con un elenco sólido y una gran ambientación, por momentos se olvidaba la cámara prendida. El resultado final es para amantes del cine para aquellos que disfrutan de una recreación minuciosa, de la representación de estrellas que quitan el aliento pero no será trascendentes para los no nostálgicos de esa Era Dorada del cine…
El deporte es la industria del entretenimiento que más dinero mueve. Sin dudas. Hoy ya se habla que más allá del deporte, está la noción del evento deportivo, razón por la cual los picos de rating del entretiempo del Superbowl o la apertura de los Juegos Olímpicos pueden hacer que a más de uno se le pare el alma. “Tiempo muerto” cuenta la historia del equipo argentino de básquet que ganó las primeras olimpiadas. Cuenta cómo se preparaban, cómo se estructuraba el grupo y cómo fueron prohibidos. El Gobierno de Perón apoyaba abiertamente al deporte, pero como todo en este país, el que llega convierte en mala palabra todo lo que había hecho el anterior, por lo cual no sólo tuvieron que declarar ser parte de la política, sino que les prohibieron volver a jugar profesionalmente. El relato de los jugadores, de cómo esto afectó su vida, sus sueños y cómo ese equipo hoy sigue viéndose es la mitad del relato. La otra mitad es el material de archivo y por último, unirlos con el siguiente camada que pudo llegar a ser equipo olímpico. Baltazar e Iván Tokman nos llevan al interior de las casas, a las reuniones de amigos, a la nostalgia casi como si los testigos estuvieran a punto de pasarnos un mate. Creo que narrativamente es muy emotivo pero les faltó una generación intermedia: Marcelo Milanesio y sus coetáneos no aparecen, sino que saltamos directamente a Ginóbili pero de alguna manera explica cómo esto también detuvo al desarrollo del deporte. Es innegable que cuando se tienen jugadores que están bien posicionados en los rakings mundiales, las escuelas y clubes se llenan en su país de origen. Un lindo homenaje y un importante planteo de lo que no debe dejarse en el olvido.
Cuando vi los avances me imaginé que iban a inspirarse en lo que se cree que era la denuncia original del cuento: La Reina era en realidad una duquesa que secuestraba a las jóvenes de sus tierras y se creía que tomaba su sangre para ser joven para siempre. Mientras la simbología de la manzana siempre está relacionada con el tema de haber sido expulsados del paraíso, también están los enanos como denuncia del trabajo de los niños en las minas. Me imaginaba un reino devastado por el hambre, por la codicia y la autoridad de una mujer que usaba chicos y mujeres para que todo lo bueno se extinguiera. La película, desgraciadamente, se quedó a mitad de todo posible planteo. Esta es la historia del deseo de una madre que se convirtió en su hija y cómo perdieron el Reino por unas muy malas decisiones del Rey y la astucia de una bruja. Mientras en el cliché bien usado de la torre está presa su única rival, las otras chicas van secándose frente a Ravenna (una monumental Charlize Theron). Pero, claro, algo parecido al cuento tenían que conservar y para entrar a ese Bosque Tenebroso necesitaban al cazador. La fotografía, vestuario y efectos visuales son impresionantes, pero no llegan a cubrir las falencias del guión. De hecho, tiene tantas cosas tan robadas de tantas otras películas que creo que se hacen más notorias por el hecho de que la historia se cae a pedazos desde el momento uno. Todo el peso actoral cae sobre la gran Charlize, dejando muy poco en manos de Stewart y Hemsworth. Mientras ella es tan linda como inexpresiva hace que el tiempo agonice en pantalla, él es muy fachero también pero su falso acento, la idea de hacerlo narrador, son realmente poco funcionales al relato. Sala llena de nuevo, pero con gente que no hacía más que mirar los relojes. Y no es para menos: 50 minutos hasta que aparezca el protagonista masculino y ya habíamos visto como 150 transformaciones de la Reina. Ni hablar del cambio de ella que pasa a ver un Ciervo mágico y de meterse en el bosque de Alicia a ponerse una armadura y liderar un ejército sin supuesto entrenamiento previo…la verdad, no sé qué tenía esa manzana. Una adaptación que no quiso ser tal cual, no se animó a ser la original, le faltó desarrollo para ser una interesante…mucha forma y poco contenido.
