LA MÚSICA, EL ELIXIR DE LOS SENSIBLES DE LA SOCIEDAD El documentalista Sergio Costantino entrega una nueva producción sobre la historia y la importancia de la música argentina, en especial del rock nacional. Ya habiendo abordado en sus films anteriores las historias de Federico Moura y Miguel Abuelo, dos íconos del rock argento, en esta oportunidad, con El club de los 50, ofrece una mirada cómplice sobre las figuras desdibujadas en este ámbito musical específico: aquellos músicos, cantautores, guitarristas, compositores, que si bien fueron y son parte importante del proceso de consolidación de este género en las décadas de ‘60 y ‘70, han sido opacadas por el estrellato de las figuras más renombradas de rock. Industria cultural, diría el querido Theodor Adorno ya en los años 40. Mezclando música, testimonios, registros de presentaciones e imágenes mezcladas con animación, el film se presenta secuenciado en cinco episodios, cada uno de los cuales tiene un tema presentación y un tópico distintivo que responde a dicho tema y a alguna cuestión del género en particular. El director se presenta en una enunciación explicita, mostrándose en escena, haciendo oír su voz y realizando una reflexión a modo de presentación al inicio de la película. Se ponderan los primeros planos para el momento de las entrevistas, los planos detalle cuando se exhibe la destreza en la utilización de un instrumento y la coloración en blanco y negro para generar, quizá, un efecto más de registro documental y de nostalgia por la impronta que estas figuras supieron construir. Conversando, metiéndose en la intimidad de su quehacer artístico y de su cotidianidad, el autor nos familiariza con Willy Crook, Claudia Puyó, Gustavo “El Vasco” Bazterrica, Ica Novo, Tito Losavio y Cuino Scornik, figuras de gran impronta dentro del rock, pero que, como bien se dice en el documental, “se cagaron en la fama” y siguieron construyendo desde los cimientos la música que ellos aman. En el inspeccionar de estos renombres, el film postula una interesante reflexión sobre la práctica artística, la recepción y la concepción espiritual sobre el arte. Se habla de los mitos que rodean el rock y al arte en general, de la pasión que genera dedicarse a lo que uno ama, de lo bien que se siente tocar música. Se postula la idea de la circulación de energías en las presentaciones en vivo, en este devenir mágico que es la convivencia de cuerpos para presenciar un hecho artístico (ya sea teatral, cinematográfico, musical). Hermosas reflexiones salen de quienes han conseguido hacer de la práctica de lo artístico su forma de vida, de felicidad y de orgullo. Es interesante para pensar y desmitificar la idea de un genio creador en la figura del artista, ya que el documental muestra la parte humana de quienes hacen; su dedicación, admiración por los pares, su formación y la autorreflexión de su propia práctica.
TODO PASA Y LA VIDA SIGUE “No hay mal que por bien no venga”, “No hay mal que dure cien años” y “Nada dura para siempre”, dicen algunos dichos. Y a medida que nos vamos poniendo viejos, efectivamente nos damos cuenta que es así. De lo mismo se percatan Pablo y Mariana, los protagonistas de El invierno llega después del otoño, la nueva película de Nicolás Zukerfeld y Malena Solarz. El film comienza in media res: vemos una pareja que se despide de forma amena y cariñosa a la salida de un café. No sabemos nada de ellos, ni quiénes son, ni qué vínculo tienen, nada en absoluto. Pero tendremos 90 minutos para averiguarlo. Estructurado en dos grandes episodios contrapuestos, cada protagonista representa una estación del año, lo que metafóricamente nos remite al episodio y/o instancia posterior al momento de desmembrarse una pareja. Porque efectivamente, la despedida con la que inicia la película era el final de ellos dos. Y allí comienza la historia en sí, la historia de ambos, pero separados. Cada uno desde su individualidad, reconstruye una vida que parece olvidar el pasado que supieron en algún momento compartir. Cargada de efectivos planos secuencia, primeros planos y planos americanos, la cámara parece seguir, como testigo, el andar por la