Wes Ball vuelve a ponerse al frente de una naciente franquicia para adolescentes y jóvenes adultos que presenta su segundo episodio, en busca de repetir el éxito de la primera entrega. Recordemos que globalmente la taquilla de "The Maze Runner" fue de 340 millones de dólares (costo de producción, el diez por ciento de esa cifra) así que todo estaba dado para esperar una continuación potente, develando más del misterio que presenta la historia original. En "Maze Runner: The Scorch Trials" todo va a funcionar (y eso lo vemos en los primeros quince minutos) como una veloz y trepidante road movie que no dará respiro hasta el final. Thomas (Dylan O'Brien) y el resto de su grupo, recién salidos de su laberinto, inician esta parte de la aventura en una instalación militar, donde un tal Janson (Aidan Gillen) les contará algo sobre lo sucedido (nada que aclare demasiado, me atrevo a decir) y les dirá que pueden unirse a su facción, ya que están transportando jóvenes sobrevivientes a lugar seguro. El exterior es peligroso. La "llamarada" (enfermedad que aniquiló a gran parte de la humanidad), sigue activa y las ciudades, destruídas, están habitadas por sujetos agrupados en bandos, con distintos intereses. Pero algo extraño sucede allí, la sensación de seguridad dura poco. Thomas junto a Minho (Ki Hong Lee), Newt (Thomas Brodie-Sangster) y Teresa (Kaya Scodelario), deberán prestar mucha atención a la actividad del lugar, dado que pareciera que no todo funciona allí como debería. Estos adolescentes tienen en su sangre, quizás, la solución (cura) que la humanidad necesita, y lo saben. La cuestión es que el grupo deberá salir pronto al desierto, sin protección, para buscar pistas a los problemas que los tienen como protagonistas: todos saben quienes son y porqué CRUEL (WICKED, la empresa que sostiene los laboratorios) los busca. Thomas nuevamente liderá la tarea, tratando de que las respuestas aparezcan, mientras se enfrenta a los increíbles peligros que tiene esta tierra tan árida, ventosa y hostil, que se les presenta como desafío. La obra literaria se encuentra respetada en su generalidad y su versión fílmica elige transitar caminos estrechos, plagados de violencia y emoción a lo largo de un territorio donde lo inesperado, se hace presente a cada paso del camino. Ball sorprende con el ritmo que le impone a esta "prueba de fuego", exigiendole a su cast que transmita esa sensación de desesperación y energía constante que distinguen al producto desde el instante cero de la proyección. Dylan O'Brien ha crecido muchísimo desde la primera parte y en esta, despliega condiciones que sorprenden y cautivan a la audiencia. Su liderazgo es el centro de la escena y él lleva la acción adelante, sin perder el trasfondo humano de la trama. Los rubros técnicos, con un salto de calidad (en esta segunda parte hay mucho para ver) que se agradece, y una correcta banda de sonido son elementos que enmarcan una película muy superior a su antecesora. Entretenida, quizás un poco recargada (no se parece demasiado su atmósfera a la nueva "Mad Max"?) en algunas secuencias, pero intensa y cautivante, "Maze Runner 2" muestra un gran avance de su director no sólo en las cuestiones de forma, sino de fondo. Logra crear una cinta efectista que el espectador ávido de emociones, agradecerá. Muy buena.
