Salí de la proyección de “Argo”, pensando mucho en la filmografia de Ben Affleck como director… recordaba sus opus anteriores, “Gone baby gone” y “The town”. Las dos me habian encantado. Si bien nunca lo catalogué como un gran interprete, hay que reconocerle que la silla de director, le sienta bien. No, no es Clint Eastwood (al menos hoy), pero tiene lo suyo. Este tercer trabajo es muestra de crecimiento, de solidez a la hora de narrar, y hay mucho mérito en él, porque el tema que eligió no era fácil. Más con la estructura con la que se plantean hoy en día los thrillers políticos. Y salió airoso. “Argo” es el nombre de una compleja operación de salida de un grupo de hombres y mujeres de Medio Oriente.. Es decir, la historia que cuenta la película es la de un rescate. No cualquier rescate, sino la de un grupo de seis americanos que trabajaban en la embajada americana en Irán, cuando la misma fue tomada por la turba, en clara represalia a la protección que el gobierno de EEUU tenía con un tirano que los había gobernado…. Corría el año 1979 (presidencia de Jimmy Carter) y los fugitivos, al verse desbordados por la situación, piden asilo en la embajada de Canadá. La misma los acepta pero siguen en territorio hostil, siendo que las relaciones con el gobierno local están cortadas. Sin chances para salir, los canadienses presionan a los americanos a encontrarle una solucion al tema, por lo que llega la hora de tomar cartas en el asunto. Es entonces cuando la CIA envia a Tony Mendez (Affleck), un especialista en rescates de este tipo, a evacuar a los antiguos empleados de la embajada, a como de lugar. Como la situación es muy complicada, de su mente surgirá una propuesta loca, ingresar al país (Irán) bajo el paraguas protector de un equipo de producción de una película canadiense (al estilo Star Wars) e intentar sacar vía área a los seis asustados conciudadanos americanos… Una gran operación de inteligencia, convengamos. El elenco, cumple y con mayúsculas. Hay grandes interpretaciones en principales y secundarios (se destacan Bryan Cranston, los simpáticos John Goodman y Alan Arkin, junto a Victor Garber, en roles definidos y que suman a la historia). El guión está bien construido (incluso cuando pensamos el tiempo físico en que se definieron las acciones) y da a cada uno el tiempo necesario para aportar a sus personajes. Dentro de la estructura, se destaca la mirada de Affleck para regalarnos una actuación convincente como actor y una mejor posición como cineasta responsable. El suspenso está bien dosificado y la reconstrucción es minuciosa. Parece filmada en los 70' por momentos. Mucho trabajo de arte de calidad. En el debe, quizás si la historia no te atrapó desde el inicio, su visión cuesta. Es decir, hay muchas discusiones políticas específicas de ese momento y su fortaleza en el recorte temporal es lo que le da profundidad a la historia (es un caso real, olvidé decir) pero si eso no te atrae, la película se vuelve árida. Porque no es un producto de acción, y tampoco hay un enigma que resolver sino estar atentos a los vaivenes de la "extracción". Esto produce que quienes de movida se sintieron atraídos con "Argo" la disfruten hasta el final y quienes no, bueno, salgan un poco desilucionados por su extensión y la predominancia de la palabra por sobre lo físico. Igual, no quita su mérito. Hago la aclaración para que vayan advertidos, nada más. Buena propuesta de Affleck que lo afirma como cineasta de esta nueva generación.