ciudad de estos dos personajes bohemios en una Buenos Aires repleta de literatura, cine y arte. Las angulaciones de cámara y la importancia del rostro como matriz conductora del devenir de la historia, nos permite conocer a los personajes con mayor profundidad, prescindiendo casi del diálogo como portador de la subjetividad de los personajes, así como también de la música como generadora de atmósferas emocionales. El cuerpo de los actores y sus acertadas actuaciones (que a veces podrían parecer frías, pero que en realidad resaltan la naturalidad y el momento particular de desencuentro que ambos protagonistas tienen con la vida en sí) permiten llevar adelante la película, subsumiéndola en un claro homenaje al cine moderno de la década del 60: a la nouvelle vague, entre otros movimientos de la nueva cinematografía. Nunca ha de faltar, como buen film independiente nacional, la escena de una fiesta, los encuentros fortuitos y el uso de drogas para sobrellevar esta modernidad aplastadora que pareciera habérseles venido encima a ambos protagonistas, a cada uno de un modo diferente pero agobiante de igual manera. Como para remarcar el estatuto bohemio de la pareja protagonista, no sólo Pablo visita las presentaciones de varios libros y recorre librerías antiguas por toda la ciudad, sino que Mariana visita y deambula por los alrededores del alma mater del estereotipo de escritor argento y el literato experto, que es la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, ubicada en el barrio de Caballito. Además, tanto desde los encuadres, los escenarios elegidos y la fotografía en sí, el film parece exaltar lo porteño, ya que en el trasfondo del andar diurno y nocturno de ambos personajes se muestra la cotidianidad de la calle argentina (recalcando ciertos nombres emblemas de lo porteño), las bocas de subtes, las callecitas de Buenos Aires, los viajes en colectivos o en taxis. El representa el otoño, el comienzo del clima frío. Aún recuerda nostálgico ese amor que ya terminó (ella), pero sigue adelante, entre amores pasajeros, drogas, noches, libros y escritura. Ella representa el invierno, el éxtasis pero al mismo tiempo la culminación del frío, que dará paso al renacimiento de la primavera. Interesante metáfora de dos realidades que viven el mismo suceso de desamor. Tendrán ambos (tendremos todos) que pasar todas las estaciones, hasta encontrar nuestra favorita.
LO QUE EL MAR NOS DEJÓ Hay una famosa frase (y película) que denominó, en más de una oportunidad, a nuestra hermosa región sur: “la Patagonia Rebelde”. Algo de esta caracterización nos trae Legado del mar, ópera prima de Gastón Klingelfeld, en su relevamiento y mostración del difícil oficio de pescador en el puerto de Rawson, provincia de Chubut. Este documental recorre, principalmente, la profesión de pescador en los mares del sur argentino, sus vicisitudes, problemáticas, características y cómo es sobrellevado por aquellos allegados que quedan “en tierra”. La película presenta una enunciación cero, con una cámara que recorre a modo de testigo presencial y silencioso, el quehacer de quienes arriesgan su vida en el mar. Los relatos de los distintos protagonistas (diferentes trabajadores, “pateadores de los puertos”, familiares de pescadores) se encuentran atravesados por una historia principal: la de Juan Iglesias, histórico pescador de Rawson, quien envejeció timoneando el PICA I, el barco más antiguo en actividad hoy en día en este puerto del sur. Su historia es intercalada por el relato de quien lo sucediera en su actividad pesquera, su hijo, actual responsable del emblemático barco. El documental ofrece bellas imágenes de las aguas heladas del sur, su clima, la cotidianeidad de sus pobladores y del trabajo diario de quienes dan vida al puerto de Rawson. “Patagonia Rebelde”, así es para los que viven por y para el mar, a quien respetan (y temen) por igual. Los pobladores ofrecen las historias de aquellos que no volvieron de su travesía en el mar, los desaparecidos del oficio, intentando (y consiguiendo) denotar la peligrosidad del trabajo, ya que es un factor que muchas veces no es subrayado de la forma que debería.