Hacer animación de la vieja escuela, no es una actividad corriente. Trabajar personajes de arcilla ("claymation") y el stop motion en estos días, tampoco para ser redituable económicamente. Excepto para Aardman studios, una compañía británica con sede en Bristol que ya lleva ganados 4 Oscars por sus producciones. Su primer largo fue "Chicken run" en 2000 y seguramente los conocés porque son los creadores de los increíbles "Wallace & Grommit" (cuatro films de 30' de duración y una peli ganadora del Premio de la Academia en 2005, "The curse of the Were-Rabbit"), saga que tiene fans en todo el mundo. "Shaun la oveja" (hay que decirlo, en la versión original lo del cordero no está, hablamos de "sheep" y no de "lamb") era una serie de TV (40 episodios de 7 minutos) que la rompieron generando merchandising en 2007. Ahora su universo (transcurre en una granja) toma forma en esta nueva aventura en la campiña inglesa. ¿Por qué Aardman logra un producto tan elaborado y lejos de los standares corrientes que están de moda en todo el mundo? Por el sello particular de la productora, que enfoca sus ambientes muy a la inglesa, con todo el respeto por los modos de vida anglosajón y la particular postura que le da a sus personajes. Son todos, muy simples pero a la vez, ingeniosos y tiernos. Aquí la historia es la de un granjero que lleva adelante una granja en las afueras de una gran ciudad. En dicho lugar, su principal ayudante es un perro, que se encarga de "administrar" las actividades del resto de los animales. Cierto día, luego de una travesura de Shaun,( la oveja que da título a la película), el dueño y patrón de esa estancia, perderá la memoria y se extraviará en la ciudad. La misión será entonces ir a ese complejo lugar y rescatarlo para traerlo de vuelta a la vida de granja. Mark Burton y Richard Starzak dirigen un film que sorprende a públicos de todas las edades. Presentan una historia cálida, humana y atractiva dentro de un envase único: la cinta no tiene diálogos y dura nada menos que 85 minutos. El audio se reparte entre los efectos de sonido (bien de lo corpóreo que domina la escena) y una excelente banda de sonido con hits ingleses de los 80' y 90'. Shaun es un líder expresivo, sutil e ingenioso. Y la aventura de adentrarse a desafiar la vida en la ciudad para rescatar a su amo, es una tarea que se presenta realmente divertida. Burton y Starzak, se toman el tiempo para hacer jugosas observaciones de la vida moderna en las grandes ciudades y rescatar el valor de la amistad y la camaradería entre sujetos de la misma especie. Esta es una cinta que muestra que no todo tiene que ser estridente, brillante (en cuanto a la fotografía) y cargada de diálogos filosos. No, Aardman sigue mostrando que ellos, juegan a otra cosa. Saben construir escenarios donde sus simpáticos personajes se destacan y divierten a la audiencia. Y lo potencian con un trabajo de los rubros técnicos que ya son su marca registrada. "Shaun el cordero" (sorry), es una muy buena apuesta familiar. Los sorprenderá. Eso sí, está en otra línea y no esperen lo que podrían ver en una producción de Dreamworks o Pixar. Aquí, hablamos de otra técnica, otros objetivos y enfoques. Animarse a descubrirla.
Debo decir que entré a sala con mucha expectativa, la perspectiva de ver una historia de dos mujeres, hermanas, enamoradas del mismo hombre, siendo este nada menos que Friedrich Schiller, gran exponente de las letras alemanas del siglo XVIII. prometía. Dominik Graf, quien nos trae su tercer largo (hace más de diez años que está con proyecto televisivos en su país natal desde "Der Felsen" en 2002), elige un camino no tan atractivo, para caracterizar un drama romántico de época, fatalmente extenso. Como cineasta, se toman decisiones en virtud de la idea que se quiere transmitir. Seguramente Graf se interesó no por desarmar lo visceral de la situación sentimental desde la pasión misma (un triángulo inaceptable para cualquier época) sino por la transgresión desde lo social y la descripción de un cuadro familiar, complejo y desbalanceado. En esa vuelta, nuestras hermanas transmiten su historia, con un particular y apagada letanía, algo extraño para el voltaje que uno espera de dicha situación. La trama es la de dos hermanas (una casada y la otra no), Charlotte (Henriette Confurius) y Caroline (Hannah Herzsprung) que van a caer rendidas ante el joven y pobre (no tenía recursos económicos en esos tiempos), Schiller (Florian Stetter). Y si bien en esos tiempos había cierta apertura y toma de riesgos, no era para que un triángulo pasara desapercibido... Nuestro joven poeta realmente se enamora de las dos, y una vez que las condiciones están dadas, genera el acuerdo de compartir el espacio y la relación, los tres juntos, en una salida que ya sabemos no es de fácil aceptación. La dirección de arte y vestuario, por supuesto, está acorde a una gran producción. La banda de sonido acompaña con acierto pero aún así, la aguja apenas mueve el amperímetro. Inexplicablemente "Amadas hermanas" es una historia sin erotismo. Palabras, cartas, gestos, son marcas de lo vivido, pero no mucho más. Los protagonistas desfilan con prestancia pero sin buenas líneas para compartir y todo se hace lento y demasiado simple, con pocos puntos de interes para el espectador. Llama la atención que los planteos sociales y culturales, (la llegada de la imprenta, por ejemplo) y las discusiones entre la burgesía, no logran tampoco hacer despegar el film. Además, tampoco se profundiza la veta física de la concreción, con lo cual todo termina en un ejercicio descriptivo prolijo, pero sin alma. Los paisajes son hermosos, pero no aportan más que fondo. El cine alemán tiene exponentes intensos en corrientes nuevas, pero en esta oportunidad creemos que no se encuentran presentes aquí. Lejos de lo esperado, "Amadas hermanas" luce poco flexible y fría. Sólo para fanáticos del cine europeo.
