Happy hour es una coproducción entre Argentina y Brasil, protagonizada por Pablo Echarri, que interpreta a Horacio, un profesor de literatura argentino que vive en Rio de Janeiro con su esposa Vera, interpretada Leticia Sabatella, una actriz brasilera de una larga trayectoria en su país, cuya relación entra en crisis cuando él le confiesa que necesita acostarse con otras mujeres. Su director es el brasilero Fernando Albergaria, y el elenco lo completan Luciano Cáceres, Aline Jones y Chico Diaz. Esta película no funciona porque presenta problemas en diferentes aspectos de la puesta en escena. El principal es el guion, estructurado con tres tramas que por estar juntas y no priorizar ninguna generan inverosimilitud. El primero de ellos es la crisis matrimonial de la pareja protagónica debido a la aparición de Clara, Aline Jones, una alumna de Horacio que lo seduce haciendo que, tome la decisión de confesarle a su mujer que quiere estar con otra persona. El segundo es que Horacio, se convierte en un héroe accidental porque un ladrón se cayó en el capot de su auto, por lo que se vuelve famoso. Y la tercera es que Vera lanza su candidatura como intendenta de Rio de Janeiro, por lo que también se convierte en una persona con una alta exposición mediática. Tampoco funciona porque Pablo Echarri tiene nunca logra convencer como un profesor intelectual, porque tiene aspecto de galán reo, papeles en los que hizo algunos buenos personajes. Y para colmo de males en lugar de generar situaciones de suspenso que den lugar a malos entendidos y gags eficaces hacen que le cuente todo a su mujer a los pocos minutos, por lo que la historia deja de funcionar como comedia o tragedia, porque se saltea un segundo acto. Así como tampoco parece confiar en la narración al incluir una voz en off de Horacio dando largas explicaciones en castellano como si fuera un personaje de una comedia de Woody Allen, algo que funcionaba bien en Manhattam, pero que acá termina resultando molesto. Pero también hay algunas cosas para rescatar, como Ricardo, el personaje que interpreta Luciano Caceres cumpliendo la función de comic relief, como Ricardo un argentino seductor que funciona como polo opuesto de Horacio. Y en segundo lugar está la dirección de fotografía a cargo de Marcelo Camorino, que logra capturar planos generales de Rio de Janeiro de una belleza notable, aunque no terminen de encajar con el tango que forma parte de su banda sonora. En conclusión, Happy hour es una comedia que a mi parecer no funciona, porque busca abarcar demasiados temas sin profundizar en ninguno, y su protagonista masculino no es el adecuado. Pero aun asi puede entretener a quienes busquen eso cuando. la vean en algún servicio de streaming.
Escape room: sin salidaes el título de la tercera película de Adam Robitel, quien vuelve al género del terror para contar una historia donde seis extraños participan de un juego en el que deben descifrar una serie de claves para salir con vida de una trampa mortal. El elenco está formado por un grupo de actores de trayectoria televisiva: Taylor Russell, Logan Miller, Jay Ellis, Tyler Labine, Nik Dodani y Deborah Anne Woll, una elección interesante porque al no haber estrellas todos tienen la misma posibilidad de morir en cualquier momento de la trama. Adam Robitel demuestra con esta película que maneja con mucho oficio el género de terror. Ahora, al igual que en El juego, dirigida por David Fincher, los protagonistas no logran distinguir entre lo que es un peligro real y lo que forma parte de una puesta en escena. Y al espectador se le presenta un mayor misterio al ver que muchas de las claves para sobrevivir están vinculadas con hechos traumáticos del pasado de cada uno de ellos y que se van revelando de a poco. Lo que hace que el argumento de esta película funcione es la poca información que se le da al espectador, ya que sabe lo mismo que los protagonistas, y va aprendiendo las reglas con las consecuencias de las acciones de estos. Y si bien este argumento es similar al de El juego del miedo 2, se diferencia de toda aquella saga por privilegiar el buen uso del montaje para generar suspenso por sobre la violencia explícita. En conclusión, Escape room: sin salida es un digno heredero de La dimensión desconocida, que al igual que la exitosa serie televisiva, muestra el comportamiento de personas comunes en situaciones extraordinarias haciendo un muy buen uso del misterio. Por eso el resultado final es una película muy entretenida, ideal para ver en alguna plataforma de streaming y disfrutarla sin saber demasiado de qué se trata para dejarse sorprender.