DERECHOS VS. CONSERVADURISMO La sociedad argentina hace años viene reclamando el amparo de un Estado responsable frente a la problemática del aborto. Un aborto legal, gratuito y seguro es la consigna de muchos grupos defensores de los derechos sobre el cuerpo y la voluntad femenina olvidados durante largo tiempo en nuestro país. El caso Romina Tejerina fue un hito que puso en boca de todos este debate (tan actual en nuestro días bajo la consigna de “Ni una menos”), además de poner en primer plano problemáticas puntuales en un pueblo del interior del país: el patriarcado y el machismo dominante junto con un gran número de madre adolescentes (desde los 11 años en adelante). Tales temas de discusión son traídos a la pantalla grande por La cena blanca de Romina, documental realizado por Francisco Rizzi y Hernán Martín. Bajo la aparente consigna, en un primer momento, de mostrar cómo es la tan esperada “cena blanca” de los chicos y chicas que terminan el secundario en el pueblo de San Pedro (Jujuy), el documental se ramifica, muestra otras situaciones que son habituales en dicho pueblo: la violencia de género, el embarazo adolescente y la descalificación de la palabra de las mujeres y niñas ante tales circunstancias. Mediante el relato de médicos, enfermeras, ex intendentes del pueblo, vecinos y familiares de Romina, se construye un discurso diverso, repleto de las miradas de quienes “lo viven desde adentro” y de quienes “lo viven desde afuera”. Es interesante (y nefasto al mismo tiempo) cómo desde el discurso del ex cabecilla del pueblo, el ex intendente del Frente para la Victoria Juan Carlos Moisés (político acusado de torturas, estafas y malversación de fondos públicos), expone unas ideas sobre las mujeres, la sexualidad y la moral completamente anacrónicas, ya que las mismas presentan una mirada acusatoria, reprobatoria y violenta sobre la mujer en dicho pueblo y que se ve a la perfección en las opiniones sobre el caso de Romina. Si bien se comprobó que Tejerina sufrió abuso sexual (y que intentó abortar en reiteradas oportunidades), además de haberse certificado que sufrió de un ataque psicótico post-parto que la alejó de las condiciones “normales” de acción de cualquier sujeto, Romina fue acusada y sentenciada a 14 años de prisión por homicidio del niño prematuro que nació de su vientre. Tal sentencia fue expeditiva y sin mucho cuestionamiento, apoyada por un pueblo, autoclasificado como bien enuncia un testimonio que recolecta el film, de nacionalista y católico, discurso que también alega “proteger a la institución Iglesia de la violencia de los grupos feministas y socialistas que tienen prácticas destructivas como habituales” pero remata su discurso contradictorio y deslegitimador de su causa con la advertencia de que “si llegan a tocar la Iglesia, los molemos a palos”. Interesante y profunda reflexión nos ofrece este representante de la sociedad jujeña. El film ofrece una visión clara del caso, ampliando las versiones sobre el mismo, catorce años después y con una sociedad más concientizada e informada sobre asuntos tales como el femicidio, el aborto y la violencia de género. Tales luchas llevadas adelante permiten mirar el caso desde otro lado, según los autores del film, reflexionando no solo sobre el hecho en sí cometido por Tejerina, sino también sobre la violencia y el desamparo de un Estado que permitió que se llegara a tal extrema circunstancia. Como nos recuerdan las mujeres en lucha que dialogan en el film: “Romina no quería tener un hijo producto de una violación, pero el aborto está prohibido y no pudo acceder a uno. Las hijas `de los ricos´ pagan en una clínica, se lo hacen y nadie dice nada. Eso no es ilegal. Pero si lo pedís en un hospital público, sí. Desventaja de la mujer obrera y trabajadora”. Injusticia y desigualdad social en el acceso a la toma de decisiones sobre el propio cuerpo. La cena blanca de Romina sirve para poner nuevamente en primer plano este caso, pero releído con toda el agua de la lucha corrida y corriendo aún hoy en día. Funciona para reflexionar sobre estos temas tan en boga actualmente y como parte de las luchas por la igualdad de género y de la concientización de una sociedad históricamente patriarcal.