En un año ya tuvimos estreno comercial de "La parte automática" (en junio), primera entrega de estos viajes que Ivo Aichenbaum nos trae y que conforma el incio de una trilogía que continúa con "Cabeza de ratón" (el tema de esta review) y culminará probablemente con "Formosa", pronto. Las tres, reflejan las inquietudes de un cineasta y artista inquieto, vehemente, concreto y que tiene una gran plasticidad para registrar y rodar en circunstancias incómodas, ásperas o sorpresivas. Quiero decir, Aichenbaum es un espíritu inquieto, crítico y no tiene problemas en expresar sus ideas, en crudo. Sus cintas son realmente atractivas, por la forma en que son encaradas y porque creemos que son reflejo fiel de un sujeto en transformación. Estos diarios de viaje (la trilogía) son pequeños escenarios abiertos, donde quizás haya más preguntas que respuestas, pero seguro encontraremos búsqueda y aguda reflexión. "Cabeza de ratón" es un registro documental hecho con la cámaras HDSLR, centrales en esta época para el cine independiente. Alta calidad, bajo costo de producción, posibilidad de portabilidad, todo a favor. Pero cuidado, no todo se resuelve con ese recurso, hay que tener una historia interesante y atractiva para que un diario de viaje no se vuelva algo puramente descriptivo. Ahí es donde el director hace la diferencia. Sabe captar momentos, es espontáneo para el comentario y deja que las emociones aparezcan, cuando surgen. No delimita espacios ni se ata a un plan. Fluye. Aichenbaum cuenta aquí la historia de un regreso sin gloria. Un retorno a la Patagonia, a Río Gallegos, ciudad donde vivió muchos años, que es el punto de partida de esta travesía. Volver, no representa en este caso, un hecho feliz. Hay un pasado en esa ciudad, una red de recuerdos que reaccionan al ser evocados, incluso superficialmente. Un amigo, su trágica muerte, observaciones sobre las dificultades que la Patagonia tiene para dotar a sus habitantes de una vida plena. El vacío de una vida fría, la crisis social, el empleo y el tiempo libre. Todo juega, todo está puesto sobre la mesa. Transitamos como observadores en un espacio intenso y vital. Oscuro, tal vez, pero auténtico. La política también tiene su lugar aquí. Río Gallegos es una ciudad donde vivió Néstor Kirchner durante mucho tiempo y el cineasta también nos deja un conjunto de representaciones sobre su figura que el espectador deberá descubrir (y acordar, o no). Este es un documental donde se siente, en todo momento, la frescura de un autor con gran futuro (ahora mismo está desarrollando un proyecto de productora con artistas y de cine ensayo) quien da sus primeros grandes pasos para mostrarnos que el NCA también puede explotar desde la veta documental. Sólo nos queda esperar por la última escala de esta trilogía ("Formosa"), desde ya, con renovada ansiedad.