La nostalgia del centauro es el título de la opera prima de Nicolás Torchinsky, un director argentino que nos presenta un documental que se estrena en nuestro país luego de su paso por diversos festivales. Sus protagonistas son Juan Antonio Soria y Alba Rosa Díaz, un matrimonio de ancianos que viven en los cerros tucumanos manteniendo las tradiciones gauchescas. Algo que se puede apreciar en la casa en la que viven, la vestimenta y las coplas que recita Juan Antonio en diferentes ocasiones. Esta película tiene a su favor el muy buen trabajo de fotografía, a cargo de Baltazar Torcasso, quien supo encontrar imágenes de una notable belleza de un paisaje agreste en diferentes momentos del día. Así como también el muy interesante tratamiento de sonido a cargo de Sofía Straface y Sebastián González, que capturaron e hicieron un montaje muy atractivo en base a los sonidos de la naturaleza que transmiten la tranquilidad de ese ambiente alejado de la civilización. El único elemento extradiegético que forma parte de la banda sonora es la música minimalista dePablo Butelman, con algunos acordes de guitarra inspirados en nuestra música folclórica. Pero el principal problema de esta película es que se centra en la descripción de la vida cotidiana de este matrimonio sin presentarlos hasta el último acto, donde los oímos hablar de sus historias de vida. Una opción discutible, porque que si hubiese ocurrido al principio habrían logrado generar mayor empatía e interés con el espectador, al que es muy posible que la sucesión de escenas descriptivas unidas aleatoriamente le terminen resultando monótonas, opacándose lo que tiene de significativo. En conclusión, La nostalgia del centauroes una película experimental que no aprovecha en toda su dimensión la sensibilidad para obtener bellas imágenes. Porque puede empañar la atención en muchos espectadores al no hacer avanzar la trama, presentando a sus protagonistas y su estilo de vida tan particular desde el principio, como ocurre por ejemplo en otros documentales del estilo como Babooska.
Amor sobre ruedas es la opera prima del actor y comediante francés Franck Dubosc, en la que interpreta a Jocelyn, un empresario mitómano que se hace pasar por cuadripléjico para conquistar a Florence (Alexandra Lamy), una violinista en silla de ruedas. Completan el elenco Elsa Zylberstein, Gerard Darmon y Caroline Andrade, todos ellos muy conocidos en Francia, pero no tanto en el exterior. Con un guion escrito también por Franck Dubosc, Amor sobre ruedas es una comedia de enredos clásica, donde su protagonista entra en crisis por tener que sostener una mentira surgida de una equivocación insignificante. Y el precio a pagar es el de perder al amor de su vida, además de pasar por una larga serie de situaciones absurdas convertidas en gags efectivos inspirados en la obra de Francis Veber. El principal logro de esta película es que confía en la historia que cuenta, y no explica lo evidente con bajadas de línea moralistas. Porque el personaje que tiene que resolver un conflicto es Jocelyn, a quien su mitomanía lo lleva a alejarse de las personas y correr el riesgo de destruir una incipiente relación amorosa. Esto es posible gracias a la química que hay en la pareja protagónica, que logran hacer partícipe a un público que espera el final feliz, aunque es consciente que para que sea posible Jocelyn tiene que cambiar su actitud y decirle la verdad a Florence haciéndonos testigos de un mal momento. Pero el problema que hace que esta comedia no resulte una obra maestra está en la falta de desarrollo de las subtramas y sus personajes secundarios. Porque estos cumplen un papel puramente funcional en la historia, asistiendo al lucimiento de Franck Dubosc en esta película hecha por él a su medida. Y es así como se desaprovecha la relación antagónica con su hermano o la complicidad de su amigo, personaje que al saber todo lo que ocurre y no estar de acuerdo ocupa el punto de vista del espectador. En conclusión, Amor sobre ruedases una comedia francesa pensada por Fracnk Dubosc para su lucimiento personal, ya que cumple el rol de director, guionista y protagonista. Pero que funciona porque se apoya en las reglas del género y confía en la historia, dando como resultado una película agradable que genera risas genuinas.