El martes pasado tuvimos la suerte de compartir la función de prensa con Paco Arango, el director de “Makub” (aquí llamada “Cambio de planes”), y no podemos empezar esta reseña sin decir que detrás de este proyecto hay una intencionalidad mayor que la meramente artística. El cineasta nos transmitió la cruzada solidaria que el film propone en su país (recaudar para una fundación que se ocupa de acompañar a las familias que atraviesan la situación que describe la historia) y se preocupó en señalar que su trabajo es comprometido a todo nivel con el tema. En sí, la historia presentada, está inspirada en un caso real de un chico de Canarias que sufre de cáncer y llega a Madrid para enfrentar el ultimo tramo de su enfermedad. Si bien sabemos que hay público que tiene reticencia a este tipo de temáticas, el tratamiento que encontrarán en la película es absolutamente movilizante, desde todo punto de vista. Reirán, se conmoverán, pero por sobre todas las cosas, saldrán de sala con una gran sonrisa en su rostro. Antonio (Andoni Hernández) es un chico que está en una fase de la enfermedad, avanzada. Arriba con su madre, Mari (Goya Toledo) a un hospital donde se brindn cuidados especiales para su problemática, desde muy lejos. Le gusta el rap, está lleno de vida y tiene una visión del mundo, fascinante. A pesar de estar enfrentado a la muerte en su tratamiento y con un pronóstico nada favorable, Antonio es una explosión de energía. Eso si, tiene sus momentos. Manolo (Diego Peretti), es un hombre de edad madura en crisis con su matrimonio. Está unido a Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón), tienen dos hijos pero no se llevan bien. Cierto día, por un accidente que él sufre, da en el centro médico al protagonista de nuestra historia. Y el encuentro entre esos mundos, es algo para no perderse. La manera en que Antonio resuelve y propone situaciones, su naturalidad y encanto, hacen que Manolo confíe en él y escuche de su boca, muchas cosas que de otra manera no podría hacer. Los dos comenzarán una amistad comprometida que afectará a las dos familias por igual, cuando salgan a la luz algunos secretos que circulan y de los que no se habla en forma abierta… No queremos anticipar más de la trama, si decirles que “Cambio de planes”, es muy divertida. Se respira pasión y entrega en sus protagonistas y el guión que escribió el mismo director (con ayuda del niño en que está inspirado la historia) no tiene fisuras. Es difícil describir las emociones que lo atraviesan a uno cuando está en sala, pero puedo asegurarles, que ésta, es de las mejores películas habladas en nuestro idioma en el año en curso. No se dejen llevar por el tratamiento que históricamente se hace con la temática: esta cinta es movimiento, reflexión, amistad, entrega y vida, en estado puro. Quizás su único punto débil sea la suerte de un personaje simbólico (del que no se puede anticipar nada) que descubrirán al principio y que no me cerró su tratamiento a lo largo del film, pero el resto es excelente. Imperdible.
La verdad, cunado recibí la info que el famoso cómic británico (creado por John Wagner y Carlos Ezquerra en el 77) iba a tener una nueva versión cinematográfica, no me pareció buena idea. Tenía muy fresco lo mediocre de la anterior y quizás eso no me predisponía a verla. Llegó “Dredd”, Pete Travis se hizo cargo de sacar el proyecto adelante con guión de Alex Garland, y les digo, es un pleno derecho. La historia está ambientada en un futuro apocalíptico. Estados Unidos, ya no existe, ha sido asolado por la radiación y hay una sola ciudad en pie llamada Mega City One. Viven allí 400 millons de personas (!) y desde ya, la ley y el orden tienen serios problemas para ser respetados. Asi es como para abreviar los pasos, el sistema ha creado una figura policíaca tremenda: los “Judges”, imparten justicia inmediata, son expeditivos (nada de papeles y burocracia barata, no, no hay tiempo para eso) y tienen precisas directivas para ejecutar a quien cometa delito alguno (hay otro tipo de condena, que en la película se nombran pero no son las que interesan al espectador). Dredd (Karl Urban) es uno de los más calificados. Una máquina el tipo. Arrancamos con su rutina habitual y un ingrediente extra: le adosan una “aprendiz”, Anderson (Olivia Thrilby), quien ha obtenido notas bajas en la academia, pero le dan la chance de unirse a la fuerza porque tiene poderes parapsiquicos. Primera llamada, de un edificio tremendo de 200 pisos donde las cosas están feas: habrá un homicidio que investigar y cuando se de con los responsables, aparecerá la verdadera tarea (y corazón de la trama), enfrentar a la banda de Ma-Ma (Lena Headey) quien controla en la práctica el lugar (distribuye una droga que hace furor en la gente, la Slo-Mo, que tiene importancia estratégica en la historia) y aisla a los jueces del mundo exterior. O sea, son ellos dos, contra todos. Lo primero que debo decirles, es que la película es intensa, respeta el espíritu del cómic y no vacila un instante en ofrecer generosamente la violencia y acción que el público espera. No esperen actuaciones convincentes (no se si son necesarias, realmente), si generosas dosis de adrenalina en cada encuentro entre la justicia y los criminales. “Dredd” está bien filmada, no da respiro y tiene toda la oscuridad que se reclamaba a la versión de Stallone: encontrarán lo que buscan, sin duda. De más está decir que los fans del género, debería estar felices. Si eligen esta propuesta, la van a pasar de primera. No hay búsquedas filosóficas ni una línea argumental sorprendente, sólo la visión del cómic original puesta en imágenes. Lo cual, les digo, es para no perderse.