La primera "Sinister" era la historia de un escritor (Ellison Oswalt, aka Ethan Hawke) que descubría que un espíritu demoníaco llamado Bughuul inducía a los niños a asesinar a sus familias, una vez que ellas se mudaban de lugar, de formas realmente sádicas y rodar en súper 8 un corto donde quede graficada la demencial tarea. La cosa estuvo muy bien (buenas críticas) en la entrega anterior y ahora Blumbouse Productions intenta que aquel hit (costó 3 millones y recaudó mundialmente 78) genere una franquicia, elemento que deberá revisar a la luz de algunas cuestiones de la trama y el desarrollo de la historia. Está bien, llamaron a Ciaran Foy (Citadel) para llevarla adelante, pero la cuestión es que si bien la trama original funciona, en términos de atracción inicial, hay un tema con el desarrollo de los personajes que no logra afianzarse en esta segunda entrega. Veamos, el ex-ayudante del sheriff de la primera cinta (James Ransone) es el encargado de iniciar la movida. Como una especie de "legado", sigue buscando eliminar las casas (quemarlas) en las cuales presume que Bughuul puede atacar. Sigue haciendo un trabajo pseudo policial, pero ya no pertenece a la fuerza. No es un tipo muy lúcido que digamos (de hecho, se asusta bastante más que los espectadores, lo cual es alarmante), pero intenta dar con la estrategia para descubrir probables lugares donde el demonio ataque. La cosa es que llega a una casa en el medio de la nada (o casi), en la cual, Courney (Shannyn Sossamon) se refugia de su esposo. Víctima de violencia de género, ella está refugiada de incógnito allí, junto a sus dos hijos, Dyan y Zach. Cuando el ahora detective entra en contacto con ellos, empezará a descubrir que la familia no sólo está en peligro por el acoso de Clint, (esposo de Courtney, jugado por Lea Coco), sino que hay una amenaza mucho peor a la vuelta de la esquina. Más precisamente, en una iglesia abandonada pegada a la propiedad que alberga cierta historia siniestra... Como toda película de terror donde hay niños, "Sinister 2" es, de a ratos, escalofriante. Si bien la construcción del suspenso es bastante lineal, las instancias donde los chicos (recuerden el primer film) interactúan y las cintas que ven, son macabras. No está Ethan Hawke y se lo extraña. Ransone hace bastante por sostener la historia (aunque su tendencia a moverse en forma parecida al legendario Dewey - David Arquette- de la saga "Scream", le juega en contra) y Sossamon también, pero la falta de intensidad de los chicos hace que el film de a ratos entre en una latencia peligrosa que le resta puntos al resultado final. Resumiendo, "Sinister 2" intenta abrir una franquicia desde un primer buen impacto y quizás, lo logre. No encontraremos más que algunas ideas interesantes y el clima correcto para el desarrollo de la historia. Desde la tensión y la atmósfera, debemos decir que Foy podría haberle dado un toque más inquietante y punzante a esta entrega, pero decide optar por lo convencional y dejar abierto el camino a otras posibilidades. Aprobada con lo justo. Esperaba más pero algo me dice que en la tercera entrega (si la taquilla ayuda), habrá una nueva perspectiva para continuar con Bughuul.
La vida le sonríe a Jon Watts. De hecho, después de hacer pequeñas cintas (pensando en temas de presupuesto), se encontró con el ofrecimiento de Marvel de hacer el nuevo reboot de Spider Man en este nuevo encuadre del universo que se viene a partir de 2017. Hoy es el tema de ver cómo este novel director encaró este cinta de género, cuyo valor agregado es la participación de Eli Roth, referente del terror de bajo presupuesto. Y la idea de "Clown", hay que decirlo, es original. Será que hoy hay pocas ideas originales entre los guionistas que se repiten usando found footage e invocando espíritus en forma demasiado etérea para mi gusto. Si vamos a hablar de terror, o trabajamos la veta de suspenso, psicológica, al estilo Wan (al menos en lo que hoy en día se juega, en la línea "The Conjuring"), o vamos por la clase B, gore, hecha con clase (y aquí hay que señalar que tenemos pocos exponentes, aunque “Saw” es referente ineludible). Y "El payaso del mal" elige la segunda, la abraza con fuerza y Watts se la juega, con pocos elementos (el también la escribe), para afectarnos e impactarnos como audiencia. No todo le sale bien. De hecho, el guión no es algo logrado, ni prolijo. Lo siento como una construcción borrosa, planteada en un tablero como esquema, donde el peso de la trama recae en la suerte de su protagonista, un padre responsable que ante una suerte de reparación para su hijo, elige utilizar un disfraz de payaso que encuentra en la casa con ánimo de celebrar un cumpleaños. Pero el traje, obviamente, tiene características especiales. Y las mismas, comienzan a afectar la personalidad y curso de acción de los hechos, cuando Kent (Andy Powers, en una interesante labor) no logra despegarse de esa segunda piel que lo va devorando en vida. Su deseo de asesinar crece