DE LA ESCUELA A LA HISTORIA Argentina es un país grande y extenso, repleto de pueblitos pequeños con muy pocos habitantes. Tal demografía se acentúa en mayor medida hacia el sur, hacia la tan despoblada Patagonia. Uno de esos pueblitos es Puerto Pirámides, en la provincia de Chubut. El único ubicado dentro de la Península Valdés, no posee calles con nombre, por lo cual la escuela del lugar decide iniciar un proyecto en el que los alumnos realizarán entrevistas a los personajes del pueblo, para que allí cuenten sus historias, sus anécdotas y vivencias, y también para que sugieran los nombres de pobladores emblemáticos que podrían llevar las calles a denominar. De esto se trata Las calles, el documental ficcionalizado de Marina Aparicio, que retrata el proceso de entrevistas que se desarrollaron entre el año 2004 y 2010, con el apoyo del Consejo Deliberante de Puerto Pirámides. Esta película representa el debut cinematográfico de esta joven directora cordobesa. A través de la representación de cómo se sucedieron las entrevistas, de cómo la profesora de historia del pueblo fue guiando, aconsejando y corrigiendo a los alumnos en el proceso de realización de una consulta de tal envergadura, la pelícua va recolectando y narrando diferentes historias de los pobladores del lugar, los cuales se caracterizan por haber arribado desde distintos lugares del país, siendo muy poca la población nacida y criada en Puerto Pirámides. Mediante estos relatos se reconstruye lo que, para quien escribe, es el eje central de la película: Puerto Pirámides es un pueblo de pescadores, ya que toda su economía, su oficio imperante, sus costumbres y hábitos dependen de la actividad pesquera (ya sea en barco o manual, la pesca es fundamentalmente de mejillones y pulpos). Es interesante este enfoque, ya que Puerto Pirámides es un lugar muy visitado y explotado turísticamente por su avistaje de ballenas, actividad que no es nombrada en el film. Intercalando las diferentes instancias de las entrevistas, la directora ofrece bonitas tomas del pueblo y sus alrededores, permitiendo a los espectadores conocer sus paisajes y la forma de vida que llevan sus habitantes. Y para finalizar, qué mejor que recurrir a las palabras de una de las habitantes del pueblo, quien resume al mismo en el siguiente poema:
EL PRINCIPIO DEL HORROR La Alianza Anticomunista Argentina (AAA) fue una asociación paramilitar que tenía por objetivo eliminar cualquier amenaza ligada a la política de izquierda, de gran proliferación a comienzos de la década de 1970. La AAA estaba compuesta por agentes policiales, un sector de la derecha del peronismo, militares, entre otros agentes del Estado, todos liderados por la nefasta figura de López Rega. En relación con su alter ego, Los Montoneros, quienes se adjudicaron como acto bautismal el secuestro y asesinato de Aramburu, la AAA tiene como acto de iniciación el asesinato del líder montonero, abogado sindicalista y diputado nacional Rodolfo Ortega Peña en 1974. De esta figura y su crónica de una muerte anunciada, trata La muerte no duele, primer documental de Tomás de Leone, director galardonado en 2016 por su largometraje El aprendiz. La flamante película se encuentra basada en el libro La ley y las armas. Biografía de Rodolfo Ortega Peña, de los periodistas Felipe Celesia y Pablo Waisberg. Esta vez, de Leone nos trae a la memoria colectiva la figura de Ortega Peña, quien es reconstruido mediante el relato de sus ayudantes y compañeros en su actividad política, profesional y militante. En estas voces principales, donde se encuentran los recuerdos de su secretaria y de compañeros de militancia, también cuenta con las voces de autoridad de varios historiadores expertos en el tema. En sus crónicas y memorias se mezclan la melancolía, la nostalgia, el orgullo y la admiración a esta figura central en la política a comienzos de la década de 1970 en la Argentina. A través de este relato colectivo, se reconstruye el “detrás de escena” de este personaje, que supo acaparar medios gráficos de prensa, así como también propaganda televisiva, ya que se nos permite a los espectadores conocer cómo se fue gestando y desarrollando su actividad militante, artística -a través de la escritura-, y su evolución como abogado activista en la defensa de sindicalistas, presos políticos y estudiantes, en un clima caldeado que veía venir una política represiva para con las agrupaciones más progresistas. Es interesante cómo el documental no solo devuelve a la vida a esta figura política que marcó el inicio del fin, inaugurando una de las etapas más sangrientas de la historia argentina, sino que también permite traer en el recuerdo de muchos y/o construir en la mente de otros, el clima de violencia instaurada de aquellos años, donde las desapariciones, las muertes, los secuestros y las torturas eran temas habituales en los medios de comunicación, quienes los trataban con una crudeza y una postura explicita, que es chocante de ver hoy en día (por ejemplo, el documental trae a colación el asesinato del Padre Mujica y la Masacre de Trelew, además de una breve síntesis de cómo fue narrada y mostrada gráficamente la muerte del propio Ortega Peña). El documental inicialmente fue proyectado durante el ciclo “Memorias en el cine latinoamericano actual” que organizaron las Abuelas de Plaza de Mayo, durante agosto del 2016. En septiembre de ese mismo año, participó en el Festival Internacional de Cine Político que se llevó a cabo en la Ciudad de Buenos Aires y recientemente le tocó el turno de circular a nivel comercial y nacional en las salas de cine. La muerte no duele es aporte a la memoria activa y colectiva de un país con heridas abiertas de un pasado sin justicia y donde el cine argentino, y en gran parte el cine documental contemporáneo del mismo, tiene una tarea simple, constante y realmente válida: mantener vivo el recuerdo para que la historia no se vuelva a repetir.