Maquinas mortales es la opera prima de Christian Rivers, quien fue supervisor de efectos especiales en muchas de las últimas películas de Peter Jackson, que en estaocasión cumple los roles de guionista y productor. Su protagonista es Hera Hilmar, nacida en Islandia, en su primer papel en una superproducción hollywoodense, y la acompañanRobert Sheehan, Jiahe, Patrick Malahide, Leila George y Hugo Weaving. Basada en la novela homónima escrita por Philip Reeve, Maquinas mortales transcurre en un mundo postapocalíptico, donde las ciudades se convirtieron en grandes máquinas que se trasladan sobre ruedas, y la más poderosa de todas es Londres. Por eso la joven fugitiva Esther Shaw (Hilmar) se infiltra en la ciudad y se une al historiador Tom Natworthy (Sheehan) para asesinar al poderoso Thadeus Valentine (Weaving) para vengar la muerte de su madre y frenar su ambicioso proyecto que puede provocar la destrucción del mundo. Desde el punto de vista técnico se nota que está hecha por el mismo equipo que trabajó en las películas de Peter Jackson, y se puede apreciar en el diseño de producción asombroso de las diferentes ciudades y los diversos vehículos terrestres y aéreos que recuerdan a Waterworld, algo que el ganador del Oscar Dan Hennahhabía demostrado con la obra literaria de J.R.R. Tolkien. También vale la pena destacar el gran trabajo de fotografía, a cargo de Simon Raby, con el buen uso que hace de la profundidad de campo, que hace que todas las tomas resulten espectaculares y el de efectos visuales, que hacen que todo lo que vemos resulte verosímil. Y por último hay que destacar también la música, a cargo de Junkie XL, que le aporta el tono épico que las escenas de acción necesitan. El punto más débil que tiene esta película son las actuaciones, porque los personajes se limitan a ser funcionales a la historia y hacer avanzar la acción dramática. Razón por la cual seguramente no se contrataron actores más conocidos para interpretar los roles protagónicos. El único que se puede lucir es Hugo Weaving, el actor más conocido de todo el reparto, quien compone a la perfección a este villano ambicioso de poder, manipulador e inescrupuloso ideal para este tipo de historias. En conclusión, Máquinas mortaleses una película que cumple con lo que promete en el trailer. Porque es un relato épico de ciencia ficción postapocalíptica, con escenas de acción espectaculares. Y si bien hay que tener en cuenta que por lo explícito de algunas de sus escenas de violencia no sea recomendable para el público infantil, el resto del público va a poder disfrutar una de las películas más entretenidas de este verano.
Bumblebee es una precuela de las cinco películas que forman la saga de Transformers, dirigida por Travis Knight, en su primera película live action luego de una larga trayectoria en el cine de animación. El elenco está conformado por la joven actriz nominada al Oscar Hailee Steinnfield, John Cena, Jorge Lendeborg Jr, Jason Drucker, Pamela Adlon, Stephen Schneidery John Ortiz. La historia transcurre en 1987, cuando B – 127, un soldado rebelde del planeta Cybertron que forma parte de la alianza rebelde de Autobots, se refugia en el planeta Tierra con el objetivo de armar una base donde reagruparse y así poder vencer a los Decepticons. Pero su plan es descubierto, y debe pasar desapercibido, ya que sus enemigos se unen a fuerzas militares con el objetivo de capturarlo, y se transforma en el auto de Charlie, una joven rebelde pero apasionada por la mecánica. El principal motivo por el que esta película funciona es la actuación de Hailee Steinfeld, que compone de forma verosímil a esta persona común que se convierte en heroína cuando se ve envuelta en situaciones extraordinarias. Y Travis Knight utiliza su experiencia como animador para crear el personaje de Bumblebee y hacer que sea posible que el espectador sienta empatía con este robot que se transforma en auto. Por eso resulta imposible no pensar en E.T. El extraterrestre, que tiene un argumento similar, pero con logradas escenas de combate . Desde el punto de vista técnico vale la pena destacar el diseño de producción a cargo de Sean Haworth, quien logra reconstruir de forma nostálgica la década del ’80, y asombrarnos en la escena inicial donde se nos presenta el planeta Cybertron en guerra. Además el uso de tecnología en 3D y los asombrosos efectos especiales hacen que valga la pena verla en cine para disfrutar del espectáculo. En conclusión, Bumblebee es una película que funciona a modo de precuela, por lo que no hace falta haber visto el resto de la saga para entenderla. Y es ideal para ver en familia, porque apunta a un público infantil, utilizando tecnología de punta al servicio de una historia entretenida.