y ahí nomás llega Eli Roth, (quien también produce la cinta) listo para dinamitar lo poco que queda de cordura, dandole un giro interesante a la trama, lejos de los habituales recorridos del género. Y de ahí en más, los crímenes. El horror, la muerte y las clásicas escenas violentas, sangrientas y perturbadoras, bien a tono con los paladares “slash” en toda su dimensión. Hay algo que asuste más que los niños sean protagonistas de esta historia? “Clown” peca de apelar a algunos mecanismos simples para subrayar los cambios de ritmo y la atmósfera ténebre. Watts trabaja mucho con Powers, pero no tanto con el resto del elenco, con lo cual hay poca fibra en el cast, cuestión que no le permite al film alcanzar grandes alturas. Sí, es cierto que hay mucho que revuelve el estómago en la segunda mitad pero… no es eso lo que los fans de Roth quieren? Tengo que decir que “El payaso del mal” es un film correcto, fuerte, esperable pero honesto. Tiene poco y lo muestra en carne viva. Desde sus ideas centrales, propone un juego al que cada espectador debe adherir para disfrutar… o angustiarse. “Clown” es una buena cinta. Que peque de falta de recursos originales para la resolución de ciertas escenas no deja de ser una anécdota. Lo que termina haciendo la diferencia es como te la late el corazón cuando salís de sala. Ahí, aprobamos la propuesta. Seguramente se podría haber hecho mejor pero… aquí hay algo que vale la pena verse, y no es poco.
Siempre una historia de amor dentro de la propuesta documental es la puerta de apertura a un vínculo particular. Cuando se elige este recorte, ya sabemos que tomaremos contacto con una trama donde dos seres, en un contexto histórico particular, se unen para enfrentar al destino. Y "Los ojos de América" justamente presenta un increíble fresco de dos amantes, únicos, uno de ellos líder del movimiento anarquista a fines de los años 20' en Buenos Aires. Epoca donde los sindicatos tenían en sus filas esos ideales, y donde los militares locales, intentaban tener a la sociedad bajo control. Severino di Giovanni (en pareja y con tres hijos), estaba decidido a luchar contra el fascismo italiano y publicaba un diario donde exponía sus ideas, que respiraban el espíritu anarquista que proponía una ruputura y cambio de sistema político. Necesitado de vivienda, con la ayuda de un compañero de imprenta (Paulino) llega a la casa de los Scarfo, donde se afincará y conocerá a una joven de nombre América. Ella tenía 14 años y el 27. Su condición (casado) no fue impedimento para que creciera una relación intensa, plagada de emoción y compromiso idelogógico. En común, tenían ideales de libertad y la fuerza de una pasión entroizada desde lo político. Lo cierto es que Severino y América unieron sus destinos, a pesar de todo lo que tenían que enfrentar para estar juntos. Hay que recordar que di Giovanni era un prófugo de la ley. Un hombre que hablaba tres idiomas, escribía con agudeza y estaba convencido del camino para llevar adelante su tarea. Su joven amante, entonces, una mujer de gran fortaleza intelectual, dispuesta a seguir y apoyar la lucha de su gran amor, sostendrá la aridez de estar sola, ya que él debía esconderse de la ley, con lo cual las cartas entre ellos son centrales para entender la naturaleza de su relación. En esa guerra sin cuartel, ellos apostaban por la anarquía, como forma de vida, expresando un modo de ver la realidad, explosivo y arriesgado para la época. Daiana Rosenfeld y Aníbal Garisto (quienes vienen de dirigir "El polonio" en 2011), llevan adelante una investigación austera, con pocos elementos, donde sobresale la correspondencia que América y Severino tenían para sostener su relación. El vivía escondido, casi en la clandestinidad, intentando no ser capturado por las fuerzas policiales. Así, en esas condiciones (la diferencia de edad, el hecho de que él estaba casado y con hijos, ella muy joven y su familia, desalentando la situación), el vínculo se desarrolló por un espacio de tiempo hasta el trágico final (en 1931 cuando él fue fusilado por el régimen de Uriburu). La correspondencia obraba en poder del museo policial y merced a gestiones de Osvaldo Bayer, ya en el gobierno de Carlos Menem, América obtuvo la restitución de su propiedad. Ese registro, cuando Carlos Corach le hace entrega de las cartas, es de los más emotivos de la cinta. Estremece el valor de ese recuerdo y la habilidad de los documentalistas, es lograr transmitir esa emoción en forma pura. En un clima sencillo y ameno, "Los ojos de América" ofrece un recorrido sobre la intimidad de dos personas atravesadas por el signo del tiempo que vivían. Algunos testimonios, en especial el de Bayer, responsable por ubicar las cartas en su momento, son importantes para dar dimensión al romance que presenta este sólido film. Es poco usual ver documentales que se sitúen en estos años (la década del 20' en Argentina) y la caractericen con tanta precisión. Un documental logrado que hay que tener en cuenta.