Llega a cartelera, la película ganadora del "Astor de Oro", en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata del año pasado. Un film con una exitosa trayectoria festivalera que aterriza en nuestras salas finalmente (data del año 2010). Hay que decir, apriori, que esta película es, en primera instancia, difícil de ver. Casi no tiene diálogos y el personaje se encuentra al borde de la vida y la muerte todo el tiempo. Ni qué decir de la visual donde todo es reducido al mínimo para que cada plano construya y sea sugerente. Por lo pronto, hay una guerra en Afganistán y el personaje es atrapado en una redada por helicóptero. No estamos seguros de que él no haya querido colaborar con el interrogatorio, es que estaba sordo por las detonaciones y no podía reaccionar. Ni hablar cuando puede escaparse que pasa del infierno caliente al infierno helado. Vincent Gallo (el hombre en cuestión) se carga la película a los hombros. No debería ser novedad considerando que ganó La Copa Volpi del Festival de Venecia por este papel (también venció en solitario en la Feliz). Muchos lo han criticado por su falta de versatilidad, yo no sé cuántos gestos esperaban de un hombre muerto de frío, solo en un bosque. Su trabajo debe ser reconocido, sin dudas. El polaco Jezy Skolimowski articula este relato plagado de silencios, de gestos, que va construyendo tensión a cada paso del camino. Los símbolos como la mujer y el niño que nos muestran la decadencia del personaje cuando se debilita (y un poco quién era antes de que lo conozcamos) y después como salvación están muy bien articulados. No es la típica historia del hombre versus la naturaleza, tampoco es una película bélica, la intención del director es marcar la supervivencia como hecho crucial y posicionarse junto a su protagonista, en busca de transmitir su lucha y desesperación en el contexto en que se presenta la historia. Es, en definitiva, un relato de un hombre que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado y terminó en uno peor por una desgraciada circunstancia. No se intenta probar su inocencia o culpabilidad: es un objetivo y punto. Podemos pensar esta película como una hora veinte de lo más salvaje, cruel y primitivo que se puedan imaginar. Sobrevivir muchas veces es una tarea compleja, definitivamente.
Cuando el film empieza, vemos a una pareja que no parece tener razones para separarse excepto una clave: la construcción del futuro. A lo largo de quince años se han visto y apoyado pero algo ya no sucede ni se da entre ellos. La separación sería sencilla, si no fuera porque la hija de ambos resulta ser rehén. En este dramático (y sin acudir a golpes bajos) drama vemos cómo se articula en una sociedad musulmana el rol de la religión, del honor y de la mujer. Tantas ideas que podemos tener sobre la opresión, se van borrando para ver a mujeres de carácter e ideales, que pueden tener un universo a su alrededor. La sutileza del relato, de las expresiones de las mujeres, de la desesperación es lo que nos va enseñando hasta donde vamos. Los hombres aparecen como seres casi irracionales, en un estado tan extremo que son torpes en sus razonamientos, algo tercos y con pocas posibilidades de salir adelante. Las razones que parecían no existir aparecen y son como un baldazo. Leila Hatami (Simin), quien ya es una figura importante del cine iraní y que ha nacido entre sus sets (hija de un director y una actriz) nos da una mujer sensible, decidida y que aparece como figura clave de la resolución del conflicto. No es tan sumisa como parece ni tan caprichosa en sus decisiones. Logra crear a un personaje que siempre parece saber más de lo que dice y funciona de una manera increíble. Casi como espiar a un ser real y no a un personaje. Su contraparte femenina es la preciosa Sareh Bayat (Razieh), que es su primera película pero logra imprimir ese infierno interno de una mujer que se siente en falta todo el tiempo. La escena en la que acepta un trabajo que su marido no sabe que va a realizar y tiene que tocar a otro hombre y decide llamar para consultar si es un pecado, es soberbia. Nos pinta al personaje sin demasiada necesidad de más. Y tiene una belleza para llenar la pantalla. La música y ambientación completan con poco que dice mucho: entornos que resultan realistas pero poco acogedores: casi no hay familias en este film, sino un conjunto de seres que intentan sobrevivir juntos y la música bien utilizada sin demasiada necesidad de endulzar momentos, pero agregando el drama justo. Asghar Farhadi articuló una obra perfecta. De un ritmo hipnotizante y un guión que casi no usa silencios. La imagen final, con créditos inclusive, donde el cuadro está absolutamente equilibrado y dice todo es el cierre perfecto. Como dice la canción, no queda más que viento. Una película para llenar salas amén del Óscar que se llevó. Anoche cuando fui al cine, la función principal (de las 22.30) estaba agotada. Eso sólo ya debe hablar de la obra que es.