TODO UN PARTO, YA LO VES La gestación de un bebé es uno de los momentos más íntimos e importantes de una mujer, ya que el cuerpo se convierte en el lugar donde la vida se origina. Tal proceso es percibido por la mujer y, en muchos casos también por su pareja, como un momento trascendental de la vida plagado de elementos tanto positivos como negativos. Parir es el nuevo documental de la cineasta Florencia Mujica, film que explora tres experiencias de embarazo de diferentes jóvenes (de distintos contextos sociales, diferentes situaciones familiares y variados tránsitos en el sistema de salud nacional), al mismo tiempo que el relato se va complementando tanto con testimonios de profesionales médicos en el área (obstetras, parteras, ginecólogas) y con imágenes del proceso de embarazo y parto de varias mujeres. Además, la película se estrena dentro del marco de la semana mundial del Parto Respetado. Parir se centra principalmente en el relato de tres mujeres embarazadas: una primeriza, y otras dos mujeres que ya han sido madres anteriormente. Gracias a esta selección, los espectadores podemos conocer diferentes experiencias: las expectativas de quien nunca ha pasado una situación semejante, quien ya ha padecido de violencia obstetricia y quien no ha podido decidir al momento del parto cómo se llevaría adelante el mismo. Las voces de autoridades que complementan el relato de las futuras madres, se centraliza en la voz de un obstetra con años de experiencia, una partera y médicos del nuevo sistema de atención de la maternidad Estela de Carlotto, ubicada en el partido de Moreno (provincia de Buenos Aires) donde se practica el parto respetado y asistido; y cerrando las voces especializadas se encuentra un representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien da datos específicos sobre estadísticas e investigaciones comparatistas entre el parto vaginal y el parto intervenido (o cesárea). Es interesante cómo el documental propone, desde una enunciación cero, una denuncia y una intencionalidad de reflexión sobre las prácticas y procesos de parto tradicionales y naturalizados en el sistema de salud argentino, aquellas que viéndolas en imágenes pueden resultar no sólo invasivas sino violentas y antinaturales del proceso de parto en sí. Parir abre el debate y habilita la concientización sobre la información, la capacidad, libertad y el derecho de elección de cada madre durante su embarazo y la culminación del parto. Es interesante abogar a favor de esta hipótesis a través de las palabras de uno de los testimonios del film: “Los dos instantes más importantes en la vida son el nacimiento y la muerte, y justamente son muy intervenidos, se viven en soledad. Pero una partera puede llegar a cambiar eso”. Reflexionar, elegir, disfrutar. Que el parto no sea un parto (que coloquialmente tiene una connotación negativa), sino también un momento de placer y empoderamiento de todo ser humano.