Y cada tanto alguien se digna confiar en traer un producto distinto, único y distribuirlo, aunque sea en forma limitada, en nuestra ciudad. Llega a BAMA cine un documental único, "20000 days on Earth", de Iain Forsyth y Jane Pollard sobre la vida (es justo definirlo asi?) del músico australiano Nick Cave. Es difícil explicarles lo que van a ver, porque esta es una obra absolutamente personal, una suerte de viaje autobiográfico amable y colorido, donde el artista (Cave), cuenta cómo es su día, desde que se levanta, hasta el anochecer. Es un jornal suyo, en el que suceden muchas cosas. Algunas te las imaginás (ensaya con su banda), otras, como la visita al museo o los paseos en auto con músicos y amigos, no. Cave da una auténtica cátedra de vida, donde reflexiona sobre los años pasados, las particularidades que la inspiración produce en su composición, la importancia de su esposa e hijos en su perspectiva diaria, la vida en un pueblo costero frío y ventoso en un terreno lejano a donde nació, etc. Todo se hace con una pulcritud impecable. Fotografía y sonido atrapantes, clima y buena compañía: ¿qué más se puede pedir? La narración es simpática y logra, Nick Cave con su tremendo carisma, logra (aunque no te guste su música), que no puedas dejar de mirar la pantalla. "20000 días en la Tierra" es un film para todos los que quieren conocer como piensa y siente un artista, que tiene una larga carrera a la que hay que honrar y que hoy en día, continúa con su pasión, intacta. Un retrato distinto y muy bien logrado por Forsyth y Pollard. Por pocos días en BAMA: anotá y no dejes de ir. Jueves 13, viernes 14, sábado 15, domingo 16 y lunes 17 de agosto, siempre en el horario de las 20.50 hs.
Para quienes no conocen el recorrido festivalero detrás de "El capital...", hay que decir que venció claramente a "La Grande Bellezza" en los David Di Donatello del 2013 en un montón de categorías, consagrandose como el film de ese año en Italia. Y recuerden que el film de Paolo Sorretino se llevó el Oscar a la mejor película extranjero en los Oscars el 2014... Y digo esto, para que se den una idea del calibre del film que se estrena hoy en Buenos Aires. Reconozco que al principio de la proyección, tenía mis dudas sobre cómo funcionaría el tema de la obra (es una adaptación literaria de un autor americano del libro del mismo nombre de Stephen Amidon del 2004), teniendo en cuenta que el lugar donde se jugara la historia y el tiempo transcurrido de la idea original, era distinto. Pero no, Paolo Virzi, supera todo lo que sabemos de él (su clásico costumbrismo local aquí deja lugar a un cineasta crudo, equilibrado y decidiamente global) y nos entrega su mejor trabajo en décadas (su carrera como director se remonta a 1994 con "La bella vita"). La historia es bastante simple, superficiamente: un conductor atropella a un ciclista que venía saliendo de su trabajo en la previa de la Navidad. Luego del impacto inicial al ver el accidente y de acuerdo a los tiempos que corren (perdón, es una opinión subjetiva extrema), el conductor huye. El hombre que yace en el piso, está herido y desconcertado. Pero eso, es sólo el comienzo del proceso. Aquí se inicia una espinosa relación entre dos familias, contada en capítulos y desde distintos puntos de vista donde se jugará una cuestión ética y moral atravesada por el tema monetario. Imagínense un escenario despiadado donde los valores en cuestión te desestructuran a cada momento. Eso que sucede en la pantalla afecta al espectador, apela a su empatía y lo sumerge en una red de intereses económicos compleja, muestra de lo vil que se desarrolla en ciertos niveles sociales. La estructura de thriller frío, lo visceral del metálico (el dinero) y la dureza y cinismo de una estirpe de clases (alta y media) a la que sólo les importa su propio centro, están mostradas como pocas veces. Dentro de un elenco sólido y versátil, las palmas se la llevan Fabrizio Bentivoglio y Valeria Bruni Tedeschi, pero todos están realmente bien. Una gran gran película. Necesaria y atractiva, de lo mejor que hemos visto del cine italiano en nuestro país en estos últimos tiempos. No la dejen pasar.