Salí de la sala después de ver "El amigo alemán", con sensaciones ambiguas. Por un lado, me parecía que no podía dejar de rescatar la intención de Jeanine Meerapfel (responsable del guión también) de hacer una película ambiciosa donde se transitara por muchos momentos históricos en referencia a la política nacional, integrandola con una historia de amistad y amor. Sin embargo, a la hora del balance, lo cierto es que muchas de las buenas intenciones no logran cobrar unidad y eso es fácilmente perceptible a lo largo de la película. Esta es la historia de dos niños, Sulamit (Celeste Cid) y Friedrich (Max Riemelt), descendientes de familias alemanas, vecinos, no se llevan tan bien, por razones visibles: una es aria pura (ya se imaginan) y la otra, judía. Esta diferencia hace que el padre de Sulamit, Phillip (Jean Pierre Noher), vea con cierta preocupación la creciente relación de su hija con el joven... El marco es, inmigrantes germanos, enfrentados, viviendo a metros de distancia. La cuestión es que, a los chicos, eso no les importa. Se quieren, se llevan bien y se vuelven inseparables. Pero con el correr de los años, Friedrich, comienza a rebelarse contra su padre al darse cuenta de que era nazi. Esa indignación es la que direcciona la película hacia otro lugar. Porque hasta ahí parece una historia de amor (que ya sabemos que crecerá), pero el componente político se instala en "El amigo alemán", para quedarse y eso afecta a la unidad de la historia. Es decir, por un lado tenemos toda la construcción que se apoya en las ideas que enarbola el personaje de Riemelt, rebelde total, anti-sistema y dispuesto a arriesgar la vida por sus convicciones, y por el otro, la mirada de Sulamit, quien si bien tiene compromiso en sus posiciones, luce siempre preocupada por concretar su romance con Friedrich. El escenario se trasladará de Argentina a Alemania, los años pasarán, los conflictos que se vivirán en esos agitados tiempos tomarán forma y afectarán la vida de los protagonistas, y seremos testigo de cómo cada uno de ellos resuelve sus propias necesidades y se relaciona con el otro, desde donde puede. Quizás ahí es donde el guión se quede corto. Las ideas están claras pero se siente falta de profundidad en el desarrollo de las subtramas (por ejemplo, Friedrich y su relación con el grupo de rebeldes con los que opera en Buenos Aires, por tomar un sólo ejemplo), lo que lleva a parecer liviana, en términos políticos (por así decirlo), y también superficial en cuanto a las emociones que despliega la pareja protagónica. Que quede claro, que la reconstrucción de época, el pasaje de los años desde lo artístico y el trabajo actoral de Cid, son muy buenos. Tal vez otra mirada o enfoque (incluso pienso en una decisión por jugarse con una sola línea narrativa potente) habría transformado un film desparejo, en una producción de épicas proporciones. Más allá de eso, es una historia que puede interesar y se deja ver, atrae y tiene algo que ofrecer. El problema es sentir que había material de sobra en todos los rubros para imprimirle una dimensión distinta. Aprueba con lo justo.