REALIDAD, MITO Y POPULISMO: LA FIGURA DE HUGO CHAVEZ FRIAS Desde hace unos años a esta parte han surgido en Latinoamérica figuras políticas que podrían ser tildadas de populares, que han levantado polvareda arrasando con la idea de “una política en manos de unos pocos” y permitiendo el retorno del viejo -y original- sentido de la palabra política: del griego politikós, que significa “lo relacionado con y para los ciudadanos”. Dentro de estas figuras latinoamericanas podríamos nombrar a Evo Morales, Néstor Kirchner, José Mujica, Rafael Correa, entre otros, pero se destaca como pionero e iniciador de este movimiento progresista en la política del cono sur del continente a Hugo Chávez Frías. Y de esto se trata el documental Chávez infinito, estrenado el 5 de marzo en Venezuela por la cadena Telesur y que ahora llega a la Argentina. Hay que destacar que la directora del film es Argentina, de gran formación académica y práctica habiéndose recibido primero en la Licenciatura en Artes Combinadas (UBA, Argentina) y luego en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, en Cuba. El documental aborda a través de la construcción de un relato colectivo el inicio, la consolidación y la impronta de la figura política de Chávez dentro de una Venezuela históricamente orientada en lo político y económico a solventar los intereses estadounidenses en las tierras bolivarianas. Dentro de este marco, a inicios de los ’90 Chávez inicia un movimiento de renovación de la vieja política nacional en pos de una reestructuración de un estado que puje y prime los intereses venezolanos por sobre los de las naciones imperialistas. Ante semejante declaración, el documental muestra el paso de Chávez por la cárcel, el movimiento popular que reclama su liberación, el intento de golpe de Estado que primero perpetró él en contra de un gobierno liberal y el que luego sufrió él mismo para buscar su destitución y que fracasó. Del mismo modo, la película muestra las obras de gobierno del proclamado Comandante en Jefe, el tratamiento que se realizaba de su figura en medios nacionales e internacionales, opositores y oficialistas, el reconocimiento de su enfermedad y el golpe político, social y emocional que sufrió Venezuela ante la pérdida de semejante cuadro político nacional y que marcó una impronta destacable en el incipiente Siglo XXI. Este relato colectivo se va construyendo a través de la hibridación de distintas voces que comentan cómo se vivió, cómo se sintió y cómo repercutieron las políticas chavistas en este país. La narración está conformada por todas voces militantes del gobierno chavista: periodistas, militantes de comunas y feministas, ciudadanos, artistas, entre otros, lo que nos deja a quienes no estamos tan interiorizados con la historia política de Venezuela sólo el tratamiento mediático de la parte oficialista, ya que no se le da voz a esta trifurca política en el documental. Este posicionamiento político ideológico por parte de la directora del documental es completamente explicito, aceptable y enriquecedor para el conocimiento de la figura de Chávez fuera de su país natal. Sin embargo, en opinión de quien escribe, hubiese sido interesante la exposición, a través de una mirada critico reflexiva, de aquellos posicionamientos contrarios desde su propia voz, para enriquecer esta figura que generó amores y odios como fue este Comandante en Jefe venezolano. A modo de cierre, es interesante reflexionar sobre el tratamiento de la historia en el cine y en particular en los documentales. No hay una verdad objetiva ni una realidad única: los documentales, los medios de comunicación, son sólo una mirada fragmentada, recortada de una realidad vista a través de tal o cual ideología o posicionamiento político. En este caso particular, queda en manos del espectador reponer la otra parte de la historia que el documental no muestra, para que a través de un ejercicio crítico, pueda él mismo elaborar una historia y una opinión propia sobre este cuadro político interesantísimo como es el de Hugo Chávez.
NO HAY EDAD PARA REINVENTARSE Y SEGUIR ¿Qué decir de la combinación Mia Hansen-Løve e Isabelle Huppert, más que galardones? Y eso se confirma en El porvenir, la nueva película de esta prolífera directora, protagonizada por la destacadísima actriz francesa, que no es sino un golpe directo al corazón y al intelecto. La película es sencilla, se destaca por su frescura y por su forma simple de mostrar la transformación de una madre, devenida ex esposa y abuela. El film muestra la vida de Nathalie (Huppert), una profesora de filosofía que, sin previo aviso, es abandonada por su esposo luego de veinte años de matrimonio, que sufre el síndrome del nido vacío porque todos sus hijos ya han partido del hogar materno y que lidia con una madre enferma que la somete a constantes amenazas de suicidio. Una vida hostil, que podría estar llena de clichés melodramáticos y empáticos que busquen conmover al espectador. Pero no, Hansen-Love logra