Enamorado de mi mujer es una comedia francesa dirigida y protagonizada por Daniel Auteuil, basada en la obra de teatro de Florian Zeller, que acá cumple también la función de guionista. Lo acompañan Gerard Depardieu, Sandrine Kiberlain y la actriz española Adriana Ugarte. La película cuenta la historia de Daniel (Daniel Auteuil), un editor de libros que invita a su casa a cenar a su amigo Patrick (Gerard Depardieu), quien le quiere presentar a su novia Emma. Pero surgen dos problemas: el primero es que su esposa Isabelle (Sandrine Kiberlain) no los quiere recibir porque está enojada con Patrick por haberse divorciado de su mejor amiga, y el segundo es que Daniel empieza a tener fantasías con Emma. Es así como la historia se divide en escenas que pasan en la vida real, con esta cena incómoda, y en la imaginación de Daniel, dando lugar a gags efectivos que la convierten en una comedia agradable. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es la influencia de dos maestros de la comedia: Francis Veber y Woody Allen. Del primero Auteuil toma el uso efectivo de la comedia de situación, y del segundo la verosimilitud de las escenas que ocurren en la imaginación de Daniel, interviniendo de manera armónica en la trama, algo similar a lo que ocurre en Los secretos de Harry por ejemplo. Es necesario agregar que la influencia de Allen también se nota en la banda sonora, compuesta por música de jazz con la que empieza y finaliza la película. Respecto de las actuaciones hay que destacar el buen trabajo de cada uno de ellos. Porque Daniel Auteuil y Gerard Depardieuvuelven a dejar en claro su oficio y experiencia para la comedia, y no se duermen en los laureles de lo estereotipado de sus personajes, sino que los componen como dos amigos que atraviesan una crisis y las resuelven de diferentes maneras. Lo mismo ocurre con Sandrine Kiberlain, que sabe transmitir la incomodidad que siente su personaje al sentir que está traicionando a su amiga por recibir a su ex marido con su novia a su casa. Y por último Adriana Ugarte está muy bien como este personaje que genera el conflicto sin proponérselo, componiendo un personaje ingenuo y sensual que no cae en la exageración. En conclusión, Enamorado de mi mujer es una comedia agradable, que vuelve a utilizar una situación muy común en el cine francés como es la cena incómoda, vista en algunos clásicos como La cena de los tontos y La jaula de las locas. Esto se debe a que Auteuil no se limita a hacer teatro filmado, sino que aprovecha el lenguaje cinematográfico para alternar con escenas que muestran lo que ocurre dentro de la cabeza del protagonista, dando como resultado gags muy efectivos.
La vida misma es el título del segundo largometraje como director de Dan Fogelman, de una extensa carrera como guionista en series de televisión. En ella utiliza un reparto lleno de estrellas de cine como Oscar Isaac, Olivia Wilde, Antonio Banderas, Annette Bening, Sergio Peris-Mencheta, Olivia Cooke y Mandy Patakinentre otros, para contar una historia de amor que transcurre a lo largo de varias generaciones y entre diferentes personajes cuyas vidas se entrecruzan en diferentes épocas y lugares. Con una estructura narrativa dividida en capítulos, cada uno con una placa que indica quien es el protagonista de cada uno de ellos. Formando así un rompecabezas cuyas piezas pueden estar en diferentes países y épocas, pero al final pero se terminan uniendo, como ocurría en Babel de Alejandro Gonzalez Inarritu o en Tres colores: rojo, película que cierra la trilogía de Kristoff Kieslowki. Pero como sucede con la primera y no así con la segunda, acá esta estructura dramática se ve forzada, y la conexión entre todas las historias se dejan ver mucho tiempo antes del final. Pero el principal problema de La vida misma es que es un melodrama que busca abarcar demasiado, y esta todo tan fríamente calculado que termina resultando inverosímil y por lo tanto poco interesante. La idea de avanzar y retroceder en el tiempo en el primer capítulo, por ejemplo, hace que perdamos la sorpresa y no empatizemos con la historia de amor, y las voces en off explican lo que se nos podría mostrar en pantalla y resultar muchísimo más interesante. A esto se le suman una larga serie de golpes bajos que al irse acumulando anestesian al espectador y le generan aburrimiento, porque termina siendo una regla en cada capítulo. La película falla también desde el punto de vista técnico, con su excesiva iluminación y escenas de una perfección publicitaria, donde no faltan los lugares comunes de estas. Y el error es que hasta las escenas más duras de la película respetan esta estética, en la que se ve lindas las cosas más terribles. A esto hay que sumarle la banda sonora del músico argentino Federico Jusid, que en lugar de generar un contraste musical que pueda conmover, lo convierte en redundante. En conclusión, La vida misma es un melodrama donde todo está fríamente calculado, y por lo tanto se le resta toda emoción. Porque los personajes hacen y dicen cosas románticas, pero caen tanto en lugares comunes o se explican tanto mediante el uso de voces en off que no resultan creibles. Y este el error en el que ningún melodrama puede caer, porque se puede ver lo artificial de su diseño de producción, como ocurre con Mouline Rouge por ejemplo, pero para que funcione no tienen que ver los hilos es en los sentimientos de los personajes.