(Parte de la siguiente nota fue publicada cuando "Los Salvajes" se presentó en el BAFICI de este año) Indudablemente era muy esperado, este opus de Alejandro Fadel... Fadel viene trabajando con Pablo Trapero hace tiempo y ha formado dupla con Santiago Mitre anteriormente, por lo que todo apuntaba a ver un film de alto perfil, y eso fue exactamente lo que vimos. "Los salvajes" es una especie de road movie, aunque el camino, no esté marcado por una ruta, precisamente. La historia arranca con una fuga de adolescentes de un instituto de menores, en busca de un espacio, que promete libertad. Todos han pasado por experiencias que los han marcado y que fácilmente podríamos encuadrar como marginales puros. Este grupo escapa y la trama presenta, a lo largo de poco más de dos horas, sus derroteros grupales e individuales intentando sobrevivir y encontrar aquello que buscan. La película, producida por Unión de los Ríos (segundo impacto detrás de "El estudiante"), sorprende por su alta calidad técnica. Del guión, no esperábamos menos (Fadel vive de hacerlo para cineastas importantes). Sí "Los salvajes" ofrece una increíble construcción antropológica de cierta clase social y la caracteriza como pocas veces se recuerde en el cine nacional. La fotografía es maravillosa y los simbolismos en el juego de los diálogos nos parecieron excelentes. Hay una meticulosa descripción de cada personaje y un balance en los diálogos, muy rico. El paisaje elegido como escenario, impecable, así como la banda de sonido. Todo encaja en un gran film. En el debe, quizás podríamos señalar que Fadel se toma demasiado tiempo para la contemplación de escenarios, generando que el film sea demasiado extenso para el espectador corriente y se sienta en el cuerpo, por mucho que uno lo disfrute. Más allá de eso, en sala, todos percibimos que la fuerza y profundidad de este trabajo nos atraviesa. De principio a fin, es una película que rara vez desfila por nuestras salas. No la dejen pasar.
(Parte de esta reseña fue publicada en ocasión de la presentación de "La araña vampiro", en el BAFICI de este año) Se esperaba mucho este trabajo de Gabriel Medina. Vimos “Los paranoicos” hace ya,…cuatro años? y luego de ese promisorio debut, esperábamos un opus que profundizara y definiera su perfil como realizador, confirmando sus potencialidades. Esta vez, el joven realizador elige mudarse al campo y traernos desde la sierra cordobesa, una película extraña, austera y enigmática, que el público recibió con entusiasmo en sus proyecciones. "La araña vampiro” es la historia de un joven (Marín Piroyanski) con problemas psicológicos (o emocionales, si quieren), llevado por su padre (Alejandro Awada) a una cabaña solitaria y aislada, lejos de la civilización. No viven juntos, parece, y a partir de un par de llamados telefónicos, pronto nos enteraremos de que esta convivencia vacacional no es casual. La primera noche, el adolescente (aquí parece eso Piroyanski) es picado por una araña en el brazo y ahí se desata el conflicto principal. Una vez atendido desde un centro médico, le dicen que la picadura no es venenosa y que está todo bien. Por otro lado, los baqueanos de la zona afirman lo contrario, e incitan al lastimado a iniciar un camino en busca de la solución local a su problema: le dicen que esa herida se infectará y será mortal sino da con otra araña similar a la que lo atacó. Facilitarán un guía (Jorge Sesán) que lo acompañará en ese trayecto en busca de los arácnidos agresores... El camino será duro… Habrá montañas, lagos, llanuras y un vasto recorrido a pie para encontrar la cura… Para Medina, sin dudas, lo importante es el viaje iniciático hacia una nueva etapa de la vida, donde el protagonista deberá enfrentarse a sus propios miedos y doblegarlos, si quiere salir victorioso de la contienda. Piroyanski encarna al dubitativo y temeroso personaje principal, en una sólida composición. Seguramente sin su carisma, habría sido difícil sostener el relato por las características planteadas (la austeridad en la escena, los silencios, etc…). Y si bien la historia es lógica, cinematográficamente consistente y estupendamente fotografiada, lo cierto es que por largos períodos, me hizo acordar a “Gerry”, de Gus Van Sant. Demasiado recorrido por territorios inhabitados, muchos planos de caminatas extensos y pocas líneas de diálogo. Bellos paisajes pero, como recorrido turístico, hubiese preferido otro destino. En ese sentido, mi impresión es que “La araña vampiro” es una película correcta pero que de alguna manera, agota al espectador casual. No es una película larga pero en cierta manera, su manera de presentar el relato la hace sentir extensa. Por lo demás, y con respecto a la versión que vimos, tiene algunos pequeños cambios y una banda de sonido más presente y acorde al relato, lo cual le suma en relación a su conexión con su público potencial.