un relato minimalista, repleto de sutilezas que demuestran mucho más de lo que se podría sospechar. Mezclando vida intelectual y personal, el film va mostrando cómo Nathalie se va metamorfoseando, cómo transforma una vida presa de la familia, el trabajo, una madre senil, en una vida con total libertad, como ella misma afirma. En este periplo del héroe, toma un papel fundamental un ex -alumno de Nathalie Fabien, quien, sin querer, le muestra a su profesora otra forma de vivir la y desde la filosofía, así como también el impulso vital que su flamante nieto le aporta a su vida. Se destaca ante todo, la actuación de Huppert. Repleta de sutilezas, encarna a la perfección el papel de una mujer escéptica, investida de toda la teoría que introyectó de los libros que tanta entereza le han dado en su vida y en ese momento de cambio también. Sus movimientos, la carga emocional de su rostro, sus palabras, la responsabilidad que lleva en sus espaldas al ponerse al hombro escenas de completo silencio y en soledad, la naturalidad con la que encarna lo cotidiano (relación con sus alumnos, con su madre, con sus hijos, con su gato) la convierten en la joya de la película, además de que queda por lejos en evidencia la exquisita belleza que desprende a sus 64 años. Párrafo aparte y que complementa en pantalla a Huppert es el tratamiento de la imagen llevado adelante por la directora, quien logra canalizar en ellas (ya sea la ciudad, el campo, un paisaje, el interior de una casa) una fuerza emocional que contamina toda la puesta en escena y que ayuda a subrayar el trabajo de la protagonista. Del mismo modo, los diálogos cargados de citas filosóficas y de discusiones intelectuales, permiten ahondar de forma profunda en la connotación universal de la vivencia que se retrata: la pérdida del ser querido, la sensación de soledad, la sensación de libertad, la voluntad de poder, la transformación constante… en síntesis, eso que se llama vida.
EL RECUERDO CONSTRUIDO DE PAPA Y LA NACION Como muchos países latinoamericanos, Paraguay cuenta en su haber con una terrible dictadura, pionera a las que sucedieron en el grueso del continente, ya que se inició en 1954 y terminó en 1989. Dentro de la confrontación política que denota un régimen autoritario, se corta y sobresale la figura de Agustín Goiburú, el más importante opositor de la dictadura de Stroessner. Goiburú fue obligado al exilio en Argentina y posteriormente asesinado en 1976 en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos. Ejercicios de memoria, segunda película de la directora paraguaya Paz Encina, intenta reconstruir a través del relato narrado, de documentos, fotografías y escenas de ensoñaciones de recuerdos fugaces, la figura de Goiburú desde la mirada infantil de sus tres hijos y de cómo vivieron ellos en carne propia el contexto de una dictadura atroz y el asesinato de su padre. Interesante faceta de esta directora paraguaya, quien tiene a su haber la aclamada Hamaca paraguaya (2006), pero que indaga en su nueva fase documental, más comprometida políticamente desde el cortometraje Familia (2015), donde ya investiga sobre la dictadura que experimentó su país natal. A través de un tratamiento exquisito de la imagen, con una fotografía realmente artística, un uso del espacio completamente estético, un casi olvido del uso de la voz (que en ciertos relatos utiliza el lenguaje guaraní) y de la música -ausencia que potencia el valor simbólico de las imágenes y que subraya el valor del sonido ambiente y de la voz en off utilizada por momentos de manera sutil pero fuertemente emotiva-, el film retrata, sin caer en los típicos lugares comunes, el perfil de un hombre militante, familiar y comprometido con su entorno social y político. La mirada ingenua de los recuerdos, los últimos recuerdos que de él tienen sus tres hijos Rogelio, Jazmín y Rolando, configura un relato realista repleto de las controversias que un caso así puede generar en la distribución de la información y el tratamiento de la misma en los medios masivos de comunicación. La película permite no sólo la exhibición de la historia particular de la familia Goiburú, sino también el recuerdo de cómo era Paraguay bajo ese régimen totalitario y cómo la gente lo vivía en carne propia. El poder de evocación subjetiva y sugestiva que el film logra, permite interpelar de manera contundente no sólo a quien haya vivido ese contexto histórico particular, sino a cualquier hermano latinoamericano que tenga en la historia colectiva de su país un pasado de sangre, censura, represión y muerte. Como dice una insignia de la cultura popular no sólo argentina sino latinoamericana como es León Gieco, todo está guardado en la memoria: lo que el film hace, de forma bellamente artística y profundamente empática, es bucear en las profundidades de una memoria familiar, nacional y, por qué no, latinoamericana, para reafirmar que el ejercicio de una memoria activa es de suma importancia en nuestra querida región del cono sur.