Nadie tuvo dudas que cuando el box office global de la primera "Ted" alcanzó los 550 millones de dólares (y costó apenas un diez por ciento de esa cifra) la secuela era un hecho consumado. Nacido de la ingeniería de un comediante muy popular en USA (que aquí, por temas de idiosincracia, no prende), Seth MacFarlane, creador de "Family Guy", vuelve a atacar con los mismos guionistas y una idea que, claramente, no sorprende para nada. A ver, Ted ofrece una dualidad que potencialmente atrae: un osito adorable y querible capaz de comportarse como un adicto y parrandero de primera. Es indudable que MacFarlane generó un producto con gran potencial, pero que curiosamente no logra sostener (otra vez) desde la trama. Las dos Ted son una sucesión de gags sin unidad, destinadas a lograr impacto, y nada más. Eso sí, es justo decir que esta entrega, de a ratos divierte. No vamos a decir que su humor corrosivo no funciona. Su incorrección política extrema, cada tanto, logra alguna situación donde el director encuentra una sucesión de bromas cortas muy efectivas . En esos momentos, la naturalidad y velocidad de los gags que craneó MacFarlane generan movimiento en la platea, pero esto, no dura demasiado. La cinta tiene problemas de guión importantes, e intenta disfrazarlos con mucha liviandad sin importar mucho la historia que presenta. Ese es lado flaco de "Ted 2". Esta es una película que genera chispa, parece que va a encender en cualquier momento, pero nunca logra sostener la llama por mucho tiempo. ¿Por qué? Simple: que el personaje sea pintoresco no significa que su historia atraiga y convoque. Ted vuelve al ruedo, con su amigote de siempre, John (Mark Wahlberg). Todo comienza en su boda con Tami-Lynn (Jessica Barth), donde se puede anticipar que los amigos no tendrán tiempos tranquilos por delante. Ted y Tami, a poco tiempo de casarse, comienzan a tener problemas maritales. Y deciden, que la solución es buscar un heredero. Claro, ya lo adivinan, cómo hará el osito para embarazar a su mujer? Fácil, buscando un donante de esperma. Luego de un pasaje donde no todo sale como debería, la pareja despareja intentará un proceso de adopción, en la cual su aplicación le dará bastantes problemas: la ley (el Estado americano) no reconocerá a Ted como "persona" (por no ser humano) y todo el universo que ellos han creado, dejará de existir, a no ser que se enfrente el tema por la vía legal. Allí es donde conocerán a Samantha (Amanda Seyfried, lo mejor de la película, lejos), una novel abogada que pro-bono (es decir, gratis) se ocupará de llevar el caso al estrado local. Bueno, hay un villano, muchos cameos, alguna situación simpática, pero lo cierto es que nada hace despegar la aguja del amperímetro. MacFarlane no es un buen guionista (sino recuerden "A million ways to die in the west") y si bien el absurdo es un punto de partida válido (toda esta cuestión de lo que el oso puede hacer y lo que no, sumado a lo transgresor que es), la historia no reviste interés y lo que podría ser rico en el análisis, (esta cuestión de la lucha por los derechos civiles), se vuelve panfletario y chato, hasta el absurdo final que cierra este capítulo. Pero, si buscan una comedia súper liviana, con mucho humor físico y sexual, probablemente "Ted 2" tenga algo para ofrecerles. En lo personal, esperaba mucho más, conociendo el talento de MacFarlane, pero está visto que hasta ahora, la pantalla grande no le sienta bien.