Creo que mis lectores saben que soy fanático de los videojuegos de esta saga. Recuerdo claramente la emoción cuando jugué el primer "Resident Evil" de Capcom en la vieja y gloriosa Playstation 1 y desde ahí, sigo a la franquicia incondicionalmente. Bueno, creo que hasta hoy. Entiendo que es un universo fascinante por descubrir, pero esta "Retribution", parece pensada como un agrupamiento de personajes históricos de la saga, intentando un booteo distinto al final, que no vamos a anticipar (pero que saben, abre la puerta para una continuación)... Para quienes no conocen la temática sobre la que gira la franquicia, hay una gran corporación que experimenta con un Virus que muta seres (buscando armas biológicas) y en una de sus plantas se produce un accidente. Esto se libera, se expande, la gente se transforma en zombies, hay luchas, bueno... eso. Y aparece el personaje femenino de la saga fílmico, que es un híbrido entre lo humano y el virus. Logra una síntesis que la hace poderosa y estandarte de la lucha de los humanos. Es una líder nata. Todas las historias giran sobre ella (siempre hablamos de cine). (Introducción necesaria si no conocen de qué van estas entregas) Alice (Milla Jovovich) recuerdan ustedes que en el cierre de la anterior, la pasa mal cuando los hombres de Umbrella Corporation atacan el portaviones donde los humanos sobrevivientes estaban. La historia arranca con un breve resumen de lo ocurrido y ya al poco tiempo nos instala de nuevo con la protagonista, en un escenario distinto, pero parecido... Digo, parecido a los videojuegos (por esta cuestión de los niveles interconectados, los mapas, no?). Hay una especie de complejo en el cual la cosa se fue de control y ahi cae nuestra superheroína como prisionera, para intentar equilibrar la balanza y destruirlo. Este lugar, tiene "núcleos", interconectados que se asemejan a ciudades famosas con sus particularidades. Y está lleno de monstruos, mutantes, bichos gigantes, y lo que quieran imaginar. Ahora bien, Alice encontrará compañeros de ruta, que jugarán a favor y en contra y también verá algo de su pasado, en esta entrega. No se puede decir mucho más de "Resident Evil Retribution". Hay un excelente manejo visual por parte del esposo en la vida real de Jovovich (Paul W.S.Anderson), toneladas de secuencia de persecusión (las mejores, obviamente, al final), mucha personalidad y convicción por parte de Milla para sacar el film adelante (jamás duda, ni titubea y nos convence de cada línea, por básica que sea) y no mucho más. Los secundarios, están muy poco desarrollados (una pena) y funcionan más como referentes que como actores que sostienen la línea dramática de eventos. Me parece una de las más flojas de toda la franquicia, más allá de eso. Lo cual me preocupa, porque soy fan y espero seguir viendo más "Resident"....pero recuerdo que hace un tiempo ya se rumoreaba que había pocas ideas (guiones) que a los productores les convencían para motorizar este proyecto. A ver, sigue vivo, porque somos una legión que pagamos entrada para ver a nuestros personajes amados, esos que seguimos jugando ahora en la Play 3, X-Box o lo que sea... pero no se percibe que se encuentre como direccionar la historia hacia algo más interesante y atractivo que lo que ya conocemos. Veremos que nos depara la sexta parte...