Cadáver es una película de terror dirigida por el holandés Diederik Van Roojien, y protagonizada por Shay Mitchell, una actriz de larga trayectoria televisiva, que interpreta a Megan Reed, una ex policía que consigue trabajo en el turno nocturno de la morgue de un hospital. Y en sus primeros días de trabajo debe enfrentar a una entidad demoníaca alojada en el cuerpo de una joven. Lo que tiene de novedoso esta película es que utiliza una morgue como locación principal, curiosamente no muy empleada en el cine de terror, siendo que es ideal para la construcción de climas de suspenso. Y Diederik Van Roojien la aprovecha al máximo, generando tensión en el espectador desde la primera escena, en la que muestra que Hannah falleció durante un exorcismo, para dejar de lado el misterio y centrarse en la confrontación entre un demonio que no quiere abandonar el cuerpo que poseyó y Megan, una joven que recién comienza en su trabajo. Pero esta tensión no se transforma en aburrimiento, sino que se libera en pocas, pero eficaces escenas de violencia, donde hay asesinatos surrealistas que recuerdan a los cometidos por el personaje de Freddy Krugger en la serie de películas que comenzó con Pesadilla en lo profundo de la noche. Desde el punto de vista técnico vale la pena destacar el excelente trabajo de fotografía, a cargo de Lennert Hillege, que se basa en tonos fríos que se logran con una iluminación artificial, ya que la oscuridad existe por descarte. Esto se debe a que la película transcurre casi en su totalidad en los interiores de un lugar que funciona como purgatorio, tanto para Hannah que debe expulsar el demonio de su cuerpo, como para Megan, que encuentra en ese trabajo sórdido la posibilidad de redimirse y empezar de nuevo. Lo que hace que la película funcione es eso, que tenemos a una protagonista con la que nos podemos sentir identificados. Porque un error que le costó la vida a un compañero suyo la llevó a refugiarse en la adicción a los psicofármacos y perder por eso su trabajo y su pareja. Y la cercanía con la muerte hace que se aferre a la vida, y no se convierta en presa de este demonio que busca retener el cuerpo de la persona a la que poseyó asesinando gente. En conclusión, Cadáver se encuentra lejos de ser una obra maestra, pero es una película de género sumamente efectiva, que atrapa al espectador con una puesta en escena eficaz. Y eso la convierte en una propuesta ideal para pasar un buen rato, especialmente si se la ve utilizando alguno de estos medios de transmisión de películas en streaming.
Hell fest: juegos diabólicos es una película de terror de subgénero slasher, dirigida por Gregory Plotkin, un director con una larga experiencia como editor que realiza su segundo largometraje, después de Actividad paranormal: dimensión fantasma. Su elenco está conformado por Annie Forsyt, Reign Edwards, Bex Taylor- Klaus, Roby Attal, Christian James y Matt Mercurio, un grupo de jóvenes cuyas carreras comenzaron en televisión. El actor más conocido es Tony Todd,protagonista de Candyman, en un papel secundario. Esta película cumple con todos los lugares comunes del slasher, porque se trata de un grupo de jóvenes que deciden pasar la noche de Halloween en un parque de diversiones llamado Hell Fest, ambientado como si fuera el infierno. Y se convierten en víctimas de un asesino serial enmascarado como muchos de los trabajadores del lugar, cuyos crímenes se disimulan con la utilería. La excusa para que esto ocurra es que Natalie (Annie Forsyt) se convierte en testigo del asesinato de una joven. Lo mejor de la película es la presentación de este asesino, del que no sabemos su nombre ni vemos nunca su cara, porque en los momentos en los que no lleva puesta la máscara lo vemos de espaldas. Así como también es muy ingeniosa la idea de que las armas que utiliza para llevar a cabo los asesinatos sean elementos que encuentre dentro de la feria, como un cuchillo que roba de un puesto de comidas. También se nota que Gregory Plotkin, su director, tiene una larga experiencia como montajista, porque el montaje es fundamental para la construcción de climas de suspenso y el remate con escenas de violencia, que muestran el gorejusto y necesario. Otra cosa que vale la pena destacar es el parque de diversiones, locación ideal para este tipo de historias que ya fue utilizada en Carnaval del terror, porque logran que el mismo espectador sospeche de todo, y se sorprenda al descubrir que algunos de los crímenes son reales y no forman parte de una puesta en escena. En conclusión, Hell fest: juegos diabólicos, es una película de terror que aplica correctamente una fórmula muchas veces vista en un contexto ingenioso. Y esto lo logra sin tomar riesgos estéticos ni aportar ideas que permitan hacer ver en su director a un posible autor. Por eso el resultado es efectivo, porque entretiene al espectador haciéndolo pasar un rato agradable, ya que cumple con lo que le promete.