La verdad, a los curas, en el mundo del cine, bien no les va. O son víctimas de ataques, o son perversos o mueren en circunstancias horrendas en muchos films. Hay pocos ejemplos en los cuales los cineastas abordan la complejidad de las relaciones que se dan dede lo filosófico y moral, en estos hombres (y mujeres) (ojo, los hay, no dije que no los hubiera). En la década del 80 pululaban ejemplos, hoy en día, no. De ahí que me adentré con curiosidad en "El cielo elegido". Para empezar, hay que decir que tiene un cast excelente, con Juan Minujín (director de "Vaquero", además de actor aquí) a la cabeza y Omar Nuñez y Osvaldo Bonet secundandolo, en gran forma. La historia nos trae a un joven sacerdote (Minujín) quien llega a un monasterio con la firme intención de dejar atrás un hecho que él considera particularmente luctoso. Dentro de esa pequeña comundad, conocerá a Orbe (Nuñez) y Cluadio (Bonet). Pero claro, hay demasiados secretos en el lugar, más de los que nuestro protagonista sospecha En la secuencia de apertura el cineasta plantea su línea de trabajo... Qué valor tiene el hombre de fe en los tiempos que corren? Esa pregunta atraviesa todo el relato y la verdad, contestar es una aventura compleja... El protagonista intenta intervenir en un motín (un lugar que todos recordamos) y detener el enfrentamiento feroz entre presos y guardicárceles, aunque esté más allá de sus posibilidades: algo se quiebra en él cuando la tragedia se precipita y necesita refugio, una nueva casa religiosa, un lugar donde se lo oriente, contenga y pueda fortalecer su fe. Claro, no termina en el adecuado pero... eventos movilizantes no le van a faltar! Desde ya claro, el conflicto carnal que parece repetirse en muchas oportunidades, más cuando hay un sacerdote apuesto... Alguna muerte, dinero, presencias engimáticas, de todo un poco, dentro del registro sórdido que Víctor González (el director) propone. Lo visual de "El cielo elegido", es sólido y convincente. Gran fotografía y ambientación, actuaciones a la altura y un guión que, seguramente, necesitaba más trabajo de depuración (su extensión es un paso en falso). El problema de la historia es que va abriendo muchas puntas, y en algún momento, tantos elementos no dichos en juego, terminan por confundir al espectador (y defraudarlo, con sus resoluciones, de alguna manera). Más allá de eso, lo sentí un trabajo cuidado (un poco denso), serio, pausado... Seguramente su impronta de thriller le permitirá acercar público a las salas. El valor de sus interpretaciones, lo amerita.
Es extraña "Buscando un amigo para el fin del mundo". Uno ya está acostumbrado al registro que Steve Carell le pone a sus trabajos, así que, en cierta manera, esperamos ese aire absurdo y pausado que preludia sus líneas ingeniosas en cualquier producto que lo tenga como protagonista... Aquí, y para sorpresa de muchos, veremos algo distinto en su composición, un sujeto con sus tics clásicos, pero con una interioridad que realmente, desborda. No es una película de las más accesibles de este gran comediante pero tiene ciertos valores que merecen ser analizados en detalle... Hay que reconocerle a Lorena Scarfia, la directora debutante (y ex guionista de "Nick & Norah...", recuerdan?) que intenta transitar un camino distinto. No plantea esta propuesta como una comedia romántica media, ni mucho menos. Elige un escenario apocalíptico y ubica sus piezas de manera que reflejen, que visiones atravesarían, a sus protagonistas a la hora de pensar que el mundo, ni más ni menos, se termina a corto plazo. A dónde irías? A quién querrías ver? Qué te gustaría hacer? Todos cuestionamientos naturales que al ser humano le surgen cuando aparece el mensaje de cuenta regresiva para la destrucción del mundo que conocemos. La historia nos presenta a Dodge (Carell), quien es un empleado de seguros, bastante gris, por lo que vemos. La televisión y la radio anuncian que los intentos por salvar a la humanidad de un impacto de asteroides, son nulos y sólo le quedan al planeta, 21 días hasta que llegue nuestro fin. Esto desata en la gente, distintos sentimientos y emociones, todas atendibles y bien planteadas por el guión: querer disfrutar la vida a pleno, hacer lo que nunca se hizo antes, ver a los seres queridos una vez más, etc... Nuestro protagonista masculino está solo, en el segundo cuadro de la peli, ya se fue su esposa. Esta sólo y no entiende bien que hacer. Mientras el mundo comienza a derrumbarse y la violencia y la desesperanza crecen, llega a su vida, Penny (Keira Knightley), una chica extraña, mucho más joven que Dodge (diez años por lo menos), quien viene de fracaso en fracaso a nivel amoroso y acaba de pelearse con su último novio, en un departamento contiguo al del vendedor de pólizas. Hay que decir que ella luce un poco retro, (demasiado para mi gusto), aunque el encanto de Knightley hace el resto: dota a su personaje de mucha vida interna, plena de emociones encontradas y aunque parece raro, ámbos se vinculan rápidamente, sin razón aparente. Ahi comienza una pseudo road movie por algunos lugares y pueblitos americanos, donde los dos buscarán, individualmente en principio (aunque funcionando como equipo), llegar a ver a distintas personas / familiares que fueron importantes en su vida. "Seeking for a friend..." es un comedia dramática con mucho romance, estructurada sobre la relación de dos opuestos que van construyendo un camino juntos, en un contexto realmente complicado. Scarfia deja crecer mucho individualmente a sus dos pilares y trata de rodearlos con secundarios nobles, de manera que se luzcan en cada escena. Hay muchos homenajes (la música, los vinilos, etc) y una idea que se percibe clara: se busca conmover al público, partiendo de la base de un hecho amenazante y mostrando cómo la gente común, percibe este tipo de impacto en sus vidas. Un poco larga, quizás lacrimógena innecesariamente en algún tramo y ciertamente sólida, "Buscando un amigo..." es una cinta chiquita, bien pensada y un interesante debut para Scarfia. Si, reconozco que nos hubiese gustado ver a un Carell más suelto y no tan contenido, buscando otra veta de expresión, pero, nos quedamos con las ganas... Aceptable propuesta a la que hay que reconocerle su valor aunque es importante no entrar a sala pensando en ver una comedia romántica tradicional...
La idea sobre la que gira esta opera prima de Enrique Liporace y Ezequiel C. Inzaghi es cuanto menos original. Entré a sala seducido por la idea que había leído en las gacetillas y la buena impresión que me dejó el trailer, debo reconocer. El abordaje de la problemática de la falta de inserción laboral, el oficio local de ser "colero" y el multiestelar elenco, alentaban a esperar lo mejor. En líneas generales, creo que "La cola", es un trabajo desparejo, posee algunos señalamientos interesantes, ciertas sólidas actuaciones aunque el guión no alcanza la profundidad deseada para darle vuelo a la cinta. Félix Cayetano (Awada) es un tipo que nació un 7 de agosto, fiel devoto de San Cayetano. Su actividad es trabajar por ocupar un lugar en filas. Eso. Nada menos. Nada más. La cuestión es que Félix cree que su actividad (y la de sus compañeros) necesita reconocimiento sindical, así que brega por armar un gremio de "coleros". A él se lo tiene bien conceptuado, así que está convencido de que puede llevar adelante el desafío. Además, tiene una hija (Lucrecia Otero) que supuestamente vive en Francia y a la que quiere visitar, haciendo maravillas con el poco dinero que gana... Que dicho sea de paso ni le alcanza para pagar el alquiler del lugar donde vive pero como seduce a la dueña del lugar (Ana María Picchio), logra ir zafando e ilusionandose con dicha imagen. Dónde anda Yanina (Otero) es una incógnita... o no. Por ahí está cerca, haciendo algo para trascender... Veremos entonces la lucha de Félix por sacar adelante su vida, mientras unos extraños sueños lo acosan, que mejor, no interpretar...o sí. Ustedes sabrán. Algo más, en la última parte aparece Antonio Gasalla haciendo de religioso, en un divertido papel que le pone color a un relato que ya a esa altura, necesita un fuerte golpe de timón para cerrar bien. Hay dosis generosas de humor grotesco, mucha crítica social y una metáfora que se ve clara, de esta Argentina que vivimos (y sufrimos) todos, hoy en día. Siento que la película parte de buenos supuestos pero su concreción no alcanza los niveles de la ideas que la sustentan. Las actuaciones son aceptables (aunque el registro de algunos personajes parece un poco estridente), aunque sí hay que destacar el enorme esfuerzo de Awada para sacar adelante su protagónico, por momentos cargándose la película al hombro, literalmente. El crédito está abierto, quizás en el próximo trabajo de esta dupla, podamos ver todo su potencial. Por lo pronto, "La cola" cumple en transitar un camino que nuestro cine conoce de sobra: el costumbrismo, en este caso teñido de denuncia y reflexión social, desde la visión de los excluídos para quienes las oportunidades, no suelen estar, precisamente, a la vuelta de la esquna.